Partida Rol por web

Te tiene contra el suelo, arrodillado, amedrentado, sujetando la llave inglesa del Viejo Vikingo. Este no puede ser tu fin. Piensas en él, en Pedroso, en la Pulga, en Nara y en Sunhee. Piensas en que te has separado de ellas, en que estás lejos, en que no las volverás a ver... Delante de ti tienes a esta lunática, fanática frater, que te ha engañado, esta asesina que te ha manipulado, que se ha aprovechado de ti, de tu bondad... En tu mente hay una mezcla de emociones, de sentimientos. Ves a Sunhee y su cálida sonrisa, recuerdas sus abrazos. Quieres volver a verla. Lucharás por ella.

Sujetas firmemente la llave, y golpeas a Rut en la cabeza con todas tus fuerzas, lleno de rabia, de furia. Sacas todo el odio que has guardado desde pequeño, todo el odio hacia los zombis, por la muerte de tus padres, por la muerte de todos a los que has conocido y amado. Sacas el odio hacia los frateres. Y lo sacas por amor hacia tu familia, hacia Nara y Sunhee. Todo eso, lo haces por amor. Lo haces por Sunhee. Debes sobrevivir por ella. Tienes que volver a verla y besarla.

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Rut yace en el suelo con su machete más allá, y la cabeza destrozada por el golpe que le has dado con tu llave. Te pitan los oídos, estás desorientado. Está oscuro, estás herido, y cansado. Puedes ver el Refugio Dorado desde aquí. Debes pasar ahí la noche, descansar y recuperarte. Y volver a Hoke con ella.

Sangre, en la boca, en mi brazo, casi no puedo ver con un ojo, empapado de rojo. Sangre en el césped, en la llave inglesa. Sangre en la hermosa cara de Rut. ¿Era su nombre? De las heridas, más sangre. Las piernas aun funcionan, me cuesta ponerme en pie, camino sin pensar dolorido, hasta Refugio Dorado. Me empuja la calidez de Sunhee, el recuerdo de su sonrisa cuando encontró este lugar. Quisiera que ese fuese mi pensamiento cuando alguien mencione este refugio, esa sonrisa. Sé que no será así, esa sensación fue violentamente reemplazada hoy.

Ingreso al refugio rebotando en el marco de ingreso. Dejo el sombrero colgado junto a la entrada y me desplomo apenas un poco más allá. Tengo la camiseta rasgada, termino el trabajo de romperla para apretar un trapo contra la cara. Por ahora quiero descansar, más tarde veré si como algo. Cierro los ojos. No pienso, mañana habrá tiempo.

Durante la noche no puedes dormir. En cuanto cierras los ojos tienes visiones de Rut golpeándote con su machete. Si te quedas dormido, a los pocos segundos tienes pesadillas de Sunhee siendo devorada por frateres zombificados, y despiertas. Las heridas te producen alucinaciones. Aunque has cortado la hemorragia con los jirones de tela, necesitas que alguien te cure. Tienes pesadillas con algo que crees es producto de tu mente:

Una zombi quemada. Una zombi que te mira fijamente, que te sostiene la mirada, que se cubre con una túnica negra. Una zombi que podría ser Rut, o Nara, o Sunhee. Una zombi que te observa. En cuanto la ves despiertas. No puedes dormir. No descansas.

A la mañana siguiente el cielo está claro y azul, y el sol brilla en todo lo alto. Esta noche ha caído una gran nevada, y afuera todo está blanco, pero es hermoso. Parece muy distinto de como fue anoche, hoy es un nuevo día, con una nueva luz.

No consigo descansar ni un poco. Ni siquiera consigo olvidar lo que pasó. La muerte me miró toda la noche, esperando que me duerma para siempre. Creo que tengo fiebre, las heridas arden y están hinchadas. Ya es de día, de nada me sirve seguir aquí tumbado. Me incorporo con esfuerzo. Mastico un poco de pan amtes de salir. Recupero el sombrero antes de salir. Afuera todo está cubietto de nieve. El blanco borra por un momento el mal sabor que cargo.

Camino hasta donde quedó el cuerpo de Rut. Al llegar comienzo a quitar la nieve al tiempo que lloro. La ira ha pasado y me invade un profunda pena. La pongo boca abajo. No quiero verle el rostro. Cargo su mochila y reviso todos sus bolsillos a conciencia por si hubiese alguna pista de quièn era verdaderamente. Me encamino de regreso a Hoke despacio, observando, escuchando, no estoy en condiciones de enfrentar nada.

Además del machete y un cuchillo, miras qué llevaba Rut en su mochila. Encuentras algo de comida y agua. Una linterna a pilas, una pequeña placa solar que aparentemente no se enchufa a nada, una brújula y un trozo de papel en el que hay escrito algo:

El camino a Hoke se hace muy esforzado. Voy arrastrado en el suelo por momentos, doblemente alerta. Tulio puede seguir merodeando la zona. Llevo un jirón pegado a la cara por la sangre seca, las ideas no están claras. Por momentos Rut aparece con su machete, oculta detrás de una árbol, por momentos Sunhee me llama para que me acerque un poco más a Hoke. ¿O es mi madre quien me llama?

Tiemblo por el frío que no puedo contener, las heridas están en llamas. Me detengo a descansar una, dos, demasiadas veces. Me está costando mucho, no es sólo el esfuerzo físico. ¿Se burlarán de mí? Siento una enorme vergüenza de llegar a Hoke, engañado, manipulado como un niño. No tengo modo de mirar a Nara a la cara de nuevo luego de no escuchar sus advertencias y de lo que le dije. Parece tonto que piense en eso en mi estado, pero me detiene un poco, dilato la llegada  más. Sé que necesito ayuda, voy a llegar, solo demoro un poco más.

Aunque físicamente estás prácticamente destruido, mentalmente estás bien. Puedes tenerte en pie, y puedes orientarte. Además el día es soleado y puedes ver a lo lejos, lo que te da más confianza para avanzar.

Cuando estás cerca de Hoke, a apenas media hora de camino, ya puedes ver la atalaya. Te queda bajar la ladera de los Montes do Pedregal y cruzar el río al fondo del valle. Sólo eso, ya estás en casa.