Partida Rol por web

EL BLOQUE III

EL BLOQUE.

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15/02/2015, 17:44
Alex
Sólo para el director

Una explosión...o eso le parecía, pero sonaba tan lejana...pero consiguió llamar su atención. Alex giró la cabeza hacia el ruido que ahora parecía algo más cercano, y lo que vió la espantó como nada lo había hecho.

El suelo había vuelto a ser agua, como cuando entraron, el techo parecía una maraña desquebrajada por el disparo de Duarte, y en las paredes se reflejaba por cientos una explosión que iba acercándose a ella destrozando los cristales y tragándose los cuerpos...Los ojos verdes de Alex se abrieron como platos...Y entonces algo más llamó su atención, había un cuerpo en el suelo, desde ahí no podía distinguir de quién se trataba.

El tiempo apremiaba, tenía que salir de ahí...pero ¿y si ese cuerpo era de Mei, de Pedro...? tenía que arriesgarse, salió corriendo hacia él.

 

Notas de juego

Alex corre hacia el cuerpo y gasto mi último bloque en ponerse a los dos a salvo

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16/02/2015, 13:01
Pedro Duarte Salinas

-Hijolagranchingada -barbotó Duarte furioso al ver que nada había ocurrido. Pero también supo que la bala ni siquiera había alcanzado el techo, que algo lo protegía-. ¿Vio eso, güera? Un pinche algo protege el techo. Nos quieren como pinches ratas, atrapados hasta que los cristales se nos coman. Su idea no es mala, güera, pero dudo que esa camilla nos proteja de la última explosión de estas cuatro pinches paredes. Ay, diosito. Me arde la pinche cabezota. Yo no estoy hecho para pensar -Duarte se agarró la cabeza con ambas manos, casi desesperado. Pero no podía hundirse. Se lo debía a Mei-. Güera, acá había agua que desapareció. ¿Por dónde? Busque algo, una pinche trampilla, sumidero o mierda similar. Yo voy a intentar otra cosa. Un disparo contra esa pared de cristal. Y contra la otra. Y contra la otra. Si consigo machacarlas a tiempo, quizás podamos abrirnos paso. Si no, solo podremos confiar en que esas pinches camillas nos protejan. Rece, Mei. A usted la escucharán.

Notas de juego

Modo resumen:

-Duarte dispara contra las cuatro paredes de cristal. Digamos que la idea es que si las rompe, ampliaría el espacio vital hasta la siguiente pared.

-Mientras que Mei registre el suelo para ver si hay algo en el suelo que nos permita escapar.

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16/02/2015, 13:24
Pedro Duarte Salinas
Sólo para el director

Notas de juego

Gasto un bloque en la búsqueda de Mei. Entiendo que si los cristales pueden romperse, lo harán bajo el impacto del disparo de escopeta, así que en ello no invierto. 

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16/02/2015, 18:37
Director

La ola de cristales rompiéndose se desliza con una rapidez sobrecogedora. Mei comienza a girar la camilla mientras busca con la mirada por el suelo alguna especie de sumidero o trampilla, el ruido seco de explosiones se acerca cada vez más y más fuerte.
Pedro coge la escopeta y apunta hacia el techo. Grita como un loco mientras empieza a disparar con la escopeta lo más cerca del techo posible, dispara y dispara, la metralla rebota en todas direcciones, nota algo caliente metiéndose en su mejilla, otra punta caliente se le clava en el hombro izquierdo. Pero el dispara y dispara.
La ola de cristales los alcanza en el mismo momento que el techo estalla en una luz blanca que los cubre, haciéndolos brillar junto a la camilla, y se escucha un sonido extraño y precioso, como el cantar de una sirena.
Incluso sin entender porqué, el recubrimiento de esta luz hace que la ola de cristales no os trague sinó que, al chocar violentamente contra la taquilla, es como un geisher impulsando una barca sobre la que los dos os aferráis con vida mientras cristales estallan a vuestro alrededor. Cuando los miráis veis retazos de vuestras vidas reflejados en ellos, vidas que fueron y que podrían haber sido, vidas que salvasteis, vidas que quistásteis...vidas que perdisteis.
Y la sensación de que esa luz os mantiene a salvo.

Notas de juego

Con un buen post descriptivo de la escena y de que ven vuestros personajes en esos cristales no solo salís de esta* sinó que os ganáis un bloque ;)
*a ver, puede salir pífia, pero en un dado de 100 no es lo normal (lo digo por si acaso xD)

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16/02/2015, 18:52
Director

Corres como alma que lleva el diablo y te lanzas de rodillas al lado de aquel mono azul. Cuando le das la vuelta ves que es Aaron. La fuerza del agua lo había lanzado contra una de aquellas camillas y lo debía haber mantenido ahí, de la misma manera que el soplar un papel contra una pared lo mantiene pegado.
Le sale sangre por la boca y parece mucho más viejo, pero respira.
El problema es que la ola de cristales rompiéndose ya ha recorrido la mitad de la distancia que le separaba de vosotros. Se desplaza mucho más aprisa de lo que esperabas. Ya está ahí.

Notas de juego

RESPONDE SOLO PARA EL DIRECTOR
Suerte en lo que pretendas hacer!!

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17/02/2015, 11:11
Pedro Duarte Salinas

Furia, deseperación, miedo. Duarte, anegado por la fuerza de tales emociones, gritó poseído mientras en rápida sucesión su escopeta vomitaba plomo y pólvora, llenando el aire del hedor del azufre quemado, como si aquella sala que pronto iba a explotar en una miríada de cristales fuera la mismísima antesala del infierno. No le importaron, de hecho ni siquiera sintió las esquirlas de metal que lo arañaban, que lo buscaban, que se incrustaban en su carne. Todo su ser estaba proyectado, centrado en un solo objetivo. Salvar a Mei con un desprecio absoluto por su propia existencia.

Pero frente a la cacofonía de sus disparos un ruido brutal y explosivo se impuso. Las últimas paredes de cristal estallaron y en cámara lenta pudo ver como la tormenta de miles de espejos se acercaban inexorables, atacantes anónimos y sin objetivo pero que serían su muerte. Centímetro a centímetro la distancia se acortaba, con un ruido silabante y ominoso, y Duarte se encomendó a su Dios y pidió perdón por sus pecados. Y creyó oír la respuesta a su súplica, un coro celestial, dulce y sosegante que hizo que su alma y su corazón encontraran la paz que tanto había ansiado en vida y que nadie le había permitido, mientras una luz blanca lo envolvía. Había muerto.

Una gota de sangre resbaló por su mejilla y cayó sobre su mano. Parpadeó, miró en torno suyo. Vio el cañón de su escopeta al rojo blanco, humeante, y Mei a su lado. Y más allá de aquella pared blanca y translúcida, la realidad de lo que hubiera podido ser y no era. Estaba vivo, estaban vivos.

Las paredes habían desaparecido convertidas en un torrente de cristales que empujó la burbuja protectora, aquel saco amniótico que los envolvía y que les hablaba de vida y no de muerte, vagando sin rumbo en medio del torbellino, de aquella espiral galáctica hecha de cristal y superficies espejadas que ofrecían un paisaje reflejado del que Duarte no pudo abstraerse. Su mirada resbaló de una a otra imagen, hechas de pasado, presente y de vidas paralelas. Y Duarte lloró. Como un niño, como el niño que tenía encerrado en su interior y que nunca había podido crecer en un mundo de violencia y muerte.

Se vio naciendo de entre las piernas de su madre, en aquel pequeño cuchitril que había sido su hogar y que no recordaba tan hermoso, pero que trajo calidez a su ser. Un parto premonitorio, marcado por el dolor y la sangre de todos lo que nacen de nalgas. Un parpadeo y se vio a sí mismo en la escuela, junto al Padre Manuel que tanto cariño y dedicación le había otorgado, quizá por ser el único que era capaz de ver su potencial en un mundo de miseria, quizá porque era su padre, algo que siempre había sospechado y que ahora, en aquel espejo del pasado, podía comprobar como real al sorprender aquella mirada lanzada desde su espalda y que hablaba de un amor paternal infinito vetado por la fe en la cruz.

Apartó la mirada, como testigo de algo que no debería haber mirado, y la vio a ella, a la luz de su vida, a Lucía. Hermosa y serena, inclinándose sobre él para curar las heridas de sus manos tras dieciséis horas de trabajo en aquel mísero taller clandestino al que habían sido confinados como esclavos. Y la vio en otro espejo, magullada, sanguinolienta, moribunda entre sus brazos tras la brutal paliza que acabó con su vida y que fue el despertar del demonio que habitaba en Pedro. Un nuevo cristal y vio a su asesino, aquel negro miserable con un destornillador clavado en su cuello, la sangre burbujeante saliendo de la vena rasgada con saña.

Cerró los ojos, dolorido por el pasado, llorando por sus muertos, propios y ajenos. Pero una fuerza superior le obligó a abrirlos, a seguir mirando.

No se reconoció. Era su rostro, era él, pero no lo era. Ciudad de México veía en sus calles a un Duarte de rostro apacible, vestido con un mono de mecánico, llegando a una casa donde Lucía lo recibía con un beso y un par de niños junto a sus faldas que alzaban los brazos para ser recogidos por su padre. Gruesas lágrimas por una vida ansiada y jamás disfrutada fueron el preludio de un corazón que se encogió de dolor por lo que pudo ser y no fue. Lágrimas que nublaron su vista, mientras el moco se desprendía de su nariz y resbalaba por la comisura de la boca. Se frotó casi con rabia secando parcamente los fluidos. Un giro de un cirstal, y pudo verse en la madurez, menos pelo y más canas, arrugas en los ojos, mas no de sufrimiento sino de felicidad, en una boda en la que acompañaba a una belleza morena, joven y de blanco, y que supo era su hija que entregaba al novio.

Cayó de rodillas y su costado gimió. Desde su nueva posición, vio a Aaron y a Alex, antes de que la ola de agua los separara de ellos. Y vio siete cristales, como los puñales que atraviesan el corazón de la Dolorosa cada uno con una muerte. Vio al Puño, salvajemente lacerado. Al Padrecito, ignominiosamente crucificado y por el que nada pudo hacer. A Steven en una burbuja similar pero que fue un ataúd y no un útero. Los soldados destrozados por los explosivos de goma. A la muchacha del Bloque que había muerto entre sus brazos y cuyo cuerpo le había servido de parapeto frente al Puño. A su madre, en aquella visión póstuma, fruto de los juegos de mentales del Bloque. A Mich reventado y con las tripas saliéndosele. Y a sí mismo, atravesado por un millar de espadas de cristal. Jadeó, sin aire en los pulmones. Y volvió a respirar.

Pasado, presente y futuro, reales y posibles. Un terrible oráculo de Delfos gestado por una Pitonisa loca y drogada que ofrecía dolor. Por lo real y por lo que podía haber sido y no fue. Boqueando, se puso en pie de nuevo y aferró la mano de Mei, un ancla en medio de aquella locura sin fin. Tomó aire y trató de serenarse. Y buscó. Buscó a Alex porque en aquellos espejos estaba la verdad y la mentira y él deseaba dar con una respuesta.

-Busquemos a Alex -musitó.

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17/02/2015, 17:39
Shan Mei

El maremoto de cristales avanzaba, anegando la realidad con una mortal lluvia de gotas puntiagudas y afiladas. Las explosiones se escuchaban cada vez más cerca, y Mei estaba segura de que no iban a salir de esta, de que por mucho que lo intentaran nada ni nadie podría evitar lo que se acercaba, arrasando todo a su paso. Oía los disparos de Pedro tratando desesperadamente de romper aquella barrera invisible que flotaba sobre sus cabezas, pero fué en vano, y la terrible ola de devastación les alcanzó sin remedio.

Shan Mei tenía los ojos cerrados en el momento en el que dejó de oir el horroroso sonido de las explosiones, y los abrió cuando fué substituido por una especie de coro celestial, pues ningún ser humano habría podido producir un sonido tan puro, dulce y maravilloso. La luz había inundado la estancia en la que se encontraban, haciendo que los cristales, grandes como puños o diminutos como canicas, se ralentizaran y flotaran a su alrededor, sin tocarles ni dañarles lo más mínimo. La escena le llenó de paz y de tranquilidad, aunque su parte más racional le decía que su mente estaba creando aquella falsa realidad para que su propia muerte fuera lo más sosegada posible. Sin embargo, no se estaba muriendo, estaba ocurriendo realmente.

Mientras veía aquellos pedazos de cristal volar plácidamente a su alrededor, se dió cuenta de que en ellos podía ver imágenes, reflejos de vidas, sueños, esperanzas, muerte, pesadillas y derrotas. Con la blanca luz como telón de fondo, Mei se centró en lo que los espejos le mostraban, y pensaba, aunque sabiendo que no tenía ningún sentido, que eran para ella y solo para ella. Vió a su padre entrenando junto a ella, enseñándole todo cuanto sabía, con la esperanza de que su hija se convirtiera algún día en una maestra reconocida por todos, aunque la pequeña Shan Mei tenía otros planes en la vida. Sin embargo, la visión no quiso desaparecer, y le enseñó lo que hubiera pasado si hubiera seguido el camino que su progenitor había pensado para ella. Se vió rodeada de alumnos, de niños y niñas asombrados ante lo que ella les enseñaba, igual que cuando había visitado a los antiguos habitantes del Bloque y los pequeños le habían pedido que les mostrara aquel antiguo arte marcial. Era una maestra querida y respetada, pero también, supo simplemente mirando aquel reflejo, sola, pues estaba dedicada en cuerpo y alma a sus pupilos.

El cristal estalló, convirtiéndose en una constelación de polvo brillante, y dejó paso a un nuevo cristal, que también tenía cosas que enseñarle. Vió la terrible escena del autobús, en la que su marido y su hija perdieron la vida, pero esta vez estaba con ellos, pues había decidido a última hora acompañarles en el fatídico viaje. Nada hubiera cambiado. Vivió el accidente en primera persona, sintiendo con horror como el metal atravesaba su piel y su alma, asistiendo también al terrible momento en el que su cuerpo salía ardiendo del amasijo de metal, gritando y sufriendo lo indecible, para acabar tumbada junto a su familia, formando un círculo de muerte alrededor del autobús.

Una nueva supernova convirtió la visión en polvo, y esta vez un nuevo trozo de vida le llevó al lugar en el que se encontraban, a aquella fábrica de pesadillas en la que el ser humano había intentado jugar con cosas que escapaban a su control. Vió a sus compañeros morir de nuevo, aunque de otras maneras inimaginables. Vió también como Alex moría empalada por una barra de metal, como Duarte sucumbía al ser acribillado por el arma de El Puño, como ella misma se ahogaba en unas arenas movedizas, para no volver a ver nunca más la luz del sol... En definitiva, todo lo que podría haber sido pero nunca fué, todo lo que les podría haber ocurrido para que no llegaran hasta ese mismo instante, ese preciso lugar que les arropaba con su luz y les protegía.

Los cristales empezaron a estallar y desaparecer con velocidad, pero una última visión desfiló ante sus ojos, un regalo, una promesa, una ilusión... lo cierto es que no importaba. Estaba junto a su marido y su hija, en un verde campo lleno de flores, en el que el sol brillaba en el cielo y las nubes les regalaban algunos retazos de sombra cuando pasaban por delante del astro rey. Reían, jugaban y disfrutaban de la vida que el destino les había negado, aunque por alguna extraña razón Shan Mei creyó ver en esa escena... el futuro. Ya fuera en otro mundo, en otra realidad, en una especie de "cielo", como dirían los cristianos, Mei estaba segura de que podría reunirse con su familia al final, de una manera o de otra.

Notó que Pedro le cogía de la mano. Estaba segura de que él había tenido su propia experiencia con aquel fenómeno y que necesitaba el contacto humano tanto como ella para volver a fijar la realidad en la que se encontraban, para centrarse en aquel preciso instante y despertar del sueño en el que se habían sumergido, aún estando despiertos. La luz seguía a su alrededor, pero seguramente pronto pasaría y el mundo real caería como una losa sobre ellos, obligándolos a actuar.

- Busquemos a Alex.- Musitó Pedro. Ella apretó su mano, aferrándose a él como si fuera el ancla que la sujetara a esa realidad, y dijo: - Vamos.

 

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17/02/2015, 20:28
Pedro Duarte Salinas

Notas de juego

Nota aclaratoria: el busquemos de Duarte es una búsqueda en los cristales de la imagen de Alex y de su posible presente.

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18/02/2015, 22:50
Director

Tras una última explosión de cristales que se astillan y se disuelven en polvo caéis los tres, Mei, Pedro y la camilla, dando tumbos y vueltas por el suelo hasta que chocáis sin demasiada delicadeza contra alguna de las taquellas verticales con sus respectivos muertos.
La habitación tras el "repleigue" que casi os traga vuelve a ser normal, pero no estáis exactamente en el lugar que habíais entrado y, recordando donde estáis, no es buena idea comenzar a dar gritos.

Notas de juego

Apuntaos un bloque cada uno ;)

Duarte la herida del costado te duele un infierno pero No se ha ampliado, evidentemente no estáis a salvo, pero diríais a priori no tenís ningún peligro sobre vosotros ni entre aquellos cuerpos. Si la tratas ahora puede que no se vuelva una herida mortal...solo una horrenda cicatriz más.

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19/02/2015, 00:00
Alex
Sólo para el director

Alex corrió como nunca lo había hecho hacia el cuerpo que había delante de ella. Casi resbaló al llegar a él. Se arrodilló rezando para que fueran Mei o Pedro aunque en el fondo sabía lo que se iba a encontrar...Aaron, era mucho pedir que fuera al menos uno de sus amigos. De todas formas tenía que actúar rápido, el viejo sabía cosas y no podía dejarlo ahí de todas formas...pero aún tenía que asegurarse de que seguía vivo. No, no había tiempo.

Miró hacia atrás, la explosión se acercaba a un ritmo alarmante, no tenía mucho tiempo. Cargar con un peso muerto era una gran proeza que no sabía si podría realizar pero debía intentarlo.

- ¡Eh, eh viejo, despierta! - intentó llamar la atención del viejo para que reaccionara a su voz, no sabía que daños podía haber sufrido. - Joder... - susurró al no ver reacción. Volvió a mirar hacia atrás...y volvió a mirar al viejo - Maldita sea anciano...despierta...- ya no podía esperar más, si iban a salir de allí tenía que ser ya. Se pasó un brazo del anciano por el cuello y lo levantó. La única salida posible que se le ocurría era volver a la puerta por la que entraron, así que comenzó a correr hacia allí como pudo mientras maldecía a todos y a todo...

Notas de juego

¿el bloque que gasté para ponernos a salvo a los dos se ha gastado? por la actualización no lo sé. Si está gastado pues nada, que sea lo que la H-Energía quiera, si no, lo gasto en llegar a salvo a donde nos dirigimos o a algún punto que nos mantenga a salvo.

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19/02/2015, 00:48
Director

Te pones a correr arrastrando practicamente al viejo y cuando te giras ves a apenas unos metros aquella ola de cristales, vas a ser tragada. Estoy muerta: piensas. En menos que dura ese pensamiento aquel fenómeno se detiene a tres "hileras de muertos" de donde te encuentras con el viejo, los cristales caen a vuestros pies, rompiéndose en miles de pedazos que se vuelven a romper hasta convertirse en arena brillante y luego en nada.
Así que con las piernas temblando y el viejo medio muerto -pero respirando- te encuentras otra vez en la habitación en que entraste, solo que más perdida. No sabes donde están los demás, ni que hay sobre tí, podrían estar vuestros enemigos, o estar cerca y si gritas...

Notas de juego

Has tenido suerte de encontrarte en el espacio que ocupaba la habitación en realidad, sinó cuando se hubiese replegado el efecto os hubiese tragado sin remisión. Al viejo lo has salvado tú.
Los bloques "ahora" sí se han consumido ;)

RESPONDE SOLO PARA EL DIRECTOR

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19/02/2015, 21:05
Shan Mei

Mei se levantó como pudo tras la caida. Estaba dolorida y confundida, pero viva, por lo que sin duda tenía que dar las gracias a Pedro, ya que sin él habría sido arrastrada hasta a saber que recóndito lugar, donde se habría ahogado sin remedio, o algo peor. Miró al hombre, a la herida que tenía en el costado, y supo que tenían que curarla de alguna manera lo antes posible.

- Pedro, tenemos que curarte eso lo mejor que podamos. ¿Tienes algo que pueda sernos de utilidad? Me temo que solo tengo esparadrapo, y eso solo nos servirá para cubrir la herida, como mucho. Podemos cortar algo de tela para hacer una venda, no creo que a nuestros compañeros de baño les importe demasiado. - Dijo señalando a los cadáveres que les rodeaban. Tras estas palabras se acercó al hombre y se dispuso a ayudarle con lo que le pidiera.

- Ah..., por cierto..., gracias de nuevo.- Concluyó apoyando su mano sobre el hombro de Duarte.

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20/02/2015, 20:37
Pedro Duarte Salinas

Y como si de un violento parto se tratara, el saco amniótico que los retenía se rompió, y Pedro cayó al suelo, acompañado de la mujer asiática y la camilla que había su tabla en medio de aquel proceloso viaje. Lanzó un pequeño gemido y se llevó la mano al costado. Entendía que la herida requería atención, algo que hasta aquel momento no podía ser. Pero cuando oyó a Mei, asintió. 

-Ayúdeme a quitarme la pinche armadura y veamos qué se me murió acá dentro. Tajó profundo me temo. Sólo espero que no demasiado o seré pinche cacho carne sin vida en nadita. No más lo vea, sabré. La pinche calle enseña mucho. Pero si sólo es cosa de costurón, la cosa es fácil. No sé dónde quedó la sutura que usamos para su hombro, pero tengo cuchillo y cinta americana. Nadita mejor que eso. No en vano soy coyote -sonrió con un leve asomo de alegría-. Hagamos rapidito esto, y podremos seguir adelante. Mire, cortemos esto en tiras. Estrechas y largas, como puntos de esos de pinche hospital. Yo cerraré la carne, y usted pegue. Cuando acabe, esparadrapo por encima y aguantemos lo que venga. No moriré hasta encontrar a Alex y dejarlas a salvo a ambas. Y órale, no me dé las gracias no más. Soy culpable del pinche desastre que casi nos apiola. Y hasta ver a nuestra güera ausente, no me sentiré bien. 

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20/02/2015, 20:48
Pedro Duarte Salinas
Sólo para el director

Notas de juego

Invierto el bloque ganado en la sanación de Duarte. No tiene sentido dejarlo correr cuando de estar vivo se trata. 

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20/02/2015, 23:11
Director

Sabéis que los momentos de paz en ese lugar son como pequeños lagos en mitad del desierto: espejismos potenciales. Así que trabajáis rápido, con poco material pero con fiereza. El corte de Duarte es feo pero, por suerte, no ha llegado a afectar ningún órgano interior (cosa que si hubiese sucedido de ensancharse). La cinta aislante sujeta la herida, la tela, bien apretada, ayuda a la cinta. También la própia armadura se convierte, junto con el vendaje y la cinta, en un corsé. Duele, sí, te impide parcialmente el movimiento, también... pero ya no sientes la creciente sensación de que quizá con un falso movimiento algo que debería estar dentro de tu cuerpo se te salga de este. Que decir que aunque has perdido sangre la actual cura detiene, al menor por ahora, el sangrado.
Nadie os ha atacado y, por suerte, no ha ocurrido nada. Seguís en aquella habitación, algo desubicados, pero al menos en "tierra firme".
Hora de moverse.

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22/02/2015, 10:04
Alex
Sólo para el director

Todo había pasado tan mágicamente como había comenzado. La lluvia de cristales, las explosiones...todo había desaparecido como tragado por la nada, dejando un silencio que casi asustaba más que lo que acababa de suceder.
Alex se había parado en seco, con el viejo aún colgando a su lado. Sinceramente, no esperaba continuar con vida después de aquello y el verse entera y aún respirando la había pillado por total sorpresa. Bajó su mirada hacia Aaron, que parecía respirar aún, y luego miró aquella instancia. Era absolutamente la misma en la que entraron antes de que ese sitio volviera a jugar con ellos, y no vió ni rastro de sus compañeros,lo que la descorazonó por completo...estaba sola...bueno, tenía que pensar que iba a hacer ahora, necesitaba un sitio seguro para trazar un plan, averiguar dónde estaban los demás. Quizás el viejo lo supiera.
Volvió a agarrar bien al viejo y se dirigió hacia la entrada por la que habían accedido a allí,en ese túnel estarían menos expuestos y una vez allí intentaría despertar al anciano y pensar el siguiente paso a dar.
El viejo era más pesado de lo que parecía y sumado al agotamiento que tenía se le hizo eterno atravesar la instancia, eso sí, intento no hacer ruido y ser cautelosa, ya no se fiaba de nada.

Notas de juego

Iba a poner algo ya en el túnel pero creo que hay que esperar a que tú digas si llegamos o morimos antes!!!!

Cargando editor
22/02/2015, 16:11
Director

Empiezas a moverte cuando el viejo te coge y te lanza contra uno de aquellos cadáveres recostados en camillas verticales como espantapájaros. Si consigue hacerlo és más por que te pilla de sorpresa que por que tenga mucha fuerza, que apenas tiene de hecho. Se lleva un dedo sobre el labio pidiéndote silencio y con la otra mano te indica arriba. El cristal esta quebrado pero deja entrever que hay arriba vuestro, por lo tanto también sucederá al revés, y si os ve Jhonson sois mujer y viejo muertos.

Notas de juego

RESPONDE SOLO PARA EL DIRECTOR

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23/02/2015, 17:55
Pedro Duarte Salinas

-Mejor, aunque duele como pinche mordisco de perro -dijo palmeándose el costado. Recogió todo y se dispuso a ponerse en marcha-. Busquemos a la güera Alex y al diablo ese. Mei, ¿se dio cuenta de algo? No entiendo este sitio. Nos quiso matar y nos salvó a un tiempo. ¿Vio la luz blanca? Pensé que la cadaverizadora me daba su pinche abrazo póstumo. Vi mi pasado, escenas que preferiría no haber visto de nuevo, pues son pinches heridas sangrantes, pero también vi cómo podía haber sido mi vida. Era yo, pero era otro Pedrito. Uno mejor. Este sitio me vuelve loco. Lo mandaría al carajo, pero ya no sé nada. Soy un menso, lo sé, pero usted es letrada y sabe más.

Cabeceó negativamente y suspiró.

-No sé bien dónde carajo estamos, pero andemos rapidito y no de corrido que esto no es fiesta. Creo que vinimos de allá. Retrocedamos y veamos. El pinche enemigo del viejo muerte sigue por ahí y nos quiere dar matarile. No baje la guardia.

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24/02/2015, 15:01
Shan Mei

- Si, a mi me ocurrió algo similar.- Dijo Mei cuando Duarte acabó la explicación de lo que había vivido unos minutos atrás. - Vi algunas escenas de un pasado distinto al mio, como si fueran otras opciones u otras bifurcaciones de mi propia existencia. No se qué podían significar o la razón por la que las hemos visto, pero no debemos tenerlas en cuenta. - Se calló unos segundos y continuó- La luz blanca nos protegió si duda, sí, pero de un peligro que este lugar lanzó contra nosotros, así que no le demos vueltas. Ahora solo debemos centrarnos en lo que tenemos frente a nosotros... Hay que encontrar a Alex, como bien has dicho.

Duarte negó con la cabeza y suspiró, diciendo a continuación que debían darse prisa y no bajar la guardia. Shan Mei no podía estar más de acuerdo.

- Vale, te sigo, cuanto antes salgamos de este pasillo mejor, quién sabe cuando intentará matarnos de nuevo...

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24/02/2015, 18:13
Director

Camináis entre aquellos cuerpos, el suelo sigue mojado tal como en el momento en que entrasteis. Aunque la estáncia es grande sí podéis diferenciar las paredes cuando las líneas de cadáveres se alinean de la manera correcta. Miráis hacia arriba, el cristal está agrietado pero de una forma mucho más "real". Es decir, podéis ver a través del cristal, allí arriba está el techo de la habitación que tenéis sobre vuestras cabezas, cuyo suelo es vuestro techo. En algún lugar allí arriba está Jhonson, el otro soldado y el nexo.
Avanzáis con cuidado cuando escucháis un grito muy grave y el sonido como de una garganta enorme gritando a través de muchas bocas. Suena a algo grande y, aunque cercano, sabéis que no está en vuestra habitación.
¿Que es esa maldita cosa? escucháis -algo reducida por el cristal- una voz sobre vuestras cabezas, a unos diez metros a la izquierda, no parece Jhonson por lo que debería ser la voz del otro soldado que hay junto a él.