Partida Rol por web

El gremio estaba vacío, casi, practicamente del todo. Pero en un banco de la taberna estabas tú durmiendo mientras por tu cabeza soñaba con la mejor vida de Brave Heart, la epoca de las fiestas, la diversión y las noches de casino. Por las escaleras baja entristecido Yao Ming, el maestro. Te ve allí durmiendo plácidamente que se te acerca y se sienta a tu lado:

No piensas hacer nada? Tan poco interés representa para ti el Gremio? Todos han salido a cumplir misiones y buscar alguna forma de salvarlo, pero a ti poco te importa. Wicee, piensas pasar así el resto de los días?

Te pregunta seriamente cuando notas que se sienta encima del banco y notas todo su peso en la punta. Su tono es serio y preocupado.

- Pero... El casino...- dijo Wicee, y no pudo evitar recordar aquellos buenos tiempos. Apostar, ganar, jugarle bromas a los perdedores, salir a hacer una misión ligera y con la recompensa ser felicitado por todos, alguna que otra chica lo encontraría irrazonablemente atractivo al volver y pasaría unos días con ella. ESO era vida. ESTO? No, un decadente gremio con unos cuantos miembros desesperadamente intentando salvarlo. Si no fuera porque eran sus amigos, posiblemente ya se hubiera ido.- Maestro, pero de que sirve hacer misiones ahora? No tiene sentido!- se sintió mal por gritarle al cocinero, pero continuó.- Deberíamos irnos, fundar un nuevo gremio. Solo nosotros, los de confianza.- no iba a quedarse aquí hasta el final. Ya había hecho eso con su abuela, y la carga le seguía pesando en los hombros. No podía ver hasta el final esto, no otra vez.

- Que, que deberíamos hacer?- le preguntó, pero sonaba más como si se lo preguntara a sí mismo en vez de al maestro de Brave Hearts.

Entiendo que veas ahora el gremio como un lugar decadente, pero la verdad, nunca fue un gremio como tal. A penas eras tu uno de los que hacia alguna misioncilla. La gran mayoría vivia de la riqueza del señor Rosswall. Era el único que realmente trabajaba junto con Hirato. Con el paso del tiempo esto se ha convertido en una casa para todos y no es fácil olvidarla. Tu lucharias por recuperar tu hogar? Así al menos es lo que piensan todos. Han partido muchos para buscar pistas sobre Rosswall, y ayudar a juntar dinero para pagar las deudas que existen. Si el Consejo de Magos ve las buenas intenciones, nos permitirán seguir existiendo, sino despareceremos.

Yao se saca su sombrero y lo deja encima de la mesa. Eso deja ver su pelo negro bastante grueso y mal peinado. Pone una mano sobre la tuya y te dice:

Wicee, necesito que me hagas un favor. He tenido un mal presentimiento, y he realizado un conjuro de adivinación. A Koyomi (mago de sangre), Gissela (samurai) y Romi (sirvienta) les pasará algo bien malo. Necesito que vayas a donde han ido y les ayudes. Algo trágico está por suceder.

- Tch, todas esas cosas ya las sé.- murmuró Wicee, pero se mantuvo dispuesto a escuchar los sermones del maestro. Después de todo, admitía que en esos tiempos había sido muy distante, poco dispuesto a relacionarse de verdad con las personas, por miedo a perderlas, y las pocas misiones que había hecho habían sido fáciles y mediocres. Su estilo de lucha siempre necesitó compañeros a su lado para brillar intensamente.

- Que Romi está en peligro dices?- preguntó Wicee. No le preocupaban tanto los otros dos, pero aquella pequeña sirvienta de pelo rojo siempre le había caído estupendamente. O Romi era la de cabello celeste? No importa, eso son detalles!- No tengo ganas de ir.- respondió, luego miró la pizarra y vagó con la vista el lugar. Estaba vacío. Todo esto daba pena.- Supongo que iba a ir a pasear un rato, bien podrías decirme su ubicación y si me los encuentro, salvarlos...- respondió con rodeos. La verdad era que iba a ir pasara lo que pasara, pero no tenía ganas de admitirlo frente a nadie.

"Abuela, estás viendo?" preguntó mentalmente, y miró hacia el techo del gremio. "No dejaré morir a estos bastardos, puedes apostar con los otros viejos del cielo por ello. Los salvaré." se llevó el dedo chiquito a la oreja y fingió no estar afectado por los asuntos del gremio. Sus pies estaban en tensión por querer salir corriendo y ayudarlos, pero lo disimuló bien.

- Deja de mirarme como si me analizaras con esos pequeños ojos tuyos, y dime a donde se fueron.- descolgó su chaqueta roja con tachas del respaldo de la silla y se la puso. Luego se la desacomodó para que pareciera que recién se había levantado, y luego se la sacó y se la colgó al hombro. Los salvavidas siempre van en cuero al rescate, por eso él también iría de esa forma.

La mision es esta: Se ha visto por las montañas del norte una especie de mujer pajaro. Ha matado ganado y se le asigna la muerte de algunos aldeanos. Las poblaciones afectadas son: Cuade do Riura, Riua do Osana y Fade in Peus.

Se fueron hacia la region del norte. Examinando el papel he visto que lo que han asignado como Mision de rango B, es en verdad de rango S. Así que deben estar en peligro. Si lo hubiera sabido antes no les hubiera dejado ir. Me extrañó que la misión la trajera un simple niño. Creo que es alguien que quiere acabar con nosotros.

Podias ver como la S había sido borrada de una forma muy sutil aprovechando los tonos oscuros del papel y reescrito como B.

Wicee aceptó el papel, y leyó el contenido mientras escuchaba al maestro. No tardó en notar la travesura que hicieron aquellos bastardos, ocultan una dificultad S con una B.- Já! Un clásico!- dijo entre risas.- Quien fue el bastardo astuto que hizo esto? Se molestará si le copio la idea?- pero vió que la cara del maestro no disfrutaba de esto tanto como el, y decidió reprimir su curiosidad, y su pequeña admiración por el enemigo.- Ejem. ejem.

- Un simple niño dices?- preguntó ofendido. No hay manera de que un niño normal tenga tal astucia para las travesuras.- Ese niño no es normal, tienes que armar una red de espías o algo y que estén atentos si vuelven a ver a ese chico!- ese chico es un enemigo poderoso.- Si lo ves deberías interrogarlo, pero con cuidado.- en el mundo de los magos hay que tener cuidado de tres tipos de personas. Un niño, una adolescente hermosa, y un anciano extraño. Cualquier actitud sospechosa de alguno de esos tres estereotipos, significa problemas. Y de los grandes. Su instinto para las travesuras le había hecho recordar a esos tres arquetipos, y evitarlos para no morir.

Yo no estaba en el momento en que el niño aparecio. Y tu que estabas sobando, tampoco te enteraste de mucho... Así que bien si vistes algo podrías haber actuado. De una forma u otra el maestro te devuelve la regañina. El chico no es nuestra preferencia. Sea quien sea, ya no sabemos donde esta y buscarlo resultará una perdida de tiempo. Lo importante es ir al norte a buscar a Koyomi y su grupo.

EL maestro saca de su bolsillo tres pócimas: Llevate esto, te ayudará en el viaje. Son tres pócimas potentes. La roja te permitirá ser mas fuerte por un momento y aumentar la potencia de tu magia, la segunda de color verde tiene un gran poder somnifero y la tercera de color gris provoca una densa niebla de humo que te permitirá escapar en caso de ir maldadas.

- Me descubriste, granuja.- dijo Wicee.- Igual nadie está culpando a nadie... Tranquilo viejo.-  se llevó la mano hacia la nuca y se rascó la cabeza. El maestro estaba siendo muy gruñón hoy. Y de todas formas, como se enteró que se estaba manoseando? Uno no puede estar siempre ligando, no es natural, o quizás si, pero no hay suficiente dinero para invitarlas a salir.- Está bien, el chico no es importante, blah blah blah.- hizo gestos con la mano.- Ve al grano viejo. Hoy a la tarde quiero pasar a ver a la chica de la panadería, creo que me falta poco para conquistarla... Creo.

"Al fin..." pensó Wicee al ver que Yao Ming sacó las pociones del bolsillo. Se veían poderosas... Y lujosas.

- Ejem...- carraspeó y aceptó las tres.- Gracias.- las observó ligeramente mientras escuchaba la explicación de uso. Luego miró hacia otro lado, como si no tuviera importancia lo que estaba por decir.- Por cierto, y esto solo es curiosidad.- aclaró.- Si alguien decidiera venderlas, cuanto dinero obtendría? A cuantas chicas podría invitar a salir con ellas ese buen hombre?- miró como el cocinero lo juzgaba con aquellos ojos finitos.- Era solo curiosidad, hombre. No te pongas así.- comenzó a irse del lugar preguntándose si valía la pena venderlas o no en el mercado negro. Seguramente algún gremio oscuro las podría... No! Wicee, estamos en problemas por eso justamente, ten más moral!

La verdad que esas pociones no tienen ningún precio fijado. Si prefieres malgastarlas, tu mismo. Pero quizás deberias replantearte que te pueden salvar la vida. El tiempo apremia y es mejor que marches.

Te incita el maestro a que dejes de parlotear como de costumbre y emprendas la mision. Te despides de él y de la camarera y te alquilas un coche mágico para que dure menos el trayecto, pero eso no evita que tardes casi todo un día en llegar a la cordillera del norte.

Ya es bien tarde, casi de noche completamente. El sol ya se esconde detrás de las montañas y las estrellas empiezan a dibujar el cielo entre las nubes. La luna resplandece con fuerza. Te encuentras a la entrada de Cuade do Riura, un pequeño pueblo dedicado a la ganadería y mucho menos a la agricultura. Según te adentras lo notas vacío, sin nadie alrededor, ni un habitante se ve por las calles ni luces tampoco. La brisa se mueve en tu dirección y te hace llegar un olor a putrefacción bastante notable.

Wicee caminó por las calles desiertas de aquel pueblo, como era de noche y estaba tan distraído con su dolor en el trasero por el largo viaje, no notó la sospechosa ausencia de personas en la zona. Continuó su avance sin pausa ni prisa, pero era algo innatural. Nadie? En serio? Esto era algo normal en misiones de nivel S?

- Oigan, bastardos. No se escondan.- dijo Wicee al aire, pero una maloliente brisa fue la que le respondió.

"Cadáveres. Descomposición." fueron las dos cosas que se le ocurrieron. Su primer impulso fue ir corriendo hacia la fuente del mal olor, pero se enfrió, no sirve de nada un refuerzo que llega para morir. Tenía que preparar la zona estratégicamente antes de hacer nada. Estaban cerca, o eran muchos cadáveres, su olfato nunca fue bueno.

Retrocedió en sus pasos con una mirada sombría. Colocó su Trampa pegajosa en la entrada al pueblo, a modo de precaución, y cuando lo hizo recordó cual era el motivo por el que no le gustaban las misiones difíciles. Sus tan queridas travesuras dejaban de serlo, y se convertían en trampas. No era el uso que más le gustaba de su magia, pero salvar a sus amigos era la prioridad esta vez.

Cuando terminó, siguió avanzando por el camino principal en dirección al olor. Dejando trampas pegajosas en el camino a modo de preparativo para una posible batalla. Se acercó lenta y cautelosamente hacia la fuente del olor. Era preferible llegar tarde pero seguro, que temprano y como un boludo.

Llegas a colocar 4 trampas a lo largo de la calle principal mientras te vas moviendo lentamente examinando tu alrededor. El rastro de putrefacción destaca al ver los primeros cadáveres de varios pueblerinos todos desgarrados como de un animal salvaje hambriento. La escena era bien escabrosa. Algo más retirado del pueblo, cuando ya estás saliendo de sus límites ves en una esquina el cuerpo de Koyomi con el de Gissa. Los dos se encuentran apoyados el uno con el otro contra la pared y medio tumbados en el suelo. Sus cuerpos ya están empezando a pudrirse. Por sus heridas ves que han muerto por desangro, y no por desgarres. Miras hacia el frente por si ves al enemigo, pero ves a lo lejos el cuerpo de una chica de pelo azul vestida de sirvienta. Te acercas corriendo y compruebas que era Remi, pero ella toda desgarrada y con los brazos desmembrados. A su lado tenía una gran maza de hierro atada a su mano derecha.

Sabes bien que posiblemente llegarías tarde. Llevabas ese presintimiento todo el viaje, pero el maestro te pidio tambien alguna prueba de si estaban vivos o muertos. Al menos un recuerdo de ellos.

Con cada paso que dió, sus presentimientos se hicieron más fuertes, pero su concentración fue inamovible y siguió andando prudentemente, a pesar de sus miedos.

El primer cadáver apareció, después de revisar que era de un campesino, siguió avanzando prudentemente. Habían tenido una horrible muerte a manos de un monstruo, y el también la tendría de no ser cuidadoso. Avanzó ignorando los cadáveres, pero más adelante uno de sus miedos se cumplió. Koyomi y Gissela, muertos.

-Chicos...- se acercó Wicee corriendo hasta sus cadáveres, su magia pegajosa estuvo a punto de activarse para curarlos, pero ya era tarde para ellos.

"Chicos... Llegué muy tarde, ustedes me esperaron... y yo..." comenzó a pensar, pero sabiendo que no iba a llegar a nada con eso, alejó sus temores hacia lo más profundo para seguir funcionando correctamente. Enfrió su corazón y siguió avanzando, dejando a esos dos allí. Era muy tarde para ellos, pero quizás llegaría a tiempo por Remi.

Una vez más se equivocó, vió el pelo azul en el piso y no quiso mirar. En cambio dirigió su vista hacia los árboles cercanos, en un intento de descubrir algún enemigo.

"Pero que estoy pensando? Allí mismo está Remi, muerta. Tan cobarde soy?" se arrodilló frente a la chica y con ella si que usó su gel curador para unir sus brazos al torso. Las lágrimas de Wicee entorpecieron el proceso de curación, lamentó haber dicho que ninguna de las dos iba a tener novio nunca, ahora Remi había perdido la oportunidad de contradecirlo.

Cuando terminó de "recuperar" el cuerpo de Remi, no se atrevió a seguir más adelante. En cambio cargó el cadáver de la joven sirviente en su hombro y volvió hasta los otros dos magos muertos. Pegó ambos cuerpos entre ellos con su pegamentosis y los apoyó arriba de Remi.

Lentamente, Wicee volvió al pueblo con sus tres compañeros de gremio en el hombro, y arrastró la gigantesca maza de Remi. No se animó a dejar el arma allí porque sintió que era importante volver con todo lo que pudiera, ya que había llegado demasiado tarde, lo mínimo que tenía que hacer era darles la oportunidad de un entierro como corresponde.

Wicee comenzaría la vuelta al gremio llevando los tres cuerpos de sus compañeros del gremio en un carrito que se conseguiría allí en el pueblo, los cubriría con una manta y con una expresión pálida llevaría el carrito hasta el gremio.

Tras la terrible escena que has visto de tus compañeros, empiezas a cargar con ellos para llevarlos de vuelta al gremio. Romi es recompuesta gracias a tu gel curativo y su cadáver es restaurado. Con lágrimas en los ojos empiezas el viaje de vuelta, lento, pero seguro. Sabías que bien no habría salvación, pero para unos compañeros, que menos tener un entierro digno en el mismo gremio y no dejar sus cuerpos desamparados en un pueblo ya inexistente y tirados en la nieve.

Mientras bajas ves la figura de tres personas que suben andando mientras miran expectantes la masacre realizada en el pueblo y se tapan la nariz por el mal olor. Los reconoces enseguida, pues es el famoso grupo Raijinshuu de Fairy Tail. Bien sabido que el gremio fue desmantelado y muchos de sus miembros desaparecidos. Que demonios hacen aqui estos tres?

Ver tanta muerte traumó a Wicee. En aquellos momentos bajaba la colina en modo automático, un pie, luego el otro, la mente en blanco, ojos llorosos e irritados. En ese estado tan lamentable se cruzó con aquellos tres reconocidos magos, pero no los reconoció al principio.

- Quienes son ustedes, malditos?- dijo Wicee, y dejó de caminar. Soltó el agarre del carrito con los cadáveres de sus compañeros y sintió que un gran peso se aligeró, no un peso físico, uno psicológico.- Oh, son las hadas.- agregó al ver que aquellos tres eran unos reconocidos miembros de Fairy Tail. En el pobre estado en que se encontraba Wicee olvidó totalmente las noticias de que aquel gremio se había desmantelado.

Esperó hasta que llegaran a el. Sintió un poco de expectativa ya que ellos eran fuertes y sin duda estaban aquí por la matanza.

- Ya es muy tarde...- dijo Wicee, cuando aquellos tres estuvieron a solo unos pasos.- Una bestia...- intentó continuar, pero no encontró las palabras para describir aquella masacre unilateral.- Sin sobrevivientes, mis amigos también...- se dió cuenta que estaba haciendo el ridículo y se limitó a decir lo último.- Mis compañeros eran fuertes, tengan cuidado.- Wicee simplemente asumió que aquellos tres se dirigían porque sabían algo que el no. Pero en estos momentos no quería averiguarlo, de qué serviría? Ya estaban muertos, y el no dejaría ese carrito por nada en el mundo. Lo único que quería era llevar a sus compañeros hasta el gremio.

A pesar de su pobre estado psicológico, Wicee pudo llegar a pensar algo que pensaría en cualquier momento.

"Ojalá que caigan en alguna de mis travesuras, bastardos." se rió para si mismo, su mente imaginativa para las travesuras nunca se detuvo, si alguna de las cuatro trampas pegajosas que plantó por todo el pueblo a modo de defensa lograba funcionar como travesura, eso lo reconfortaría bastante.

Y con tu pensamiento en mente, como maldiciendo en ellos todo lo ocurrido. Como si fueran los culpables de la muerte de tus amigos hacen que se topen con una de tus trampas. Antes que te puedan contestar, se ven envueltos en algo que han pisado e intentan salir de alguna forma, pero les cuesta y no pueden. Notan como algo detiene sus pies y les va cubriendo poco a poco.

Una involuntaria sonrisa se formó en el rostro de Wicee, pero rápidamente se evaporó. Lo más divertido de hacer una travesura siempre fue que la víctima no sepa quien fue el que la hizo, con eso en mente se acercó a los afectados. Para burlarse de ellos sin que se den cuenta.

- Veo que quedaron atrapados en una de las trampas.- dijo Wicee fingiendo inocencia.- No sé de que están hechas, pero he visto varias por el pueblo.- examinó el gel pegajoso que le era tan familiar y negó con la cabeza en signo de desaprobación.- No creo que puedan salir, supongo que nos enteraremos en breve que es lo que pasa...- puso suspenso en la situación. Normalmente haría una actuación mucho más divertida y exagerada, jugando con la mente de sus víctimas, pero en este caso prefirió ir con un perfil más bajo y observar discretamente la secuencia de eventos.

"Eso les pasa por llegar tarde, malditos. Seguramente vinieron cómodamente bromeando y riendo en su carruaje hasta llegar hasta aquí. De haber venido a tiempo no tendría que estar cargando en un carrito a mis compañeros de gremio!" pensó, e intentó que el resentimiento no se le reflejara en el rostro. Después de todo, cabía la posibilidad de que se liberaran y le patearan el culo si se enteran que la trampa es cosa suya.

No te responden mientras intentan liberarse de tu trampa. En ello Bickslow invoca a cuatro de sus muñecos y se alinean en formación para disparar un potente rayo que la destruye por completo.

Quien demonios ha podido crear esta dichosa trampa. Es imposible verla, pero parece que su composion gelatinosa no es muy potente, pero te va atrapando.  Admirando un poco la trampa por ingeniosa.

Evergreen se empieza a sacudir los restos que tiene por el cuerpo y te llama: Ehhh, tú. Debemos hablar contigo. Supongo que esos que llevas a cuesta son compañeros tuyos.

Freed le llama la atención: Evergreen, por que eres a veces tan ruda con los desconocidos. Sin duda el no parece ser un enemigo.

Vió como destrozaron su trampa y deglutió inconscientemente. Había tomado la decisión correcta al ser más discreto en esta ocasión, toda esa experiencia callejera juzgando posibles víctimas le había dado un buen ojo para estos asuntos. Aquellos tres definitivamente no eran de los fáciles.

"No necesita ser potente, bastardo, solo debes descuidarte y verás de lo que es capaz mi trampa pegajosa." pensó orgullosamente Wicee, pero su expresión se rompió al escuchar a la bastarda de anteojos.

- S si.- respondió tardíamente. Aún estaba aturdido y las palabras de la chica le molestaron, pero ni siquiera eso era suficiente para que Wicee perdiera los estribos. Su disciplina mental era a prueba de balas, aunque de cuando en cuando cedía a sus impulsos y se mandaba algunas travesuras... Pero poquitas, y de vez en cuando...

- Ellos son mis compañeros, vinieron a una misión acá y alguien, no, algo los destrozó.- miró hacia el carrito agradeciendo las palabras del de pelo verde, y continuó.- Ahora ellos están... ya no están.- intentó encontrar algo más que decirles, pero sus recuerdos estaban borrosos, difusos, como si su memoria no quisiera trabajar más por hoy y se hubiera ido a dormir, dejando solo una cáscara superficial en su lugar.

"Esa chica de anteojos se ve muy sensual." pensó Wicee. Su cerebro ya se había ido a cualquier lado devuelta.

Suspiró cansadamente.- Oigan, alguno de ustedes tiene algo de alcohol?-

Tus palabras no conmovieron mucho al grupo, ni especialmente a Evergreen, la cual iban mas dirigidas. Ella se acercó hacia ti y te comenta:

De verdad piensas cargar tú solo con ellos? A donde los piensas llevar? Te dice mientras examina el cuerpo de todos ellos con la vista. Seria mejor para ellos un entierro digno aquí. Lamentablemente el alcohol ya nos lo hemos fundido. Saca una petaca de entre sus pechos y la sacude para que veas que estaba vacía.

Fred te comenta: Venimos siguiendo el rastro de un demonio, posible que sea uno de los de Zeref. No es la primera masacre que realizar, pero es muy escurridizo. Lo has visto?

- Los pienso llevar al gremio, por supuesto.- respondió Wicee. Claramente sus neuronas no funcionaban del todo bien, pero estaba seguro de que debía llevar a sus amigos a su hogar, no enterrarlos en cualquier lado.- Tú que sabes lo que es mejor?- respondió, un poco ofendido y agresivo, pero luego vió aquella botella de alcohol saliendo de un lugar milagroso y recuperó sus ánimos de ser gentil con aquella chica.- Perdón, quizás tengas razón, pero quiero llevarlos al gremio...

Ignoró completamente todo lo que dijo Freed, sin duda lo escuchó, la información de que fueron unos demonios de Zeref o algo así quedó registrada, pero no le prestó atención al resto. Sin responderle al muchacho, miró nuevamente a la dama que tenía cerca.- Una pena lo del alcohol.- dijo, llevándose inconscientemente las manos a los pectorales.- Deberíamos ir a comprar más?- le preguntó solo a Evergreen tras mirarla con una expresión estupidizada en el rostro.