Partida Rol por web

Despiertas con mucha sed y con un fuerte dolor de cabeza. Tienes la sensación de que te han dado una paliza, pero no ha sido así, más bien ha sido al contrario. Despiertas en una cama, arropado, junto a una chimenea, en un lugar algo pequeño, pero que te parece seguro. Te sientes cómodo, aunque te duele todo el cuerpo. Tres caras te miran con muchísima atención, un chico y dos chicas. Todas tus cosas están más alla, y en otra cama, dormida, ves a Elica.

Volvéis al refugio lo más rápidamente que podéis. El camino de vuelta es también tranquilo. Os da la sensación de que nadie más ha visto ese enorme trasporte atravesar el valle. Antón está vigilando la puerta, sin novedad. Os ayuda a recostar a los heridos en la parte baja del refugio, junto a la chimenea. Están muy heridos y no reaccionan, están en coma, inconscientes... no parece que vayan a pasar de esta noche.

Gaspar registra sus cuerpos y encuentra algunas cosas. La chica no lleva apenas nada, pero sí algo muy valioso: munición. ¿Y el arma al que pertenecen? Debe andar en algún sitio cerca del accidente, no habéis dado con ella. El chico sí lleva más cosas, además de sus ropas:

Con él lleva una biblia, planos de una catedral, textos religiosos e inquietantes, esto no os gusta. A la mañana siguiente el chico despierta, entreabre los ojos, cansando. La chica sigue inconsciente y empezáis a temer seriamente por su vida.

¡Que dolor! ¿Y Elica? ¡Nos estrellamos!  Intenté incorporarme, pero grité, dolorido. -¡Ay! ¡Aahhhh! - Y me dejé caer, de nuevo. Pero no era duro, no era el suelo, era una cama... ¿Cama? Abrí los ojos. 

-¿Qué es esto? -Pregunté en voz alta, antes de ver a los muchachos que me estaban mirando. -​​​​​​-Ehh... ¿Donde estoy? ¿Qué hago aquí? ¿Qué me ha pasado?

Volví a intentar incorporarme, y me dolía todo el cuerpo, las heridas de las manos, el golpe de la espalda... Y decidí dejar de intentarlo, y miré alrededor, viendo a Elica que parecía descansar, mis cosas, pero sobre todo a unos muchachos, interesadisimos en mi. Los miré, interrogándolos  con la mirada, muy dolorido y sin fuerzas...

Teníamos de todo: comida, objetos valiosísimos e incluso munición para un arma que seguramente aún estaría en la zona del accidente esperándome para recogerla. Era un milagro caído del cielo. Al menos hasta que vi la biblia y el resto de documentos sobre reliquias religiosas. En ese momento fruncí el ceño y miré a mis compañeros.

—¿Serán fráteres?

No lo parecían. Sus vestimentas no eran como la de los fráteres, pero... ¿podíamos fiarnos? Debíamos asegurarnos de ello, así que lo primero que hice antes de que recuperaran la consciencia fue tapar toda posible ventana que pudiera revelar cualquier mínimo detalle de dónde estábamos. Si tenían algún dispositivo de comunicación que no hubiera visto, lo que menos quería era que llamaran a otros fráteres para que les rescataran...

Luego les pedí a mis compañeros que se pusieran cualquier cosa que les tapara la cara. Si se escapaban, tampoco quería que supieran nuestros rostros y volvieran a perseguirnos una manada de fráteres asesinos como cuando lo de la Pulga. Cuántos menos detalles supieran de nosotros, mejor.

Una vez lista, ataviada de un improvisado saco al que le había hecho dos agujeros para poder ver, entré en la habitación donde estaban los heridos y esperé a que despertaran.

—Buenos días —dije, tratando de poner una voz más grave de la mía real, cuando el primero de ellos recuperó la conciencia—. ¿Cómo te encuentras? Has sufrido un accidente, y nosotros os hemos salvado de ser cena de zombies. Aún así, lo siento, pero no te vamos a decir donde estamos porque no me fío de ti ni de tu amiga. Así que nos vais a tener que contar un poquito de vosotros. ¿Quiénes sois? ¿Qué hacíais? ¿Qué máquina era ésa que parecía un pájaro grandote y rechoncho? ¿Por qué llevas una biblia contigo? ¿Eres un fráter? ... Y, ehm...

En este momento ya se me olvidó la lista de pregunta que quería hacer, al menos por unos segundos. Luego di un pequeño respingo de acabar de recordar una nueva...

—¿Os importa si nos comemos una galletita?

Era la pregunta más importante de todas, y es que... ¡qué buena pinta tenía! Bueno, era una galletita un poquito dura, pero... ¡galleta después de todo~!

Cuando vi que Sunhee se tapaba la cara con un saco no pude reprimir una sonrisa aunque la situación fuese delicada. Me puse un simple pañuelo hasta la nariz.

Al entrar a hacerle su particular interrogatorio, cargué el arco despreocupadamente y me senté en un taburete un poco por detrás de ella. Llevaba una Biblia y ya sabíamos lo que eso podía significar. Si intentaba cualquier movimiento tendría una flecha saliendo por la nuca, como cuando aquel frater intentó herir a Gaspar. 

Tenemos que sacarles de dónde vienen y a donde iban... 

Vigilé muy de cerca cada movimiento y palabra de aquel hombre. Escucharle quejarse no me dio ninguna pena.

-¿Fráter yo?- Miré enfadado a quien me hacía aquella pregunta, a quien no le veía la cara, aunque mi voz salió en un susurro, enfadado, pero cansado. ¿Fráter yo? ¿Uno de esos? Jamás... Tenía que tener cuidado, no vaya a ser que sean como los fráteres y me traicionen... Pensé en incorporarme, pero el dolor me lo impedía. Y un arco. 

-No. No soy fráter, y ojalá no... hubiera... tenido... nada...que ver con ellos. -me costó hablar, tenía la boca pastosa, me sentia destrozado... -Soy un pobre pescador engañado que ha perdido a sus amigos... Y quiere volver a casa. 

Señalé con la cabeza a la que había hablado, y le dije: -Coje las galletas, pero acercame una, o un poco de queso, y un poco de agua, por favor... Me siento... Destrozado. -Era verdad, mis heridas me tenían absolutamente incapaz, y me sentía inútil y acabado...

-¡Eh! -dije, de pronto, aunque me salió un gemido de dolor - ¿Y el álbum de mi abuela?

Sunhee es sumamente precabida y eso me parece bien. Cubro mi cara con una repera asomando los pjos por el escote y atando las mangas en mi nuca. Cuando Sunhee empieza a hablar con el hombre me pongo junto a ella, siempre de pie. Que hable mi compañera es lo mejor para comunicarnos amablente con los extraños, así que me mantengo alerta.

Cuando el hombre pide comida y agua me ocupo de alcanzarle un poco sin decir palabra.

Si no eres fráter, qué haces con esa biblia y tanta información sobre iglesias? Explícate.

Le hablo sin levantar la voz, serena pero firme. Intento ser amenazante. Mi flecha sigue cargada aunque mirando al suelo.

Bebo con deseo, pero poco a poco. No sé cuánto he pasado sin beber, pero debo evitar que me siente mal, como a muchos náufragos. Mordisqueo un poco, bebo otro poco, y me encuentro capaz de hablar...

¿Pero qué decirles? Como con Elica, seguro que se reían de mi, y se burlaban, o no me creerían... Pero esa flecha, me asustó. Parecían chavales, asustados, pero capaces de defenderse. Les diría de donde venía, quien era. Alguien que solo quería volver a pescar ...

-Soy Xose Toxo, pescador de Baroña. La Biblia es de una amiga que entró en La Zona y murió. El otro libro, es de un amigo que sufrió la misma suerte. Yo sobreviví... -volví a insistir, quería saber de mí álbum... -¿Y el álbum de fotografías? Tengo que llevarlo a mí madre enferma, ¿dónde estamos? -Entre los dolores y el cansancio, era casi lo que podía pensar ...

No tengo la menor idea de qué es un pescador o donde queda Baroña. -¿Tu amiga era un fráter? ¿Trabajas para ellos? - mi tono es seco. Hsbla y habla pero nada se aclara. -¿Cómo saliste de la Zona? - Ignoro sus preguntas.

Mientras Nara y Gaspar hablaban con el chico, yo revisé sus cosas buscando el álbum de foto del que hablaba. No me costó encontrarlo, empaquetado junto a la biblia y a una guía de plantas. Lo saqué de allí y revisé rápidamente que no tuviera nada como una hoja metálica o algo que pudiera usar a modo de defensa, poniéndolo bocabajo y haciendo pasar las páginas... No quise mirar las fotos, pues entendía que era algo personal.

Luego, una vez comprobado que no hubiera nada en el interior que pudiera usar en nuestra contra, se lo tendí al muchacho.

—Aquí tienes —dije—. Mira, no queremos hacerte daño, pero... tienes que entender que protejamos lo que es nuestro. ¿Cómo podemos fiarnos de que dices la verdad? Y... ¿qué hacíais en esa extraña máquina?

Luego miré a la chica que le acompañaba. No parecía estar muy bien... si no hacíamos nada, probablemente no sobreviviría a este día...

—¿Sabes algo de medicina...?

Aquella muchacha me acercó el álbum. Si, lo revisó antes, era cautelosa... Pero me lo dio. Los ojos se me humedecieron, y dije, sencillamente y como quien se tranquiliza: -​​​​​​-Gracias, gracias... -Cerré los ojos un momento, lo abracé contra mi. Algo bueno había salido de allí...

-No, ella no era fráter, no como ellos. -hablé, tras un instante, luego de beber otro poco de agua. -​​​​​​-Los fráteres nos ofrecieron un trabajo, nos engañaron y nos mandaron a una trampa. Los dos murieron. Escapé porque vi a Elica -dije señalandola- llegar en su barco volador con sus amigos, que murieron en una explosión que estropeó el barco. Le pagué por viajar hasta fuera, mi red, mi querida red...no la conozco más

Desconfiaban. Mucho. Como yo desde la traición de los fráteres. Desde descubrir su infierno. Se lo dije. -No puedo demostrar que lo que digo es verdad. Pero lo es. Podéis creerlo. O no. Pero es verdad. 

A la pregunta de curar, asentí. Sabia algo, pero, estaba tan dolorido, que no podía pensar en ayudar a Elica ...

¿Os engañaron y os mandaron a una trampa? - hice una pausa reflexionando - A nosotros nos ha pasado algo similar. Disculpa que desconfiemos pero los fráteres casi nos cuestan la vida. Dinos cómo te podemos ayudar a sentirte mejor. No sabemos mucho de medicina...

Los fráteres y sus trucos y manipulación. La historia está bien, pero no me convense. - ¿Por qué conservadte algo tan inútil como esta biblia? ¿Qué son estos papeles? - Le extiendo todo lo relacionado con la "reliquia" y los planos. - Te veo demasiado interesado en asuntos de fráteres. - La idea era que hable Sunhee, pero la curiosidad me gana. Huele a frater y sin embargo parece honesto.

Ellos decían ser también víctima de los fráteres, así que decidí contarles el engaño.

-​​​​​-Si, muchachos, nos engañaron.¿Veis ese mapa y las fotos y eso? Nos mandaron a coger una reliquia de allá dentro de la Zona, pero era una excusa para ser una ofrenda a los seres que viven allí... No se qué son, pero tienen tratos con ellos. Engañaron a muchos más... -hice una pausa, apenado. -La Biblia era de mi amiga, la apreciaba mucho. La cogí para no olvidar que murieron por culpa de los fráteres.

Comí y bebí un poco más, y hablé de mis heridas: -Me sentiría mejor, limpiando las heridas, poniendo unas vendas...  creo que no tengo nada roto. Salté antes del choque.

—Lo siento, pero no tenemos muchos medicamentos...

Era cierto. Todos los medicamentos que habíamos tenido en el pasado se habían debido quedar en la pulga y, ahora, estábamos sin ellos. Tal vez Clemente pudiera traernos algunos la próxima vez que viniera, pero hasta entonces...

—Déjame que caliente algunas vendas. No tardaré.

En ese momento salí de la habitación, rasgué algunas telas, puse a calentar agua y, una vez estuviera hirviendo, metí las vendas dentro para estirilizarlas. José me contó una vez que las vendas sucias podían crear infecciones en las heridas, y que era mejor desinfectarlas con desinfectantes o, en caso de no tener desinfectantes, de esta forma...

José hubiera sabido tratar mejor las heridas del chico y la chica...

Vi a Sunhee salir, y me relajé. El hombre parecía honesto, y no suponía un peligro ya que apenas podía moverse. Guardé la flecha en mi espalda, y el arco. Me levanté, y le ofrecí de nuevo algo de agua - ¿Necesitas algo? Tenemos que hacer algo por tu amiga o no pasará de esta noche. Si al menos pudiéramos contactar con Clemente... - mientras hablaba le acerqué a Xose un cojín por si quería incorporarse un poco.

Miré a Gaspar: ¿Qué hacemos? ¿Salgo a cazar y les cuidais? Quizá una comida caliente le dé fuerzas.

No sabía cómo afrontar esta situación sin Jose. Él habría sabido al menos algo que hacer.

El engaño que sufrió Xose parece una trampa digna de esos fráteres. Apenas los conocemos y sólo escuchamos maldades y abusos. ¿Cómo el mundo los tolera?

 Primero respondo a Nara. - Podemos hacer algo caliente con lo que hay en el refugio. Pienso qie tenemos que atender  la chica y luego sescansar. Mañana será un día largo. Tenemos que recuperar todo lo que podamos.

La situación de la chica enpieza a preocupar. - Xose, creo que eres el único que tiene alguna idea de qué hacer con tu amiga. Voy a seguir tus instrucciones, pero tienes que decirme qué hacer. La acercaré. - Traslado el catre donde se encuentra la chica para ponerlo junto al muchacho. Espero a que la observe mientras pregunto. - ¿Qué era esa cosa voladora? ¿De dónde sacaron todo eso que transportaban y a dónse lo llevaban?