Partida Rol por web

Vigilancia, victoria, sacrificio

2. La Tumba de la Novia Roja

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17/11/2015, 23:30
Jarlath

Jarlath caminó por la oscura galería de la gruta, sintiéndose reconfortado por el calor de las antorchas y la cercanía de sus compañeros, a pesar de las atemorizantes formas de las telarañas que surgían de entre las sombras, como espectros traslúcidos e incorporales. En el completo silencio, sus oídos permanecían dolorosamente atentos a cualquier señal de peligro, a cualquier sonido que indicara la presencia de más arañas como las que habían sorteado minutos atrás, o cosas incluso peores. Pero no oía nada, y la incertidumbre iba generando una ansiedad que crecía sin que ningún suceso precipitante la disipara. El túnel era mucho más largo de lo que Jarlath hubiera imaginado, y llevaban varios minutos recorriéndolo.

Y entonces, lo oyó. El ruido de un plato, o tal vez una vasija o jarrón, rompiéndose contra el duro suelo, en algún lugar que quedaba delante de ellos. El bardo dio un respingo, sobresaltado. Aquello era lo último que esperaba oír, pero significaba a todas luces que no estaban solos en aquella caverna. Tras la sorpresa inicial, el grupo continuó avanzando lentamente por el túnel, con todos sus sentidos alerta. Jarlath, con rostro impávido, empezó a musitar en un volumen muy bajo una serie de palabras que nadie podía entender, un murmullo rápido y casi inaudible que bien podría parecer una oración. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que habían decidido tomar aquel camino, cuando un grito repentino y helador lo hizo saltar. Aquello había sido sumamente perturbador. No oyó pasos ni palabras, ni más gritos o sonidos de ninguna clase que le dieran algún indicio de la procedencia de aquel alarido; solo el silencio más absoluto.

¿Acaso habría un fantasma esperándolos?

La maldición de la Novia Roja… —murmuró quedamente.

Jarlath trataba de sacudir esos pensamientos funestos de su mente, cuando el túnel se ensanchó de repente para desembocar en una gruta mayor, que parecía alguna suerte de cámara mortuoria… o más bien un depósito improvisado de cadáveres. Momias amortajadas y esqueletos embutidos en armaduras viejas regaban toda la estancia, que estaba dominada por lo que parecía ser un atril arcaico, así como curiosos tapices y un mural que representaban imágenes legendarias. ¿O tal vez narrasen hechos del pasado? En el centro de aquella pintoresca tumba comunal había un estanque seco en el que había un poso hediondo y desagradable de lo que podría ser materia orgánica en descomposición.

Al otro lado, un túnel colapsado acababa con las esperanzas de los guardas grises de encontrar allí a quienes habían ido a buscar. ¿Qué era aquella sala? Y sobre todo, ¿qué era lo que habían oído antes de llegar? Con suma cautela, Jarlath se agachó lentamente e inspeccionó los cadáveres que estaban diseminados por doquier. Tal vez sus ajadas vestiduras y sus oxidadas armaduras le contasen algo más de aquel lugar.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ya que no veo otra habilidad aplicable, tiro por Saber (historia) (+11). Si no os parece, podría ser mi conocimiento de trovador (+8). En principio tiro con +11, y ya si eso, si lo veis pertinente, restad -3 a la tirada.

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18/11/2015, 00:40
Enansal

La labor de las arañas se extendía por toda la superficie de las rocosas paredes de la cueva. Densos tapices de hebras entretejidas, de suelos a techos, como si las criaturas hubieran tratado de apuntalar el túnel. Inmensos capullos adornaban los nichos naturales, sus presas abandonadas, quizás, para siempre.

El sudor resinoso le escocía en los ojos, pero se negaba a limpiarlo. Aún tendría que convivir con él durante horas, cuanto menos. Necesitaba acostumbrarse a él, permitir que sus ojos hicieran todo el trabajo.

No se sobresaltó cuando lo inesperado quebró el silencio. Tal y como los ruidos se disipaban, desaparecían de sus pensamientos. Los sonidos no podían hacerle daño si no les permitía distraer su atención.

El túnel se abrió a una amplia galería, iluminada por la luz solar que atravesaba el techo roto. La mano de los humanos era evidente en la caverna. Blandones adosados al muro circular, distribuidos a espacios regulares. Bancos de madera deteriorados por el paso del tiempo, y por la batalla. Un viejo atril, murales y tapices que pudieron ser hermosos en un tiempo lejano, desprovistos de dignidad por su devenir imparable. Y cadáveres, pieles secas y huesos pelados, apropiados para habitantes eternos del páramo.

Rodeó los cuerpos y se acercó a estudiar las dos salidas de la caverna. Una de ellas, más pequeña, en el mural. La otra, bloqueada por un desprendimiento de rocas. Nada que no pudieran sortear, si era necesario, aunque si dependía de ella, sería imprescindible una larga pausa.

¿Es reciente el derrumbamiento? preguntó a quien fuera capaz de responder.

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18/11/2015, 09:21
Paexter RockHead

El eco de las pisadas del grupo de Guardas Grises resonaba por el túnel, haciendo vibrar los hilos de las telarañas que lo tapizaban, dando al conjunto un aspecto decididamente tétrico.

Con las antorchas a sus espaldas, el enano vigilaba el entorno desde debajo de sus pobladas cejas, con el hacha preparada para dar la bienvenida a esas asquerosas arañas, si es que tenían redaños para volver a atacarlo. Aunque lo dudaba, en un ambiente tan hostil como aquel, primaba la supervivencia.

El túnel se iba extendiendo, penetrando en la roca viva, y aquí y allá aparecieron capullos suspendidos de sus hebras de seda, recordándoles lo que podía significar un error en aquella cueva. Paexter, familiarizado con los túneles, tenía clara la dirección que seguían, y así fue haciéndoselo notar a sus compañeros. De vez en cuando levantaba una mano para parar la marcha, escrutando el suelo, por si las huellas continuaban, o aquellos que las dejaron acabaron sus días en uno de los capullos, pero nada, no era lo suyo, y sólo en caso de arena blanda podría seguir un rastro como aquel.

De pronto , un ruido como de loza al partirse lleno el aire, desde todos los sitios y ninguno, para después dejar un tenso silencio en el aire. El enano, hacha en alto, vigilaba los alrededores, mascullando palabras ininteligibles: - Maldiciones... Brujería...  No habían venido allí de excursión, si no a prender a unos traidores ladrones de conocimiento, así que, encogiéndose de hombros, siguió su camino hacia delante... De pronto, un grito estremeció el túnel, pero ya no pilló sorprendido al enano, que simplemente se limitó a decir, en alto: - Brujería..., para, con pasos firmes, continuar andando.

Un buen trecho más tarde, sus sensibles ojos notaron como la claridad empezaba a dar luz al túnel, y,  tras un recodo, el túnel se habría a una estancia semiderrumbada coronada por una grieta por la que se filtraba el sol de mediodía: - Algún tipo de santuario..., pensó Paexter para, antes de que sus compañeros entrasen, confirmar si las huellas entraban en esa sala.* Cada uno de sus compañeros se dedicó a estudiar un tipo de detalles de la misma, donde, al parecer tanto monjes cono guerreros perecieron por igual, pues sus cuerpos se distribuían por la sala como juguetes rotos, abandonados. Paexter se dedicó, tras estudiar posibles huellas, y tras la pregunta de Enansal, a la que respondió con un asentimiento, a confirmar la estabilidad de las paredes y si, como preguntaba la dalishana, el derrumbamiento había sido reciente... e incluso provocado.

- Tiradas (1)

Notas de juego

* Dado que iba en cabeza, supongo que no hay problema con eso, no?? ;)

Para las huellas, tiro un Buscar, y para la estabilidad de las paredes?? Por ser enano, me dan un +2 a temas de trampas, derrumbamientos, etc... Y por si vale de algo, también tengo Oficio (Mineria). Si se puede, elijo "20", si no, tirad por mi, para no ralentizar, ok??

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19/11/2015, 16:14
Selene

El silencio y la oscuridad no suelen ser buenos compañeros de camino. Cada gota de agua, cada paso, parecían una profanación a la quietud de la caverna. El humo de las antorchas hacía que la realidad fluctuara frente a sus ojos a medida que avanzaban. El fuego, lejos de resultar cálido, hacía resaltar los blancos capullos de seda frente a la negrura que les rodeaba. La joven maga no sabía si deseaba que esa tensa quietud se quebrara finalmente, o si acaso era mejor que todo siguiera tan inmutable como hasta el momento.

La desagradable respuesta le vino de manos de un extraño sonido, parecido al de un objeto frágil al romperse. Un estremecimiento recorrió su espalda, e inconscientemente, se acercó más al resto del grupo. El susurro del enano, por una vez, no la desagradó: era una voz conocida y real en medio de la incertidumbre. Sin poderlo evitar, lanzó una mirada a su espalda, temiendo encontrar alguna criatura monstruosa, pero allí no había nada. No parecía haber nadie en ninguna dirección.

Selene dejó escapar el aire suavemente a través de sus labios, retomando el curso normal de sus respiraciones. Una sensación de opresión la envolvía, y no le parecía que se tratase precisamente de claustrofobia. Había algo tremendamente irreal en todo aquello, en la misteriosa luz verdosa, en la leyenda que pesaba sobre aquél lugar...

Un grito volvió a interrumpir los latidos de su corazón, como si una garra helada hubiera atravesado su pecho. Esa voz, a pesar de similar ser de una criatura viviente, tenía que ser a la fuerza algo sobrenatural. -La maldición de la Novia Roja...- Las palabras de Jarlath fueron como una sentencia que cayó pesadamente sobre todos ellos. -Vamos, sigamos avanzando...- prácticamente suplicó ella, angustiada de permanecer en ese túnel que parecía no tener final.

Sin embargo, lo tenía, aunque resultaba difícil describir qué era exactamente aquella cripta destrozada que apareció ante su visión, ni si el cambio de escenario había sido para mejor o era al contrario. Por lo menos, la presencia de la luz solar sirvió para templar ligeramente los ánimos de la tevinterana. El resto de elementos... digamos que no tanto.

Las señales de lucha eran evidentes en las muescas de cortes que presentaba el mobiliario de madera, pero tal y como había ocurrido antes, no había ningún signo de la presencia de un posible enemigo. Del mismo modo, el atril y los bancos, junto con el mural y el tapiz decorado, hacían pensar que esa era una zona pensada y habilitada para ser visitada con asiduidad. -¿Podría tratarse de una capilla dedicada a alguna clase de culto?- aventuró la maga en un susurro, sin atreverse a alzar la voz.

El mural, en el otro extremo, llamaba poderosamente su atención, pero se resistía a cruzar entre los cadáveres. Por un lado, le sorprendía encontrar tantos restos humanos abandonados en el mismo lugar y sin ninguna causa evidente que pudiera justificar una masacre; por otro había pasado suficiente tiempo en un Círculo nevarro como para desarrollar un cierto respeto, por no decir prevención, hacia los muertos. A nada que el Velo se debilitara en esa zona, cosa que no la sorprendería en absoluto, podían verse en auténticos problemas.

-Ten cuidado- advirtió al bardo al ver como este se arrodillaba junto a las osamentas para analizar las herrumbrosas armaduras, sin decidirse a internarse en la zona.

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19/11/2015, 16:58
Narrador

Por más que buscó, Paexter no encontró una sola huella. Más que nada porque la piedra nunca es un terreno propicio sobre el que dejarlas; ya había sido un milagro el vislumbrar las que justo se habían marcado en el parche arcilloso del principio del corredor que les había conducido hasta allí.

Lo que sí reconoció enseguida pese a la herrumbre, fue la manufactura de las armaduras. Estaba máas que harto de ver aquellos inconfundibles ángulos agudos: Armaduras de engendro tenebroso. Y también encontró otra cosa, un añejo fajo de hojas de pergamino, tal vez una especie de diario, tan comidas por el tiempo que casi se le deshacían en los dedos. Debían llevar ahí tantos años que sólo se alcanzaba a distinguir una:

En cuanto al derrumbamiento, llevó unos cuantos minutos discernir que había sido provocado pero para nada era reciente, o al menos a juzgar por la capa de polvo asentada sobre las rocas que lo componían.

Mientras el enano examinaba aquello, Jarlath se aproximó a uno de los cadáveres pero cuando estuvo lo suficientemente cerca, pudo constatar que aquel esqueleto en concreto había muerto ensartado por la espada de uno de los tipos con túnica, aunque el paso del tiempo no parecía haber hecho mella en el arma. Aparte de eso, lo único que quedaba del otro pobre desgraciado era el amasijo de jirones que ahora eran sus ropas y un polvoriento estuche de pergamino en el cinturón.

Pero entonces ocurrió algo: el bardo contempló con horror como, repentinamente,  la mandíbula de aquella calavera que le observaba fijamente desde el vacío de sus dos cuencas se abría sola, ¡como si de un momento a otro fuera a saltar sobre él y morderle! Aquellas fauces óseas repletas de dientes amarillentos y puntiagudos se abrieron desmesuradamente...

Y se cayeron al suelo cuando una rata gordísima salió de ellas y se perdió correteando en la oscuridad.

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19/11/2015, 19:13
Elietta

El camino se le hizo largo. Ya venía a considerarse una costumbre en sus aventuras más recientes, así que se limitó a mantener el silencio que ya de por sí reinaba en la cueva... hasta que el sonido de la cerámica partiéndose los alarmó a todos. 

La elfa miró a los lados, viendo en las caras de sus compañeros un cierto punto de horror. Incluso Paexter parecía algo agitado. Elietta entendía la tensión. Los objetos no se rompían solos, alguien o ALGO se estaba moviendo más adelante.

El grito que resonó con eco poco después de eso no ayudó a tranquilizar a sus compañeros, ni a ella, aunque se esforzara en parecer tranquila. Tensó el arco un poco más de la cuenta por los nervios, pero enseguida empezó a notar el brazo cansado por la resistencia del arco, así que lo devolvió a su estado original, sin poder evitar que su respiración se acelerara un poco.

Al final del sendero apareció aquella sala. Sus compañeros debatían qué podía ser, pero no parecía relevante, ya que no tenía ninguna relación con lo que habían venido a hacer allí.

Cuando Paexter encontró aquel diario y les dejó leerlo, Elietta emitió un suspiro mientras cerraba los ojos.

-Bien. Un laberinto. Supongo que era mucho pedir un camino sencillito hasta el fondo de la cueva.-Dijo con un tono de queja con cierto punto de rabia.-Esperad un momento.

Saqué un trozo de tiza.

-Será mejor que usemos esto para asegurarnos de cuáles son los caminos por los que ya hemos ido.-Me acerco al camino del que venimos y pinté en la pared una flecha en dirección a la entrada. Una flecha que ponía debajo "a la entrada"-Listo... siempre que la cueva no tenga un millón de pequeñas galerías... deberíamos estar bien.

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19/11/2015, 19:59
Selene

Con los ojos clavados en el bardo, con temor a que todos esos cuerpos pudieran levantarse de un momento a otro, la tevinterana estuvo a punto de soltar un grito al ver como una de las calaveras se movía... sin embargo, se sintió completamente estúpida al ver como un roedor salía correteando por la sala. Se retiró el pelo de la cara, pensando en que la tensión que estaba soportando le debía estar pasando factura. Al tocarse la frente, comprobó que estaba bañada en sudor frío.

Sin embargo, el descubrimiento del pergamino fue más interesante. Darse cuenta de que estaban encerrados en un laberinto no sirvió para paliar su inquietud, aunque la idea de Elietta sirvió para conjurar el peligro... al menos, a primera vista. Sin embargo, tenía la sensación de que todavía quedaban secretos por descubrir en aquella extraña cripta.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Ahí va Saber (el Velo), para lo que sirva.

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19/11/2015, 22:11
Narrador

Deduces (y sientes) que el Velo está bastante debilitado en esta zona, muy probablemente por la obvia masacre que tuvo lugar en la sala en la que os encontrais. Los lugares con el Velo tan fino son potencialmente peligrosos ya que a las criaturas que lo habitan les resulta más fácil cruzar la linea que lo separa del mundo material.

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19/11/2015, 22:43
Jarlath

Al oír el grito de Selene, Jarlath se dio la vuelta, agachado como estaba junto a los restos de lo que parecía una antigua escaramuza, librada quién sabía cuánto tiempo atrás. Esbozó una sonrisa que quería ser tranquilizadora, pero sus ojos tiznados de negro y su cara, aún pálida por el efecto del veneno, le daban un aspecto fantasmal y amenazador.

Creo que esa rata está tan asustada como tú, pajarillo —dijo, al tiempo que se sacudía las manos, sin dejar de sonreír. Luego se giró, volviendo a dedicar su atención a los cuerpos retorcidos por la muerte, y tomó cuidadosamente la bolsa de pergaminos que colgaba del cinto de uno de ellos, abriéndolo para ver su contenido. No era completamente consciente de lo que hacían sus compañeros a su alrededor, pues estaba más interesado en lo que escondería aquel saco raído por el paso del tiempo…

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19/11/2015, 22:48
Narrador

En el estuche de pergaminos polvoriento, Jarlath encontró (aparte de una araña muerta) dos rollos todavía utilizables. Pero no tenía ni la más remota idea de para qué podían servir porque estaban llenos de caracteres arcanos.

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19/11/2015, 23:06
Jarlath

Los ojos del bardo se abrieron de par en par, como los de un niño que creyera haber encontrado un gran tesoro enterrado. Se volvió nuevamente hacia la maga.

Selene, mira esto —le dijo a la tevinterana, mostrándole los dos trozos de vitela que había encontrado en el estuche. Los pergaminos estaban recubiertos con una escritura extraña y diagramas que solo los versados en las artes arcanas podían desentrañar—. Parece alguna clase de texto mágico. Tal vez tú puedas entenderlo y darle algún buen uso. Ven, toma.

El hombre tendió los pergaminos arcanos a Selene. ¿Qué clase de sortilegios estarían inscritos en ellos?

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19/11/2015, 23:54
Lynariel

Silencio.

La densa calma fue la principal acompañante del grupo de guardas grises por los interminables caminos de la cueva, entremezclado por las pisadas y el crepitar del fuego. La amenaza de las arañas permanecía latente a cada paso que daban. Su rastro se veía reflejado por las telas que envolvían la roca y los capullos, escondidos en lugares apartados.

Resultaba grotesco ver las grandes tumbas de los pobres desgraciados que no supieron defenderse de las garras y colmillos de los arácnidos. Pocos habrían sobrevivido a la sed de sangre producida por el hambre. Su madre siempre le advertía del peligro de aquellas que moraban en la oscuridad, pues resultaban ser las más peligrosas. No se les podía asustar tan fácilmente. Si una de aquellas gigantescas arañas, había huido posiblemente estaría buscando otro modo de acercarse al grupo y sorprenderlo.

Permanecer alerta era la única forma de contrarrestar sus técnicas de camuflaje. Aún así, el camino seguía igual. En silencio y en calma.

De la nada, varios sonidos acudieron a las orejas de todos. Un objeto rompiéndose contra la superficie, seguido de un grito. Lynariel tensó los músculos y se preparó para desenvainar su dar'misaan. No hizo falta. Del mismo modo que había surgido, desapareció en la oscuridad.

La dalishana se fundió con el silencio y siguió avanzando. Al cabo de algún tiempo, alcanzaron lo que otrora había sido una sala en la que se realizaba algún tipo de actividad. ¿Acaso estaban ante una antigua ruina? Aquel pensamiento le dio un escalofrío, pues éstas albergaban secretos que merecían ser olvidados por el tiempo. Ahora los únicos huéspedes de aquel lugar eran cadáveres.

Entre ellos, Paexter encontró un diario de un pobre desafortunado que se perdió en el complicado entramados de caminos y habitaciones. Un laberinto natural. Mientras Jarlath investigaba  algunos otros cadáveres, Lyna se acercó donde Enansal. Se limitó a observar el mural y la entrada que se situaba en el centro. Las imágenes alrededor de la entrada parecían una invitación para entrar. ¿Acaso habría alguna extraña criatura al otro lado o, por el contrario, sería otro camino de cueva?

- ¿Qué escena estará representando el mural?- se preguntó.

Su mirada alternaba el mural y la entrada. ¿Habría algo inusual en todo aquello, alguna sombra que acechase tras la oscuridad? ¿O se encontraría con el silencio que les había estado acompañando?

- Tiradas (1)
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20/11/2015, 13:25
Selene

En otras circunstancias, tal vez la aparición de los pergaminos habría podido llamar poderosamente la aparición de la maga, pero no en aquel momento. Tenía la sensación de que algo andaba terriblemente mal, pero no tenía palabras en su mente para dar forma a la brumosa idea que se estaba formando en su cabeza. Aun así, se acercó hacia el bardo, observando atentamente el contenido de los mismos.

-Sí, creo que podría entenderlos.susurró, como si temiera que el sonido de su voz pudiera derrumbar el techo de la caverna sobre sus cabezas. Se dispuso a canalizar la energía... y entonces lo notó, deteniéndose antes de comenzar a conjurar su hechizo. -El Velo es casi inexistente en esta zona.- Advirtió de improviso, mientras levantaba la cabeza de los documentos. Su tono era mucho más firme de lo que solía ser. Especialmente, su mirada se dirigía al enano y las elfas que se encontraban al otro lado de la sala. -Cualquier alteración mágica podría atraer a una entidad del otro lado*. E incluso si no es así, los lugares de masacre siempre llaman la atención de espíritus y demonios. Tened mucho cuidado.- Se alejó un paso de los cadáveres, haciéndole un gesto a Jarlath para que la imitara. -Especialmente teniendo en cuenta la cantidad de cuerpos que podrían poseer en caso de que acudieran, si es que no se aparecen directamente.

Tal vez la tevinterana no tuviera la menor idea de cuevas, rastros o desertores, pero había profundizado lo suficiente sobre el estudio de la magia como para estar segura de que aquel lugar era terriblemente peligroso. Y además, se le había metido en la cabeza que todos esos esqueletos podían llegar a levantarse desde que los vio. Dejar un muerto sin quemar era casi una invitación para que algo lo poseyera.

-Vayamonos cuanto antes.- Les apremió -Quedarse aquí no es seguro.

Notas de juego

*Esto lo digo puramente por ambientación, no sé si se aplicaría o no.

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20/11/2015, 16:52
Narrador

Es un mural bastante antiguo, reconoces dibujos de lo que parecen dragones o algún tipo de bestia grande y dibujos de personas pero no tienes la más remota idea de qué están representando.

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22/11/2015, 02:04
Paexter RockHead

- Nada, sin nada de arena, las posibilidades de ver una condenada huella son practicamente nulas..., pensaba el enano, aunque era consciente de que aquella no era, ni de lejos, una de sus virtudes.

Se fueron distribuyendo por la sala, y él, con un traqueteo de piezas de metal entrechocando levemente mientras andaba, se dirigió a evaluar tanto la estabilidad de la sala, con aquella grieta en el techo, como de verificar lo tocante al derrumbamiento: pudo confirmar a sus compañeros que, en efecto, el derrumbamiento había sido provocado... pero hace centurias, probablemente cuando tuvo lugar la batalla que dejó el decorado tal y como estaba: - Un jodido baño de sangre..., murmuró por lo bajo, mientras se mesaba las rastas de la barba, mirando a un lado y al otro, tratando de hacerse una composición de lugar de la batalla que había tenido lugar allí. Para ello, se acercó a algunos de los caidos que, con sus inexpresivas caras congeladas en la muerte, eran testigos mudos de su desgracia, y estudió sus despojos. Con evidente desagrado, comprobó algo que removió su alma, de un tiempo cuando no era quien era ahora, si no uno mas en su Comunidad: - Un tiempo que nunca volverá, se dijo con determinación, para despues levantarse y decir: - Muchos eran Engendros Tenebrosos. Reconocería sus jodidas armaduras llenas de cantos angulosos, con un solo ojo, y cegado por el condenado sol que abrasa vuestro mundo!!! Su hacha vibró, a la mera mención de los engendros a los que había prometido combatir hasta que la ultima de las fraguas de su alma se hubiese apagado, pero, agarrandola con fuerza, se dirigió con pasos firmes hacia algo que habia llamado su atencion al levantarse: un fajo de pergaminos. Quitandose ambos guanteletes, se dispuso a leerlos, pero se deshacían como una como la ceniza ante el empuje del aire del fuelle. Solo uno aguantó, y lo leyó rapidamente, antes de pasarlo a sus compañeros:

- Baaaahh, si no se trata de brujería, no hay enano que se pierda, como ese desgraciado y sus compañeros!!, dijo con desdén, reforzando el tono de su voz con un reves con el dorso de su mano, desechando esa posibilidad.

Con su mente rudimentaria, pero no por ello menos funcional, solo veia 3 opciones, y así se lo dijo a sus compañeros, desgranando 3 de sus regordetes dedos segun iba dando las opciones:

- Bien, cuando acabeis de explorar lo que quede de esta sala, hay que decidir si:

  1. Volvemos atras  estudiar ese brillo verdoso que dejamos atras, puesto que no ha sido posible confirmar que los condenados traidores hayan venido por este tunel.
  2. Continuamos por el tunel que sale del medio del mural.
  3. O por el contrario hacemos un alto para descongestionar ese tunel, dijo, señalando con un pulgar al tunel cegado, aunque nos vendría muy bien saber quién de los contendientes lo derrumbó a proposito, si los de l túnica, o los condenados Engendros Tenobrosos que cayeron sobre ellos...

​Mientras sus compañeros interiorizaban las posibilidades, y él decidía por cual decantarse, Paexter volvió a colocarse los guanteletes, tras lo que se acercó al mural, para observar el mosaico, su curiosidad promovida por la pregunta de Lynariel.

Para cuando llegó al mural su decisión estaba tomada: - Ya que hemos llegado hasta aquí, tiraría por este tunel, dijo, señalando con el hacha, hacia el que se internaba en la oscuridad desde el mural: - Si los traidores vinieron por aqui, solo pudieron tomar este camino...

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24/11/2015, 02:16
Enansal

Enansal giró la cabeza para mirar a Lynariel y se encogió de hombros. Distinguía las siluetas descoloridas de criaturas y personas, pero desconocía qué representaban aquellas escenas. Dudaba que tuviera importancia; el mural estaba allí mucho antes de que llegaran los desertores.

Dejó a su espalda el túnel bloqueado y se acercó a Paexter. Se asomó sobre su hombro y leyó el pergamino que sostenía entre las manos. La sensación de superar en estatura a un hombre adulto era tan extraña como agradable. No veía nada de particular interés en las palabras del autor. Solo parecía un imbécil confuso. Si había algo de cierto en lo que describía, no tardarían en comprobarlo.

Selene, la maga, expresó su preocupación por el estado del Manto, tan fino que entidades del Velo podrían sentirse atraídas con facilidad.  Era posible que así fuera, aunque ella apenas entendía la diferencia con otros lugares; el Velo siempre se encontraba al alcance de su mano.

Si temes que los cadáveres sean usados por demonios, quemémoslos.

La caverna era amplia, y abría su boca al exterior, lo bastante como para que el humo y el hedor ascendieron a la superficie.

Cuando Paexter volvió a hablar, enumerando las opciones que tenían, Enansal descartó inmediatamente las dos a las que no encontraba propósito.

A menos que nos fiemos del pergamino, deberíamos seguir adelante, replicó al enano, señalando la salida de la cueva que aún no habían utilizado. Volver atrás solo tiene sentido si sabemos errados nuestros pasos.

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24/11/2015, 04:56
Elietta

-Estoy de acuerdo-Respondió la Elfa con determinación, aunque el resto de sus compañeros parecían no tenerlo tan claro-Volver atrás es totalmente inútil. Ya tenemos la marca de tiza por si nos perdemos. Ahora que tenemos una red de seguridad debemos continuar.

No entendía a qué venía tanta duda. Todos ellos tenían la misma misión, y si no avanzaban no la completarían jamás.

Elietta se acercó a una de las grutas, la que tenían en frente. Más aleatoriamente que otra cosa y pintó una flecha en la dirección al interior. Debajo escribió "Visitado". Ahora ya no había peligro de perderse si volvían a esa sala. Señaló con el dedo en aquella dirección y dijo:

-¿Vamos? Dudo que los reclutas vayan a esperarnos pacientemente todo el día...-Y además, la elfa quería averiguar cuál era la fuente de aquel grito desgarrador. No creía que hubiera posibilidad de salvar a la persona, pero si existía pensaba tomarla.

 

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24/11/2015, 10:24
Jarlath

Jarlath se levantó de su posición de cuclillas, con una mirada de precaución en el rostro. Desde luego, si realmente esos cadáveres cuasi momificados podían despertar de la muerte, él no quería estar allí para comprobarlo. Asintió con aprobación al oír las palabras de Enansal. No estaría mal lo de incinerar los cadáveres; a fin de cuentas, un montón de polvo y ceniza no podría regresar para matarlos. Miró de reojo los restos de los engendros tenebrosos. A cada segundo que pasaba, la idea de la pira funeraria le iba pareciendo cada vez mejor. Aquellos seres destilaban corrupción, incluso muertos, y solo había una manera de evitar que mancharan más el mundo con su presencia. Sin embargo, tal vez quemar los cadáveres supusiera una pérdida de tiempo, un tiempo que no podían permitirse perder. Decidió dejar aquella elección en manos de los demás, así que no dijo nada.

Por otro lado, la decisión de seguir adelante también le pareció la más sabia. Que los saqueadores de tumbas que habían escrito aquella suerte de diario se hubiesen perdido, no significaba que ellos fuesen a hacerlo. Tenían un enano entre ellos, y bien era sabido que bajo tierra, los enanos tenían un sentido de la orientación infalible. Sin embargo, no convenía olvidar que sobre aquel lugar pesaba una maldición, y eso podría nublar incluso los sentidos de su bajo amiguito. Miró con satisfacción las rayas de tiza que Elietta había dibujado en la roca, y asintió, sonriendo.

Muy bien hecho, Elietta. No creo que a las arañas les dé por ponerse a borrar la tiza de las paredes. —Se limpió las manos en los amplios pantalones con un par de palmadas enérgicas—. ¿Vamos, pues?

Momentáneamente animado, el bardo se encaminó hacia el umbral del nuevo túnel. Mientras lo hacía, sus ojos se posaron de nuevo sobre el extraño mural. ¿Qué historia narraría?

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro Saber (historia) (+11) o conocimiento de trovador (+8) para ver si recuerdo algo relevante. Como siempre, tiro con +11, pero si lo veis pertinente, bajadlo a +8.

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24/11/2015, 11:06
Lynariel

Lyna contempló el mosaico sin cambiar un ápice el rostro. Observó las figuras que se hallaban en él sin entender que significaba todo aquello. No había visto nunca una pieza así. Reconocía varias figuras y alguna bestia enorme. Podría tratarse de personas luchando contra esa criatura o quizá de algún ritual que estaba relacionado con el enfrentamiento de monstruos. Sin embargo, todo aquello eran sus conjeturas. No tenía el conocimiento suficiente para entender qué era todo aquello. Suspiró.

Volvió a mirar la entrada dentro del mural. No había percibido ninguna otra cosa fuera de lo normal, salvo el silencio que permanecía expectante. La dalishana tenía la sensación de que en cualquier momento aparecería de la nada algún ser monstruoso para empezar otra encarnizada batalla. Por el momento, todo seguía igual.

Al poco tiempo, Paexter volvió a romper el silencio de la cueva con su vozarrón ofreciendo diferentes posibilidades. ¿Cómo sería estar en una inmensa cueva con una gran multitud de enanos en ella?

- Volver atrás significaría perder tiempo. Sigamos adelante.

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24/11/2015, 12:01
Paexter RockHead

Su práctica mente simplemente había evaluado las tres posibilidades de salida de la sala, aunque creyó haber dejado claro que su elección era seguir adelante. Quizá estos elfos no entendían bien su dialecto de la Lengua del Rey. Se encogió de hombros, y simplemente añadió:

- Me alegra que estemos de acuerdo. Aunque no haya visto huellas desde la boca del tunel, en la bifurcación, no es, ni mucho menos, una de mis virtudes, y menos en la roca viva!! Pero si decidimos seguir el rastro de los traidores, se negaba a considerarlos, ni por un momento, "reclutas". A sus ojos, esos malnacidos habían mancillado su promesa de servir a la Orden, simplemente para robar aquellos documentos, es de suponer que siguieron este tunel, a no ser que se los haya tragado la tierra..., continuó, mientras seguía mirando hacia el tunel.

Después, recordando la propuesta de quemar los cadáveres, giró la cabeza para mirar los restos momificados y dijo, algo cortante:

- La pira creo que deberá esperar, cada hora que pasa hace mas dificil encontrar a los desgraciados, y si esos cadaveres no se han levantado en siglos, dudo que vayan a hacerlo ahora..., tras lo que volvió su atención al tunel, donde girando la cabeza, trató de distinguir si este traía algun ruido desde la distancia.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Percepción, en el tunel.