Partida Rol por web

Tus palabras resuenan y por un momento Shoju se queda quieto en el sitio. La habitación permanece en silencio y tarda unos cuantos segundos en hablar, como si estuviese replanteándose lo que has dicho antes de proceder a hablar. 

- Kachiko-san como mi futura mujer sirve al clan. Sus acciones buscan el bien de este. Recordadlo siempre Yusuke-san. - comenta con voz suave mientras notas como sus ojos se clavan en ti a través de la máscara. Ahora eras tu quien debía interpretar esas palabras.  - Y dado que sirve con su vida al clan estoy seguro de que no entorpecería las labores de mi karo. - 

Las palabras de Shoju hacen que la sonrisa se me borre de inmediato.

- No lo dudo sama, pero no todos contamos con su talento y prefiero actuar disponiendo de la máxima información posible. Comprendo que no siempre será así, seguro que hay mil motivos que lo desaconsejarán en otras mil situaciones, pero sería una ayuda estar informado para actuar en consecuencia.

Aclaro mi postura para que pudiera comprender mi punto de vista, el cual estaba muy lejos de dudar de Kachiko y su criterio, pues era lo mismo que dudar de mi señor al haberla escogido.

- No os preocupéis. En eso puedo aseguraros que tendréis siempre toda la información necesaria y disponible, Yusuke-san, sois mi karo y todos ganamos si estáis en poder de la información. Un buen trabajo nos beneficia a todos. - Sigue con voz calmada, en ningún momento parece ofendido por las palabras de Yusuke. 

- Os puedo asegurar que ella hará lo mismo. Siempre que entendáis que hay información que no se puede revelar. -

Tenía la sensación de que las cosas parecian claras, lo cual era reconfortante.

- Dado que no soy vuestro aguijón, esa es precisamente la única que no necesito sabe mi señor.

Pronuncio quitándole importancia al hecho de que había cosas que desconocería y centrándome em que no debería enfrentar a Kachiko salvo por el bien del clan. Lástima que eso pudiera suponer mi muerte.

- Entonces todos estamos de acuerdo. - dice el hombre asintiendo con la cabeza. - Buenas noches, Yusuke-san. - Se despide de él amablemente esperando sentado a que abandone la habitación. 

Con la reunión finalizada, poco más se podía hacer aparte de despedirse.

- Que descanse Shoju-sama.

Acto seguido realizo una reverencia y me marcho. Había sido un largo día tal y como mencionó la Shosuro.

Cuando entraste en tu habitación te preparaste para acostarte alguien encendió una vela que permitió iluminar una deliciosa silueta femenina con una máscara y un ligero kimono de dormir de color carmesí. En la penumbra de la habitación pudiste contemplar a la joven llegar su índice a los labios haciendo un gesto de silencio. 

Descubrir a Kachiko en mi habitación no fue agradable, más que nada por las consecuencias que podía tener esa situación. Es por ello permanecí inmóvil hasta que opté por quitarme la máscara, innecesaria entre dos escorpiones.

- ¿Acaso no os merezco un ápice de compasión?

Susurro desde mi posición ya liberado de la máscara, dejando claro que quería zanjar el asunto cuanto antes.

- No vengo a causar problemas. No es de agrado de ninguna dama ser tratada como un monstruo implacable. - Dijo ella sonriendo y quitándose la máscara, mostrando aquel rostro capaz de pasar por encima de cualquiera. - Solo vengo a daros las gracias por lo de hoy. Tu destino se podría haber visto comprometido para siempre y creo que lo mínimo es dar las gracias. -

No era mala excusa, pero lo que había hecho estaba de más, tal y cómo ella ya sabía.

- Para eso no necesitabais esperarme envuelta en las sombras de mi habitación. - remarco sin hacer mención de acercame pero arrodillándome para poder charlar - Jugáis a un juego diferente y a un nivel muy superior, pero no soy tan tonto como para no verlo. Ahora mismo acabo de estar hablando con su prometido de todo este asunto, porque el que nosotros juguemos a cosas diferentes no significa que no nos esforcemos porque nuestro clan se haga con la victoria.

Con esta mujer era mejor ir de frente. No podía ser de otro modo o terminaría lamentándolo, porque incluso así bien podría manejar el asunto a su favor, como bien podría dejarse ver al salir de mi habitación o montar una escena en su interior.

- Tengo una imagen que mantener y si se corre la voz de que se utilizar la palabra gracias mi vida se convertiría en algo muy aburrido. - Comenta Kachiko quitándole importancia. La joven Shsouro no parece alterada por la situación. Ni siquiera se ha movido mientras te sentabas frente a ella. - Eres un aburrido, Yusuke-san. Vengo a darte las gracias y empiezas a divagar y a tratarme como un peligro o un monstruo despiadado. El miedo te hace predecible. - 

- ¿A que juego te refieres en concreto? Y.. ¿De verdad crees que no me esforzaré al máximo para conseguir que el clan Escorpión venza? - 

En otro momento y lugar, me habría permitido dejar escapar un suspiro de resignación, pero en este momento me vi obligado a contenerme.

- Por favor, no os hagáis la tonta conmigo. Seguro que ya sabeis que sois una maestra de la manipulación - no lo decía como algo malo - y también sois la prometida de nuestro señor, mientras que yo apenas soy un niñato que acaba de salir del dojo y ha tenido la suerte de aprender muy rápido - lo cual era muy significativo teniendo en cuenta que casi éramos de la misma generación - Sois, o seréis, su aguijón. Algo que yo jamás alcanzaré Kachiko-sama - admití usando el mismo tono respetuoso que usaba con Shoju - Y lo único que ansío es poder permanecer con la mente lo más clara posible, así cuándo nuestro señor, o vos misma, preguntéis algo, podré daros toda la información y puntos de vista que disponga. Convertirme en un "aburrido" es pequeño precio a cambio ¿no os parece?

Pregunto tras toda la explicación demostrando mi total lealtad al clan, aunque estaba claro que mi instrucción no había sido sólo para convertirme en una biblioteca andante, pues en el arrebato de sinceridad no faltaban la adulación y una exagerada humildad para al final revelar el auténtico fin que buscaba.

- Es interesante. Por supuesto que seré el aguijón de vuestro señor. Es mi labor como Shosuro. - Responde ella sonriendo. - No me estoy haciendo la tonta en ningún momento Yusuke-san. Eso es lo que no entendéis. No tengo intencíón de manipularos constantemente aunque es divertido que me tengáis tanto miedo. - Ladeo la cabeza con una media sonrisa. 

- Se cual es vuestra misión, ser un chico listo y proponer soluciones. Soluciones que propondría Shoju en aquellos lugares donde su vista no está puesta por su falta de relevancia. - Sonríe dulcemente. - Creo que vas a dar bien el papel. Pero tampoco me arriesgaría a confirmarlo. - 

- Te hace falta ser menos predecible. - Comenta divertida. - Pero no vine a discutir de política. Solo a darte las gracias por participar en mi rescate. - 

Era de recibo tomar precauciones ante lo que no se podía controlar, y del mismo modo que se evitaba construir en zonas de riadas, yo mantenía las distancias con ella.

- Son tan bien recibidas como innecesarias - respondo dado que había sido un orden directa del daimyo - Quizás cuando sea más sabio y estúpido podamos compartir un té sin que mis prejuicios salgan para contrariaros.

Propongo no queriendo mantenerme en la misma postura eternamente. Tanto es así que hasta sonrío ligeramente conforme lo sugiero.

- Quien sabe lo que nos depara el futuro, Yusuke-san. Pero me guardaré esa invitación. - dice ella sonriendo cuando le dices eso. En ese momento sopla la vela con la que iluminaba la habitación 

Se notaba que la conversación había acabado, aún así, en la oscuridad fui incapaz de contener un último comentario.

- No lo dudo.

Estaba seguro que no lo olvidaría y recogería ese guante en el momento preciso, pero aún así confiaba en que, llegado ese momento, lo guardara para algún asunto intrascendente... al menos a mis ojos. Después ya iba siendo hora de descansar, pues había sido un largo día y, aunque tuviera por costumbre sanar pronto y recibido buenas atenciones, había recibido una herida demasiado grave como para andar haciendo el tonto.

Dejaste que el cansancio se apoderase de ti mientras lanzabas una pregunta al aire que no obtuvo ninguna respuesta. El día siguiente llegó, cuando te despertaste encontraste la luz ya invadía tu habitación y sentiste el rudi de pasos y movimiento en el pasillo. La chimenea de tu habitación estaba apagada pero bajo las mantas aún hacía calor, y tampoco notabas el helado aire del alba.