Partida Rol por web

Tú misión había sido un exito: convencer al señor del valle de la daga, Randall Alba, de suministrar recursos y alguna propiedad cerca de cataratas de la daga para construir una pequeña capilla a Chauntea.
Bistro seguro se pondrá contento por la noticia, sin embargo no hay que cantar victoria aún. Los clérigos de Lazhander tienen mucho poder en la villa y seguro pondrán alguna objeción a los planes del mediano; pero eso es problema de él, tu misión había sido cumplida a cabalidad y ahora estabas libre; ya habías pagado un gorrión para entregar el mensaje a tu mentor.

Ahora era el momento de celebrar, aunque fuera solo. Alguna gente de las cataratas de la daga te conocían, pero no quería decir que te quisieran ni mucho menos, tu cara les recordaba un pasado no muy lejano, cuando los Zhents ocupaban el Valle y los orcos eran quienes venian a vacacionar desde el este.

Caía la noche y llovía a cántaros, como si el propio Talos hubiera descargado su furia sobre esa pequeña región, los rayos caían entre las nubes e iluminaban el cielo en un cegador resplandor. Decides ir a la bastante modesta posada de 'Los brazos del Vado', ubicada fuera de las murallas y fuera de las miradas inquisidoras, allí iban a beber la escoria de la ciudad y alguno que otro campesino con poco dinero en la mano y muchas ganas de beber lo que fuera.

El salón principal estaba pobremente iluminado por antorchas a punto de extinguirse, pero era cálido y justo lo que necesitabas, pasar la noche y beber algún sorbo de algo fuerte. No había mucha gente en el lugar, pero los pocos que habían se mostraban siniestros y de poca confianza, aunque seguro ellos te miraban igual.

Una mujer-demonio o Tiefling (Abrahel Isthar) estaba sentada junto a un humano que cargaba un enorme escudo de madera. Ambos portaban estandartes del Dios de la obediencia Torm, así que a menos que se estuvieran disfrazando, no son delincuentes; todo lo contrario! Además, a ellos ya los habías visto antes ese día: Estaban en el palacio real, pidiendo audiencia con el Señor Randal Alba mientras tú hacías lo mismo. El hombre se levantó de la silla y le dijo algo a la mujer, acto seguido se retiró pasando por tu lado y lanzándote una mirada arrogante, propio de los petulantes paladines de Helm. La Tiefling aún permanecía sentada.
En la barra se encontraba un Enano de mirada perdida (Klain Robleoro) y vestido con ropas arapientas y desgastadas por el uso, su barba en mal estado y sucia y una capa que le cubría las armas que portaba; nadie se le sentaba al lado, signo de que era muy peligroso o muy oloroso.
Un Elfo (Beleg Cúthalion) con un Arco a la espalda bebía con algunos lugareños, soltando algunas risas.
Pero la mesa que mas te impactó fue donde se sentaban una mediana (Ladfiena Correstepa) que parecía no callar nunca y un Drow (Fewyhn Drazth), uno de esos Elfos oscuros que tanto han azotado tu lugar de origen. Un escalofrío recorrió tú espalda y erizó tu piel. Viéndo con unos segundos más detenidamente, no se trataba de un Drow puro: Sus orejas eran más achatadas y su piel no era tan oscura, tenía ciertos rasgos humanos. Sin duda era un mestizo, nacido entre un Humano y un Drow ¡Pero que aberración!. Un sentimiento de pesar ajena invadió tu noble corazón.

¿Te acercarás a los paladines para averiguar nuevas? ¿o al Extraño Enano Solitario por curiosidad? ¿Quizá al Drow y la Mediana por espanto, intriga o misericordia? o ¿Al Elfo Montaraz que bebe con algunos lugareños para integrarte?.... Es tu turno.

Abrahel:

Ya habías cumplido tu misión, entregar un mensaje escrito con puño y letra del mismisimo Decimus Faren, dirigida al paladín de más alto rango en la Iglesia de Torm del Valle: Marcus Ladmes.

El viaje fue largo y escabroso, pero al fin las murallas se habían postrado ante tí cuando el sol se encontraba en lo más alto del cielo. Inmediatamente ubicaste a Marcus, leyó el mensaje y sin pronunciar palabra alguna se dirigió al palacio real y pidió cita con el Lord del Valle, el señor Randall Alba.
Esperaste afuera mientras largamente hablaron y solo te acompañó la curiosidad de saber que rayos hacía un semiorco pidiendo otra audiencia con el señor del Valle, no dijiste nada y esperaste.

Eras de un rango muy bajo como para saber los planes y las cuestiones de mayor jerarquía, eso lo entendías y por eso no te atreviste a preguntar, pero el rostro de tu Marcus reflejaba preocupación.

La noche cayó Ahora llovía a cántaros, como si el propio Talos hubiera descargado su furia sobre esa pequeña región, los rayos caían entre las nubes e iluminaban el cielo en un cegador resplandor. Juntos deciden ir a la bastante modesta posada de 'Los brazos del Vado', ubicada fuera de las murallas y fuera de las miradas curiosas, allí iban a beber la escoria de la ciudad y alguno que otro campesino con poco dinero en la mano y muchas ganas de beber lo que fuera.

-Has hecho un muy buen trabajo trayéndome este mensaje! -Dice en un tono seco y sin un ápice de humor.

Invita una cerveza y pregunta sobre nuevas del sur, y sobre el buen Decimus Faren, a quién le guarda un cariño especial; cuando la charla ha concluido, paga al tabernero y se despide.

-Mi lady Abrahel, es todo un placer tenerte en esta región, en tus ojos veo bondad y ganas de resarcir lo que tus antepasados le han hecho al mundo, que la mano de Helm se pose siempre en tu hombro y te guie el mejor camino!. 

Se levanta de la mesa, hace una reverencia -Eres libre de ayudar a la gente o a hacer lo que te plazca, te avisaré cuando te necesite para alguna empresa! - Y se marcha.

Ahora que estabas sola, caías en cuenta del lugar donde te encontrabas:

El salón principal estaba pobremente iluminado por antorchas a punto de extinguirse, pero era cálido y justo lo que necesitabas, pasar la noche y beber algún sorbo de algo fuerte después del viaje. No había mucha gente en el lugar, pero los pocos que habían se mostraban siniestros y de poca confianza, aunque seguro ellos te miraban igual.

En la barra se encontraba un Enano de mirada perdida (Klain Robleoro) y vestido con ropas arapientas y desgastadas por el uso, su barba en mal estado y sucia y una capa que le cubría las armas que portaba; nadie se le sentaba al lado, signo de que era muy peligroso o muy oloroso.
Un Elfo (Beleg Cúthalion) con un Arco a la espalda bebía con algunos lugareños, soltando algunas risas.
Pero la mesa que mas te impacta fue donde se sentaban una mediana (Ladfiena Correstepa) que parecía no callar nunca y un Drow (Fewyhn Drazth). Un escalofrío recorrió tú espalda y erizó tu piel. Viéndo con unos segundos más detenidamente, no se trataba de un Drow puro: Sus orejas eran más achatadas y su piel no era tan oscura, tenía ciertos rasgos humanos. Sin duda era un mestizo, nacido entre un Humano y un Drow ¡Pero que aberración!. Un sentimiento de pesar ajena invade tu noble corazón.

Finalmente, por la puerta aparece el mismo semiorco que habías visto antes en el palacio real (Códice), bastante corpulento y con mirada algo contrariada, pero a la vez algo emocionada, permanecía parado mientras pensaba dónde sentarse.

Habían ya pasado varias Dekhanas desde aquel encuentro fortuito en los bosques, producto de la voluntad caprichosa de los dioses. Desde entonces, la sorpresa se había convertido en una estrecha amistad, admiración por parte y parte por estas y aquellas razones.

Hasta ahora la oportunidad de ser héroes no se había presentado aún, el origen oscuro del Drow los obligaba a viajar siempre fuera de los caminos y lejos de las interacciones sociales, quizá por miedo, quizá por precaución.... o quizá por ambas.
Pero Ladfiena había escuchado de un lugar donde la voluntad de ayudar a erradicar monstruos y amenazas sobrepasaban el aspecto físico de las personas, era la oportunidad perfecta para que Fewyhn se incorporara a la sociedad y además, la mediana podría encontrar la oportunidad perfecta para convertirse en esa heroína de la que todos los bardos hablarán en sus canciones y baladas.

El viaje los había llevado a Cátaratas de la Daga, la villa más grande del Valle, pero la noche había caído y no era prudente ingresar dentro de las murallas dadas las condiciones de apariencia del Drow. Llovía a cántaros, como si el propio Talos hubiera descargado su furia sobre esa pequeña región, los rayos caían entre las nubes e iluminaban el cielo en un cegador resplandor. Se dirigen a la bastante modesta posada de 'Los brazos del Vado', ubicada fuera de las murallas y fuera de las miradas inquisidoras, allí iban a beber la escoria de la ciudad y alguno que otro campesino con poco dinero en la mano y muchas ganas de beber lo que fuera.

El salón principal estaba pobremente iluminado por antorchas a punto de extinguirse, pero era cálido y justo lo que necesitabas, pasar la noche y beber algún sorbo de algo fuerte. No había mucha gente en el lugar, pero los pocos que habían se mostraban siniestros y de poca confianza, aunque seguro ellos te miraban igual.

Una mujer-demonio o Tiefling (Abrahel Isthar) estaba sentada junto a un humano que cargaba un enorme escudo de madera. Ambos portaban estandartes del Dios de la obediencia Torm, así que a menos que se estuvieran disfrazando, no son delincuentes; todo lo contrario!. El hombre se levantó de la silla y le dijo algo a la mujer, acto seguido se retiró y salió de la posada con gesto arrogante.
En la barra se encontraba un Enano de mirada perdida (Klain Robleoro) y vestido con ropas arapientas y desgastadas por el uso, su barba en mal estado y sucia y una capa que le cubría las armas que portaba; nadie se le sentaba al lado, signo de que era muy peligroso o muy oloroso.
Un Elfo (Beleg Cúthalion) con un Arco a la espalda bebía con algunos lugareños, soltando algunas risas, era inocultable la mirada que lanzó a Fewyhn apenas entró.

Toman asiento en una de las mesas, donde piden algunas bebidas y empiezan a hablar (o al menos la mediana empieza a hablar interminablemente) sobre hechos pasados y expectativas futuras.

Finalmente, por la puerta aparece un corpulento semiorco (Códice), bastante corpulento y con mirada algo contrariada, pero a la vez algo emocionada, permanecía parado mientras pensaba dónde sentarse.

¿Te acercarás a los paladines para averiguar nuevas? ¿o al Extraño Enano Solitario por curiosidad? ¿Quizá ainviten a sentarse al Mestizo? o ¿maldecirán e iniciarán una riña contra el Elfo que juzga con la mirada?.... Es tu turno.

La tierra de los valles era tu hogar, y los recorrías a menudo yendo de un lado a otro y codeándote con los lugareños, traías y llevabas noticias de aquí a allá, y definitivamente el valle de la daga era el que ocupaba un espacio en tu corazón. Luchaste junto al señor Randal Alba contra los Zhents, utilizando siempre tácticas de guerrilla, y esconderte y ser paciente era tu especialidad, después de todo, a tí se referian como cazador.

Tras varios días de viaje, decides dirigirte a tu lugar favorito dentro del valle de la daga, una posada llamada 'los Brazos del vado', afuera de las murallas de la villa.
El salón principal estaba pobremente iluminado por antorchas a punto de extinguirse, pero era cálido y justo lo que necesitabas, pasar la noche y beber algún sorbo de algo fuerte. No había mucha gente en el lugar, pero los pocos que habían se mostraban siniestros y de poca confianza, aunque seguro ellos te miraban igual.

Una mujer-demonio o Tiefling (Abrahel Isthar) estaba sentada junto a un humano que cargaba un enorme escudo de madera. Ambos portaban estandartes del Dios de la obediencia Torm, así que a menos que se estuvieran disfrazando, no son delincuentes; todo lo contrario!. El hombre se levantó de la silla y le dijo algo a la mujer, acto seguido se retiró y salió de la posada con gesto arrogante.
En la barra se encontraba un Enano de mirada perdida (Klain Robleoro) y vestido con ropas arapientas y desgastadas por el uso, su barba en mal estado y sucia y una capa que le cubría las armas que portaba; nadie se le sentaba al lado, signo de que era muy peligroso o muy oloroso.
Pero la mesa que mas te impactó fue donde se sentaban una mediana (Ladfiena Correstepa) que parecía no callar nunca y un Drow (Fewyhn Drazth), uno de esos Elfos oscuros que tanto han azotado los Valles. Un escalofrío recorrió tú espalda y erizó tu piel. Viéndo con unos segundos más detenidamente, no se trataba de un Drow puro: Sus orejas eran más achatadas y su piel no era tan oscura, tenía ciertos rasgos humanos. Sin duda era un mestizo, nacido entre un Humano y un Drow ¡Pero que aberración!. Aún así, no pudiste evitar lanzarle una fuerte mirada en cuanto entró.

Reías y contabas historias a un trío de lugareños que te conocían y te invitaban bebidas, cuando por la puerta aparece un corpulento semiorco (Códice), bastante corpulento y con mirada algo contrariada, pero a la vez algo emocionada, permanecía parado mientras pensaba dónde sentarse.

¿Te acercarás a los paladines para averiguar nuevas? ¿o al Extraño Enano Solitario por curiosidad? ¿Quizá inviten a sentarse al Mestizo? o ¿maldecirás e iniciarás una riña contra el Elfo Oscuro?.... Es tu turno.

Pese a que Fewyhn no quería entrar en el pueblo, la insistencia de la mediana fue demasiado grande para negarle la mayor. Una vez centros las miradas eran indiscretas, pero en sus ojos no había odio, eran más de costumbre, solían ver tipos extraños como Fewyhn. Una vez dentro de la posada un elfo lanzó una mirada asesina a Fewyhn el cual le recordó sus humildes orígenes y el odio que procesaba hacia estos. Desde que se sentaron su compañera no paró de hablar, Fewyhn con un rostro serio tuvo que interrumpirla
-Ladfiena Lotha, aquí hay mucha gente peligrossa debesz tener cuidado. Eszto no sson losz bossquesz a losz que esstamosz acosstumbradosz.¿Por qué no busscasz información? Aunque el demonio no me inspire confianza tiene un ssello ssagrado. Te aconssejo que la elijasz a ella. Yo te vigilaré desde aquí.

Fewyhn no pudo evitar ver la mirada de odio del elfo. Sin evitarlo le devolvió la mirada y no quito sus ojos de los suyos hasta que este apartase la mirada.

Ya empezaba a anochecer cuando un peculiar sacerdote de Chauntea entró empapado en la posada ("Los brazos del Vado", decía un cochambroso cartel maltratado por el viento y la lluvia). Mojado y cargado como estaba, lo primero que hizo fue pedir una habitación individual y subir a dejar sus cosas.

Cuando volvió al salón, sólo llevaba su sencillo hábito de viaje, su capa y su sombrero mojados (para secar junto a la chimenea), sus amuletos y un bordón de talla tosca con pequeñas escrituras ocupando hasta la última pulgada de su superficie. Pidió un vino ("¡El brebaje más exótico que tengáis, maese ventero!", dijo de buen humor y en un extraño tono actoral, aunque sin levantar mucho la voz) y se sentó en una mesa cerca de la chimenea, pero esquinada (quizás para no llamar la atención). A la luz de la chimenea y de las velas, el mestizo sangreorca bebió un rato, echó un solitario con una pequeña baraja que sacó de algún lugar de sus ropas y, cuando al cabo de un rato pareció cansarse del juego, se levantó y se acercó a la mesa donde estaba sentada cierta inusual paladina de Torm y su (ahora ausente) compañero.

Me costo un buen rato convencer a Fewyhn para que entrara al pueblo, siempre temía que no le aceptasen ¡Pero si es un trozo de pan! que accediera a entrar me ponía de muy buen humor, entramos a una posada mientras le contaba planes de futuro, como matar malos, vencer tiranos, hacernos heroes entonces menciono algo de un demonio ¿demonio? estaba tan ensimismada que no había prestado atención a mi aldrededor gire la cabeza hacía donde mi amigo me indicaba y allí estaba, su piel marfil lucia ligeramente granate a causa de las llamas en la chimenea, sencillamente, me cautivo es preciosa sin mediar palabra baje de la mesa y me acerque a ella y a alguien corpulento que estaba a su lado. 

Durante un rato, el hermano Códice echó unos solitarios con su baraja cormiriense, pero cuando tres veces seguidas el Gran Dragón se comió al Príncipe-Sacerdote antes de que este derrotara al Lich, el clérigo recogió la baraja con gesto disgustado y decidió no jugar más. ¡Sólo hay dragones en esta baraja!, refunfuñó mentalmente. Si fuera supersticioso, esto sería un feo augurio... Pero no era supersticioso. Volvió a echar un vistazo al salón: en la barra un grupo de parroquianos (entre los que había un sonriente elfo) departían amistosamente, lanzándole de vez en cuando miradas de desconfianza y hostilidad; un enano meditabundo bebía algo apartado de los demás. En una mesa al otro lado de la sala, estaban la mediana y el mestizo drow. Extraña pareja, volvió a pensar, sin poder evitar sentir recelo hacia el elfo. Sin nada más que hacer y con ganas de conversación, Códice se levantó, cogió su vino y se acercó hacia la única persona de toda la sala con la que pensaba que tendría algo de lo que charlar: la paladina de Torm.

-Buenas noches, brava señora -dijo con una sonrisa, de pie junto a la mesa de la hembra-. ¿Podrán un pobre siervo de Chauntea y una honorable paladina de Torm hacerse mutua compañía y compartir pan y vino esta noche en este país de orgullosos lathanderitas?

Al hablar confirmó la impresión de antes: su tono entre doctoral y juglaresco sonaba como mínimo raro en aquel ambiente tabernario, pero más aún en un hijo-de-orco de voz ruda como él. Pero también sonaba sincero: su tono era humilde y su sonrisa, amable. Quizás iba a decir algo más, pero en ese momento apareció la mediana.

Cuando me acerco a los integrantes de la mesa puedo ver los cuernos de la chica y sus ojos, unos ojos preciosos, mi curiosidad no puede más y estallo en preguntas ¿eres una demonio? siento la emoción de estar conociendo a alguien como en las historias de Gwroëw ¿eres malvada? Fewyhn dice que tienes un sello sagrado ¿puedo verlo? ¿como puedo tener una piel como la tuya? es muy bonita miro entusiasmada a ver si puedo ver ese sello ¿tendra muchos colores? ¿brillara? entonces mis ojos se desvían un momento y veo a su acompañante, no se parece a nadie que haya conocido antes ¿tú también eres un demonio y tienes un sello sagrado? me muevo impaciente esperando ver las maravillas de estos dos demonios y sus sellos sagrados.

La sarta de preguntas de la mediana interrumpieron la línea de pensamiento del hermano Códice, que miró hacia abajo sorprendido, pero no alteraron su buen humor. Se giró y se agachó un poco para que su gran tripa no le impidiera ver bien a la criatura origen de tantas cuestiones.

-Es un error muy común, pequeña señora -contestó Códice. Su vozarrón, grave y ronco pero perfectamente modulado reverberaba en el cráneo de los que le escuchaban incluso después de que se callara, normalmente activando cierto instinto primitivo de "alerta, monstruos" en quien lo escuchaba-. En realidad, soy una inusual mezcla de sangre orca y humana. -Inclinó la cabeza y se señaló la frente.- ¿Veis? ¡No hay cuernos! Estos colmillos son parte de mi herencia paterna. -Luego agarró en un bestial puño sus pintorescos colgantes y se los enseñó a la mediana, con mucho cuidado de no ponerlos a su alcance.- Y no tengo uno, ¡sino muchos sellos sagrados!

El orco rió, provocando que ese instinto primario pasara de "Defcon 3" a "Defcon 2" inquietantemente rápido.

-¿Cómo os llamáis, si se me permite preguntarlo? -preguntó incorporándose de nuevo.

¡Me ha llamado señora! me hincho de orgullo al oirlo ¿mezcla de sangre orca y humana? ¿le habria pasado peleando con orcos? me imagine luchando con un orco y al matarlo un poco de sangre se mezclaba con la mía, inmediatamente mi cara cambiaba, la nariz se hinchaba, los dientes me crecían, una mueca de desagrado aparece en mi cara y desaparece tan pronto como pienso que a lo mejor a los medianos no nos afecta la sangre orca, pobre hombre, seguro que Senoa podía curarlo, Senoa conocía remedios a muchas cosas, el hombre saca un montón de colgantes de muchas formas creo reconocer algunas, tienen colores y son bonitos pero un poco decepcionantes.

Me llamo Ladfiena Correestepa digo haciendo una reverencia futura heroe y paladin, al menos cuando consiga una armadura, Gwroëw dice que los paladines llevan armadura, ese es mi amigo Fewyhn es un drow pero uno bueno señalo a mi amigo en su mesa aunque nadie se lo cree nunca digo apenada.

Puedes ver como la mediana empieza a hablar con la demonio y el orco, el orco se acerca a la mediana y le enseña algo que no alcanzas a ver, vuelve a su posición y al poco la mediana te señala y el orco se gira mirandote un momento mientras siguen conversando

Normal, pensó Códice tras echar una breve ojeada al tal Fewyhn.

-Un placer, señorita Correestepa -contestó amablemente.

Luego echó un segundo vistazo a la mediodemonia para ver cuál era su reacción a toda esta escena.

El clérigo semiorco y la mediana han entablado conversación después de acercarse ambos a la mesa de la tiefling para hablar con ella. Ésta, por cierto, aún no ha dicho esta boca es mía, y observa en silencio.