Partida Rol por web

Se acercaba el anochecer cuando el último de los compañeros apareció por el camino con su pesada mochila al hombro y tirando de su cargada montura en dirección al resto de sus amigos. Los muchachos aguardaban sentados en una tapia semiderruida a  medio centenar de yardas de un destartalado almacén de base rectangular y construido en piedra que, si no hubiese sido porque Basrim les había asegurado que era de su propiedad, perfectamente hubiese pasado por un edificio abandonado por sus dueños años atrás. Los pocos jornaleros y comerciantes que llegaban a esas horas tardías a la villa saludaban lenta y pesadamente al variopinto grupo reunido allí. 

Aunque la la oscuridad hacía largo rato que había envuelto bajo su manto a toda la ciudad, la visibilidad en el camino era perfecta gracias a altas antorchas repartidas regularmente que cubrían una distancia de un par de millas camino abajo. Ello, aparte de servir para que los viajeros supiesen que su descanso estaba próximo, servía para un fin mucho más ambicioso. Centenares de pies más arriba, en la escarpada falda de la montaña, las desafiantes torres de Castillo Alto cubrían todo el área con sus siempre dispuestas balistas y catapultas. Ese mismo camino sería utilizado por el grupo para dirigirse a la fortaleza oculta conocida como el Colmillo Oeste. Si el orondo mercader no había mentido, encontrarían un desvío que se internaba en las montañas en dirección norte a unas diez millas de la ciudad en dirección a Piedra del Trueno, ya en Cormyr. 

No hizo falta acercarse mucho al local para distinguir entre las sombras, proporcionadas por una pared y una higuera de montaña, la silueta de una enorme carreta que disponía de una lona que la cubría casi en su totalidad a excepción del pescante en que que dos conductores podrían dirigirla. La enorme llave de hierro encajó a la perfección en el agujero de la cerradura del portón; dos vueltas a la derecha y la puerta se deslizó hacia el interior sin problema ninguno. Desde luego las apariencias engañaban y el almacén era más utilizado de lo que a simple vista aparentaba. En cuanto al interior poco podría decir aparte de que era una amplia estancia repleta de cajas, rotas, vacías y cerradas, alpacas de paja, decenas de rollos de cuerda, aperos para enganchar a los caballos a la carreta y sacos, muchos y pesados sacos de los que el mercader había hablado. Éstos contenían lo que había dicho: cebada, trigo, maíz, algarrobas y patatas, las cuales, por las raíces que habían crecido de ellas, indicaban que llevaban tiempo en esos sacos.

Algo semejante a un bufido reveló en una de las esquinas del oscuro almacén un par de jamelgos que si tenían suficiente fuerza para levantar sus propios cascos sería toda una proeza. No hicieron gesto alguno al ver acercarse a los compañeros ya que estaban más que acostumbrados a ver a personas extrañas, y más en las últimas dekhanas. 

Era agradable, a pesar de la multitud que recorría las concurridas calles, tener un rato a solas con su hermano. El sincero abrazo que se habían dado había eliminado todo atisbo de cabreo en la hermana mayor y quería aprovechar las compras para despejar un poco su mente de los funestos pensamientos que la atormentaban.

- ¿Has visto Nü?- Preguntó sonriente la elfa mientras le enseñaba a su hermano unos gruesos guantes que se ajustaban a su puño a la perfección. Abría y cerraba el puño, y el guante parecía tensarse como su tuviera músculos propios.- Es increíble. -Zahelín cogió la nueva maza como si no pesara más que una pluma.- ¡Me lo llevo!- Pero no todo había sido tan rápido. Antes de realizar la compra se había probado botas, amuletos, escudos,etc., siempre pidiendo la opinión de su hermano.- ¿Qué te parece esto? ¿Si? ¿Me queda bien? No, mejor no, me hace culona. ¡Nüuuuu! ¿Me escuchas?¡Mírame!

En algún momento tras la euforia de las compras la mirada preocupada volvió a instalarse en el rostro de la elfa. El inminente viaje y el peligro que corrían acongojaba su espíritu. Tenía que hablar con su hermano para advertirle del peligro que corrían.

- Nü, si te soy sincera...tengo mis dudas sobre este viaje.- La misión estaba clara: rescatar a la hermana de Aldo. Pero quizá ellos corrieran un peligro añadido.- ¿Oíste hablar a ese hombre? Mencionó al tal Loraed.- Eso no podía ser una casualidad. Su madre les había advertido sobre él y ellos iban a meterse en la boca del lobo.- No sé si madre querría que nos acercáramos a su gente. Esos Xorlaii de los que hablan. Tienen que ser los que olí cuando entramos en aquella casa.- Eso quería decir que podían ser semidragones.-Podrían ser bestias híbridas entre dragones y humanoides. Nü, creo que estoy cambiando.- ¿Se estaba convirtiendo ella en los mismo que esos Xorlaii? ¿Era uno de ellos?- Siento algo en mi interior que no sé cómo describir. He tenido extraños sueños. Loraed quiere lo que madre ha tratado de mantener a salvo todos estos años, a nosotros.- Mintió.- Creo...creo que...- Rememoró la amarga sensación de lo que había presenciado.-...creo que madre tiene que ver con lo de esos muertos que caminan. Está tratando de impedir que Loraed consiga lo que quiere y ha tenido que hacer cosas...quizá malas. Corremos mucho peligro, y quizá en contra de lo que querría mamá, yendo al Colmillo del Oeste pero también creo que necesitamos respuestas. ¿ Y si los Xorlaii quieren hacer más seres como ellos usando a las mujeres embarazadas?

Nü fue a todas las compras con una sonrisa nerviosa. Nunca había visto así a su hermana, tan... tan libre. Parecía que se había quitado un peso de encima y estaba empezando a disfrutar de la vida ...Te quedan bien. Contestaba esporádicamente. AAAaay! Ya te dije que tu culo no tiene nada malo, vamos anda. Aaargh...por favor! De vez en cuando el monje se paraba a observar algo, pero su hermana le llamaba la atención. Estaba tan absorto en un amuleto que casi todo alrededor parecía pararse, no escuchaba nada. Sólo escuchó las palabras iniciales del tendero que le hicieron volar su imaginación Cronoamuleto... No sabía bien como explicarlo, pero el monje sentía que ese amuleto estaba vinculado a su esencia. Y era difícil decirlo, pero aquel amuleto... No era la primera vez que lo veía. Aunque si fuese la primera vez que lo poseía.
¿EH? Sí, que te estoy escuchando Zhaelin. Contestó Nü saliendo de su ensimismamiento. Me lo llevo.

Su hermana empezó a hablar. Sobre los Xorlaii y los peligros. Ya había vuelto la Zhaelín que conocía - pensaba divertido mientras  la miraba. En sus labios estaba aquella sonrisita prepotente y repipi que sólo el empollón de la escuela podía tener.
L O R A E D
Repitió un eco. Sí que conocía aquel nombre. Algo en su interior se agitaba. La mirada de Nü se nubló y sus ojos parecían adquirir un azul más oscuro, sus pupilas se rasgaron o ese efecto parecía. Pero sólo duro décimas de segundos. Luego la mente del monje se mostró blanca.
No, no sé quien es... Dijo algo aturdido. A Nü le costaba seguir la conversación, pero su hermana dijo algo que le hizo sudar. 
C-cambiando? ¿Cómo que cambiando? Sueños? - su hermana no se detenía en explicar nada y errática seguía trazando una conversación que le era difícil seguir a Nü. Finalmente medio abrazó a Zhaelin, beso su pelo y dijo. Tranquila, estoy aquí contigo... Y no se atrevió a decir más. Estaba nervioso, pues el también había tenido sueños. Sueños que no alcanzaba comprender. Nubes, viento. Había sentido el viento resbalar entre sus dedos y vibrar. Se había sentido tan libre... ¿Y ese tal Loraed? ¿Quién sería? Había podido leer su nombre en su cabeza. Tan nítido... pero cuando intentaba pensar más en él. Todo se volvía oscuro y el dolor de cabeza volvía.
¿Por qué dices que estás cambiando? Y-yo... yo también he notado algo... también tengo sueños. N-no le des más importancia. Dijo algo nervioso intentando quitar hierro a las sensaciones de su protectora.
Soltó a Zha y cuando se quiso dar cuenta tenía en la mano aquel amuleto.
 

- ¿No te acuerdas de las historias que nos contaba mamá? Loraed busca nuestro linaje para acabar con él. Es la razón por la que madre nos dejó.- Si no lo recordaba era hora de que lo supiera. Se dejó querer por su hermano. Era una agradable sensación sentirse protegida. Pero entonces, de pronto, empujó a su hermano para deshacer su abrazo. No podía permitirle que se creyera que la protegía. - No sé Nü. Tu has tenido tu entrenamiento y yo el mío. Mamá me hablaba de lo que había dentro de mí y...y creo que está... - Iba a decir floreciendo, pero no era algo delicado precisamente.-...bullendo dentro de mí.- Trató de explicarse mejor.-...Hoy  cuando vi que te ponías en riesgo tu vida para proteger a aquel mercader sentí como si ardiera por dentro.- Entonces su hermano la sorprendió diciendo que él también soñaba. ¿Por qué no habían hablado de ello antes?- ¡Cómo que no le dé importancia!- Bajo la voz para evitar que les escucharan.- Cuéntame cómo son tus sueños. - Para que su hermano confiara en ella y no le diera vergüenza expresarse comenzó por contar ella los suyos.-Yo sueño con dragones. Hablo con ellos, me enseñan cuál es la naturaleza que late dentro de mí. Por eso pienso que pude reconocer a esos Xorlaii y me da miedo que sea como ellos.- Como mamá...- No quiero hacer daño a nadie...a nadie inocente. ¿Crees que soy un monstruo?- Había algo que Zhaelín no contaba. Antes quería ver qué contestaba Nü.

El clérigo se acercó a echar un vistazo a los caballos nada más entrar. Parecían a punto de caerse al suelo, cosa que no le hubiera gustado demasiado. En cuanto los hubo localizado miró al druida.

-Jonas, ¿Puedes hacer algo por ellos?-Preguntó.-¿Necesitan algo aparte de comida y agua?

Nü hacía claros esfuerzos por recordar las historias de madre. Su gesto dubitativo y pensativo acompañados de una negación con la cabeza hicieron ver a su hermana que no se acordaba del tema. Pues si nos busca...nos encontrará. Dijo con una sonrisa confiada. Ya no somos niños. Su hermana le contestó hablando sobre la clase de entrenamiento que habían tenido, pero cambió cuando decía que tenía algo dentro. 
Sudores fríos le recorrieron antes las preguntas de su hermana. Espero que eso que ha despertado no sea el amor... se decía pensando en las posibles miradas con Al. Saber acerca de sus sueños le producía leves dolores de cabeza.
Sueña con dragones... - miraba fascinada a su hermana, sobre lo que contaba. Nü sonrió y despachó una carcajada.
Aaaaay, hermanita... ¿Cómo vas a ser un monstruo? Eres la mejor persona que conozco. - Le dijo dando un golpecito a su frente. Siempre me has cuidado y te quiero por eso. Siempre me has protegido y has estado ahí cuando te he necesitado. Siguió diciendo con una sonrisa afable. No tienes nada que temer.... ... Casi no recuerdo a mamá ... continuó diciendo pero os parecíais mucho. Os entendíais sin hablar, os coordinabais bien. Recuerdo que era desesperante. ​Porque yo no tenía ese vínculo con nadie. Pensó apenado. No sé que significan tus sueños, pero tú no eres malvada. Repitió con una sonrisa, respiró hondo y luego se vio forzado a contar sus sueños. Sabía que su hermana sólo le contaba eso por sacar a su hermano del caparazón detrás del que se solía esconder y a veces era bueno sincerarse con su hermana. Son sólo sueños Zhaelín. Dijo con gran tranquilidad, con plenitud. Sólo sueños en los que no existe gravedad. Que el viento pulula a mi alrededor y que soy libre. Libre para volar. Dijo cerrando los ojos y rememorando los sueños que tanta calma le proporcionaban. Nada fuera de lo normal. Acabó diciendo mientras abría los ojos. 
Aunque ese tal Loraed... una fracción de segundo de duda y una mirada a la izquierda le bastaron a Zhaelin para echar una de sus miradas inquisidoras al monje.
Bueno... comenzó diciendo ese tal Loraed... No sé porque... pero pensar en él, me produce jaqueca. Me impide pensar con normalidad. Decía apretándose la cabeza. El otro día pude ver su nombre con tanta claridad... como si estuviese escrito en mi cabeza... dijo frotándose la cabeza rasurada. No sé quien es... pero siento que es peligroso. Presiento que hasta que uno de los dos... MUERA ... súbitamente se calló para mirar a su hermana. Ya había hablado demás. Una sonrisa confidente volvió a su rostro. No hay nada de que preocuparse. Ya no somos niños que deban temer nada. Además tengo a mi hermanita que es superfuerte. Dijo apretándole el brazo y haciéndole cosquillas. SÚUUUUPERFUERTE!!! Dijo jugueteando con ella. Alborotándole el pelo y poniéndole la capucha, para acabar en un abrazo...
JAJAJAJAJAJAA! - Reía alegre.
 

Jonas se acerca hasta los caballos a examinarlos tal cual le solicito su compañero. Se toma su tiempo para ello...

No hizo falta que Jonas se acercase mucho a las monturas para percatarse de que no habían sido cuidados con esmero durante los últimos meses. La edad de ambos, dedujo por los dientes, no sería mayor de tres años aunque por su estado pareciera como si estuviesen a un paso de la tumba. El vuelo de las moscas alrededor de los cuartos traseros de los animales no era algo extraño en unos establos pero un olor dulzón que llegaba hasta su posición sí que lo era. Fue eso lo que le hizo caminar hasta allí para descubrir con desagrado grandes heridas sin cerrar que parecían haber sido causadas por garras del tamaño de manos humanas.

Ay madre santa... - fue lo que salio de la boca de Jonas al ver el estado de los caballos. - Maldito, ¿cómo puede tenerlos así? ¿A alguien le sobra una poción por favor? Estos caballos estan graves...!

Para ser sincero no...

Sally acompañó a Yenian de malas ganas. Si fuera por ella aquellos dos hubieran terminado de otra manera, una muy diferente y peor que el destino que les deparaba entre rejas.

Aún así sabía que su recto amigo no permitiría aquella acción, y sobretodo cambiaría la forma que tenía de mirarla. Así que resignada fue a entregarles a las autoridades.

La joven arrastró después a Yenian tras ella para ir de compras. Era algo que le encantaba, pero con lo que más disfrutaba era con la progresiva cara de desesperación de su amigo.

Toma Yenian, sujeta esto mientras me pruebo este. ¿Qué te parece? ¿Te gusta? Dicen que es lo que se lleva ahora en la capital. 

Y así en una y otra tienda, hasta que echando un vistazo al cielo vio lo tarde que era. Ya había comprado lo que quería, así que era hora de irse y de dejar de hacer sufrir a su santo amigo que había aguantado estoicamente toda aquella "tortura".

Cuando llegaron a aquel almacén Sally se dedicó a buscar algo de valor, aunque suponía que después del palo de Zhaelin aquel gordo mercader habría puesto todo a buen recaudo.