Partida Rol por web

1 = Donovan, Jolene y Amber Dryden

2 = John Rewell Dryden y Herkus Reisel

Antti había llegado con Jolene en brazos, entregándosela a Lior, y ésta a su vez se la llevó echándole un brazo por encima y acariciándole la cara, con palabras de consuelo...

El finlandés te entregó la llave de tu habitación, en la que se marcaba un número.

Al llegar a tu habitación, encontraste que te había tocado Reisel como compañero... Vestía un traje gris de estrías, pero algo extraño había ocurrido con él: El pelo le había crecido lo bastante como para recogérselo en una coleta, su piel parecía mucho menos dañada y su aspecto en general era más saludable.

- Hola, John - le recibió sonriente, sacándose las puñetas de la camisa por debajo de las mangas de la americana con un estilo que desde luego no marcaban los vagabundos - Lior dise que tenemos que vestirnos bueno para reunirnos con dama Isenhall... Veinte minutos por areglarse.

Entro en la habitación mirándolo todo muy descolocado. El lugar es tan magnífico y majestuoso como desconcertante, curiosa combinación, nada usual. Y mi compañero de habitación es Herkus, al parecer, hecho que no me disgusta en absoluto, porque el tío es muy buena gente. Saludo con una sonrisa y con un gesto de la mano nada más entrar, aunque alzo las cejas al ver cómo luce su nuevo aspecto. Esto sí que es algo inesperado, igualmente, porque no hace ni un día que le vi, pero ha cambiado demasiado... Ha cambiado mucho en muy poco tiempo, el pelo no crece así y la cara no... Ah, claro... Igual se ha puesto extensiones y maquillaje para ver a la Dama... Ja, pues yo voy a estar jodido, porque mi ropa más elegante es la de "ir a pedir trabajo", y aún con todo no puede decirse que sea el adalid de la elegancia... Peeeero no tengo otra cosa, y aquí no creo que haya gente con ropa de mi talla, de modo que tendrá que bastar lo que me ponga.
-Vaya, Herkus... Te veo de puta madre, macho, vaya cambiazo... y vaya traje... -Le alabo, dándole una palmada en el hombro y dejando mi bolsa en la zona de la habitación que me corresponda. -Bufff... Vestirnos bien... No sé si voy a tener de eso... -Comento sin perder la sonrisa mientras saco nuevamente mi personal "modelito de los domingos". -Bueno... Me alegro de compartir habitación contigo...-Termino, sinceramente. -Ah y... ya sabes, si alguna noche quisieras que Lex se pasara, avísame o lo que sea, no tengo ningún problema por ir a otra parte... Pero con discreción, no vaya a ser que os pillen y no sea de gusto...

Herkus asiste sonriente a lo que le dice Rewell, poniéndose colorado y adquiriendo una sonrisilla pícara cuando se refiere a un posible escarceo con Lex.

- Grasias por ofresimiento. Io también estoy contento que me haya tocado contigo, es con quien mehor después de Antti. ¿Sabes iegar a salón? Yo salgo ia, no tiene pérdida... - indica a Rewell cómo llegar al lugar, de forma más desenvuelta de lo habitual - Io salgo ia. Tengo que acompaniar a Lior y los demás, me lo han pedido - sonríe y guiña un ojo - Au revoir.

Sale de la habitación

Mientras te vistes lo más rápido que puedes para no tener que sufrir ese frío insoportable destrozándote a dentelladas la piel, Amber intenta trepar las enormes bolas blancas que hacen de cabezal en la cama. En la habitación hay cajas en las que dice "DONOVAN". Al abrirlas descubres que han traído algunas de tus pertenencias, fundamentalmente ropa. Una nota descansa sobre las cajas: "Perdón por el allanamiento de morada. Renka".

Junto a dichas cajas hay tan sólo tres de Jolene y Amber, mas el equipaje que traían ellas.

Todo está revuelto en la habitación: Jolene se ha dejado la caja de maquillaje sobre una de las bolas, así como la ropa que traía puesta sobre la cama.

Cuando al fin te has vestido, una ansiosa Jolene entra casi sin aire en la habitación, vestida como si se tratase de una muñequita victoriana. Está irreconocible. Para cualquiera sería una belleza, pero para quien la conozca, está "fea"*.

Parece al borde del colapso nervioso, y el maquillaje negro ha dibujado lágrimas las sobre sus mejillas.
Al ver a Amber corre inmediatamente hacia ella y la abraza y besa. La niña no parece reconocer a su madre y lloriquea, reticente.

- Amber... Cariño... Soy mamá... - pero aquella no era esa voz melodiosa, que encantaba con tan sólo tocar el aire... Ni era ese perfume natural que era mejor que cualquier flor... Ni esa piel que prácticamente irradiaba luz... Esos no eran los ojos como diamantes dorados de ella, ni el cabello de la diosa que era... Amber no reconocía a su madre, y se removió nerviosa mientras los ojos de Jolene se hundían, aún más ansiosa...

Asiento con la explicación sobre cómo llegar al salón y sonrío ligeramente cuando menciona a Lior. Ésa mujer es como si recuperara su humanidad en presencia de Herkus... No estaría bien, eso sí, que le sedujera, estando Lex de por medio, pero bueno... Confío en que Herkus es lo suficientemente maduro e inteligente como para hacer lo que tiene que hacer y no hacer lo que no tiene que hacer. -Nos vemos luego, entonces. Me despido.
Seguidamente me desvisto y comienzo a cambiarme de ropa, para ponerme algo más presentable... De hecho todo lo presentable de lo que soy capaz... Y acto seguido salgo hacia el salón siguiendo las indicaciones de Herkus.

Donovan no le quita ojo a Amber mientras corretea por la habitación o comienza sus primeras aventuras por el mundo de la verticalidad sobre las bolas de nieve. Se dedica a abrir sus cajas y pedir en silencio que le hayan conseguido traer el traje blanco de seda natural que tan perfecto sería para una ocasión como esta.
Abiendo cajs una por una consigue localizarlo y se empieza a vestir sin prisa alguna, siempre atento de su sobrina.
Cuando ya está listo rebusca en las cajas etiquetadas con el nombre de su hermana en busca de algo gracioso que ponerle a su sobrina*

Eeeyy, eey, eey
Murmura Donovan acercándose hasta Jolene con los brazos extendidos, abarcando a madre e hija.
Ven aquí cariño
Al envuelve entre sus brazos de forma protectora, haciendo un papel de hermano mayor que prácticamente nunca ha hecho. Apoya su cabeza contra el pelo de su hermana y comienza a hablarle con voz melodiosa y segura.
Jolie... cariño... No te pongas triste ni nerviosa ¿si?. Se te están juntando muchas cosas, cielo, y aún eres muy joven para poder llevarlas todas de golpe. Por eso tienes que confiar un poco mas en mi, que ahora que nos hemos vuelto a encontrar no voy a dejarte sola.
Se aparta un poco y mira a Amber con una expresión dulce en los ojos y una media sonrisa.
Ambery... ¿es que ya no quieres a mamá? Mamá ha ido siempre contigo a todas partes, y te ha abrazado y cantado por las noches, te ha dado cosas ricas y ha jugado contigo ¿verdad?. Siempre ha sido una buena mamá... Y no querrás ver triste a mamá...
Alza las cejas e inclina levemente la cabeza sin dejar de mirar a la niña. Un poco de chantaje emocional quizá funcionara. La verdad es que sabía muy poco o nada de bebés.
Mamá ahora está muy triste... Y necesita un abrazo fuerte y un besito de su pequeña Ambery.
Le coloca un dedo sobre la naricilla y se aparta un poco de la pareja formada por madre e hija para ver si sus palabras han surtido efecto en su sobrina.
Le sonríe a Jolene con confianza mientras se retira, para transmitirle fuerza en caso de que la niña aún no reconozca a su madre en esa chica que tanto se parece e Jolene pero que tanto ha perdido.
La realidad es, que para Donovan, Jolene, aunque ya no fuera una chica con una belleza digna de un ángel, seguía siendo la chica mas hermosa que nunca había visto. Y eso se dejaba ver a través de los expresivos ojos del joven actor.

Amber observó a Jolene algo confusa. Era un bebé, pero era capaz de ver que su madre debía encontrarse realmente mal para resultar tan deslucida en todo su ser... Y entonces se abrazó al cuello de su madre, dándole un besito en la mejilla.

Momento en que la puerta se abrió súbitamente.

- ¡¡DOS MINUTOS!! - exclamó Arthur, cogiendo del brazo a Jolene y Donovan - ¡Corred! ¡Hay que llegar a tiempo...!

Jolene se dejó llevar sujetando bien a su niña, corriendo con Arthur.

- Joder... ¿¿Porqué tengo la sensación de estar en la jodida lista de Shindler...??

Arthur tragó saliva frunciendo el ceño mientras corría.

- Peor sería que no lo estuvieras...

Justo antes de entrar, cuando ya tenías la puerta de tu habitación abierta, una mano se posa sobre tu brazo y te gira. María sonríe con los ojos brillantes, y algo añorantes...

- Estaba pensando... ¿Soy la única a la que le apetece una ducha caliente...?

Le dedica entonces una mirada profunda y desafiante, sin dejar de sonreír.

Donovan alza una ceja y sonríe de medio lado, seductor.
Desliza las manos hasta la cintura de María, donde las deja descansar mientras acerca los labios a su oído para susurrarle.
Dedica unos segundos a pensar muy bien lo que va a decir, para que el acento francés sea lo mas natural y melodioso posible. Al fin y al cabo, era el idioma del amor, el mas delicado de todos...
No eres la única a la que le apetece una ducha caliente, María... Y no imagino mejor compañía para esta noche que la tuya.
Desliza suavemente una mano desde la cintura de la chica hasta la espalda y de ahí a la nuca, enterrando los dedos en el pelo de María.
Se aparata entonces llevándose la mano consigo y acariciando la línea de la mandíbula de la española con gran cuidado y maestría, rozando la piel solo con las yemas de los dedos.
¿Vamos? No quisiera hacer esperar a una dama de semejante belleza en una noche fría como esta...

Se estremeció con las caricias de Donovan, poniéndole mientras él lo hace la mano sana en el pecho, acariciándolo...
Era difícil, después de tánto tiempo sin divertirse, mantener el autocontrol... Pero el juego era una de las partes más deliciosas de una escena así...

Fué de la mano de Dryden hasta uno de los baños y cerró la puerta tras de sí...
El cambio de ambiente hacía el momento más fácil y fluído...

Se acercó a él de nuevo, en silencio, alternando su mirada entre los ojos de Donovan y sus labios... Sonríe al poco, disfrutando de la tensión, mientras le aparta los rizos de la frente con los dedos, pasándole luego las yemas por la cara...

- ¿Tienes idea de cuántos libros de poesía se podrían escribir gracias a tus ojos...?

Ni la mitad de los que escribirían mil poetas durante mil vidas si te vieran sonreir por un solo instante...
Responde con el mismo tono juguetón de María... para ponerse serio al momento, sin dejar de acariciar a la española con mimo, siguiéndo los mismos cortonos que sigue ella en su cara.
María... no quiero que nos equivoquemos ninguno de los dos... Las relaciones formales no están hechas para mi... ni los compromisos.
La mira directamente a los ojos con una mirada cargada de sinceridad demoledora. Va a permitir que María vea el fondo de su alma durante unos segundos.
No me gustaría causarte el mas mínimo mal... ¿Entiendes lo que quiero decir?

María se pone seria un momento. En su mirada se percibe auténtica decepción y a la vez el reflejo de un corazón roto... Es esa mirada que suele preceder a una bofetada y la pérdida de la "fiestecita privada".

Cuando acierta a ver que Donovan se alarma, sonríe pícara y niega con la cabeza.

- Eso es por asustarme... Ya creí que se te habían quitado las ganas de la ducha cuando te has puesto tan serio... - ríe, en voz baja, acercándose a él, mordiéndose el labio inferior, enarcando las cejas culpable, pero algo traviesa. Se coloca junto su oído acariciando superficialmente la línea de su mandíbula con los labios - Me gustan más tus ojos cuando eres sincero... No te preocupes... - besa su lóbulo manteniéndolo unos instantes entre sus labios. Se aparta y le mira a los ojos, dispuesta a seguir con lo que comenzaron...

- No te equivocas conmigo... - susurró, justo antes de retirarse la parte de arriba de la ropa, con movimientos fluídos, para acercarse de nuevo y advertir - Pero me gusta quedarme abrazada después...

Terminada la pequeña distensión del bar vuelvo a mi habitación y me siento donde pueda, quitándome la camisa y, después, las botas. -Ufff... -Suspiro, gozando de algo de tranquilidad. Observo el pijama... Joder, con el pijama... Es flipante lo que hay que hacer para mantener a raya a ese puto virus... Hablando de lo cuál, aún no he notado nada extraño... Miro mi cuerpo de arriba abajo, buscando algo, cualquier señal, pero todo parece estar en orden... No me hago cargo de cuáles pueden ser los síntomas del virus en ésta etapa. Aunque claro, todo el mundo, salvo Arthur, Falken y... Creo que ya... Parecen estar perfectamente normales. Supongo que tiene un efecto retardado, o algo por el estilo. No sé, no entiendo de estas cosas. En fin, cuanto más tarde, mejor. En fin... Finalmente me resigno a lo que hay y me pongo en pie, comenzando a ponerme el aparatoso disfraz-pijama. Es cierto que incómodo no es, pero es raro de cojones. Acto seguido, después de un rato forcejeando, entro en el saco de dormir, encontrando un proceso similar... Hay que joderse, en efecto. Hay que joderse... Intento conciliar pronto el sueño. Últimamente no he dormido muy bien, y pegar un buen sueño de tacada vendría de maravilla...

Donovan alza una ceja, sonriendo. Hay días en los que uno no puede creerse la suerte que tiene. Y ese era uno de ellos. El seductor y siempre triunfante rubio de oro se veía desarmado por la chica española de sangre caliente en mitad de un hotel de hielo. Las vueltas que da la vida.
Entonces me quedaré contigo hasta que se nos haga de día... Porque también me gustan los abrazos
Le contesta con voz melosa mientras hace lo propio con su jersey, quedándo su torso al descubierto.
Recibe a María con los brazos extendidos, que cierra en torno a la chica con premeditada lentitud, disfrutando del contacto de la piel contra la piel, del roce cálido de la vida. Abarca a la chica con su abrazo, mientras acerca los labios a su cuello y suspira sobre él siguiendo las líneas de los músculos hasta el nacimiento del pelo.
Son los pequeños placeres de la vida los que siempre quedan grabados en la mente de la gente... Y aunque he vivido muchos años... Nunca olvidaré este momento.
Besa entonces de forma lenta y dulce la mandíbula de María hasta que llega a sus labios, sobre los que posa un tierno y largo beso.
Tienes magia en las venas María... Me robas la razón y me enciendes la sangre
El beso se conviernte entonces en uno mucho mas pasional, mas primario, y desplaza una de las manos hasta la nuca de la española mientras con la otra aprieta su cuerpo contra el de él.

Sonreía y besaba a Donovan tiernamente cada vez le hablaba... Tenía una voz embriagadora, y sus palabras eran perfectas. Daba igual que fueran mentira. Daba igual que fuese puro teatro... En ese momento parecieron las verdades más grandes del mundo, y eso era lo perfecto. Echa las manos hacia la espalda de Donovan, acariciándole con las puntas de los dedos para finalmente corresponder al abrazo estrecha y tiernamente, besándole el pecho y la línea de los hombros, subiendo por el cuello lentamente hasta llegar al lóbulo.

- Tú no llevas magia... Eres la magia - sonrió, frotando dulcemente la punta de su nariz con la de él.

Es cuando recibe el beso cuando toda su piel se tensa y la sangre le hierve, devolviéndole un beso perfecto a Dryden. Era uno de esos besos en cada uno juraría que respira por el otro a través de aquel precioso gesto... Uno de esos en que todo contacto resulta una caricia que despierta a los cinco sentidos... Y así fué ella durante aquella noche... Casi parecía tener un don para satisfacer los deseos de la piel con su cuerpo, sus palabras e incluso su misma respiración. Se trataba de alguien que sabía cuidar y tratar los momentos exquisitos como aquel, haciendo el momento fluído, suave, apasionado y en absoluto forzado o violento... Como los rayos de un sol de verano al amanecer...

Cuando ambos estaban en la bañera, abrazados, la sensación que tenían no era de cansancio, sino de satisfacción y ligereza. Se apoyó en el pecho de Donovan y dijo, con los ojos cerrados y completamente relajada.

- ¿Sabes...? Las relaciones formales no... Pero... ¿Qué me dices de las "recurrentes"? - abrió los ojos y le miró, entre la picardía y la ternura, esperando su reacción.

Donovan había amado a muchas mujeres. Había pasado muchas y muy largas noches entre los brazos de féminas mucho mas atractivas y hermosas que María... Pero aquella española tenía algo. Tenía algo especial que no había conocido hasta ese mismo día. Sabía lo que él quería.

El chico se entregó en cuerpo y alma al placer de la carne. Se dejó llevar como una pequeña barca entre las olas de una tempestad de pasión. María era viento, era calma, era furia... era el vaivén, el cielo, las nubes y los rayos... Lo era todo para Donovan en aquella bañera que lo contenía todo esa noche. Y se lo dejó ver como solo alguien así sabe hacer. Correspondiendo cada movimiento con otro movimiento, cada caricia con otra caricia, cada beso con otro beso... Sus respiraciones se acompasaban la una a la otra como si de un cuerpo en dos mitades se tratara...
Corrían las leyendas de que Donovan era un Dios en la cama... Pero ahora sabía lo que tenía que ser rozar el cielo con la punta de los dedos...
Le iba a costar mucho superar aquel momento.

La noche pasó y los minutos se hicieron horas hasta que los dos quedaron abrazados bajo las tibias aguas de la bañera.
No podría decirte que no ni aunque me arrancaran la lengua
Responde con total sinceridad. No se había encendido la chispa del amor en el corazón de Donovan... pero sabía que había encontrado en cielo encerrado en el cuerpo de una mujer.

Llegáisteis a la habitación y tanto tú como María pudisteis ver que estaba vacía. Normal: Jolene no iba a acostarse a las doce del medio día...
La española te miró de nuevo. Seguía esperando una respuesta, y a ser posible una traducción de todo lo que había pasado y de porqué su agresora se había puesto a dar voces en tono amenazador.

Donovan entra en su cuarto y se deja caer de espaldas sobre su cama, molido por el tratamiento. Parace que no va a decir nada de nada cuando se apoya sobre los brazos flexionados y alza la cabeza para mirar directamente a los ojos de María.
No te enamores de alguien como yo, María...
El humor y la gravedad de sus palabras luchan en la declaración por hacerse con el control de la frase. Es obvio que ha sido sincero, lo complicado es saber qu piensa realmente el rubio de oro sobre lo que acaba de decir.
Veamos...
Le explica con pelos y señales lo que ha sucedido en los pasillos con Renka, rememorando cada palabra y adaptando su tono de voz para imitar las voces lo maximo que puede sin tener sus poderes a mano. Es bastante cómico ver a Donovan hablándo en francés con acento asiático.
Y básicamente ha sido eso...
Se queda callado por unos segundos, mirando a María a los ojos.
No quiero morir. No me quiero ir. Y no quiero que nadie tenga que irse o morir... Pero no estoy dispuesto a llevar una existencia tan triste como la que nos espera aquí. No estoy dispuesto a ser la marioneta de nadie. Si nos trataran con un mínimo de respeto y no como a una panda de retrasados mentales... aún sería soportable. Yo lo tenía todo. Y no solo me lo han quitado, sino que además se regodean con ello. ¿Es que tengo que ser un maldito psicópata para que me tomen en serio en este lugar?
Bufa realmente molesto y niega con la cabeza, cansado ya de tanta tensión emocional.
No creo que me vayan a echar. Seguramente Lior hará entrar en razón a ese monstruo de perfectos modales que es Kramer... Pero convertirá mi estancia aquí en un infierno...
...
Me salvaste la vida porque quisiste, y te lo agradezco desde lo mas profundo de mi corazón. Si cres que nuestros destinos estan ligados y quieres ir a donde yo vaya, que así sea. Pero no te enamores de mi, porque no voy a poder corresponderte.
Le mantiene la mirada, no la aparta en ningún momento. Donovan parece triste, parece que le entristece la situación. María es todo lo que le gusta en una mujer... Y sin embargo la chispa del amor no prende. No quiere obligarse a querer a alguien. Eso es sucio y rastrero. Prefire decirle la verdad aunque sea mas incómoda para los dos.

María escucha lo que Donovan le dice, cruzada de brazos y cierto destello de dolor en los ojos.
Cuando el rubio termina, ella sonríe, aunque se nota que lo hace por no llorar.

- Entiendo lo de no vivir sometido, admiro ese espíritu indómito tuyo... En fin... A mí tampoco me gusta, pero supongo que... No sé, me gusta la vida. Y claro que no te van a echar... ¿Cómo iban a echarte? - se pone el dedo índice de una mano extendida sobre el lacrimal, tapando posiblemente la salida de una lágrima. Parpadea un par de veces y se pone seria, pero no lo suficiente como para resultar incómodo - Donovan... Te salvé la vida porque quise, y lo volvería a hacer, no sólo por tí, sino por cualquiera de los otros. No es porque sea una heroina, sino por cuestión de miras y por pura cobardía... - traga saliva y pierde los ojos en el suelo, volviéndolos a levantar tras una pausa reflexiva sobre los del chico - Y no sabes lo humillante que es que alguien te rechace sin haber pretendido nada - esbozó una sonrisa triste - . A mí me gusta Hugo... Bueno, digamos que esa chispa... Ese primer contacto en el que un día te levantas idiota, ves a alguien y dices "¡ya está: Es ÉL!", lo tuve con Hugo... Pero... - los labios le tiemblan un poco ladeando una sonrisa mientras los ojos se le empañan - Pero lo mismo da que yo me enamorase de tí o de él... Porque todos sabemos quién es la "niña fea del colegio", la que no se maquilla, ni habla el idioma de todos... No me malinterpretes: No soy pesimista ni me pongo derrotista... Es sólo que... Me gustaría ser la chica a la que miráis mientras habláis con otras... No por que no me guste como soy... Sino por... Curiosidad... - asiente con la cabeza y se encoge de hombros, con una sana resignación en la mirada. Las palabras le salían sólas con dificultad, era un momento muy embarazoso - Pero Donovan... Si eso pasara, si me enamorara de tí, si me enamorara de cualquiera, no sería algo que pudiese controlar... Y... Bueno... Ya te lo he dicho: Ni creo en los compromisos, ni voy a acosarte, ni nada por el estilo. Lo siento si te he incomodado... O te he hecho creer lo que no era... - suspira - Bueno... Te dejo en paz, ¿vale? - apretó los labios, sonriendo y dando una palmada cómplice sobre el muslo del chico. Se notaba que la muchacha estaba a punto de desmoronarse... Pero aguantaba bien...