Partida Rol por web

Afuera hace bastante frío, empieza a oscurecer a la par que a llover. El cielo lleva todo el día amenazando y por fin rompe. El viento anuncia lluvias torrenciales, una fuerte tormenta se cierne sobre el valle.

Los que acaban de entrar vienen corriendo, están mojados, sudados, jadeantes. Traen cara de espanto, y ponen cara de curiosidad al ver a la chica despierta. Elica está sentada sobre la cama, muy triste y en silencio.

Tulio saca un poco de pan y unas verduras, y pone un caldero con agua en el fuego: - Me parece que es buena idea que todos nos tomemos una buena sopa caliente.

Todos estáis dentro del refugio. Vosotros cinco y Tulio, Antón, Made y Elica. La chimenea está encendida y desprende luz y calor.

Cuando llegamos al refugio, lo primero que hago, con la cara asustada, pero ya más recuperado del susto, es preguntar a Sunshee y Nara: -Chicas, mirad si me ha llegado a atravesar el ataque. Creo que gracias a esta armadura no ha sido nada...

Ya dentro, veo a Elica, despierta. Se la ve cariacontecida, así que sencillamente, la saludo, y le digo: Hola Elica, ¿Como te encuentras? Me alegra poder saludarte. 

Y Tulio comienza a preparar una sopa. Me doy cuenta de que no he comido un plato así en días, y me apetece tanto, que le digo: Oye Tulio, si puedo ayudarte... Dímelo. -Tenia ganas de ayudar a los muchachos, que les debía la vida. Y por el estómago es una buena forma, aunque estoy cansado... Y con eso me dirijo a Decían: -Oye, Declan, de todo lo que me ha pasado, estoy destrozado, ¿Tienes algún remedio para el cansancio? Si no, creo que los muchachos encontraron algunas hierbas...

Nos habíamos librado de una buena pero...

—¡Chicos! —dije atropelladamente—. ¡Vienen zombies! ¡Hay que defender el refugio!

Tras decir aquello, revisé rápidamente la herida de Xose, aunque suspiré de alivio al ver que los dientes del zombie no habían llegado a hundir la carne y así se lo hice saber con un asentimiento de cabeza. Todo había quedado en un susto.

En cuanto a la nueva, menuda bienvenida que le había dado. Pero... era la situación en la que nos encontrábamos.

—¡Made, escóndete dentro del refugio y no salgas hasta que volvamos! Anton, quédate protegiéndola a ella, a la herida, y al refugio de los zombies que se acerquen —luego miré al resto—. ¡Nosotros vamos a machar zombies!

Luego hablaría con Gaspar sobre el grito que había dado... ahora no había tiempo para reproches.

—¡Vamos, chicos!

Al escuchar a Sunhee me sobresalto. ¡Qué día tan largo! - ¿Vienen hacia acá? – Pregunto algo incrédulo. Tomo mis cosas y sigo a mi amiga. La situación parece urgente aunque Xose no parece así alterado. - ¿Qué ha pasado? ¿Los zombies pasaron el vallado?- Pregunto mientras salgo a ver lo más sigiloso que puedo. Xose fue atacado, la situación parece urgente.

Me acerco hacia Xose a ver qué tiene y si puedo ayudarle con lo que tengo en el botiquín, cuando en ese momento Sunhee nos avisa que se acercan zombis. 

-¡Joder hoy nos va a pasar de todo!- exclamo mientras voy a mi cama a por mi fusil y mi "palo mortal"

Salgo por la puerta y sigo a Sunhee y a Gaspar

Mierda, no tengo flechas... Tras la carrera a dentro del vallado cierro la valla tras de mí y corro con los demás. 

Gaspar, coge algo y sal con nosotras, vienen zombis.

​​​​​​Desenfundo mi machete y vuelvo a salir fuera, empapándome. Intento moverme despacio aprovechando las sombras de los árboles, oteando a lo lejos para discernir cuántos son y dónde están. Necesitaremos utilizar alguna estrategia, ya que son más numerosos que nosotros, y no tengo flechas. No puedo quedarme alejada y protegida... Así que iré con sumo cuidado, como un gato buscando uno por uno y matándolos por separado.

Nara, Sunhee y Xose se han topado con un grupo de zombis en las cercanías de Hoke. Han eliminado a unos cuantos pero no han podido con todos. Han salido corriendo para no exponerse demasiado. Una vez en el refugio, os es fácil acabar con ellos a través de la valla y bajo la lluvia helada. Una simple cuchillada a cada uno y la amenaza termina. Lo extraño de esto es que un grupo de zombis viniese de la montaña, del este, en lugar del valle, donde hay algunas viejas aldeas. Al este está Páramos y La Baña; y detrás la Zona.

Al final podéis cenar tranquilamente, descansar y recuperar fuerzas. Antón habla de reforzar el perímetro, de dedicar tiempo al mejorar el refugio, de ampliarlo, y de incluso de preparar puestos avanzados para cuando lleguen más pobladores. Son buenas ideas, a las que podéis aportar otras más.

Sin duda el momento más esperado es cuando habla Elica y os cuenta su historia. Se identifica como ferrolista, proveniente del norte, de Ferrol, donde el General Moraldo mantiene a raya toda amenaza. Es una soldado, una piloto. Se le encomendó la misión de transportar al corazón de la Zona a un grupo e soldados de élite para que se adentrasen en un búnker y recuperar algo. Desgraciadamente la misión salió mal, todos murieron, y ella tuvo que salir de allí con su bebé. Xose apareció por casualidad, apenas le conoce de haber intercambiado con él unas frases. Cuando habla de su bebé podéis apreciar que la chica no está del todo bien de la cabeza; habla del artefacto como si de un bebé real se tratase, con el mismo amor y devoción que una medre puede tener hacia su hijo, os parece incluso enfermizo. Al hablar de "su bebé" se sume en una tristeza extrema, todo parece darle igual salvo eso, como la vida de sus compañeros a los que define como idiotas y estúpidos. Habla de un modo duro, es fría y directa. No os agradece en ningún momento vuestra hospitalidad, y cuando repartís la comida coge su plato y se va a un rincón a comérselo sola.

Tulio se ofrece para hacer la primera guardia. Afuera ya empieza a nevar.

Los muchachos terminan de eliminar a los zombis, mientras yo me quedo recuperando aire. Me encuentro muy cansado, y no puedo aguantar otro momentos de tensión así, solo llevo un día levantado... 

Mientras se prepara la cena, aprovecho para sentarme y ver cómo van mis heridas, mientras escucho a Elica con atención. No sabía nada de ella, así que me quedo asombrado escuchando, y murmuro: -De eso me sonaba aquel símbolo... 

Ceno con calma, agradeciendo a los muchachos, Antón y Tulio su amabilidad. Escucho callado las propuestas de Antón, y propongo una nueva: ¿Qué os parecería preparar una piscina para criar algunos peces? -Les digo que la viabilidad de plan depende de como sea el refugio, que aún no conozco. Luego, se organizan las guardias. Me ofrezco para la última, porque necesito dormir, y me gusta madrugar. Antes, lo hacía para pescar. Antes de acostarme, voy a hablar con Tulio.

Xose se dirige a Tulio, que se preparaba para la guardia, para continuar la charla de la vuelta del lugar del accidente. 

-Perdona, Tulio, que te moleste. ¿Has pensado si se puede mandar el álbum y un mensaje a través de alguien a mi madre? Me tranquilizarla mucho.

Los zombies no supusieron una amenaza tras la valla, por fortuna. Así que, una vez eliminamos a todos, nos fuimos a comer tranquilos y descansar. Sin embargo, cuando escuché la historia de la chica... miré a mis compañeros algo confusa. Esa mujer... ¿estaba bien de la cabeza?

Además, cuando cogió el plato y se fue a un rincón sola, entendí que aquella persona tenía un grave problema social. Quizá se sintiera más identificada con objetos que con personas...

—¡Qué bien he comido! —dije, cuando terminé mi plato; aunque luego me puse algo más seria al recordar el encuentro con los zombies—. Chicos, ¿no os parece raro que los zombies vinieran del este?

Hice una breve pausa. El número de zombies era grande... pero no excesivamente grande. Los fráteres hubieran podido acabar con ellos, sin embargo...

—Al principio pensaba que sería por el ruido del accidente, pero... no termina de cuadrarme del todo. Allí hay aldeas, ¿no? ¿Estarán bien?

Sentía frío al imaginarme el futuro que habrían podido tener esas aldeas si mis peores sospechas eran reales... Así que casi agradecí que Xose hablara de crear una piscina. Al menos así me ayudaría a no pensar más de la cuenta en lo de los zombies.

—¡Sería genial, Xose!

Me hacía ilusión tener peces como mascotas. ¡Sería tan divertido verlos nadar~!

En fin, que... antes de que oscureciera del todo jugué un poco con Made a algunos juegos de palmas y traté de enseñarle como silbar. A mí silbar se me daba genial, pero enseñar cómo silbar era mucho más difícil... ¡sería un milagro si Made aprendiera! Cuando ya era casi oscuridad total, me despedí de la chica y, tras asegurarme de que se acostara, fui a mi litera para intentar dormir un poco...

Sin embargo, dormir no era fácil cuando mi mente no paraba de darle vueltas a lo de los zombies y el futuro de las personas que vivían en las aldeas. Así que, tras dar varias vueltas en la cama, desistí en mi intento y salí de ella para sentarme en el rellano del porche del refugio a mirar las estrellas...

Menos mal que fue rapidito el incidente con los zombis y pudimos volver a tiempo para cenar un plato caliente y todos juntos.

Cuando Elica narra su historia la escucho con atención y más aún cuando Xose dice que de algo le suena los símbolos que encontramos entre los restos del accidente... vaya, ferrolista, creo que no me fio de ella.

Me parece buena idea reforzar y pensar entre todos qué podemos mejorar, mañana lo veremos cuando descansemos.

Saco mi libreta y les cuento a mis compañeros - Me dedico a ir por los asentamientos ayudándoles en todo lo que pueda a cambio de cobijo y seguridad, por ello tengo bastante información y a la vez voy completando un mapa con los sitios donde he estado o algo que me haya llamado la atención-. Abro mi mapa y les digo que antes de llegar al asentamiento de Belir, que está más al este, señalo en el mapa, topé con un zombi bastante extraño, se movía muy rápido, nunca más vi otro igual -No quiero alarmarlos pero sí saber si vieron otro igual y si tenemos que estar preparados porque vengan más como ése del este- no quería dejar preocupados a los demás sólo quería contrastar información y aportar lo que pueda a estar preparados. 

No creo que los fráteres se queden con las manos cruzadas y seguro que sospecharán, si no lo hacen ya.

Finalmente los zombis no habían cruzado la valla. Acabar con ellos es sencillo aunque abre un interrogante. ¿Por qué venían desde el este? Eso es bien extraño.

Regresamos al refugio donde el olor a comida caliente me pone de buen humor. Elica resulta ser más extraña de lo que parecía, aunque puedo sentir su dolor, es raro pero lo entiendo. Cuando se aparta para comer me acerco a comer junto a ella.

Con el último bocado celebro la idea de Xose de armar una piscina para peces. La comida tiene que ser una prioridad. - También deberíamos investigar hacia el este, ver de dónde vinieron esos zombis- 

Cuando Declan despliega su mapa se me hace agua la boca. Corro como un niño con nuestro mapa para comparar notas.

Cuando Elica se aparta para comer me acerco con mi plato. Al principio me mamtengo en silencio, luego saco de mi bolsillo el manual de reparaciones de La Pulga. En la.portada totalmente desteñida se ve nuestra casa rodante. - Esta es La Pulga. Recuerdo el día en que la encontramos con el viejo Vikingo. Parecía que no volvería a rodar jamás. Le dedicamos dos años. - Digo con una sonrisa nostálgica - esta parte - señalo el eje delantero - la tuvimos que reemplazar con un eje de una camioneta mucho más grande. Estuve una semana martillando y cortando. Por dentro, de todo, camas, una pequeña alacena y una cocina. Un lujo, te lo digo. - Hago una pausa y suspiro - Hace dos días me enteré de que se la llevaron unos tipos. - Se me hace un nudo en la garganta. - No sé si volveré a verla, pero moveré cielo y tierra. - guardo el manual. - Nosotros tenemos un don, el de dar vida a las máquinas. Siempre podemos volver a construir, aunque nunca volverá a ser lo mismo.

- Sí. No sé si alguna vez has coincidido con Luska, es una mensajera que hace la costa... debería pasar por aquí en los próximos días, hacia el sur. Podrás hablar con ella.

Elica te mira atentamente mientras le hablas, sin parar de comer. Al principio notas algo de incredulidad, pero poco a poco se interesa más: - Espero que no seas tan tonto de comparar esa furgoneta con mi bebé. -te lo dice y no sabes si es una burla amistosa o si de verdad lo dice en serio. De su mochila saca una foto y unos esquemas, y te los enseña, del mismo modo que le has enseñado el manual de la Pulga:

Sigue con su explicación: - Fue el único que funcionó, el único que se elevó. ¿Ves esto? Son cuatro viejos helicópteros del ejército que conseguimos reparar.

En la foto se aprecia que el bebé es realmente colosal, enorme, nunca habrías imaginado un transporte de tales dimensiones. Hablas con ella algo más antes de iros a dormir. Parece que le caes bien, aunque no habla amistosamente. De donde proviene debe ser un sitio duro.

Ante las palabras de Tulio, me quedo más tranquilo. -Luska, si, claro que se quien es. Alguna vez ha pasado por el pueblo aunque no la conozco en persona. - Luego, me quedo callado. Cansado, algo agobiado aún por todo lo que me ha pasado, la petición de unirme a ellos... me agobia. La última vez que hice equipo con alguien... pobres Xena y Xervasio... Hablo con desánimo a Tulio- ¿En qué os podría ser útil? Querría ayudar, y me ofrezco. Les debo la vida. 

Antes de dormir Declan mira las heridas de Xose. No tienen mala pinta, pero intenta aliviar el dolor con unos ungüentos que saca de una pequeña mochila negra. Al despertar ya no notarás nada.

- Puedes ser útil de muchas formas, Xose. Este sitio es un vertedero ahora mismo. Tu idea de la piscina de peces me ha gustado mucho.

A la mañana siguiente el refugio y el valle amanecen nevados, una gruesa capa de nieve que os llega por encima de las rodillas lo cubre todo. Una hermosa calma reina en el lugar, el cielo se ha despejado y el sol brilla. Hace muchísimo frío.

Tulio se despide a primera hora, con el amanecer. Desea suerte a Declan y le dice que le deja en buenas manos. También se despide de Xose y Elica, y les pide que no abandonen Hoke. Luego emprende en solitario el camino hacia Moraime.