Partida Rol por web

Enarcó las cejas con aire frío ante el comentario de Lordo y giró el rostro entre indignada y avergonzada.

MARAVILLOSO, LÚTHIEN, MARAVILLOSO. TIENES UNA COMPAÑÍA QUE VALE SU PESO EN ORO.

-Cuanto antes volvamos antes podréis invertir las ganancias.

Al probar una gota del vial, supiste enseguida que se trataba de un elixir de la verdad

Cargados hasta arriba, os pusisteis de nuevo en marcha. Tuvisteis suerte, pues el combate aún seguía. Había habido bajas por ambos bandos, pero el combate estaba tan tenso que no parecía que nadie se diese cuenta de que cuatro individuos cargaran con sus tesoros. Quien sobreviviese al combate, se llevaría una gran desilusión.

Recorristeis el camino por el que habíais venido con más lentitud ahora que llevabais gran peso, pero no tuvisteis ningún problema. La gente se apartaba al ver a Thokk, pero nadie se acercaba ni decía nada.

Al llegar a la ciudad, os detuvisteis. Tocaba decidir si ir a ver primero al hombre que os había contratado o a los señores que os habían pedido que rescatarais sus pertenencias.

Entreguemos primero el papel ese. Aclaro. Esa pobre gente no podra dormir esta noche si no tienen a salvo su propiedad, diría que nos dividieramos si no fuera porqué si lo hicieramos seguno no nos pagan a todos.- suspira- ¿qué dicen?

- Sí, estoy de acuerdo. -hago memoria de lo que nos pidieron los dos desgraciados- Yo llevo la escritura. Tú, Lordo, creo que te guardaste en el bolsillo un colgante ¿no es así? ¿No te guardarías también un anillo, por casualidad? Esas son las tres cosas que nos pidieron que recuperásemos.

No es que no me fíe de la honradez del amigo mediano; seguramente se los guardó en el bolsillo sin decir nada, aunque no tuviese mala intención. Pero no me fío.

Thokk ignoraba a la gente que se apartaba de él, como si fuera a dedicarse a decapitar a gente, pero le daba igual, así pues continuó arrastrando parte del botín- Me parece bien, primero esos pobres desgraciados, luego con el otro -aunque esas quinientas piezas de oro por cabeza les iban a venir de lujo.

La pareja estaba donde os habían dicho. La mujer no dejaba de acariciar una bolsita de cuero que tenía entre las manos, mirando de manera sospechosa a todos lados. Parecía como si hubiese robado algo y se mostraba tremendamente nerviosa. Pero sus aires se esfumaron cuando os vio llegar (aunque frunció el ceño cuando vio a Thokk).

Por los dioses, ¿habéis recuperado nuestras cosas?

- Pues claro, ¿acaso lo dudasteis? Yo tengo la escritura y aquí el amigo custodia vuestras joyas como si fueran suyas. ¿No es cierto? -le paso un brazo por encima del hombro de Lordo, para que no se haga el remolón y muestre el colgante y el anillo.

Algo en la actitud de la mujer me pone la mosca detrás de la oreja. Desplego el rollo de pergamino y le echo un vistazo.

- Aquí lo tenemos: un registro de propiedad de una parcela en Fhlan a nombre de... -leo para mí el propietario.- Por cierto, no creo que nos hayamos presentado: Ustedes son los señores...

Una mera comprobación de la honradez de esta pareja.

El señor, que se había mantenido en silencio casi todo el tiempo, se adelantó con la alegría en los ojos.

Los señores Erebyn, Milanie Erebyn dijo señalando a su mujer y Erebo Erebyn. ¡Es un verdadero placer! ¡Que suerte que haya hombres como ustedes por el mundo! ¿Cuáles son sus nombres?

Solo llamenme Lordo (el señor de ... se me ocurrio una vulgaridad para referirme a mi mismo, pues estaba frustrado de mi mal manejo con el arco... apestaba), creo que eso es lo que necesitaban, solo espero que protejan mejor sus cosas... un buen ladron..-digo con cierta ironia- puede dar con ellas

Y ciertamente Lordo sabía que de proponerselo podría dejar a cualquiera en bragas,

Thokk no entendía porqué lo miraban tan mal a él, cuando se podía ver claramente que había sufrido tantas heridas como los demás, pero su piel y colmillos automáticamente ya eran un factor negativo- Yo me llamo Thokk, aunque parece que en realidad no preguntaban por el mío -dijo secamente mientras soltaba un momento la cacrga con la esperanza de descanzar antes de ir hacia el otro lado.

La mujer claramente se había separado de Thokk, protegiéndose con el cuerpo de su marido. Pero el hombre estaba tan contento por haber recuperado sus pertenencias que le daba igual.

No es cuestión de protegerlas, Lordo, si nos atracan, poco podemos hacer... dijo, recogiendo y guardando cada una de las cosas. Tendió la mano para que Reluë le diera las escrituras.

Y esto creo que es para vosotros... dijo, sacando una bolsa y agitándola.

- Aquí tienen, señores Erebyn. Las escrituras de su propiedad. -intercambio el pergamino por la bolsa que nos ofrece, después de haberme asegurado de que la propiedad está a nombre de quienes dicen ser.- Espero que disfruten de ella y que no sufran más percances en su trayecto.

Ahora, si nos disculpan, tenemos que hacer otra visita. -miro a los demás, a ver si están de acuerdo en que vayamos a terminar la otra misión que tenemos pendiente.

Los señores Erebyn se despidieron de todos con alegría, incluso tendieron la mano a Thokk, aunque con mayor reticencia,

Era el momento de volver con Ulblyn, contarle cómo os había ido y recoger vuestra recompensa.

Y, al llegar a su taberna-tienda, estaba en la puerta. Era mera casualidad, pero se dio aires de grandeza.

Sabía que vendríais ya dijo, apartándose de la puerta e invitándoos a entrar. Una vez dentro, se acercó a vosotros.

¿Y bien? ¿Qué me traéis?

Creo que esto es lo que pediste.- digo serio. Diciendole a los muchachos que entregaran aquello.. no fue facil..

-Y quizás podramos hacer negocio con el resto de cosas que encontramos en ese lugar. Puede que te interese alguna -Thokk hablaba con una voz algo forzada de continuar arrastrando esas cosas, con ganas de que se termine ya y poder descansar un día o dos, o una semana, lo que haga falta para planear bien el siguiente movimiento y recuperarse de sus heridas.

- Nos pidió que encontrásemos la marca de los esclavos entre el botín de la banda de Corwyn y... -saco el anillo- bueno, esto es lo que encontramos. O sea que creo que 'misión cumplida'.

No puedo evitar sonreir de satisfacción, pero al mismo tiempo me corroe la curiosidad.

- ¿Tantas monedas vale una simple prueba de esa marca, señor Negroalciervo? -de paso le insinuo que nos debe las otras 750 prometidas.- Me tiene intrigado saber por qué.

El comercio de personas está prohibido. Ya no hay esclavos, jamás debió haberlos. Por eso persigo a los esclavistas e intento que paguen por ello. Contestó Ulblyn mientras miraba el anillo, sonriendo.

Les tendió la recompensa prometida y se volvió hacia Thokk. Vaya, vaya, es posible que sí me interese. ¿Qué pedís por ellas?