Partida Rol por web

Por fin ha terminado, siento el pecho amarrado y las bromas de Clive son como un recordatorio de todo lo que acabo de ver, seguramente ni podré dormir pero no digo nada, mis manos están heladas y no puedo evitar sentir consternación, a pesar de que me repito mentalmente que es sólo una peli que nada de eso va a pasar en la vida real, trato de convencerme de ello.

Ni siquiera me atrevo a moverme un poco para separarme de él, puede ser que esté exagerando pero creo que hace como diez años que no veía una peli de terror. Hago un esfuerzo por moverme un poco, debo haberlo cansado ya de tener mi cuerpo contra el suyo.

-Voy a ir a la cocina, Clive pero no me asustes porque te juro que te mato...

Pero no me levanto, vamos, que la intención la he tenido pero no lo hago. Sujeto su mano con fuerza y espero a coger valor.

Doy cuenta de mi cerveza demasiado pronto me parece mi. Así que para poder comer mas palomitas le hago un pequeño gesto a Michelle para que aparte un momento su cabeza de mi pecho y levantarme rápidamente hacia la cocina para pescar otra cerveza, y se ella quiere otra, pues pesco un par de ellas.

-Vengo enseguida..

En menos de dos minutos vuelvo a meterme en la manta, en la misma postura de antes, dejando que apoye su cabeza de nuevo en mi dorso y volviendo a meterme rápidamente en la peli, hacía mucho tiempo que no la veía y no me acordaba de la mayoría de cosas, solo de los puntos mas destacados.
La peli llega a su fin tras haberle hecho varias bromas de mal gusto, pero es para jugar con ella.

-Jajaja.. río de buena gana al verla tan asustada esperando que no me de un tortazo o algo por el estilo. Beso su mano y le digo que vaya a la cocina. Ves tonta. No voy a asustarte.. trato de esforzarme para que no se note la sonrisa que intento esconder. Puedes llevarte a Laika si tienes miedo..

-Venga, Laika...-sonrío depositando un beso en la frente de Clive y saliendo de su abrazo.

Voy hasta la cocina con Laika siguiéndome aunque algo perezosa, busco más palomitas y las pongo en el microondas, mientras espero a que salgan, tarareo una canción para no pensar en la peli. Acaricio la cabecilla de la perra con cariño, ella me agrada. Cuando el microondas suena avisando que las palomitas están listas, las saco, las vacío en el cazo y me dispongo a volver a la sala. Abro la heladera buscando otra cerveza pero pronto recuerdo que ya Clive me llevó algunas. Lo que sí, es que no me resisto a un emparedado, las emociones me dan hambre.

Saco el pan de la gaveta de arriba, la mayonesa, queso, jamón y lechuga de la heladera y un poco de tomate, busco un cuchillo y corto lo necesario, luego lo dejo en el fregadero y preparo dos emparedados, uno para él y uno para mí. Bueno, al menos comeremos algo pero sigo tarareando aquella tonta canción. Miro unos instantes por una ventana, no puedo ser tan tonta y tener miedo de algo que no existe; busco un par de platos en la alacena y dos servilletas, es hora de volver a la sala junto a Clive.

Clive se levanta primero, se levanta para ir hacia el dvd y sacar la peli de dentro para meterla a la caratula. Michelle se lleva a Laika pero antes de irse con ella mira a Clive, este le sonríe y le guiña el ojo al animal como si se entienderan por señales.

Michelle no sabe lo que pasa abajo mientras se divierte haciendo palomitas y tarareando esa canción entre dientes. Laika de vez en cuando le saca la lengua para que le lance algo de picar, a esta le entra una idea y prepara un par de ricos sandwiches.

Cuando lo tiene todo listo, Michelle baja al salón pero Clive no está en el sofá, quizá haya ido al baño..

Regreso a la sala con el montón de cosas para comer, eso sí, haciendo malabares para conseguir no caer. Laika viene tras de mí con parsimonia, la siento muy cerca de mí pero cuando entro en la sala, me doy cuenta que Clive no está allí. Dejo las cosas sobre la mesa ratona y me asomo por la puerta de la sala buscándolo.

-Laika, ve a buscar a Clive...

Digo intentando no ponerme nerviosa para luego llamarlo a él directamente.

-No es gracioso, ¿dónde estás, Clive?-pregunto con una sonrisilla nerviosa.

Sé que no debe estar lejos pero no me aventuro a moverme por la casa, si piensa que es gracioso, está muy equivocado. Me siento en el brazo del mueble a esperar pero no sin antes lanzarle una sentencia.

-¡Más vale que aparezcas, Clive, porque no me pienso mover de aquí!

Intento sonar segura pero eso es cosa bastante difícil.

Mientras ella se fué hacia la cocina, rápidamente me fuí a la habitación contigua. Allí abrí un armario y de la parte mas altra extraje un par de sábanas viejas y blancas. Mientras yo preparaba el improvisado disfraz escuchaba como Michelle no estaba para bromas e incluso como dicta una setencia de que va quedarse ahí todo el rato. Eso le quita gracia al asunto y no sale como lo tenía planeado..
Río picaronamente por dentro.

Con la sábana escondiendo todo mi cuerpo como si fuera un fantasma salgo al exterior mirando como ella me está esperando de brazos cruzados. Intento pasar desapercibido pero nada más piso el salón empiezo a andar muy torpe y lentamente hacia ella.

-Buuuuu... buuuuuu...nadie puede salvarte. Vas a ser mía y te comeréeeeeeeee.... la voz trato de hacerla distorsinada como si imitara a uno de esos demonios de las películas.
Laika parece no reconocerne y se lanza a po mí como si fuera un caco.

No me lo espero y la fuerza del animal me arroja a tierra entre carcajadas. -Jajaja. Soy yo Laika.... no me muerdas. Ahhhh.. ayúdame Michelle.. grito entre carcajadas reclamando ayuda a Michelle..

Cuando veo aparecer a ese ser enorme bajo una sábana blanca, mi primera reacción es de no entender nada y confieso que hasta un poco de miedo quizás pero luego al ver la reacción de Laika, me parto de risa y me acerco a ambos. Me tiro en el piso junto a Laika y Clive y quito la sábana de la cara de él para que la perra lo pueda reconocer, entre risas y jugueteos con la perra. Lo miro a los ojos, es un niño grande y eso me encanta en él, lo adoro aunque casi me mata del susto. Así que como no puedo olvidar eso, me subo en él a horcajadas y le sentencio:

-Me parece que el indefenso aquí eres tú, amoroso fantasma. Vamos a ver quién se come a quién.

Sonrío maliciosa y mientras alzo sus manos sobre su cabeza, me agacho para comerme su boca a besos, Laika poco a poco pierde interes en nosotros y se aparta para echarse justo al lado y recargada de una de mis piernas. Mis labios continuan pegados a los de Clive, mi lengua se pierde en su boca como una serpiente tibia y humeda que busca refugio en él. Sujeto sus dos manos sobre su cabeza y empiezo a pasar mis besos por su cuello, sólo deteniéndome para decir una que otra cosa.

-No te tengo miedo...-musito.-Vas a tener que demostrar de qué estás hecho.

Le guiño un ojo y me levanto pero sin soltar sus manos, me pregunto si él logra leer en mis ojos lo mucho que lo amo, lo que ha cambiado mi vida al hacerme suya y lo mucho que me gusta sentirme suya propiamente dicho porque lo soy. Vuelvo a bajar y muerdo su labio inferior suavemente, sin hacerle daño. Luego suelto sus manos y las pongo sobre su pecho, es el fantasma más sexy que haya visto nunca.

-La próxima vez yo eligiré la película... Aunque, si me va a asustar un fantasma tan... Taaan guapo, quizás deje que la elijas tú.

Entre risas y carcajadas trato de deshacerme de Laika mientras reclamo ayuda a Michelle, por si fuera poco parece que las dos mujeres se han aliado contra mí inmovilizándome por completo. Ella toma asiento en mi cuerpo y parece que quiere tomarse su revancha. Ojalá fueran así todas las revanchas.

Me quedo contemplando sus ojos unos isntantes mientras las carcajadas se van esfumando por otra sensación mas morbosa y más morbosa.

-A ¿sí? No podrás conmigo. No te dejaré..

Cada uno de sus besos me saben a miel, dulces y sabrosos todos ellos. Dejo que ella tome la iniciativa en este momento, dejando que me deje indefenso con las manos en la cabeza. Eso hace que la sensación vaya encontrando otra mas calenturienta.
Al menos la sensación de no poder hacer nada me pone cada vez mas excitante. Nuestros rostros se juntan cada vez mas fuerte dejando que las lenguas tibias se toquen, se soben y se saboreen.

Sus labios se deslizan por mi cuello mientras aún me mantiene aprisionado, embrigándome aún mas en esa calida sensación. Deja de hacerlo, para mirarme, y yo a ella. Sus ojos me trasmiten lo que yo también siento y cada vez estoy mas seguro de que es la mujer de mis sueños, y espero que no haya nada en este mundo que me pueda separar de ella.
En ese tiempo ella me deja libre y mordisqueo su labio superior cuando ella hace lo propio con el inferior.

-Jajaja. ¿Cómo qué quizás? Muy rápido quieres deshacerte tú de mí me parece a mí. Me inclino hacia arriba despegando la espalda del suelo y metiendo mis manos por debajo de la camisa, tan solo para abarcar su cintura. La próxima te toca a tí, te lo prometo..- Le doy un beso, sonrío y se me desvía la mirada hacia la mesa donde Laika parece que se están dando un buen festín con la comida que ha preparado Michelle.

-Me parece que alguien tenía hambre.. señalo con la mirada hacia la mesa donde el animal se está cepillando los sandwiches. No le doy importancia y con mis brazos atraigo de nuevo a Michelle hacia mi para comerme su boca suavemente..

tenemos que ir a casa de tus padres- le recuerdo entre beso y beso, pero primero aún tenemos que darnos una buena ducha juntos.

Veo a Laika de reojo, da lo mismo lo que haga con los sandwichitos, para cuando termine con su amo, lo más probable es que tengamos que comprar cantidades industriales de pizza. Me siento atraída de nuevo hacia él pero no sólo eso siento mientras mi cuerpo se pega más al suyo y empieza a sentir su calor. Me dedico a sus besos y sonrío cuando hace mención de ir a casa de mis padres, bajo una mano por entre nosotros dos y comienzo a acariciar su sexo por encima de la tela del pantalón y con una sonrisa casi infantil le digo:

-Pero antes de esa ducha, deberíamos sudar, ¿no crees?

Comencé a acariciar su sexo sin ningún miramiento, provocándole con mi lengua en su oído, en el lóbulo de su oreja, respirándole muy muy cerca. Luego quito mi mano lentamente y me recargo sobre su pecho mientras mis caderas se acercan y se alejan de las suyas. Vuelvo a sentarme por completo sobre él, moviendo suavemente mis caderas sobre su sexo al que espero despertar del todo mientras le sonrío maliciosamente.

-No puedo creer que estés pensando en ir a ver a mis padres-bromeo con voz susurrante.

Comencé a pasar mis manos por sus costados, acariciando suavemente mientras mis caderas no dejaban de moverse, buscándolo, provocándolo. Posé ambas manos en su pecho, masajeando suavemente, luego en su cuello para terminar buscando nuevamente su boca, saborear sus labios, su tibieza, su humedad. Lamí, chupé, degusté aquellos labios sabor a sal y cerveza, inconfundible, me parecía demasiado sexy. Puse mi frente sobre la suya.

-¿Quieres que paremos aquí y vayamos a darnos esa ducha para ir a hablar con el viejo Sade?

Era una horrible broma pero no sonreí.

En cierto modo me caía bien su padre. Era un tipo de hombre que me ponía a prueba en cada momento y eso me gustaba. En ningún momento deseo ir a ver a sus padres, solo si ella quiere ir, iré, aunque en un principio trataría de resistirme para quedarme en casa. Quizá le diga si le apetece hacer un cambio de planes, claro que eso será después porque ahora mismo solo tengo pensamientos para comerme a mi chica.

Sin darme cuenta su mano resposa en mi sexo, acariciándolo, mimándolo.. solo con mi mirada no hacía falta contestarla a la petición de sudar antes de darnos un baño. Dejo que me provoque y que me excite con el recorrido de su lengua sobre mi oreja. Con eso y con la ayuda del roce de caderas mi miembro llega a su total resplendor y la cabeza de mi sexo choca contra el sexo de Michelle pugnando por romper la prisión de telas que hay entre ambos.

Mis manos loca y suavemente examinan toda su espalda para hacer idas y venidas de sus pechos a la espalda y de la espalda a sus nalgas. Mi piel se estremece y me ha puesto tan bravío que la quiero tomar con locura ahora mismo..

-Quiero hacértelo aquí y ahora... me muerdo los labios mirándola a los ojos al no estar besándola ahora mismo. El placer me va llegando como un estallido de adrenalina..

-¿Aquí y ahora?-pregunté pretendiendo inocencia pero lo cierto es que estaba demasiado ansiosa de él.

Volví a besarlo y esta vez mi cuerpo se pegó más a él, sintiendo la dureza de su sexo resbalar por la tela de mi tanga de manera tal que sólo me hizo desearlo más pero yo quería volverlo, hacerlo sentir en el cielo. Me sujeté de su cuello enlazando mis manos bajo su nuca y la danza de mis caderas se volvió de vaivén como si nuestros sexos se hubieran encontrado ya sin toda esa ropa.

Bajé mis manos para empezar a bajar su pantalón, separan mis caderas lo justo para retirarlo y luego volviéndome a sentar sobre su sexo, esta vez ya desnudo. Luego yo me quité la blusa por encima, dejándole ver mis pechos y los acaricié sutilmente sabiendo que aquello le pondría aún más pero no retiré mi tanga, quería que lo hiciera él o no. Me recosté sobre él, poniendo mis pechos sobre el suyo desnudo, moviéndome como una gatita, besando su mentón, mordiendo suavmente la piel de su cuello y volví a bajar mi mano para detener el vaivén de su sexo erecto y acariciarlo suavemente con la yema de mis dedos.

-¿Qué decías de aquí y ahora...?-le pregunté al oído sin dejar de acariciarlo.

No existe momento mas sublime mas hermoso y mas ameno que cuando, ella y yo, estamos juntos. Su pasión y la mía se funden y en ese momento somos lava ardiente
que nos quema las entrañas. Nos acariciamos con los ojos con el tacto y con la boca y en un instante fugaz sus manos desnudan mi piel. Lentamente me acaricia
cada parte sensual de mi cuerpo y yo respondo a su contacto con un apasionado beso.
Su boca busca mi cuello y comienza a lamerlo mientras que sus osadas manos se detienen en mi sexo desnudo y lo acarica con sus yemas. Miro sus ojos de lince
y en ellos refleja pasión. Y su jadeante gemido en mi oído enloquece mis sentidos..

-No lo sé, ya no me acuerdo...

Embriagado por esta tarde de amor, no quiero que mi mente vuele por otros niveles que no sean lo del sexo. Quiero sentirla ya, ahora, no puedo aguantar más. La voy besando locamente mientras la voy inclinando hacia detrás y que sea ella quien toque suelo ahora. Muevo mis caderas para despegarlas unos instantes de las suyas y ver como ese tanguita me estorba. Primero voy besando su mentón, sus pechos, su ombligo hasta llegar a esa prisión de tela que me oculta lo que mas quiero. En un estado de enfásis por el sexo cogo el tanga por los bordes y lo rompo con ambas manos rompiendo finalmente esa prisión. Me acerco a el, lo huelo, succiono, lo beso suavemente unos instantes y enseguida vuelvo a los labios de Michelle y que ambos mutuamente nos miremos las caras de placer..
Con las palmas de la mano tocando el suelo, los brazos totalmente estirados miro a mi chica mientras paseo mi sexo por el suyo pero sin llegar a introducirlo, jugando con ella, provocándola y que los sexos se humedezcan para la batalla del sexo. Poco a poco la cabeza de mi sexo totalmente erecta se va introduciento en ese sexo de seda que tanto me gusta..

Me sorprende al deshacerse de mi tanga de aquella manera pero lejos de enfriarme, sólo consigue que me excite aún más. Mi cuerpo sólo puede reaccionar de una manera a los avances de Clive, no puedo concentrarme en nada, a excepción de su sexo acercándose al mío, preparándome para recibirlo y odiándole por hacerme desear de tal manera. Más de pronto todo aquello se calma, su cuerpo y el mío se unen de una sola manera posible, la que ambos estábamos deseando. No me atrevo a contestar, al contrario, callo sus labios saboreándolos, degustándolos y metiendo mi lengua en su boca para encontrarme con la suya. Permanezco con los ojos cerrados, ya casi sé de memoria su cuerpo, no necesito más que imaginarlo, que sentirlo allí, muy dentro de mí. Muevo mis caderas a su antojo o mejor dicho, como sus caderas me marcan el ritmo.

-Mmmm, Cllive…

Pero la toma es arrebatada, llena de fuego, nuestras salivas se confunden y mis pechos se pegan al suyo cuando sus manos no están masajeándolos, estrujándolos o saboreándolos. Mis gemidos se tornan más fuertes mientras enredo mis piernas en su cintura y con las mismas atraigo más y más sus caderas. Mis brazos se aferran a su cuello y no puedo contenerme al deseo de besar su cuello y mordisquearlo suavemente.

Presto para el placer mi boca busca la suya. Y la amo como nunca en nuestra tarde de alocado sexo. Nuestra pasión se desborda cual manantial impetuoso cuando la penetro siento tocar el cielo.
Hacemos el amor entre caricias fuertes, besos profundos. Mis embestidas son cada vez mas salvajes y los jadeos de la rubia de piel bien blanca, alta con hermosas piernas y un culo y una cintura para mi perfecta van al unísono de mis embestidas.
Prefiero los momentos mas tiernos y dulces, pero este me había envuelto por completo en la locura del sexo y quería algo salvaje para los dos. Ella abarca sus piernas por mi cintura, apretandome mas a ella dejándome claro que está disfrutando tanto como yo.

El sudor brilla en mi cuerpo debido al esfuerzo de la postura para no dejar todo mi peso contra Michelle, entre jadeos y gemidos me voy inclinando poco a poco hacia un lado llevando la mano que no utilizo de apoyo sobre su pierna para que me aprete aún mas contra ella. Me recoste un poco sobre ella y le empece a dar besitos en el cuello y a morderle las orejas y decirle cosas como que estaba muy rica y que me encantaba. Pero solo era un momento de descanso.
Sigo la danza del sexo sin parar, no quiero parar ni un solo instante y ahora he cogido un ritmo aún mas loco tratando de sacar jadeos mas y más fuertes. Mi cara de placer indica que estoy apunto de acabar debido al enfásis que ambos llevabamos dentro.. y eso se lo hago saber a Michelle..

Nuestros cuerpos no dan más de sí, el calor nos consume a ambos como dos pedazos de algodón, mis gemidos van in crescendo siguiendo las embestidas de Clive. No puedo atender ningún reclamo más que no sea el de mi propio cuerpo siendo tomado por mi hombre. Mis manos se aferran a su espalda para conseguir un mejor soporte, para comenzar a mover mis caderas hacia atrás y hacia adelante, cierro los ojos mientras su ir y venir dentro de mí me envuelve en un vertiginoso movimiento circular de mis caderas, sintiendo como él se abre paso en mí.

-¡Oh Dios! Mmmm... Hmmmm...

Nada más inteligible sale de mi boca, mi cuerpo no puede soportar más y cuando noto que el de Clive tampoco, me aferro con fuerza a él, incluso clavando un poco mis uñas en la parte trasera de sus hombros mientras comienzo a mover mis caderas aún más. Empiezo sentir un fuego eléctrico que va desde mi vientre hasta mi espalda recorriendo toda mi columna vertebral; aprieto el sexo de Clive con el mío intermitentemente, abrazándolo mientras mi sexo convulsiona, regando el suyo de mis jugos y ´notando que él pronto hará lo mismo. Me aferro de nuevo a él, intentando no perder la cordura en aquel orgasmo y esperando por recibir su fuego. Muerdo su labio inferior con fuerza pero no llego a hacerle daño.

Dejo que la lengua trace dulcemente la mandíbula de Michelle en su camino hacia el lóbulo de la oreja. Atrapo el lóbulo de mi hembra entre mis labios y lo mordisqueo. No hay cosa que me excite mas que notarla cuando llegua se orgasmo y además está aún mas preciosa cuando llega al clímax. Mi mano masajea el ardiente muslo que me rodea, recorriéndolo hasta volver a abarcar ese culito tan tierno.

Doy un tirón un poco más fuerte del lóbulo, y clavando mis dedos en el culo de la rubia cuando noto como sus uñas se clava en mi piel. -Oh Dios.. Michelle.. la elevo y la pego a mi cuerpo. Al hacer ese cambio de postura mi miembro se sale de su sexo pero lo cogo rápidamente para que vuelva a despertar bajo el calorcito del sexo de Michelle, creciendo contra el aún más.
Me inclino con los brazos hacia tras dejando que ella se mueva con sus caderas y que yo tenga que hacer el minimo esfuerzo para terminar. Mi cabeza se tensa hacia tras con los ojos cerrados cuando el fuego de mi miembro sale acompañado de suspiros, jadeos y poco a poco voy recobrando la respiración...

Cuando puedo articular palabra miro a Michelle sonriente, le doy un pico con lengua notando aún el sabor del sexo sobre sus labios. -Me está entrando hambre.. bromeo apunto de reírme sabiendo que ella debe tener un hambre brutal. ¿Vamos a la ducha y nos preparamos algo para merendar después...? Ella está sentada sobre mi, con los pechos pegados el uno al otro y mis manos se pasean arriba y abajo suavemente por su espalda..