Partida Rol por web

-Bu...bu...buenas tar...des -dice el profesor con un pronunciado tartamudeo-. An... antes de com...enzar, qui...ero que conozc...ais lo que s...on las Ar...tes Oscu...ras. C...comencemos.

Es imposible decir que hay un “comienzo” de las Artes Oscuras; mientras ha habido luz, ha habido oscuridad. Este equilibrio es uno que el universo crea por sí mismo: no puede haber uno sin el otro. Las "Artes Oscuras" es un término general que cubre cualquier cosa que tenga la intención de dañar, lesionar o incluso matar a otra persona. También cubre un rango más amplio que el que te puedo enseñar en este curso. Las Artes Oscuras incluyen muchas ramas de la magia, particularmente pociones y encantamientos.

El llamado de las Artes Oscuras siempre ha tenido un cierto atractivo para algunas personas: aquellos que desean y buscan activamente el poder con frecuencia incursionarán en las Artes Oscuras. Una vez que las Artes Oscuras te dominan, nunca te dejan ir; una vez que lanzas tu primer hechizo oscuro con intenciones maliciosas, continuarán corrompiéndote, haciéndote incapaz de resistir el poder que sentiste cuando usaste ese primer hechizo. Pero este poder tiene un precio. Así como las Artes Oscuras corrompen tu alma, también corromperán tu cuerpo. Uno de los magos más malvados de nuestro tiempo, más conocido como Lord Voldemort, fue una vez un apuesto joven conocido como... ¿alguien sabría decirme su nombre?*

La parte más aterradora de las Artes Oscuras es que nunca pueden ser derrotadas, nunca pueden ser conocidas por completo. Una vez que los conocemos, una vez que hemos “golpeado” un aspecto de ellos, otro tomará su lugar y la rama golpeada simplemente volverá más fuerte que antes; habrá aprendido nuevos trucos que hacen que los viejos métodos sean ineficaces. Nunca podremos conquistar las Artes Oscuras... solo podemos detenerlas.

A pesar del hecho de que es esencialmente imposible "conocer" las Artes Oscuras, el Ministerio se ha esforzado por comprenderlas creando cinco categorías de magia Oscura conocidas: hechizos oscuros, pociones oscuras, criaturas oscuras, artefactos oscuros y prácticas oscuras. En este curso, nos centraremos principalmente en los hechizos oscuros y las criaturas oscuras. En años posteriores, cubriremos algunos de los artefactos oscuros conocidos.

Antes de que puedas estudiar los hechizos oscuros y cómo podemos defendernos de ellos, primero debes entender qué es un hechizo oscuro. En los términos más amplios, un hechizo oscuro es cualquier hechizo lanzado con la intención de dañar a otros. Esta también es la definición genérica de las Artes Oscuras: cualquier magia utilizada con la intención de hacer daño. Sin embargo, el Ministerio ha dividido aún más los hechizos oscuros en tres categorías.

El conjuro es el primer y más bajo nivel de hechizo oscuro. Por lo general, los maleficios no causarán mucho daño y se consideran más una irritación menor que un problema grave. Todos estos hechizos, y cualquier hechizo que caiga bajo la clasificación de maldición, serán irritantes y pueden usarse como distracción, pero no causarán ningún daño duradero. Algunas personas incluso usarán maleficios con frecuencia para ayudarse con las bromas pesadas, un hábito que sugiero que ninguno de ustedes participe.

El hechizo es la segunda clasificación de hechizo oscuro. Estos hechizos son un poco más oscuros que el embrujo y, a menudo, causarán un daño más duradero. Todos estos maleficios tienen efectos que causan más daño al objetivo y se consideran inconvenientes importantes que causan una cantidad moderada de sufrimiento. 

Finalmente, pasamos a la tercera y última clasificación de las Artes Oscuras. La maldición es la clasificación más oscura y peligrosa de las Artes Oscuras. Estos hechizos generalmente se lanzan con la intención de dañar severamente o potencialmente incluso matar al objetivo. .

Antes de llegar a eso, tengo un tema final para discutir contigo: una categoría de maldiciones que caen dentro de una categoría de maldiciones . Esta subcategoría es un grupo de maldiciones conocidas como Maldiciones Imperdonables. Estas maldiciones no se discutirán seriamente aquí: estos son los hechizos más oscuros conocidos por los magos y no se tratarán en profundidad hasta mucho más tarde. Dicho esto, creo que es importante que estés al tanto de esta categoría de maldiciones. El uso de cualquiera de estas tres maldiciones te hará ganar una estadía de por vida en Azkaban. ¿Alguien sabría decirme su nombre?**

-E...n la parte pra...ctica, vamos a tra...trabajar el hechizo de rech...azo... también conocido como Fli...fli...flipendo. Ponganse por pa...rejas y comiencen. Deben saber que el he...chizo... p...uede ser usado para repeler físicamente a un oponente, derribar un objeto, destruir objetos frágiles y activar interruptores mágicamente encantados 

Al entrar en la clase junto con sus compañeros de casa, se sentaron en uno de los pupitres de en medio, donde todavía quedaba hueco. Los asientos se llenaban a medida que los niños venían hasta que pasó un tiempo en que ya no llegaba nadie más, el profesor Quirrel era el único que faltaba. Inconscientemente los alumnos hablaban entre ellos generando un pequeño alboroto, no ajeno a Eduardo, que comentaba los frascos llenos de guarrerías en las vidrieras o el esqueleto de dragón en la bóveda.

La puerta de la clase situada atrás del todo se cerró por sí misma dando un estruendo, lo que hizo detener todo el ruido de las conversaciones para prestar atención a lo sucedido. No había ni un solo mago o bruja que pudiera haberlo hecho, ¿había sido algún profesor molesto que pasaba por ahí? ¿Un fantasma? ¿El espíritu vengativo del dragón? No entendía nada. Desde el otro lado de la habitación, arriba de las escaleras, la voz repetitiva del profesor Quirrel hizo eco en los oídos de sus alumnos, que rápidamente sacaron pluma y pergamino para tomar apuntes ante sus indicaciones. Había sido él.

Ante la pregunta del nombre real de-quien-tú-ya-sabes, no tuvo duda, ese dato era conocido fácilmente por cualquier mago y bruja británico, incluido niños. Eduardo levantó la mano casi al instante.

—Tom Ryddle, señor.

Después, tampoco le costó conocer de qué maldiciones se trataban, eran las tabú que frecuentemente aparecían en los periódicos mágicos. De nuevo, tomó la iniciativa, adelantándose a la chirriosa compañera que quería responder siempre.

—Una de ellas es la maldición imperius, señor, sirve para controlar la voluntad de las personas. —dijo con bastante frialdad, no le gustaría que le pasase a él.

Se giró para guiñarla un ojo, aunque no nombró las otras dos maldiciones ni curiosidades acerca de ellas para que pudiera, tanto la chica pedante como el resto de su casa, ganar más puntos.

Tras acabar la parte teórica, Eduardo tuvo el cuidado de no elegir a un compañero de su casa para tomar la parte práctica, pues no quería que algo malo pudiera pasa. Todavía no había lanzado un hechizo en su vida, sería la primera vez. Por eso, eligió a uno de esos solitarios Ravenclaw y sin más problemas practicaron lo que tocaba. Eduardo, por su parte, todavía no conseguía dominar el hechizo.

Defensa Contra las Artes Oscuras no era una asignatura que le interesara particularmente a Amaris. Tampoco el profesor Quirinus Quirrel, por cierto.

Como con todos los profesores de Hogwarts, la pequeña bruja había investigado sus antecedentes antes de abordar el Expreso de Hogwarts en la estación de King's Cross. Ex-integrante de Ravenclaw. Fue por mucho tiempo profesor de Estudios Muggles. Luego dejó Hogwarts para regresar años después como profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras.

Amaris estaba distraída en estos pensamientos cuando el profesor preguntó el verdadero nombre del mago oscuro más famoso de la historia. Era Tom Sorvolo Ryddle, por supuesto. Pero un chico de Gryffindor se le había adelantado a responder, así que solo añadió lo que sabía por las conversaciones escuchadas a hurtadillas en la mansión familiar.

—Además, fue uno de los magos más talentosos de Hogwarts y se incorporó a la Casa Slytherin a finales de la década del 30 —acotó. —¿Lo conoció, profesor Quirrel? —preguntó, e inmediatamente se arrepintió. El profesor había ingresado a Hogwarts varias décadas después que Tom Ryddle. —Perdón, olvidé que ustedes no fueron coetáneos —explicó.

Amaris continuó tomando notas en el pergamino. "¿Pociones Oscuras?" No sabía nada de eso y le intrigaba el tema. 

Después abordaron el tema de las maldiciones imperdonables. De las tres, Amaris había oído mucho de la terrible maldición cruciatus, por su padre cuando trabajaba en San Mungo.

—Otra maldición imperdonable es la terrible maldición cruciatus, que le genera un dolor insoportable y torturador a la víctima.

Cuando Quirrel les explicó como rechazar a un enemigo con el conjuro Flipendo, Amaris aceptó enfrentarse a...

—Me llamo Amaris, Amaris Prince. ¿Cuál es tu nombre? Empiezo yo, ¿está bien?

Si iban a practicar conjuros de rechazo, como mínimo quería saber quién la haría volar hacia atrás. 

Recordó claramente el enérgico movimiento de la varita y la invocación. Pero no contó con la brevísima vacilación en la voz que frustró el conjuro.

—Flipendo... —exclamó.

Casi lo logró, pero el conjuro perdió fuerza tras aquel ligero temblor en la voz y Eduardo sólo sintió una ligera presión en el pecho que lo obligó a retroceder un paso.

—Casi... —Amaris masculló su frustración.

A sus espaldas escuchó un silbido, pero la niña no volteó a mirar.

Finalmente le tocó el turno al Gryffindor. La niña apretó los dientes y se paró firme, un pie adelante y otro atrás. (O debería decir, la prótesis izquierda adelante y la prótesis derecha atrás.) Y se preparó para recibir el golpe. Pero eso nunca ocurrió.

De hecho, la pequeña Ravenclaw abrió los ojos como platos sorprendida por el torpe movimiento de la varita del Gryffindor. Aquel conjuro había salido terrible. Amaris apretó los párpados, ¡por la varita de Merlín!, quizá hastase echaba la maldición sobre sí mismo...

—Uy, uy... Te salvaste, zancudo —murmuró una voz muy cerca de la oreja de Amaris. 

Siendo mi padre el auror Corbin, tenía una presión extra con estas clases.  No podía decir que no me interesaban, pero sí que me aterraba no dar la talla, al igual que había sucedido en las clases de vuelo.  Solo faltaba que tampoco pudiera con la disciplina del otro de mis padres.

La clase comenzó con conceptos que ya conocía, pero no alcancé a responder antes que Eduardo, el chico de Gryffindor.  Luego Amaris remarcó que sabía de lo que hablaban, y ya no tuvo sentido seguir añadiendo elementos a la conversación.

Cuando el profesor preguntó por las maldiciones, vi como nuevamente Eduardo y Amaris se me adelantaban con las dos que conocía.  Cuál era la tercera? Demonios, estaba seguro de que la sabía... Cuál era?

No logré recordarla y, simplemente, me mantuve de brazos cruzados y algo de mal humor.

Finalmente, llegó el momento de la práctica.

Busqué a Dayana, ya que no había logrado demasiados vínculos con los chicos de primero de mi casa, y luego hice lo que el profesor indicó.

Flipendo.  Dije siguiendo las instrucciones.  Y a penas un soplo despeinó a la chica.

Vamos... Ni siquiera puedo con un maldito conjuro de la primer clase... Dije, levantando un poco la voz por frustración. Para qué demonios sirvo?

Mi enojo era palpable, y contuve el impulso de lanzar mi varita por la ventana.  Cerré los ojos, me froté la sien, apreté los dientes y respiré.  Serían notas incómodas las que recibiría de mis padres si alguien les contaba de mis primeros pasos.

Levanté los hombros, y le indiqué a Dayana que hiciera su mejor intento.

Cuando creía que se libraría de utilizar su varita escuchando y tomando apuntes el profesor decidió que las clases teóricas no eran suficiente, seguramente a la mayoría les gustará eso de intentar aprender a usar su madera mágica pero Dayana había tenido ya suficiente. Además en esta clase estaban por practicar un conjuro en parejas; y la muchacha temía horriblemente hacer daño accidentalmente a alguien.

Se sentía ansiosa y apretaba los dientes tragando saliva - por favor que no le haga daño - suplicaba en su cabeza.

- Lu-Lucas... - Dijo tartamudeando y no, no era una burla al profesor ¿El era su compañero?! - p-por si a-acaso da un paso atrás...

- F-Flipendo - dijo cerrando los ojos, escuchando un suave "crec", abrió un ojo buscando si había pasado algo y vio una fina fisura en la mesa de pequeño tamaño, cogiendo aire quiso creer que eso ya estaba así desde antes de que ella moviera su varita.

Esta clase le llamaba la atención más que el resto (incluso que Trasformaciones). Si iba a aprender algo de interés, sería en esta asignatura. Y luego estaba aquel profesor. Realmente curioso. No solo por su particular manera de comunicarse, sino por su apariencia. Mira que había gente "rara" en este nuevo mundo que hasta ahora había permanecido escondido para ella, pero este hombre de alguna manera la intrigaba. Debido a su introspección no llegó a escuchar la primera pregunta, aunque sí la segunda. Su madre le había hablado de lo que ocurrió hace años y lo afortunada que había sido de estar fuera del Reino Unido por aquel entonces. "¿Habas Quemadas? Abad... ¿Habla helada?". Intentaba recordar y finalmente lo sacó por la boca en un momento en el que el profesor ya había comenzado a hablar de nuevo.
—¡Avada Kedavra, eso! —Quizá lo soltó demasiado emocionada—. Eh... esta te hace mucho daño... ¿no?
Después de un poco de ridículo se preparó por si tenía que pasar otro poco más ahora con el nuevo maleficio. Cogió a quien tuviera al lado e hizo el ademán de echárselo sin demasiados miramientos.
—¡Yo primera! ¡Fliiii-pendoo! —Lo que salió de la varita fue un destello rojizo que quizá deslumbraba más que empujaba. Después de usarlo agitó la varita y la estampó un par de veces contra el pupitre—. No, si al final me habrán dado una rota...

El aula de Defensa ontra las artes oscuras, era bastante espaciosa. A Tomas le llamo la atencio el enorme esqueleto de dragon que colgaba desde el techo. 

Vaya, has visto eso?

El Profesor Quirrell aparecio por la puerta de lo que parecia ser su despacho. Parecia algo nervioso por su tartamudez, peroTomas puedo ver que era un hombre bastante astuto y sabio.

Tomas sigui las indicaciones del profesor y apunto rapidamente en un pergamino todo sobre los tres tipos de maldiciones.

Seguidamente, durante la parte practica, intento concentrarse en hacer el maleficio Flipendo correctamente.

Flipendo!! exclamo Tomas apuntando con su barita al alumno que le habia tocado practicar. No paso nada.

Presto atención a la clase y tomo apuntes tan rápido como puedo subrayando todo lo que me parece importante y pero sin ensuciar el pergamino con cosas confusas, sin embargo siento que se me pierde un poco de información sobre la DCAO. 

Cuando el profesor termina su explicación rápidamente me uno con el primer compañero me encuentro para practicar el hechizo.

"flipendo" digo mas emocionado de la cuenta, lo que solo consigue que la punta de mi varita brille por un breve momento.

Después de su gigantesco éxito transformando la taza en rata, decidió insistir con aquel "Flipando", no se sentía demasiado segura pero como siempre, rendirse no era una opción. Podía escuchar a sus padres desprendiéndole que no acabara su lección, algo que obviamente no ocurriría a menos que el instituto avisará a sus padres de que lo estaba haciendo muy mal.

Aún y así no quería escuchar la palabra "recuperación", debía asimilar todo antes de que llegara a necesitar escucharla de labios de cualquier profesor.

Pero ni el día completo le bastó con ese hechizo, iba a necesitar otro milagro para lograr que su varita reaccionara. Esperaba adquirir experiencia incluso si era a base de fallar, no había fracasado tres veces, leyó en un libro "ya sabía tres formas de no hacerlo".

.      - Buenas tardes profesor Quirrel!       Responde Daisy Fergusson Cromwell tras sentarse en un lugar de la segunda fila junto a su hermana Evangeline, con quién ractica el hechizo de Flippeando

1º Clase

-Uno de los magos más malvados de nuestro tiempo, más conocido como Lord Voldemort, fue una vez un apuesto joven conocido como... ¿alguien sabría decirme su nombre? -preguntó el profesor Quirrel

—Tom Ryddle, señor -se apresuró a decir Eduardo haciendo que Hermione hiciese un mohín al no haber sido la primera

-El uso de cualquiera de estas tres maldiciones te hará ganar una estadía de por vida en Azkaban. ¿Alguien sabría decirme su nombre? -preguntó el profesor

—Una de ellas es la maldición imperius, señor, sirve para controlar la voluntad de las personas -volvió a adelantarse Eduardo

—Otra maldición imperdonable es la terrible maldición cruciatus, que le genera un dolor insoportable y torturador a la víctima -continuó Amaris

—¡Avada Kedavra, eso! —soltó Ellís demasiado emocionada—. Eh... esta te hace mucho daño... ¿no?

-No te hace mucho daño, en realidad no te hace ningún daño, ya que quien la recibe muere al instante, es de las peores maldiciones que hay -le aclaró el profesor-. ¡18 puntos para Gryffindor y 6 para Ravenclaw!

Se pusieron con compañeros y comenzaron a lanzarse flipendo. Eduardo estaba de compañero de Amaris, se preparó para lanzar flipendo pero el hechizo en vez de salir por la punta pareció salir de la propia madera, haciendo que un fuerte calambre recorriera el brazo derecho del muchacho y quedase con un gran dolor que le impedía moverlo.

-Como ha nadie le ha salido, al finalizar la clase de la semana que viene os quedaréis para intentarlo de nuevo (Día 3 mañana). Eduardo ve a la enfermería a que te miren ese brazo

2º clase

-Bue...nos díiias alumnos, Eduardo, ¿cómo sigue tu brazo?

 

El Encanto Verdimillious

El primer hechizo que daremos es el encantamiento Verdimillious. Este hechizo es el primer hechizo ofensivo que aprenderás en clase, pero ofrece más que un simple método de ataque. También ofrece una fuente de luz temporal con un efecto útil: puede revelar objetos que han sido ocultos por la magia oscura. Para que el hechizo use estos diferentes efectos, deberás recordar dos movimientos de varita diferentes. Sin embargo, ambas formas del hechizo tienen el mismo conjuro. El encantamiento es Verdimillious, pronunciado vur-duh-MILL-ee-us.

La versión ofensiva de Verdimillious es la forma que discutiremos primero. Cuando el hechizo se lanza en su forma ofensiva, Verdimillious lanzará chispas verdes de la punta de tu varita que volarán hacia tu oponente y explotarán a su alrededor. Esto hará que tu oponente experimente una ligera sensación de escozor. Esto normalmente te dará tiempo suficiente para prepararte y lanzar otro hechizo o abandonar la situación por completo. El movimiento de varita para esta forma del hechizo es un corte hacia adelante que termina con tu varita apuntando a tu oponente. Es importante que tu varita apunte en la dirección correcta porque cualquier dirección en la que apunte tu varita es la dirección en la que volarán las chispas y no querrás lidiar con las repercusiones que podrían ocurrir si te picas accidentalmente.

La versión de iluminación de Verdimillious es la segunda versión, aunque no se usa con tanta frecuencia. De esta forma, el hechizo disparará una luz verde de tu varita, pero en lugar de dirigirse hacia un oponente, explotar a su alrededor y causar una sensación punzante, esta versión se elevará hacia el techo y explotará en un destello verde brillante. Esta luz verde iluminará temporalmente el área y creará un contorno de cualquier objeto que haya sido ocultado por la magia oscura. Esta luz solo durará poco tiempo, así que asegúrese de moverse rápidamente. Para lanzar la versión iluminación de Verdimillious, debes agitar tu varita en un movimiento circular sobre tu cabeza que no apunte a nada en particular mientras te concentras en la luz verde que deseas crear y pones una pequeña cantidad de fuerza de voluntad en el hechizo. .

En ambas versiones del hechizo, debes considerar la concentración y la fuerza de voluntad necesarias para lanzar este hechizo. La concentración requerida es simple: debe concentrarse en el efecto y el objetivo previsto. Como este es un hechizo de bajo nivel, se requiere muy poca concentración para que puedas lanzar este hechizo con éxito. Este hechizo también requiere una cantidad mínima de fuerza de voluntad, lo que facilita su lanzamiento. Si quieres poner más fuerza de voluntad en el hechizo, podrás extender ligeramente la duración de la versión de iluminación, pero esto solo extenderá la luz durante unos segundos.
 

El Encantamiento Revelador

El segundo hechizo es el Encantamiento Revelador. También hay dos variantes de este hechizo, pero las dos tienen dos propósitos diferentes. Para este curso, nos centraremos en el más fácil de los dos. El otro, llamado Hechizo Revelador de Encantamientos, sirve para diferentes propósitos como aprenderás si tomas Runas Antiguas.

Al enviar mensajes secretos, la mayoría de las personas ahora usan uno de dos métodos: medios puramente mágicos o tinta invisible. Sin embargo, eventualmente estos mensajes deben ser leídos. Podría intentar determinar los contrahechizos necesarios para revelar la escritura, pero eso requiere mucha habilidad y comprensión de los hechizos que se pueden usar; eventualmente llegará a este punto, pero no por muchos años, todavía. por eso llegamos al Encantamiento Revelador.

El Encantamiento Revelador es un hechizo relativamente simple de lanzar. Para lanzar este hechizo, todo lo que tienes que hacer es tocar el objeto objetivo y decir el encantamiento Aparecium, que se pronuncia ah-par-EH-see-um. Mientras lanzas este hechizo, debes concentrarte en el efecto deseado, que es revelar la escritura oculta, si la hay, y en el objetivo y poner un poco de fuerza de voluntad en el hechizo para que funcione. Si pones más fuerza de voluntad en el hechizo, el mensaje oculto se revelará más claramente, pero este hechizo requiere de forma innata una fuerza de voluntad mínima para funcionar correctamente, lo que lo convierte en un gran hechizo para practicar con los de primer año.

Hay dos resultados posibles para lanzar el encantamiento revelador. La primera es que no pasará nada. En este caso, es probable que no haya texto oculto en el objeto de destino. El segundo efecto es que cualquier escritura oculta en el papel brillará temporalmente de color púrpura y se revelará. Esta escritura se revelará durante unos cinco minutos antes de volver a ocultarse, por lo que deberá leer con bastante rapidez o estar listo para lanzar el Encantamiento revelador varias veces.

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Bloques de hechizos

Hechizo: The Verdimillious Charm (versión ofensiva) Encantamiento: Verdimillious (vur-duh-MILL-ee-us)
Movimiento de la varita: Un corte hacia adelante con los extremos apuntando al objetivo
Concentración: Baja: enfócate en el efecto Fuerza de
voluntad: Baja Efecto: Chispas verdes saldrá disparado de la varita y volará hacia el objetivo y lo picará

Hechizo: The Verdimillious Charm (versión de iluminación) Encantamiento: Verdimillious (vur-duh-MILL-ee-us)
Movimiento de la varita: Un movimiento circular sobre tu cabeza dirigido a nada
Concentración: Baja - enfócate en el efecto Fuerza de
voluntad: Baja - Más fuerza de voluntad puede extender ligeramente la duración de la luz Efecto: chispas verdes volarán hacia arriba y explotarán, llenando el área con luz verde y revelando objetos ocultos por la magia oscura
 

Hechizo: El Encantamiento Revelador Encantamiento: Aparecium (ah-par-EH-see-um)
Movimiento de la Varita: Toca el objeto objetivo
Concentración: Baja - enfócate en el efecto Fuerza de
Voluntad: Baja - Puede usar más fuerza de voluntad para "cargar" el hechizo y hacer dura más
Efecto: Nada si no hay texto oculto. Si hay texto oculto, las palabras brillarán de color púrpura durante unos segundos antes de verse normales. El mensaje se ocultará después de unos cinco minutos.

-Aparecium se puede usar como un modo de defensa, pero es un hechizo de transfiguración, supongo que en las clases de transformaciones os habrán explicado que es.

(Viernes tarde 4 de febrero)

Intentar una última vez Flipando era esencial, estaba claro que era difícil pero no se iba a rendir todavía.

Si esa era la velocidad en la que debían aprender los hechizos a Dayana le faltaban días en la semana, la semana pasada solo había logrado dos y tenía aún pendientes por tanto Nox y Flipendo, ahora añadía otros dos a su lista de pendientes a menos que a su varita le diera la gana colaborar. Además ¿Quería que intentaran un conjuro de transmutación? Esos eran peligrosos...

El primero lo probó a modo iluminador, queriendo evitar la posibilidad de dañar a nadie. Y en cuanto al segundo, aunque su voluntad era la de lanzarlo de forma correcta no tuvo ningún resultado, procuró imbuir en aquellos intentos la voluntad de que nadie saliera herido, después de todo no quisiera lastimar a nadie por su pésima práctica de la varita.

Al observar los hechizos, se decide a aprenderlos todos, al ser al fin y al cabo el aspecto de la magia que mas le interesa. El primer hechizo lo practique en ambas formas, una de ellas la practique junto con otros alumnos de Slytherin, el segundo hechizo lo practique con una de las notas que se mandan uno de sus amigos y otra chica de la escuela. 

Y otra vez, clase de DCAO con el profesor Quirinus Quirrel...

La pequeña bruja ingresó a la mazmorra con pasos de condenada. Aquella asignatura no atraía su atención. Quizá por los temas que se trataba en ella o por como encaraba el profesor la asignatura. Amaris lo ignoraba, pero tampoco le importaba. Solo quería aprobar aquello con la mejor calificación posible (que en su cabecita de bruja no contemplaba como un "Aceptable").

Como siempre, escuchó con atención y tomó notas de lo más relevante. Luego llegó el momento de realizar un par de hechizos, Verdimillius y Aparecium. 

Del primero (¡oh, sorpresa!), solo obtuvo un mediocre resultado. Al menos sin consecuencias que lamentar, pensó Amaris.

Con el segundo, Aparecium, el resultado fue bastante más satisfactorio, pero no alcanzó el objetivo. 

Más hechizos para la larga lista de hechizos por aprender y dominar. Pero eso quedaría para otro día...

—"Como ha nadie le ha salido, al finalizar la clase de la semana que viene os quedaréis para intentarlo de nuevo" —dijo el profesor Quirrel.

Y así fue.

Amaris miró sus compañeros de clase reunidos en la mazmorra. Era lo suficientemente tímida como para encarar a chicos que no conocía, y el de Gryffindor con el que había practicado la última vez tenia el brazo lastimado. 

Fue así que se acercó a los de Ravenclaw (Dayana, Godric y Tomas) y les preguntó:

—¿Alguno quiere practicar conmigo?

Dayana miró con cierto miedo a Amaría, no por temerle si no por asustarle la idea de dañarla sin querer.

- yo... Lo intentaría pero mi varita es peligrosa. No quisiera hacerte daño sin querer, obviamente tampoco queriendo jeje, si aún así te atreves a practicar conmigo no te diré que no.

Tenía que haber algún truco para que los conjuros fueran más sencillos, quizás controlando la fuerza de voluntad o [y]partiendo en dos su varita[/t], si se le pasó por la cabeza una solución drástica, pero ¿Que hacer si la varita propia es un arma que dispara al azar? Su varita era así, un arma sin control.