Partida Rol por web

Alan avanzada con sus dos acompañantes, cruzando aquel comedor anexo a la cocina, y paralelo al pasillo. Seguió andando, con intención de cruzar a otra habitación que se presumía tras la siguiente puerta. Trató de hablar mentalmente consigo mismo cuando vio la escena de los platos y cubiertos en la mesa, pero pensó en voz alta.

- Esto es sumamente extraño... Puede que después de todo, algo interesante se encuentre en esta casa... Si, si, veamos que mas encontramos...

La habitación contigua se trataba del salón. Varios muebles se encontraban repartidos por toda la estancia entre los que destacaba un sofá con una mesilla a sus pies, a ambos lados descansaba una radio así como varias sillas anticuadas. A un lado de la estancia se encontraban claveteadas numerosas baldas colmatadas de cosas, aparentes baratijas.

Al poco de entrar en la estancia empiezas a escuchar golpes provenientes de la estancia superior, un sonido bastante sutil pero rítmico y constante.

La pareja salió al pasillo, no había ni rastro de sus compañeros por el pasillo, los ruidos de las voces intuían su posición algo más adelante.

Un rápido vistazo, unido a tu experiencia como agente te permite observar la inusual existencia de cruces, vírgenes, rosarios además de otros elementos cuyo nombre no conoces y que asocias a parafernalia católica.

Algo llamó la atención de Alan. Al entrar en la nueva estancia se percató de un sonido singular. Alarmado, hizo ademán con la mano para avisar a sus dos compañeros y comentárselo.

- Caballeros, ¿Pueden oír eso? Es un sonido rítmico y constante... Parece que viene de arriba... Si, justo encima de nosotros... Que extraño, juraría que el señor Smith y Miranda están justo al lado. Es decir, en esta planta.

-Lamento decir que yo no he oído nada, pero la señorita miranda y el señor Smith, estaban recorriendo el pasillo por el otro lado, no creo que les diese tiempo de subir al piso de arriba.- Dice mientras intenta escuchar a ver si escucha algo, mientras algo le dice que hay algo extraño en esta habitación, e intento encontrarlo.

-Yo no he escuchado nada tampoco. Por cierto, ¿eran muy católicos estos Macario? -dijo dirigiéndose a sus compañeros-. Observad la habitación. Está todo lleno de cruces, santos, rosarios y demás simbología católica. Parece la habitación de alguien bastante devoto -añadió mientras alumbraba con su candil y jugueteaba con uno de los rosarios que se encontraba medio colgado de una figurilla en el mueble, presumiblemente un santo.

La unión de todos esos símbolos religiosos y las sombras que proyectaba la tenue luz del cándil creaba en la habitación un ambiente un tanto inquietante. Con paso tranquilo, el detective salió de nuevo al pasillo en busca de los otros compañeros.

-¿Habéis encontrado algo por ahí? -preguntó el detective desde el quicio de la puerta dirigiéndose al señor Smith y a la señorita Thornton.

Un hedor fétido empezó a llenar la estancia, no parecía un olor de aquel mundo, al menos no se parecía a nada que hubiesen olido a lo largo de sus vidas. Parecía provenir del techo y como si fuese el preludio de algo se escuchó un golpe fuerte que no pasó desapercibido a ninguno de los visitantes.

Smith se apresuró a contestar a Stokes:

-Es como una especie de almacén, con muebles de madera viejos y desvencijados.. Nada relevante. He mirado con atención, y...

El sonido que retumbó por la casa detuvo al periodista en su discurso, sorprendido. El olor asqueroso tampoco pasaba desapercibido, pero sin duda el golpe terrible llamó la atención. Instintivamente, Smith miró al techo, con ademán de apartarse si caía, o algo semejante.

Todos los presentes se paralizaron al oír el fuerte golpe que venia del techo, mas bien de la parte superior de la casa, el piso de arriba. Alan se apresuró a volver a hacer hicapié en lo que escuchó hace unos momentos.

- ¡Ahí está otra vez! Os dije que escuchaba golpes en la planta de arriba. Quizás hay alguien mas en la casa. Después de todo, puede que los abrigos tengan dueño. ¿Habrá que subir a echar un vistazo? Y, ¡Que olor tan desagradable, salgamos de aquí!

El estruendose golpe acaparó toda la atención del detective, que dejó de escuchar lo que Smith estaba contándole.

¿Y ese misterioso olor? ¿De dónde había salido de repente? -pensó mientras fruncía el ceño y se tapaba la nariz con el reverso de la mano.

-Creo que voy a subir, compañeros -dijo quitando el seguro de la funda y echando mano de su revólver-. Averigüemos qué está pasando.

Con paso lento para no hacer demasiado ruido, se dirigió con ademán de subir las escaleras hacia la planta superior. En una mano, el cándil; en la otra, su revolver .32.

Viendo como el detective se aproximaba a subir las escaleras, Alan optó por seguirle.

- Permítame que vaya con usted, detective. Le alumbraré más el camino. Y espero que no tenga motivos para usar eso... - Señaló refiriéndose a su arma.

Se sentía más seguro con un hombre de la ley, más si estaba armado. No sabía que podría haber en la planta superior, pero esperaba que no fuera más gente.