El 12 se levanta un poco gris, pero eso no desanima a la gente. Es Carnaval y ahora todo vale. Ya por la mañana se escucha risa y jolgorio.
Te despierta súbitamente el abrirse la puerta, ves a tu tío de pie delante tuyo, con el mismo gesto de enfado y la mirada de desaprobación que suele dedicarte la mayor parte del tiempo. Al menos sabes que no te levantará la mano de nuevo hasta que le des otro disgusto. Detrás suyo ves a un par de criadas, muy jóvenes y de aspecto sumiso.
-Levantate y sigue a estas criadas, necesitas un baño. El sastre te espera para hacerte las medidas y ajustarte el vestido. Iras conmigo a la fiesta de esta noche en casa de Occand.-
Despiertas al día siguiente totalmente restablecido y descansado de tus últimas aventuras, de hecho solo te queda una pequeña cicatriz en donde te hirieron. Te hacen un lígero desayuno y te ves otra vez delante de Arnau.
-Te veo bien, es increible lo rápido que te has curado. Debe de ser verdad las leyendas sobre la gran resistencia y vitalidad de los vascones.- No puede evitar sonreir. -En todo caso tenemos nuevas.-
Si quieres gastar tus xp es buen momento. El día de descanso te puede haber servido para mejorar alguna de tus habilidades si lo deseas.
Un hombre de aspecto peligroso se acerca, te mira como si te perdonara la vida y no espera a que Arnau le presente.
-Mi nombre es Joseph Fan Currie, de la casa Flambeau, y harias fien en recordar dicho nombre.- Y reposa su mano en la empuñadura de su espada. El tipo duro parece tener un acento extrangero que deforma levemente las bes y las uves en algo parecido a las efes.
-Bueno.. ejem... el caso es que el señor Van Currie ha sido contratado por la señora Castellbó, que resulta ser la esposa del conseller muerto, para averiguar más sobre su muerte. Dado los rumores y lo extraño de su muerte estaría bien investigar si el brujo desconocido con el que tropezasteis es el mismo que mediante algún tipo de maldición pueda haber causado la muerte de tal autoridad.-
-Así lo haré, Joseph Fan Currie, de la casa Flambeau. Yo soy Belasko, aprendiz de Basajaun, del bosque de Urkiola. Vine aquí a aprender todo lo posible y a cumplir mi destino. Debo suponer que somos aliados... Ayudaré en lo que pueda, aunque preferiría ir acompañado esta vez -dice respondiendo lo mejor que se le ocurre a la presentación petulante del recién llegado.
No, prefiero "ahorrar". Había pensado en ponerme un punto en subterfugio, pero no me acaba de convencer la idea.
Patrícia se despierta sobresaltada por la repentina aparición de su tío, frota un poco sus ojos y todavía soñolienta se limita a asentir obedientemente.
No tiene ganas de más discusiones, y además la perspectiva de poder salir de casa y acudir a una fiesta la verdad es que le llama la atención. No es que le agraden demasiado, porque por desgracia la mayoría de invitados son demasiado engreídos o autoritarios, pero si puede escuchar música y quizá bailar, será suficiente para ella.
Cuando Enric se retira, ella sale de la cama todavía ataviada con el largo camisón que le cubre hasta los tobillos, siguiendo a las muchachas hasta el cuarto de baño que ya debe estar listo y dispuesto.
-¿Alguna de vosotras sabe quién es Occand...?- se atreve a preguntar cuando ya nos encontramos totalmente a solas.
Una de ellas dice casi en un susurro:
-Dicen que es el hombre que van a nombrar conseller dentro de poco.-
El baño estaba preparado, como era común en la casa para los miembros de la familia (a pesar del maltrato de su tio Patricia seguía siendo una privilegiada) este tenía el agua caliente, pero sin llegar a quemar, y no se escatimaba en sales de baño.
-El tipo que te hizo esto no lo tendrá tan fácil conmigo. ¡Le cruzaré la cara con mi acero después de mojarlo en su corazón!-
Tal como se presenta Belasko se preguntó si, aparte del Magister Pau, todos los "Flambeau" son así.
-Vaya... ¿y saben si está comprometido?- pregunta con inocente curiosidad mientras se mete en la bañera y deja que las doncellas la ayudan a lavarse y desenredarse el largo cabello.
En realidad la respuesta puede aclararle una posible doble intención de su tío a la vez que se pregunta si ese tal Occand habrá tenido algo que ver con el asesinato del anterior conseller. Tendría su lógica... Pero no es una gran experta en tramas políticas de ese tipo y tampoco le harían demasiado caso.
-Ojalá tengáis ocasión de hacerlo señor Fan Currie -dijo el muchacho en un tono neutral que no demostraba ni su convicción de que de esa manera se diera su "venganza" ni las ganas de deshacerse del combativo flambeau- ¿Cuándo partiremos y a dónde? Os puedo guiar hasta la calle exacta, tal vez todavía pueda encontrarse algo. Aunque lo que más me inquieta es el robo del libro. Gracias a vuestros hechizos pude darme cuenta de lo valioso que era... -añade con una carga de pesar y sentimiento culpa en su voz.
-Creo que sí, es un hombre mayor.- Dice una, la más jovencita de las dos y cuando se dice jovencita es que es posible que su primera regla fuera hace un año a lo sumo, mientras ayuda a desvestirse a Patricia.
La otra tiene un edad similar a la de Patricia, pero un gesto más sarcástico y una tez más endurecida. Se nota el paso de la edad en la gente menos privilegiada, no solo en que parecen envejecer antes, sino que su vida les aboca a una madurez mayor que deben asumir en menos tiempo.
-Si os comprometeis con dicho señor tendréis la vida solucionada, señora.-
-Bertrand Occand da esta noche una fiesta en su casa, y Van Currie irá como escolta de la tal Castellbó, por lo que podréis también ir vosotros ya que no especificó que tipo de gente debería llevar Joseph. La idea es dar un vistazo en dicha fiesta y averiguar si dicho señor está implicado de algún modo con el asesinato y el robo del libro.-
La respuesta del noble hidalgo es dar una mirada de "¿Este mequetrefe me va a ayudar a mí?" al Verbena. Parece que Arnau la capta también y le dirige unas palabras.
-Nuestro buen Belasko es hábil y sigiloso, no os preocupéis por su discreción. En todo caso él vino a mi para ver mundo y aprender y os lo confío para que pueda hacer eso.- Le dice con una media sonrisa.
Las palabras parecen tocar un resorte oculto y Joseph bufa asqueado y responde:
-Está fien, está fien, me ocuparé del muchacho. ¡Pero te quiero tras mio y sin rechistar!-
Un simple asentimiento mudo dejó claro que sería eso exactamente lo que haría. Llevaba muchos años haciéndolo en el bosque y ese entorno era mucho más vivo y difícil. ¿Qué se pensaban estos "civilizados", que ellos habían inventado el término disciplina? Si conocieran al Basajaun se llevarían más de una sorpresa...
No hay mucho que hacer hasta la fiesta. Sólo trato de procurarme unas ropas adecuadas a lo que quiera Joseph como acompañante, imagino que de escudero o algo similar, si puede ser. Durante el día no deja de darle vueltas al asunto del libro y del mago de los cuervos. Si es posible también consultaría a solas con Arnau sobre sus sospechas al respecto, pues parece que sabe más de lo que ha dicho abiertamente. Eso sí, nunca llegando a resultar molesto...
-Ah... pero si ya está comprometido será mejor no hacerse ideas al respecto- en realidad Patrícia sonríe, aliviada ante la idea de no ser obligada a comprometerse con un hombre al que no conoce y además es mucho mayor que ella pro lo que acaban de decirle. Aunque esto no es nuevo... pero suelen mostrarse aún más egoístas y autoritarios que los jóvenes.
Después del extenso baño es debidamente peinada a consciencia, reprimiendo quejidos ante los insistentes tirones en su larga melena para después ajustarse un vestido bastante sencillo, casi cómo un camisón, para permitirle al sastre coger las medidas adecuadas con la suficiente facilidad, con lo cuál se dirige a la sala donde la espera.
Sigues a Van Currie en silencio por las calles de Barcelona, el Hermético posee una montura impresionante, todo un caballo árabe pura sangre de color blanco que parece obedecer cada uno de sus gestos. Ves que se dirige al puerto, un lugar lleno de ruido y gente, pero en vez de mezclarse con el gentío gira una esquina y se mete por un callejón donde parece esperaros un carruaje.
El sastre resulta ser un hombre muy delgado que arruga la nariz y cierra los ojos mientras trabaja en silencio, parece comunicarse mejor con gestos que con palabras.
Acaba de hacer sus mediciones y se retira a trabajar con el estupendo vestido que te espera.
Barcelona sigue pareciéndome un lugar lleno de gente, olores y desechos, desagradable a casi todos los sentidos, excepto, tal vez, la vista. Me maravilla, eso sí, el cómo un lugar como ese puede existir, cómo funciona todo ese medio artificial. ¿Quién es aquí el depredador y quién la presa?
El porte y decisión de Joseph parecen despejar algunas dudas al respecto. Le sigo sin hacer preguntas. Es un hombre con personalidad muy fuerte y un evidente mal humor natural. Ver, escuchar y aprender mientras se obedece sin causar problemas o insatisfacciones.
Patrícia se limita a ladera la cabeza mirando al sastre con cierta cara de aburrimiento pero sin decir gran cosa. Parece concentrado y poco dispuesto a la charla, además no le apetece meter la pata con sus comentarios así que espera pacientemente a que acabe y salga del cuarto de costura para entonces reír animadamente y acercarse a la ventana abriéndola de par en par y asomándose a la calle con curiosidad puesto que esta no da a un patio cerrado.
Se plantea seriamente la idea de saltar a través de ella y correr hasta el convento pero a la vez la fiesta motiva su inocente curiosidad... Por el momento asistirá a ella y según lo que acontezca decidirá que hacer más tarde.
Una ventana del carruaje se abre y una mujer de rasgos pálidos y finos mira al dúo. Va vestida de riguroso negro, supones que es la viuda del conseller muerto.
-Señor Van Curry, veo que su paje necesitará un mejor traje. Vayamos a mi casa y os procuraré a los dos un buen traje y perfume. Por favor subid al carro.- Seguidamente el cochero se agacha abre una de las puertas delanteras.
Joseph musita algo en flamenco, algo que suena a maldición o insulto, y desmonta. Su caballo parece reconocer una orden no explicada y se marcha, como si supiera llegar a su destino. Rápidamente montáis en el carruaje y este se pone en marcha...