Partida Rol por web

-Ayyy, la cabeza me da vueltas. -Protestó mientras se llevaba una mano a las sienes. -No sé quiénes sois pero estoy agradecido por vuestra ayuda. Soy Jimmy Bonomo. Aunque mis amicos me llaman Jimmy 'Brincos'. Estábamos jugando una partida de póker, ya sabéis una timba, negocios inofensivos... -Aclaró al tiempo que juntaba los dedos de la mano derecha como pretendiendo subrayar sus palabras-. Cuando vino ese figlo di puttana, la puerta se abrió de golpe y el bastardo nos disparó a todos. Moretti debió haberle mandado.

- Y al parecer... – Dedicó entonces una mirada compasiva a sus compañeros caídos al tiempo que se mordía el labio inferior – Han hecho un buen trabajo, ¡malditas sabandijas! ¡Ouch!– Volvió a protestar por una de sus heridas, esta vez en el costado. Se tomó unos segundos, apoyó una de las manos en la mesa e intentó incorporarse.

-Ouch... -Volvió a protestar al tiempo que volvía a su sitio. Estaba realmente jodido.

- Señor Bonomo - no era tan crédulo para pensar que había entrado en el círculo de amistades de Jimmy - él tiene razón, deberíamos ir al bar. Allí el médico podrá hacer algo con sus heridas mientras busco una forma de llevarle a un hospital. 

Era una oportunidad demasiado buena para dejarla pasar. Alguien podría pensar que era demasiado peligroso juntarse con ese tipo de gente;  pero ya habían intentado matarle sólo por estar en el lugar equivocado. Y un trabajo es un trabajo, mejor si no hay que matarse doblando la espalda.

- Si le parece bien, a la de tres nos movemos despacio - buscó con la mirada la confirmación de los presentes y se preparó para sujetar a Jimmy si era necesario.

―Parece lo más sensato, si no puede caminar lo cargaremos... Uno, dos... ―Antonino sólo quería saber quién diablos le había mandado llamar a aquél lugar y si esta persona sabría de la balacera. Estaba muy muy enojado, pero sobretodo preocupado. Franco ya estaría preguntando por él y Donna Carolina por muy buena que fuera tenía sus propios hijos de quienes ocuparse, debía volver a casa pronto.

En ese momento Frank hizo acto de aparición, aunque parecía nervioso estaba menos protestón que hacía apenas unos momentos. El trío había estado escuchando voces en el fondo sin tener muy claro de qué hablaban, aquellas voces parecían haber operado un cambio en la actitud de aquel camarero.

Con diligencia y sin dedicar apenas una mirada a sus compañeros empezó a cerrar el local.

La puerta del fondo del local volvió a abrirse emergiendo primero la figura de Fedor... No tardaron en advertir por sus movimientos que estaba cargando a un hombre herido, trajeado y de buena presencia. Al igual que Luca tenía un aspecto jodido pero estaba muy vivo y consciente, algo en él le hacía reconocible. Después de aquel tipo apareció Antonino llevándole por el otro extremo.

El sonido de los tablones resonaba en la estancia, mientras Frank seguía afanándose en cerrar el local, uno de los huecos del escaparate se encontraba ya totalmente cegado por tablones, aún quedaban otros dos.

-Dejadme un momento aquí, esto es importante. -Pidió mientras parecía indicar una de las sillas, ambos obedecieron sin rechistar. En cuanto lo depositaron dedicó una mirada a aquellos tres rostros nuevos, escrutándoles como si les estuviese valorando, después miró las heridas de Luca ante las cuales murmuró algo en sentido aprobatorio.

-Veo que por aquí los hombres de Moretti han estado jodiendo también. -Dijo con una sonrisa torva e irónica. Después su rostro se volvió suplicante, su mirada se centró en los dos que cargaron con él.

- Tienen que ayudarme, por favor... He de encontrarme con unos amigos en el muelle... A medianoche... -Sus palabras y su respiración era entrecortada-En el tinglado número dos... Con el coche... Por favor, vayan al tinglado, es importante... Les estaremos muy agradecidos.

¡Por fin la llave de uno de los coches! Claro, esta bien, deme la llave, les llevaré al hospital y luego a donde quiera. Al muelle, pues al muelle; pero salgamos de aquí antes de que llegue la policía o no abrá nada que hacer. Estaba impaciente con conducir uno de esos coches y largarse de aquel matadero. Además que alguien como Jimmy le debiera un favor no era algo a despreciar aunque para cobrarlo necesitaba que siguiera vivo.

Doc, ¿Hay alguien a quien llevar al hospital además de al señor Bonomo. Se dirigió a Jimmy ¿Cual de los dos coches es? 

Cumplida su búsqueda, Rocco se hallaba junto al doctor y el mastodonte sangrante. Por un momento se detuvo, valorando si era mejor largarse cuanto antes de aquel lugar. A decir verdad, considerando su estado de alteración no deseaba que el resto de la noche fuera tranquilo, e involucrarse en los asuntos del trajeado podría ser divertido, puede que incluso beneficioso.

-Primero ocupémonos de salir de aquí y de que se atienda a los coladores. Nuestro camarada aquí tirado no aguantará mucho más sin la debida ayuda-comentó, tras dirigir una mirada de simpatía al herido-. Después habrá tiempo de ir a los muelles; los conozco como la palma de mi mano-añadió, asintiendo hacia el tal Jimmy.

Mientras presiono las heridas de Luca con uno de los trapos humedecidos que me han traído, hago una comprobación rápida de sus constantes vitales... palpo con mi dedo su muñeca buscando el pulso de la arteria radial que me indica que la tensión arterial aún es aceptable; tiene una ligera taquicardia pero no muy grave... aún.

- Muy bien señor... digo dirigiéndome a Luca - de momento, la pérdida de sangre no es crítica, pero necesito extraerle las balas. ¿A que hospital quiere que le llevemos?

- Al que sea Doc... ya me sacaron unas en las camillas insalubres de la gran guerra, no creo que algún hospital de la ciudad valla a ser peor.

Estaba bastante mal, aun así mantenía el ánimo lo mejor que podía...

- Creo que por razones más que obvias no los acompaño al muelle jaj..

La risa se le corto, era notorio que reír le dolía... ya se cobraría de quien les había disparado... incorporándose un poco hablo al tipo de traje que no sabía quién era...

- Amigo no nos conocemos e igual lamento no poder colaborarle hoy... si salgo con vida de esta, espero vernos para que me diga quienes fueron los que nos dispararon, me gustaría arreglar algunas cosas con ellos.

La mirada de Luca era peligrosa, era la mirada del hombre que quiere venganza.

-Muchas... Gracias...-. Jimmy Bonomo cada vez se encontraba peor. Se notaba en su pastosa voz y en los torpes movimientos que efectuaba al meterse la mano en la americana. La culata de un revólver en su pistolera fue lo primero que sus interlocutores advirtieron, como si alguien quisiese recordarles que aún débil era peligroso... Finalmente la llave hizo aparición.

En ese momento Jimmy cayó desplomado al suelo con un sonoro ruido, la llave quedó a unas pocas pulgadas de su mano.

El ruido alertó a Frank, quien volvió raudo. El restaurante se encontraba en esos momentos totalmente cerrado y únicamente iluminado por una de las pocas lámparas que quedó intacta tras el asalto. 

-Lo siento, no he podido evitar escuchar. ¿Vais a hacerlo? -Les preguntó. -Si estáis dudando debéis saber que los “amigos” de Jimmy os agradecerán muy generosamente los servicios, suelen hacerlo... Pueden ser muy generosos cuando se lo proponen – Añadió.

-Yo me encargaré de llevarle al médico-. Dijo tras unos segundos-. Conozco a un médico que no avisa a la policía cuando ve estas cosas... Creo que fue Jimmy quién me habló de él.

- Bahh... Doc aún no estoy muerto, si quieres sácame el plomo en donde sea que atiendas, y cuenten con mi apoyo...

Si adicional a eso las cosas se ponían feas, siempre podía mantenerse al volante o disparar desde el vehículo... Para esta vez, no podría liar a palos a nadie.

Aquella noche habia comenzado con el ofrecimiento de Terry y tambien era para un trabajo en los muelles, y si salia con vida de todo aquello y podia ganarse un puesto para trabajar para "los amigos, de los amigos" todo seria ganancia.

Se acercó a Jimmy y cogió las llaves. Estuvo tentado de coger la pistola también pero de seguro acabaría pegándose un tiro en el pie. Si no os importa conduzco yo. Coged a Luca y vámonos.

Ten por seguro que iré, Frank. Lo he dicho y lo haré. Se le quedó mirando un momento.Después de lo que ha pasado ¿crees que deberíamos llevarnos el arma de Jimmy? Sólo por si acaso.

Tras lo cual salió del local y se dirigió al coche abriendo todas las puertas y sentándose al volante.

Se carcajeó sonoramente al escuchar los comentarios del herido. Sí, ese tipo empezaba a caerle realmente bien...una vez el otro salió del local, se dirigió al trajeado inconsciente y, sin más ceremonia, arrancó el revolver que portaba, fijándolo en su cinturón. Acto seguido, echó una ojeada a Frank. En esos momentos tenía otras cosas en mente más allá de su gusto por la venganza. Como por ejemplo, el deseo de venganza compartido con el mastodonte.

-Bien, tu ocúpate de nuestro nuevo amigo. Nosotros nos ocuparemos de sus negocios.

Dirigió su atención al doctor y su, al parecer, paciente.

-¿Necesitas ayuda?-preguntó a Luca. Después se dirigió a Rossi-¿Lo cargamos en el coche y vamos a esa clínica, o qué?

No podía sino sentir entusiasmo ante la perspectiva de la noche que se cernía sobre él. El aire nocturno olía a pólvora, dinero y problemas, un aroma que siempre despertaba sus más bajas pasiones.

Antonino suspiró y miró al techo resignado. Trabajo es trabajo, se dijo y optó por acercarse a Rocco y ayudar a cargar al herido al coche, aunque no parecía que lo necesitara mucho, era un hombre muy grande.
―¿Algo más que debamos saber Frank? ―le preguntó al barman.