Partida Rol por web

Siguiendo las instrucciones del guardia, llegáis a la calle del Solomillo. Allí, aparte de algún que otro local abandonado, veis la tienda que os ha comentado el veterano: posee una fachada de color morado oscuro y en su ventana cuelga un contemplador de peluche. Sobre la puerta pende un cartel cuyas elaboradas letras dicen: "Tienda del Viejo Xoblob".

Un poco más adelante, solo una decena de metros, veis el local que mencionó Volo. Tiene un aspecto ruinoso, con los dos ventanales de la fachada hechos añicos y un ancla de barco incrustada en el tejado. A través de las ventanas rotas puede verse a un grupo de ojerosos clientes bebiendo unas enormes jarras de cerveza. El grueso de los que se encuentran dentro en este momento tienen el aspecto de estibadores, la mayoría humanos y enanos. Aunque no hay ningún nombre para el local, un cartel que pende apenas de un hilo muestra un dragón empalado en un ancla. 

Desde la calle, estrecha y oscura, veis algunos ventanales abiertos y tendales que intentan aprovechar el poco sol que entra al lugar. 

- Extraña pregunta - comenta el dracónido, antes de volver a sus menesteres-. Estamos en el año 1492. Si me disculpan, debo volver a mis tareas.

Han pasado dos años, no solo unos meses. Nada más oís la cifra, los tres os dais cuenta de ello.

─No os metáis en líos, ya tenemos suficiente con lo que tenemos ─dijo simplemente el mago humano.

Iban a adentrarse en una taberna portuaria de mala muerte, harían bien de ir con pies de plomo.

Raynard observó con atención a sus acompañantes y torció el gesto. Serviría. El semi-orco se labraría inmediatamente cierto respeto por el mero hecho de que sería uno de los hombres más duros y fuertes del lugar, Siqh daba malas vibraciones de sólo mirarlo, y el propio Raynard pisaba con seguridad sin perder detalle de lo que veía. No, sin duda no eran objetivos apetecibles para los criminales de baja estofa, antes escogerían a otras presas. Otra cosa serían los peces gordos del lugar. Siempre había peces gordos.

─Entremos, no nos queda otra.

El semiorco asintió a las palabras del humano, mientras profería un bufido. No parecía que tuviesen muchas más opciones si no querían buscarse problemas en este lugar de mala muerte. Porque estaba claro que entrar en aquella taberna no era buscar problemas. Desde luego que no.

Así, el bruto empujó la puerta, mientras miraba a los integrantes del lugar. Puede que no recordase mucho de su pasado más reciente, pero sí recordaba que cuando entraba a un lugar, siempre se le quedaba mirando todo el mundo. Así que mejor adelantarse y mirar al resto antes.

Sihq siguió a sus compañeros sin dejar de mirar de pasada al contemplador de peluche, pero al final negó con la cabeza para sí; tal vez luego.

Brogtah abrió la puerta. Antes de que todos entraran, Sihq hizo una seña para que se detuvieran un instante:

─Esperad. No sabemos lo que puede haber pasado, quién puede estar a la corriente o quién ha tenido algo que ver con la desaparición. Sabemos que hay conflictos entre los Zhent y los ladrones de Xanathar. Si Floon enfadó a alguno de estos grupos y su desaparición tuvo algo que ver, quizá salgamos mal parados. Sugiero mucha discreción. Debiéramos intentar mezclarnos con naturalidad e inventar una historia. Por ejemplo, ¿Floon nos contrató para un trabajo y nos debe una parte del pago? Es una historia creíble y que no nos presupone un lazo demasiado estrecho con el desaparecido que nos pueda llevar a problemas ─hizo una pausa─. ¿Os parece bien?

André se despide del dracónido con una leve reverencia. Se trata de un acto reflejo, pues lo que su rostro indica es que su mente se encuentra lejos de alli. Dos años. Dos. Malditos. Años. Acompañado por la mediana y su amigo de la infancia se retira. Ya no hay nada de interés para él en aquella casa.

Tras alejarse unos pasos se vuelve a su compañero. Su cara de consternación revela que aún no se ha repuesto del golpe de la noticia, pero parece sinceramente preocupado por el hijo de los Drummer.

- Darkomin... tu familia. Debemos avisar a tu familia - le dice apoyando la mano sobre su espalda - Necesitan saber.

─Siento discrepar. Aunque admiro tu precaución, también cabe la posibilidad de que sólo nos pueda informar de su paradero algún amigo. Y si a un amigo suyo le dices que estás buscándole por deudas, tratará de protegerle diciendo que no sabe nada de su paradero... No, no me parece que podamos hacer progresos de esa manera, lo siento. Creo que una ración de verdad no estaría de más en este caso. Es casi como si estuviéramos mintiendo. Si alguien quiere mal a Floon, podría hasta echarse a reír. Si quien nos escucha le respeta, entenderá que se haya preocupado por nosotros y tal vez nos ayude a localizarle.

Aquello eran todo elucubraciones, castillos en el aire. Lo cierto era que tenían que meterse allí y preguntar a diestro y siniestro si querían tener alguna oportunidad de encontrar a Floon. Si atraían atenciones indeseadas, bueno, ya improvisarían algo, ¿no?

Tras escuchar las noticias del año en que os encontráis, algo que cambia mucho el peso de vuestra amnesia, por así llamarla, la idea de André de dirigirse a la casa de los Drummer parece la mejor opción. Es, además, una de las más cercanas, solo dos calles más allá, así que es un paseo muy corto.

Cuando llegáis al lugar, Darkomin abre los ojos aturdido. La mansión siempre había sido un lugar hermoso y bien cuidado, pero hoy está completamente cerrada. Las ventanas han sido tapiadas por completo con madera, al igual que las puertas de entrada al hogar, sobre las cuales pesa un cartel ya algo borroso por el tiempo, clavado allí mismo.

Esta mansión ha sido intervenida por orden de la Alianza de los Lores, expropiada a causa de actividades criminales. Será subastada el dos de Marpenot del 1492 DR salvo que se reclame su propiedad.

Por orden de la Dama de Aguasprofundas.

1 de Alturiak de 1492 DR. 

Cuando entráis en el Dragon Ensartado, os encontráis un lugar deleznable. Aparte del olor a orín que impregna los maderos del suelo, el aire mismo, lo único que destaca del lugar es una mesa de madera redonda bien cuidada, alrededor de la cual juegan  a las cartas un grupo de cuatro estibadores de aspecto malencarado. Al entrar, todos os observan con aspecto suspicaz: no encajáis entre la clientela habitual. 

Aparte de esos cuatro, en un rincón espera un mediano de barba abundante y expresión beoda, que tiene sus pies descalzos en una banqueta y disfruta de canturrear por lo bajo alguna canción.

La tabernera es una tiefling anciana, de cuernos retorcidos y piel roja que resopla al veros entrar antes de acercarse a vosotros señalando otra de las mesas.

Más allá de que no sois un grupo muy bien recibido de primeras, no parece haber peligro: nadie lleva armas a la vista ni tiene pinta de portarlas. El ambiente está tranquilo a esas horas, exceptuando las voces de los estibadores durante su partida.

─Yo shoy un bardo fabulosho... ─tararea el mediano desde su asiento, con una voz gangosa pero, al menos, afinada─. Que canta cancionesh muy ociosho... Me dicen que tengo voz de osho, pero lo que shoy es muy... burp... muy... buurrrrp... muy... borrasho....

─¿Qué van a tomar? La mesa buena está ocupada, pero tienen banquetas por ahí ─indica la anciana en una voz gutural y desagradable.

—Cerveza —dijo el semiorco secamente. La palabra no era lo suyo, así que prefería dejar hablar al resto, que eran los que querían pedir información. Mientras, se podía entretener mirando a aquel extraño mediano claramente borracho.

─A mi una jarra del mejor grog que tenga. A la cuenta de Floon... ─era evidente que aquella extraña mujer conocería de Floon, quien probablemente era o muy popular o muy impopular en aquel antro.

Hacía tiempo Raynard había aprendido que la mejor manera de que alguien revelara información sobre una persona no era preguntar directamente por ella, sino nombrarla indirectamente. De esa manera la persona a la que se trataba de sacar información no interpretaba que se quisiera información sobre la tercera persona, sino que entendía sin ni planteárselo que se le podía ofrecer una información que "sin duda" debería saber. Resultaba increíble lo convencida que estaba la gente de que su opinión debía ser compartida con todo el mundo, aunque no le interesara a nadie.

Aún aturdido por las nuevas que acaban de recibir, André tarda unos segundos en darse cuenta del estado en el que se encuentra la residencia de los Drummer. Tanto él como Darkomin llevaban un tiempo sin presentarse ante sus puertas, pero aquello superaba con creces todo lo imaginable. ¿Qué había sucedido en su ausencia? Ausencia. Uhm. Quién sabe. Muchas cosas podían haber pasado en aquellos dos años. ¿Y si ellos habían sido partícipes de aquel escándalo y simplemente no eran capaces de recordar? De ser así quizá la amnesia fuera una bendición de los dioses.

- Darkomin... - tienta a decir volviéndose a su compañero - Yo... Lo siento.

Frunce los labios con impotencia. Si el destino de aquellas dos nobles casas estaba ligado entre sí cabía la posibilidad de que ellos fueran el nexo. Necesitaban respuestas. Cuanto antes.

- El aviso fue colocado a principios de la Garra del Invierno - dice el mancebo acercándose al cartel que cuelga junto a la verja - Casi ocho meses desde entonces. Y la subasta es dentro de una decana...

.

   -Vayamos pues, al menos saber que pasó. Hemos estado mucho tiempo fuera, al menos recuperar la mansión familiar, donde podamos reunirnos todos. -

    Después de todo, pasara lo que pasara, nosotros dos somos puros e inocentes al estar fuera del tiempo, pensé para mí.

   Luego caí, que, indirectamente, había invitado a Oki también a la mansión, bueno... sobrevirá la mansión, espero.

.

La propuesta de Darkomin es acogida con cierto escepticismo: podríais entrar dentro de la casa, claro, pero está tapiada por completo, ventanas y puerta. No es tan fácil como abrir una cerradura, y a plena luz del día cualquiera os vería arrancando los tablones para entrar en el interior.

De intentarlo, Darkomin sabe que podéis ir a la parte trasera de la mansión. Allí hay un callejón estrecho que conduce a un pequeño patio donde se accede a una vivienda cercana y nada más. No es un camino muy transitado, aunque deberíais aseguraros de que nadie os viera arrancando las tablas ni desde la calle principal ni desde la vivienda cercana, donde al menos hace dos años vivía una familia de medianos burguesa que se encargaba de vender zapatos de muy buena calidad. Los Piecubierto. 

Si queréis averiguar más... André no es que vaya a ser muy bien recibido en su casa, pero si a diferencia de los Whitehall y los Drummer la mansión de los Ravenhold sigue entera, puede esperar que como mínimo accedan a verle y saludarle, y al menos podría obtener algo de información.

Otra opción que se os presenta es acudir ante la Asamblea de la Alianza de los Lores, que son quienes parece que han detenido a los Drummer. El edificio está cerca del castillo de Aguasprofundas. Quizás allí os puedan atender y explicar la situación. 

No conoces a la dama de Aguasprofundas personalmente, pero claro que sabes quien es:

Laeral Silverhand, la dama Maga de Aguasprofundas, señora de la ciudad, esposa (y viuda) de Khelben Varanegra y una de las siete hermanas, famosas durante siglos por todos los Reinos Olvidados. No sabes si puede estar implicada directamente en el cierre de la casa de los de Drummer pero como mínimo asumes que lo han hecho en su nombre.

─Pero que dices... ¡A la cuenta de Floon dice este! ¡No dejaría que nadie pagase a la cuenta de Floon, ni el propio Floon! ¿Tienes dragones o tengo que pedirte que te salgas de aquí? ─gruñe la anciana indignada, aunque algo nerviosa.

Los tres notáis por el tono de voz que no tiene muchas ganas de hablar más del tema. No va a ponerse a discutir nada de buenas a primeras, y menos con desconocidos. Además cuando mira a Raynard está claro que lo hace con enorme sospecha, igual que con los demás acompañantes: no se ha tragado el cebo.

Hay algo que notas además. Aunque el mediano no parece reaccionar mucho ante la mención de Floon, si que mira al oír su nombre. En cambio los hombres en las mesas se miran entre ellos y parecen tener menos intención aún de hablar que la propia posadera.

─Que guapo esh, que guapo esh, eshe tonto a lash tresh... ─sigue tarareando el mediano desde su asiento, agitando sus pies descalzos de un lado a otro-. Es mash tonto que un huevo del revesh, buurrrrrppp, que... que... Que yo trash tomar veinteseishhh....