Partida Rol por web

¿De dónde venís? Sí traéis un camino largo, acabo de cazar un jabalí -o parte de él- y podríamos asarlo y comer todos en condiciones. ¿Qué os parece?

Sonrío orgullosa al sentirme experta cazadora, quiero impresionar a  esa chica que parece servir junto a Clemente. Así notarán que soy útil...

La mirada de Gaspar y de Rut no pasó desapercibida para mí. ¡Menudo granuja! ¿Ya estaba ligando? Sonreí por lo bajo y le miré con mirada de... «te pillé» justo antes de ir con Clemente a por algo de comer para todos.

La comida fue tranquila, aunque el suspense creado por Clemente hacía que mi cabeza no parara de dar vuelta en qué era lo que quería de nosotros, a parte de visitarnos y presentarnos a nuestros nuevos compañeros. Además, durante toda la comida sentía los ojos de Made clavados en mí. Era la inocencia y curiosidad de los niños, seguro que no había visto antes a ninguna persona con los ojos y la naricita tan chiquititas como los tenía yo.

Cuando nuestras miradas se cruzaron, sonreí. Aunque luego miré a Antón.

—¿Venís de Moraime también?

Tenía curiosidad por saber más de ellos: ¿Por qué se tenían que ocultar en el refugio como nosotros? ¿a qué se había dedicado Antón? ¿Dónde estaba la madre de Made? Pero... sabía que muchas de esas preguntas eran demasiado indiscretas, o tal vez dolorosas... Así que me las guardé para mí misma.

¿De dónde venís? Sí traéis un camino largo, acabo de cazar un jabalí -o parte de él- y podríamos asarlo y comer todos en condiciones. ¿Qué os parece?

- ¿Te refieres al jabalí zombi que os atacó ayer? Gracias, pero ya he comido mucho. -notas que Rut te da una respuesta cortés, pero en el fondo no quiere ni probar carne de animal zombi.

¿Venís de Moraime también?

Tras comer bastante poco, Made se acurruca sobre las rodillas de su padre y se tapa con su abrigo, sólo se le ve la nariz por la que respira. Antón apoya sus manos sobre la bolita que es su hija ahora.

- Venimos de cerca de Aguia, al norte de Moraime. Teníamos una pequeña granxa tres familias. Sólo quedamos nosotros. -parece que es duro para él contarlo- Clemente ha sido muy amable ofreciéndonos la oportunidad de empezar una nueva vida aquí, con vosotros. -el discurso se le atraganta un poco, le cuesta terminar las frases- Sé trabajar la tierra y se me da bien la madera.

- Tranquilo, Antón. Son amigos. -le tranquiliza el alguacil, quien continúa con la historia- Antón y Made son los dos únicos supervivientes de su asentamiento. Fueron atacados por unos salvajes saqueadores, enviados por los frateres como represalia por no pagar lo que les exigían. Debéis saber que esos monjes no son lo que parecen, tienen sometidos a muchos pequeños asentamientos que no pueden defenderse. -hace una pausa- Por eso debemos organizarnos, por eso nos estamos movilizando. Lo que quiero contaros es que quiero convertir Hoke en el centro de operaciones contra ellos. Me estoy reuniendo con diversos líderes de los principales refugios de los alrededores, y todos estamos de acuerdo. Este lugar cuenta con todo lo necesario, al menos en parte, si lo hacemos bien. Algunos enviarán aquí a sus miembros señalados por la orden, a los perseguidos, a los más débiles. Entre todos formaremos una comunidad fuerte, a la sombra de todo, ocultos, creceremos, nos prepararemos para arrebatar esta región a los opresores blancos. Antón y Made son sólo el principio. Y necesito vuestra ayuda para ello. -en todo momento os mira a los ojos, sincero- ¿Qué me decís?

Habíamos estado huyendo de los Fráteres desde la primera vez que nos encontramos con ellos. Ahora teníamos un hogar y la seguridad de que no nos buscaban, pero... Clemente nos pedía abandonar esa seguridad para enfrentarnos a ellos. Eso, en un primer momento, me impactó. Si nos enfrentábamos a los fráteres, volviéramos a tener que huir... Además, ¿realmente podíamos enfrentarnos a ellos?

Sin embargo, Antón había sufrido por los Fráteres, Made también, los que nos robaron la Pulga, e incluso nosotros habíamos sufrido. Después de todo, ellos eran los culpables de que José se hubiera separado de nosotros y de la tensión y los desencuentros que habíamos tenido. 

—No puedo hablar por Gaspar ni por Nara pero —hice una pausa antes de mirar a Clemente—, cuenta conmigo. 

Era curioso, pero yo, que había sido la única que había intentado que mis compañeros no masacraran a los Fráteres en su momento, ahora quería enfrentarme a ellos... Sin embargo, en aquel entonces no sabía quiénes eran ellos. No había visto el altar de sangre en la abadía, ni era consciente de la locura de sus seguidores, ni del sufrimiento que causaban. Ahora que lo sabía, quería acabar con todo aquel sufrimiento que causaban. 

Desde aquel roce no consigo concentrarme, ¡Ni quiero! Inquieto en mi banco improvisado no paro de acomodarme y volverme a acomodar. La sonrisa no me entra en la cara y no dejo de cambiar de posición el sombrero. Hago todo tipo de comentarios graciosos por lo bajo, hasta que las chicas mencionan al jabalí, en ese momento me ruborizo un poco y trato de cambiar de conversación lo más rápido posible.

Sólo cuando empiezan a contar la historia de Anton y Made se me borra el buen humor de la cara. Esas mierdas, no lo puedo creer. – Ni siquiera hacen su trabajo sucio. – Murmuro enojado. Después de varios minutos de tratar de hacerme notar, el verdadero yo aparece. Aprieto los puños con ira. El tema me recuerda a José, La Pulga y todo lo que hemos perdido. Para cuando Clemente comienza a contar su plan ya estoy encendido. – Alguien tiene que detenerles. – Digo con determinación, poniéndome erguido. La angustia del día anterior vuelve en un eco y realmente me gustaría golpear algo.

Quizás tengan razón y no debamos comernos la pierna...  Me ruborizo al escuchar el comentario de Rut, mi intento de llamar la atención ha sido un poco penoso.

En cuanto Clemente empieza a explicar lo que ocurre en los asentamientos, una veintena de  emociones se agolpan en mi cabeza para tomar protagonismo. En este mundo sin ley un grupo poderoso realmente puede aprovecharse de quien quiera. La perspectiva de montar una especie de batallón o guerrilla hincha mis venas con un auténtico chute de adrenalina que difícilmente puedo disimular. Me pongo en pie como un resorte y tras Sunhee y Gaspar, no puedo evitar hablar demasiado alto, sin pretenderlo:

¡Acabaremos con esos desgraciados!

Las uñas se me clavaron en las palmas de tanto apretar los puños, y mil imágenes se proyectaron en mi cabeza en un segundo. Tropas bien organizadas, entrenamientos serios, material de contrabando, noches preparando misiones en secreto a la luz de una vela, un pequeño grupo de élite escabulléndose en las sombras para conseguir información... Clemente nos traía aventuras, peligro, algo por lo que luchar. No podía estar más emocionada.

Miré a mis dos amigos con cara de convicción y supe que los tres éramos un equipo infalible. Una ola de ímpetu se apoderó de mí y miré a Clemente casi jadeando.

Dinos qué tenemos que hacer, haremos lo que sea. Estaremos preparados.

El alguacil os mira muy complacido, satisfecho. Rut os mira con admiración. Antón lo hace muy agradecido, podéis ver un brillo nuevo en su mirada. Made duerme acurrucada entre las ropas de su padre.

Clemente os cuenta los detalles de su plan:

Por su ubicación, Hoke es perfecto para controlar ambos accesos por carretera a Moraime, y por ende a gran parte de la región de Touriñán. Si controláis los accesos controláis la región. Es muy fácil aislar a Moraime y a sus frateres de la red de monasterios, no podrán recibir ayuda, y si lo hacéis bien ni siquiera podrán pedirla; al menos no por carretera. La montaña se controlará desde aquí, el paso más fácil pasa justo por donde está el refugio. Y todos piensan que es un lugar abandonado.

La mayoría de líderes de los refugios y asentamientos de los alrededores están al tanto, y han demostrado claramente su voluntad para cooperar de un modo u otro en este plan. Es algo muy complejo, que requiere organización, pero se puede hacer. Enviarán recursos y personas hasta aquí, para ir preparando todo lo necesario. Al mismo tiempo este lugar servirá de refugio para los perseguidos y señalados, aquí estarán a salvo y ayudarán.

El invierno, cada vez más duro, está empezando ya. Serán unos meses difíciles, en los que los asentamientos se aislarán, la nieve impedirá las comunicaciones, y muchos se recluirán dentro de sus muros, incluidos los frateres. Son unos meses para prepararlo todo, y un buen momento para llevar a cabo todas las acciones que Clemente tiene en mente. En primavera, además de las flores y los huertos, florecerá un nuevo orden al oeste de Hoke, y vais a formar parte de ello.

A media tarde Clemente y Rut se preparan para su partida y regreso a Moraime.

Nuestro refugio se iba a convertir a partir de ahora en una especie de base de operaciones contra los fráteres. Aquello me gustaba. Ya no solo seríamos tres, sino que poco a poco formaríamos una sociedad. No preocupaba convivir con más personas, ya habíamos convivido antes en grupo, y eso no había restado ni un ápice el sentimiento que sentía por mis compañeros. Ahora no sería diferente.

El mediodía pasó volando, y cuando me di cuenta, ya era el atardecer, y Clemente y Rut preparaban su regreso a Moraime.

—Tened cuidado con la vuelta —les dije—. Y volved pronto, ¡os estaremos esperando!

Sin embargo, antes de que Clemente se fuera, me acerqué a él para preguntarle algo de manera personal.

—Por cierto, Clemente... ¿conoces a Luska? ¿Sabes si está bien?

Aunque conocía poco a la chica, me caía bien. Me preguntaba si algún día volverían a coincidir nuestros caminos. Por si acaso, aún guardaba el colgante que nos dio.

El plan es estupendo, por mi imaginación pasan reuniones secretas, sabotajes y conspiraciones. Estoy en un estado en el que todo es posible y rumbo a una gran aventura. Nara y Sunhee parecen entusiasmadas también. Hay mucho por hacer y eso también me pone contento, me gusta mantenerme ocupado.

- Es una lástima que no podamos meter algunos motores – comento -  En tres meses puedo hacer un par de carros de guerra. Veo como un obstáculo el no poder pasar con vehículos hasta donde estamos. Me pregunto si los caballos de los fráteres tendrán el mismo problema.

El momento de despedida nos deja llenos de expectativas y planes. Seguro esta noche nos la pasaremos hablando sin poder dormir.

Durante la tarde aprovecho algún momento en el que Rut busque algo y se aparte un poco del grupo para acompañarla e intercambiar un par de palabras con ella.

 -  Así que ya regresan a Moraime… - Hago una pausa como de suspenso, luego levanto un poco el ala de mi sombrero para mirarla a la cara con una sonrisa de picardía – Me hubiera gustado tener tiempo de conocerte más.

—Tened cuidado con la vuelta —les dije—. Y volved pronto, ¡os estaremos esperando!

Ante la idea de volver, Rut sonríe y mira a Gaspar: - Intentaré volver pronto.

- Es una lástima que no podamos meter algunos motores – comento -  En tres meses puedo hacer un par de carros de guerra. Veo como un obstáculo el no poder pasar con vehículos hasta donde estamos. Me pregunto si los caballos de los fráteres tendrán el mismo problema.

- ¿Eres capaz de eso? -Clamente te mira de arriba a abajo, estudiándote, piensa un poco y parece tener una idea- Despejad entonces la carretera hasta el cruce al norte. Procurad que nadie os vea ni se parcate de que la carretera está libre. Intentaré mandarte algo que te gustará dentro de una semana.

—Por cierto, Clemente... ¿conoces a Luska? ¿Sabes si está bien?

- La conozco. ¿Ha pasado por aquí en estas semanas? No es fácil para ella... es buena chica. La última vez que la vi fue antes de traeros aquí. -lleva mucho tiempo sin verla y no parece saber nada sobre ella desde entonces.

 -  Así que ya regresan a Moraime… - Hago una pausa como de suspenso, luego levanto un poco el ala de mi sombrero para mirarla a la cara con una sonrisa de picardía – Me hubiera gustado tener tiempo de conocerte más.

Tus palabras parecen sorprenderla. Ríe y se ruboriza: - A mí también, intentaré volver pronto. -luego te guiña un ojo y se aleja de ti, volviendo junto a Clemente, que está hablando con Sunhee.

Ambos se alejan de Hoke cruzando el puente hundido sobre una de sus vigas y descienden el camino colina abajo hasta perderse de vista. Antón está frente al refugio, mirando hacia afuera, hacia la montaña, con Made sobre los hombros. Tiene aspecto cansado, pero es un hombre fuerte, y por lo que ha contado Clemente debe haber pasado cosas terribles. Ahora está aquí, forma parte de vuestro grupo y parece estar agradecido por ello.

Antes de verles partir, quise preguntarle a Clemente algo importante para mí. Me siento responsable de la seguridad de todos, proteger el refugio y sus habitantes es mi cometido, ya que realmente sé hacer poco más. Siempre he querido hacerlo, y es para lo que he entrenado toda mi vida.

Clemente, ¿Quieres que vayamos preparando algo para la llegada de más personas? Tendremos que acomodarlos ya que el refugio pronto se nos quedará pequeño. También he pensado en fortificar las vallas, ya que más gente puede atraer a más zombis. Por eso también creo que habría que arreglar la torre vigía... Y por supuesto empezar a fabricar armas. Muchas armas. ¿Qué piensas? Podría encargarme de entrenar a todos, para aprovechar el tiempo, a no ser que tengas pensado mandarnos a alguien que nos entrene de manera más profesional.  - hice una pausa mirándolo al suelo y volví a mirarle - Quiero ser útil, dime cómo puedo ayudar.

- Es exactamente lo que te estoy pidiendo, Nara. Prepara este lugar para poder albergar en él a más personas, acógeles y organízales. Haz lo que creas conveniente. Y sé sabia, conoce a cada persona de las que llegue y asígnale las tareas que mejor se adapten a sus habilidades.

Luego se despiden y se van, tal como está escrito en los mensajes anteriores.

Voy a hacer como que tu post es anterior al último de Narrador y todavía no se han ido.

Gracias máster, cuando le di a guardar publicación me salió el mensaje de que alguien había publicado a la vez que yo. :)

 En cuanto Clemente y Rut se fueron, fui consciente de la gran responsabilidad que teníamos entre manos, y el largo camino que nos quedaba por recorrer. Me sentí ligeramente abrumada por la situación, ya que tendríamos que organizar una infinidad de cosas, pero la perspectiva de trabajar duro por un propósito difícil me llenó de nuevo de adrenalina.

Un sinfín de ideas se agolpaban en mi cabeza queriendo salir, quería hablar con mis amigos para ponerlas en orden y trazar entre todos un plan maestro sin fisuras.

Chicos, tenemos mucho que hacer - les dije tras una pausa - ¿Nos sentamos y organizamos las principales tareas?

Tendré que seguir cazando, ya que ahora somos más y contamos además con una niña. Cada día intentaré traer algo de caza y frutos o bayas. 

La fuente de momento da agua limpia y podemos beber, así que quizás no sea una prioridad.

Sin embargo, pronto tendremos que pensar dónde vamos a vivir todos. ¿Creéis que habrá que construir otro refugio o al menos acondicionar por ejemplo el taller? Antón ha mencionado que se le da bien la madera... - le miro miro sonriendo - eso nos será muy útil, también para reparar y reforzar la valla y la torre vigía.

Ya había cubierto mis mayores preocupaciones: comida, agua, descanso, y protección.

La cantidad de cosas por hacer me aturullaba, ya estaba deseando salir a cazar para despejar mi cabeza.

¿Qué opináis?