Partida Rol por web

Fewyhn suspiró mientrás se acercaba al semiorco, Lo que hago por ti, Eilistrae se decía a sí mismo. Dio una última mirada a Ladfiena y se puso a hablar.
Fewyhn Drazth dijo con una reverencia con la mano. Sus ojos se clavaban en el semiorco. Su apariencia le detestaba, ¿sus padres serían también así de feos? Si su padre Delyl hubiese engendrado tal criatura lo hubiese arrojado desde la ventana para no volver a contemplar tal criatura. Otro suspiro de resentimiento salió de Fewyhn y esta vez bajó la voz para que Ladfiena no lo escuchara

De reojo miró a Ladfiena y dijo Perdone, la actitud de mi compañera... Debe medir masss ssssusss... Palabrass. Yo también le essscuché essso de que sssu primo era aquel orco que huía Fewyhn se quitó el pelo de la cara y se intentó explicar mejor No me mal entienda, lleva un ssímbolo ssagradro y le vi sssacar a esssa gente. Ademass de sssu ayuda a aquellosss pueblerinoss... Pero bueno, mi Lothar refiriéndose a su compañera Ladfiena fue elegida por mi dama Eilistrae para guiarme. Szu corazón essssss...Puro y Ssagrado. Por ello interprete que ess sssu primo y que le persssigue por que él esss malo y ussted no. Entiéndame... esssa pequeña esss muy cabezota... Y no dejaré que nada malo le passe.Una mirada fugaz se depositó en la demonio y en el elfo que estaban entorno al enano Al menos hassta ssaber donde quiere llevarme Eilistrae dijo para casi sí mismo. Volvió a mirar a ambos con el rostro serio y la boca como un piñón, tensa. Parecía que hubiesen escuchado la conversación, Fewyhn había sido descuidado, no sabía si intencionadamente por pura diversión, pero una sonrisa malévola se dibujaba en su boca. Sus ojos se clavaron en el elfo a quien se acercaba.
Dime elfo, Beleg. ¿Sabes rastrear huellas?

La tiflin sintió la mano del semiorco sobre su hombro y como sanaba parte de sus heridas. _Gracias, hermano Códice, sois muy gentil, pero mi fuerza se la debo a mi Leal Señor, el guía mi brazo y mi espíritu en la lucha contra la corrupción_ dijo sonriente a pesar de que sus colmillos de demonio sería visibles. Luego miró al enano, yaciente junto al elfo que la ayudó a estabilizarlo _¿Se pondrá bien? He hecho lo que he podido para ayudarlo incluso antes de preocuparme de mis propias cuitas.

Entonces llegó el sangre drow que tanta curiosidad despertaba en la paladina. No por su atractivo, sino por ser un mestizo cuya sangre siempre estará marcada por el mal, por mucho que uno se resista.

<<Es lo que somos... sólo podemos elegir cómo resistir el auge de nuestra herencia maligna>> pensó mientras el semidrow hablaba entre "siseos" con el clérigo. El otro elfo estaba cerca de ella, cuando se percató de la extraña expresión que el rostro de ónice les mostró. Algo se removió dentro de la tiflin al percibir aquella mueca como aversión hacia ella, algo a lo que todavía le costaba acostumbrarse, pero no juzgaba a la gente por ello. Frunció el ceño mientras escuchaba las palabras del semidrow, pero no hizo ningún ademán de intervenir.

Escucho a Fewyhn hablar, es cierto, me contó que su familia eran malvados pero Fewyhn es bueno, así que es posible que el mezclado también lo sea, además lo que había dicho era cierto, el mezclado había entrado en la casa con ella a rescatar a los que estaban atrapados, se dejo llevar por su amigo, estaba cansada y todo el cuerpo le recordaba el reciente combate con una molestia sorda en cada uno de sus músculos, bebió e intento no dormirse mientras descansaba.

Beleg quedó agotado, pero después de ayudar a la tiflin a curar al enano, y a pesar de sus propias heridas, se sintió mucho mejor al contemplar la respiración estable de éste. Necesitó todas sus fuerzas para cargar con él, pero entre los dos lo llevaron a la posada y, en cuanto lo hubieron acomodado, salió afuera.
Con cierta sorpresa pero agradecido, se dejó curar por el semiorco e inclinó la cabeza respetuosamente cuando éste se presentó.
- Soy Beleg Cúthalion, arquero y explorador, y agradezco la gentileza de curar mis heridas, noble Códice.
Poco después, el malentendido entre la mediana y Códice le arrancó una irrefrenable sonrisa, pero el verla levantar el arco contra el semiorco ya no le hizo tanta gracia. A punto estubo de intervenir, de no ser porque el hábil drow solucionó el asunto con mano izquierda, convenciendo a la pequeña de que ninguna relación había entre el orco que los había atacado y Códice.
La pregunta de Fewyhn lo descolocó solo un momento.
- Pues sí, semidrow- le respondió con una sonrisa lobuna, imaginando ya la presa- puedo rastrear.

Que el tal Beleg fuese un buen rastreador era desde luego una buena noticia si en algún momento iban tras el orco -¡y por supuesto que Códice estaba dispuesto a ayudar a esos valientes en la caza!-, pero también razonó, al escuchar la conversación, que quizás lo mejor en primer lugar sería hablar con las autoridades.

Con todo, lo primero era lo primero: no sin cierto reparo, el hermano Códice alargó la mano hacia el elfo oscuro que decía llamarse Fewyhn y le dio un apretón. Ha hablado de forma conciliadora y amistosa: no puedo negarle este gesto de paz.

-Maese Drazth -contestó con cierta sequedad, algo tenso y apartado del elfo, mirándole desde su ventajosa altura-: podéis asegurar a vuestra compañera que la gente buena no tiene nada que temer de mí. No soy más peligroso que una gloriosa lechuga. -Pausa.- Para la gente buena, claro.

Había una advertencia involuntaria e inconsciente en el tono de voz. Era inevitable: el odio que guardaba hacia los drow era algo general, contra toda la raza, un prejuicio (fundado), consecuencia de haber vivido toda su vida en el Valle de la Sombra, que durante milenios había estado esclavizado bajo la bota oscura de los elfos más malvados de todos los elfos. Aunque el hermano Códice era suficientemente instruído como para entender que un solo individuo no era responsable de los males de su raza, sino sólo de sus actos -algo que deseaba que la gente entendiera sobre sí mismo-, no pudo evitar las reservas.

A continuación, agachó la cabeza hacia la paladina, que le había inquirido sobre el estado del enano.

-Lady Isthar: vos y el señor Cúthalion habéis hecho un buen trabajo con nuestro barbudo aliado, he podido verlo. -Hechó un vistazo al bulto en el suelo y asintió aprobador.- Lo mejor será que él ahora descanse, ya que mi fe no es aún tan fuerte como la de algunos de mis hermanos y hermanas. -Si Bistro estuviera aquí... ¡Este enano estaría ya saltando y brincando!, pensó.- Pero incluso a través de un canal tan pobre como un servidor, la magia de la Diosa es poderosa: cuando recobre la consciencia, debería ser capaz de andar por su propio pie. Sugiero que no le levantemos, so riesgo de lastimarle. Mientras, podemos hablar con el jefe de los soldados -sugirió el clérigo señalando al hombre que parecía estar al mando-. Quizás necesiten nuestra ayuda. Quizás puedan ayudarnos a dar caza a... -Miró a la mediana, repensó sus palabras, carraspeó.- ...al nigromante.

Los ojos de Drazth se iluminaron,lanzó una sonrisa cómplice a Beleg. Miró a su alrededor, miró tiernamente a Ladfiena y dijo
Bien elfo. Esssss hora de cazarrrr! se volvió para terminar de escuchar hablar a Códice y miró nuevamente a Ladfiena... Bien, Beleg. Nossotross dossss y lothar Ladfiena vamossss de caza, losss tresss ssssomosss arquerossss. Veo que Códice sse nossss une... miró hacia la tiflin y al enano caído, hizo una pausa y continuó. Ssssupongo que algunossss essstán demassssiado cansssadosss o heridossss para continuar... pero creo que podemos sssseguir el rasssstro y volver. Ssssaber donde sssse aloja nuesssstro querido vsssasallo osssscuro. Imagino vivirá en un lugar tétrico y apagado. Bussssscaba cadáveressss y por tanto los tenía que llevar a algún lado, ssssseguramente un ssssitio donde realizar ritualesss y sssseguramente haya mássss enemigossss. Esss una missssión que requiere mucho sssssigilo...Por tanto Hermano porque no cura a losss heridosss y también de Lothar... Iremosss el elfo y yo Hizo una pausa para ver la reacción de los demás. Sabía de antemano que Ladfiena protestaría e iría con él. En parte quería esa ayuda, pero sólo quería probarla. Qué me dicess Beleg Cúthallon?

¡Códice no daba crédito a lo que oían sus orejotas bestiales! Siempre había querido conocer a auténticos héroes, pero aquello rozaba la imprudencia suicida.

-Ejem... Maese drow... -comenzó a decir en tono bajo, carraspeando para hacerse oir hasta que tuvo la atención del elfo. Las maneras discretas en su cuerpo de humanoide de casi dos varas quedaban algo cómicas-. Bien, no querría parecer un sabelotodo pero... ¿Tenéis acaso algún tipo de montura en la que perseguirle? -En su tono no había sarcasmo: sólo timidez.- Porque, o ese brujo es tan corto de entendederas que ha arrendado una casa en las afueras, o... -Se encogió de hombros, miró a los ojos al drow.- Bueno: o ya os lleva mucha ventaja. Él sí iba montado, y se fue a la carrera: lo más probable es que su guarida esté a horas de aquí. Por otro lado, ¡estáis todos malheridos! -Se volvió hacia el elfo lunar.- Vos, Cuthalion, estáis pálido, es obvio que habéis perdido mucha sangre por el corte del cuello; la señorita Correstepa -dijo señalando a Ladfiena- apenas puede tenerse en pie... ¡Incluso lady Isthar debería ponerse en manos de un galeno! -La idea de que el enano fuera estaba fuera de todo debate. Notó que había elevado el tono y lo volvió a bajar, algo azorado.- No soy un aventurero como vosotros, pero... ¿No deberíais reponeros antes de partir a... -Elevó un puño en el aire, con timidez.- ..."enfrentaros con vuestro destino"?

¿Y qué sabes tú, comodón?, le dijo una voz en su cabeza. ¿No ves que estos señores son HÉROES? Y tú sólo eres un ratón de biblioteca... Códice arrugó el morró con algo de disgusto: ¡la insatisfacción con su vida atacaba de nuevo!

Sentarme y beber me ha venido muy bien, noto los brazos y las piernas pesados y entumecidos pero ya no duelen, también me siento mas fuerte y despejada, levanto la camisa, una mancha verduzca rodea la zona de la herida, parece un tatuaje y me gusta.

Los demás están hablando y no los oigo bien, me levanto y me acerco a ellos para escuchar mejor, estan tan enfrascados en sus conversaciones que no se fijan en mi.

Escucho al mezclado decir sus preocupaciones pero a caballo no se puede seguir un rastro digo cuando oigo lo de la montura y si nos paramos a descansar se borrara estoy contenta de demostrar lo lista que soy a la hora de seguir rastros mientras empiezo a enumerar los problemas de esperar puede llover, pueden pasar otros caballos, animales, secarse el rastro o llevarselo el viento además si le seguimos ahora podemos dejar un rastro visible para la guardia o nos pueden acompañar y yo estoy perfectamente termino moviendome un poco para demostrarlo, es mentira, los brazos me pesan, las piernas parecen sacos de harina pero no me lo pierdo por nada.

Al parecer todos están dispuestos a partir, pero la paladina coincide con el clérigo: _Tenéis razón, buen hombre, deberíamos reponer fuerzas, ya que si ese maligno ser es capaz de controlar a los no muertos, ¿cómo asegurar que en su escondite no tiene un ejércitos de cadáveres andantes esperándonos?_ hizo un gesto con la cabeza _Cierto que el rastro se enfriará, pero  considero que si lo seguimos y resulta ser una trampa, pocos sobreviviremos. 

Intentaba ser tajante, pero no podía quitarle razón a la mediana y al semidrow. Había conocido a algunos cazadores que peregrinaban al Templo de Torm y la lluvia o las pisadas de otros podían dar lugar a confusiones a la hora de rastrear una presa. Estaban débiles. Todos habían sufrido considerables heridas y no podían arriesgarse de tal forma.

_Además, confío en las habilidades de nuestros camaradas arqueros. De seguro podrán seguir a esa montura al amanecer_ aunque no era su intención, su mirada adoptó un brillo sobrecogedor _Nunca rehúso de un combate contra las fuerzas oscuras, pero no pienso abandonar al enano. Si no hubiera luchado con tal valentía, quizá no sería él quien convaleciera en estos momentos, sino cualquiera de nosotros. ¿Acaso si fuerais vos, Correestepa, o vos, Drazth, os complacería que nos marchásemos, negándoos vuestra propia venganza?

Cruzó los brazos sobre el pecho. Los cuernos y la mirada de su herencia demoníaca, le daban un aire sobrenatural y bello a la par _Ese hombre ha atraído la atención de los esqueletos mientras combatíamos, arriesgando su propia vida. Yo pienso esperar a que despierte, invitarlo a una jarra de aguamiel y llevarlo a donde sea para ajustar cuentas con el orco bastardo y eliminar esa horrible amenaza_ miró al clérigo con inocencia _, sin ofender, buen Códice.

Las palabras de la tiflin podía resultar duras, pero intentaba que los elfos y la mediana sintieran empatía por el enano. De seguro, cuando despierte, el pequeño hombre querrá ir en busca del orco... y Abrahel lo acompañaría. Durante el combate, antes de que la guardia llegara, intentó acercarse al enano para ayudarlo a destruir aquellas malignas criaturas de la tumba. No pudo hacerlo y eso casi le cuesta la vida. La paladina siente que se lo debe, que debe acompañar al feroz enano a la batalla.

Miró a todo el grupo. Era difícil que llegaran a un acuerdo, pero ella había tomado su decisión. Se quedaría con el enano, velando por sus heridas y su sueño hasta que recupere las fuerzas necesarias para partir tras el villano. La apenaba separarse del semiorco, quizá el único que la comprenda de verdad. Al fin y al cabo, ambos son mestizos y siervos de una fe benigna.

- Ese malnacido merece la venganza del enano y de todos nostros- convino Beleg seriamente- pero es cierto que estamos medio jodidos... quizá tú y yo podríamos rastrearlo para saber a donde se dirije- añadió mirando a Fewyhn- pero no creo que sea conveniente seguirlo lejos. Nos interesa regresar de una pieza con indicaciones de su huida. Tampoco creo que fuera muy lejos, maese Códice, pues ese carro no puede ir al ritmo de un jinete solo. Porqué no avisais  a las autoridades mientras Fewyhn y yo vamos tras él? Podemos regresar antes de la puesta de sol, entonces pensamos una estrategia en frío y quizá mañana el enano pueda unirse a nosotros... entonces todos estaremos en mejores condiciones.

El grupo debatía sobre lo que debían hacer a continuación, mientras el Enano recupera la conciencia y abre los ojos, aún sintiéndose desorientado mientras la guardia de la ciudad acababa con los esqueletos restantes.

Poco a poco la gente empezó a acercarse a la zona y empezaba a felicitar al extraño y variopinto grupo de aventureros que afortunadamente habían coincidido en una taberna cercana. La señora, el anciano y el niño rescatados aplaudían y agradecían a todos y en un momento de excitación, el niño corre hacia el mestizo y lo abraza, auqnue sus cortos brazos no pudieron rodear el ancho cuerpo de Códice. La mediana no se quedó atrás y probablemente había escuchado a alguien allá atrás de todos llamarla 'heroina', no pudo evitar sacar una sonrisa, ¿era una señal? quizá si o quizá no, pero el camino hacia su sueño había empezado esta noche, eso era seguro.

Los soldados agradecieron a su manera e imploraron al grupo que aguardaran por su capitán, el lider de los guardianes del alba, Ser Gastlod 'Manodura'.

Mientras esperaban, el grupo seguía debatiendo las opciones, mientras la gente se acumulaba para curosear y chismorrear y elogiar......

Un hombre de más de treinta, con el pelo grisáceo se acercaba a toda prisa en dirección a los héroes, escoltado por otros dos fieros guerreros. (Para más información sobre Gastlod, pinchar sobre su foto de este mensaje)

-Muy bien señores, me han comentado mientras venía lo que ha ocurrido, me dijeron que ustedes habían impedido que el sacerdote orco secuestrara más de nuestra gente!

El hombre debió haber leído el rostro de los aventureros cuando pronunció la palabra 'más', así que retomó la palabra.

-En las últimas Dekhanas, este orco sacerdote trae a sus fieles seguidores, goblins, otros orcos y muertos vivientes para secuestrar a gente, a nuestra gente!. Al principio se limitaban a escudriñar en las granjas más lejanas, pero este es el segundo ataque en la ciudad. Ya son seis los prisioneros secuestrados. Se los llevan a una guarida oculta, nuestros exploradores lograron rastrearlos hasta las colinas de la Daga, a dos días de aquí, pero el último grupo de exploradores valientes que intentaron acceder a la caverna, no ha vuelto ni hemos sabido nada de ellos, temo lo peor. Eran 3 exploradores!

Miró al suelo y pateó el cráneo de uno de los esqueletos que había caído cerca. -Necesitamos un grupo de valientes que nos ayude en esta empresa, el señor Alba ha tenido que viajar apenas concluyeron las audiencias, pero estoy seguro que recompensará generosamente a aquellos que quieran ayudar al Valle y a su gente.

Esperó respuesta de los aventureros y agregó -Puedo suministrar una pocima curativa a cada uno y armas y armaduras y equipo mundano que requieran, pero no con monturas, un hombre compró recientemente todos los caballos del establo.

-Ahh una cosa más: Puedo brindarles a uno de mis exploradores que sabe exactamente la ubicación de la mina abandonada, él podrá guiarlos, pero tendrán que esperar dos días para que vuelva de una misión, es el único que sabe donde es, se que dos días es bastante y no queremos que vuelvan a atacar, pero si quieren llegar seguro, deberán esperar.

¿Aceptarán la misión? ¿o mandarán a comer mierda al inflado capitán? ¿Esperarán al guía y arriesgarán otro ataque con más prisioneros o muertes? o ¿Confiarán en las Habilidades de rastreo de Beleg para dar caza al orco?...... Es su turno!

_En cuanto mi compañero enano y los demás estén preparados para emprender tal empresa, podréis contar conmigo_ dijo la paladina dando un paso al frente con aires de altanería. La tiflin era leal a sus compañeros y no quería abandonar al enano _En nombre de Torm, el Leal, daré caza a esos bastardos malnacidos hasta retornarlos a sus tumbas. Tendréis mi hoja y mi honor si salváis a este hombre que con tanta valentía se enfrentó a los no muertos.

Aún a sabiendas de que quizá el enano repudiara su brazo como apoyo, la paladina no podía sentir más que respeto hacia ´le. Lo mismo que hacia el clérigo de buen hablar. La mediana había demostrado una valentía que la sangre demonio no atribuía a los de su pequeña raza, aunque pensaba que a la chiquilla le faltaba un aguacero.

<<Todos tenemos un papel en los designos divinos que cumplir...>> pensó para sí.

- Por supuesto que también puede contar conmigo- aseguró Beleg con un guiño a Abrahel- Por lo que respecta a esperar al guía, tal y como mi abuela solía decir, capitán, "No seas tarugo, Beleg, no malgastes tus energías en una tarea que ya se ha hecho". Si hay un explorador capaz y que sabe la localización exacta de la guarida de ese nigromante, no vale la pena enviar a nadie a investigar. Por otro lado, si el explorador no regresa en esos dos días, nos veremos obligados a partir sin él. Finalmente,- añadió sonriendo ampliamente- aceptaré más que encantado esa poción y las flechas de repuesto que he gastado estúpidamente, pues ninguna ha hecho blanco.

Con estas últimas palabras quedó más que demostrado que, aunque Beleg era una persona sociable, le importaba un pimiento lo que el capitán pensara de él o de sus habilidades. De hecho, ninguna opinión, saliera de donde saliera, solía hacer mella en el despreocupado elfo.

Me acerco a Fewyhn, llamo su atención tirando de su ropa, cuando me esta escuchando le digo en drow <<¿nosotros dos podemos considerarnos un grupo?>> la verdad es que no sé si solo dos personas es lo que busca el señor este, pero si que Fewyhn y yo somos valientes y podemos hacer un grupo

Me acerco a Fewyhn, llamo su atención tirando de su ropa, cuando me esta escuchando le digo en drow हम दोनों के? हम एक समूह विचार कर सकते हैं? la verdad es que no sé si solo dos personas es lo que busca el señor este, pero si que Fewyhn y yo somos valientes y podemos hacer un grupo 

Fewyhn escuchó al hombre de pelo plateado. Era lógico pensar que si ya habían explorado el terreno Fewyhn y su amiga Ladfiena no tenían que ir a explorar. Las palabras de Beleg eran sabias. Tendríamos que esperar...Pensaba hasta que su amiga Ladfiena interrumpió su pensamiento
En drow dijo:
"Xuat talinth udos ph'natha akh. Jhal udos shlu'ta xo'al xuil mina..." sonrió mientras decía cada palabra. Nunca había escuchado a la mediana hablar su lengua...

Traducción drow *No somos un grupo, pero podemos intentarlo con ellos.

El hermano Códice estaba de cuclillas junto al enano, a quien había ayudado a sentarse sobre un cesto volcado que había en la plaza. Códice había escuchado con atención al capitán de la guardia y su historia le había conmovido. ¡Pobres gentes! ¡Arrancadas de su plantío seguramente para padecer a manos de un adorador de la Falsa Vida y sus criaturas! Qué triste fortuna... Se disponía a contestar algo al soldado cuando el sonido de unos cuchicheos en la lengua de la Infraoscuridad atrajo su atención... Aunque algún pensamiento feliz debió de venir a su mente, pues cuando terminó la conversación su rostro se relajó y volvió a dirigir su atención hacia Gastlod.

-"Suelta la azada y coge el mangual, deja la túnica y ponte la malla, besa tu huerta y abraza a tus hermanas..." -comenzó a declamar con su vozarrón de tenor monstruoso, levantándose a la vez con su bordón de runas en la mano-. ¡"...pero no temas la batalla, sierva mía, porque hay tierras que sólo podrás roturar con la fuerza de tus puños y regar con la sangre de los impíos"! -concluyó ya erguido en toda su altura. Sus puños estaban en tensión y tenía un brillo eufórico en los ojos-. ¡Lord Alba puede contar conmigo, honorable Gastlod! Asimismo lady Isthar y maese Cúthalion: el ejemplo de estos valientes -dijo refiriéndose a sus aliados casuales con admiración- me ha hecho entender que no estoy hecho para limitarme a soportar los golpes y curar las heridas... ¡Es hora de llevar la furia del jardinero al escondrijo de las alimañas!

Que otros siervos y siervas de la Diosa sanen y consuelen en mi lugar. Aunque esto no lo pensaba Códice porque despreciase su trabajo entre los pobres y los débiles, ¡ni mucho menos! Pero hacía ya un tiempo que había empezado a sentir que un ser de su tamaño y fuerza no tenía derecho a gastar su vida en la seguridad de los sembradíos, sino que, por el contrario, tenía la obligación -el deber, el honor- de empuñar la azada contra las malas hierbas y las plagas del mundo. También le preocupaba pensar que, a sus veintitantos años, ya no era un chaval, al menos desde la perspectiva de la breve vida de los semiorcos, tan breve como la de sus parientes purasangre. Quizás nuestra raza esté realmente hecha para la violencia... Aquel pensamiento le hizo pensar en la vida sencilla que iba a dejar atrás, y eso le entristeció fugazmente... Pero al momento pensó en su maestro Bistro, en cómo de joven había sido un cruzado de Chauntea (¡un héroe!) y en cómo -aún así- había encontrado solaz al final, y eso le reconfortó y reafirmó en su decisión. Tendré que escribirle al menos unas líneas, apuntó en su memoria. Más sosegado, añadió:

-Por supuesto, coincido en que deberíamos recuperarnos y prepararnos. -Echó una ojeada al enano a su lado, para ver qué tal estaba.- Cualquier ayuda que nos podáis dar -concluyó dirigiéndose al capitán- será bienvenida.