Partida Rol por web

Al ver llegar la nueva amenaza, avanzo hasta colocarme junto a los demás y me preparo para recibir la carga del enemigo. Espero que en esta ocasión no nos lancen jabalinas como antes. 

-Debemos ser cuidadosos y acabar cuanto antes con ellos.-Digo animando a los demás.-Cuanto antes acabemos la misión, mejor. Además, mi magia curativa no es inagotable aunque aun le queda.

Arthas se replegó hacia su instructora, al tiempo que Odyr tomaba un pedrusco y lo lanzaba con su honda con muy poca efectividad. Entonces Bedric salió corriendo y cargó contra uno de los orcos, atravesando su cuerpo con su afilado alfanjón. Para cuando el orco se quiso dar cuenta, éste ya estaba ensartado y muerto. Había sido un rápido final para él.

Mientras tanto, Aerith lanzó otro de sus virotes que resonaba a la vez que cortaba el aire. Aquello lo único que simbolizaba es que iba cargado de energía sónica y cuando impactó volvió a resonar aún más.

A pesar del duro golpe asestado, tanto ese orco como el otro  decidieron flanquear al bárbaro para tener más posibilidades. Aunque la suerte no estaba luchando precisamente de su lado, pues uno de ellos, el que aún estaba en perfectas condiciones, trató de ensartarle, pero el alfanjón se le resbaló y como si se hubiese vuelto contra él mismo, terminó clavado en su propio pecho.

Tan solo quedaba un enemigo en pie, y éste sería fácil de derrotar si al menos uno de vosotros lograba golpearle.

Odyr se acercó rápidamente a la criatura que quedaba, y dejándola entre Bedric y él le asestó un duro golpe con uno de sus puños

Avanzo con mi arma en la mano dispuesto a poner fin a la contienda con un golpe definitivo. Lamentablemente fracaso con gran estrépito.

Comencé a caminar para colocarme en una posición en la mis virotes fueran directos al enemigo. Al llegar a ella, cargué mi ballesta y disparé.

Bedric se vuelve sin moverse de su posición hacia el último enemigo, y descarga su golpe contra él, confiando en ser capaz de acabar también con este. Comienza a notar el cansancio del combate, aunque sabe que esto no es más que el principio.

Arthas pretende encajar un duro golpe al último de los orcos en pie, pero tiene tanta mala suerte, que antes de golpear, su arma se queda enganchada a una de las piedras del camino lo que le impide hacer un movimiento con éxito y por poco se hiere así mismo.

Odyr se acerca también a su oponente, pero al ver a su compañero Arthas pelearse contra su propia espada le distrae lo suficiente como para que su enemigo logre esquivar su puñetazo.

Por último, Bedric es el que pone punto y final a aquel combate, liberando a la ciudad de una parte de los orcos que pretendían asediarla.

Era momento de avanzar hacia la torre de telecomunicaciones de la ciudad. Debían cumplir su misión o fracasarían en el exámen.

-¿Alguien necesita que lo cure?-Pregunto tratando de recoger mi espada.-Si no, creo que será mejor avanzar hacia la torre ya.

Odyr negó con la cabeza.

Yo estoy bien. Sigamos, hay que llegar a la torre

Está bien, continuemos. Seguramente la estrategia del enemigo sea esta, se reagruparán para atacarnos. Hay que conseguir sacar ventaja de eso.

Antes de movernos, registrar los cuerpos. No sabemos qué pueden tener o si nos puede servir de ayuda.

Odyr asintió a las palabras de la instructora y se puso a registrar los cuerpos para poder continuar cuanto antes

-Estoy bien.- Contesta Bedric, con la voz algo entrecortada aún por el cansancio del combate. Limpia su alfanjón de sangre y lo guarda en su funda, recoge sus dos lanzas del campo de batalla y ayuda a sus compañeros a buscar entre los cuerpos. Cuando termina empuña una de las lanzas, dejando la otra a su espalda.

-Adelante pues. Un momento.-Digo acercáncome a las jabalinas que los orcos habían lanzado y recogiendo un par de ellas.-Creo que me vendran bien en un futuro. Ahora deberíamos... bueno, avanzar, ¿no?

Bedric desarma a uno de los orcos muertos, sujetando el alfanjón que lleva este a su espalda. Piensa que, ya que todas las armas que lleva ahora mismo pertenece a la escuela, puede ser buena idea disponer de una espada propia. Sin embargo, ignora por completo las monedas, un bien al que aún no está demasiado habituado y a cuyos tipos y valores no acaba de acostumbrarse.

Odyr tomó un par de jabalinas. Quizás fuesen más útiles que la honda en algún momento.

Por mí el oro que lo lleve la instructora Moonlight y al final que lo reparta como estime oportuno. Debemos continuar.

Tras recoger todo lo que pudisteis de los orcos avanzais hacia la plaza principal, teníais que tomar el camino noroeste para acceder a la Torre de Radiofusión, pero cuando alcanzasteis la fuente que había en mitad de la plaza, pudisteis comprobar que un nuevo grupo de orcos entraban también en ella.

Deberíais seguir adelante e ir a la torre, pero también debíais eliminar cualquier amenaza que pudiese perjudicar a la ciudad.

La gente de la zona parecía estar resguardada dentro de las tabernas y los locales de alrededor, pero un pequeño perro parecía estar allí solo y abandonado. Situado en un fuego cruzado que podría desarrollarse entre vosotros y vuestros enemigos.

Bedric sufre un momento de duda al ver al pobre animal atrapado entre ellos y los orcos. Por unos segundos no está seguro de cómo reaccionar, ya que no se le ocurre cómo salvar al perro. Finalmente, corre en dirección a los orcos y arroja su lanza contra el más a la derecha, intentando atraer la atención de sus enemigos.

-¡Aquí, cobardes!