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Erebus

Escena III: En los salones del rey de las montañas

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08/03/2013, 10:56
Director

Todos los asistentes acabaron sentados alrededor del cadáver, cuya mano asomaba tétrica, como mendigando algo de comer. Los indígenas la ignoraban, y los europeos procuraban desviar la vista por el bien de sus estómagos. Los cuencos de hueso se llenaron de carne ahumada y pescado asado, y unos odres con un líquido agrio fueron depositados al alcance de los comensales. El hombre de la piel de zorro ártico levantó el rostro cerrando los ojos y dijo unas palabras, tras lo cual empezaron a comer.

-Me llamo Girshnak –dijo vuestro guía. Señaló luego al hombre de las pieles y al anfitrión-. Ellos son Sheshneeg, Lector del Cielo, y Wranalok, Padre de Todos. Vosotros sois diferentes de la gente que habita al sur de aquí. Incluso que la Gente Alta, salvo él –añadió, indicando a Ojo de Cuervo-. ¿De dónde venís? ¿Cuál es vuestra tribu?

-Dicen que habéis llegado en una montaña flotante, ¿es eso cierto? –interrumpió una mujer con infantil ansiedad y los ojos muy abiertos.

El Padre de Todos la miró con severidad, pero no dijo nada. Sin duda también él quería oír las respuestas de los extranjeros. Sheshneeg, todo dignidad, seguía mirándoles con seria curiosidad.
 

Notas de juego

Hale, comience la tertulia.

Para agilizarlo, ya que Ojo de Cuervo está allí, todos podréis hablar con el interlocutor/es que prefiráis, como si conocieseis un idioma común (lo que no es en modo alguno cierto). Pero no podréis tener conversaciones secretas -es preciso que el intérprete oiga y traduzca en voz alta- salvo, naturalmente, las que tengáis en francés.

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08/03/2013, 11:02
Director

El edificio había sido cuadrado, pero faltaba el muro de la izquierda, destruido sin duda por el tiempo, y los otros mostraban los restos de ventanas y grandes grietas invadidas de hielo. Al fondo, a lo largo de todo el muro, había una gran acumulación de nieve en una curiosa uniformidad. En el centro había una montón de nieve circular, de casi una vara de alto. Una especie de pozo con brocales de hielo a la derecha de la puerta recordó a Adrien algún tipo de bañera o gran pila bautismal –lo que sin duda no era-. Unos quedos gimoteos llegaron hasta él, provenientes del muro derecho, cubierto ya de sombras. Harald gruñó, erizando el pelo.

Notas de juego

Esta descripción enlaza, naturalmente, con la última de la escena II. Si precisas aclaraciones, házmelo saber.

Por el momento, y hasta que digas otra cosa, asumo que estás dentro (si puede decirse de una ruina sin techo y con una pared de menos), pero sólo un paso delante de la puerta, que está más o menos en el centro de la fachada.

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08/03/2013, 18:01
Catalina d'Uberville

Catalina no era la primera vez que se veía metida en este tipo de berenjenales.  Más o menos tenía claro por dónde podían ir las cosas,  así que hizo un respetuoso saludo a los dos miembros de la tribu que se habían presentado.

- Nos sentimos honrados de compartir vuestro techo y comida, Lector del Cielo y Padre de todos. -el chamán y el jefe, probablemente-.  Agradecemos vuestra generosidad.  Me llamo Catalina- vocalizó lentamente-. Cata -normalmente, asi acababan llamándola quienes no estaban hechos a lenguajes europeos. No se sentía ofendida por la familiaridad del término en bocas indígenas, pese a que se hubiera ultrajado de decirlo un francés- Hemos acabado en estas tierras tras perdernos durante una exploración. La montaña flotante en la que hemos venido es una canoa de grandes proporciones  -empleaba frases cortas, que esperaba que fueran fáciles de traducir-. Durante el viaje, hubo una tormenta y Danton -señala el espantoso momio en el que se ha convertido el francés- cayó por la borda. Habíamos venido a buscarlo. Venimos de muy lejos.

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08/03/2013, 22:44
Jacques Goubert

Jacques entró en la choza con los brazos cruzados sobre el abdomen, un fútil intento por protegerse del intenso frío ártico. Lo primero que vio el soldado fue el cuerpo envuelto en pieles de Danton, con su patética mano a modo de garfio sobresaliendo de la improvisada mortaja. Le dieron ganas de patear el fúnebre fardo, por su culpa se encontraban perdidos en medio de la nada, huéspedes de unos extraños salvajes. Sin embargo, Ojo-de-Cuervo tenía razón: no merecía la pena gastar energías inútilmente, las necesitarían para poder regresar al barco sanos y salvos. Lo mejor era sentarse a comer con los insólitos anfitriones- a los que saludó inclinando la cabeza ligeramente-, descansar y reponer fuerzas…pero siempre con un ojo bien abierto y con el arma preparada. Goubert tomó el cuenco de hueso y comió el pescado con aire distraído mientras escuchaba las palabras de Catalina, palabras que le recordaron los terribles ojos en el cielo, alzándose como dos portentosos astros sobre el barco.
“No fue la tempestad, mujer…Él lo escogió, Él se lo llevó y Él lo devolvió en este lugar”, dijo mirando fijamente a Girshnak.

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12/03/2013, 11:19
Ludovic Tessier

El humor de Ludovic no dejaba de empeorar con cada segundo que pasaba en aquel sitio. Sentado entre Jacques y Catalina, rumiaba mientras probaba aquella comida.

"Al menos se ve nutritiva, por lo que es el sabor..."

-De dónde nosotros venimos, las cabras son nuestras diosas, y los perros nuestros caballos -se burló, sin saber si Ojo-de-Cuervo les traduciría algo así-. Volamos con alas arrancadas a águilas y, desde luego, enterramos dignamente a nuestros muertos.

Comiendo, siguió con la cabeza baja, forzando una sonrisa que apareció como una mueca desagradable en su rostro.

-Y, desde luego, el viento no trae presentes como Danton... ¿Cuántas horas hasta poder marcharnos de aquí, explorador? -concluyó, mirando a Ojo-de-Cuervo.

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12/03/2013, 20:30
Catalina d'Uberville

- Les recomiendo, caballeros, que traten de ser más corteses con nuestros anfitriones -intervino Catalina con acritud-. Los nativos tienden a ser tajantes en sus reacciones, doctor. Si se consideran insultados, no tendrá tiempo para pedir padrino para el duelo. No estamos en Francia.

Comportamientos poco cuidadosos habían terminado, muchas veces, en una comitiva partiendo de un pueblo con uno o dos miembros menos... Catalina lo sabía bien.

Notas de juego

Edito para corregir destinatarios. Cuidadín, chicos...

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12/03/2013, 20:51
Adrien Le Brun

- Tranquilo, chico - susurró Adrien. Harald había estado muy nervioso en la aldea, muy nervioso en el barco, muy nervioso en la nieve. Si atacaba a alguien sería el fin de cualquier oportunidad de comerciar con los indígenas... y de volver a casa.

Un escalofrío recorrió su espalda. Él también estaba muy nervioso.

- ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? - dijo, esperando que aquello no fuera una falta de respeto hacia los lugareños...

Notas de juego

¿Obsesión por las estrellas? Sin conocer el idioma, Adrien no tiene más manera de obtener información...

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14/03/2013, 01:51
Ojo-de-Cuervo

-Madam tiene razón -dijo el algonquino con voz pesada, meditabunda, mientras masticaba despacio la comida que les habían servido-. No antes de que amanezca -respondió después a la pregunta del doctor-. Sin luz, vagaremos sin rumbo claro. Todavía no estoy listo para reunirme con mis antepasados, doctor -añadió, sonriendo sin un ápice de humor en su mueca.

Y durante la noche todavía le quedaba por hacer, mientras los demás descansaban.

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15/03/2013, 23:21
Director

Girshnak hundió su cara en un cuenco simulando beber al oír que la Gente Alta se había perdido. Su divertida sonrisa -aunque escalofriante con aquellos colmillos-, recibió una mirada reprobatoria del Padre de Todos. Sheshneeg, sin embargo, asintió solemnemente al comentario de Goubert y dirigió una mirada a la mano que pendía del techo.

-Respetamos a los elegidos por El Que Canta en la Tempestad –y añadió-.Vemos que no hay ancianos entre vosotros. Si lo deseáis, uno de nuestros mayores estaría honrado de dar a vuestro hermano el último abrazo –ofreció cortésmente señalando el cadáver.

La mujer que había cuidado a Danton hizo una observación en su lengua señalando al soldado, y le sonrió un instante bajando luego los ojos con timidez. Su mano hizo un gesto nervioso, tocándose el cuello y el pelo. Wranalok abrió los ojos sorprendido y habló entonces.

-Duwhitzin dice que posees un raro cuchillo... –tradujo-. ¿Puedo verlo? ¿Es como el poderoso arpón mágico de que habla Girshnak? –hizo una pausa y añadió con prevención-. No me dañará, ¿verdad?
 

Notas de juego

Indico que la agradable temperatura de la cabaña hace tiempo que os ha obligado a despojaros de la ropa de abrigo. Notáis que el calor proviene del barrilete negro sobre el que cocina la mujer.

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15/03/2013, 23:25
Director

Los gemidos cesaron un momento al resonar la voz de Adrien, pero enseguida volvieron a dejarse oír. Guiado por el sonido, el joven avanzó unos pasos y acertó a reconocer al pie del muro a dos indígenas que lloriqueaban abrazados a dos bultos de considerable tamaño. A pesar de la oscuridad los reconoció: se trataba de los dos cadáveres que habían acarreado desde la colina del templo. Los plañideros le miraban, tal vez con expresión amistosa, pero no se movieron ni dejaron de emitir exagerados gañidos de pena.

Notas de juego

Aclaro que no hacen aspaviento alguno, ni amenazador ni escandalizado ni nada, y que te es fácil comprender que sus quedos llantos son simulados.

Y en cuanto a lo de las estrellas y el idioma, te recomiendo que no cierres tu mente. Cthulhu es un juego de investigación, también. Explora, observa. Adrien tiene ojos en la cara para ver lo que haya que ver. Todavía.
 

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16/03/2013, 12:44
Jacques Goubert

Goubert suspiró al tiempo que sacaba de la funda el magnífico cuchillo de cazador para ofrecérselo a Wranalok.
“Aquí lo tiene, Padre de Todos. Puede quedárselo si quiere”
Al soldado no le hacía ninguna gracia deshacerse de una de sus armas, pero sabía muy bien que cuando los indígenas en América elogiaban la posesión de un recién llegado a la aldea lo que en realidad hacían era pedir que se le entregara dicho objeto. Y ¿Por qué aquellos salvajes iban a ser distintos? Había que verlo como un intercambio comercial enmascarado bajo la forma de un intercambio de regalos. “Ellos nos ofrecen su hospitalidad y, tal vez, algún abalorio sin ningún valor monetario, y yo les entrego mi cuchillo-pensó-. Supongo que es pequeño pago teniendo en cuenta que la alternativa es morir de hambre y frío ahí fuera”.  Además, la idea de que le estaban pidiendo un regalo como pago por su generosidad era realmente tranquilizadora: al fin mostraban cierta “humanidad”, aquellos seres finalmente revelaban un comportamiento social fácilmente comprensible para la mentalidad del francés.
“Considérelo un regalo especial, pues ha permanecido en mi familia durante generaciones-mintió Jacques, pues lo cierto es que se lo robó a un soldado inglés tras estrangularlo y, de hecho, aún podían leerse las iniciales de éste en el mango de madera, grabadas en líneas finas y puntiagudas. Sin embargo, Goubert se imaginó que aquella mentira aumentaría el valor simbólico del regalo-. En cuanto a lo de “darle el último abrazo” a nuestro “hermano”…bien,  les agradecemos enormemente su oferta, pero el temor al dios de nuestro pueblo nos lo impide- el soldado buscó ayuda con la mirada en sus compañeros para que ratificaran su afirmación, al fin y al cabo el estúpido de Danton merecía recibir cristiana sepultura. No permitiría que el cadáver de un compatriota, por imbécil que hubiera sido en vida, se expusiese a un salvaje ritual pagano que era, sin duda, de lo que hablaba el indígena- Nos ocuparemos de darle el último adiós, conforme a nuestras costumbres, antes de partir”.

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18/03/2013, 14:43
Ludovic Tessier

El doctor nunca había sido muy religioso, pero el mero hecho de pensar en dejar a Dalton profanado -más aún- aquellos salvajes era algo que... "Un momento, ¿qué te pasa? Ludovic, tú nunca has sido así", pensó repentinamente. Su mente aventurera y abierta había dado paso a una parte de sí que desconocía. Una que, ahora que la encaraba, le daba miedo. ¿Estaba llamando salvajes a aquellos de costumbres diferentes? "No soy distinto de aquellos cerrados de mollera de París, con sus trajes perfectos y sus voces prepotentes."

Ludovic asintió a Catalina, dando a entender que aceptaba su comentario. Seguía sin gustarle todo aquello, pero se esforzó por observar todo aquello como científico, no cómo persona...

Aquello asustó al médico todavía más...

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18/03/2013, 16:02
Catalina d'Uberville

La curiosidad pudo con Catalina. Miró al médico con una sonrisa amable, comprendiendo que el doctor se encontraba en una situación de tensión. Escuchó las palabras de Goubert, sensatas y astutas, pero... de verdad quería saber cómo eran los ritos funerarios en este lugar, así que preguntó, deseando que su curiosidad no fuera a causarles problemas.

- Quisiera... -comenzó. Después cayó en la cuenta de que les habían llamado "Elegidos por aquel que canta en la Tempestad" y tragó saliva, interrumpiéndose. Se abanicó con la mano, sintiéndose sofocada. Ser tocados por los dioses -o que lo crean así otros- suelen significar malas noticias.

- Disculpa mi impertinencia, Sheshneeg -pronunció el nombre torpemente, con cuidado, deseando haber entendido mal-. ¿Quienes son los elegidos  por Aquel que Canta? 

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22/03/2013, 21:45
Adrien Le Brun
Sólo para el director

Adrien dio un par de pasos hacia atrás y dejó a aquellos hombres con su extraña costumbre. Sin lugar a dudas se trataba de una tradición, un último homenaje a los muertos. Recorrió la estancia con cuidado, tratando de reconocer algún grabado o símbolo. No obstante una vez su mente se hubo despejado de la impresión recibida en la cabaña, volvió sobre sus pasos. Tenía que encontrar al resto del grupo; conseguir tantas provisiones como pudieran y volver al barco.

Notas de juego

El perro vuelve con Adrien

Siento mucho el turno tan soso, pero es que mira que le he dado vueltas y no se me ocurre otra cosa.
Dime si hace falta alguna tirada.

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22/03/2013, 23:05
Director

Wranalok recibió el cuchillo con grandes muestras de admiración, y su sorpresa fue mayúscula al oír de labios del Hurón que podía quedarse con él. Sonrió, satisfecho, haciendo numerosas inclinaciones de cabeza hacia Goubert, y estudió con cuidado el filo antes de pasarlo a sus paisanos para que lo examinaran.

-Agradezco tu generosidad, Goobhergt –dijo, luchando por pronunciar el nombre del soldado-. Encontraré el modo de ser tan generoso como tú. Mañana buscaremos bajo la casa de Sashogg.

Al pronunciar la última frase miró interrogativamente al Lector del Cielo, que asintió como quien otorga una merced.

-Disculpa mi impertinencia, Sheshneeg. ¿Quiénes son los elegidos por Aquel que Canta? -interrogó, recelosa, Catalina.

Sheshneeg señaló el cuerpo de Danton, oculto bajo las pieles.

-Vuestro hermano fue elegido. También otros mucho antes que él. Es gran magia y gran honor ser tocado por El Que Camina con Vientos Helados. El dios de la Gente Alta debería comprender... –se interrumpió, como si meditase alguna idea, para dejar finalmente inacabada la frase.

-Hemos caminado mucho hoy –terció Girshnak tras apurar el último bocado de su cuenco-. Vosotros dormid aquí. Mañana podremos hablar más. Si queréis, alguna mujer puede quedarse...

La cabeza de Duwhitzin se alzó rauda y sus pupilas brillaron, y casi interrumpió al hombre:

-Yo me quedaré –se ofreció, y luego pareció avergonzarse-. Si la Gente Alta lo desea. Limpiaré y prepararé las yacijas, y cuidaré del shwoghrotz. Le cantaré para que no se enfríe.

Aunque dulcificó su voz y bajó los ojos, europeos e indígenas pudieron notar que lanzaba miradas furtivas hacia Goubert.

Con parsimonia, los indígenas comenzaron a incorporarse y a vestir sus pieles para salir. La entrada se abrió entonces, y un hombre alto se inclinó para entrar. LeBrun regresaba de su paseo.

Notas de juego

Es el momento de hacer alguna pregunta de último minuto, de rechazar el ofrecimiento de Girshnak (el explorador) o Duwhitzin (la mujer), de intercambiar opiniones cuando se hayan marchado los nativos y/o de especificar si se desea hacer algo en concreto durante la noche.

Naturalmente, a partir de ahora postead también para Adrien.
 

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22/03/2013, 23:13
Director

La ya muy tenue luz del sol apenas permitía distinguir más que los objetos más evidentes. Si en los muros había algún grabado que no hubiera sido cubierto o destruido por el hielo de siglos, Adrien no podría haberlo encontrado. Aparte de alguna mirada curiosa, los ocupantes del lugar no hicieron gesto alguno, sino que continuaron con sus leves lloriqueos. El francés retrocedió sobre sus pasos seguido de su fiel animal, aliviado de ver regresar a su amo.

Cuando apartó las gruesas pieles que cerraban la cabaña, el olor del pescado y la carne asadas llenó su nariz, y sus tripas crujieron en respuesta. El cuerpo de Danton había sido cuidadosamente cubierto de pieles, quedando expresamente descubierta su única mano, negra y retorcida, como un macabro testigo de su presencia. A su alrededor, grandes cuencos con los restos de la cena eran recogidos por una mujer, mientras los indígenas empezaban a vestir sus gruesos abrigos, aprestándose a salir a la noche polar.
 

Notas de juego

Ya puedes decir que el turno ha sido soso. Con lo que prometía ese audaz paseo... En fin.

Es el momento de alguna pregunta de último minuto, de intercambiar opiniones cuando se hayan marchado los nativos (no te sorprendas si alguno se queda XD) y/o especificar si deseas hacer algo concreto durante la noche.

Naturalmente, a partir de ahora postea en abierto.

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22/03/2013, 23:27
Ojo-de-Cuervo

El algonquino no pronunció palabra durante el resto de la velada, y desde luego que no aceptó el ofrecimiento de una mujer. No sabía qué pensar. Aquellas personas mostraban un comportamiento cercano a lo que estaba acostumbrado... aunque estuviera pervertido por la adoración a un espíritu de ocio y sangre.

El pago de Goubert era lógico... pero también había que tener en cuenta que el arma de un hombre es el propio hombre. Fuerte medicina se puede gestar entonces sobre un hombre. Pero no podía decir nada, no podía mostrar sus sospechas. No con la que estaba cayendo fuera.

Lo que le recordaba que habría de salir una vez todos se acostaran.

Notas de juego

Realmente no es que haya faltado a la acción... es que Ojo-de-Cuervo está guardando fuerzas. Tiene cosas que hacer esta noche.

Mi plan, por otra parte, sigue siendo el mismo que te detallé.

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22/03/2013, 23:35
Catalina d'Uberville

- Caballeros, he de recordarles que tenemos un máximo de cinco días para regresar al Erebus. Si no, marcharán sin nosotros... si es que han conseguido romper el hielo -indica Catalina. Saca su cuaderno y comienza a tomar anotaciones de todo, haciendo dibujos y esquemas.

Fascinante civilización. Tenía mil preguntas, y no tiempo para hacerlas todas.

- Me gustaría que me hablaran un poco más de Aquel que Canta, caballeros -les pidió respetuosamente al chamán y al jefe-.  Deseo comprender su magnificencia, y saber más para entender el honor que ha recaído sobre nuestro compañero -señaló el cadáver maloliente del marinero difunto.

Era evidente que la mujer aquella deseaba mantener relaciones con Goubert, y aunque era un tema muy inapropiado para una dama, no era la primera vez que Catalina veía esa situación. Aún le resultaba inquietante. No obstante, se acercó a la mujer para interrogarla sobre el shwoghrotz y los ritos.

- Señora, hábleme del shwoghrotz. ¿Qué es, exactamente? ¿Qué representa?

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23/03/2013, 12:30
Ludovic Tessier

-Le aseguro, señorita, que nadie quiere regresar más al Erebus que yo -comentó el doctor, mirando irónicamente a aquella mujer y a Goubert-, aunque quizás alguno de nosotros pueda divertirse en este lugar...

Ludovic se acomodó a un lado, intentando ponerse a gusto. "Mientras antes me duerma, antes pasará todo esto, y antes estaré en casa", se dijo. Sin embargo, todo aquello le daba mala espina. Sus ojos analizaban cada cosa, cada palabra, cada gesto, con interés científico, pero seguía sin estar cómodo allí. Cada vez que cerraba los ojos, recordaba lo que había atacado el barco, recordaba la enorme huella, recordaba el sacrificio...

Aquello le daba miedo; un miedo que jamás había sido capaz de sentir. Pero también se sentía atraído por ello. Tenía miedo de lo que esperaba fuera, en aquel blanco frío, pero también de sí mismo.

Estaba al borde de la locura, o eso sentía mientras posaba sus ojos en los restos del pobre Danton. Su mente científica y lógica se desmoronada con cada paso en aquel malhadado lugar.

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23/03/2013, 12:43
Catalina d'Uberville

Catalina se echó a reír -comedidamente, con las manos ante la boca- tras el comentario del doctor. Fue un alivio después de tanta tensión.

- Doctor Tessier, le agradezco la galantería, pero hace mucho que dejé de ser señorita -no sólo por que fuera viuda, sino porque ya no tenía edad para ello.