Partida Rol por web

Durante la representación no evitas volver a oír murmullos a tus espaldas de tío Enric y su amigo valenciano. Tu tío parece muy dispuesto a perderte de vista por lo bajo que te quiere vender, solo esta hablando de una ruta comercial, comparado con lo que consiguió mediante el emparejamiento de su propia hija son minucias.

Intentas concentrarte en el espectáculo y no puedes evitar un poco de envidia por la forma de vida de los artistas ambulantes, que luchan por sobrevivir día día, pero al menos son libres.

Blanca no parece muy dispuesta a dirigirle la palabra a su prima aunque no es algo que sorprenda en exceso a Patrícia así que mira su plato distraidamente cómo si nada hubiera pasado, escuchando por lo bajo los murmullos de su tío con cierto desagrado.
Mira un momento a los burgueses y un escalofrío de desagrado recorre todo su pequeño cuerpo. Parece increíble que alguien sentada en una copiosa mesa llena de invitados envidie a unos maltrechos actores que apenas tienen lo justo para subsistir, pero así es.

Una alocada idea surca su mente, la de colarse en el equipaje del grupo de artistas en cuánto estos vayan a marcharse. Bueno, son actores, las medidas de seguridad no pueden ser muy altas o eso espera porque no es que tenga demasiada idea de sigilo aunque las continuas escapadas del palacete Fontana quizá ayuden a ello...
Disimula la sonrisa traviesa que asoma a su rostro y espera pacientemente a que los invitados decidan levantarse para iniciar el baile. Será el momento oportuno para marcharse y pasar desapercibida, no tiene mucho que perder.

Veis a Dario acercarse mientras, su gesto no parece muy complaciente, quizá un tanto decepcionado, sin embargo alarga la mano y os adelanta una bolsa que parece llena de buenas monedas.

-Aquí está lo prometido, cuando acabéis de recoger avisadme para que os dejen salir.- Dice con un tono neutro, tras lo cual desaparece, seguramente ocupándose de que todo se desarrolle perfectamente.

-Parece un tanto decepcionado el amigo Dario... ¿Pero vamos a irnos sin más?- Sonrie complice.

Vuelvo con mi "mentor", con el ceño fruncido, una vez que compruebo la presencia del gigantón.

-Señor Van Currie, queda un enorme soldado en mi camino que me veo imposibilitado de superar sin llamar mucho la atención; puedo hacerlo, pero no sé si es adecuado, dado que no sé para qué quiere que acceda al piso de arriba... -digo en susurros al guerrero extranjero de nuevo.

Algo molesto por mis propios errores, me encojo de hombros y miro hacia arriba, donde antes me pareció sentir algo extraño.

—¿Irnos sin más? Eso no es una opción.

Dirijo a mis dos compañeros sendas miradas aún más fieras que de costumbre, alimentada por mi sensación de fracaso así como por la idea inaceptable de largarnos sin nada.

-¡Maniak van naar de he...!- logra a duras penas contener una maldición y se aparta de la mesa para tener algo más de intimidad. -¿Tú no eras el hafilidoso en sigilo? Al final lo tendremos que solucionar a la manera Flambeau, aparta ventje.-

Parece muy decidido a ir hacía las escaleras y liarse a mamporros con toda la guardia.

Evidentemente, le sigo, divertido. Este hombre es increíble. Increíblemente estúpido, increíblemente confiado o increíblemente poderoso. Tal vez una combinación de esas tres. En cualquier caso, se olía el enfrentamiento. Y era la ocasión propicia para pasar discretamente al lado del gigantón para colarme en el piso de arriba.

La gente comienza a dispersarse, un criado anuncia formalmente un tiempo de baile y para ello la gente pasa a un pequeño anexo al salón despejado de mesas. Si fuera el momento propicio parece haber llegado.

Joseph se marcha de la sala con grandes zancadas, al reparar en él uno de los guardias de la gran sala le pregunta "Señor,¿desea salir?" a lo cual como respuesta acaba con un golpe en la mandíbula.

Es tan rápido que la gente de dentro de la sala no se da cuenta de la agresión y sigue como tal cosa. El joven guardia, que no debe tener más de la edad de Belasko y a pesar de la coraza luce bastante espigado, queda inconsciente pero Joseph no deja que caiga al suelo, sino que lo apartar y se lo lleva a rastras. Increíblemente parece que nadie se ha dado cuenta.

-¿Donde está esa escalera?- Dice mientras busca con la mirada un lugar para dejar el cuerpo.

Los invitados y sirvientes empiezan a moverse de sala... Patrícia se levanta de su silla y tras asegurarse de que su tío ya se encuentra en la otra sala sale de la misma.
Si alguien la irrumpe se limita a decir que se encuentra indispuesta, se sujeta la amplia falda y camina apresuradamente hasta el exterior de la gran finca. Mira alrededor para distinguir el carruaje de la compañía, podría apostar a que debe ser visible y si no está por las cercanías se desviará hasta la parte trasera. No pueden haber ido demasiado lejos todavía...

Belasko, superando su asombro y recomponiendo su cara, señala hacia la dirección de la escalera -quisiera aprender a hacer eso un día, señor- dice estupefacto siguiendo al arrollador flambeau.

No los has visto salir, así que crees que deben estar aun tras el telón. Te diriges discretamente hacía allí y aprovechas para escurrirte en el lugar secreto que emplean los actores para disfrazarse y preparar sus obras, que aquí es apenas el hueco que hay entre la pared del fondo y el escenario montado en el gran salón.

Los encuentras a los tres recogiendo sus bártulos y discutiendo en voz queda sobre como proceder.

-Ayudame a llevármelo y calla.- Dice mientras prueba a buscar un sitio donde dejar el cuerpo. El chico no es esbelto pero al ser un peso muerto y llevar la coraza resulta un pelin complicado de llevar.

Además de la falta de escondites lo preocupante es que estáis en la vía que suelen usar los sirvientes para llegar al gran salón.

Patrícia se queda todo lo quieta que puede, con la pulsación acelerada debido a la tensión del momento y del poder ser descubierta. En cierto modo le resulta emocionante, no se infiltra una en carruajes ajenos muy a menudo... Además siendo actores no es muy probable que intenten castigarla aunque la atrapen pero de todos modos intentará que no sea así, por supuesto.
Se mantiene silenciosa y presta atención a la conversación intentando discernir de qué hablan... Si no lo consigue al menos podrá intuir si se alejan mucho o se acercan según el volumen de sus voces.

Quizá sería mejor directamente presentarse ante ellos... De momento no, se limitará a hacer de "polizona" en tierra.

-Tengo una idea, señor -dijo Belasko, ajeno a la expresión de la cara de Van Currie. Le ayuda a apartar al espigado soldado a un pasillo o similar no demasiado transitado y gesticula indicándole que espere un momento. Luego va y vuelve de la sala con celeridad, una bebida alcohólica en la mano. Con una sonrisa en la boca, derrama parte de su contenido en las ropas del soldado y otro tanto en su boca abierta... -a los soldados se les va la mano con la bebida con facilidad, ¿no es cierto, señor?- comenta simpáticamente -la escalera está por ahí- añade, indicando la dirección y encabezando la marcha.

-¡Pardiez, al menos tienes algo de sesera! Vayamos antes de que alguien se haga preguntas.-

Mientras recogeis los bártulos os sentis observados. Resulta ser una joven dama invitada a la cena que parece estar curioseando medio escondía por la cortina que oculta el pequeño espacio que hay tras el telón.

En cuanto me percato de la presencia, fijo mis ojos, penetrantes e intimidatorios en aquella figura, exigiéndole con mi expresión una explicación a aquella vigilancia.

Enseguida vuelvo a los bártulos, a seguir recogiéndolos, susurrando a los compañeros:

Me parece que alguien se ha quedado prendada de alguno de vosotros —comento, más con cierta desgana que con ánimo de broma.

Patrícia da un pequeño respingo y vuelve a su escondite algo encogida a pesar de que sabe que ya la han visto. La verdad es que no esperaba tanta intimidación por parte de un actor, esperaba algo más de... mente abierta. Quizá se ha equivocado después de todo, cómo tantas otras veces,
Respira pausadamente varias veces para calmarse antes de atreverse a acercarse al grupo, esquivando a Kamal y permaneciendo todo lo alejada que puede de él. No le ha agradado su forma severa de mirarla, le recuerda demasiado a su tío.

-Discúlpenme, no pretendía molestarles ni espiarles...- se revuelve las manos nerviosamente, bastante cohibida con la situación -Me preguntaba si habría espacio suficiente en el carruaje de su equipaje para poder transportarme a dónde sea que sea su próximo destino. Puedo pagarles...- añade esto último algo dubitativa pero tras mirar los anillos de sus manos y acordarse de su diadema elaborada en oro asiente más convencida.