Partida Rol por web

Karla se sorprendió un poco de la brusquedad de la respuesta del elfo, y no llegó a comprender del todo lo que le había dicho a modo de aclaración. Aún le sorprendió más que se tras decir esto cerrara los ojos como si se hubiera sumido de pronto en un trance.

Qué tipo más raro --pensó para si, encogiéndose mentalmente de hombros.

Se volvió de nuevo a Isonia, Narina y Oropher.

--¿No es una monada? --les dijo, cayendo en la cuenta después de lo que acababa de decir:--. Vale, eso ha sido demasiado fácil incluso para mi.

 Oropher observó quizás con cierto aire desenfadado por no decir melancólico, pues quizás no llegase a ese grado, y una sonrisa, cómo la compañía de aquellos animales amenizaba aquel encuentro. Se trataba de algo más que una mercancía que se pudiese comprar y vender, y no estaba muy seguro de entender como Karla había preguntado aquello. Quizás fuese una respuesta más a las múltiples preguntas que Oropher se preguntaba sobre ella. Su interpretación, no obstante, podría variar dependiendo de la perspectiva.

 - En verdad debeis ser buenos diplomáticos, más cuando creyeron que el Señor Twig era un mal presagio.

 ¿Cómo es eso de sentir la tierra bajo las botas? - Preguntó con una leve carcajada sin esperar respuesta mientras miraba a la cubierta aún reflexivo y se acariciaba uno de los mechones rebeldes de cabello peinandolo detrás de una de sus puntiagudas y perfectas orejas. El cabello, recogido, aguantaba los envites del viento estoicamente, como su cuerpo, ceñiendose su ropa, demasiado informal quizás para aquel agradable evento.

 - ¿Traeis alguna noticia más del continente?

 Me preocupa especialmente el relieve.  - Lanzó la pregunta al aire siempre con una modesta sonrisa y el rostro afable, puede que su preocupación sólo se transmitiera a través de sus cuidadas palabras, no así en la serenidad de sus actos.

 Observó con cierto descaro pero también con furtividad y fugaz destreza el rostro y la ropa de Isonia.

 - ¿Teneis una opinión favorable en actuar contra los orcos? - fue en tono neutral, en realidad sus gestos y su posición daban a entender que era algo sin demasiada importancia.

 Quizás sólo se estuviese esforzando en romper el hielo.

 Esperaba que Namesis declarase información útil sobre el relieve si es que poseía aquella información, o había sido motivo de su preocupación, ya había expuesto cual era su cometido allí, almenos si era similar al suyo. No obstante no le extrañaría que fuera la huamana la que respondiese por cualquiera, tenía ese halo que inspiraba tener todo bajo control. En buena parte aquello daba confianza y buenas vibraciones. Su otra acompañante parecía de igual modo bien preparada y dispuesta, no había nada más que observar sus intervenciones.

  Oropher sonrió con cierto orgullo sintiendose miembro de algo más grande de lo que se hubiese planteado ¡y eso que había tenido mucho tiempo para hacerlo!

 Aquella sensación...bueno...empezaba a gustarle.

 No dudó en dedicar otra fugaz mirada a los ojos de Narina que terminó desplazandose hasta clavarse de lleno en el elfo.

-Sin duda Namesis podrá darte más detalles precisos, pero lo que hemos visto nosotros al menos...todo verde, húmedo, agobiante, lleno de plantas que impide el paso si no son cortadas, cuando no son árbolesq ue hay que rodear...no será fácil explorar.-

-Sobre las negociaciones, bueno, sin duda podrían haber aportado algo cualquiera de los que  estaban allí, no lo dudo, si hubiesen entendido el idioma. Pero de los presentes allí, solo yo lo hablo.- no se puede resistir a alardear un poquito.

-Hay un chamán, supongo que es, que se llama Vidente del Humus...ese tipo dará problemas, estoy segura. Pero el jefe es amigable, espero que no lo ponga en nuestra contra al no estar yo presente....ya lo ha intentado, pero estando yo allí, no le salió bien.-

-No conocen el metal, al menos no el necesario para forjar armas, estaban muy sorprendidos por nuestras armas.-

Narina se sienta apoyada en la barandilla, bajandose de esta para no caerse. Un tenue brillo la rodea, según en qué ángulo se la mire es perceptible o no*.

 - Seguro que sólo trata de proteger su tierra y a su pueblo.

 Amplió la sonrisa mientras centraba su atención en Narina, puede que no buscase explicación al brillo de su expresión, pero no dudó en quedarse mirando fijamente su semblante sin pudor alguno, aunque sin reflejar ninguna intención. Más parecía simple curiosidad neutral, inocua.

 - En cuanto vea que somos más un beneficio que un problema y no estamos interesados en arrebatarle el poder que tiene como consejero, sino... de colaborar a través de él para que su tribu goce de ciertos privilegios debidos a nuestra amistad, dejará de molestar.

 Asintió completamente convencido, que no era otra forma que reforzar el hecho de que habían realizado un buen trabajo independientemente de que hubiesen podido charlar con los nativos o no. La primera impresión siempre es una impresión importante y eso el recatado Oropher lo sabía muy bien. Ardell había conseguido fastidiarlo todo afortunadamente Karla había podido conducir la situación a mejor puerto. No obstante, su juventud aún le gastaba malas pasadas...

 Algunas de las personas a bordo de los barcos de la flota parecían hambrientas de reconocimiento...eso hacía sonreir a Oropher con picardía, era...estimulante.

 - Puede que enfrentarnos a los orcos por ellos sea una muestra rápida y eficiente de nuestras intenciones, pero eso sólo convencerá al lider militar del poblado...

 ¡Vaya!

 Creo que debería dejarlo correr...

 ...estoy empezando a meterme en asuntos que no me conciernen. - Se disculpó bajando la mirada, una mirada que aprovecho, siempre con sutilidad, para contemplar cada detalle de la figura de Namesis al completo y de su atuendo. Acarició su nuca, quizás con cierta muestra de verse incómodo, aunque más artificial que natural.

Ardell salió corriendo y gritando de su camarote con el pecho descubierto, y detrás de él, los fantasmales huesos de un pirata vestidos con camisa, pantalón y casaca harapientos y blandiendo un sable por encima de su envejecido sombrero. En su rostro se lucía un parche, y en el ojo bueno brillaba una luz púrpura.

¡¡TENDRIAS QUE HABERTE IDO CON EL CAGAPANTALONES DE TU HIJO!! ¡¡AQUÍ NO MANDA UN COBARDE MIENTRAS EL CAPITÁN WILSON SIGA A BORDO!!! 

¡¡¡¡¡VIVO O MUERTO!!!!!

Los marineros se aterraron de la visión y un buen montón chillaron. Alguien gritó "¡Clérigos!" esperando que los sacerdotes expulsasen a aquellas cosas. En ese momento solo había uno en cubierta

Un segundo fantasma apareció detrás de Ardell mientras él corría de espaldas. Con su sable le pinchó el trasero haciendo que se detuviera y brincase por el corte.

Verás, Ardell. Es pura cuestión de... Sangre. Y si insistes en imponer la tuya... ¡¡Te la desparramaremos toda por la cubierta!!! ¿¡Me entiendes...!?

Vaya se ha traído unos fantasmas con él.

– Llobeta espera aquí. – mientras saco un pergamino de protección.

– Herman con estos sólo servida la magia, cuidado.

Karla lanzó un chillido al ver la aparición. Aún tenía lo sucedido la noche anterior demasiado fresco. La joven palideció y se convirtió en una masa temblorosa aplastada contra la barandilla del barco.

La impresión inesperada de ver no uno, sino dos fantasmas, hicieron que Narina se quedase clavada, sentada allí dónde estaba, mirando alternativamente a uno y otro. Diciendose a si misma que debe actuar...pero sin poder.

Namesis abrió los ojos, le pillo por sorpresa la aparición de los fantasmagóricos seres de la cubierta.
Poniéndose en pie se frota los ojos pensando que estaba viendo mal debido al mareo de la embarcación en movimiento, pero debido al revuelto daba por hecho de que no se trataba de una mal visión, en efecto, estaba viendo muertos vivientes.
La escena le sonaba terriblemente familiar y lo que ocasiono que frunciera el ceño de cólera.

Kikí!. Llamo instintivamente a su mascota que esta salto del hombro de Karla, esperando que esta le diera las prometidas nueces y se llevo una decepción cuando lo llamo su amo.

La primera impresión fue poco alentadora. El rostro del elfo solar, algo bronceado pasó a estar más bien pálido. No pudo evitar separar ligeramente los labios el uno del otro para emitir un silencio prolongado. En su cabeza no sólo oía las palabras que aquellos entes le dedicaban a Ardell sino su propio corazón latiendo más rápido de lo que pensaba que podía latir hasta el momento.

 Un escalofrío seco le recorrió desde el coxis hasta la nuca y obligó a su cuello a dar un giro brusco para tratar de despertar de aquella pesadilla. El proceso le llevó varios parpadeos, y aunque fuesen apenas unos segundos, la inacción de Oropher supuso para él el paso de una eternidad.

 Sus pupilas rodeadas por el brillo ambarinos de sus iris recayeron sobre Narina y Karla...y al reparar en su condición no pudo sino sobreponerse físicamente a aquel susto, a pesar de intuir que la imagen le perseguiría durante toda su vida siempre que caminase por La Revivida.

  Adelantandose un paso se colocó delante de Narina para evitar que viese aquellos horrores con su figura, mucho más deseable y seductora. El movimiento fue tan veloz que el nudo de su cabello se desprendió dejandolo caer como una cascada dorada sobre sus hombros y su espalda. A la espalda de Karla, y con un rostro serio casi insoportable para él acercó sus labios al oído de la capitana por herencia.

 El susurro era más parecido a la atrayente voz de una sirena que llama a su próxima presa en la mar...para devorarla muy despacio pero tras la violenta sacudida de un barco.

 Desenfundando una pequeña daga Oropher pegó su cuerpo al de Karla hasta límites lascivos, giró habilmente la muñeca e introdujo el filo cerca de su muslo, aún más de su trasero. Sentir su puntiagudo filo y su gélida caricia...¿sería suficiente?

  - Capitana... Despierta.

 Y su tono era divertido, algo innato que no pudo evitar siquiera  soportando aquel brutal susto que aún le obligaba a respirar abruptamente.

Fantaaasmas...¡Fantaaasmas! ¿¡Por qué fantasmas!?

 ¿Es qué no podemos pasar un sólo día tranquilos?

 Bueno...pensandolo bien...Así es mucho más divertido. Por la dedicación de Sharess... esto si que no pienso probarlo.

La maniobra de Oropher surtió el efecto deseado, y Karla logró reaccionar frente al espanto de lo que acababa de presenciar.

Tanto fue así, que giro sobre sus talones y le propinó un sonoro tortazo en la mejilla que resonó por toda la cubierta.

--¡Cerdo! --le espetó.

 - ¡¡Ouch!!

 El golpe fue sonoro y contundente, pero al menos la meta de Oropher estaba cumplida, una de ellas almenos. De haberlo sabido hubiese utilizado su propia mano...claro que, quizás, en ese caso, la hubiese perdido en vez de soportar una vigorosa bofetada.

 Aquello sirvió para despejar los pensamientos de Oropher...apretó con fuerza la mandíbula y terminó por dedicarle una inofensiva y común sonrisa algo reprimida, casi tanto como la propia Karla.

 - Bueno...no...importa...supongo... - Se dijo acariciandose la mejilla mientras guardaba la daga en el cinto.

 Si hubiese empezado así con Ardell seguro que no teniamos estos problemas...

 Pensó con cierta jovialidad más que con rencor...no era la primera ni la última bofetada que iba a llevarse en su vida.

 Sin titubeos, no por falta de esfuerzo, alzó la diestra y señaló con el dedo índice hacia los fantasmas.

 - Creo que tiene problemas. - Contratacó con obviedades...

¡¡BIEN DICHO!! 

La semielfa rió sujetando a Ardell, mientras Wilson se acercaba.

¡¡ES MÁS, CREO QUE VOY A EMPEZAR AHORA MISMO!!! Sin dudar y sin remordimiento le abrió un tajo en el vientre desnudo con su sable espectral, derramando efectivamente la sangre del capitán. Ardell no podía articular más que gritos de terror y dolor, tratando de sacudirse a la semielfa.

¿Duele!? ¡¡Gritas como una niña!!!

Isonia lanzó un hechizo que cubrió tanto a ella como a su fiel loba con una capa titilante y verdosa, y Herman preparó una de sus flechas, de extraña punta blanca en su arco, disparando al fantasma esquelético. Disparó luego otra, y ambas con suficiente precisión como para acertar al antiguo pirata y arrancarle sendos quejidos de sorpresa y dolor. Sin embargo, no sangraba ni se desmontaba por lo que era imposible conocer el verdadero alcance de sus heridas.

Entonces el pirata se giró hacia él y le apuntó con el sable. La luz púrpura de su ojo brillaba ahora más luminosa, mas intensa, más falta de contención.
¡¡GRAAAAAAAAAA!!! Gritó amenazador ¡¡ESA FUE TU ÚLTIMA GILIPOLLEZ!!

 Bueno, eso quiere decir que funciona... Bromeó cargando la tercera.

 Ranlad había mantenido la compostura e instó con una orden a dos de sus hombres más cercanos a que le acompañasen. También desenvainó y se quedó mirando al pirata. Tampoco se sentía con ánimo como para soltar bravuconadas, pero las flechas de Herman le habían herido, así que habia que cubrirle.

 El sacerdote de la tripulación se acercó a los dos fantasmas con el medallón de Valkur en mano, tratando de exorcizarle. ¡¡POR EL PODER DE VALKUR, ABANDONAD ESTE NAVÍO!!

El pirata no hizo ni caso al clérigo, pero la semielfa comenzó a humear y giró la cabeza hacia el clérigo. Aunque no parecía que fuera a irse corriendo del clérigo, más bien parecía molesta y preocupada.

Otros dos sacerdotes, éstos militares, subieron a la cubierta, acompañados de otro soldado.