Partida Rol por web

Finalmente Al se acercó a sus compañeros, todo estaba saliendo a la perfección y su estrategia había funcionado como se esperaba, el Elfo sabía que había salvado de una muerte segura a alguno de sus compañeros, ya que estaba seguro de que no ser por que su hechizo había hecho el efecto deseado y había conseguido desarmar a Volgor, las cosas habrían sido a otro costo. Pero no era el momento de jactarse de aquello....

Orgulloso y henchido de orgullo Plumas apareció entre los matorrales arrastrando con esfuerzo a una paloma torcaz. En una de sus patas transportaba enganchado con una anilla y pergamino escrito en lenguaje común.

-Arrrkk!! Paloma!!! Arkkk!!! - Graznaba con euforia.

En ese instante su amo corrió en su búsqueda y le felicitó. - Bien hecho amigo mío!!! después te recompensaré como se debe! - Entonces retiró la nota que cargaba en la pata y la desenvolvió.

-Este fue un mensaje que interceptó Plumas de una paloma mensajera que salió de aquella cueva-  Señaló en dirección de la saliente rocoso que tenían a la vista - Parece ser que iba mas de un ave mensajera, sin embargo creo que esto nos ayudará en nuestra investigación... -

Se acercó a todos y comenzó a leer el mensaje.

Bien hallado Hulmar.

Sé que no me debes nada pero por la amistad que nos une tengo que pedirte como favor personal que me apoyes en mi decisión de replegarme junto a mis hombres o más bien a lo poco de queda de ellos al Colmillo del Oeste. Mis bajas son cuantiosas debido al reciente ataque que hemos recibido antes del amanecer. Una fuerza de aproximadamente dos centenares de goblins y kobolds bajo mando desconocido se han lanzado a tantear la resistencia de nuestras defensas. Si no fuese porque ha coincidido que tenía aquí a dos Xorlaii junto con dos monturas para el transporte de las mujeres, de seguro nos habrían arrollado. Por las marcas que tienen estas condenadas criaturas creemos que vienen de Infraoscuridad. Se han llevado a varios kobolds heridos para ver si podemos conocer quien está detrás de todo esto, pero a todas luces puede que se trate de esos endiablados drow que se habrán percatado de nuestros movimientos. Todavía está por verse si ellos también están detrás de la extraña enfermedad que merma a mis tropas y que hace que si no quemamos sus cadáveres se alcen contra nosotros con una fuerza infernal.

No tengo tiempo para esperar tu respuesta porque dudo que aguantemos otro par de noches aquí. Una vez ponga a salvo a mis hombres intentaré dar mi versión de los hechos al Consejo, porque sé que los Xorlaii no moverán un dedo por mi ya que ni siquiera se han dignado a contestarme sobre si seré relevado de mi mando. Sólo están interesados en las mujeres y en los huevos. ¡¡Sea Cyric mil veces maldito Hulmar no puedo sacar huevos ni mujeres de donde no los hay!!! Y lo peor de todo esto es que llevo más de diez años haciendo esto y aún no sé para qué demonios lo hacemos, maldita sea!! 

Nos veremos en el en el Colmillo si es que consigo llegar.

Thekz Xakaz.

Por Loraed Amo del resucitado Miyeritar.

Quinto día de la primera dekhana de Alturiak 1378 C.V.

..... - Y bién, ¿entramos a la cueva buscando señales de Aywa?  - Preguntó, esperando las indicaciones de Aldo.

En cuanto el semiorco cayó el clérigo se dió cuenta de las reacciones de Sally y Yenian. Ambos reclamaban para sí el trofeo, aunque el clérigo sabía que había sido su golpe el que lo había derribado*. Acto seguido, miró su recién adquirida atarraga y sonrió como sólo sonreía cuando era consciente de un trabajo más que bien hecho. 

-No entiendo ese juego de miradas, compañeros,-Dijo mirando a Sally y Yenian.-Me lo he cargado yo, cuando vosotros lo habéis golpeado ya estaba muerto.-Añadió triunfal.-Aunque el mérito es de cierto conjurador que sin duda me ha evitado una buena.-Apostilló mirando a Al con una sonrisa.-En fin, eso es lo de menos. El caso es que el plan ha salido bien, incluso improvisando, y hemos logrado vencer. Bien hecho, gran trabajo de todos. Esto nos pone un paso más cerca de tu hermana.-Sentenció dándole a Aldo una palmada en el hombro en señal de camaradería. 

Acto seguido, se agachó y empezó a registrarlo. Las palabras de la carta eran cuando menos preocupantes. Había que actuar deprisa.

-Registrad el resto de cadáveres, rápido, antes de que se levanten.-Dijo señalándolos.-Y si alguien recupera ese espadón podemos sacar bastante oro por él para pertrecharnos mejor. Cogedlo todo, aunque no necesitéis las armas o escudos, puedo reaprovechar el metal o los materiales para hacer mejores armaduras para nosotros o si no siempre podemos venderlo.

Lo más conveniente es asegurarnos de que no se levantan. La muerte viviente es algo muy serio. No tengo el poder suficiente para consagrar esta zona y evitarlo. Probablemente el mal more en esta zona... Deberíamos quemarlos, empezando por este, es la solución más sencilla. ¿A todos os parece bien?

Dicho esto, continuó con el registro a la espera de ver lo que decían los demás. Sobretodo Aldo. Entendía su afán por encontrar a su hermana lo antes posible, pero una plaga de no muertos era un tema espinoso... y sabía que los autoproclamados seguidores del bien, entre ellos el monje, no dejarían aquello expuesto de esa manera.

-Entiendo que puedas tener prisa, Aldo.-Dijo mirándolo.-Pero entrar ahora a saco implicaría una posibilidad de tener que luchar con una horda de no muertos al salir... creo que lo más urgente es prender estos cuerpos lo antes posible. Sobretodo este.

El monje sonrió al ver que su hermana estaba bien, todo parecía haber salido correcto. Pese a ser un plan de Grasp.... Iba a volverse cuando sus finos oídos de monje en estado de máxima concentración pudieron escuchar. Cerró los ojos y se concentró. El sonido era tan perceptible...

Tras escuchar eso, se acercó al grupo. El clérigo hablaba. Todos alardeaban de su éxito, pero lo principal ahora era el problema de los insurrectos. El loro es muy útil. Coincido en quemar los cadáveres... afirmó el 5º guerrero del Tigre quien se acercó a su hermana para examinarla, parecía estar en perfectas condiciones. Por cierto... no he matado a ninguno de mis oponentes. Sólo están insconcientes. dice mirando al clérigo. No quiero matar a hombres...

-Entonces quemarlos sería un poco drástico.-Apuntó el clérigo.-Aunque creo que más de uno lo haría de buen grado... De todos modos no es necesario que me lo digas a mi tan directamente. Cada uno obra como considera y sirve a su dios a su manera. Si consideras que esa es la mejor manera de servir a... bueno, no recuerdo a quien, pero si así lo piensas, bien hecho.

Podemos intentar sacarles algo de información cuando despierten. De momento creo que prender al resto y continuar será lo más acertado. Con los inconscientes haz lo que quieras, son tus prisioneros.

El monje cerró una vez más los ojos. Se concentró y pese a que pareciese que estuviese a varios metros de allí, había escuchado a Grasp. La carta decía que tenían prisa... comienza diciendo Y a juzgar por el revuelo que hay en la cueva... Tienen tanta prisa que igual cuando quememos los cuerpos ya no están allí. puntualiza el 5º. Vuelve a cerrar los ojos.Se van ya! Abandonan a sus heridos. añade. Temo que si no atacamos ya, los perdamos...*. Voto por que alguien se quede quemando los muertos, pero desde luego no será Yenian, tu y yo dijo a Grasp. Luego se giró a Aldo. En esa cueva está su líder... Es la pista más cercana que tienes. Estos payasos no tienen mucha información... y se queda pensativo esperando la respuesta de Aldo.

Jonas al darse cuenta del lo regios de sus compañeros en combate se lleno de seguridad, y aunque el mismo no habia sido de mucha ayuda, el tiempo para demostrar su valia llegaría mas temprano que tarde, sin embargo, más allá de cualquier satisfacción por la batalla la preocupación inundaba su mente, Melk, su fiel compañero estaba sumamente herido, y el tiempo apremia.

Sin dudar toma una de las pociones y se la da a Melk...

Al escuchó lo que decía el Elfo rapado con preocupación, si su afirmación resultaba ser cierta, la pista mas cercana, como el mismo corroboraba, escaparía de su alcance.... Al se preocupaba por Aywa sin lugar a duda, no quería que uno de sus amigos sufriera una perdida igual de la que el mismo sufrió antes de llegar a Essembra, sin embargo Grasp era sabio y sus palabras lo respaldaban, la no-muerte no es algo con lo que nos podamos arriesgar, no hay que subestimar lo que pueden llegar a hacer, así que lo mejor sería quemar los cadáveres antes que nada.

-Adelántense!... yo me quedaré a quemar los cadáveres.- Exclamó mientras tomaba una parte del torso de Volgor con dificultad y lo arrastraba hasta el montículo de cadáveres... - Plumas irá con ustedes, yo iré si detecto algún peligro.... Como muchos de ustedes saben, nuestros sentidos estan conectados, así que podré percibir los sentimientos de Plumas desde acá....- Continuó explicando mientras despojaba de las pertenencias a volgor y las hacía a un lado, después hizo lo mismo con el próximo cadaver más cercano. - Alejen a los que están inconcientes y despójenlos de sus pertenecias, cuando terminé de quemar estos cuerpos, los amarraré.... No pierdan más tiempo, ¡vayan ahora! - Decía con angustia mientras se apresuraba a terminar con su labor.

Entonces Plumas comprendió las órdenes de su amo y se apresuró a seguir a los que decidieran ingresar a la cueva.

-No hay necesidad de moverlos.-Dijo el clérigo señalándolos.-Prendelos donde están. Tardarás menos.

El combate había terminado y ahora tocaba reorganizarce para continuar adelante, pero antes había que asegurarse de limpiar la zona, o si no se llenaría de no-muertos.

Bien, pues entonces no perdamos más tiempo. Apremió Yenian.

La batalla había ido tan bien que el paladín se encontraba animado y seguro de que conseguirían encontrar a la hermana de Aldo sana y salva. Atrás quedó la fea herida producida por la anterior pelea, herida que podría haberle matado, pero que le hizo más fuerte y decidido.

-No hay necesidad de moverlos.-Dijo el clérigo señalándolos.-Prendelos donde están. Tardarás menos. El claro está muy despejado como para que puedas provocar un incendio, y en caso de que por azar ocurra al salir lo apagaremos.

Lo importante es estar allí lo bastante rápido como para rescatar a la hermana de Aldo. Pero debemos tener cuidado, es probable que nos estén esperando. Entre los trastos de estas gentes me ha parecido ver pociones curativas... lo prudente es que al menos cada uno coja una. Yo tengo mi magia, así que no las necesito en principio. Aunque no se lo que nos espera.

Dicho esto, salió con los demás en dirección a la cueva mientras musitaba en silencio una plegaria a Grumbar dándole las gracias por su nueva atarraga y lo bien que le había servido en batalla.

-Entiendo.- Digo ante las palabras de Grasp y tomo una poción.- Y...¿Que hacemos con lo demás? Además...¿No es algo malo que hayas intervenido esa carta? Ahora no llegará a destino, y por ende la ayuda no llegará... - Se quedó pensativa unos momentos... -Y ¿Como sabemos que podemos contra el jefe y los que quedan? - Sacudió la cabeza, tenía muchos pensamientos en ella y también muchos miedos. Sus sueños de la noche anterior solo la habían perturbado más. -Lo siento, estoy distrayendolos, si quieren ir a la cueva vamos...- Algo le decía que no era ese el camino, pero no sabía que más hacer....

Al Baridel dio con la mano a sus compañeros apremiándoles mientras cogía yesca y pedernal y se dirigía primero hacia la pira de kobolds y globins que yacían apilados unos sobre otros. Era una escena escalofriante que tardaría muchos años en borrarse de la memoria del elfo, pero no porque ésta se curase, si no porque otras aún peores la harían insignificante.

Grasp junto al resto de compañeros corrieron hacia la cueva y poco pies antes redujeron la velocidad para no alertar en demasía a cualquier posible enemigo oculto en los alrededores. 

La cueva era una formación granítica que había sido horadada en sus orígenes por un pequeño riachuelo que manaba de ella, pero sin duda eso fue hace miles de años puesto que en esos días no había ningún indicio de que un arroyo hubiese existido en esa localización. Lo que en su día fue un simple agujero en la roca, sucesivos inquilinos fueron ampliándolo en el devenir de los centurias siguientes hasta lo que a día de hoy tenían ante ellos... Unas espinosas zarzas crecían apretadas y apelmazadas contra la superficie rocosa dándole un aspecto de erizo encabritado en el que la parte de la entrada correspondía al vientre del animal. 

En los últimos días del anterior decenio las gentes de Hap y pequeños pueblos cercanos a Essembra habían utilizado esta cavidad para instalarse y refugiarse contra los drows que servían para el mago rojo de Thay, Drakandos. Cómo su estancia fue prolongada los nuevos inquilinos la moldearon para que al menos su reclusión en ella no fuese peor que padecer bajo las manos de los opresores de sus pueblos. Así pues, dotaron a la cueva con un pozo para suministro de agua, escaleras talladas en piedra para el acceso de los más ancianos a su interior e incluso con elementos decorativos como columnas finamente talladas en la roca. Por desgracia, cuando estas gentes abandonaron el suelo que ahora pisaba el grupo, el lugar cayó en declive y las bestias junto con bandidos destrozaron todo cuando se había levantado aquí. Ahora los restos de una de esas columnas yacía junto a la entrada.

Por las huellas que podían apreciarse a simple vista, aquí había sido donde los hombres de este misterioso conglomerado de hombres bajo las órdenes de un tal Thekz Xakaz había detenido el golpe de mano de las pequeñas criaturas que habían surgido del bosque. Ahora los cuerpos habían sido retirados y apilados pero la sangre medio reseca aún cubría las enlodadas losas que conducían al interior.

Tal y como había advertido Nü, ruidos caóticos llegaban desde el interior. Hombres pidiendo ayuda, delirando, chillando por el dolor mezclados con otros de extraña procedencia, pero que para aquellos con los oídos más aguzados indicaba que estaba preparando un convoy a toda prisa. Las llamas danzarinas de dos antorchas a pocos pies de la entrada iluminaban las escaleras que descendían rectas hasta una esquina que daba a un pasillo lateral.

Un olor fétido proveniente de el sudor, las heridas infectadas y los excrementos que en su interior se acumulaban junto con la atmósfera sumamente cargada debido al hacinamiento, hacía que el caminar por las escaleras se asemejase al viaje hacia a los nueve infiernos.

POR FAVOR!! AYUDA!!! NO PODÉIS DEJARNOS AQUÍ!!

MI PIERNA!!

Tranquilos he dicho!! Nadie va a quedarse atrás, ¿me habéis oído? No dejaré a ninguno de vosotros atrás.  - Proclamó una ronca mientras el grupo descendía por el primer tramo de escalera.

Al-Baridel quedó sólo en ese desolado claro. Sólo el ruido del viento y su fresca caricia de este aliviaba su pesar y preocupación. Cuando sus compañeros fueron engullidos por la niebla el elfo pensó que se sentiría sólo, pero desde luego sus sentidos no se lo confirmaban. Al-baridel miró a su alrededor y no vio a nadie por lo que empezó a chasquear para crear las primeras chispas. De pronto una voz tras él lo interrumpió e hizo que su vello se erizase.

¿Mucho trabajo para un elfo SÓLO, no te parece? - Recalcó en la palabra "sólo" una sonriente drow mientras tensaba un arco finamente tallado. Sus ojos al contrario de lo que podía pensarse por las leyendas, no parecían verse afectados por la luz exterior, que era excesiva para estos elfos incluso en un día nublado y bajo la sombra de los espesos árboles. Tras ella, otros cuatro más sostenían pequeñas ballestas de mano y más atrás de ellos otro elfo oscuro que portaba un bastón con intrincadas figuras semejantes a demonios, con una túnica negra y con la capucha echada hacia atrás que dejaba ver su abundante cabellera, aguardaban la reacción de Al-Baridel. 

Según pudo darse cuenta Al, los otros cinco drows, al contrario que la mujer, sí que estaban a disgusto en el exterior.

Una palabra, un gesto de tus dedos que considere inoportuno y no dejaremos de ti ni el alma. ¿Entendido "mago"? - Advirtió la elfa mostrando sus dientes.

Perdona mis modales, mi nombre es Ethva, y a mis compañeros no es necesario que te los presente. ¿Puedo preguntar que hace un grupo tan variopinto en un sitio como éste?

Y sin darse cuenta Nü tenía en sus manos la carta de Al. ¿En qué momento he cogido esto? - Sus rápidas manos no fueron conscientes de haber.. Lo he robado... ¿qué me pasa? leyó una vez más la carta y algo a lo que antes no había dado importancia azotó su cabeza. Debió ser por el ruido de la cueva, pero ahora que el ruido era más intenso podía acallarlo y leer una y otra vez un nombre... Mago del Miyeritar en los más profundo de su ser un eco repetió ese nombre. Los ojos de Nü se pusieron en blanco y sus puños se contrajeron apretando con gran fuerza la carta. El dolor en su estómago le hacía contraerse... L-O-r-a-E-d musitaba el monje, quien al cabo de unos segundos vio como Zhaelín le agarraba e impedía que cayese al suelo. Nü asustado le dio la carta, estaba empapado en sudor... ¿Qué? ¿Qué me está pasando? Es- es mejor no contarles nada... toma... guárdala tu. No sé... yo no sé como...

Nü empapado de sudor se adelantaba a ponerse en las primeras posiciones. Casi no se tenía en pie y su respiración era fuerte y entrecortada... Parecía aterrado V-vamos joder! Tu hermana está en peligro... soltó derrepente. Yo me pondré en segunda posición Junto a Al, Grasp y Yenian podéis ir primeros. Tranquilos, si hay problemas os intercambio el sitio... No correréis daño! Detás que vayan Zhaelín y Sally. Son buenas a distancia y finalmente Jonas y su amigo para cerrar y que no haya ataques por la retaguardia.*

Nü se apoyó unos segundos en la pared. Tras soltar la verborrea necesitó recuperar el aliento. Se seco el sudor de la frente y con el brazo hizo un gesto para que sus compañeros pasaran...

Al continuaba con la labor de apilar cadáveres mientras el grupo desaparecía de su vista hacia el interior de la cueva, cuando por fin estaban todos apilados un mal presentimiento le hizo revisar la zona.... Estaba sólo y quizás lo mejor era reunirse con el grupo lo más pronto posible, sólo hacía falta encender la chispa que iniciaría el fuego, cuando escuchó aquella voz en su espalda, por un instante se congeló mientras un frío intenso recorría su espalda y su corazón latía con mucha mas intensidad... Estaba aterrado, lentamente volvió la mirada para encontrarse con aquella escena, una extraña y misteriosa mujer Drow tensaba un hermoso arco frente a él, acompañada por 4 con ballestas en mano prestos a usarlas ante el más mínimo movimiento y uno más atrás que portaba un bastón con unas extrañas inscripciones.... Por un momento no supo que pensar, su mente se transportó al momento de la muerte de sus padres, cuando aún era joven e inexperto. Quizás no haya cambiado mucho hasta ahora, ya que su reacción estaba siendo muy similar a la de ese entonces.

-No..... no puedo permitirme tener miedo..... Vamos Al, piensa, piensa.... ¿cómo vas a salir de esta?- Se quedó mudo frente a la mujer que aún mantenía esa macabra sonrisa en su rostro mientras intentaba rápidamente relacionar los acontecimientos previos y su actual situación.