Partida Rol por web

Warhammer 30.000: La Gran Cruzada

Trasfondo

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06/07/2018, 18:01
Director

Yo soy el artífice de esta Herejía, Duncan, ¡yo! -

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06/07/2018, 18:10
Duncan Thorne Brodie

-Entonces, ¿qué?-preguntó Duncan, abatido, recostado sobre su trono de mando, con la furia aún resonando tras él pero temporalmente apaciguada-¿para qué estamos aquí? ¿Qué es lo que esperabas conseguir o quieres que haga? ¿El Emperador se equivocó al considerar dignos de confianza a algunos de sus hijos? Es evidente que sí. Pero la esencia de su sueño sigue ahí, si se lucha por ella. Si es que sobrevivo para seguir luchando con ella. ¿Cuanto más echarás al fuego, Eon?-preguntó, mirando fijamente al holograma de su hermano.

-¿Cuánto más les permitirás devorar? ¿Dejarás que expongan mi cadáver mutilado como hicieron con el de Aegror? ¿Les permitirás profanar lo que quede de mí? Porque si es así, quizás debería tomar ejemplo de Ark. Quizás debería asegurarme de que, con mi muerte, mi cuerpo quede en tal estado que no les sea aprovechable para sus repugnantes campañas-replicó, con un breve repunte de furia, aunque la consiguió contener.

-Me alegra al menos saber que no seguirás a Vulkor después de que se haya meado en mi calavera y la de toda la Humanidad-añadió, con un más que marcado tono irónico.

-Sólo quería una cosa. Un poco de fe. Fe en que se podría unir la Galaxia y la Humanidad podría tener un futuro próspero y brillante en ella. No se me concedió ni un año para demostrar que me equivocaba. Y ahora aquí estoy, luchando contra los que eran mis hermanos. Lamentando la pérdida de Aegror, de Uliq, de Leucas... Incluso de Ark. Sobre todo de Ark. Me habría gustado que las cosas fueran distintas. Que no hubiera ocurrido lo que sea que ocurrió. Pero, aún siendo así las cosas, si se hubiera rendido... Le habría perdonado. Pero ahora ya es tarde. Y debo matar a Magnar, a Hantei y a Nicola, pues es evidente que no habrá paz mientras sigan vivos. Y a Nephelim, aunque por los informes que me llegan, eso será más bien un acto de piedad. Pero yo no expondré sus cuerpos mutilados, Eon, aunque a veces me den ganas. Porque sigue habiendo diferencias entre ellos y yo.

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07/07/2018, 11:03
(Legio XVI) Eon de Sycorax

-Quiero... necesito saber si seguirás luchando por el Emperador, Duncan. No tengo intención alguna de dejar que Vulkor se mee en tu calavera, pero para eso deberías escucharme. Claro que, ¿cuándo ha escuchado ninguno de vosotros al matón, xenófilo y caprichoso Eon? 

El Pirata contuvo su ira, no servía de nada enfadarse. Si algo había aprendido en Sycorax era que la guerra y el comercio eran la misma cosa. Divisas, objetivos y ventajismo; Duncan era demasiado noble para verlo, pero esperaba abrirle los ojos. "Estás muriendo por los intereses de otros, hermano", pensaba Eon con desesperación.

Pero luego, algo que dijo el Rey de la Tormenta le dejó anonadado.

-¿Perdonado? ¿A Ark´sul? ¿Cómo te atreves? Me dijo que tus perros de presa cayeron sobre él como sabuesos, que no tenían ninguna intención de llevarle a Terra por las buenas. Tus órdenes fueron asesinarle a él y a todos sus hijos, y por Khaine que Ulliq lo intentó, como buen perro. Los dos lo sabemos, y él lo sabía. Tú fuiste el primer traidor.

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07/07/2018, 11:10
(Legio XVI) Eon de Sycorax

-Tal y como prometí -dijo Eon, mostrando el panorama-: Drokon y todos sus secretos ancestrales son vuestros.

Había descendido a la superficie de aquel planeta, en el corazón del Segmentum Solar, para hacer oficial su entrega a los Caballeros del Arca. Estaba acompañado por su séquito de Corsarios y xenos, y también por varios oficiales de la XIX Legión, tanto de carne como de metal.

-Vuestro padre fue mi hermano más querido, y en su memoria este planeta será vuestra fortaleza, el motor de nuestra venganza contra Marte y Terra, ¿qué decís? 

Esperó a que alguno de los nuevos señores de la Legión de la Araña respondiera.

Notas de juego

Tengo cosas que rolear con tus Caballeros aún ^^

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07/07/2018, 14:16
Duncan Thorne Brodie

-Te estoy escuchando, Eon. Te estoy escuchando, igual que te escuché en el pasado. Y hubo un momento en el que casi te convencí de que podía tener razón-dijo Duncan, serio, ajeno a aquel arrebato victimista del Príncipe Corsario. Sin embargo, las palabras que pronunció a continuación hicieron que abriera levemente la boca en gesto de incredulidad ante lo que estaba oyendo... Para después alzarse airado de su trono.

-¿¡Cómo te atreves a acusarme de tal cosa!? ¡Mis órdenes fueron que la Tempestad y los Leviatanes se unieran a los Caballeros para ayudarles a purgar sus filas de la vigésima! ¡¡No masacrarlos!! ¡Mis informes dicen que ellos abrieron fuego primero!

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07/07/2018, 18:12
(Legio XVI) Eon de Sycorax

-Mis dudas nunca tuvieron que ver contigo, Duncan. Padre me declaró renegado antes de que fueras elegido Señor de la Guerra, pero, ¿nunca te preguntaste por qué mi influencia en la corte se decantaba hacia ti a cada paso que dabas? Eres carismático, hermano, pero, ¿conoces a los Comerciantes, a los Clados, a los nobles emperifollados que se morían por las atenciones del Príncipe Corsario? ¿Recuerdas lo reñida que estaba aquella competición vuestra a la que Padre dio sus bendiciones? -sonrió-. estoy seguro de que el Sigilita se asegurará de que la historia recuerde eso: "Eon conspiró para elegir a Duncan Señor de la Guerra y así atraer a Vulkor a su bando". Tendría sentido, ¿eh? Qué poético. Claro que sí, el titiritero seré yo, y no el egomaníaco que enfrenta a sus hijos.

La sonrisa de Eon se heló en su rostro. El odio, un odio del que Duncan nunca había sido objetivo, empezó a traslucir en su voz.

-Ark´sul me dijo, y no tenía por qué mentirme, que fueron tus perros los que se abalanzaron sobre él. Los mensajes interceptados parecen confirmarlo. ¿Por qué motivo iba a traicionar al Imperio la Araña de Marte? Padre le hizo sacrificar a sus hijos en su honor y él fue leal; encontró en ti un hermano y te fue leal. Y tanto Padre como tú pagasteis su lealtad con traición. Él te amaba, Duncan, y tú pediste su cabeza sin juicio previo. Incluso a mi, el más bajo de nuestra hermandad, se me concedió un condenado juicio.

Torció la sonrisa con amargura.

-Pero, bueno, ahora el "misteriosamente desaparecido" Nimrod regresa triunfal. Y con las bendiciones de Padre para pisar Terra y defenderla; qué conveniente, diría yo... con lo que Ark´sul se esforzó por encontrarle mientras estaba combatiendo a la XX en su propia legión. Dime: ¿planeasteis esto juntos? ¿Es Nimrod el primarca de la Legión Fantasma? ¿O no eres más que un noble idiota y Padre te ha engañado a ti también?

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07/07/2018, 18:41
Duncan Thorne Brodie

-Así que al final tenía razón-replicó Duncan, furioso-me has citado aquí para insultarme. Si verdaderamente piensas, como acabas de decir, que yo condenaría a Ark'Sul así, que yo ordenaría que acabarán con él y su legión... Aquella legión junto a la cual he luchado más veces. Aquel primarca que se contaba entre aquellos que me eran más queridos y cercanos. Si de verdad piensas eso, Eon, hemos terminado de hablar. Lárgate de aquí-dijo el Rey de la Tormenta, mirando desafiante al holograma del que había sido su hermano. 

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08/07/2018, 11:01
(Legio XVI) Eon de Sycorax

Eon hizo un gesto a alguien que estaba más allá del alcance del proyector holográfico. Se escuchó estática y la imagen tremoló un momento a causa de los cambios del flux de energía. Entonces, la voz de Duncan se escuchó cubierta de de defectos e interferencias:

-Enviad un mensaje a los astartes de Uliq y Leucas. Los Caballeros del Arca se han revelado. Quiero que partan de inmediato a atacar a Ark’sul y acaben con cualquier resquicio de la décimo novena.

El Corsario dedicó una sonrisa triste a su hermano.

-Ni Ulliq ni Leucas destacaron nunca por su imaginación, Rey de la Tormenta; eran seguidores, peones. Y este mensaje lo confirma: las órdenes salieron de ti. Tú eres quien me insulta tomándome por tonto. ¿Qué vas a decirme ahora? Oh, no, espera, seguro que lo adivino, ¿fue la XX? ¿fue un sucio truco de los herejes? Vamos, Duncan Thorne Brodie; dime que alguien te engañó para que ordenaras asesinar a nuestro hermano. 

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08/07/2018, 19:22
Ark'sul

La Caída de la Araña y el Tiburón

Ark'sul tenía cosas que hacer, tenía que dar un golpe y quería mostrar que no tenía miedo de ninguno de sus hermanos, por lo que tras varias opciones estratégicas optó por dar un toque de atención a uno de los perros de Duncan que se supone debían darle caza.

O más bien, a un tiburón de guerra.

Organizó de forma magistral todas sus tropas para lanzarse contra un planeta que era todo océanos. Movilizó gran cantidad de cañoneras de ataque y land speeders para que no perdieran movilidad en el planeta y se lanzó contra los puntos más vitales solo para dar un toque de atención a su hermano y que supiera que no le tenía miedo. Sabía lo que era perder su mundo natal, pues Subuel había sido borrado de la faz de la galaxia; pero parte de él no lo sufría ya que, en realidad, su planeta estaba perdido. Él mismo había realizado un acatamiento tan bueno que ahora era imposible que les siguieran y si los defendían les marcarían, aunque eso no importó a esos desalmados que pulverizaron un planeta leal a ellos sin que lo supieran.

Todos los cálculos y movimientos habían salido perfectos a excepción de uno. El Tiburón estaba en casa y eso cambiaba muchas cosas. Ark'sul había estimado que estaría persiguiendo a cualquier otro por toda la galaxia y se dio cuenta de que estaba en casa demasiado tarde, lo que haría que la defensa del planeta fuera mucho mayor y mejor organizada.

Ark'sul se lanzó al ataque con su escudo por delante, el mangual chisporroteando energía en su mano derecha y sus brazos arácnidos lanzando rayos de energía que segaban por la mitad a los legionarios rivales. Se abrió camino hacia el interior de una de las fortalezas a base de fuego de bolter y un combate cuerpo a cuerpo muy encarnizado en el que sabía que sus hijos tenían las de perder; pero sus hijos de acero eran tan buenos como sus rivales. Reventaron a base de fuego de artillería las puertas de la fortaleza y los Caballeros se lanzaron a la carga por su interior, Ark'sul el primero y se llevó la sorpresa.

A duras penas consiguió alzar el escudo para bloquear el golpe de lanza de su hermano, que fue tan potente que le lanzó varios metros atrás, haciendo que dos de sus extremidades mecánicas se rompieran y aplastaran bajo el peso del primarca, que rodó y se puso de pie para ver como su hermano mataba a varios de sus hijos mientras canturreaba uno de esos extraños cánticos tribales en esa lengua extraña.

El Huérfano se lanzó de nuevo a la carga mientras sus dos brazos mecánicos restantes segaban a los hijos de Leucas en un intento de igualar la presencia del primarca rival, pero el Tiburón era mucho mejor en combate que él, eso era obvio y se demostró. Un segundo golpe de esa lanza en el escudo lo partió y Ark'sul lanzó los trozos a su hermano, distrayéndole lo suficiente como para alcanzarle con un rayo y provocarle una herida grave en el muslo. Confiado, el señor de los Caballeros se lanzó contra su hermano, fintó con el mangual para luego golpear con su brazo izquierdo potenciado, dejando grogui a Leucas. Con la misma mano le cogió de la cabeza para lanzarle un golpe con su mangual.

El brazo bajó, pero luego cayó al suelo.

Leucas realizó un movimiento extraño y circular con la lanza, haciendo que su enemigo se apartara torpemente, pero consiguió cercenar la mano del mangual de Ark'sul. No dudó un instante y aprovechó la conmoción para ensartar a su hermano una, dos y hasta tres veces, dos en el abdomen y una en el pecho.

-Hermano -dijo Ark'sul arrodillado y desangrándose. Alzó su mano mecánica en un gesto de súplica, pero luego agarró la lanza de su hermano y la sujetó- tengo mi último regalo para ti y tus hijos. Un recuerdo de que no puedes abarcar más de lo que puedes moder.

Lo último que ocurrió fue que esos ojos medio mecánicos de Ark'sul se pusieron de un color ambar brillante un par de segundos antes de que un núcleo que llevaba explotara. Era como el de los titanes warlord pero en miniatura, un núcleo de fusión que era como un pequeño sol que había instalado por si le apresaban. Era el último regalo que quería darle a Duncan, pero tendría que dejar el recado por medio de Leucas. El núcleo se desestabilizó y una explosión nuclear borró todo lo que había en casi una décima parte del planeta por completo, creando un crater y variando el ecosistemas de Krakatoa para siempre.

Si la gente siguiera creyendo en dioses y demonios, dirían que esa lucha habría sido un enfrentamiento divino por las consecuencias dejadas tras ellos. En medio de ese cráter, los Caballeros del Arca alzaron una estatua en nombre de su padre, el Huérfano, con una cita que se dice fue la primera que dedicó a sus hijos tras su "rebelión".

"La Verdad te puede llevar lejos, pero ten cuidado si te lleva más lejos de lo que otros quieren. Todos hablan de verdad, pero muchos no quieren descubrirla y otros no quieren que la descubras".

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08/07/2018, 19:27
Caballeros del Arca

Karisteas era un Caballero del Arca algo extraño, pues estaba más interesado en los misterios de los viajes por la disformidad y los naveganes que por la ciencia más mecánica, pero aun así era uno de los pocos Caballeros Andantes que quedaban de la Legión. Desde la caída de Grulah en Ioweth todos le miraban a él, aunque éste no destacaba por ser un gran táctico y solía estar acompañado por un consejo de tres legionarios de alto nivel, dos antiguos Magos del culto marciano y otros dos Caballeros Metálicos, que era como llamaron a los legionarios mecánicos creados por Ark'sul.

-Mi señor Eon -dijo Karisteas haciendo una ligera reverencia- todos sabemos lo cercano que erais a nuestro padre y agradecemos que los pactos que tuvisteis con él los mantengáis con nosotros. Camaxtli sigue siendo una Forja pensada para ese arma que podría acabar con esta guerra, pero el problema es que no está nuestro padre para empuñarla y ninguno de nosotros la empuñará porque no somos lo suficientemente poderosos. Dime, Eon de Sycorax, ¿empuñarás el arma que hagamos para vengar a tu hermano?.

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09/07/2018, 01:38
Duncan Thorne Brodie

Duncan pensaba que nada podría sorprenderle a esas alturas... Pero estaba claro que se equivocaba, cuando aquel mensaje llegó a su nave, revelando lo que parecía un mensaje defectuoso pero, desde luego, suyo. Abrió mucho los ojos en un gesto de incredulidad al escuchar aquellas palabras, atando con aquello varios cabos sueltos en aquella horrenda situación. Todo parecía tener más sentido de pronto. 

-¿Qué diablos?...-musitó, aún incrédulo. Pero finalmente reaccionó. Y no lo hizo con furia, con tristeza o de cualquiera de los modos esperables. Si no que empezó a reírse. Una risa amarga, ácida, pero también con un punto de alivio debido a la súbita iluminación.

-Capitán, por favor, envíe a la Horizonte el registro de salidas de comunicaciones del día en que se impartieron las órdenes a Leucas y Uliq. En concreto, el último archivo enviado, código 45RVG001A-dijo con total naturalidad. No era raro para alguien de la categoría de un primarca recordar toda clase de cosas... Y desde luego todo lo ocurrido en aquellos últimos ciclos había marcado lo suficiente a Duncan para que no se le olvidara. Mientras esperaba, comentó ocioso con Eon.

-¿Sabes? Siempre me pregunté por qué. Por qué Ark y sus hombres respondieron así a un envío de ayuda, por qué los relatos variaban tanto. Ahora lo sé. Tarde, por casualidad, pero lo sé. Eso es ciertamente liberador...-y con esas palabras, el archivo llegó. Cualquier análisis del mismo revelaba lo que cabía esperar si Duncan decía la verdad. Los códigos eran correctos, la fecha estaba registrada y no había pruebas de que hubiera sido modificada, y desde luego venía del registro de comunicaciones de la Roca. El mensaje que se reprodujo, a diferencia de aquel que le había enviado Eon, no tenía ninguna clase de distorsión o defecto. Estaba perfectamente claro, hasta el punto de que en él podía leerse el ánimo del Rey de la Tormenta al dictar aquellas órdenes. Estaba terriblemente serio, pero en el fondo había preocupación, una preocupación honda y sincera por lo que más tarde se demostraría que no era más que el inicio de un conflicto a escala inimaginable. Ese mensaje decía lo siguiente:

-Enviad un mensaje a los astartes de Uliq y Leucas. Quiero que partan de inmediato en apoyo de Ark’sul y le ayuden a acabar con cualquier resquicio de la vigésima.

El primarca, sentado en su trono de mando, dejó unos segundos para que Eon asimilara aquellas palabras, que comprobara su veracidad si quería, e incluso que meditara sobre lo que significaban.

-Nunca te he mentido, Eon-dijo por fin, con un tono serio y firme-no recuerdo haber mentido jamás a ninguno de vosotros, de hecho he dicho muy pocas mentiras en mi vida. Pero ninguna a ti, ni a Ark. Erais los más cercanos a mí. Habría dado gustoso un brazo por vosotros, incluso la vida. ¿Por qué iba a ordenar que marcharan contra él? Como señalas, él no era ningún traidor. Como señalas, en todo caso habría sido yo el traidor al hacerle eso. Como sin duda ambos convendremos, fue ese acto el que le impulsó a apoyar a Magnar. Y como sin duda ambos estaremos de acuerdo también, si os hubiera tenido a ti y a Ark conmigo, la Galaxia habría sangrado mucho menos y todo esto se habría acabado. Es, por tanto, un movimiento por mi parte que no solo no es lógico, pues no gano nada con él... También va contra mis sentimientos. ¿Por qué? ¿Por qué entonces haría algo así?-preguntó, esperando que el peso de la verdad y la lógica consiguiera llegar hasta su hermano. La aplastante evidencia de que, tanto el razonamiento como el archivo que había enviado, indicaban que las órdenes impartidas por él no fueron aquellas que otros creyeron. Negó suavemente, riéndose entre dientes un poco más.

-Y pensar que marchaste para ser libre... Y eres tan marioneta como lo soy yo. Han estado tirando de nuestros hilos continuamente, incluso adornándolos con palabras bonitas y grandilocuentes como libertad y justicia... O aderezándolos con poderosas emociones como la envidia. Al final, tus hilos son tan firmes como los míos. Si no más. 

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09/07/2018, 21:10
(Legio XVI) Eon de Sycorax

-Sigo queriendo ver al Emperador muerto, Duncan -afirmó Eon-. Eso no ha cambiado, y este error atroz... bueno, no es más que otra cuenta que ajustarle a Su agusuta persona. Cada vez tengo más claro que fue él; cada vez tengo más claro que la pérdida y el retorno de Nimrod no fueron casuales. ¿Marioneta, dices? ¿Y eso en qué te convierte a ti? Aegror murió a manos de un monstruo, pero no hay ningún héroe defendiendo a Vulkor; y durará mucho menos que cualquier Cruzada y cualquier Imperio. Vulkor no llegará a saborear su victoria. Está rodeado de monstruos.

"Y eso me incluye. A mí y al fantasma de Ark´sul".

El Corsario sonrió.

-Dime, Rey de la Tormenta, ¿Temes a la muerte? ¿qué harás ahora? ¿Seguir luchando por el falso profeta que orquestó nuestra destrucción para convertirse en el único dios de la Galaxia? ¿O... te unirás al pirata?

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10/07/2018, 00:31
Duncan Thorne Brodie

-Tozudo hasta el final...-replicó Duncan, negando con la cabeza-no fue ningún error. Alguien quería vernos destrozados. La Gran Cruzada no se había completado cuando esto estalló. Los astartes siguen siendo necesarios, y nosotros también. No solo me resisto a ver al Emperador como tú lo ves, además, no tiene lógica que se deshaga de nosotros de este modo, devastando el Imperio que quiere gobernar. Sigue sin ser lógico. Ignoro la casualidad o no en el retorno de Nimrod. Pero si sé de alguien que ha estado activamente implicado en esto. Alguien que además tiene motivos de sobra para odiarnos a todos. Y que además no te va a gustar oír y vas a despreciar, pues ya lo has avisado: la Vigésima. Fueron purgados, por todos nosotros. O eso creíamos. Devolvernos el golpe suena demasiado bien.

La pregunta sobre la marioneta era esperable. 

-Es evidente que no soy libre, Eon. Las cadenas de la lealtad, el honor y el deber son pesadas, e implican muchos sacrificios. Hago lo que hago porque debo hacerlo, aunque a veces no quiera. Pero yo no he defendido que me haya librado de ningún tirano mientras bailo al son de otro titiritero-replicó, encogiéndose de hombros-ignoro si Vulkor durará. Pero lo que me importa es mucho más a largo plazo. Me importa si la Humanidad durará. Si podrá salir adelante y no será engullida víctima de una guerra desatada por envidias, celos y mentiras. 

-Me preguntas si temo a la muerte... No. No la temo. Temo fallar a mi deber. Temo no haber sido suficiente, la decepción de aquellos a los que he fallado... La mirada reprobadora de los millones de almas que residían en Argyle Primus antes de que decidierais volarlo en pedazos. Aún en el caso de que hubiera renegado del Emperador, cosa que no he hecho... No estoy dispuesto a abandonar a aquellos que han permanecido a mi lado para pasar a engrosar las filas de aquellos que volaron por los aires el planeta que más conocía y quería. 

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10/07/2018, 17:18
(Legio XVI) Eon de Sycorax

-La Humanidad ya sobrevivía antes del Emperador, hermano. ¿Que en algunos planetas existían cultos al Sha´eil y tiranos monstruosos? Sin duda, pero la Galaxia es inmensa. ¿Cuántos planetas llevaban existencias tranquilas, ajenas a los horrores de los orkos y demás monstruos? ¿Cuántos paraísos hemos quemado porque no se ajustaban a sus parámetros arbitrarios? Ark´sul creó un mundo armónico en Subuel, pero Padre le dijo que iba camino a la herejía. En mi flota hay eldar, slanni y demiurgos, así que supongo que estoy corrupto más allá de toda redención, a pesar de que los humanos que viven en mis naves y los que moran en los planetas que protejo sean más ricos, más abiertos y más felices que esa masa gris que quema carbón en vuestras facotrías. La Humanidad puede sobrevivir sin nosotros, Duncan, no somos tan importantes; quien piense lo contrario no es más que un tirano, un marido celoso que prefiere asesinar a su compañera antes que permitir que viva sin él.

"Como asesinaron a Aliathra."

-Tu deber es una mentira, Duncan; el Imperio es una mentira. Te atan cadenas invisibles, hermano. Ojalá vivas para darte cuenta de lo equivocado que estás.

Notas de juego

Termino la escena aquí, si no te importa, mañana hay zorpreza ^^ Postea si quieres en respuesta :)

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10/07/2018, 17:50
Duncan Thorne Brodie

Todo estaba listo para la transmisión. Duncan se encontraba tranquilamente sentado en un trono de madera ricamente tallada, sin servoarmadura, con los ropajes tradicionales del soberano de Argyle Primus. A su espalda, apoyada contra el trono, una de sus armas: un claymore de gran tamaño y reforzado por obra de los adeptos de Marte, así como una gran pantalla. A su lado, una mesa donde descansaban una especie de control remoto, y un vaso de cristal tallado, relleno de un líquido denso y ambarino.

Frente a él, varios siervos de la legión y algunos adeptos, que preparaban todo para la transmisión que debía hacer. Que sentía que debía hacer, al menos. Y la haría a su modo, como no podía ser de otro modo. Finalmente le dieron la señal, y esbozó una sonrisa.

-Saludos, ciudadanos del Imperio. Y también a vosotros, aquellos que os hacíais llamar mis hermanos-dijo, ensanchando levemente su sonrisa y levantando un poco el vaso, como en una especie de brindis o saludo. 

-Me dirijo a todos vosotros en unos tiempos aciagos y convulsos, pero que tendrán solución. Se han vertido palabras muy duras contra mi persona-dijo, haciendo un leve mohín como ofendido-palabras que puede que hayan preocupado a muchos. Y estoy aquí para darles réplica. Sin embargo, un sabio dijo una vez que una imagen vale más que mil palabras. Y aunque tengo un don para las segundas, creo que será más ilustrativo de este modo. Para eso, nuestros amigos de Marte, a los que aprovecho para desear salud, me han dado esto-añadió, cogiendo con la mano libre aquel mando-así que allá vamos.

Tras eso, giró aquel trono para quedar mirando lateralmente a la pantalla, y la cámara se desplazó para cubrir tanto al primarca como lo que debía verse. Y dirigió el control a la pantalla, empezando aquel espectáculo. En pantalla apareció Magnar Vulkor, en ese mensaje en el que difundió la muerte de Aegror, y que a tantos les resultaría familiar.

-... te estaré esperando con mi horda en Irlandia ven y enfréntate a mi si tienes valor. Tú legión contra la mía pero te abierto que mis números duplican a los orkos de Ullanor, tienes el lugar tienes mis números si la cobardía hace que no te presentes destruiré ese mundo sin ningún tipo de compasión y la humanidad sabrá que tú título no es más que otra vil mentira de nuestro padre.¡Muahahahaha!

Tras eso, y con un botón, cambió a las praderas de Irlandia, una grabación del "enfrentamiento", con varios capítulos listos para enfrentar a Magnar... Y nada. Silencio. Dándole a otro botón, añadió un sonido. Un sonido que muchos habitantes del Imperio podrían ignorar, pero otros reconocerían como aquel que hacían los grillos o especies insectoides similares, y que indicaban la ausencia de algo. Con una sonrisa, volvió a pasar las palabras de Magnar, aunque esta vez haciendo inciso en el valor y la promesa, para después volver a los grillos y sus legiones solas. Finalmente, un breve lapso en el que se empiezan a ver caer las bombas, en el que corta aquello.

Pero el espectáculo distaba de haber terminado. Presionando otra tecla, Magnar volvió a aparecer en pantalla. Esta vez se trataba de la segunda comunicación, y los ojos de Duncan brillaron mientras su sonrisa se ensanchaba, como preparándose para lo bueno.

-¡Bravo!No tengo mejores palabras para aquello que os merecéis y os habéis ganado a pulso, vuestro proclamado Señor de la Guerra ha caído en un ardid digno de su limitada capacidad ¿cómo si no escogería padre a aquel que nubla su juicio con alcohol y bagatelas?¿será acaso por que no es más que un mero títere?¿qué más os hace falta para abrir los ojos?Ante vuestra vista tenéis los hechos, no creáis mi palabra sino queréis pero esta claro que estáis condenados por los crímenes de vuestro padre.

¡Hijos de Imperio!Vuestro Señor de la Guerra os conduce como corderos al matadero, un títere sin cabeza que no es capaz de conducir una campaña de guerra ni ha defendido esa UNIDAD que tanto proclamaba. No ha dado la cara por la humanidad, ha permitido que sus hermanos más débiles murieran acosados por mis huestes sin mover un solo dedo ¡No se ha sacrificado como debería haber hecho!¡Además de un inútil es un cobarde!. Tenéis al Señor de la Guerra que os merecéis. 

Mi hermano Ark´sul ha luchado con mil veces más valor que ese iluso sumido en la embriaguez de los restos de las botellas del Emperador, aquellos mundos que veáis la verdad os alzareis y os uniréis a nuestra causa pues yo si brindo protección a los míos, si les defiendo de sus enemigos y les entrego los recursos necesarios para que prosperen. Aquellos que permanezcáis fieles pagareis vuestra ignorancia con la vida para honrar así la memoria de vuestro padre y vuestro Señor de la Guerra.

Duncan accionó un botón...

-¡Además de un inútil es un cobarde!-automáticamente seguida de la imagen de Irlandia sin contendiente ninguno, repetida un par de veces.

-... un títere sin cabeza que no es capaz de conducir una campaña de guerra-y, con esa frase, apareció un mapa de la Galaxia. La frase se repitió y, con cada repetición, un mundo tras otro de Magnar cambiaba de manos. 

-no-Attila cambia-es-Catachan vuelve al bando imperial-capaz-Cretacia vuelve al redil-de-Hecate pasa a control de Radius-conducir-Zayax vuelve a su legítimo propietario-una-Istvaan se ve tomado por los leales-campaña-esta vez le toca a Neo Ullanor-de-Saevitia 161 pasa a manos imperiales-guerra-y finalmente le toca a Asterus VII, donde ondea orgulloso el estandarte de los Señores del Relámpago.

-Desde luego, mi incapacidad es notable, pero aguardad, hay más-interviene momentáneamente Duncan, con una sonrisa divertida.

-yo si brindo protección a los míos, si les defiendo de sus enemigos-esta vez le tocó a esta frase, y con la cara que pondría alguien gastando la broma más pesada y dolorosa del mundo, el Señor de la Guerra presionó otro botón. Y ese botón desató una serie de carcajadas pregrabadas, como aquellas que se introducían en los holovídeos de programas de entretenimiento del pasado. Desde luego, parecía que Marte se había tenido que acoplar a unas cuantas peticiones extravagantes de Duncan. Tras eso, fueron pasando algunos vídeos de las recientes campañas. Antes de todos ellos, se repetía la frase del architraidor.

El asalto final a Saevitia 161, un mundo próspero, donde las legiones de Duncan esperaban encontrar cierta resistencia. Sin embargo, se comprueba no solo que los números de los Señores del Relámpago superan en mucho a los de los Heraldos... Sino que las fuerzas dejadas son tan minúsculas, tan despreciables, que apenas bastaban para defender una fortaleza. Durante el vídeo se repite algunas veces más la frase de Magnar, seguida de carcajadas enlatadas, a las que se suman de buena gana las del primarca, ante aquel chiste de que defiende a los suyos.

Asterus VII, asalto final. De nuevo, unas huestes ridículamente pequeñas, indignas de llamarse ejército o fuerza de defensa. De nuevo, un combate breve y brutal. De nuevo, carcajadas. 

Zayax. La misma historia. Otro ejército minúsculo incapaz de hacer nada. Esta vez, Duncan se ha permitido añadir una toma en la que muestra a los Fine del clan Urquhart y del clan Haldane discutiendo entre ellos quien tendrá el honor de acabar con esa patética mancha, ante la atónita mirada, no mucho más allá, de las supuestamente temibles hordas de Magnar. De esa gran defensa y preocupación por los suyos. Por supuesto, de nuevo la frase y carcajadas. Duncan doblado sobre la silla, llorando, a punto de caerse ante lo hilarante e hipócrita de las declaraciones del traidor.

Y, finalmente, Attila. Esta vez Duncan lucha por controlarse, y solo se escucha una única vez la frase de Magnar y las carcajadas. Además, esta vez el vídeo es diferente.

-No ha dado la cara por la humanidad-se escucha, otra de las frases de Magnar. Pero sin embargo, allí está en la grabación. Duncan Thorne Brodie, Rey de la Tormenta, Primarca de los Señores del Relámpago, Señor de la Guerra. Glorioso y digno. Liderando con firmeza la carga ante una fuerza, de nuevo, ridículamente pequeña. Esta vez el resultado es distinto. Se puede ver, en primer plano, como queda un solo astartes traidor, vencido, derrotado e inmovilizado. Como Duncan se arrodilla a su lado.

-Saldrás vivo de aquí, al menos hoy. Y lo harás porque tengo un mensaje que quiero que entregues a tu señor. Tranquilo, es fácil de memorizar. No vales para Señor de la Guerra-dijo, poniendo énfasis en cada sílaba, antes de indicar que se lo llevaran y le soltaran en una cápsula de salvamento cerca de las posiciones de los Heraldos.

-No ha dado la cara por la humanidad-se escucha de nuevo, y montado con varias imágenes en las que se ve al Señor de la Guerra liderando personalmente acciones contra los traidores, pero no solo luchando, si no también defendiendo a otros, incluso recibiendo golpes por ellos, tanto astartes como ciudadanos normales y corrientes. Imágenes de aclamaciones por parte de la población en tantos y tantos mundos liberados, tanto antes como después de la Herejía... Arborea, Asterus VII. Vaya donde vaya, parece ganarse a las masas, que le aclaman con fervor y están dispuestas a seguirle hasta el final. Pilas de cadáveres, pero siempre astartes, nunca civiles. Duncan observa estas imágenes ya sin reírse, con calma y tranquilidad. 

Finalmente, presiona otro botón y la pantalla queda en negro, volviendo a enfocar al Señor de la Guerra. 

-Desde luego, las imágenes sí valen más que mil palabras. Se me ha llamado cobarde, pero he sangrado por todos, desde el Emperador hasta el más humilde ciudadano imperial, pasando por astartes de todo rango y condición, de mi legión o de otras.

-Se me ha llamado inútil y sin embargo, con un solo golpe de mano... No, con un toque de mi meñique, hemos golpeado al "terrible" Magnar de un modo que no ha sido capaz de parar.

-Se ha dicho que no protejo a los míos, a diferencia de ellos. Y, sin embargo, mis queridos hermanos y hermanas del Imperio, lo han visto vuestros ojos. Mundos desolados, dejados a su suerte por unos tiranos. Esos mundos podrían haber sufrido el ataque de un waaagh orko, de algún ejército oportunista xeno. Sus habitantes podrían haber sido masacrados, esclavizados o quien sabe qué más. Y os voy a contar un secreto, algo entre vosotros y yo-dijo el primarca, guiñando un ojo a la cámara y acercando dramáticamente el trono, como si se acercara de veras a ellos, e inclinándose, para después decir con un falso susurro-y a Magnar le habría dado igual.

-Esa es la triste verdad-dijo Duncan, suspirando exasperado-no hay vuelta de hoja ninguna. Ninguna versión de la historia en la que el bando traidor sean los defensores de la bondad o luchen contra la injusticia. ¿Sabéis qué es lo que tenemos de verdad? Alguien que pensaba que era un guerrero y un líder, pero que ha resultado ser un niño de teta con una pataleta. Una pataleta que le ha llevado a acabar con millones de vidas y a combatir a los que eran sus hermanos. Y, salvo algunas excepciones que realmente me duelen-dijo, con un gesto serio-está rodeado de otros como él. Monstruos, inmaduros superhumanos para los que la vida ajena no vale nada. Son un cáncer, un tumor que crece en esta Galaxia y que no parará hasta que nos consuman a todos o lo detengamos.

-Así que os pregunto, ciudadanos del Imperio, ¿qué vais a hacer? Porque lo que voy a hacer yo es continuar luchando. Irlandia e Ioweth ya no están, volados por los aires por esos supuestos salvadores. Mi querido y bello planeta natal, Argyle Primus, ha sido reducido a nada también. Pero seguiré luchando. Los combatiré en el espacio, en las fortalezas orbitales, en los desiertos, en las llanuras, en los mares y ríos. Los combatiré ante las mismísimas Puertas de la Eternidad de ser necesario. Y si tuviera que caer ante ellos, caería gustoso, sabiendo que no me dejé llevar ante lo más bajo y vil del ser humano. 

-Hay alguien que sí combate por vosotros, mis queridos amigos. Y que va a seguir haciéndolo-dijo, mirando directamente a la cámara, con una sonrisa benevolente.

-Y para los traidores que estén viendo esto-continuó, con la sonrisa cambiando a algo mucho menos amigable y el ceño fruncido-sabed que esto no ha hecho más que empezar. Que el único motivo por el que seguís vivos, el único-dijo, subrayando esas dos últimas palabras-es mi gran compasión, y mi tonta esperanza en que algunos podríais redimiros. Y quizás en que Magnar sería el guerrero que yo creía, y no el niño asustado que se esconde en sus naves que ha resultado ser, y que por tanto podríamos arreglar esto rápidamente. Es evidente que me equivoqué, no tengo problema en admitirlo. Pero os aviso. No hay esperanza para vosotros. No hay ningún lugar donde estéis a salvo de mi. Ningún pútrido rincón del universo donde no me atreva a buscaros. Porque voy a ir. Y lo que he hecho con los dominios de Magnar va a parecer una pelea de críos en comparación. Preparaos. Va por vosotros-dijo, alzando el vaso en honor a los traidores con una sonrisa que prometía muerte, antes de apurar su contenido. Tras eso, se termina la grabación. 

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10/07/2018, 17:53
Duncan Thorne Brodie

-¿Y cuantos planetas han seguido haciéndolo dentro del Imperio? Hasta que habéis decidido poneros en plan genocida, claro-replicó Duncan, sonriendo con acidez ante lo irónico de todo aquello-que me digas que la Humanidad puede sobrevivir sin nosotros mientras desatáis sistemáticamente horrores sobre ella es como, siguiendo tu analogía, que el marido celoso le diga a su mujer que puede irse cuando quiera mientras la golpea atada a una cama. 

-Dos billones trescientos cuatro mil millones ochocientos cincuenta y siete-dijo tranquilamente el Señor del Relámpago, como si fuera una cifra evidente-¿Sabes que es esa cifra? Es el número de civiles que habéis liberado. Si por liberado se entiende reducido a átomos calcinados flotando en el espacio. No hablo de astartes. No hablo siquiera de bajas entre el ejército imperial y las FDP, no. Hablo de civiles, simple y llanamente. 

-¿Qué hay algunos en tu flota que viven muy bien? Me alegro por ellos. Y lo digo sinceramente y sin rastro de ironía alguna-y, desde luego, era sincero en ello-pero no me alegro por lo que estáis haciendo. Por todos los que habéis masacrado sin pensarlo siquiera. 

-Puede que sea un iluso, pero yo no me he dedicado a matar mujeres y niños. Solo lucho contra guerreros. Al menos, tengo esa decencia. No considero que las personas normales y corrientes que han tenido la suerte o la desgracia de caer de mi lado sean más valiosas que aquellas que han acabado en el otro bando. Por lo tanto, no me dedico a destrozar planetas en los que viven seres humanos simplemente porque están dominados por otros. Bajo y los conquisto, acabando con los soldados y perdonando al resto. Como debería hacerse, si es que la humanidad te importa algo. 

-Hemos terminado esta charla, Eon. También deseo que vivas para darte cuenta de lo que estáis haciendo. Con un poco de suerte, para arrancarte los hilos con los que te están manejando y poder hacer lo que debes.

Con esas palabras, la transmisión se corta. Solo se emite desde las naves leales una invitación a que los herejes abandonen la zona, para después alzar los escudos de vacío y empezar a retroceder ellos mismos. 

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10/07/2018, 20:00
Vulkor Señor del Legado Oscuro

El Precio por los Viejos Pecados:La Muerte de Aegror

Uno de los primeros mundos asaltados durante el estallido de la Herejía fue Drora LXA, el planeta natal de los Portadores de la Agonía y bastión de las fábricas de clonación de su infame señor, el primarca Aegror, el cual había protagonizado los famosos incidentes de Catachan. Creando una brecha irreconciliable entre ambos capítulos y como una vez había jurado Magnar Vulkor, aquello no iba a quedar impune…

La flota de guerra orbitaba Drora LXA en guardia, dispuesto para el conflicto a la espera de entrar en batalla para mayor gloria de su señor, cuando de pronto todo se sumió en el caos. De las profundidades del espacio disforme se abrió una enorme brecha a muy pocos kilómetros de la atmósfera del planeta, una maniobra casi imposible, digna de la maestría de los mejores navegantes de Terra. Nadie imaginó tan siquiera un viaje a través del espacio tan preciso en siglos. El pulso disforme creado al desgarrase la realidad fue de tal magnitud que cogió a los astrópatas de los Portadores de la Agonía por sorpresa, sobrecargando sus mentes conduciendo a algunos hacia las puertas de la locura y aturdiendo a los más afortunados. Las naves más cercanas fueron succionadas por la brecha disforme, desintegrándose al chocar entre sí, o al entrar con rumbos de aproximación erróneos o sencillamente se partían en mil pedazos por la diferencia de presión. A través de los restos de la diezmada flota las naves de los Heraldos del Hijo Oscuro avanzaban en perfecta formación de asalto con el Féretro a la cabeza, dispuestos a acabar con el enemigo sin que éste supiera qué les había golpeado.

La nave insignia ignoró la batalla naval posicionándose para desplegar las cápsulas de un descenso orbital en un tiempo récord, el resto de la flota no tuvo la misma consideración y aprovechó la confusión de las naves enemigas para golpearlas con un endiablado odio, fruto de la rivalidad entre ambos capítulos. Aquello no era una guerra, era una masacre, desde el primer momento quedó claro que Magnar Vulkor no iba a hacer prisioneros ni a conceder clemencia a ninguno de sus enemigos. Las naves de guerra abatidas colisionaban con la atmósfera de Drora LXA formando una lluvia de devastación sobre las ciudades del planeta; en aquel conflicto las necesidades civiles no tenían lugar. Todos aquellos que habían osado subestimar la cólera del Hijo Oscuro del Emperador iban a pagar por ello. ¡Todos y cada uno de esos bastardos traidores!

El rugido de las cápsulas de desembarco rasgando los cielos precedió el avance de las cañoneras Thunderhawk, éstas aseguraron las zonas de despliegue de la legión de los Heraldos, acordonando un perímetro seguro por orden del primarca. Él mismo en persona encabezaría el ataque a las fábricas de clonación, donde esperaba encontrarse con su díscolo hermano. Era la primera vez en siglos que las tropas de élite abandonaban el Féretro para presentar batalla, sin embargo, no mostraron flaqueza ni falta de entrenamiento, sino un fervor inimaginable por la oportunidad única que les concedía su primarca de demostrarle una vez más su absoluta capacidad; pues si Vulkor tenía la idea de que su capítulo era el más puro genéticamente, sus hijos no se quedaban atrás.

Los Portadores de la Agonía habían sufrido cuantiosas pérdidas antes siquiera de empezar el conflicto, los Heraldos del Hijo Oscuro habían sabido aprovechar la sorpresa abatiendo los centros de comunicación en primer lugar, dejando a las defensas locales aisladas e incomunicadas, sin opción de preparar una defensa coordinada...

Notas de juego

Perdón por el retraso.

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10/07/2018, 22:19
Aegror (Legio IV)

Notas de juego

Vosotros dos: ¿Qué tal si narráis el combate final entre vuestros primarcas  Sabemos el resultado final pero no el proceso. Podéis iros alternando (no más de diez líneas cada vez) y tirad 1d8 de Tensión Dramática. La Tensión se va sumando (La de ambos) y en el momento que uno saque un resultado que la ponga a 20 ó más el siguiente en narrar termina el combate.

Acabo de ver esto (a 10/07/2018, vamos que con un buen retraso). Lo pasé por encima por completo. Igual lo leí y se me olvidó, pero lo dudo. Ya te comenté, director, que tenía pensada una pequeña historia a modo de conclusión para mi personaje. Ahora mismo ya es demasiado tarde y contradeciría todo lo que ha escrito Magnar, así que lo dejo aparcado y ya está.

Siento el fallo, no ví el post. Pero aunque lo hubiera visto la historia que tenía pensada no era muy épica ni incluía ningún combate (era más una intriga final, más propia de Aegror) así que no habría encajado con lo que se planteaba en absoluto, de modo que la idea no creo que hubiese salido de todas formas.

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10/07/2018, 22:32
Director

Notas de juego

Estás a tiempo. Vulkor y los Heraldos acaban de llegar a Drora. Puedes continuar la historia e incluso alterar un poco el final (quizás Vulkor aseguró haber matado a Aegror pero en realidad pasó otra cosa que acabó con Aegror muerto: en la Herejía de Horus lo hacen todo el rato).

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11/07/2018, 01:10
Vulkor Señor del Legado Oscuro

Notas de juego

Si, me adapto sin problemas. No se por que solo se pego la un trozo, me apetece más narrarlo conjunto que en solitario por mi no te cortes.