Partida Rol por web

-Yo... Eh...-dijo a la oferta Duncan, mientras observaba una placa de datos que otro astartes de su legión se pasó en determinado momento, alzando una ceja y quedándose un par de segundos en silencio antes de devolvérsela-intentaré echar una mano con esa campaña, aunque no puedo prometer nada-dijo, remarcando especialmente la palabra intentar.

Una comunicación privada entró en el centro de mando de Ulliq. Las fuentes estaban tan encriptadas que hicieron falta los mejores adeptos del Mechanicus para descubrir que se trataba de una comunicación de los Corsarios Estelares. El mensaje era poco más que una grabación de vox:

-Hermano Uliq, quisiera contar contigo en V´run para ayudar a esclarecer el misterio de la servoarmadura robada. Como estudioso de la ciencia de la guerra sin duda serás indispensable para ello. Tengo muchas cosas que decirte para apelar a tu presencia, pero no confío en las transmisiones. 

Un mensaje astropático alcanza la Imperator Sanat. Tiene un nivel de comunicación más alto, más incluso que el bermellón, al que sólo tienen acceso los mandos de las expediciones. Es un mensaje secreto de primarca a primarca.

-Hermano, sé que Vulkor y tú tenéis mala sangre, pero aún así quisiera contar contigo en V´run. Si no estás dispuesto a acudir, te lo ruego, envía a algunos de tus legionarios; estarían directamente bajo mi mando, si tu no acudes; o a un equipo de apotecarios; sería un honor tenerlos entre nosotros, velando por nuestra semilla genética y restaurando nuestras fuerzas. Quiero que este sea un gran triunfo, y no concibo que eso ocurra sin ti, Señor de las Máscaras. Hay mucho en juego, más de lo que me atrevo a contar a través de una transmisión.

El mapa hológrafico se expande. Un cúmulo de planetas rodeados por una nebulosa en el corazón del Segmentum Ultima se ilumina en verde.

-Hermanos, mis exploradores han encontrado la que sin duda será nuestra prueba definitiva: ULLANOR. 

El mensaje se devuelve con la misma cantidad de seguridad, admitiendo así su importancia.

De acuerdo, mandaré las fuerzas que estén disponibles. A pesar de lo extraño de las circunstancias entiendo que la conquista de V´run marcará el control final de esa zona de la galaxia, con la consiguiente seguridad para el Imperio. También es obvio que hay cosas que no quieres contar vía transmisión, así que si es posible tendrás que aclarármelo en persona, Eon. La curiosidad sobre el qué está pasando realmente es palpable en Aegror.

Volvía a estar lejos de la sala del consejo, de ahí que la imagen holográfica verde hiciera aparición de nuevo. Aparte de eso, torcí el gesto ante la declaración de Nimrod.

- Están demasiado lejos y bien protegidos como para merecer la pena aniquilarlos - señalo objetivo - Si tan sólo alguien destruyera sus defensas, entonces si podrían ser conquistados, pero aún así sería una campaña excesivamente larga.

Concluyo mi valoración acerca de los planetas mientras voy resaltando en rojo la localización de las defensas orkoides.

El holograma de Eon parpadea por las distorsiones disformes y los fallos de los espíritus-máquina. Aún se viste con pieles, pero algunas parecen ajadas y quemadas. Tiene heridas ya cerradas en el rostro y su armadura es un laberinto de surcos de garras, cuchillas e impactos de proyectiles.

-Esto...

Hace un aspaviento señalando a todos los presentes.

-Esto ha durado demasiado. Pensé que volviendo podría resolver las cosas, pero ya veo que no hay forma de alterar lo inevitable, me fue advertido y por nuestra hermandad, aunque os resulte díficil de creer, quise correr a impedir...

La conexión se interrumpe. Cuando regresa, el Príncipe Corsario parece severo, furioso pero frío.

-No sé si aún tiene algún sentido la campaña de V´run. Y menos después de lo que nos ha sido revelado por Nimrod. No sé si tiene algún sentido tratar de unir lazos cuando estamos tan quebrados, tan fragmentados. Tal vez me haya dejado cegar por la luz de Padre y haya olvidado quién soy: un pirata sin rumbo.

Su voz parecía a punto de quebrarse.

-Discutid lo que queráis, mis primarcas, príncipes de Terra. Mentíos, a vosotros mismos y a los demás. Yo seguiré volando.

El Corsario se puso en pie y se marchó. En su silla de mando quedó flotando un pequeño servocráneo, un testigo mudo que seguiría el Consejo en deferencia del primarca. El más bajo de los servidores biomecánicos, simbolizando lo poco que valoraba Eon aquella reunión.

La reacción de Eon me robó un suspiro dado que no podía hacer otra cosa que resignarme. Inmediatamente después, me puse a escribir en la consola.

- V'run es un planeta fácilmente conquistable, que no es lo mismo que rentable, sino más bien una cuestión de honor.

Hablaba con parsimonia mientras continuaba escribiendo, poco después el planeta en cuestión quedó resaltado en el mapa.

- Para ser capturado, al igual que los del sector Ullanor, debería ser bombardeado con contundencia... salvo que queráis pagar el coste en sangre. Francamente, no lo veo viable.

Reconozco volviendo a levantar la vista de la pantalla.

El mensaje es corto.

- Laeran es un mundo a tu alcance. Sin eldars.

No dejaba de ser una matización interesante.

Aegror mira durante varios segundos el servocráneo que ocupa el lugar del corsario, pero no dice nada. Se dirige al consejo en tono neutro.

Debo coincidir con Nicola con respecto a Ullanor. No parece un sistema infestado por orkos, parece un Imperio Orko. Las fortificaciones, tropas y recursos que disponen son mucho mayores de lo que hemos visto hasta ahora. Podríamos conquistarlo pero con acciones muy coordinadas por parte de todos, cosa que está demostrado que de momento no nos sale demasiado bien -vuelve a mirar al espacio dejado por Eon-. Quizás era esto lo que Padre se refería cuando habló de nombrar un Señor de la Guerra, es posible que con sus numerosos dones haya previsto la aparición de estos enemigos de antemano.

En el asunto de V´run, supongo que debería ser conquistado cuanto antes aunque solo sea para evitar brechas en la defensa, está relativamente cerca de otros objetivos importantes y mientras no esté bajo nuestro control es una constante amenaza. Sobre todo si encuentra aliados, como los orkos de Ullanor.

-¿No necesitas el permiso del Emperador para decir ese tipo de cosas? Podría contárselo y que te de una azotaina, o podría castigarte sin tus juguetes, con lo que te gustan los bombardeos...

El holograma de Ark'sul miraba en la dirección en queEon había dejado el servocráneo- te pedí que me esperaras -pensó el primarca antes de suspirar.

-Como bien decis, hay que acabar con V'run pronto antes de que se conviertan en una cabeza de playa de los orkos de Ullanor. Tenemos la obligación de acabar con ellos cuanto antes y luego dirigirnos hasta Ullanor. Yo puedo ofrecer bombardear dicho planeta o mandar tropas para conquistarlo y después lanzarnos en la conquista del imperio de Ullanor -miró los datos de los últimos planes de batalla y suspiró de nuevo- si queréis puedo ir pensando una coordinación para el ataque, no estar al mando, solo coordinarnos para cumplir bien nuestro objetivo. Repartirnos objetivos y trabajar juntos. Quizás algunos podáis ir soltando algunas bombas o destruyendo fortificaciones mientras que otros acabamos con V'run. ¿Algún inconveniente?

- Tu mismo. Yo no soy el que te ha dejado solo para estamparte contra los orkos.

Básicamente porque en ningún momento dije que iba a ir.

Duncan acudía a esa reunión con algunas cosas que decir, pero que descendieron rápidamente en la escala de importancia ante las revelaciones que se iban dando. Primero Ullanor, que le dejó boquiabierto, pues sin duda era una campaña a una escala casi inconmensurable. Quizás, y solo quizás, si los planetas que hubiera encontrado fueran mejores, podría dar el empujón necesario y encabezar la punta de lanza que se hundiera en el corazón pielverde. Pero, a día de hoy, distaba mucho de estar en una posición que le permitiera hacer eso. 

Y, por otro lado, estaban las palabras de Eon. Palabras que le hirieron y le dejaron confuso. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué el señor de Sycorax se marchaba así? Cuando se recompuso lo suficiente, Duncan carraspeó levemente, ganando algunos segundos más para volver en sí y, de paso, aclarándose la voz.

-Desde luego, Ullanor parece un desafío impresionante. Uno que no tengo claro como podremos afrontar, pues al menos mis legiones están... Mermadas-dijo, por no usar una palabra peor. El frenesí expansivo de los Señores del Relámpago no se estaba viendo recompensado por los Hados con mundos florecientes, si no que cada paso que daban, parecía arrojar un horror aún peor... Y seres humanos que esperaban ser salvados. Cosa que Duncan no estaba en condiciones de ignorar.

-Si hay un plan lógico y con posibilidades para atacar V'run... O Ullanor, mis hijos acudirán. No puedo garantizar muchas fuerzas, pero sangraré junto al resto de mis hermanos-dijo-y dicha carencia de fuerzas me lleva a un punto que quería exponer. Urano. No he querido abandonar a su suerte a sus habitantes, pues son tan merecedores de recibir la Verdad Imperial como cualquier otro. Pero ese planeta se está comiendo a mis hijos. Tiene una cantidad de recursos bastante interesante, pero las condiciones de habitabilidad son casi infernales. Sé que los hijos de algunos de los presentes están habituados a esa clase de ambientes, o al menos los toleran mucho mejor que los hombres de los clanes. Por eso, me gustaría ofrecer un intercambio: Urano, por otro planeta que no me suponga una carga. Y escucharé las ofertas que me queráis hacer. Adicionalmente, sigo teniendo en mi poder los planos de la PCE, para el que quiera conseguirlos.

Fue tras esas palabras cuando Duncan se puso en contacto, en privado, con su hermano. No sabía si lograría alcanzarle o, peor aún, si él querría contestar. Pero debía intentarlo de todos modos.

-¿Eon? ¿Estás ahí?-preguntó, con un tono que no daba lugar a dudas. Estaba preocupado por lo ocurrido-si estás ahí, contesta por favor.

Eon golpeó la consola con furia, rajando la pantalla. Sus hermanos...
-Si vuelvo, Montaña, ¿vendras a V'run?

-Estoy, Duncan. Disculpa el exhabrupto, no... No quería que te dieras por aludido.

-Hablaremos en Tanith, Araña.
Cuatro palabras encriptadas entraron en la Bern'hol. Pocos las escucharon, pues el nivel de acceso se marcó como bermellón...