Partida Rol por web

En pocas horas tenéis resuelto el viaje y vuestro destino, el barco del capitán Simon sirve como transporte para todos, es un viejo cascarón más que una nave pero parece cumplir su función como cualquier otro, atrás empieza a quedar el bullicioso puerto de la hermosa Puertosur. Por delante un largo viaje en el que seguramente podréis conoceros.

Viajábamos todos en el barco, dispuestos a la aventura que nos habían ofrecido y habíamos aceptado. No sabíamos que no iba a reparar el destino, como tampoco el saber si todo será cierto o una emboscada...

Mientras pensaba en todo esto mirando el mar al horizonte, me pongo a caminar por el barco para asegurarme de que no falta nada en él y ayudar aquellos que necesitan que les expliquen cualquier cosa.

Como segunda oficial en el barco, me tenía que encargar de todo aquello y de preparar las guardias que se pudieran hacer a la noche en el barco.

Jeremy dejo al joven Wathson en la caballeriza pagando para que le cuiden bien y no sin antes irse sin entreabrir disimuladamente las puertas de algunos potros que con poco esfuerzo quedarían libres, con algo de suerte por la noche así despertarían a los vecinos y crearían un buen revuelo.

Una vez en la perla negra el Cuatrotablones observo el navío y miro a la mar con una sonrisa en su rostro, le gustaba los viajes por mar, nadie le molestaba mientras navegaba y esta vez la compañía parecía de la mas agradable, sin mencionar a la generosa recompensa que le esperaría a su vuelta.

-Bueno...- Dijo mirando alrededor -¿Hay algo que tengamos que hacer los no marineros para ayudar por aquí  No quisiera pasarme el viaje haciendo el vago- Era una mentira nada le gustaría mas pero sabia que en un barco siempre hay algo por hacer y tenia que quedar bien con aquella gente que acababa de conocer y así de paso conocía mejor los recovecos del navío.

Sonrío a las palabras de aquel hombre, que quería ayudar en el barco a lo que me acerco a él y le digo sonriendo.

- Claro que puedes ayudar, ¿sabes a qué?, podrías limpiar un poco el suelo de la cubierta. Creo que está un poco sucio de las últimas borracheras..., ¿te parece bien para ir empezando o prefieres que te diga algo Simon? -

Durante el viaje soy una persona completamente distinta que en la taberna, me paso dando vueltas por el barco, revisando las cuerdas, los amarres... subo en mas de una ocasión al castillo del mástil...

Todo parece correcto la verdad... así si da gusto trabajar en un barco. 

Al oír a Martina decir lo del suelo, y sin mediar palabra, recojo el mocho y un cubo de agua de mar y empiezo a limpiar la cubierta con algo más de habilidad.

Me subí a la cofa, no había vigía en ese momento. Observé la inmensidad del mar, el oleaje, el vaivén del agua, los turbios colores azul oscuro, los claros aguamarina y los miles de destellos que el agua reflejaba. Necesitaba meditar y asegurarme a mi mismo que estaba preparado. Esta vez no tendría a mi tío para sacarme las castañas del fuego... Tengo una misión muy importante, pero no estoy preparado... Todavía no. Necesito medrar, y esta empresa es tan solo el principio de mi largo viaje. Solo de pensarlo me sobrecojo, me siento superado. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Respiro hondo antes de volver a perderme entre la olas del mar...

Tras darle una labor a uno de ellos, veo como de inmediato otro de los ocupantes del barco agarra el mocho y se pone con la labor que yo había dado. Entonces sin dejar de reír, me llevo la mano a la barbilla, mirando a todos los presentes y me llevo unos dedos a la boca. Haciendo sonar un silbido.

- ¡Venid todos aquí!, antes de nada quiero saber en qué sois expertos, es decir...si sois todos marineros o desempeñáis algo más. Yo por ejemplo soy traductora y segunda oficial. Esto es lo que quiero que me digan ustedes, antes de ponernos hacer cosas que a lo mejor uno sabe desempeñar bien... -

Jeremy observa divertido como Iñigo coge el mocho y no sabe si echar a reír o retirarse lentamente de aquella escena, estaba claro que Martina estaba siendo sarcástica hiriente con ese comentario, una vez les reúnen hace alarde de sus habilidades dándose publicidad adulterada.

-Veamos, no tengo mala puntería con el arco, y no es la primera vez que voy en barco por lo que se lo básico de los nudos y no me muevo mal en cubierta ni entre los mástiles.
Puedo pescar si hace falta y contar historias de mi nación para entretener a la ociosa tripulación, también tengo algunas nociones bascas de medicina, pero nunca metí mano a una herida grave ni tengo los materiales necesarios así que solo úsenme para eso en un caso de urgente necesidad.

Suelto el mocho a un lado y me acerco a la segunda oficial...

Yo he sido toda mi vida marinero, coso velas, hago buenos nudos, conozco las historias del mar, llevo ya 10 años trabajando en barcos... Durante varios de mis viajes he sido el maestro de las alturas en más de una ocasión, lo mismo que he sido simplemente el que friega la borda... y si lo queréis saber soy un luchador experimentado, he tenido que defender los barcos donde he trabajado de piratas varias veces. ¿Responde esto a vuestra pregunta Segunda Oficial?

Las horas previas al viaje dedico un tiempo valioso a escoger las prendas de ropa que iba a llevarse. Descartó los vestidos de baile excepto uno, sencillo y sin demasiados volantes. Sabía que no era para nada útil en la cubierta de un barco y de expediciones por la selva pero ”nunca se sabe”.  El resto de sus prendas la componían las ropas que usaba para los largos viajes por los caminos: pantalones y polainas, camisas blancas con chaleco, chaquetillas y un sombrero el que había sido el favorito de su hermano antes de irse a la guerra.

De esa guisa se presentó muy temprano en el puerto; emocionada como una chiquilla se movió por la cubierta observándolo todo y saludando a sus compañeros de viaje. Cuando Martina los convoco en el centro de la cubierta escucho interesada las habilidades de sus compañeros.  Cuando le tocó el turno de hablar se sintió un poco avergonzada.

-Me temo que yo… bueno, mis habilidades en general no son muy útiles en un barco.- miro alrededor buscando algo a lo que aferrarse.-Tengo buena puntería, si eso sirve de algo; Pero lo  más importante es que no me importa trabajar y aprenderé lo que se necesite.- terminó con una esplendida sonrisa.

Escucha atentamente aquellos que empezaban hablar sobre sus habilidades. Y empecé hablar cada uno de ellos.

- Jeremy serás útil para todos nosotros, si alguno tiene alguna herida. Como también seras útil para relevar a quién haga falta en los mástiles y hacer guardias aquí en cubierta. - me giro hacia Iñigo y le comento - te tendremos en cuenta para coser alguna vela del barco y no que no son velas...espero que también sepas coser sabanas. -

Camino hacia Carmen y le digo levantando su rostro con mi mano.

- Aquí no hay nadie que sea útil, tu vales mucho y a ti se te enseñará si hace falta a lo que sea. Ya que tienes ganas de aprender. Creo que sabes cocinar...eso nos sería también muy útil aquí. Pero tranquila que cada uno de nosotros te enseñaremos con lo que somos buenos. -

Me vuelvo al centro, donde estaban todos colocados, esperando oír hablar al más joven, pero antes de que hable el jovencito digo por último.

- Quiero que cada uno de ustedes cuando tenga tiempo, enseñe a Carmen con lo que sois buenos. - miro entonces de reojo a mi Capitán, mientras sonrío.

-Es mi primera vez en un barco... Así que haré lo que se me encomiende tan buenamente como pueda... Aquí, cazar no es muy útil- Me avergoncé de mi mismo por no poder decir más.

Miro al joven Juan Antonio.

Muchacho, varias cosas a tener en cuenta... si no mantienes bien el equilibrio... no te acerques a la borda... y menos aún intentar subirte al castillo del mástil. Nadie nace sabiendo, si quieres saber algo pregunta.

Miro entonces a la señorita Carmen.

Señorita, si veis que tenéis problemas con alguna cosa del barco decídmelo, hago casi cualquier trabajo de este tipo. - Miro entonces a todo el grupo - Y no penséis que fregar la cubierta es un trabajo inútil, si la cubierta esta sucia los resbalones y el olor solo serán el principio de vuestros problemas.

Entonces me giro a la Segunda Oficial.

Cierto es que se coser velas y seguramente sábanas, pero he de decir que os seré de mayor utilidad en un trabajo más especializado, organizando y ayudando aquí fuera, si es necesario que cosa, coseré, lo mismo que friego, ato nudos y hago de vigía... Y os aseguro que mis conocimientos de la mar son bastante útiles, se de sirenas, leviathanes, piratas, islas que no se deberían pisar nunca, y otras que son de visita obligada.

Escucho con atención cada palabra, sin demasiadas ganas de hacer de guía, por ahora permanecemos en la cubierta, con el aire ondeando nuestros cabellos.

¿Y romperlas qué tal se os dá?

Mi pregunta está lanzada al aire, quizá con una o dos intenciones de más, mientras observo casi hipnotizado la marea.

Jeremy enarco una ceja ante el comentario del capitan y luego lo miro alternando la mirada entre el e Iñigo, tras un momento de silencio incomodo dio un paso hacia atrás de forma teatral para dar a entender de que "por ahi no pasaba" la soledad de la mar podía cambiar a los hombres, pero a el no le cambiaría TANTO.

Al ver de reojo el gesto de Jeremy le sonrío y le invito a acercarse.

Quiza el gesto habia sido demasiado obvio, pero no pudo haber dejado pasar esa oportunidad para dar la nota, el capitán le había descubierto y ahora le llamaba.

(A ver por donde sale) Pensó Jeremy, supuso que como mucho una reprimenda, no podía ir a mas, después de todo eran socios haciendo el mismo trabajo no su superior directo lo que mas le aterraba es que intentara algo demasiado "Montaignes"

-¿Si? Dígame capitán.

Estáis demassiado tensso... ¿Quizá quegáis tomar un poco de grog?

-Nunca digo que no a una bebida muy buen anfitrión- Se acerco un poco poniéndose a su lado y se inclino para hablar en algo mas de confianza.

-Pero no querría que nuestros camaradas pensasen que el capitán del navío tenga un favorito, seguro que el muchacho estará entusiasmado de su invitación y desde luego no creo que haya catado antes el grog.-

Juan Antonio desde la cofa del barco puede divisar a lo lejos la silueta un barco lejano, que parece tener su mismo rumbo. Sin embargo de algún modo parece ir ganando velocidad, tal vez incluso alcanzaros.