Partida Rol por web

sumimasen, sumimasen, sumimasen, sumimasen. Algo arrepentido  y avergonzado ante la reaccion de las chicas empiezo a hablar en japones haciendo reverencias continuas pidiendo perdon de nuevo.

Procuraré tener cuidado la proxima vez. Cuando senti la concentracion de energía, el primer objetivo facil fue el árbol. Sino procuraba la descarga, podria haber producido una explosion. Nunca me ha pasado realmente, ni habia visto tanto poder concentrado. Mistica me comento que soy algo inestable en mis emociones y puede provocar concentracion alta de energía microondas en mi cuerpo. Para evitar problemas, debo soltarla para no colapsar ni provocar una explosion. Sabe que puede "curarme". Durante el torneo de Kendo carbonicé el boken que sostenía en mis manos ante el asombro de todos. Mi traje empezó a sacar humo, y la gente huyo en estampida. Estuve con "fiebre" de 50º tres días en una habitacion en un hospital con el aire acondicionado a tope y separado del resto de pacientes, aislado. Uno de mis temores es hacer daño a alguien, por eso he venido aqui.

Dhalia como era de esperar estaba bastante afectada por lo que había pasado, ella se coloca a su lado para darle apoyo cuando Ethan habla para calmar los ánimos y defender al japonés diciendo que haga crecer otro árbol y que cojan manzanas, ella le mira y dice:

Creo que uso una semilla…

Para después escuchar como el japonés hablaba en su idioma y empezaba a contar lo que le había pasado cuando descubrió sus poderes, ella le mira y dice:

Haber apuntado al cielo… y ten más cuidado… seguro que no todos controlamos nuestras habilidades bien, pero nos esforzamos… a mí me cuesta no destrozar lo que cojo, pero me esfuerzo

Se notaba que estaba molesta con lo que había pasado y se mostraba comprensiva con Dhalia, ya que por lo que había visto seguramente a la chica le estaría afectando

Que solo se transformara en personas arrancó una mueca de desilusión en el rostro de Bill, torciendo el gesto del labio y reoplando por la nariz. Habría sido entretenido ver hasta que punto podía estirar sus habilidades. Lo cierto era que tras una mirada de reojo a su alrededor, se preguntaba hasta que punto todos los presentes podrían estirar sus habilidades y capacidades. Estaba centrado en escuchar y observar a los demás, cuando Mística se dirigió a él. Miró a ambas mujeres, para centrarse en la primera cuando le habló. - No es nada del otro mundo. - Comentó con una sonrisa. - Entonces hablaré con él. Traer algo de "Luz" a todo este... problema. - Acabó por decir, acomillando el término luz.

Se llevó las manos a la nuca, mirando a Mística y después a la Moira. - Vamos, que las clases de Moira serán las aburridas. - Simplificó. Ignoró totalmente lo que ocurría con Izumi mientras hablaba con sus compañeros de "curso" - Meh... - Se quejó, cuando mencionó que no podía fabricarle un coche. - ¿Qué duración tienen las cosas que creas? - La pregunta venía dada porque en este caso, Henry Ford podía convertirse en el hijo de puta más mortal del maldito planeta con su idea de fabricación en cadena.

Miró entonces a la pelirroja acercarse, sonriendole. Él se encogió de hombros. - Me has pillado. - Reconoció. - Pero no tengo ninguna habilidad impresionante. - Señaló a su alrededor. - No al menos así. - Reconoció. - Pero si algún día me enseñas a Surfear, te aseguro que me harás un tio normal de lo más feliz. - Reconoció con una media sonrisa. No, ella no había hecho mención de que surfeara. Y él se limitó a levantar las cejas y ampliar la sonrisa.

Después desvió la mirada a Nathan, negando con la cabeza sin borrar la sonrisa. - Lo sé, pero yo no me avergüenzo de lo que soy. Tampoco tengo nada que enseñar... - Levantó las manos, sin darle más importancia. Y como si todo hubiera sido providencial para desviar la atención de su persona, el Japonés comenzó a gritar. Él se giró a mirar que ocurría justo en el momento en el cual descargó el fuego contra el árbol.

- Adiós Cerezo. - Afirmó, mientras metía la mano en el cuenco y pillaba un par de cerezas.

Se las llevó a la boca mientras miraba a Ethan y se encogía de hombros. - Tiene razón, Izumi. - Habló en su dirección. - Estamos aquí para esto precisamente ¿No? Para controlar. Y para algunas cosas más, pero eso más adelante. - Movió la mano de lado a lado. - Así que tranqui. - Miró entonces a las chicas cuando se pusieron nerviosas, y como Ethan intentaba calmarlas.

- No podía. - Le explicó a Soon. - Necesitaba un objetivo, algo donde concentrarse. Un coche, una casa, una persona, un cerezo. - Fue enumerando, moviendo la mano en círculos. - Lo ha hecho por nuestro bien. - Comentó tan tranquilamente. - Además, donde hay un sitio vacio, hay un sitio donde crear. Mirad la parte positiva. - Les invitó, carraspeando.

- Hagamos una cosa. Nos olvidamos de lo ocurrido y os enseño un truco. - Les invitó, mirando al resto.

Moira se llevó las manos a la boca al ver el destrozo.

- Oh dios mío. Ten un poco de cuidado con eso.

Comentó al joven oriental tras haber perdido éste el control de sus poderes.

- Está bien. Es normal no controlarse del todo. No tenemos manuales de instrucciones sobre cómo usar estas habilidades mutantes, ¿cierto? Lo primero es precísamente hacer unos análisis y unas pruebas a todos vosotros para conocer el estado del que partís. Así que si venís conmigo comenzaré con todo eso.

Paseó la mirada por todos vosotros. Había notado que algunos encontraban aburrida la idea de sus clases pero la educación era obligatoria incluso para ellos.

- Si alguien tiene inconveniente en que le saque sangre, ya sabe, se marea o se descontrola, que me avise. Ahora seguidme.

Las explicaciones de William no le terminaban de convencer, para ella el japonés simplemente podría haber apuntado al cielo y listo, no tenía que haber destruido el cerezo, pero era mejor no entrar más en eso, suspira algo molesta tras mirar al nipón mientras pensaba en que lo que sus padres le habían dicho sobre ellos era cierto. Fue cuando la doctora Moira hablo de nuevo que desvió su atención a esta, dijo que les harían unos análisis y unas pruebas, e indicar que les sigan, ella levanta la mano y dice:

Esto… doctora… yo no tengo ninguna clase de problemas, pero… a lo mejor le resulta algo difícil sacarme sangre… desde que me paso eso de los poderes mutantes soy bastante resistente y me curo muy rápido

Decía algo avergonzada, como si realmente pareciera que se arrepentía y se sentía apurada por poner cierta dificultad a la hora de que le hicieran las pruebas.

Nathan no le dijo nada al japones. Bastante mal lo estaba pasando para que encima le echaran la bronca. Vale sí, podía haber apuntado al cielo. Pero las cosas sucedieron muy rápido, e hizo lo que creyó más seguro para los demás. Eso para él le daba un gran voto de confianza.

No te preocupes. Acabarás controlandolo todo. Seguro.
Para eso estamos aquí, entre otras cosas.

La mención de las pruebas de sangre de la doctora hicieron que le recorriera un pequeño escalofrio. Pero fue sólo un instante y no dijo nada ni se quejó. Pero era obvio que había recordado algo que no le gustaba. Aunque sonrió ante el comentario de Soon.

Pues lo mismo hasta tienes suerte. Así te libras de estas pruebas.

Sin dude dirigi la mirada hacia otro lado tras ver la reaccion de Soon Hee. Me di cuenta que no era china, sino coreana por su actitud. En la escuela siempre me habian hablado mal de ellos, y mi opinion por lo escuchado no era nada buena. No tenia nada contra ella, pero tampoco podía decir otra cosa de alguien que has visto por primera vez, y mas cuando de un golpe te puede matar con esa enorme fuerza sobrehumana.

El escuchar las palabras de la doctora, sentí alivio y me fui directamente hacia ella. Al pasar al lado de Nathan le dije en voz baja: Gracias.

Doctora Moira, me gustaría que me investigaran y me ayudaran a controlar estos poderes. No querria causar problemas o destruir la mansión.

Andaba algo cabizbajo. Nunca me habian echado tal bronca, ni me habia sentado tan mal. En la escuela era un estudiante ejemplar, no por las notas, que estaban en la media, pero si por no dar problemas  y ser bastante metodico con las tecnicas de estudio.

Miro a todos los implicados con mi habitual sonrisa. Parece que lso ánimos se han calmado por el momento y la cosa no irá a más. Bien, bien. Mi sonrisa se ensancha y asiento a Bill, cuando él también interviene para suavizar la situación.

Luego, Moira vuelve a hablar y nos dice de hacernos unas pruebas sacando sangre.

- Sin problema, jefa. Bueno, siempre que vayas a usar una aguja y no un cuchillo de carnicero. - y me acerco hasta Soon - Igual si te relajas será más fácil. Quizás si tu cuerpo no lo detecta como una amenaza no intentara defenderse, ¿no?

Moira miró a los ojos a Soon tanteando sus palabras.

- Si tu piel es tan dura como dices tendremos que probar otras opciones. Quizá haya lugares más débiles.

Mostró en su rostro una expresión de que no estaba claro lo que haría. La mujer ya estaba pensando en si alguna parte de su anatomía sería más sencilla de atravesar pero todo lo que se le ocurría le parecía muy doloroso.

- Es posible que te libres del examen hoy porque hay que pensarlo con detenimiento.

Cabeceó confirmando que debíais de seguirla.

- Izumi, para eso estoy, para ayudar. Si seguimos el proceso adecuado controlaréis vuestros poderes a la perfección, en un tiempo.

Accedió al interior de la mansión donde un impresionante recibidor, espacioso como no habíais visto antes, ya os demostró que ese lugar era de película.

- En la enfermería tenemos dos invitadas que llegaron ayer por separado. Laura es una joven afroamericana que al poco de llegar comenzó a tener problemas relacionados con migrañas. Tiene ausencias frecuentes. Pero la hemos visto también desvanecerse y aparecer en otra parte provocando una corriente de aire. Luego vino Kitty que sufre de mareos. Nos ha comentado que ha notado habilidades especiales pero no las hemos determinado bien.

Iba explicando algunos detalles de ellas y de la propia academia hasta que alcanzásteis la enfermería. Allí las paredes eran blancas, olía de manera aséptica y habían camillas, además de mobiliario conteniendo medicamentos.

- Buenos días. ¿Os encontráis mejor? - Preguntó la doctora a las dos mujeres, las cuales estaban acostadas y no parecían en la mejor de las condiciones. 

Kitty trataba de descansar pero estaba consciente.

Laura, también en la camilla, miró en vuestra dirección.

- Hola a todos. Me he despertado hace un rato, ¿sabéis la hora?

La joven esbozó una sonrisa momentánea.

- Me duele bastante la cabeza, lo siento.

Moira asintió entendiendo que iba a necesitar una nueva pastilla y directamente fue al estante que las contenía, abriéndolo con llave.

- Soon, serás la última a la que probaré. El resto venid que os tome unas muestras. Pero mañana en ayunas haremos más, así os daré unos botecitos de cristal y olvidaos de desayunar.

Al ver a las dos chicas, no puedo mas que presentarme con una pequeña reverencia: Hola. Me llamo Izumo Subosaki, soy japones. Ahora debe ser el mediodía al menos. Como os encontrais?

Durante el trayecto hasta la enfermería no perdía detalle de la mansion en su decoracion. Era tan diferente al estilo japonés. El lujo mostraba que estabamos ante una gran riqueza. En la enfermería me mirando a las dos chicas mientras se despertaban. Eran bien atractivas. Por lo que explico la doctora, ellas tambien eran mutantes. 

Que poderes tendran? Tendran los mismos problemas que yo?

Doctora Moira, le va bien sacar de aqui el brazo derecho? Le digo mientras me remango la camisa hasta el codo.

Nathan ya conocía la mansión. Así que no le prestaba mucha atención pues ya la había recorrido un poco. De hecho había volado por ella hasta que le llamaron la atención.
No obstante cuando llegaron a la enfermeria recordó lo de las dos chicas que habían llegado ayer. Parecían tener mejor aspecto que el día anterior, pero no había estado seguro de si estaban allí para estudiar también o sólo por ayuda. Esperaba que lo primero.

Hola.
¿Qué tal? Soy Nathan.

Izumi se le adelantó para las pruebas, ya que quería ser el primero y marcharse cuanto antes, por lo que se colocó después.

Perdona. ¿Te importa si voy yo primero?. No me gustan nada los hospitales y similares,y cuanto antes acabe y pueda marcharme mejor.

Se le notaba un poco nervioso.

Kitty abrió los ojos en cuanto escuchó que Moira les saludaba. El brillo que entraba por la puerta la cegó durante unos segundos. Desde hacía unas semanas sentía un poco de fotofobia, era como si se sintiera más cómoda en la oscuridad que expuesta a la luz del sol. Pero ya había amanecido, llevaba mucho tiempo descansando y parecía que se encontraba mejor. 

En cuanto entraron por la puerta, la joven se incorporó y volvió a sentir como si todo a su alrededor diera vueltas. Por fortuna, esta vez no tardó tanto tiempo en estabilizarse. Abrió los ojos y miró detenidamente a todos los presentes. ¿Ellos también habrían sentido cosas raras? ¿Serían exactamente iguales a las que había sentido ella, o por el contrario sería totalmente diferentes?

Kitty rápidamente contestó, casi por inercia, al chico japonés. Bien, mucho mejor. No sabía por qué le había respondido, había sido como un resorte. Pero realmente no le conocía absolutamente de nada, y por su edad dudaba que fuera personal del colegio. Kitty. Respondió sin más para presentarse.

No hubo tiempo para crear manzanos ni para sacudirlos, ni tampoco para recoger las manzanas, así que me encogí de hombros mirando a Ethan. "Otra vez, ¿vale?. Las manzanas me gustan mucho, siempre ando haciendo crecer manzanos por todas partes", asentí. Luego miré a Izumi, que decía muchas veces seguidas algo como "Sumimumi" y que parecía bastante apenado por lo que había pasado, así que me dio pena. "Uh... bueno, no pasa nada, ¿vale?. Puedo hacer más cerezos si quiero, es sólo que no me gusta mucho el fuego. Debe ser terrible estar siempre a punto de explotar. O sea, de explotar de verdad, no como eso que dicen de cuando te enfadas un montón, que explotas...". Le expliqué.

Después William me dijo que le había pillado. ¡Ya lo sabía yo, si es que no se me escapa ni una!. Y después me explicó que su habilidad no era impresionante, pero que le gustaría que le enseñara a surfear, ¡y a mi me encanta el surf!. Asentí encantada, "Claro, soy buena surfeando, ¡que casualidad tan rara que me lo pidieras a mi!", me reí mientras me preguntaba en qué consistirían sus poderes.

Pero no pude seguir hablando con él, porque Moira nos pidió que la siguiéramos para hacer pruebas y entró en la mansión. El recibidor era enorme, seguramente para que los chicos mutantes gigantes pudieran dormir dentro, razoné. Todo el mundo se quedó boquiabierto como si fuera algo impresionante, pero a mi, la verdad, no me lo pareció. El cielo estaba mucho más alto que aquellos techos, y no había plantas. Me sentí un poco agobiada y me callé bajando la vista al suelo de mármol, donde me encontré con unos dibujos con motivos florales. Los demás iban delante, así que yo fui detrás admirando las flores dibujadas, y a veces me perdía un poco del grupo porque me ponía a seguir algún tallo. Al final, sin embargo, conseguí llegar a una clínica. Allí había más alumnos, así que volví a centrar mi atención y les sonreí: eran dos chicas, y una de ellas dijo que se llamaba Kitty. Yo alcé la mano y saludé efusivamente, "Hola, yo soy Dahlia", sonreí. "¿Estáis enfermas?. ¿Queréis una fruta?".

Soon Hee asiente a lo dicho por la doctora, ella se quedará la última para ver que pueden hacer, aunque con un poco de mala suerte no habrá problemas para sacarle sangre y con un poco de suerte simplemente se librara. Con esas esperanzas entra en la mansión dejando sus pesadas maletas en la puerta, seguramente alguien la cargaría, aunque ella podría hacerlo también sin demasiados problemas. Cuando entra no puede evitar quedarse unos momentos sorprendida mirando la casa con la boca abierta mientras dice:

Vaya… sí que es grande… es tan impresionantemente grande por dentro como por fuera…

Sorprendida y suponiendo que como los demás camina detrás de la doctora hacia lo que parecía ser una enfermería, a ella no le gustaban demasiado desde pequeña, solo tenía recuerdos de agujas y cosas desagradables, palos de madera que le metían por la boca para “mirarle la garganta”, esas inyecciones que tanto dolían y esas pastillas raras que tenía que tomar y lo peor de todo, esos jarabes tan sumamente asquerosos que sus padres le hacían tomar cuando estaba enferma, si, no le gustaban demasiado los médicos y en su cara podía verse, además el olor de la sala era muy desagradable, era olor a nada. Instintivamente mira a Dhalia, estaba segura que la chica tendría mala cara con ese olor tan artificial, sin embargo, se sorprendió al verla más o menos normal sin decir nada del olor, pero sin duda era porque se distrajo por la presencia de otras dos chicas, al saludo de una de ellas Soon Hee levanta la mano y dice:

Hola encantada, yo soy Soon Hee

Rápidamente empezarían con las pruebas y ya que ella sería la última decidió quedarse en su lugar sin decir realmente nada más, tratando de no mirar que era lo que les hacían allí ya que seguro que eran cosas de médicos y las cosas de médicos siempre eran desagradables.

Bueno, la parte positiva es que al final nadie había pedido que hiciera una demostración práctica de sus poderes. Así que se limitó a encogerse de hombros, sin darle mucha más importancia. Él era normal, ni quemaba cosas, ni hacia crecer cosas, ni levantaba coches, ni volaba... así que en un espectro comparativo, era normal. Y eso, hasta cierto punto le tranquilizaba. Levantó el pulgar en dirección a Ethan sin decir nada, y después se dispuso a seguir con la conversación que reinaba en la sala.

Así que desvió la mirada, cruzándose de brazos hacia Moira. - Wowowowo.... Espera.... nadie dijo nada de agujas. Ese tríptico publicitario que regalais no esta actualizado. - Ironizó sobre un panfleto que no entregaban en realidad, claro. A él las agujas no le hacían ningun tipo de gracia, no al menos cuando se las clavaban a él. ¿A quien le podía hacer gracia que le clavaran cosas? Así que cuando la china... Bueno... no era china. Era Coreana. Pero para él era casi lo mismo, odiaba la geografía casi tanto como las agujas. Bueno, cuando la coreana mencionó el tema de que con ella no podría, se le antojó terriblemente envidiable un poder así.

Y asintió, satisfecho con la idea.

Así que sin decir nada, inició la marcha junto al grupo, caminando a paso lento y sin abrir la boca. No pudo evitar arrugar la nariz al notar el fuerte olor a antiséptico. Aquello cada vez le gustaba menos, era la extraña sensación de que se acercaba al matadero.. Pero parecía interesarle el tema de más gente que tuviera habilidades especiales. Al entrar, se cruzó de brazos, mirando a las dos chicas.

- Ey. - Saludó, moviendo la cabeza para saludar a las chicas. - Bueno, quizás podría ayudarte con este sitio. - Alzó la voz, mirando hacia Moira. - Se me da bien la medicina. Podría ayudarte. - Se ofreció, señalando a los demás presentes. - Así iremos el doble de rápido. No te preocupes, se todos los procedimientos. - Si la tal Moira sabía la mitad de él de lo que él intuía, no dudaría en dejarle una aguja en las manos.

Mejor pinchando al resto, que pinchandolo a él.

- Bill, encantado. - Levantó la mano para saludar a la chica que se acababa de presentar.

Miro a la pelirroja con una sonrisa al ver que pronto se le ha pasado lo del cerezo ardiendo y se anima con lo del manzano.

- Igual que Johnny Appleseed. - respondo riendo y tras ponerme de nuevo a mascar el chicle que traía conmigo al principio, me pongo a cantar en voz baja.

Cuando entramos en la mansión, las estancias gigantescas y, mientras que algunos de mis compañeros parecen bastante impresionados positivamente, por mi parte, lo miro todo con una clara mueca de desagrado sin haberme quitado las gafas de sol, y hago una enorme pompa con el chicle que acaba explotando. Miro a mi alrededor y dejo el chicle mascado en el interior de uno de los floreros, mientras saco otro de uno de los bolsillos.

- ¿Alguien quiere? - digo ofreciéndoles a los demás.

Ya en la enfermería, hay ahí un par de chicas, llegadas antes que nosotros pero, al parecer sus poderes afectan su estado de salud.

Con completa naturalidad, mientras Nathan habla con Kitty, me siento en la cama de Laura, mirando a ambas chicas.

- Vaya putada que vuestros poderes os afecten de esa manera, la verdad. Entre eso, los que tienen problemas para controlarlos y los que dudan de sus capacidades, la verdad es que no puedo quejarme. - les digo con una amplia sonrisa - ¿Queréis alguna almohada extra, por si os ayuda a incorporaros un poco? Por cierto, me llamo Ethan. - me presento, levantando ligeramente las gafas de sol.

Miro a los demás, y parece que a algunos les entra prisa por sacarse el trámite de las agujas lo antes posible.

- No tengo ningún problema en esperar si hay gente que prefiere terminar cuanto antes con lo de las agujas. - miro a Moira - Si te parece bien, cuando sea mi caso, usemos el brazo izquierdo.

Simplemente no me apetece llamar la atención con las cicatrices y demás en mi brazo derecho.

Contesto a Nathan: No tengo problema, puedes pasar delante. Nadie nos escapamos de las jeringuillas. Dije en un intento de ser gracioso, pero sin gracia.

Veia como los otros chicos tenian mas facilidad para hablar con las dos nuevas chicas. Yo era algo timido con el sexo opuesto, y me costaba trazar un buen dialogo. Cedo el lugar a Nathan y me retiro un poco para atrás haciendo cola para que nos fuera llamando la doctora.

Sin duda. no manejar bien el poder puede llegar a ser problema. Aun pienso como el mío no me mata.

Para sorpresa de todos William comenzó a soltura por la enfermería. Moira de hecho iba a evitar que interviniera pero era fácil reconocer que sabía lo que hacía, de modo que, a sabiendas de que habían dicho que todos tendrían que colaborar prefirió comenzar a hacerlo y le acercó el material que necesitaba.

Enseguida atendieron a Nathan dándole la opción de que se apartara.

Ninguna de las agujas parecía ser capaz de atravesar la piel de Soon o al menos ni Moira ni William eran capaces.

Laura entretanto había saludado a todos, aunque su mirada era algo cansada.

- Una fruta me puede venir bien. Tengo hambre y bueno...

La joven miró a Ethan bastante extrañada de que se hubiera sentado tan cerca.

- Oye... no deberías de sentarte aquí.

Parecía algo confusa. Así lo expresaba con claridad su rostro. La joven no estaba en sus mejores momentos.

Enseguida Ethan, Nathan e Izumi habían sido atendidos y ya sólo faltaban Dahlia y Bill.

Kitty observó a la chica que la saludó. Hacía llamarse Dhalia pero a juzgar por su aspecto parecía una chica hippie y eso no le gustó nada. Las chicas como ellas solían lavarse poco y vestir ropas de mercadillo, algo que iba muy en contra de sus pensamientos y de sus ideas. Además, pregonaban la paz hasta niveles extremos y a ella las personas radicales, fueran del bando que fueran, no le gustaba.

Lee miró hacia los lados confiando en que no fuera a ella a quien saludaba, pero estaba claro que no había mucha gente más, así que torció los labios en señal de saludo y no dijo nada más. Esperaba que no quisiera hacerse su más mejor amiga, porque entonces sí que se pondría enferma. No, no estoy enferma, solo me he mareado. La verdad que tengo el estómago algo revuelto y no, no me apetece tomar nada de fruta. Muchas gracias. Dijo declinando su oferta. 

Después se presentó una chica asiática, por su apellido y sus ojos no fue capaz de distinguir de dónde era. Sentía caer en el tópico, pero para Kitty, todos los asiáticos eran iguales y en ella no notaba la diferencia, pero al menos vestía de una forma más acorde y de mejor gusto. Aunque la veía algo infantil para su gusto, al menos tenía mejor pinta que la niña de la fruta.

Y después llegó un chico conocido como Bill, se quedó observando lo guapísimo que era y no supo que contestarle más. Se había quedado bastante sorprendida de ver a alguien como él, y sintió que todo el calor se iba directamente a sus mejillas y también a su entrepierna. Estaba sorprendidísima de estar conociendo a un chico como él. Así que la expresión de su cara le cambió olimpicamente volviéndose muchísimo más amable, alegre y simpática. Después entró otro chico también muy guapete, pero nada como aquel adonis que acababa de aparecer en su vida, y sacó el tema de unas agujas, miró a Moira sorprendida y señalando a Ethan le preguntó, ¿de qué va todo esto? ¿vais a pincharnos? ¿o a mi ya me has pinchado?

Muchas gracias. Me haces un favor.

Fue todo lo que dijo a Izumi. Luegose arremangó el brazo y dejó que la doctora le pinchara y le sacara las muestras que necesitaba. No apartó la mirada de ello, pero sí que se le notaba que estaba como abstraido. En cuanto terminó se levantó y salio fuera de la sala.

Bueno. Os espero fuera, supongo que iremos a la zona de las habitaciones a dejar vuestras cosas.

Antes de irse se fijo que William iba a ayudar a la doctora a sacar sangre. Menos mal que se marchaba. Por más habilidoso que fuera sólo le faltaba eso. Echó un último vistazo a las chicas nuevas, que parecian estar mejor, y se marchó.