Partida Rol por web

El hallazgo del nombre del castillo y el hecho de que se lo relacione con asentamientos celtas te dice algo. Has leido sobre ello, algo relacionado con un lugar maldito. Leyendas y cuentos oscuros.

El tener la bilioteca de La Sorbona al acceso de la puntas de tus dedos, hace que tengas seguridad de que podrás encontrar todos los detalles pertinentes.

Eso es, creo que deberíamos buscar algún libro de imágenes celtas y también ver qué encontramos sobre el castillo y el lugar. 

De repente me percato de la bibliotecaría que me mira y le agradezco con una sonrisa. Vuelvo a mis pensamientos, símbolos celtas, ahí encontraremos algo? 

No se preocupe Charles, no es una competencia, lo importanque aquí es que todos podamos descubrir lo que sea, entender qué fue lo que pasó. 

Sentado impaciente oía sin comprender lo que la doctora hablaba con el sujeto aquél, intentaba mantenerme sereno pero era imposible por lo que, de tanto en tanto empezaba a mover una pierna aunque tenía que obligarme a parar.

Mi queridísima doctora, podría preguntarle si en sus largos años de experiencia ha visto algo similar a nuestros tatuajes – le comenté a la joven y hermosa mujer con un susurro, olvidando por completo que aquél hombre no nos entendía o al menos eso parecía. El tiempo, el maldito tiempo jugaba en nuestra contra y no quería perderlo aquí  si aquél hombre no sabía nada de utilidad.  

-Disculpe, señor. ¿Quisiera preguntarle si ud a realizado estos tatuajes a los soldados o si conoce al artista implicado? - el too de mi voz era amable e intentaba obtener alguna información al respecto. 

Mientras esperaba la respuesta les dedicaba una mirada a Johan y luego a Rob por si se les ocurría algo para preguntar o decir. Me manejaba bastante bien con el idioma pero me sentía algo incómoda obrando como traductora. Por suerte el joven soldado sugiere una pregunta, lo cual me hace suspirar aliviada. -Además quisiera saber si alguna vez ha visto estos dibujos, si los conoce de algún lado. - al preguntar me acerco a Johan y le pido permiso para mostrar su tatuaje. 

Con insistencia intenté quitar de mi mente pensamientos poco decorosos o ajenos a lo que aquí nos traía, pero sin duda la abstinencia alcohólica comenzaba a pasarme factura – ahora no, has prometido comportante, se lo debes a tu padre – me reprendía mentalmente mientras oía a la joven enfermera trasmitir lo que suponía eran preguntas.

Sonreí cuando me miró y al ver que quería que enseñase el tatuaje lo hice sin demora, no era algo que quisiera ir enseñando por ahí pero para eso habíamos venido.

¿Podríais preguntarle también si ha visto muchos soldados compatriotas nuestros, por aquí últimamente? – no sabía si esto sería importante o no, pero si habían pasado mas como nosotros, quizás pudiésemos encontrar alguna respuesta.

El artista aparenta estar demasiado alegre debido al alcohol y la evidente tonada extranjera de la doctora parece confundirlo. La charla avanza a los trompicones, pues cada vez que Marjorie pronuncia una frase, el sañor D'agre sacude la cabeza en señal de que no ha entendido y le pide que lo repita de nuevo.

El tópico tampoco parece llamar su atención demasiado, pues parece más interesado en la presencia de la joven doctora que en mirarle el hombro a Johan. Finalmente, tras varios intentos y negativas, ya que el bohemio insistía demasiado en hacer que la doctora comparta su buen vino francés, el hombre acepta con un bufido, coreado por las estruendosas risas de sus compañeros de copas.

Al posar sus ojos sobre el tatuado hombro del joven Bruce, su expresión cambia a desagrado, como si se sintiese insultado. Tras finalizar el vaso en su mano, comienza a proferir críticas sobre el tatuaje, habla demasiado rápido para que la traductora pudiese entender exactamente que dice, pero el concepto lo comprende. Básicamente los acusa de ignorantes, trayéndole algo horrible, que no es arte y no posee el alama y la poesía de un verdadero artista. Evidentemente, lo siente como una afrenta a sus capacidades.
Cuando por fin finaliza con la rabieta gracias a otro de los muchachos que le ofrece más alcohol, indica que no sabe quien pudo hacer y no conoce un artista tan desalmado en todo París.

Cuando le hacen la pregunta sobre si ha visto otros soldados como ellos, todo el grupo se lanza a las carcajadas y les dicen que toda la ciudad está llena de americanos.

Si bien no te es posible entender una palabra de lo que Sylvain les dice, su perfil de artista bohemio lo conocés demasiado bien. Verdaderamente se siente insultado por lo que le han preguntado, su estado etílico le impide mentir. Les está diciendo la verdad y no tiene otras intenciones que no sean ligar con la doctora.

30 de julio de 1918 17:00 hs, Montmartre, París

La charla con monsieur D'agre los ha dejado como empezaron. La lentitud para hablar y comunicarse, además del desinterés del mismo ha hecho que la estancia en el bar sea eterna y cansadora.

Casi dos horas después, se encuentras de nuevo con la incognita de dónde iran. Tienen una hora más antes de tener que emprender el camino de vuelta al punto de encuentro.

Tras el nuevo hallazgo, Charles y Virginia se reparten la nueva tarea: ella se encargaría de buscar datos sobre el castillo de Tournoir y él recopilar libros con simbología celta.

Fue increíble la velocidad con que la joven francesa encontró varios libros y manuscritos que hablaban del tema. Sin embargo, debido al uso de un fracés un tanto arcaico, tuvo que acudir a la señorita Merle por ayuda.
La bibliotecaria fue rauda en buscar un diccionario apropiado para clarificar los términos.

Por un lado, varios manuscritos del siglo VIII hacen referencia a un extraño templo en la zona de Seizzasons, específicamente en el terreno dónde se encuentra el castillo. En ellos la zona aparece denominada como "Trunoir", que tiene el significado de "hoyo o agujero negro".

En un antiguo y desgastado libro que recopila leyendas populares, se hace una breve alusión al lugar como un paraje maldito. Esta mención está presente en numerosas de las mencionadas leyendas.

Sin embargo, la información más jugosa se encuentra en un libro de historia local. En este libro se hace referencia al linaje desaparecido de los Condes de Tournoir. Esta familia habitó el castillo, gobernando las tierras circundantes hasta el año 1592. En aquella fecha, el último descendiente de la familia, Pierre Streé de Tournoir, fue acusado de brujería y quemado ante las mismas puertas de su castillo. La acusación era remarcable en un aspecto: había atraido a toda una compañía de soldados del rey hasta su castillo, dónde los había torturado y asesinado.

Con aquella información a mano, la búsqueda de símbolos de Brick quedó en la nada, pues la verdad es que no había nada sobre los celtas que tuviese que ver con el tatuaje de su hombro. Y siendo sinceros, el soldado no sabía realmente como manejarse en una biblioteca como esa y menos leer aquellos libros en la lengua franca.

El reloj de la biblioteca marca las 16:33 hs

- Bueno, está visto que no sólo no lo conoce si no que además no le gusta - murmuró mientras salían.

Consultó su reloj y miró a su alrededor buscando otro local.

- Deberíamos agotar el tiempo antes de volver. Puede que simplemente hayamos tenido mala suerte. Probemos en más sitios - propuso.

-Muy frustrante todo esto. - comento a los hombres que me acompañaban. Asiento a las palabras de Rob mientras le tomo del brazo y comienzo a caminar con intenciones de aprovechar el tiempo que nos quedaba por delante.

-Tiene que haber mas tatuadores por aquí. ¿Uds que piensan? - pregunto en general encontrando la forma de ver que se podía hacer con la poca información que teníamos en mano. 

Desvío la mirada unos minutos de mi pila de libros y lo veo a mi compañero un tanto desalentado. 

Aquí creo que deberíamos centrar la búsqueda (digo mirando y señalando con mi dedo lo que voy leyendo), si en los libros de imágenes celtas no hay nada, en realidad es muy general y ahora tampoco creo que tenga algo que ver. Mire (mientras le alcanzo el libro a Charles aunque sé que nada podrá leer). Mmmm, quizá hay imágenes sobre esta familia? Tournoir. Al parecer, la única pista que podemos seguir es la de este castillo en cuestión. 

Usted qué piensa? alguna otra idea? Siento que todo tiene que desembocar en ese dibujo que todos ustedes tienen, saber qué es al menos para luego saber por qué lo tienen. Ni hablar de quién se los hizo, eso será más adelante. 

No veía más que letras y letras. Si cuando se alistó en el ejército le hubieran dicho que iba pasar todo un día investigando signos celtas antiguos se hubiera reído. Ahora mismo no le hacía gracia. Mantuvo la expresión arrastrada, perruna, de Bulldog francés, mientras la señorita Floret le hablaba. Era una suerte contar con ella. Brick no temía enfrentarse a varios hombres en una pelea desigual pero aquella búsqueda le estaba resultando agotadora.
—Tournoir, ¿Por qué no? La tierra cuenta su propia historia. Unos soldados medievales murieron allí, torturados. Nosotros somos soldados y allí nos ha pasado algo. Así que ¿Por qué no? Solo será una casualidad, desde luego, pero...merece la pena investigarlo.

De nada nos había servido el primer intento de saber algo sobre el tatuaje o quien lo había creado, el hombre en cuestión parecía incluso ofendido por la pregunta y aquello era exasperante. Carecíamos de tiempo para seguir dando vueltas y mas teniendo en cuenta que se nos acusaba de deserción.

No tenemos mas remedio, no podemos volver con las manos vacías. Tenemos muy pocas oportunidades para conseguir información con esta libertad – comenté notoriamente frustrado. Seguí dos pasos por detrás a la doctora y a Rob mirando todo lo que había a mi alrededor, algo que me ayudase a saber dónde debíamos preguntar o a quién, 

Me levanto de mi silla llevada por un impulso y me dirijo a la bibliotecaria quien me observa a medida que me acerco; 

Hola nuevamente, disculpe la moleste pero este libro de historia local me ha llamado mucho la atención sobre todo el castillo del que aquí se habla, quizás habrá más información disponible sobre esto? usted sabe si se hacen visitas al lugar? Tengo amigos quienes quieren recorrer un poco los lugares cercanos a la ciudad. 

No habiendo otro lugar mejor que Montmatre, el grupo se dedica a utilizar la última hora disponible para buscar algún otro tatuador con quién hablar.

Otra vez, Marjorie lidera la investigación, preguntando aquí y allá. El avance es ciertamente costoso, muchos lugareños parecen retraerse en cuanto la escuchan expresarse con su obvio acento yanki; sin embargo cada tanto, existen personas amables que responden con buena cara y le indican alguna dirección.

Llegan a un pequeño apartamento, una construcción que parece caerse a pedazos, dónde se encuentran a Maurice Tillard, tatuador y carpintero. La persona está entrada en años y los recibe parcamente pero sin animosidad. La visión del tatuaje no le llama la atención e indica que es muy antiestético. Agrega que si alguien quisiera tatuarse eso con él, le recomendaría buscar otra opción, pero si insistiesen lo haría por un buen dinero. Consulta curioso como es que tienen en el hombro algo que no saben quien lo tatuó.

Sin encontrar nada concreto, siguen hacia una dirección proporcionada por el mismo Maurice, y hablan con el dueño de un bar-restaurant, el cual se dedica tambien a tatuar a muchos de sus clientes y exponer sus diseños personales en su local comercial. El lugar cuenta con dibujos muy bonitos que nada tienen que ver con el dibujo buscado. El tatuador en cuestión, conocido como Jean Mondamme, los recibe amablemente, y con la misma amabilidad les indica que no ha visto nunca algo parecido a aquello. Tampoco conoce otros tatuadores por la zona que no sea Maurice.

El reloj marca las 18:00 hs, es tiempo de volver al punto de reunión pactado.

La bibliotecaria se acercó a la mesa dónde Virginia leia los diferentes escritos. La miró a ella un momento, sin decir palabra y luego ojeó rápidamente los libros.

- No sabría decirle, señorita Floret - pasó lentamente una de las páginas - Para más información sobre el castillo en particular, lo más conveniente sería hablar con lugareños de Seizzasons, imagino... - 
Tomó el libro de cuentos y leyendas populares, colocando su índice sobre la página abierta - Esta recopilación es exahustiva, aunque no es nada nuevo, como podrá apreciar, pero tiene mucho contenido interesante. Imagino que allí podrán contarle versiones más coloridas -

Dejó los libros de lado y levantó la vista de nuevo hacia ella - Todo esto, claro, sin tener en cuenta que nos encontramos en medio de una horrible guerra - su expresión era claramente de tristeza - y esa pequeña villa, otrora alegre, es parte de la zona de trincheras -

- No soy experta en la situación actual, pero creo que no habrá visitas guiadas ni nada similar en nuestra querida nación por mucho tiempo... cada día trae solamente más muerte y destrucción, espero que los alemanes se rindan -

Tras haber dado muchas vueltas buscando los tatuadores de la zona me planteo la idea de abandonar por hoy la investigación. - Señores, sería conveniente ir al bar en donde quedamos con el resto y luego a un hotel para tener un merecido descanso. No quisiera que tuvieran una recaída por la vorágine del día. -  me preocupaba su salud y por lo tanto velaría por ella. 

Encaminándome hacia una de las calles más conocidas de Paris, me dirijo hacia el punto de encuentro, la calidez del mismo, las noticias del resto y cenar algo caliente nos ayudará a pensar mejor sobre los pasos a seguir. 

Rob se encontraba exhausto después de caminar tantas horas. Estaba visto que aquello de recomendar reposo era un acierto por parte de los médicos puesto que ahora era lo que necesitaba.

- Como usted ordene doctora - respondió mientras pensaba en una ducha caliente y en una cama con sábanas limpias. - Espero que los demás hayan tenido más éxito que nosotros.

Me sentía frustrado por no haber sacado nada en limpio, era imprescindible obtener información pero no teníamos nada, absolutamente nada. Volveríamos igual que como salimos, con las manos vacías.

Como usted diga – respondí a la doctora y seguí sus pasos y los de Rob cabizbajo, andando unos pasos tras ellos con las manos metidas en los bolsillos y un deseo casi irrefrenable de meterme una buena copa de alcohol.