Partida Rol por web

-Tenemos trato entonces-dijo Duncan-Urano por la ubicación de Hacha Brillante, y una pequeña remesa de recursos por los planos de la PCE. Todo correcto-añadió, contento de haber llegado a un acuerdo. 

-¡Oh, no, no, de ninguna manera!-exclamó Duncan ante las palabras de Radius-soy yo el que se siente culpable por ese embarazoso lío de antes. Está lejos de mi intención dudar de cualquiera de vosotros, pero los malentendidos me jugaron una mala pasada. Y, al final, en cierto modo tenía razón. Era un trato que no te beneficiaba en nada, ni a ti, ni a tus hijos, lo que no es justo. Así que me gustaría que me dejaras compensarte. Si quieres la PCE, no estoy dispuesto a dártela por más de un capítulo, como prueba de buena fe. 

Nephleim mira el mapa y los planes de batalla silencioso. Se lleva una mano a la cara pensativo hasta que finalmente emite un dictamen.

- Bien, mi mi legion puede enviar un destacamento a conquistar V'Run, pero voy a necesitar, como dije antes, esos efectivos, solo quisiera que aquel que se quede el planeta reponga mis efectivos en caso de perdida.

-No, Rey de la Tormenta: eres tu el que no lo entiende. Las legiones astartes fueron creadas para liberar la Galaxia. iLa Galaxia! En toda la historia de la humanidad jamas se ha hecho nada a esta escala. Tenemos la capacidad, no, la obligacion de llevar la destruccion a nuestros enemigos alla donde se encuentren.

Se incorporo. Nimrod era una figura gigantesca. En batalla, incluso su portaestandarte quedaba pequeño en comparacion.

-Yo he guerreado junto al Emperador mas tiempo que ninguno de vosotros. Estuve al mando de la mitad de las legiones cuando vosotros todavia no habiais salido de vuestros planetas. Y no quiero decepcionar a padre: quiero seguir siendo su Señor de la Guerra. De todos los que estamos en este consejo, solo Hantei, tu y... tal vez, Magnar... teneis alguna posibilidad frente a mi de salir elegidos. No desperdicies tu oportunidad, Duncan: cualquier bravucon puede empezar una pelea pero solo los autenticos guerreros saben como y cuando acabarla.

-Disculpadme, estaba atento a otras emisiones de datos -el holograma de Ark'sul parpadeó un momento e hizo que el sonido se desincronizara un momento con respecto a la imagen antes de volver a sincronizarse perfectamente- mi intención es partir a la guerra con Nimrod a Ullanor II, pues me interesa conocer ese artefacto que guarda el planeta. Radius, si quieres unirte, entre ambos podríamos conquistarlo, yo me quedaría el artefacto y tú te quedarías con el planeta.

La imagen del primarca se cambió por una del sector de Ullanor en el que empezaron a marcarse los planetas con las símbolos de las diferentes legiones.

-A falta de que se pronuncien de forma definitiva Aegror y Uliq, la cosa quedaría así.

- Entonces, tal y como ya he dicho, Nimrod, tu estrategia es errónea - le replico - Atacar los otros planetas antes que Prime nos debilitará.

- No necesariamente. Si eliminamos los distintos planetas orkos impediremos que se expandan, por lo menos hasta que decidamos acabar con el centro de su imperio en conjunto - se explicó Radius

- Quizas sea esa, precisamente, la mejor estrategia. Impedir que crezcan y cuando los tengamos acorralados lanzar contra ellos todo el peso de nuestras legiones -

-Yo tampoco quiero decepcionar a Padre, Nimrod-dijo Duncan, sonriendo levemente ante las palabras de su hermano-y aunque agradezco tu visión sobre mis posibilidades, en mi caso la gloria es solo un añadido, no el fin por el que lucho. Si el Emperador, en su infinita sabiduría, decide que debo ser Señor de la Guerra, aceptaré el cargo. Si no es así, tendré que vivir con ello, y quiero pensar que podré-añadió, riéndose.

-Hasta ese momento, seguiré liberando mundos y añadiéndolos al Imperio, uno detrás de otro. De todos modos, no creo que podáis dar el golpe final a Ullanor en un solo ciclo. Y creo que pronto estaré en condiciones de ayudar de forma generosa a semejante esfuerzo bélico, a no ser que ocurra un desastre. Si así fuera, colaboraré con vosotros, hermanos míos, en la toma del reino orko. 

Duncan gruñó con cierto disgusto al escuchar la contraoferta de Radius.

-No vas a aceptar que te pida un solo capítulo por la ofensa, ¿verdad? Está bien, si no estás dispuesto a ello, que sean dos capítulos, pero espero realmente que me perdones por ese desagradable malentendido.

Mis hermanos parecían dispuestos a todo. Me giré en mi asiento y tecleé en mi unidad consultando datos y calculando variables. Fruncía el ceño mientras lo hacía, no todo era tan claro como decían.

—Si Padre ha dicho que quiere elegir un Señor de la Guerra es porque no tiene ninguno ahora mismo, sino escogería un sucesor, lo cual implicaría que el actual Señor de la Guerra lo está haciendo mal —dije sin levantar la vista de mi unidad.

Después me giré —No iremos a Ullanor, tenemos muchos otros frentes —zanjé.

Una comunicación entrante se abrió ante la consola de la araña de marte, era Magnar quien reclamaba su atención.-No me ha pasado desapercibido el buen uso que le has dado a la tecnología alienígena que encontraste recientemente hermano, eres la envidia de las mejores cartas astrales. No pretendo insultarte con una pregunta u oferta fuera de tono, pero obviamente es un recurso muy útil y me preguntaba si estarías dispuesto a compartir tal conocimiento conmigo. Independientemente de la repuesta sabes que si me necesitas ahí estaré.-

Aegror no se mueve ni un ápice durante lo que dura la conversación. Las lentes de su máscara van enfocando alternativamente los rostros de sus hermanos pero ese es el único indicio de que está escuchando la conversación. Cuando todos han terminado de hablar por fin participa.

Concuerdo con Duncan, no creo que Ullanor se pueda tomar de una sola vez, así que habrá otras oportunidades de participar en esa campaña, y la gloria no es mi objetivo principal. Creo que es mejor asegurar lo que ya tenemos que abrir nuevos frentes, y por el momento eso será lo que mis hijos prioricen. Una vez asegurado Charadon es el Sector Tempestus el que necesita de atención. Discutiré con Leucas si puedo aportar algo, y si no tengo todavía asuntos pendientes en Otomo.

No deberías sorprenderte de mis palabras, Duncan. Lo que varios de nuestros hermanos olvidan es que por cada Astartes hay un millón de humanos. El destino de esos miles de millones estará influenciado por lo que el Señor de la Guerra decida. Vivirán, morirán o sufrirán dependiendo de las acciones que él tome.

Y siento decirlo con estas palabras tan directas, pero muchos de nuestros hermanos no están capacitados para tomar esas decisiones, son buenos guerreros, pero no buenos gobernantes. Yo tampoco lo seré. Mi habilidad para la administración es grande, pero no creo tener todas las aptitudes necesarias para acoger bajo mi cargo tanta gente y de tan variados lugares. El Señor de la Guerra debe ser alguien que cumpla con unos requisitos muy estrictos, si lo único que importa es la conquista y la destrucción de enemigos entonces podríamos elegir a un caudillo orko como líder. No, esa posición es mucho más importante como para dársela a alguien que sólo piensa con la espada. Recuerda estas palabras, Duncan, porque tengo la sensación de que vamos a tener que repetirlas en el futuro cercano.

Me alegra saber que el asunto de Urano ya lo tienes bajo control. Hazme saber si en el futuro hay cambios.

Con un ligero gesto Aegror se despide de su hermano y corta la comunicación.

Mucho me temo que sobreestimas a mis legiones, hermano. Mis Portadores no destacan especialmente por ser efectivos colonizando planetas pacíficamente, sino por la fuerza... es por eso que no me gusta enviarlos contra colonias humanas, y lo evito a menos que no quede otra opción.

No quiero prometer otra cosa que no creo que pueda cumplir, eso sólo serviría para aumentar la tensión entre nuestras legiones y el descontento entre mis hombres, que ven como casi todos sus esfuerzos se ven trabados por algo... o por alguien. -Estas últimas palabras son pronunciadas en un tono más bajo, pero suficientemente alto como para ser escuchado-

Voy a estar personalmente en Tempestus durante un tiempo, aunque volveré a Última, pero no se exactamente cuando. Dejaré un retén de mi flota en cada sector por si es necesaria mi ayuda.

Nephleim tuerce el gesto antes de contestar.

- Es cierto hermano que lo ganasteis en un combate ritual, pero la estrategia nació de mis filas, la mayor fuerza de combate la aporté yo y mio fue el plan original... Mira hermano, no quiero confrontaciones ¿Deseas una oferta mayor? Ahora mismo, precisamente debido al ataque a Charadon, mis reservas de efectivo son nulas, sin embargo puedo cederte capitulos de mi legion, hasta 3 si estas conforme y un pacto de ayudarte en el proximo ciclo a conquistar un planeta con hasta el ultimo hombre de mi legion.

-No intentes darme lecciones citándote a ti mismo, Montaña. Puede que seas un gran guerrero pero no sirves para mandar. 

Nimrod manipuló el proyector hológrafico. 

-Observa: los orkos están en cuatro mundos estratégicos. Si atacamos Ullanor Prime, todas las hordas de pieles verdes acudirán al mismo punto buscando represalias. Incluso si hemos conseguido la completa pacificación del planeta en un tiempo mínimo, nos encontraremos en territorio enemigo, en un mundo probablemente arrasado y con nuestras líneas de abastecimiento comprometidas. Cierto, tendremos varias legiones astartes concentradas en un punto pero exaustas y acorraladas,  enfrentadas a millones de enemigos. Los orkos se retroalimentan entre ellos, cuantos más son, su fuerza colectiva supera la suma de sus fuerzas individuales. No es una buena idea juntarlos a todos. 

El Alto Rey tocó algunos botones. 

-Si distribuimos nuestras fuerzas por un frente más amplio, en cambio, los refuerzos orkos se dispersarán en consecuencia, su poder colectivo será menor y las legiones podrán coordinarse entre ellas fácilmente. Ullanor Prime se debilitará y será un objetivo más sencillo de tomar. He organizado campañas como esta desde mucho antes de que te unieras al Imperio, Nicola. Deberías tener un poco más de fe en mí. 

- Y concentrándolos en un único punto, podremos acabar con ellos aprovechando las defensas que ellos construyeron al cerrarlos entre nuestras posiciones y nuestros propios refuerzos... o si son tan ineptos como para venir todos, podríamos reventar el planeta eliminándolos por completo con un mínimo de bajas en comparación con tu estrategia.

Si iba a darle lecciones, especialmente cuando estaba claro que el jamás había visto necesario optimizar sus recursos en función de la situación, puesto que con tantas legiones, siempre había ido sobrado de fuerzas.