Partida Rol por web

¿Vampiro? ¿Me he convertido en un vampiro? Imposible. ¡Los vampiros no existen! ¡Hasta un chiquillo de pecho lo sabe! ¿en qué mundo infame me estaba metiendo? Definitivamente, la cárcel podría ser mejor que toda esta basofia. Unas ganas inmensas de agarrarme la cabeza y abrirla en dos me asaltan, quizá de esa manera mi cerebro deje de ser tan quisquilloso y las dudas me dejen en paz. Yo no podía ser un vampiro. Los vampiros no existen, sólo son partes de estúpidos cuentos, de esos que leen la gente que no tiene vida, que no saben lo que es saborear el mundo de la calle, ver la sangre...

Sin rechistar, aunque ganas de hacerlo no me faltan, me dejó conducir por hijo de puta ese. ¿Quieren saber si soy apto? ¿Si realmente sirvo para hacer correr sangre? ¿Por qué no me dan un arma para contarlos a todos en cuadritos, como los perros que son? Ese es todo el examen físico que yo necesito.

El examen incluye cosas como levantar pesos del taller, correr, o intentar tonterias como agarrar objetos con la mente, o ver las auras... Que estupidez. Salvo por el detalle de que algunos, en efecto, lo consiguen. 

Primero es el chico guapo. Habla en murmullos, como enloquecido. Tras un breve instante, la chica de la van lo reconoce como uno suyo. Un Malkavian le llaman... Y se lo lleva consigo aparte, fascinada.

El siguiente en ser develado es el hombre mayor. El tipo descubre que no se refleja en ninguna cosa... como los vampiros de cuento. Pero mas sorprendente es que puede manipular las sombras, para crear una aterradora bruma de nube negra que le envuelve... Dicen que es un Lasombra, y sale junto al flautista afuera del galpon.

Tercera es la mujer madura. Tensa, de algun modo logra poner sus ojos rojos, y dice ver en la oscuridad perfectamente. Tambien desarrolla unas impresionantes garras, con las que puede abrir surcos en la madera.  Se las queda mirando estupefacta... A ella le dicen que es una Gangrel y se la lleva aparte uno de los de la banda.

Quedan 4. Eugenia, la parejita y vos. Los 4 parecen tener su fuerza aumentada desde el abrazo. Asi que Osito con tranquilidad les da un puñetazo a cada uno. La pareja lo resisten moderadamente. Tu y Eugenia no. El maldito tiene una fuerza impresionante...

-Estamos... Ustedes son Caitiff. +gruñe el tipo, mirando a la pareja. Señala a la mujer bellisima, que reconoces como la de la serpiente.+ Vayan con Barbara. Esta vez no te toco nada, linda, asi que te los encargo. 

Luego se vuelve a mirarles a ambos.

-Ambos dos parece son mios. Me toco la buena y el puto... Bueno, no esta mal. Para que sepan, somos Brujah. Ponganse de pie... Nuestra es la furia y la venganza, asi que no voy a tolerar que anden con debilidades.

Hace un gesto con las palmas, como invitandolos, no solo a levantarse... sino a hacerle frente.

No puedo decir que las pruebas no me sorprendieron. Después de lo que había pasado, esperaba que nos molieran a golpes o que nos volvieran a "matar", o cualquier cosa por el estilo, pero no ese conjunto de pruebas físicas y mentales que más parecían haber sido hechas para niños que primaria que para un adulto. Las habilidades que demostraron los demás eran locas, desquiciadas, pero también sorprendentes. Aquello simplemente no era normal. ¿Qué persona normal sacaba una capa de niebla negra a su alrededor? Y esa mujer con los ojos rojos, ¿qué demonios era eso?

Cuando se me dijo quién sería mi "maestro" sentí ganas de vomitar. ¡¿Ese tipo?! Dime vida, ¡¿me merezco este castigo?! Primero me golpea hasta la muerte y ahora tengo que rendirle honores, ¡vaya porquería! Y si no fuera suficiente, ¡el maldito ese me vuelve a golpear! ¡Y me dice puto! ¡Ya verá quién es puto, ese maricón! Un buen golpe en el estómago seguramente le quitarán las ganas de volver a abrir esa sucia bocaza.   

Se levanta junto a vos, mordiendose el labio. La bonita morena relaja los hombros, mirandolo con seriedad. Pone los puños delante, como un boxeador, midiendo la guardia. No parece muy dispuesta a ser la primera en atacar al tipo, que les aguarda imponente y tranquilo. 

-¿Es necesario? Esta pruebita, digo... Hacernos sentir mierdas. Quisiera hablar con Carla.

El tipo esboza una media sonrisa, negando con la cabeza e invitandolos nuevamente  a ir por el...

Lo veía todo rojo a mi alrededor. ¡Cómo quería partirle la madre a ese hombre! Me abalanzó sobre él sin siquiera esperar por la otra chica. Mis ganas de partirle la cara a ese hijo de puta eran más grandes que mis posibles dejos de caballerosidad.

El puñetazo rabioso se estrella contra el pectoral del tipo sin causarle la menor incomodidad. Ni tan siquiera lo mueve de su sitio. Con tranquilidad, el grandote retrocede su puño y lo estrella en tu cara, haciendote ver lucecitas de colores por un instante... Es puro musculo el desgraciado. 

-Esta es nuestra forma de dialogo. Mi nombre es Davo, y sere su tutor... +comenta con aplomo+ Voy a sacar el mejor potencial de ustedes dos, chiquitines... aunque tenga que romperles la cabeza para exponerlo. 

Sus nudillos truenan mientras endurece las manos... Parece que va a ponerse serio. No es justo. Encima en lo que pueden alcanzar a pispear de los que quedaron dentro, son los unicos dos que estan siendo "aleccionados" de esta forma. La mujer Gangrel esta escuchando lo que su tutor le dice y no presta atencion, mientras que la sensual mujer de la serpiente habla con la parejita en tono arrobado, tranquilamente, acariciandolos de vez en cuando como si fueran cachorritos.

No podía creerlo. Con tantas ganas de devolverle a ese hijo de puta sus golpes, y era yo quien terminaba con la nariz rota. ¡Maldición! ¡Mil veces maldición!

Aguántome el dolor y el sangrero, lo miré como si fuera a matarlo. Estaba muy molesto, no quería otra cosa que apalear a ese hombre a golpes y devolverle una cucharada de su propia medicina. Sin ni siquiera esperar el movimiento de la otra chica, me volví a lanzar en dirección a ese malnacido con los puños en alza.

Tu golpe es tremendo y esta vez si lo sacudis, incluso retrocede un paso... pero nada mas.

-Mejor... muchisimo mejor. Ahora intenta esto. Pensa en velocidad. En la rabia que te acelera...

Sus puños se vuelven dos manchones casi invisibles al ojo, que impactan repetidamente en tu pecho. El primero es poco mas que un manotazo, pero el segundo viene con la potencia de un mazazo, un terrible gancho izquierdo que te sacude hasta los huesos... Si tuvieras aire, te lo hubiera sacado todo.

La rabia que tengo es incontenible. Quiero devolverle a ese maldito cada pizca de dolor que me está haciendo sentir, partirle la cara como él pretende partirmela, pero antes de que pueda ni siquiera levantar los puños siento que el mundo a mi alrededor se altera y como mi cuerpo se inclina hacia adelante, dispuesto a rendirse. ¡Maldita, maldita sea!

Cuando despertas, estas mirando todavia el suelo de hormigon crudo. Eugenia esta al lado, suspirando. Se acaricia la barbilla. Al parecer su pacifismo tampoco la salvo de su parte de mimos... Sin embargo no se la ve rabiosa sino pensativa.

Los demas han improvisado alguna clase de fogata en un pozo de autos. La mayoria estan en torno, charlando. Otros como vos y Eugenia descansan en algun lado. En total son casi una veintena de personas reunidas en aquel almacen, la mayoria hablando entre si...

No puedo creer mi mala suerte. Justo cuando me estaba cobrando parte de las que aquel tipo me había hecho, el tipejo ese me propina una paliza, y por si eso no fuera poco de esas palizas que lo dejan a uno noqueado. Sentía dolor en cada parte de mi cuerpo, pero el dolor corporal no se comparaba con el dolor mental. Una profunda rabia me carcomía, roía mis entrañas como gusanos a la carne podrida. Las ganas de vengarme, de hacerles pagar a esos idiotas por lo que me estaban haciendo podía más que yo.

Miré de reojo a la chica, que era compañera mía en el clan al parecer, y siento rabia. ¿Acaso no siente un poco de amor propio? ¿No tiene ni un poquito de furia después de lo que pasó? Unos momentos antes los dos eramos unos puñeteros seres humanos "normales" y ahora pertenecemos a las "criaturas de la noche". ¿Es que ni siquiera eso es capaz de hacerle sentir molesta? ¡Vaya mujer!

Para mis adentros, pero más bien en voz alta, digo, intentando unir los pedazos mi cuerpo:

- ¡Vaya palicita!

-Pensá en curarte... No mucho, lo suficiente para que podas caminar. +comenta en tono serio. Esta muy distinta a vuestro encuentro en la puerta del Cementerio, y no deja de mirar hacia la fogata. En especial a una figura alta y fuerte. El desgraciado que te dejo así.+ Hay comida en el fuego. Lo que comemos ahora bah... 

Recuesta la cabeza contra la pared, en silencio. Abre la boca...  ves como crecen sus colmillos, de una forma imposible. Se los toca con la lengua, y vuelve a guardarlos en su tamaño normal... Es evidente que todavia lo asimila. 

Apatía... ¡Cómo odio la apatía! Si pudiera levantarme, si tuviera alguna fuerza en los brazos la agarraría por los hombros y la sacudiría hasta hacerle sentir algo: alegría, rabia, ¡pero jamás apatía! Sentí ganas de escupir. Simplemente no puedo refrenar el instinto asesino que se apodera de mí cuando veo a los demás haciendo cosas tan idiotas. Aquél no era un momento para dejarse tirar al basurero. Yo no me iba a quedar con esta. ¡Iba a luchar, maldita sea!

La veo sacar sus colmillos, y me pregunto si alguna vez podré hacer lo mismo. Quizá porque no había practicado, o porque no me acostumbro a la idea de ser un maldito vampiro. ¿Qué va a hacer por mí el ser vampiro? Nada, ser un anormal, eso es todo. Un anormal más entre todos los anormales del planeta, que idea más linda.

Una vez más siento ganas de escupir. Entre el asco siento el olor a sangre llegar a mi nariz. Sí, eso del vampirismo tenía esas cosas de buenas. Por lo menos podría empapar mis manos con sangre y llevarmela a la boca como si no hubiera manjar más exquisito. La sangre es buena, la sangre es buena... Nada malo puede salir de ella...

El consejo funciona. Pensar en curarte, ahora ya no es solo eso. Podes sentir como tu fuerza vuelve poco apoco, e incorporarte, aunque todavia con cierta dificultad. Eugenia hace crujir sus vertebras.

-Dicen que si dormimos un dia todas esas lesiones, puñaladas, disparos, se curan... +comenta+ La forma rapida es concentrarse en usar la sangre. Ja... Es tan loco, como suena... y que resulte cierto todavia más. 

Alza los ojos hacia vos.

-¿Estas muerto, sabes? No tenes pulso, no respiras... Sos un fiambre. Todos lo somos ahora. Fiambres que caminan, hablan, pelean, y hacen cosas imposibles... +Notas que no pestañea. Es algo.. inquietante. Luego añade, casi como al pasar.+ Ah. Davo quiere hablar con vos. Tiene algo para darte. 

Miró sorprendido a la chica. Su apatía era palpable, pero también había un cierta rabia en su voz, y esa rabia hizo que mi apreciación por ella creciera sólo un poquito. Tenía razón en aquello de que ya sólo eramos pedazos de carne que se mueven, que hablan, que pelean. ¿Había algo que valiera la pena de esa vida? Quizá la sangre era lo único...

Al escuchar que el tal Davo me estaba buscando por poco no me echó hacia atrás. ¿Qué es lo que quería de mí? ¿Partirme la últimas costillas que aún se sostenían a salvo? Me producía un disgusto tremendo tener que verlo. Para matar tiempo y no verme de nuevo frente a ese malnacido me levantó con lacitud, apoyando en uno de los costados de mi cuerpo una mano. Barró con la mirada la zona en busca del hijo de puta ese. Una vez lo viera iba a caminar con suma lentitud, sólo para fastidiar al otro sujeto.

Davo es uno de los que esta junto a la fogata en el foso, escuchando al resto y asintiendo. No te nota hasta que andas cerca, entonces se levanta y te hace señas para que vayan un poco aparte. Se le nota serio. Va al grano rapidamente.

-Estuvimos charlando con los demas mientras dormias. Al parecer un par te conocen... sos un preso famoso. Un loquito asesino o algo asi. Ya pronto vamos a saber tu prontuario. 

Se cruza de brazos.

-Eso es un inconveniente para nosotros... Un fugado conocido es un lio si te ven en la calle, y nosotros nos movemos mucho. Asi que van a venir a retocarte los rasgos. Te aviso para que despues no hagas escandalo. ¿Algun problema?

¿Cómo es la...? ¿A santo de qué...? Primero este tipo me mata, luego me golpea hasta dejarme como un muñeco de trapo y ahora viene con que me van a cambiar los rasgos. ¿Pero qué demonios? ¡Debe de ser una broma! ¡Una broma bien pesada!

Una sonrisa estúpida se apodera de mi rostro, pero notar que este hombre esta hablando en serio la borró de mis labios. ¡Ni siquiera un "¿te parece o no?" me digna este hijo de puta! Vaya perra suerte de mierda. ¿Por qué me tenían que pasar estas cosas a mí?

- Bueno, por lo menos espero que de paso me arreglen las costillas - digo, irónico.

Eso vas a tener que fijarte vos... +comenta con ligera sorna. Hace crujir los nudillos divertido, recordandote claramente la sensacion en tu vientre de aquellos impactos+. Estos dias te vas a formar bien. Ya vas a ver.

No termina de explicarse, cuando la puerta del galpon se abre y entra alguien. 

Es muy bella. Sus ojos azules son frios como hielo y la tez palida le resalta contra el oscuro cuero que la viste. A toda luces dirias que es una puta cara, pero se conduce entre el resto de aquella gente con un aplomo y seguridad que no dejan lugar a dudas sobre su condicion muy superior. Da un largo vistazo al grupo, caminando finalmente hasta Davo con un cimbrear de caderas seductor... Alli hace su primer gesto humilde, inclinando ligeramente la cabeza para saludar al grandote. Pero sus palabras contradicen algo aquella actitud.

-¿No podia esperar?. Estoy trabajando en algo, Davo. ¿Quien es el "urgente" por el cual tengo que dejar mis asuntos y venir a esta mugre?