Partida Rol por web

Madame Poppy Pomfrey era la enfermera en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería en el ala del hospital. Su trabajo era monitorear toda la salud en Hogwarts, curar a los heridos, dirigir a los otros sanadores y hacer pociones sanadoras.

7º semana

• William: 2 cabeza, 3 torso, 1 pierna izquierda

• Sherisse: 5 brazo derecho, 2 brazo izquierdo

• Eduardo: 3 pierna izquierda, 4 torso

• Jonh: 10 veneno todo el cuerpo 5 pierna derecha

Tras una segunda semana desastrosa en todo lo imaginable, volví muleteando a la enfermería para que la Sra Pomfrey me hiciera el seguimiento pertinente de mis heridas. Agotado, me dejé caer en la cama que me tocaba y solté un resoplido potente de frustración e impotencia.

No solo no había aprendido ni una sola cosa mágica desde el primer día, donde sólo logré aprender Nox, si no que todo había ido mal, MUY MAL, durante cualquier otro intento con la magia. Estaba llegando a tal punto que ya no estaba seguro de querer que llegase la tercera semana para seguir dando clases con hechizos nuevos. Además, había hecho el ridículo al preguntarles a los profesores en tres clases consecutivas, había demostrado no saber nada de nada, y además las gemelas parecía que le estaban cogiendo el gusto a meterse con mis desgracias. 

Gracias a dios un par de chicas se me acercaron después de la última clase y me ofrecieron ayuda, almenos ahora había hecho un pedido decente para poder tener el material necesario para seguir las clases.

Esto es más peligroso y difícil de lo que pensaba...-pensé, tumbado mirando al techo - ..aunque parece que soy el único que lo hace así de mal... -susurré para mi mismo, sin darme cuenta de que quizás alguien me podría haber escuchado.

Poco después de que Murphy resoplara, aparecieron tras la cortina algunos miembros de Gryffindor para darle el apoyo. Estaban la profesora McGonagall, Percy Weasley (el prefecto) y sus compañeros del mismo curso; de entre ellos, Eduardo. Los dos primeros hicieron más una visita rutinaria de preocupación al no saber exactamente qué había pasado con el pequeño alumno. Los de su misma casa, aun más confusos, solo podían acompañarle para darle ánimos.

—No sé lo que habrás hecho Murphy, tu varita hace cosas raras —dijo Eduardo al otro lado de la cama—. La semana pasada uno de Ravenclaw me hizo daño en el hombro no sé cómo ni por qué, ¿crees que Ollivanders vende varitas defectuosas?

El brazo lastimado de Eduardo estaba pegado a su cuerpo gracias a pegar la manga de su túnica con el pecho. Hacía unos cuantos días que ya no necesitaba venda. Esa postura era el único indicio de que el brazo todavía le faltaba un poco de reposo.

—Por cierto, te traje unas cosas. El otro día te vi mirando mi bolsa de chuches y, bueno, aquí tienes. —Saca de su túnica una rana de chocolate y una cajita de grageas y se las deja encima de la mesita de noche. A su vez, aprovecha en comer alguna gragea de su propia cajita— ¡Mmm! Sabe a jengibre.

Me pilló por sorpresa ver a toda esa gente a mi alrededor. La profesora y el prefecto de nuestra casa alternaron frases de preocupación, tranquilización y de "bronca", aleccionándome sobre mi modo tan desconcertante de hacer las cosas. Hasta ahora había estado haciendo tantas cosas mal, por desconocimiento, que la profesora McGonagall no entendía si era por dejadez o porque realmente tenía un problema. -al fin y al cabo no tenía ni plumas ni pergaminos, y los otros profesores le habían reportado que hasta el momento había entregado los trabajos en papel muggle escrito con bolígrafo -.

Le aseguré que ahora y gracias a un par de compañeras de Ravenclaw, me llegaría todo el material que me faltaba y pedí disculpas mil veces, avergonzado y colorado como un tomate, ante las risas amigables del resto de compañeros que vinieron también. La profesora McGonagall se ofreció a escribirle a mis padres para notificarles de lo sucedido, y para aclararles ciertas responsabilidades y conceptos básicos que necesitan saber como padres de un niño que atiende a esta escuela. Y así, con un firme gesto me dijo - Bueno, espero que eso sea todo. Ahora recupérese pronto señor Moretti, y no se meta en más berenjenales! - y ambos prefecto y ella se marcharon de la enfermería. Algunos de los alumnos se fueron con ellos - Gracias por venir - les sonreí tímidamente.

Eduardo se queda dándome conversación, mencionando posibles varitas defectuosas, lo cual me hizo abrir mucho los ojos - ¿tú también lo piensas??? yo desde la primera clase no he parado de hacer cosas extrañas con la varita!! menos mal que en clase de Transformaciones he aprobado y no ha pasado nada. No sé como miraría a la prf.McGonagall si hubiese explotado en su clase. Solo me sale Nox... - digo desanimado. -  ..especialmente en DCAO me da la sensación que mi varita no funciona... no se si es a mí que no me gusta esa asignatura, o a mi varita.. 

Eduardo saca unas cosas y me regala unas chuches - Gracias!!!! - respondo con gran entusiasmo, aceptando encantado y mirando impresionado las cajas de Grageas y las Ranas - Amaris me dió a probar un par de Grageas ayer cuando me ayudaron a escribir la carta para pedir todo el material que me faltaba, pero nunca he probado las ranas de chocolate! de ahí salen los cromos que pide el prof. Cuthbert Binns el fantasma de clase de historia no?? - abro una caja y la rana sale disparada pillandome totalmente desprevenido. Salta sobre mi pierna escayolada y de otro salto se escapa escondiéndose debajo de una de las camas, ante mi total asombro. -¿¿SON RANAS VIVAS?? - junto a las caja viene un cromo.

Eduardo alucina ante al asombro de Murphy ante las ranas de chocolate. En su vida privada no había contactado mucho con otros niños, magos o no magos, salvo los que ocasionalmente encontraba en los parques de juegos. Sabía que la gente no mágica no solía tener estas chuches animadas y que se trataba de una novedad para los nacidos de muggles. Pero Murphy ya llevaba tiempo en la escuela, debió ver, en algún momento, algún atisbo de chocolate saltarín en algún momento. ¿No? No se podía ser tan despistado.

—¡Claro! ¿No lo sabías? —preguntó asombrado— ¡Ten cuidado, se te apachurrará entre las sábanas! Y sí, si miras el contenido de la cajita, verás el cromo de los que pide Binns, ¿cuál te ha tocado? En la común tengo un montón de Dumbledore por si te falta.

Eduardo echó un vistazo al fondo de la enfermería, asegurándose de que la profesora McGonagall ya se había ido, no quería herir sus sentimientos ni caer mal a su tutora. Por muy alejado de la humanidad que haya podido estar, sabía que llevarse mal con la superiora de su familia no era un buen camino a seguir.

—¡Puff, ya se ha ido! No lo quería decir delante suya, pero sus clases son las más difíciles y creo que no estoy hecho para la materia. No veo la forma de mejorar en esa clase, todo me sale mal. Me veo suspendiendo la asignatura. Encantamientos es otra que ahí, ahí, pero tengo esperanzas. —A Eduardo le pareció buena idea compartir las primeras impresiones del colegio—. Las asignaturas que más me gustan son herbología y pociones, porque me recuerdan a la granja de mis padres; si no fuese por Snape que tiene cara de sapo sería mi preferida. Pero, quien mejor me cae es el profesor Quirrel, creo que enseña muy bien, estoy aprendiendo mucho.

-No! No había abierto nunca ninguna rana... alguna vez he visto que alguien las comía, supongo que se las comieron rápido para que no escaparan!! - pensándolo bien, recordaba a un alumno que hacia mover su rana, creía que estaba haciéndola levitar pero en realidad era que se mueven solas!. Me disponía a mirar el cromo pero me fijo que mira de reojo como sale la prf.McGonagall. 

-A que son difíciles?? - asiento dándole la razón cuando habla de sus clases - y también es muy seria... Yo no he transformado nada todavía... casi, pero nada. En las clases en las que mejor me está yendo son Historia y Adivinación... y no se necesita ser mago para entenderlas... - sonaba obviamente desanimado. Reí una buena carcajada cuando menciono la cara de sapo de Snape, y luego pensé por un momento para responderle -  No sé cual sería mi favorita...  me parecen todas apasionantes, pero ninguna se me da realmente bien....de momento sé que no me gusta la clase de vuelo. Realmente no creo que vaya a volar nunca, mi escoba ni siquiera se mueve!

—¿Adivinación? sí que estás perdido —se ríe, Murphy parecía un ratoncito atrapado en un laberinto—. Esa no se da hasta tercero. La que damos es astronomía. Los Centauros sí que adivinan con ellas, pero su método es algo desconocido por nosotros. Además de que yo... no creo mucho en la adivinación.

Eduardo revisó sus vendas y heridas mientras hablaba, daba gracias a no ser él quien estaba en su situación. Ya había tenido suficiente con el brazo y no quería pasar por la poción crece-huesos de nuevo. Tras martes, clase de DCAO, ya estaría recuperado completamente. Miró de nuevo a Murphy y pensó en que podía ser una oportunidad para hacer una mejor amistad, como con Ellis.

—¡Pues a mí vuelo se me da genial! Me gusta mucho —contestó entusiasmado—. Cuando estés sano si quieres te ayudo a montarte y volar, aunque sea a paso de caracol. —Se le ocurrió que podría hablarle de su familia para darle un poco más de confianza en sus intenciones de enseñarle— En la granja de hipogrifos de mis padres me monté en uno bebé y planeé a baja altura. Si quieres algún día puedes venir a visitarla, está en Gibraltar, aunque no sé si mis padres me dejarán. —Pensó por un momento y luego resolvió sus dudas— Se lo preguntaré por lechuza.

Me doy con la palma plana en la frente tras la obviedad por la confusión "adivinación-astronomía"- Siesque no doy ni una! - Nos miramos tras una breve pausa, y acto seguido nos ponemos a reír a carcajadas . - Mi madre a veces se lee los horóscopos, ya sabes una de esas formas muggles para intentar tener un oráculo a través de las constelaciones. Pero yo nuca le he dado mucha importancia, ¿Quién sabe si la adivinación es real?, después de todo yo no habría dicho que existía la magia hasta hace muy poco.

-Sería genial!! -digo ante la idea de volar con su ayuda, aunque sea a velocidad caracol - aunque antes tendré que aprender a que me llegue a la mano.. - aún sentado en la cama, hago un amago como si estuviera actuando en clase de Vuelo , alzo la mano a mi lateral y digo con cara de sobreactuación - "AAAAARRIBA!" - le miro sonriente. 

-Nunca he estado en Gibraltar! tendría que pedirle también permiso a mis padres. Hemos viajado bastante asique no creo que fuese a ser un problema (pero probablemente querrían venir conmigo) - Y ya, frunciendo el entrecejo, sin importarme lo tonto que pueda parecer -total ya, a estas alturas...- . Esto... oye Eduardo, que es un... hipogrifo? 

—¡Anda! ¿También tenéis horóscopos? No lo sabía. Mi madre los lee en esa revista para chicas Corazón de Bruja. No sé para qué si casi nunca acierta, es todo muy general. —Escucha su opinión sobre la magia y asiente. Es cierto que para Eduardo la magia todavía está más cerca de ser un misterio—. Es verdad, si se enseña en Hogwarts debe ser por algo.

Del mismo modo que Murphy sabía poco sobre la magia, Eduardo no conocía mucho acerca del mundo muggle por haber vivido casi enclaustrado en el peñón. Hablar con él despertaba su curiosidad sobre su mundo.

—¿Tus padres pueden viajar por red flu? La Granja está conectada desde el Caldero Chorreante de 10 a 6 y fines de semana, por si queréis ver a los hipogrifos. —Cuando escucha la última pregunta de Murphy pega un saltito asustado y tapa su boca— No... ¿No sabes lo que es un hipogrifo?

Eduardo se queda unos segundos callado sin saber qué decir, mirándole a los ojos con asidua curiosidad. Nunca antes había conocido a alguien que no supiera lo que era un hipogrifo, cosa que para él era lo más común del universo. Desde que nació, se había criado con ellos, los había tenido hasta en la sopa, había limpiado huevos y cuidado de los bebés. Sabía que los muggles no podían verlos por la tan protección al peñón, pero no tenía ni idea de que se perdieran el lujo de conocer a las criaturas más hermosas de la Tierra, según él mismo. El silencio se hizo frente en la enfermería, a lo lejos se podía escuchar a la señorita Pomfrey atendiendo a otros niños.

—Pues... cómo explicarlo... ¿Sabes lo que es un grifo? No el de agua. —se rasca la cabeza greñuda mientras intenta mediar palabra, a lo que se fija en el escudo de la casa y recuerda cómo lo explica su padre— Gryffindor viene de grifo, una criatura con la delantera de águila y trasero de león. Son muy fieras si invades su terreno, pero muy serviciales si te aceptan en la manada. Pues... un hipogrifo es lo mismo, solo que en vez de un león es de un caballo y en vez de fieras son caballerosos, aunque territoriales.

Al ver el rostro de alucine de Murphy decide invitarle a comprobarlo por sí mismo.

—¿Cuánto tiempo debes estar en la cama? Si quieres te ayudo a llegar a la biblio, o te traigo un libro donde se vean a los hipogrifos.

-¿ Red flu ? es una compañía aérea mágica, o como el tren de Hogwarts que atraviesas un muro para poder entrar? - le pregunto, al oír que se puede acceder desde el Caldero Chorreante.

Al oír la descripción, pasé de una criatura con un grifo en la cara a un águila con culo de león, pasando a añadirle pezuñas de caballo. Pero bueno, hasta ahí puedo llegar, había leído y oído historias de seres mitológicos griegos y demás, asique no podía ser tan diferente a una criatura con diferentes partes de animales. Pero de ahí a que existan realmente? se estará burlando Eduardo de mí? -  Bueno, acabo de ver una rana de chocolate moverse por su cuenta y escaparse... todo es posible!! - parecen muy... interesantes... - dije parpadeando varias veces. - Claro que me gustaría ver uno!! pero son peligrosos? y tu has dicho que tenéis una granja? que fuerte... - divagué por un momento, pensando cuantas granjas extrañas podrían haber en el mundo con criaturas de todo tipo, sobre todo mitológicas. Desde medusas correteando detrás de las vallas, hasta pegasos, unicornios de colores, y Esfinges. Como en una granja de animales domésticos viviendo en compañía.

-Creo que la señorita Pomfrey no me deja salir por hoy... - dije apenado - pero sería genial si me pudieras mostrar una foto!!! aunque... me sabe mal hacerte perder el tiempo. Si quieres ya me la enseñarás cuando me ponga mejor - sonrío amigablemente. Aunque la curiosidad me corroía por dentro. 

2º semana

-Señor Ferrer, podemos quitarle la escayola, aunque deberá mantener el brazo en el cabestrillo una semana más, si no vuelve a sufrir una lesión podrá estar curada la semana que viene sin problemas. ¿¡Pero que tenemos aquí!? -preguntó mirando a Murphy-. ¿Cómo ha podido hacerse una fractura tan fea? Tardará dos semanas en curársele

Eduardo niega con la cabeza. Se imagina que la gente que viene de familias muggles le costará más adaptarse a los secretos impuestos. Para él, tanto la red flu, hipogrifos, ranas de chocolate saltarinas, como otras cosas de la vida cotidiana mágica le son de total normalidad. Era como hablar con un afectado crónico del encantamiento desmemorizante.

—Sí, es un transporte. ¿Te acuerdas de la clase teórica de vuelo? Lo dijo la señorita Hooch como alternativa. Echas los polvos flu a una chimenea y la llama se vuelve verde, luego dices el lugar y cruzas como el muro del andén 9 y 3/4. Lo habrás visto en el Caldero, ¿no? ¿no viste a nadie venir así desde la chimenea? —explicó de sopetón, la lección se la tenía ya aprendida.

—¡Sí, son muy peligrosos si no los respetas! Debes tener cuidado. Cuando vayas a la común te puedo enseñar alguna foto de mi álbum.

La señorita Pomfrey se acercó acercó a hablar con los niños para dar las últimas indicaciones. Insistió a Eduardo en que ya no hacía falta que se quedase ahí más tiempo porque debía realizar algunas revisiones más a las heridas de Murphy. No tuvo otra que despedirse de él.

—Bueno, Murphy, ¡te veo en la común cuando puedas subir! Yo iré a... a hacer eso... ¡deberes! Sí, deberes —se ríe nervioso, rascándose la cabeza, como si ocultase algo que no quería decir, alguna trastada—. ¡Te veo luego o en clases!

Se despide de Murphy y de la señorita Pomfrey y se larga de la enfermería sin hacer ruido, con su actitud seria característica. Al abrir la puerta, mira hacia los dos lados, vigilando que no haya nadie y tuerce hacia la derecha.

-Aaaaah claaaro!!! ahooora lo entiendo - dije cuando explicaba lo del polvo en las chimeneas - no acabé de entender lo de la red Flu cuando lo explicaba la profesora Hooch... menos mal que voy a tener todo el fin de semana para repasar TODO en la cama.

Una vez llegó la Srta Pomfrey, le dijo a Eduardo que poco apoco estaba mejor, aunque a mí aún me quedaba una buena recuperación... -Muchas gracias por quedarte a charlar conmigo. Y por las golosinas! - Le sonrío. Con cierta envidia por poder marcharse, me despido de Eduardo, que de la nada empezó a actuar de forma...ligeramente "sospechosa", con su andar serio y seguro pero mirando a derecha e izquierda por si lo veía alguien - *que está tramando?. 

-Bueno Eduardo, tu brazo parece estar ya perfectamente, ten cuidado e intenta no volver a hacerte daño

Descansando en la enfermería (algun dia de la 3ª semana).

Esto me enseñaría, de ahora y para siempre, a no deambular por el castillo buscando ingredientes. Mi capacidad de empanarme con todo a mi alrededor, asombrado por ver tentáculos a lo lejos, me llevó a este punto. Mi estrella estaba estrellada.

Llegué a reconocer a William tratando de alcanzar mi mano antes de que el peso de mis muletas enganchadas al yeso de la pierna me hundieran más y mas. 

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Me desperté viendo borroso en la enfermería con las caras de tanta gente alrededor que aún me sentía mareado, no distiguía sus voces o caras, todo sonaba amortiguado. Hacía frío. Estaba blanco. Todo estaba mojado.  La SrtaPomfrey corría. Volví a quedar inconsciente.

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Pasé el fin de semana en la enfermería, para cuando llegó el lunes insistí en ir a clase, pero mi estado de ánimo era tan bajo y deprimente que reventé el primer hechizo de encantamientos (el candado que explotó) y lloré cuando conseguí hacer reparo, pues hasta ahora todo me salía realmente mal.

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Iba de las clases a la chimenea de la casa a descansar. Débil y hecho polvo, y lento. Hice todo lo que pude para intentar ayudar a los demás a conseguir aprender Reparo y intenté animarme más y animar al resto montando una pequeña fiesta que acabó convirtiendome en canario. Al menos nos reímos un buen rato. 

Descansaba a cada momento que podía, pero muchas de las clases tendría que recuperarlas más adelante. Cansado para estudiar o hacer demasiados deberes de más, me pasaba las horas abriendo ranas de chocolate y dejándolas marchar -algunas me las comía- ...ellas que podían correr y saltar libremente. 

William empapado como estaba llego a la enfermería corriendo para saber que había sido de Murphy, permaneció por algún tiempo junto a la cama del chico, hasta que Madame Poppy logro sacarlo y recomendarle que se cambiara la ropa húmeda, con decepción y preocupación volvió a su sala para cambiarse, decidido a visitar a su compañero después cuando este lograra recobrar el conocimiento.

Revision médica a Frederic (Lunes por la tarde)

         - Por favor pueden revisar a nuestro compañero de clases?     Nos parece que se ha lastimado intentando hacer algún hechizo de clases! -.    Dicen las gemelas Fergusson a las o los que les atienden en la enfermería con una sonrisa nerviosa mientras que la otra trata de apoyar al chico para que lo revisen.

Revisión médica a Murphy (Jueves de la 2a semana)

.        - Qué paso con Murphy Moretti?   Se encuentra bien? -.    Preguntan preocupadas las gemelas Fergusson cuando se enteran que está en la enfermería y van a visitarlo, tratan de apoyará ambos chicos con su presencia, palabras de aliento y un par de ranas de chocolate​​​​​​