Partida Rol por web

Aunque la cita comenzó en una de las playas más alejadas de la isla, con arenas blancas y el mar tibio y transparente, con un dejo de tonos amatistas y verduzcos, Eros tenía una sorpresa. Desde este sitio se podía ir a cualquier parte del Universo con sólo desearlo. La cita podía llevar a su pareja donde quisiese y a su vez lo mismo con la otra persona. El Dios pensó, que siendo la última cita, lo correcto era dejarlos ser.

Bien, el Dios y su musa se miraron una vez más.

-¿Es el final?- preguntó Psique.

-Para muchos será el comienzo -contestó Eros y en un abrazo apasionado, se desvaneció junto a su amada, en el esplendor de las nubes.

De pie mirando al mar espero a mi última cita

"ni un banco o una tumbona, a veces este Eros no se en que piensa, menos mal que nos podemos ir de aquí enseguida"

Paseando por la playa, descalza y con camiseta y pantalones cortos, voy dando vueltas, en espera de algo interesante. Me paro en seco al ver a alguien esperando, y cuando me acerco parece un señor mayor.

Recuerdo que ha llegado el momento de la última cita, y pienso en si será él.

¿Será un viejo verde de los que hay que tener cuidado con ellos, o será amable y simpático?

Extrañada, me acerco y lo saludo con una sonrisa.

-Buenos días, soy Lucy.

Miro a la chica que se acaba de presentar, mona, aunque poco elegante y con una sonrisa un poco tonta, bueno

-yo soy Charles Montgomery Burns- digo tendiéndole la mano

-imagino que tu debes ser mi última cita-

-Sí, por lo que veo así es... - Un poco extrañada, le aprieto la mano con firmeza, pues ante todo eduación.

Más cerca ahora de él, puedo observar cómo es con más detalle.

Desde luego, sí que es mayor...Si parece mayor que el jefe del clan y todo, aunque él, al ser tan bajito, puede que los aparente mejor...Creo que será mejor no preguntarle la edad, quizás sea sensible a ese tema...¿Y con su edad no tiene novia? Quizás sea viudo y quiera encontrar un nuevo amor...

Mirándole a los ojos, mi mirada asciende hasta su pelo. ¿Eso de ahí son tres lunares o algo así? Qué gracioso...

-Entonces...¿vamos a algún lado? La playa es muy bonita, pero...creo que prefiero alejarme del agua, no me gusta demasiado.

-¿no te gusta el agua? que curioso. Pero estoy de acuerdo, vayamos a un lugar mas adecuado. A ver como funciona esto-

Me quedo en silencio un momento concentrándome y aparece de la nada una puerta de madera en mitad de la playa

-excelente- abro la puerta, al otro lado hay un salón con muebles de apariencia cara, las paredes están llenas de cuadros

-pasa por favor, considérate mi invitada en mi mansión-

-¿Mansión?

Entro por la puerta que me ha abierto Burns, con curiosidad por saber si es cierto que vive en una mansión.

-Guau, esta habitación es más grande que mi casa entera...Y...¡esos cuadros son geniales, algo raros, pero parecen muy antiguos!

Intrigada, me acerco hasta un cuadro para verlo de más cerca, y toco el marco del cuadro con cuidado, para ver si es igual de viejo que lo que el cuadro parece.

-pasa y ponte cómoda-

"Es bueno estar en casa después de tanto tiempo" me acerco a un interfono -!!Smithers¡¡ quiero te y pastas para dos en el salón-

Me giro hacia Lucy con una sonrisa afable justo la inversa a la que tenia hace un momento al llamar a Smithers -Dime Lucy, quieres algo especial-

¿Tiene un sirviente y todo? Me pregunto cómo será, parece que Burns le grita un poco...Yo no tendría paciencia para aguantar que me hablen así, seguro.

Al ver la extraña sonrisa de Monty, le devuelvo otra, aunque algo extraña.

-Pues no sé, con lo que has pedido estará bien, supongo. Bueno, háblame de tí...¿desde cuándo tienes esta mansión, que por lo que veo tiene bastante valor?

Tomo asiento esperando que Smithers traiga el te

-¿esta mansión? desde siempre, la herede de mi abuelo. Ha pertenecido a mi familia desde hace mas de dos siglos-

busco con la mirada un cuadro y lo señalo -ese era mi abuelo-

-El tenia una fundición de acero y varios otros negocios. Cuando yo me hice cargo de las empresas Burns monte mi central nuclear, una de las mas antiguas de america-

Le indico a Lucy que se siente conmigo -¿y tu a que te dedicas? aunque pareces muy joven, igual eres aun una estudiante-

-Pobres niños...parece que tu antepasado esté persiguiéndolos para pegarles...

Me siento a su lado, sin dejar de observar el cuadro. Es clavadito a su abuelo...

-No, no soy estudiante, aunque me gusta leer libros e informarme. Soy una maga que trabaja para el clan Fairy Tail - le enseño el tatuaje - y hago misiones para ganar dinero  y poder subsistir, aunque el alquiler es bastante caro. Mi poder es invocar espíritus estelares con mis llaves.

Enseñándole el manojo de llaves que cuelga de mi cintura, pienso en que esa comparación no hay demasiada validez, ya que todo el mundo sería joven comparado con él.

-¿los niños? no hagas mucho caso, es una dramatización hecha por un artista sindicalista y sin duda comunista, lo que pasa es que es el único cuadro que queda de el, pero no perseguía niños, creo-

Miro con curiosidad el tatuaje y las llaves

-así que una especie de maga mercenaria- aunque hay algo de escepticismo en mi voz lo cierto es que he visto cosas muy raras durante estas citas, todo es posible

Smithers:-señor, al fin a vuelto, le he hechado mucho de menos-

-¿no ve que estoy a mitad de una conversación? sirva ese te y márchese, ya le llamare cuando le necesite-

Con una mirada algo dolida Smithers nos sirve el te y las pastas, luego se aleja un poco pero sin salir de la sala

-largo le he dicho- le repito con cara de enfado. Smithers sale de la sala murmurando algo

-es buen chico pero a veces le cuesta obedecer-

-Pobrecillo, podría haberle tratado mejor, no parece muy desagradable. ¿Comunista? Si te refieres a algo de política, no tengo ni idea...En mi mundo mandan los magos del Consejo, y no hay más que hablar, ni quejas ni nada.

Para no hacer el feo, cojo una de las pastas y le doy un sorbo al té, probando su sabor.

-Mmm, está muy rico. ¿Con qué tipo de hierbas está hecho, hierbabuena, menta...?

Volviendo al tema anterior, miro las llaves mientras le comento:

-Bueno, algo así...Sólo que yo trabajo siempre para el clan, no voy vendiendo mi lealtad a nadie. Lo malo es que hay trabajos peligrosos, y no me gusta estar temiendo por mi vida en todo momento, pero suelen pagar más, así que...

Encogiéndome de hombros, doy a entender que eso soluciona el problema.

Mordisqueo una de las pastas distraidamente -ni idea, le preguntare a Smithers sin tienes curiosidad por el tema-

Doy un sorbo al te asintiendo a lo que dice

-ah, un mundo sin politicuchos cortando las alas al empresario emprendedor, si suena muy bien, tal vez les interesaria una central nuclear, sin estúpidas normativas medioambientales, mmm-

Medito un momento sobre un panorama tan interesante, tendre que preguntarle a ella o a Eros cuando acabe esto como llegar a ese mundo, pero ahora tenemos otras cosas que hacer

-pero bueno, ahora lo que importa es que lo pases bien, aqui en la mansión tengo una piscina cubierta, una pista de patinaje sobre hielo y varias instalaciones mas, o tal vez te apetezca pasear por el jardin, o ver el ajedrez viviente, o bueno, tengo muchas cosas disponibles, ¿que te apeteceria hacer?-

-No creo que en mi mundo construyeran una central nuclear, allí no necesitamos electricidad, todo funciona con magia - susurro distraídamente, mientras termino la pasta y cojo otra.

Escucho atentamente lo que dice, sin sorprenderme ya de que tenga tantas habitaciones y lujos, aunque pego un sobresalto al escuchar lo del ajedrez.

-¿Has dicho ajedrez viviente?¡No serán personas vivas convertidas en piedra, verdad? Oh, ¡sería terrible! Bastante sufrí ya cuando me pasó a mí...Creo que prefiero no saber nada de ese sitio.

Estremecida, dejo la pasta en mi regazo, e intento apartar de mi mente ese recuerdo.

-Creo que prefiero ir a cualquier lugar que esté más alejado de ese espantoso ajedrez, señor Burns.

 -si estuvieran convertidos en piedra ya no serian vivientes- no comprendo la mania que le ha cogido al ajedrez asi de repente, aunque suena divertido lo de convertir gente en piedra

-bueno, pues como no te decides decidiré yo, vamos a jugar un poco a squass, seguro que te gusta-

me levanto y le ofrezco mi mano para que me acompañe

-Eh...vale - Le cojo la mano un poco extrañada, y cómo no, no tengo ni ieda de lo que es el squass ese. Aunque seguro que pronto lo averiguaré.

-Menos mal que no son de piedra - digo alivida - Ya empezaba a pensar que eras un poco malvado, señor Burns. Supongo que te he juzgado mal, ¿verdad?

Más animada, sonrío alentadora al pensar que voy a conocer lo que es un squass.

Seguro que es algo de lujo, como todo en esta mansión.

Por el camino le voy explicando lo que es el squass ya que por la cara que ha puesto no lo tiene muy claro

-el squass es un juego, o un deporte, básicamente estamos en una habitación y uno le da a una bola, solo puede botar en el suelo una vez, si el otro no le da antes del segundo bote pierde y el otro se lleva un punto. Aparte puede botar en las paredes o en el techo las veces que sea sin problemas. Cuando empecemos veras como se muy sencillo-

llegamos al vestuario junto a mi pista de squass privada, va bastante bien para jugar parte de lo de ir descalza, pero entonces estara toda sudada luego

-a ver, necesitaras ropa de deporte, creo que tendré algo para ti- la miro para hacerme una idea de su talla. Casi me sonrojo al mirarla tan fijamente y darme cuenta de que tiene una talla de pecho bastante grande, casi

-ejem, si algo tendré, aunque igual te aprieta un poco el- hago un gesto vago sobre mi propio pecho -el pecho, ten cambiate- no vienen muchas mujeres a jugar aqui, pero le doy una muda que creo que le ira bien

-yo me cambiare en el otro vestuario-

-Ajám, supongo que al principio me equivocaré, pero intentaré aprender rápido, gracias por invitarme.

Cojo la ropa con cuidado, al menos parece que tiene buen gusto a la hora de elegir ropa, y asiento al ver que se marcha, contenta de poder cambiarme en la intimidad.

Ya con Burns fuera, me quito mi camiseta, y paso la cabeza por el agujero de la camiseta deportiva, de color azul. Pasa sin problemas por ahí, pero cuando giro los brazos para terminar de bajarme la camiseta, no me entra, parece que necesito una talla mayor. Pero no veo otra por ninguna parte, y en esta posición se me ve demasiado la barriga, y no quiero que entre el señor Burns. Pego une stirón más fuerte, y la camiseta baja hasta la mitad del cuerpo, pero me aprieta tanto el pecho que no puedo respirar, y suelto un jadeo ahogado.

-¡Creo...que no me entra, señor Burns! - metiendo barriga, intento recuperar la respiración, pero para poder respirar, necesito estar estirando constantemente la camiseta para que no me apriete tanto, y así no llego a alcanzar las llaves de mi cinturón para pedir ayuda.

Sigo forcejeando con la camiseta, sin saber cómo salir de este mini embrollo tan tonto.