Partida Rol por web

Miyamoto se paró para saborear el frescor de la noche, disfrutando de aquel aire que tanto se parecía al de su aldea natal. Había días que maldecía la monótona rutina que reinaba en su zona, pero lo cierto es que se alegraba de haber sido asignado allí; aquel pequeño pueblo era su premio por estar entre los trescientos mejores de la Quinta División, un sitio apartado y tranquilo, sin las preocupaciones de las grandes urbes.

Un suave rasguido quebró el silencio que le rodeaba. Lo había escuchado demasiadas veces como para no saber lo que vendría a continuación, así que se limitó a suspirar mientras desenvainaba su zanpakutô, girándose hacia la grieta que ya empezaba a abrirse. Era considerablemente grande, incluso para la monstruosidad que con toda seguridad saldría de ella, y se alzaba a varios palmos del suelo.

El shinigami levantó su espada, preparándose para eliminar al enemigo en cuanto apareciese, pero algo paralizó sus músculos. Aquel sonido se había repetido, más fuerte que antes, a su espalda... por encima de él... a su izquierda... Sus ojos observaron horrorizados como las Puertas empezaban a crearse en todas direcciones, cubriendo el mundo con su negrura insondable.

Un escalofriante chillido le hizo mirar de nuevo a la primera, y lo que vio destruyó las pocas esperanzas que pudieran quedarle: una descomunal máscara blanca, de casi veinte metros de altura, luchaba por colarse en aquel plano. Incapaz de hacer otra cosa, Miyamoto cargó hacia su fin con un poderoso grito de guerra.

Y así, durante un instante, el cielo se tiñó de rojo.

Yukari abrió los ojos sobresaltada. Aquel sueño... había sido demasiado real...

Sus ojos buscaron al que la había golpeado para despertarla, y no tardaron en cumplir su misión. El cuarto que compartía con Yue era ciertamente pequeño, y en aquellos momentos su hermano dormía profundamente con la cabeza apoyada en su regazo. Debía de haber abandonado la única cama que tenían cuando vio que a la joven le vencía el sopor del papeleo, y no parecía haberle costado conciliar el sueño en aquella forzada posición.

A apenas unos pasos de los dos Hideyoshi, el intruso esperaba de pie.

¿Ni siquiera has terminado de rellenar esos informes? -aquel hombre no estaba gritando, pero tampoco parecía preocupado por hablar en voz baja. Llevaba -como siempre que le había visto Yukari- la barba descuidada, a juego con las andrajosas ropas que vestía. En esta ocasión, una sucia cinta en la frente y un sobre en la mano completaban su indumentaria- Tengo algo para ti -anunció agitando el mensaje, y casi pareció que le alegraba ser el que le trajese más trabajo a la joven.

Mi respiración acelerada y el sudor cayendo por mi frente me hacen entender que he vuelto a tener una pesadilla de las mías, eso no pasa en los sueños o en la realidad, bueno, eso. Miro a mi alrededor, intentando encontrar los detalles que me den la calma de que estoy en sitio seguro, en el mismo cuarto que comparto con mi hermano pequeño, aunque bueno ya de mocoso enano empieza a tener poco. Aún así, encuentro su cabeza en mi regazo. Me había quedado dormida sentada, con la cabeza apoyada en la mesa, rodeada y cubierta de papeles e informes, así que cuando me incorporo, parte de ellos se deslizan al suelo. Cuando aparece Ren-sama me encuentra rodeada de papeles por todas partes y con cara de confusión y adormilamiento. Bostezo por lo bajo, mientras acaricio el pelo de Yue, que sigue durmiendo.

-En seguida los termino, Aizawa-sama, sólo me quedan dos hojas!- pongo una pose seria y marcial. Hacer informes me mata, es muy aburrido, no es de extrañar que me acabara quedando dormida y más con el día que hace y este calorcito tan bueno... La morriña vuelve a aparecer hasta que Ren-sama agita delante de mis narices un mensaje.

-Más?! Jooooouuu...- balbuceo y hago pucheros adorablemente. "Porque me torturan de este modo? Vale que mi primera misión no fueron todo cohetes pero jo, como puede haber más papeleo que antes?!" protesto mentalmente. "Odio el papeleo, es tedioso, aunque bueno, al menos eso me permite cuidar y vigilar a Yue sin problemas..." intento mirar el lado positivo del tema.

-Que es esta vez? Alguien rompió una senkaimon por accidente? Encontraron cacas de perro sin recoger?- pregunto, con tono de aburrimiento e indiferencia.

El shinigami resopló con fingido disgusto, al tiempo que intentaba contener una sonrisa- Tienes a todo un oficial como yo trayéndote los encargos a la habitación... ¿y lo único que se te ocurre es quejarte? -su mano se movió veloz, golpeándola en la cabeza con el sobre. Como siempre, el mensaje se abrió al entrar en contacto con el reiatsu de su destinatario, desplegándose en una inmaculada hoja que Aizawa dejó caer sobre la mesa.

Menudo ladrillo -murmuró al leer las secas instrucciones, después de asomarse por encima de la joven para poder distinguir aquellas diminutas letras.

Hideyoshi Yukari,

Acompañarás a un grupo de novatos de la 9ª hasta la entrada del Valle y retirarás las barreras que lo protegen para que puedan entrar. Mientras dure el entrenamiento seguirás las órdenes de su instructor, y cuando terminen te asegurarás de que todos abandonan la zona antes de restablecer las protecciones.

La mención del Valle hizo emerger las lecciones que Yukari había aprendido: según recordaba, era uno de los pocos sitios de la Sociedad de Almas por donde los hollow podían colarse, y hacía bastante tiempo que había sido sellado. Sin embargo, su situación entre las montañas y el hecho de que las pequeñas fisuras solo dejasen pasar a los monstruos más débiles lo convirtieron rápidamente en el perfecto lugar de entrenamiento. Por supuesto, sólo un miembro del escuadrón de artes demoníacas podía retirar las barreras que lo rodeaban.

Auch!Es lo que se me escapa por los labios, al recibir la colleja de Ren-sama por protestar.

-Eh! Pero si no he protestado, sólo marcaba una evidencia- protesto, ahora sí, poniendo unos largos pucheros infantiles. Cuando la carta cae sobre mí y se abre por "arte de magia" veo la enorme nota que contiene. Me quedo algo confusa y sorprendida de que siendo la novata se tomen tantas molestias... Me pongo a leer la nota. La releo de nuevo. Y aún una tercera vez, a la velocidad de un shunpo.

-Ehm... en serio?- no puedo evitar que se me escape cierto tono de escepticismo, aunque bueno, la "misión" si es que se puede llamar así, no parece engendrar peligro alguno y la podría hacer hasta un mono, pero claro, aquí los monos somos los novatos así que...

-Bueno, al menos no tendré que quedarme aquí encerrada...- murmuro para mí misma.

"Nunca he probado de retirar una barrera de ese calibre, espero ser capaz..." me pasa ese pensamiento por la cabeza y se va tan rápido como entró.

-Vale, cuando salimos?- digo con entusiasmo renovado a Ren-sama, que espero sepa algo más acerca del objetivo porque no pone fecha de partida, así que presupongo que es para ya.

¿Salimos? -el shinigami parecía divertido por algo- Esta vez vas tu solita. No hace falta que te diga que los de arriba no están muy contentos con tu anterior trabajo, y supongo que esta es su forma de castigarte... -efectivamente no era necesario que Aizawa lo recordara, pues aquel desastre seguía aún fresco en la memoria de Yukari:

Le habían encargado atrapar a un solitario Fishbone que rondaba por un pueblo a las afueras de Tokyo. El porqué lo querían vivo no se lo dijeron, pero lo cierto es que debería de haber sido un juego de niños el atrapar a un hollow tan débil que no podía ni romper barreras pensadas para retener a humanos normales. Claro que la cosa se había complicado un poco al descubrir que aquel engendro tenía la mitad de la máscara arrancada: la lucha había sido larga y destructiva, pero desde un principio la joven había tenido las de perder y no pudo evitar que finalmente el monstruo escapara. La vergüenza había llegado después, cuando los superiores de Yukari afirmaron que era imposible que hubiese un semi-arrancar en esa zona y la tacharon de incompetente por su fracaso.

Pero trae esa mano -Ren la cogió del brazo con delicadeza y le puso la palma hacia arriba, donde empezó a trazar sencillos dibujos con el dedo- Estos te ayudará a retirar la barrera -la joven comenzó a sentir unas molestas punzadas cuando los símbolos empezaron a grabarse en su piel, pero había visto suficientes "llaves" de ese tipo como para saber que Aizawa estaba empleando en ella mucho más reiatsu del necesario para intentar que le doliera lo menos posible.

Por lo que he oído, los de la novena estarán a la entrada del valle como a las cuatro de la tarde -intentó darle conversación mientras terminaba los dibujos- Y calculo que ahora mismo son alrededor de las nueve, así que tienes tiempo más que de sobra...

¡Listo! -anunció al acabar su labor, al tiempo que rebuscaba algo entre su andrajoso kimono- Toma -dándole una inconfundible venda de transporte- Así podrás llegar sin mancharte las sandalias -añadió con cierto tono de burla.

Enarco una ceja cuando se ríe y deja claro que el problema me cae a mi solita, pero si total, no fue para tanto!

"Sólo se destruyeron un par de edificios y poco más! Vale que escapó pero oye, esas cosas pasan y encima me tomaron por idiota! Peor aún por incompetente!". Sí, eso es lo que me dolió más, no que se me escapara, no, si no que no me creyeran cuando les dije que era un hollow en proceso de arrancarización. "Que poca credibilidad que tengo, por Amaterasu!" me lamento mentalmente.

Pongo cara de "vale, cargaré con ello sin protestar".

-No fue enteramente culpa mía...- protesto por lo bajo. Suspiro resignada y me dejo hacer por Ren. Al principio la yema de su dedo me hace cosquillas en mi palma, pero luego noto como si pequeñas agujas o astillas me pincharan. Soy consciente de que podría ser mucho peor, de hecho sé que es mucho peor, podría hacerme sufrir todo el dolor de implantarme las llaves para abrir la senkaimon, pero Ren-sama no lo hace. "Lo sabía, no le caigo tan mal como quiere hacerme creer!". Se lo agradezco con una bonita y amable sonrisa cariñosa.

-Gracias Ren-sama- le doy un repentino abrazo cariñoso de koala, de los mios, y cojo la venda de transporte. Es pronto y aún queda mucho hasta la hora de entrada, pero aún así he de ponerme en marcha ya, dejar a Yue listo para pasar el día sin mí y salir corriendo a cumplir la siguiente misión. Sólo espero que no salgan más pseudo-arrancars wannabe por el camino esta vez...

El abrazo de la joven pilló desprevenido a Ren, pero enseguida lo aceptó como a regañadientes- Disfruta del día Yuka-chan, que no siempre te mandarán trabajos tan fáciles -su mano insistió en revolverle ligeramente el pelo, pero enseguida se detuvo para dirigirle una larga mirada.

Si alguna vez vuelves a encontrarte con un arrancar, huye lo más rápido que puedas -le pidió- Yo confío en tu palabra, así que no hace falta que hagas ninguna locura para demostrar a los de arriba que tenías razón ¿vale? -parecía que realmente le preocupaba esa posibilidad, aunque se esforzaba al máximo en mantener su expresión de alegre indiferencia.

Y no te olvides de pasar por la cocina del cuartel, que necesitarás algo para el mediodía -añadió de pronto, en un tono completamente distinto al anterior.

Esbozo una sonrisilla traviesa e infantil ante la reacción de Ren-sama, en el fondo me quiere, se preocupa por mí y todo! Agito la cabeza afirmativamente ante su recomendación si me encuentro de nuevo uno de sos bichos horribles.

-Sí, no te preocupes, me portaré bien, abrir puertas, cerrar puertas y volver. Nada más. Palabra de shinigami!- alzo la mano, en pose de promesa solemne. Es sólo abrir y cerrar una senkaimon, no puede entrañar demasiado peligro que digamos no? Y tengo las claves para ello...

Giro ligeramente mi cabeza para mirar a Yue, me sigue sorprendiendo su gran capacidad para mantenerse dormido en cualquier situación y con cualquier ruido al lado. "He de dejarle con todo listo, comida y demás, para que no salga solo por el Seireitei y la lie tontamente", decido mentalmente.

-En seguida me pongo a ello. Comida y salir para allá. A las 4. Entendido!- suelto a Ren-sama del todo, que parece incómodo con tanto abrazo, y por eso justamente lo hacía, me encanta la cara de desmontado que pone siempre. Pero es que es de los pocos que se ha portado bien conmigo y con Yue, que ya es mucho decir.

Con una última sonrisa, Aizawa se despidió de la joven y salió de su habitación a paso sosegado. Yukari tenía trabajo que hacer, así que se apresuró a ir a una cocina que se encontraba casi desierta: según le dijeron, varios miembros del escuadrón estaban ocupados abriendo el portal al mundo humano, por lo que pudo agenciarse comida más que de sobra para el viaje y para su hermano pequeño.

Después de volver a la habitación y dejarle a Yue -que todavía dormía- un pequeño paquete con bolas de arroz y una nota plagada de instrucciones, la muchacha se puso en camino con rapidez. Las empedradas calles del Seireitei pronto quedaron muy atrás, y Hideyoshi apretó el paso para permanecer el menor tiempo posible en el distrito uno. Después de todo no sería difícil encontrarse con alguno de sus antiguos vecinos, y aquello no era algo que estuviese deseando.

Pasó toda la mañana sin descanso antes de que las escarpadas montañas del siete se mostraran ante sus ojos, y aún tardó varias horas más en reconocer la entrada al Valle. Tras atravesar el último bosquecillo, pudo ver con claridad como dos grupos de shinigamis se habían encontrado a apenas un kilómetro de su posición, justo en el lugar en el que se suponía que se reuniría con los de la novena. De entre los que parecía que habían llegado primero salió un corpulento guerrero para hablar con los recién llegados, pero Yukari estaba demasiado lejos para oír lo que decían.

Despedí con un saludo respetuoso a Ren-sama y me dirigí a las cocinas, en primer lugar. Tras recoger suficiente comida para dos bien alimentados, repartí la comida, dejándole a mi hermano Yue más que de sobras para que pasara el día e incluso más. Está en edad de crecer... Como seguía durmiendo el sueño de los inocentes, le escribí una nota donde le expliqué brevemente que salía de misión, que era rutinaria y que estaría de vuelta mañana como mucho, que se ocupara de lavar la ropa y no se alejara del edificio donde vivimos. Dejé la nota en la mesita, al lado de la comida para él y le dí un beso en el pelo. Yue se removió ligeramente pero ni se inmutó. Le tapé con una mantita y me marché, llevándome mi ración de comida, la venda y mi Nagi, como una buena y cumplidora shinigami, dispuesta a acometer un nuevo objetivo. Me cubrí la cabeza con el paño de color negro que me hace de capucha, como siempre y salí corriendo como si me llevara el viento.

Crucé lo más rápido posible mi antiguo hogar, no quiero que nadie me vea, nadie del viejo Distrito que pueda reconocerme e intentar tirarme verduras a la cabeza o algo peor.

En cuanto dejo atrás el 1 y los subsiguientes, aflojo la marcha y voy más relajada, tengo tiempo de sobras. Llego sonriente al punto de encuentro. Veo a poca distancia a un grupo, imagino que deben ser los novatos de la novena, que están esperando. Me rugen las tripas, tengo haaaambreeee. Veo al tipo grandote, "debe de ser quien está al mando...". No sé que les estará diciendo, pero seguro que deben ser las normas del entrenamiento o algo así, es un clásico. Me acerco silenciosa como una sombrita, por detrás de los novatos, poniendo cara de espectro hambriento. Quiero comeeeerrrr....

-Hola- digo con una vocecilla apagada y ululante y poniendo una cara que da miedo, medio tapada por la pseudo-capucha de tela oscura.