Partida Rol por web

El tacto suave de su amigo le erizaba la piel, y conseguía que la joven se encogiera de hombros. Quizás odiaba a Koivusaari... Le enervaba que fuera precisamente él quien nunca la abandonase, que fuera el único que nunca la defraudaba... Y que en resumen, el único capaz de darle verdaderamente lo que ella quería. Ni más, ni menos. Y por ello quizás también lo adoraba.

Tragó saliva. Los ojos enrojecidos brillaban con impotencia, y le suponía imposible articular palabra con los labios temblándole... Pero como una muñeca de trapo, cedió al abrazo. Golpe a golpe, las energías se iban gastando, la fortaleza menguando... Y estiró la cabeza hacia atrás encontrando el pecho de Antti, buscando el aire en dirección al cielo, cerrando los ojos, agitándose de la ansiedad... Tenía tantas cosas por hacer, tantas ganas de vivir... Y al mismo tiempo, tanto dolor.

"Te vas a destruir intentando hacerles a todos felices..."

Una frase muy común en boca de una madre poco común; una mujer orgullosa. ¿Pero no es el orgullo lo que, en cierta forma, mata a las personas? Y sin embargo, no eres nadie si no lo tienes... Es difícil encontrar el punto medio. Es tremendamente difícil volverte a querer cuando has dejado de hacerlo... Y las frías palabras del lituano, la muerte de Marcos, de Art, de Alice... La tragedia en China o en Australia. De una forma u otra, siempre acababa teniendo algo que ver con todo aquello...

Cita:

- Tengo angustia... - reveló hipando, sorbiéndose un poco la nariz... - Quiero... dormir... - Lo necesitaba urgentemente, e incluso sonaba a súplica... Su cabeza no estaba bien, pero tampoco su cuerpo. Y posteriormente, con lágrimas escapándosele de los ojos, hizo amago de levantarse...

Taylor siguió caminando hacia atrás, sin dejar que Victoria viese aquello. Trató de desviar la mirada, sobre todo al comprobar que las fuerzas de Lex habían flaqueado, que el shock era, curiosamente, interpretado fisicamente de forma distinta según el cerebro golpeado.

Aquel momento, aquel lugar no era para él. Era para ellos, y por eso se marcha...afligido pero satisfecho: quizá esa criatura no naciese nunca, quizá Antti y Lex jamás compartirían el mismo techo...Era duro saber que las visiones tenían el efecto de poder desviar los acontecimienos buenos..., pero también era ventajoso advertir sobre la ruina, dejando el libre albedrío de actuar en consecuencia.

- Tu padre te quiere mucho, ¿lo sabías?- le susurra a su hija frente a la puerta de su habitación,...con los ojos vidriosos y un nudo de amarrar trasatlánticos en la puta garganta.

De nuevo aquella sensación fría y estremecedora: Balaguer de materializó en los pasillos del Icehotel. Jolene había desaparecido, Midian también, y lo único que quedaba de la anterior escena era la propia Hanne, que ya había echado a andar, dando por sentado que el español la seguiría.

- Has de saber que mientras tu has pasado dos semanas, el resto han pasado sólo dos días, porque así me apeteció - comenzó, hablando con el tono de quien no tiene porqué dar explicaciones pero aún así las da - . Hay dos miembros nuevos en sustitución de Art y Marcos, sus nombres son Isabella Tarin, canadiense, y Andrea Scerri, maltés. Otros que aún no conoces son Milo Notara y Dale Leigh Lantana, alias Daleigh, Slang o simplemente Dale. El primero es uno de los que se curaron aquí hace tiempo, le tengo mucho aprecio, y la segunda es, al parecer, la mujer más inteligente del mundo... Pero no es oro todo lo que reluce: Te lo aseguro. Por último has de saber que Hugo sigue al mando como capitán, que Taylor ha adoptado a Polly y le ha cambiado el nombre por el de "Victoria" (sigue necesitando tus cuidados) y que por motivos personales eliminé a Alice Doyle - indolente, levanta una mano señalando una puerta - Amber está en aquella habitación con su abuelo, pero debes ponerte manos a la obra en breve: Mañana partiréis a cazar vampiros, Herkus se ha convertido en uno y el dios de Inglaterra y yo hemos decidido que nos molestan esas sanguijuelas, tú debes de ser el único, pues fuiste creado de forma natural - y sin más, la dama dobló una esquina y desapareció... En su lugar, Alex encontró a Antti, que recogía en brazos a Lex sin que ninguno de los dos pareciese percatarse de su presencia en ese momento...

- Tranquila, nena... - Antti ayudaba a Lex a levantarse, hablándole también con suavidad - ¿Quieres echar una siesta de media horita? Venga, vamos a tu habitación a que te eches un ratito antes del entrenamiento de Milo... - cuando el finlandés se echó uno de los brazos de la húngara por detrás del suyo, agarrándole la cintura, reparó en la presencia de un mejorado Balaguer, que aunque bajo sus ropas seguía teniendo el torso vendado, se tenía en pié perfectamente - Ah... Balaguer - comenzó Koivusaari - ... No te había visto... ¿Estás mejor? ¿Cuándo y cómo has vuelto...?

Alex asentía y cerraba los ojos con fuerza, masajeándose el ceño fruncido con una mano, aún dándole vueltas a la visión de hace un momento cuando Antti le ofrecía su apoyo. Ya un poco más relajada (más bien cansada), mantenía la vista baja en mitad del gélido pasillo. La estrategia era sencilla: Si tú no los ves, ellos no te verán.

Cita:

...Pero podían ver al finlandés.

Levantó la mirada al español, sin relajar el ceño. Ni puta idea de lo que habría vivido mientras ella y los demás estaban de "misión", pero seguro que no habría sido tan apestosamente jodido ni imposible de
olvidar... O no, espera. Estaba jodido. Secuestraron a Jolene...

Joder... Viajaste a Australia y a Londres por salvar a una adolescente... Y te olvidas a los dos putos días...

- Hola... - saludó, con mala cara y mal aspecto. Balaguer solía tener un temperamento terrible, y ahora, ciertamente, eso era algo por lo que rezaba con tal de no tener que tragar.

De camino al patio exterior, charlando entre los tres sonriendo y comentando cómo demonios puede empezarse un día a las cuatro de la tarde (cosa que parecía estar explicando el francés) Michael, María y Madison dieron con la escena que tenía lugar en el pasillo de las habitaciones: Antti sostenía a una agotada Lex, y Balaguer se hallaba ante ellos.

María no sabía cómo había llegado el español hasta ahí, pero desde luego se alegró de verle. Alex, desde el principio, se había portado bien con ella e incluso le había puesto el mote de "Mara".

- ¡Alex! - se emocionó al verle, corriendo hacia él y cogiéndole las manos, era estupendo ver que un amigo estaba mejor - [ES]¡Dios mío, qué alegría de verte! ¿Estás mejor? ¿Y Jolene? Nos dijeron que estabais en Jukkasjarvi los dos! ¿Cómo has entrado?[ES] - miró algo esquiva durante un instante a Lex, pero su atención estaba en su compatriota.

Aún no se acostumbraba a aquellos cambios de lugar tan repentinos. Balaguer gruñó y sacudió su cabeza enfadado. Con un movimiento echó su pelo hacia atrás y acto seguido metió las manos en sus bolsillos refugiándolas del frío de aquel lugar. Escuchó las palabras de Hanna sin decir nada ni modificar su gesto en algo mínimamente perceptible. Cuando ésta acabó arrugó la nariz y asintió un par de veces. ¿Para qué hablar si no es necesario? Más aún si todo lo que debe hacer no admite réplica alguna.

Cuando la mujer abandonó los pasillos dio un paso antes de volver a detenerse. Observó a Lex y al gigante rubio.

¿Ahora juntos? ¿Y el desgraciado de Herkus se ha convertido en un chupasangre? Pero no fue él quien lamió y mordió el cuello de aquella mujer.

La comisura de sus labios mostraron una ligera sonrisa y carraspeó cuando éstos le saludaron.

- Acabo de llegar, y sí, estoy mejor. Al menos ahora puedo respirar sin ayuda -dijo mirando al gigante. Luego dirigió su mirada a la mujer y levantó un poco la cabeza mientras le sonreía... ¿amable?-. Hola, Lex. Quería...

Parecía que fuese a hablar algo más, pero al escuchar la voz de María se encaró con ella rápidamente y mostró una sonrisa mucho más sincera y espontánea.

- Ey, Mara, acabo de llegar con la Dama. Os acompañaré en lo siguiente que hagáis. Jolene está bien, se quedó fuera ya que no necesita venir aquí, y será más seguro para ella. Aún me duele cuando respiro y hago ejercicios fuertes, pero sobreviviré si no me atropellan con una furgoneta nuevamente en los próximos... dos días. Me alegra verte, Mara. ¿Y por aquí qué? ¿Quién ha perdido los nervios últimamente? Porque no tengo la cabeza para muchas gilipolleces.

Su tono de voz era calmado, aunque áspero. Cuando acabó de hablar,  Balaguer guardó las manos nuevamente en sus bolsillos. Tenía la mirada algo triste, más apagada de lo habitual. Pero pese a todo mostraba una apariencia gallarda, con el rostro ligeramente apretado. Éste se relajó un poco más incluso cuando vio a Michael. Al fin y al cabo no todo eran malos recuerdos de los allí presentes. Sin apartarse mucho de María se acercó a uno de los pocos a los que había comenzado a considerar amigo.

- Tío, ¿qué tal vas? Me tienes que poner al día, eh.

Yendo por el pasillo, ambos hermanos y la australiana dieron con la esquina al pasillo de habitaciones, encontrándose con una "enternecedora" bienvenida.

Antti sujetaba a Lex como si ésta se fuera a desmayar, y frente a ellos estaba Balaguer. De una pieza. Los movimientos de su torso algo débiles aún, pero parecía que alguno se alegraba de verle.
María, con la que el español siempre se había portado bien, sonreía a pesar de que en su rostro se veía que había llorado. Parecía alegre por el reencuentro con su patriota que, sin alejarse de ella, le decía a Michael en tono cómplice:

- Tío, ¿qué tal vas? Me tienes que poner al día, eh.

Madison estaba ahí también, junto a María...

- Jooooder - una nueva invitada a la fiesta entraba al pasillo de habitaciones observando a Balaguer de arriba a abajo, sin saber siquiera cómo se podía llamar aquel elemento. Un silbido descarado salió de sus labios fruncidos, el español no era para menos, y estar tan cerca de aquel nuevo hallazgo, de los hermanos Dryden y de Michael Fauchon era terriblemente malo para las hormonas - ¿Y ésta pieza cómo se llama? ¡Madison, María: Vamos a tener que llevarnos postales de éstas vistas cuando todo se acabe! ¿Eh? - dijo con la boca ladeada, burlesca.

Ya ves Alejandro, nos han levantado a las ocho para tener un largo dia con poco que hacer Respondo con expresion divertida, ya ha pasado el suficiente tiempo como para que las ganas de hacerle comerse un par de relojes al DJ hayan pasado.

Esta bien tener por aqui a alguien mas con un par de dedos de frente y si hubiera estado en la votacion podriamos haber cambiado las cosas luego te cuento ya con calma añado al ver como llega el monton de gente

Alejandro, esta es Dale, nos echo una mano en un desastre que se monto por australia, Dale, Alejandro

Donovan se detiene en seco cuando ve a Alejandro. Todo rastro de alegría se borra de su rostros e inmediatamente es sustituido por una sonrisa sardónica, dedicada en exclusiva al español.
No, Michael, solo algunos tienen poco que hacer. Otros estamos ocupados.
Se encoje de hombros, sin cambiar la expresión. Ver por ahí a Balaguer le había terminado de aguar una mañana que solo había empeorado desde que se despertara.
Cada día odiaba mas ese maldito sitio y a la gente que se encontraba en él. Bueno, mas bien cada hora... No era necesario dejar que pasara mas tiempo.
Bueno... Milo ha dicho que el entrenamiento se pospone hasta después de comer. Nos vemos
Les dedica a todos un gesto de mano a modo de despedida y se vuelve por donde mismo ha llegado, en dirección al almacén.

Lex observó silenciosa el recibimiento de Balaguer. Sus ojos de un verde tóxico no acompañaban a la serenidad que habían conseguido transmitirle las palabras de su amigo finlandés. Les oía hablar, pero no escuchaba a ninguno...

Permaneció quieta, respirando profundamente y desviando los ojos al manto blanco que pisaba... Parecía estar cabilando algo. Entonces se separó con cuidado del apoyo de su compañero, justo en el momento en que llegaban el resto. Examinó en un instante a Dale con los ojos, y tras asentir al pequeño informe de Donovan, se volvió hacia el guitarrista para refugiar una de sus manos entre las suyas propias, aferrándose a ella de forma amistosa...:

- Gracias... La habitación está aquí al lado. Puedo ir yo sola... - dijo, con aspecto cansado, aparentemente serena. Había tenido a Koivusaari pegado a ella casi de forma permanente, y aunque ella agradeciera enormemente su constante atención, aunque lo necesitara, se sentía mal sabiendo que podía estar estresando a Esa con sus problemas... Y no quería aquello para el único amigo que podría encontrar ahí dentro. Era incapaz de desearle ningún mal a ese hombre...

Soltó su mano y miró al resto:

- María, deberías hablar con Taylor... Me alegro de que estés bien, Alejandro - confesó sincera - Nos vemos luego - se despidió e hizo amago de marcharse, echándole una mirada confidente al finlandés...

Quédate, joder... No quiero molestarte más de lo que he hecho...

Abro mucho los ojos a la contestación de Michael, sorprendida, ¿Será verdad? ¿Que más da? Es una conversación cordial. ¿Ves, Madi? No es tan difícil. Por lo menos con algunos….

El gesto se ensombrece al ver a Lex, sigue sin estar en su mejor momento, como ella diría, fijándome entonces en Balaguer, bajando inmediatamente la vista. El que dijo que era un asesino. Sí, pero curó a Alice. Sacudo la cabeza mientras me cruzo de brazos, perdida en mis propios pensamientos: Que complicado es todo, aquí no hay blanco y negro, aquí hay demasiados tonos de gris. Levanto la vista sonriendo cuando habla de Jolene, lo que dijo Milo era cierto, por lo menos ella y su bebé se encuentran bien. Eso es genial, como poco.

Y entonces, Dale, distiende los ánimos en cuestión de segundos, ¿Cómo puede caerme tan bien con lo diferentes que somos? Suspiro resignada, no es la primera vez que me pasa esto, Silvie me encantaba. Nunca me iría de fiesta con las dos, estoy segura de que sería peligroso. Sonrío frunciendo el ceño, negándole con la cabeza, mientras Michael le contesta Dale… como reprendiéndola, sin éxito, por supuesto.

La entrada de Donovan lo devuelve todo a su estado normal. Tensión. Me centro, será lo mejor, así que me acerco a Antti y Lex, para hablarle a esta última. ¿Cómo te encuentras? ¿Necesitas algo? palabras que no diré, quiere estar sola, y de cierta forma las ha contestado.

Me giro a María, [FRN]Te acompañaré si quieres.[FRN]

- No: Les eché una mano en el desastre que causaron - corrige congelando una sonrisa de oreja a oreja desde el momento en que conoce el nombre del español. Por lo visto alguien le ha hablado de él, razón por la que se apresura en despedirse con la habitual cordialidad: - A tomar por culo.

Dicho lo cual les guiña un ojo a Madison y María y se vuelve en un elegante giro sobre uno de sus pies e intercepta a Donovan cogiéndolo del brazo, arrastrándolo consigo hasta la habitación siete, cerrando tras de sí.

¡Coño! ¡Hay que joderse, Balaguer en perfecto estado e incluso sonriente! Lo que querrá decir, seguramente, que Jolene está bien. Aunque, en realidad, simplemente me quedo quieto, con las manos en los bolsillos del pantalón. Es la primera vez que me encuentro cara a cara con él desde que... Bueno, desde que hice aquél pacto con Isenhall para que pudiera vivir... No esperaba que me fuera a entrar, de pronto, algo de corte. ¿Quién sabe lo que ocurrió entonces? Ah, sí, María, Taylor y Hugo. Supongo que al menos ellos entenderán por qué durante el Consejo de Guerra de Isenhall tuve que ponerme a su lado... Bueno, María y Taylor sí lo entenderán, Hugo no se entiende ni a sí mismo, como para ponerse a entender lo que pasa a su alrededor.
Ignoro las conversaciones ajenas. Mi atención se centra en María, principalmente, y de vez en cuándo en el propio Balaguer, aprovechando un momento en que nuestras miradas se crucen para alzar la mano levemente y mover los labios en un "buenas" que no llega a ser dicho.
Vuelvo la cabeza ligeramente para ver cómo Dale y Donovan "huyen", casi literalmente, de la escena. Y, sin mucho más que decir o hacer en este momento, pues acabo de tener uno de mis momentos de "ineptitud social" que hasta ahora casi habían pasado desapercibidos. Con ambas manos tras la espalda y la mirada posándose en las paredes de ambos pasillos y, otras veces, en los integrantes del pequeño grupo que hay frente a mí, simplemente me mantengo en el sitio, balanceándome muy levemente hacia adelante y hacia atrás con las plantas de los pies.

Tras la presentación de Michael inclinó ligeramente su cuerpo hacia un lado mirando a Dale. Movió la lengua dentro de su boca. Observó detenidamente a aquel despojo de mujer que tenía en frente. La miró desde los pies hasta la cabeza y se limitó a mover un poco la cabeza a modo de saludo. Tras ella una figura apareció, y su gesto se tornó más serio. Donovan Dryden, uno de los mayores hijos de puta con los que se había cruzado. De pronto las heridas del pecho le volvieron a doler, y sabía que alimentarse de él le calmaría el dolor. Pero Balaguer no veía sus rizos rubios, su sonrisa perfecta y sus ojos brillantes. Él era capaz de ver su verdadera imagen, su naturaleza interior. No era ni mucho menos tan agradable a la vista.

Balaguer, bienvenido a la casa de los horrores. Primero, un proyecto de mujer sacada de un cubo de la basura, y tras ella, el primer plato de la mejor cena que puedes tener.

Se mantuvo en silencio mientras seguía con la mirada a Donovan. ¿Poco que hacer? Balaguer tenía el cuerpo vendado, pero era capaz de andar. Aunque para el resto habían pasado dos días, para él ya eran más de dos semanas. Sin ese espacio de tiempo le hubiese sido imposible ponerse en pie. ¿Nadie se daba cuenta que ahora los pulmones estaban dentro de su cuerpo y no esparcidos por el suelo? Movió su mandíbula un momento, y tan solo le sacó del trance la arisca despedida de la "cosa". No respondió ya que no entendía mucho, aunque realmente le daba bastante igual si aquellas palabras estaban dedicadas a él o no.

-  Gracias, húngara. Ya hablaremos -se limitó a decir sin apenas girar su cabeza. Tras ello pudo comprobar que Donovan ya se había ido, y a un lado había un nuevo rostro que no era capaz de reconocer-. Soy Alejandro de Balaguer, un placer.

Miró a Madison y sonrió educadamente. Sabía que le habrían contado cosas sobre él, y sobre sus "aficiones", como algunos las habían llamado. Le habrían juzgado sin conocerle realmente, tal y como le dijo a Jolene. Pero por ella no lo haría. Por eso debía mantener su palabra, la promesa dada días atrás. Tragó saliva y mantuvo sus manos dentro de su pantalón para dirigirse nuevamente a Michael.

- Ya me contarás con calma, sí. ¿Seguimos en la misma habitación o eso ha cambiado? -preguntó mirando a los ojos a su amigo.

¿Y por qué coño han muerto Alice y Marcos? Art lo sé, y es una pena que no fuese yo quien pudiese alimentarme de él. Escoria así me despierta el apetito. Él era mi pecado.

Y nuevamente otro rostro que era capaz de reconocer. Rewell, el "cuñado" que en épocas de furia decide convertirse en una pira ardiente. Aunque no comenzaron con buen pie, sí es cierto que en los últimos días su relación se había estrechado, quizá forzada tras la situación con su hermana. De hecho, para Balaguer era la única opción posible.

- Eh, John. Tu hermana está bien, pero no vendrá por aquí en un tiempo. Ella y la criatura que esperamos están sanos gracias a mí, y todo esto no es si no un hervidero de virus. Pero volverás a verlos. ¿Dónde está Amber? -dijo basculando su propio peso de un pie a otro.

Miro enfadada a Dale, negando con la cabeza, eso que dice no es justo, nosotros no hicimos nada malo en Australia, nos jugamos la vida para salvar a Donovan. Abro la boca para contestarle, pero desaparece antes con Donovan.

Uy, que mal educada, no he saludado a Balaguer, pero es que… pero nada, además, tiene muy mal aspecto, eso sí, como siempre, no tengo ni idea de por qué.. Balaguer, hola, perdona que no te haya saludado, es que… desde que nos encerraron, me encojo de hombros… esto es una locura, parece que hasta cuesta reaccionar... y bajo la vista, bastante abochornada, que incómodo es todo esto…

… Arréglalo un poco, anda. Amber estaba hace un momento en el salón, se la llevó el señor Dryden, estará con él… ¿No? Preguntándole a Rewell, el único que salió del salón antes de los que estamos ahora mismo. Miro de reojo a María, por si se decide finalmente a ir en busca de Taylor, ya no sé ni cuantas veces me he ofrecido a acompañarla…

Pues no lo se la verdad, esto cada dia es una sorpresa nueva, pero espero que si

Respondo a la pregunta de Balaguer, mirandole tambien cuando lo hago

No se lo que te habran contado de los ultimos dias, pero bueno, no toda la gente se ha vuelto loca añado lanzando una mirada bastante evidente a Madison

- Me han contado poco. Hemos estado aislados en otro lugar, y te aseguro que era mejor que esto -dijo amargamente mirando a Michael-. Sé que hubo una votación y que se os dejó aquí encerrados, y me temo que ahora me toca el turno a mí. Pero no voy a dejar que me jodan, te lo aseguro. Sé que algunos han muerto y hay gente nueva. ¿Alguno ha perdido el control otra vez?

Movió su cuello lentamente haciéndolo crujir un poco. Aún mantenía las manos en sus bolsillos aunque parecía que jugaba con ellas en su interior, moviéndolas todo el rato. Había pasado poco tiempo y todavía sentía dolor cuando respiraba, más aún cuando se veía obligado a mover los brazos hacia detrás para ponerse algo de ropa. Pero todo aquel dolor desapareció cuando se vio separado de Jolene. Ahora solo deseaba acabar con todo lo que hubiese de por medio.

Cuando Madison habló se sorprendió de escuchar unas palabras amables y no de reproche o de rechazo como tantas otras veces. Agradeció dichas palabras con una sonrisa y una inclinación de cabeza. No se lo habían contado, estaba seguro. Porque ese fue el mismo comportamiento que tuvieron los demás, primero de aceptación, caos, y luego rechazo y reproches. Arrugó su nariz un instante y sacudió su cabeza, le daba igual. Quería regresar con Jolene.

- Voy a ver a Amber y a recoger algunas cosas. Nos vemos -dijo girándose para abandonar el lugar.

Ya, bueno... Ya sabía que ellos están a salvo gracias a él, esa es la razón por la que decidí aceptarle, claro. Me disponía a contestar tras unos segundos de reflexión pero el español encuentra una respuesta prematura por parte de Madison, respuesta que confirmo con un asentimiento de cabeza agradecido a la canadiense. Por el momento procuro aislar la presencia de Michael. Es mucho mejor así, porque podré sentir indeferencia hacia él. A él no le importará y a mí no me entrarán ganas de partirle en dos. Conclusión: todos salimos ganando.
Pero, de cualquier modo, antes de que Balaguer se pierda por los pasillos alzo la voz, pues ninguno de mis compañeros parece haber tenido la decencia de informar sobre las malas nuevas, dejándole el marroncete a un servidor...
-¡Espera un momento, Alejandro! Ahora iré a decirlo al resto, pero tenéis que saber que mañana salimos de misión otra vez, así que será mejor que estéis bien preparados, ¿de acuerdo? Además Milo ha retrasado el entrenamiento para esta tarde, aunque al final no sé si lo hará, la verdad... Eso es lo que teníamos que deciros. Alejandro, creo que también tú tendrás que venir, por cierto... Yyyyyy eso es todo... -me dispongo a girarme para ir a buscar al resto y darles la noticia, pero me retracto, encarando ahora a María-. Ah, no, no es todo... María, ¿podría hablar un momento contigo? -pregunto, señalando con el pulgar una de las habitaciones, con la intención de pedirle algo de intimidad, si fuera posible.