Partida Rol por web

No pude contenerme más al sentir toda la descarga de su sexo golpeando mis entrañas. No fui capaz de ahogar el grito que como un ronroneo salió de mi gargante acompañado de la convulsión de mi cuerpo sobre el suyo. Me sentía la mujer más completa y feliz del mundo, me gustaba hacerlo feliz a él también. Mantuve la posición mientras mi respiración volvía a la normalidad y mientras nuestros sexos terminaban de encontrarse y de bañarse de sus néctares.

Respiré profundo, me moví suavemente sobre él. Ya bastante había movido mis caderas sobre las suyas apurando lo que había terminado con las humedades de nuestros sexos y los gritos y gemidos de cada uno. Le sonreí luego de que me besara, nuestros cuerpos transpirados permanecían muy juntos. Lo abracé con fuerza, me gustaba sentirlo muy junto a mí pero en verdad ahora moría de hambre tanto como él.

-Será tu turno, lo que yo hice lo comió Laika...-le guiñé un ojo y volví a besarla apasionadamente.-Además, estoy demasiado cansada para moverme de aquí.

Mi tono era malicioso pero mi hombre era fuerte y sabría bien cómo conducirme hasta el baño sin que tuviera que despegarme de él. Me acerqué a su oído y con voz susurrante le dije que lo amaba, sí, aquello a su lado era el cielo.

Estábamos cachondísimos. Llegamos al orgasmo, fue brutal chillando los dos, sudando, cogiéndonos, agarrándonos mientras gemíamos de placer. Note con mi sexo como estaba el suyo de empapado. Nos besamos lo dos riéndonos tras terminar y en neustros ojos se podía leer lo bien que lo habíamos pasado.

-¿Mi turno? Mmm, en la ducha quizá pruebe un poco de Michelle. Tengo mas hambre.. le susurro esto último cerca de sus labios.. espero que no estés tan cansada-

Le pase las manos por su espalda, acariciándola y fui bajando las manos lentamente hasta llegar a tocar su trasero. Pase las manos por debajo de las nalgas para cogerla bien fuerte y levantarla.
Mi mujer cierra sus piernas en torno a mi cintura y cuando esto ocurre le estampo un beso en sus labios. Me ví obligado a rodear la cintura de Michelle con mis brazos para servirle de apoyo. La voy guiando por los pasillos sin separar mis labios de los suyos, tan solo para mirarla a los ojos y decirla lo mucho que la quiero.

De camino hacia el baño tropezamos con algunos cuadros de las paredes, contra la misma pared y eso hace que entre beso y beso se me escape una sonrisa. Entro de espaldas al baño, dándole al interruptor de la luz como puedo con una de mis manos -Tengo que ir a por unas toallas.. le digo al saber que no tengo toallas en el baño y que están todas abajo, aunque no se si me dejará que me vaya, la última vez que me escapé ya sabe lo que pasó..

No le dejé salir del baño así nomás, lo sujeté de una mano antes que pudiera salir, sonriendo, radiante, con las mejillas encendidas. Lo besé con pasión y lascivamente.

-Si demoras mucho, me daré esa ducha sola y no creo que te la quieras perder...

Le guiñé un ojo y lo solté, él sabía si volvía pronto o se hacía esperar.

-Después probarás lo que quieras, eso sí, que me muero de hambre, ¿eh?

Me paré frente al espejo y me gustaba lo que veía mientras eseperaba a Clive. No me sentía extenueda, por el contrario, era como si aquel sexo increíble me hubiera llenado de una fuerza imposible de detener.

Noto su suave tirón con la mano y me giro encontrándome de nuevo con sus labios. -Tranquila, esta vez no me esconderé.. sonrío y me alejo por los pasillos completamente desnudo hasta acercarme a una pequeña galería que está al lado de la cocina donde tengo todas las toallas limpias. Las cogo todas para llevarlas al baño donde me espera Michelle, es algo que debería de haber echo esta mañana, pero es increíble como me ha cambiado la vida de un día para otro..

Silbando por el pasillo y con las toallas en la mano me acerco de nuevo al baño, tan solo la he hecho esperar unos minutos a mi chica. Entro en el baño, cierro la puerta y la veo mirándose en el espejo. -¿Ni siquiera has abierto el grifo del agua..? Si que estás cansada ¿no?.. digo en un tono divertido dejando las toallas en un estante de mimbre mientras ella sigue mirando.

-Oye... ¿te apetece baño o ducha? digo buscando por un pequeño armarito hasta que encuentro lo que quiero; Unas sales perfumadas diseñadas para el baño y que están sin utilizar..

No respondo pero mi respuesta se hace evidente cuando me siento sobre la orilla de la bañadera, pongo el tapón y abro ambas llaves hasta notar que empieza a salir el agua tibia, luego miro a Clive y le sonrío extendiéndole una mano para que venga conmigo. El agua empieza a llenar la bañadera, cuido que no repase cierta altura pues al estar los dos dentro de ella, necesitaremos menos agua. Me pongo en pie.

-Creo que esto responde a tu pregunta...

Le doy un beso suave en los labios mientras paso mis manos por su espalda suavemente hasta sus caderas, lo aprieto contra mí.

-El baño está listo.

Le hago entrar con el agua por debajo de mis rodillas y espero a que se siente para luego hacerlo yo, claro, una vez que ha puesto las sales tal y como debe ser.

Mientras realicé mi pregunta ella se sento en el borde de la bañera para abrir los respectivos grifos de agua fría y caliente y dejar que caiga un chorro de agua tibia como una cascada rompiendo contra las rocas.
Con las sales en la mano ella se gira hacia mí, me sonríe y me extiende una mano para que me acerque. Ese gesto y el hecho de que quiero estar con ella ya hace que me acerque y pase mis manos por su cintura para apretarla a mi y comerme ese beso que ella me da con cariño.

-Perfecto. Mira.. ¿te gusta el olor? le pongo la punta de la bolsita en la nariz para que le llegue el aroma de las refrescantes sales. Me imagino que le gustara, es un olor dulce a vainilla. Con las sales en las manos las voy arrojando al agua dejando que se fundan con ellas y que poco a poco se vaya embriagando todo el olor por el cuarto de baño.
Vuelvo para darle otro beso cariñoso mientras las sales van flotando a sus anchas y bajo de una de mis manos para buscar la suya y acompañarla con el movimiento hacia la bañera mientras yo ya estoy sentándome y haciendo un hueco para que se siente apoyada en mi torso con su espalda..

El olor de las sales es perfecto e inunda todo el baño de manera rápida, me relaja y me gusta. Sonrío, él sabe que me gusta con sólo hacerlo y luego que él se ha sentado, me siento yo con mi espalga pegada a su pecho, echo la cabeza para atrás y cierro los ojos, estoy cansada pero feliz. Mis manos reposan en sus muslos y se mueven suavemente.

-Esto es perfecto, Clive...

Mis ojos continúan cerrados y aún así busco su boca y lo beso apasionadamente, sintiendo sus manos que se abrazan a mi cintura resbaladiza y desnuda. Estar así con él es como estar en el mismo paraíso y no quisiera irme nunca de su lado, mi cabeza se recarga de nuevo en su hombro para dejarlo hablar si es que tiene algo que decir. Voy recorriendo sus muslos con mis uñas de arriba a abajo, jugando, acariciando, volviendo a conocer lo mío. Abro los ojos, giro un poco el cuello para mirarlo y le sonrío, él es perfecto.

Al acercarse abro las piernas como por inercia cada vez más para dejarla que se acomode en mi pecho. Alzo mi mano, acaricio su pelo, sus mejillas, su barbilla, su cuello. Ambos cerramos los ojos, respiro profundamente y me pierdo en sus caricias, ya no pienso en nada, solo escucho su respiración, siento sus manos, siento su calor.
Abro los ojos y la miro, mi boca entreabierta demuestra el deseo por sentir su lengua y sin mediar una palabra ambos nos lanzamos en un suave pero cálido beso. Sus besos y su lengua inundan mi boca haciéndome perder el control sobre mi mente pero mis manos, actúan de forma autónoma, acarician su nuca, sus hombros...

-¿En qué pensabas?-

Pregunto arrastrando agua caliente con una de mis manos y después se la voy arrojando sobre los hombros de Michelle. La vi algo pensativa pero a la vez muy agusto con lo que veía, sentía y quería oírla decir que le estaba pasando por la cabeza en ese momento..

Sin abrir los ojos, sintiendo su pecho subir y bajar, sonreí; él empezaba a conocerme más de lo que nadie me hubiera conocido jamás y aunque estaba plena, aún había un par de cosas que yo tenía que hacer y ello tenía que ver con mis padres.

-En nosotros...

Se me hace un nudo en la garganta, porque han pasado demasiadas cosas en tan poco tiempo y porque parecemos dos adolescentes jugando a ser adultos y por suerte no somos ninguna de las dos cosas propiamente, río sólo de pensarlo.

-Hemos pasado muchas cosas en apenas un par de días y sin embargo, mirarme en tus ojos es sentirme viva.

No vuelvo el rostro, sé que él me escucha bien.

-Me siento completa junto a ti, siempre te busqué y al fin di contigo. No cambiaría un abrazo tuyo por nada y no cambiaría la sensación de tu tibieza sobre mi cuerpo.

Echo mi espalda hacia un costado y un lado, de modo que quedo de medio lado, con mi dorso en el pecho de Clive y mirándolo a los ojos.

-No concibo mi vida sin ti...

Una lágrima rueda por mi mejilla.

En verdad es demasiado importante decir te quiero o te amo. Y yo a ella la quería como algo que siempre será especial para mí y mas allá de esos lugares la amaba pero no quería precipitarme por si todo esto no era mas que cuando estás con tu primera novia y piensas que va a ser tu chica para toda la vida. Todo eso pasó por mi mente mientras ella sacaba sus palabras de dentro, palabras que estaban guardadas en el corazón y que pululaban por salir.

Sus palabras, cada una de sus palabras se me clavavan como un puñal en la espalda al saber que todo lo que me estaba diciendo era totalmente cierto, lo extraño es que yo sentía lo mismo por ella. Sólo nos conocemos dos días, sin embargo el tiempo buscando a esa mujer, a esa dueña que me tenga, la vi y la encontré en aquel casting y ahora mismo la tengo entre mis brazos, ambos hundidos sobre la cálida agua de la bañera.

-Hey.. paso uno de mis dedos suavemente para quitarle esa lágrima que pugna por llegar hasta sus labios para mi eres la estrella que siempre quise encontrar. Eres todo lo que siempre e buscado y lo que nunca antes había encontrado. Te quiero mucho Michelle y me gustaría que te casases conmigo...

Jamás pensé que esto podría llegar y si llegaba siempre lo imaginé en un lugar bonito, como una isla desierta de agua cristalina y transparente, algo que nunca se le olvidaría a ella o a mí. Y a mi sin duda este momento nunca se me olvidará.
Me quedé probablemente con una cara de idiota mientras ella tenía los ojos brillantes y solo quería ver su rostro para conocer lo que tuviera que decir antes de que naciera de sus labios..

De pronto cualquier miedo, cualquier dolor o posibilidad de que el destino nos separara, se disipó y no porque no pudiera suceder, sino porque sus palabras se metían en mi corazón. En ese momento yo era su princesa, su mujer, su amiga, su amante, sonreí nerviosamente; jamás me habían dicho nada igual y no sabía si era una proposición seria o una de esas cosas que se dicen en un momento de pasión pero lo cierto es que había logrado hacerme estremecer de pies a cabeza.

Mi corazón comenzó a retumbar en mi pecho de tal manera que pensé que se saldría de él, mis mejillas se volvieron a encender, simplemente no lo podía creer. No se trataba sólo de los cuerpos, del sexo que era genial entre los dos, no, aquello iba más a allá de la vida, los corazones y los sueños. Bajé la mirada unos instantes, escapándome de sus ojos, sí él sabía perfectamente la respuesta, me volví del todo lentamente y lo abracé pasando mis piernas por encima de las suyas en la bañadera, haciendo que el agua cayer al piso. Acerqué mis labios a los suyos.

Me miré en sus ojos detenidamente, mi mirada brillaba. Clive me había cambiado la vida, su amor me volvía otra persona, me hacía bien, me hacía feliz. Acaricié su mejilla y lo besé dulcemente, con un nudo en la garganta apenas podía contestar pero sí, yo lo quería a él cerca de mí para siempre. La respuesta era sí pero no pude evitar aquella pregunta.

-¿Estás hablando en serio?...

Claro que era verdad aquello, me había salido de dentro y creo que todo hombre espera ese momento para decírle sinceramente lo mucho que le quiere a una mujer. En ese momento sientes como un hormigueo en tus entrañas, algo parecido a lo del primer beso. La amo mucho y siempre la apoyaré en todo.

Aquel brillo de sus ojos azulados me trasmitía algo mas que amor, me trasmitia futuro, un futuro no muy lejano. El tiempo se paró de repente cuando ella, con esos ojos preciosos y abrillantados, de pronto levantó la cabeza mientras se acurrucaba entre mis piernas y se me quedó mirando fijamente a los ojos. Se me acercó lentamente y me besó. Fue un momento mágico, ambos nos encontrabamos como flotando. Deseaba estar eternamente así, fundidos en aquel dulce beso.
El beso terminó, y me abracé a ella como si me quedara mirando el cielo nublado en silencio.

-Sí.. me salío al tiempo que una lágrima brillaba en mi párpado hasta formarse y resbalarse por el rostro hasta llegar a mis labios. A pesar de que la situación no lo requería, empezé a sonreír entre un pequeño sollozo -Soy capaz hasta de morirme también de vergüenza, sólo por estar contigo... poco me faltaba para levantarme y ponerme a dar botes por toda la casa. Sin embargo, no lo hice. Solo trataba de arrancarle una pequeña sonrisa a Michelle, y por supuesto estaba hablando en serio..

Sonreì feliz, aquello no era un sueño, no, era el deseo de ambos. Unir nuestras vidas, còmo si eso fuera fàcil me daba mucha felicidad y aunque sabìa que no serìa asì, pues toda historia tenìa sus altas y bajas, sabìa que tenìa ganas de intentarlo. El abrazo de mi chico me trajo de nuevo a la realidad, a esa realidad tibia y humeda en la que estàbamos sumergidos, de la que èramos parte.

-Te amo, te amo... ¡Te amo!

Dije sonriendo, sintièndome la mujer màs feliz del mnundo, sabiendo que nada ni nadie nos separarìa. Apretè mis piernas alrededor de su cintura, habìamos pasado de un momento sexy a uno completamente tierno. Estaba segura de que lo amarìa por el resto de mi vida, hasta que fuèramos el espejo en el cual mirar las arrugas del otro, sin duda ahora se hacìa màs necesario hablar con mis padres pero yo tenìa todo el tiempo del mundo. Comencè a besarlo apasionadamente, no es que pasara por alto su làgrima pero esas cuestiones en los hombres, es mejor dejarlas pasar para no herir su hombrìa. Enredè mis manos en su espalda y mi lengua buscò la suya con desesperaciòn, querìa que sintiera cuànto lo amaba.

-¡Estoy feliz!-le dije sonriendo.-Tenemos cosas que hacer, querido mìo... Ponernos de acuerdo, comprar un bonito vestido, elegir un lugar... ¿Què tal la playa? Mejor no, puede estropearse todo si llueve y...

Volvì a sonreir, nunca habìa querido una boda; como a otras chicas, esa no era mi meta pero con èl todo era diferente.

Era como un sueño, era como una amiga para mí, podríamos hacer cualquier cosa juntos que ninguna de ellas nos iba aburrir, eramos como una rama para el pájaro o como una pieza para el puzzle, por eso la amaba tanto, porque sabría que iba a estar con ella para el resto de mi vida pasase lo que pasase.

Ella se remueve feliz entre el agua para ceñirse mas a mí con la ayuda de sus piernas, notando aún mas su tibieza bajo del agua y trasmitiendo su alegría con un profundo beso donde las lenguas se juntaban con desesperación y suavidad. Se separa para decirme lo feliz que está y empieza a imginarse un futuro no muy lejano..

....espera la corto con posando el dedo índice contra sus labios mientras sonrío ¿tenemos que hacer todo eso? Yo solo quiero casarme contigo, casi mejor que nos quedamos como estamos ¿no? Bromeé mirando su reacción para después reirme y sacar un poco la lengua para deducir que es broma. Siempre me he imaginado que mi boda sería en un lugar abierto. Algún lugar libre donde todo esté rodeado de preciosa vegetación, un lugar donde mires y todo sea verde, eso me encantaría ¿a ti no?..
Entre mis brazos acerco mis labios hacia su cabello mojado dejando que se imagine ese lugar aunque a mi sabes que eso es lo de menos, con solo estar contigo y para siempre para mi lo demás no existe..

Las cosas habían sucedido muy de prisa pero la verdad es que todo en nosotros había sido así, cuando les confié a mis padres que de verdad era en serio lo de Clive, en principio Sean se rió y dijo que no lo creía pero al paso de los días, se dio cuenta que era muy en serio. Sobre todo cuando le dije que iba a casarme con él, sus ojos se llenaron de lágrimas y me abrazó; me abrazó como cuando era una niña y así me sentí entre sus brazos mientras mi madre se nos unía en un tierno abrazo familiar. Desde entonces volví a casa, porque era lo mejor, serían sólo dos semanas separados y además, de ese modo mi madre podría ayudarme con los preparativos. Cada noche Clive venía a casa y cuando podíamos nos escapabámos a la suya. Todo estaba preparado, la fiesta sería en el gran jardín de la casa familiar, que para eso tenía mucho verde como Clive quería y parecía que haría buen tiempo. Como era de esperarse, la única hija de Sade se casaba, así que no escatimó en gastos y todo estaba perfecto. Invitados, banquete, un cuarteto de cuerdas y todas las demás cosas de las que yo no estaba al tanto. Un hermoso vestido, regalo de mi madre fue traído especialmente para mí desde Europa, por supuesto ni siquiera quise preguntar por el costo de semejante vestido.

La noche anterior a la boda, Clive y yo fuimos invitados a cenar por mis padres, salí corriendo a recibirlo a la puerta, radiante, pronto sería su esposa y nada nos separaría aunque tal como estaban las cosas, lo cierto era que nadie habría podido ni aunque lo intentará. Besé los labios de Clive apenas entrar y luego de cenar algo exquisito, mi padre nos miró con aire grave, dijo que tenía algo serio que decirnos, se puso en pie y puso una mano sobre el hombro de Clive y luego de decirle que si no me cuidaba bien lo iba a matar como a un perro, le entregó unas llaves; yo lo miré con aire confundido y louego se echó a reír.

-No me mires así, esas son las llaves de su nueva casa... En un barrio casi tan espectacular como este-dijo sin dejar de sonreír.

Me levanté como movida por un resorte y me avalancé sobre mi padre, besándolo, abrazándolo, me cargó como a un niña y cuando me soltó, me senté en las piernas de Clive y lo besé, estaba feliz. La noche terminó así, entre sonrisas y felicidad y aunque despedirnos fue bastante difícil, sabíamos que al otro día estaríamos casados y las cosas serían muy distintas. La noche se me hizo eterna, dormí por horas pues me despertaba cada tanto, era la ansiedad, toda la mañana la pasé corriendo de un lado al otro, comiendo poco y nada, preparándome, haciéndome las uñas, el maquillaje, el peinado pero por suerte para cuando me di cuenta, mi padre esperaba abajo en las escaleras para llevarme a la iglesia y entregarme a Clive. Bajé ya completamente lista, con el velo cubriendo mi rostro, el vestido perfecto y mi padre no pudo evitar soltar unas lágrimas, me deseó toda la felicidad del mundo y salimos rumbo a la iglesia diez minutos antes de la hora. Para cuando llegamos al recinto, ya Clive estaba allí así que al ver el auto de la novia, entró en la iglesia para esperar por mí.

Estaba toda llena de flores blancas y había mucha gente, más que nada conocidos de mis padres pero a mí me daba igual. Por supuesto estaba también la prensa, no es que se iban a perder ese evento en la isla. La misa fue muy emotiva, mi madre no paró de llorar y cuando al fin dimos el sí, el padre dijo que el novio podía besar a la novia y así lo hicimos sellando algo que jamás soñamos en aquel momento mientras los dos hacíamos un casting para una película... Bueno, eso.

El matrimonio con amor y sexo es maravilloso, por supuesto. Ahí, el sexo implica la intimidad máxima, un enorme bienestar físico y psíquico, plenitud. Pero existe el matrimonio con sexo, el matrimonio sin sexo y el sexo sin matrimonio. Lo que no existe nunca es el matrimonio sin amor. Por eso, todo lo que va contra el amor, va contra el matrimonio: el odio, los celos, la agresividad, la falta de respeto, la violencia, la intolerancia, la frialdad, la falta de solidaridad, la desconfianza. Todo eso hacía que lo olvidase junto a mi amor.

Decidí bajar al pueblo para ver qué podía encontrar allí mientras ella se tomó dos semanas para estar con sus padres y sobre todo escuchando a su madre. Empecé a caminar por las calles. Sin embargo, por mucho que caminara no encontraba nada que fuera tan importante y que pudiera comprarle. Al pasar por una joyeria ví un anillo perfecto o al menos fue una de esas corazonadas que te dan en el momento.
Llamé a mis padres para contárselo todo, no se lo creían, al fin el pequeño Clive rebelde, y que no quería estar con sus padres se iba a casar y se iba a casar por amor. Mi madre lloró como una niña la otro lado del teléfono y cuando se puso mi padre toda la seguridad que me transmitió nunca la podré olvidar.

Al fin llegó aquel día después de visitar la noche anterior a sus padres. Cuando la vi cruzar la pasarela con aquel vestido y aquella sonrisa tan preciosa me sentía como el hombre mas feliz del mundo en ese momento y ahí es solo cuando te das cuenta de verdad lo que quieras a una mujer, no me interesaba los sermones del Cura, quería que llegara el momento del beso, ese beso que se convierte en todo lo que has estado esperando y buscando en esta vida.

Y vivimos allí durante todos los días de un invierno, un verano, una primavera y un otoño, disfrutando mucho de estar juntos. Cuando el día del primer aniversario se acercaba, sentí que debía hacer algo para demostrarle mi profundo cariño. Pensé hacerle un regalo que significara esto; Un profundo y cariñoso beso.
Te quiero y siempre te querré Michelle......