Partida Rol por web

El anciano tomó el arma que le tendía Sinbad y sacó un monóculo de un cajón del mostrador, para poder observar de cerca los detalles que podrían hacer que aquella espada incrementara o no su valor.

La miró de un lado y del otro, la sopesó con sus manos y analizó la empuñadura y la hoja. Después de unos minutos, se la devolvió a Sinbad y volvió a guardar su lente.

-Mira joven, no te voy a mentir. Esa espada es una espada de serie, un arma común como las que abundan por todo el imperio. Un arma así no cuesta más de 6 o 7 fénix. Sin embargo, debo reconocer que su manufactura es excelente y la hoja no tiene mellas. O bien es muy nueva o bien su dueño la ha cuidado con esmero. Y eso, hoy en día, no es tan común como podría parecer. Te haré una buena oferta... 10 fénix por ella.

Borgias caminó junto a Val, refunfuñando entre dientes, siempre lo hacia hasta que algo que le habia molestado cesará de recordarse en su cabeza.

Entonces Val comenzó una conversación, Borgias a penas la seguia con total atención, hasta que le ofreció tabaco, que aceptó gustoso.

Pues verás Val, no se exactamente que tiene entre manos el viejo Big, ni se bien a que se dedica ahora, pero si está aqui es por algo que le interesa, eso seguro....quiere que sigamos el camino trazado por esta niña, pues supongo que sabrá más que nosotros que es lo que puede suceder.

Que sabes tú de él? de su pasado....

Mientras Marco estaba observando el mapa, yo me fijé en los traseúntes. Elegí a una mujer mayor, no demasiado, pero que tenía cara serena. Estaba sumida se ve en sus propios pensamientos cuando la interrumpí.

-Señora, disculpeme un momento si es posible.

Le dije, poniéndome cerca de ella pero sin tocarla o hacer algún gesto amenazador. Solamente la mirada a sus ojos, con la intención de encontrar tal vez una respuesta.

-Estaba buscando una construcción en particular, y creo que estoy perdida. Sabe no soy de aquí y me interesa visitar ese sitio del que me han hablado tan buenamente- una sonrisa asomó a mis labios, como la de una turista entusiasmada - es una gran Biblioteca Eskatónica. ¿Podría usted saber por dónde queda? ¿O al menos si estoy muy alejada del sitio? Desde ya le agradezco mucho toda ayuda.

Tras comprobar lo muy perdidos que estamos cierro los ojos un instante "Pancreator dame fuerzas"

Veo que Boudicca esta preguntando como llegar a la biblioteca, parece que tenemos un largo camino hasta allí de modo que pliego el mapa y espero algo impaciente la respuesta de la señora

Si este hombre intentaba engañarme no podía notarlo a primera vista, pero el que me dijera que esa arma no valía nada hacía de mi persona un ente suspicaz

¿Seguro que cuesta eso? - le pregunté - Le puedo asegurar que esa espada mas de lo que usted me dice; solo en el material estoy bastante seguro de que se puede ganar esa cantidad, no creo que la espada tallada valga menos. Si puede de nuevo piénselo y me dice, tengo un rato y aún hay algo para mostrar que quisiera vender a un hombre honesto y sincero - sonreí, mientras me recostaba un poco del escritorio que se interponía entre nosotros...

-Uhmmm, la verdad es que no demasiado- Kal encendió su cigarrillo y le tendió el mechero a su amigo. -La mayoría son rumores que he oído en alguna que otra taberna, pero según se dice, llegó a ser la mano derecha de un pez gordo... uno que se movía por los bajos fondos. Cuando éste cayó, Big Morgan desapareció de la escena y hasta ahora, que yo supiera, no se lo había vuelto a ver- el piloto conversaba despreocupadamente pero el ingeniero sabía que eso era una fachada. Que él estaba tanto o más intrigado que los demás acerca del por qué de su vuelta a escena y si todo aquello había sido casual o no.

-Algún interés debe tener... el viejo era conocido por no dar puntada sin hilo. Deberías tenerlo bajo vigilancia. Vamos, ya casi llegamos... resolvamos esto cuanto antes y vayamos a por unas cervezas- Valmer palmeó a Borgias en el hombro y le indicó que doblara en la siguiente esquina. Aunque Ligaheim cambiaba su paisaje velozmente, el ingeniero reconoció varios locales del lugar. Ya se sentía en terreno conocido nuevamente.

La mujer se detuvo entre sorprendida y contrariada. No era común que en aquel lugar alguien interrumpiera los pasos de los demás por cuestiones mundanas. En Ligaheim cada quién iba a su bola y las personas pocas veces prestaban atención a lo que sucedía a su alrededor.

Sin embargo, el tono amable y la frescura de la Eskatónica hicieron que los recelos quedaran a un lado y decidiera ayudar al grupo, que se veía bastante confundido.

-Oh, sí, la conozco. Es un sitio que suelo visitar a menudo con mi esposo. Somos ávidos estudiosos de la Segunda República!- el grupo se puso en tensión y los sacerdotes y la noble no pudieron evitar mirar sobre sus hombros, temiendo que alguien pudiera haberlos escuchado. Sin embargo, aquella era una zona libre. El brazo del Imperio apenas llegaba hasta allí y los comerciantes que habían fundado aquel espacio recordaban con nostalgia la era en la cual su poderío había sido enorme.

-Están un poco lejos, debo decirles. Deberán tomar por la siguiente calle y hacer unas diez manzanas antes de alcanzar la Vía de los Espejos. Desde allí son unas siete u ocho manzanas hacia el norte, hasta alcanzar la iglesia Eskatónica. A unos 100 mts se encuentra la biblioteca. Eso sí, dense prisa porque en una hora cierran sus puertas!

Mientras regateaban, Sinbad se concentró en el hombre que tenía enfrente para intentar dilucidar sus emociones y saber si quería estafarlo o no. Al observar su aura, detectó un alma tranquila y bastante sincera. Se veía que, si bien estaba mintiendo acerca del precio de la espada, no la había tasado en menos de uno o dos fénix a lo sumo. Lo justo para poder hacer negocios una vez que tuviera una reventa.

También pudo percibir el ladrón, que aquel hombre era culto y que valoraba los objetos por las historias que encerraban en si mismos y no tanto por su orfebrería o valor comercial. Sin duda, podría mantener una buena conversación con él si así lo deseara.

-Estoy seguro joven. Ya te he dicho que de estas se consiguen en cada esquina. Te estoy ofreciendo una buena suma por ella, aprovéchala- dijo en tono amable.

-Muchas gracias, señora.

Le contesto a la mujer con total sinceridad. Acto seguido vuelvo al grupo.

-Debemos apurarnos. En una hora la Iglesia cierra sus puertas. Me ha dicho de tomar la siguiente calle y caminar unas diez manzanas hasta la Vía de los Espejos. Desde allí son siete u ocho manzanas más, por el norte. Deberíamos a ese punto encontrar la Iglesia.

Miré hacia adelante y comencé a caminar, en realidad a trotar prácticamente. Con una mano sostuve el brazo de Inanna.

-Vamos, no podemos darnos el lujo de llegar tarde.

Si fuera que no hubiese nadie más por las calles saldría corriendo pero no quería que las vistas se posaran sobre el grupo. Así que era necesario apurar el paso sin ser demasiado obvia.

La mueca de disgusto en mi rostro se hace mas patente, solo una hora, ¿aunque lleguemos a tiempo tendremos tiempo de buscar lo que necesitamos?

No pierdo el tiempo con cuestiones intranscendentes que solo nos retrasarían mas y empiezo a caminar cerrando el grupo, sin dejar de mirar a un lado y otro con todo el disimulo que me permite mi entrenamiento, que tampoco es demasiado, pese a la indiferencia generalizada que permea este lugar no puedo evitarme la sensación de que podrían atacarnos en cualquier momento

Está bien, te creo - le dije mientras sonreía - La verdad es que no soy de andar usando esas cosas, pero de vez en cuando siempre es interesante llevarlas a ver cuanto valen.

Metí la mano en mi bolsillo, buscando el prendedor - Creo que usted es un hombre en quien se puede confiar; Hace poco me conseguí esto y no sé de que va, pero me gustaría entender un poco mas lo que significa. A mí me gustó, pero no tengo ni idea de cuanto puede costar - Saqué el prendedor y lo puse sobre la mesa - ¿Que opina?

Al ver el pin, el hombre se puso serio y lo tomó con muchísimo cuidado. Su aura reflejó un cambio repentino. Ahora se notaban vestigios de miedo y curiosidad a partes iguales. Por lo visto, sabía qué era lo que tenía entre manos.

-Donde has conseguido esto, muchacho? Dudo que lo hayas encontrado tirado en una alcantarilla- Con la curiosidad reflejada en su rostro clavó los ojos en Sinbad. Su pulso temblaba apenas perceptiblemente, pero su voz se mantenía serena a pesar de todo.

Eso haré amigo, le pondre mi ojo bionico encima...jeje

Dijo antes de entrar en el local para sus compras.

Joyce se preguntó si valía la pena correr el riesgo, si luego llegaban y la biblioteca estaba cerrada. Pero Innana quería ir, y ella se había prometido ayudarla en todo lo posible. Así que siguió al grupo con todos los sentidos alerta.

Sonreí, evitando asustar a aquel hombre que parecía haber visto un fantasma

- Dígame algo; si le respondo, ¿Podría confiar en usted? no le veo cara de traicionar a otros, pero a veces el miedo es un detonante muy poderoso para la moral...

El grupo comenzó a caminar con prisas siguiendo las indicaciones de la mujer que había parado por la calle. En aquella hora, se veía mucha gente deambulando por allí; al parecer la jornada laboral ya concluía y muchos volvían a casa, mientras que otros caminaban rumbo a los bares a tomar una copa y jugar una partida de cartas antes de la cena.

Entre aquella multitud, Inanna se rezagó un poco. Algo en una vidriera había llamado su atención y la joven muchacha se detuvo para observar fascinada lo que allí se exponía.

Los sacerdotes y la noble se encontraban a unos cincuenta metros de ella cuando notaron que no los seguía. Al volverse, pudieron ver que un hombre enjuto, de mediana edad la miraba fijamente y luego comenzaba a increparla.

-Eres tú, verdad? la de la televisión, esa que sale en los anuncios del Imperio. Sí, sí, estoy seguro. ¡Eres tú!- la última exclamación hizo que más de un transeunte se detuviera a mirar la escena. -Es ella! es ella! la criminal!!!- el hombre no hacía ningún esfuerzo por ocultar su descubrimiento y cada vez más gente comenzaba a prestarle atención y a murmurar. Mientras tanto, Inanna permanecía inmóvil, paralizada por la situación.

El ingeniero y el piloto se adentraron en el lugar. Más que un negocio de repuestos, aquel sitio se asemejaba a un taller mecánico con partes de vehículos terrestres y aéreos mezcladas entre sí. Cadenas y pistones colgaban en las paredes, un motor aquí, una batería láser por allá, tuercas, tornillos y todo aquello que cualquiera con un mínimo conocimiento de mecánica pudiera estar buscando.

Detrás de un mugriento mostrador, se encontraba un tipo gordo, con barba de dos o tres días, que sudaba profusamente. Mientras extraía un pañuelo que alguna vez fuera blanco de su bolsillo para secarse el rostro, los saludó con voz de pocos amigos.

-Hey forasteros, que es lo que buscan aquí? Este es un sitio respetable, no quiero líos con la ley!

La curiosidad pudo más que el temor. Después de todo, aquel hombre era un coleccionista de alma y lo que tenía entre manos era algo que posiblemente no volviera a ver en la vida.

Sumándose al tono conspiratorio del muchacho, respondió entre susurros. -Puedes confiar en mí, que yo confiaré mi vida a ti. Pues lo que voy a contarte, puede costarme caro si cae en oídos equivocados.

Antes de que Sinbad pudiera decirle nada más, dio la vuelta al pequeño mostrador y se acercó a la puerta de entrada para ponerle traba. Luego giró el letrero que indicaba "ABIERTO" a "CERRADO" y volvió junto a él.

-Ahora sí muchacho, podemos hablar. Pero antes permíteme que te invite un té.- Y antes de que el ladrón pudiera responder, prendió un hornillo eléctrico que tenía en el escritorio de detrás y puso a calentar agua.

Cuando me di vuelta y vi ese hombre que increpaba a Inanna me quedé dura. La pobre chica no sabía que decir o hacer y para colmo el tipo tenía razón, puesto que habían pasado la imagen de la joven y la habían acusado de cosas no ciertas.

Tenía que hacer algo, no podía quedarme de una pieza; por algo el Pancreator me había dado esta misión. Debía protegerla.

-¡Esperad!

Exclamé y fui corriendo hacia donde estaba la joven y el hombre acusador.

-Por todos los... ¿acaso no ves que estás errado, hombre? No es ella. Esta chica está bajo mi protección para ser instruida. No solamente la estás insultando a ella sino a mi, y a la orden, y al Pancreator en sí mismo.

Miré los ojos del tipo con  mirada severa, como quien encuentra a alguien que ha hecho trampa.

-Es que quieres cobrar por alguien inocente, ¿verdad? No serías el primero que vende su alma por unos créditos. Ahora bien... esto puede quedar aquí, o puedes ofendernos, más y más, hasta que tome represalias. Y quizás al imperio le gustaría saber por qué alguien esta dispuesto a mentir... Quizás tu si conozcas a esa ladrona, quizás hasta la estés protegiendo.

Me acerqué más a él y clavé mi mirada, ahora echaba chispas.

-¿Es así, estás engañando a tus superiores?