Partida Rol por web

Llegais al puerto de la población de Hargeon. Tras comprar los billetes os acercáis hasta donde se encuentra el ferry atracado. Es una linea que para en diferentes islas, una de ellas vuestro destino. Un chico pelirrojo vestido con un sombrero de mago, una gabardina y un bastón mágico se encuentra discutiendo con dos policías:

Chico: He dicho que quiero subir al Ferry, tengo que ir a Ristaria. Enfadado le enseña al policía unas monedas. Ve, tengo dinero.

Policía: A ver chico, te digo que no puedes subir al Ferry sin un billete. A parte estas monedas no te sirven para comprar. 

 Las monedas que mostraba el chico estaban bastante deterioradas y eran muy antiguas, algo oxidadas. Se caracterizaban por tener animales representados. No pertenecían a ningún país conocido.

Llegamos a Hargeon, cargado con nuestro equipaje y una caja llena de dulces que me regalaron las chicas de la pastelería como despedida por la misión. Como siempre me dieron demasiados, así que decidí repartirlos con los demás, reservando los favoritos de Reina para ella. Aún recuerdo los preferidos de ella de cuando éramos unos niños, pues casualmente a cierta persona también le encantaban.

Una vez compramos los billetes nos dirigimos hacia donde está el ferry, y estoy tratando de ordenar mis pensamientos para explicar a los demás la verdad oculta sobre mí. Al llegar a la embarcación vemos a un chico intentando razonar con los guardias, enseñando unas monedas.

· Zephyr: Bufff... no he visto monedas como ésas desde antes de convertirme en espada, lo sé porque soy un entendido de numismática, incluso tenía una enorme colección de monedas. Qué pena, se la llevaron mis discípulos cuando acabé convertido en espada, los muy ratas...

- ¿En serio?

· Zephyr: Sí, y es más, no recuerdo de dónde eran, pero estoy bastante seguro de que ninguna está en circulación en ningún reino.

Qué extraño... cierto que el tormentoso de mi espada suele ir molestando, pero rara vez se equivoca en lo que respecta a monedas. ¿Qué hace ese chaval con esas monedas tan raras? Resulta extraño y curioso, pero también parece ser que quiere ir a una isla de forma urgente, curiosamente hacia donde vamos. Miro a mis compañeros antes de acercarme al chico.

- Oye, chico. ¿Qué asuntos te llevan a Ristaria? - dependiendo de lo que responda decidiré qué hacer.

El niño ve aproximarse a Zack, el cual se muestra interesado en su conversacion. Se gira mirando hacia su cara y le contesta: Debo conseguir algo preciado, un animal. Pero este policía no me deja subir al barco. Estas monedas se usan en mi país. No sé por que no valen aquí.

Se fija mirando la espada que lleva, pues no es corriente y se acerca para agarrarla bien fuerte mientras tira de la funda. Ves policía, esto servirá para pagar el billete. Es valiosa. Mira hacia Zack. Verdad que no te importa venderla y ayudarme?

Reacciono rápidamente ante el atrevimiento del chico agarrando la empuñadura de la espada, evitando que pueda desenfundarla. Pero antes de que pudiera decirle algo ya se encarga mi espada de ello.

· Zephyr: ¡Oye, niño, suéltame que no soy ninguna moneda de pago! - espeta mi espada - Soy una espada maldita, todo el que me toque y que no tenga el pelo blanco sufrirá graves retortijones y se quedará calvo. ¡Suéltame antes de que te maldiga!

Miro seriamente al chico y suspiro. A pesar de todo me da algo de lástima.

- Aaagh... no hagas caso de lo que ha dicho, no está maldita, simplemente es bocazas. Pero sí que me importa, tiene un valor sentimental irremplazable pues es lo único que tengo de mi padre, y ha estado conmigo desde que tengo memoria - mantengo la mirada un rato y acabo relajando mi expresión - De todos modos tenía en mente pagarte el billete, pero no vuelvas a hacer eso. ¿Entendido?

Busco en mi bolsa el dinero del peaje. Va a ser un palo importante para mi economía, y no es la primera vez que hago esto. Debería dejar de tener esa necesidad de ayudar al desvalido, pero es algo que no puedo resistir. Soy un blando.

- Agentes, ¿habría algún problema si yo pagara su billete?

El chico al escuchar hablar a la espada la suelta de golpe: Por demonios, esta espada habla!! Ya la he visto bien extraña. Debe valer mucha pasta.

El policía se resigna y prefiere quitarse al chico de en medio, pues ya llevaba rato discutiendo con él. No me importa si le pagas el billete o lo que quieras hacer, pero sin uno no podrá subir.

Tras esas palabras se mueve hacia el puente para vigilar la gente que está subiendo al ferry. Alli hay un par de mujeres que examinan los billetes y dan paso. El chico, tras las palabras del policía mira a Zack: De verdad me vas a pagar el billete? Y la comida? Y la ropa?

Te empieza a mirar con los ojos brillantes en espera de fuera cierto eso. Aunque quizas la economía del espadachin blanco no fuera tan boyante para cubrir esos gastos.

Esta vez no voy a trabajar como asistenta, pero de alguna forma me he sentido vinculada a los días de viaje y me he vestido con camisa blanca y un traje femenino con un pañuelo en lugar de la corbata.

En todo momento voy al frente sin miedo a perderme por las distintas instalaciones portuarias, siempre con alegría e ímpetu: En Ristaria no he estado nunca y será una experiencia nueva.

Cuando llegamos al puente con los policías mi rostro alegre apenas cambia, pero se le alzan las cejas con sorpresa cuando Zack se ofrece a ayudar al chico y enseguida me dirijo al desconocido cuando Zack  dice que comprará su billete.

—  Qué suerte tienes chico. Soy Reina, encantada —me giro hacia mis compañeros con tal de hacer una proposición—. Si os parece bien me lo llevaré a comprar el billete, puede que sea difícil conseguir uno a éstas alturas. Además quiero conocer a "nuestro invitado" antes que nadie y hay mucho que preguntar. 

Si nadie está en contra de que me lo lleve un minutillo para comprar esa entrada me fijo en Zack para hacerle una ultima petición:

— ¿Puedes entrar mi equipaje porfi? —digo sin dudar, después de todo estoy librándolo de ciertos gastos.

EL chico atiende a las palabras de Reina, la cual le miraba con curiosidad. Si, si, me llamo Enma. De verdad me comprarás el billete? De mientras se iba dando una vuelta alrededor de Reina observando su cintura y trasero.

- ¡Wow, no corras tanto! - le respondo al chico cuando éste se viene arriba.

Reina interviene salvándome de la situación (a mí y mi bolsillo) ofreciéndose a pagar ella el billete. Ya sabe que como agradecimiento tendrá los dulces que a ella tanto le gustan. Lo que no entiendo es el por qué el chico la observa tanto.

· Zephyr: Cuidado Zack, ese chico parece espabilado y puede levantarte la novia.

- Cierra la boca, Tormento - le replico entre dientes. No podría ser más inoportuno el muy cabrón, y encima podría hacer que la gente se hiciera una idea equivocada sobre Reina y yo (aunque en el pasado me hubiera gustado).

Reacciono al escuchar la petición de Reina, y asiento con la cabeza.

- Por supuesto, me encargo de tu equipaje - le debo eso por ayudarme con el billete del chico (y los dulces). Solo espero que él no le cause problemas.

Reina compró el billete al chico y pasais por el acceso y subís la pasarela hasta el ferry. El viaje duraría cerca de 7 horas, siendo la última de las paradas. El ferry tenia un tamaño considerable, pero sin llegar al de un crucero. No poseía camarotes ni nada especial. Solo el interior albergaba una cafetería donde se podía comer. La parte trasera estaba llena de asientos para que los pasajeros se sentaran durante el viaje. La cubierta recorría todo el alrededor, siendo su parte trasera la más amplia. La parte más alta se situaba la cabina desde donde el capitán y la tripulación lo manejaban.

Enma se encontraba con hambre y fue rápidamente hacia la cafetería atraido por el olor de pastas recien hechas. No pudo quitarle la vista a unas magdalenas de manzana. Su boca se hacía agua mientras se apoyaba al cristal.

En un asiento de la cafetería una chica de pelo rosado que vestía un traje rosado bien caro llamaba la atención cuando hablaba con tres chicos mayores trajeados que ella: dos delgados y uno más gordete.

A ver Mushashi, Ryo, Hayato, he dicho que quiero comer. Quiero me traigais pudding.

Hayato el cual tenía un flequillo bastante largo le responde de forma calmada: señorita Greta, no creo que tengan aquí pudding. No es el tipico crucero con el que viaja.

EL chico regordete tambien responde un poco tartamudeando: Gureettaa, señorrita guretta. Estamos en un simple ferry, si quiere algo de comer se lo traigo.

Greta les replica: Chicos, agacharos. Los tres le hacen caso y agachan la cabeza acercandose a ella. Entonces ella les da una colleja a cada uno. Ellos no rechistan nada. Os he dicho que quiero pudding!!!

Ya estábamos en el ferry y éste se puso en marcha. El viaje llevará varias horas, espero que tenga suficiente tiempo para hablar con mis compañeros sobre mi pasado. La verdad es que no esperaba sentirme tan ansioso ni nervioso por contarlo todo, temo la reacción que puedan tener cuando sepan ciertas cosas.

Una vez a bordo y bien guardado el equipaje me acerco a mis compañeros. Enma va directamente a la cafetería a babear frente a un mostrador. Miro a mi alrededor donde me llama la atención una chica de cabello rosado acompañada por 3 hombres trajeados, pero no les presto más atención. Una vez me aseguro de que no habrá oídos ni miradas indiscretas me dirijo a los chicos con mirada seria. Respiro hondo para calmarme un poco, pero aún sigo un poco nervioso. Me preocupa realmente el cómo puedan reaccionar cuando les cuente todo, sobre todo mi etapa en la que viví oculto en el bosque.

- Chicos, os prometí contaros la verdad sobre mi pasado, y pienso hacerlo ahora. Como Reina puede contar, crecí en un orfanato...

De camino a comprar el billete Regina habría tenido una charla con Enma, era su condición para comprar el billete: ya que iba a ayudarle debería él ayudarla para que fuera justo.

— Sí, voy a comprar el billete pero vas a tener que devolverme el favor durante el viaje.

Observo la escena con los tres fieles súbditos de la chica rica y justo antes de que Zack empieze a hablar de su pasado me siento con los demás suspirando.

— ¿Dónde se ha metido Enma ahora que lo necesitaba?...

Zack empieza a hablar y escucho atentamente, es la primera vez que le oigo hablar de algo personal en toda la vida, ya que antes todo había quedado siempre en temas superficiales o que no influían en el mundo adulto.

-NO PUEDO SUBIRME AHII- exclamo, mientras me arrastran dentro del ferry. -LOS ALCANZO LUEGO, NO ME HAGAN SUBIIIRR-  forcejeo.No soporto los transportes, por lo que cuando el niño aparecio, estuve amarrado y amordazado, . Parecia que Zack y Regina tenian algo que hablar con el chico, pero yo estoy demasiado ocupado tratando de deshacerme de mis ataduras. 

-MMMMM...MMMMM- grito que me dejen ir. -MMMMMMMMMMMMMMMMMMM- pero no puedo hacer nada y el ferry empieza a avanzar -MMM...mmmm...._mmm- poco a poco el movimiento me va afectando hasta que ya no puedo moverme 

Me desplomo sobre la mesa -Mmmm.. mmmm.. mmmmm- (Traduccion: Lo siento Zack pero voy a tener que esperar para enterarme) El mundo me da vueltas y solo puedo concentrarme en no vaciar mi estomago

Enma se encontraba mirando las pastas que habían en el mostrador mientras su boca se hacía agua.

Me acerco hacia Jaden y le digo con una sonrisa mientras pongo una mano a su lado de la mesa: Eres un desastre Jaden. Siempre haciendote el machote y cuando subes a un transporte, eres más débil que un minino. Ser Dragon Slayer no es tan bueno. No sé por que estas tan orgulloso de ello. Si conocen este punto débil, un enemigo te mataría ahora.

Miro hacia Reina y le señalo el lugar donde están las pastas: Si buscas a ese canijo, está allí Reina. Creo que le tendrás que pagar una comida o acabará dejando sus babas en el cristal.

Rayos, con ese crío siempre por los alrededores no podré charlar con los demás sobre mi pasado. Sería demasiado peligroso. Y para colmo está dejando la pantalla llena de babas mirando esas magdalenas. No, es ahora un buen momento ahora que no escucha.

- Como comenté antes crecí en un orfanato, donde conocí a Reina en unos eventos que se organizaban con otros centros. Allí entablé amistad con otra chica, llamada Lia. Reina, no creo que la recuerdes, apenas cruzasteis un par de palabras. Cuando cumplimos 17 años abandonamos el orfanato para empezar una nueva vida, y por entonces ya sentía algo por ella. Nos establecimos en un poblado, donde empecé a trabajar en el campo.

Hago una pausa para ordenar mis pensamientos.

- Allí solía venir un hombre adinerado llamado Eboros De Asentis, más interesado en quedarse con todo lo que le place que por otra cosa. Los habitantes cada vez que ese noble pasaba a recaudar lo pasaban mal para poder comer algo. Sabéis cómo soy, no podía dejar pasar esa injusticia, pero Lia logró convencerme para que no hiciera nada. Le hice caso por lo que sentía por ella, incluso me estaba planteando el pedirle matrimonio.

La próxima vez que apareció Eboros la tomó con un granjero, ordenando a uno de sus mercenarios que lo apalizaran. Yo me interpuse y le planté cara - mi voz empieza a quebrarse - Entonces vi a Lia acompañándole, no entendía qué hacía ella con ese cruel noble. Su actitud hacia mí era completamente diferente, lo comprobé cuando le pregunté qué hacía con él. Con horror comprobé que ella estaba de su parte, defendiendo que tenía todo el derecho del mundo a recaudar lo que es suyo. También... pisoteó mis sentimientos hacia ella, diciendo que si de verdad la amaba, que simplemente... muriese.

Mi voz se apagó completamente. No podía seguir hablando.

· Zephyr: Ese bastardo llamó a sus mercenarios magos y les ordenó que acabasen con Zack, y éste no reaccionaba hasta que le pegué un par de voces. Se enfrentó a varios de ellos usando por primera vez su magia eléctrica, y huimos hacia el bosque donde nos persiguieron para cazarnos como animales. Al final caímos en una emboscada y a Zack lo bombardearon a conjuros, dejándolo medio muerto. Fue una suerte que no comprobaran su cadáver y lo dejaran tirado, de lo contrario lo habrían rematado. Le llevó bastante tiempo recuperarse de las heridas físicas, pero las que tiene en su corazón aún están sin cicatrizar.

- Suficiente, Zephyr - le murmuré.

· Zephyr: De acuerdo, no hablaré más de aquello. Lo que de verdad nos preocupa es que se descubra lo que pasó en el bosque, pues allí conocimos a uno criminales buscados por el Consejo de Magos. Ellos terminaron de curar a Zack y uno de ellos le ayudaron a controlar mejor su magia. Creo que formaron un gremio independiente para cazar gremios oscuros.

- Crime Sorciere... el hombre que me tutoreó se llama Jellal Fernandes. Si el Consejo de Magos se enteraran pedirían mi cabeza y pondría en problemas a nuestro gremio. Por eso apenas os conté nada sobre mi pasado, no quería involucraros en mis problemas.

· Zephyr: Zack... por eso no creo que pidieran tu cabeza. Más problemático sería si descubrieran su ascendencia.

Me giro hacia mi espada, sorprendido.

- ¿Mi ascendencia? ¿Qué quieres decir? Creía que dijiste que no sabías nada de mis padres.

· Zephyr: Mierda, me fui de la lengua... chicos, os pido que guardéis el secreto sea como sea, porque esto es muy gordo. Zack, tú naciste en el Imperio Álvarez. Tu madre era una noble muy influyente. Eso de por sí no es un problema, pero sí que lo es la identidad de tu padre: Marcus Stormblade, el Señor de la Tormenta. Era uno de los magos más poderosos del Imperio hasta que desertó. Muy odiado por el Consejo de Magos, se negaron a dar asilo a tu madre y a ti cuando lo suplicó.

Me quedé mudo ante tal información. Apenas podía procesarlo.