Partida Rol por web

"Oh joder..." Pense aterrado cuando vi a Lex matar al instante a Marcos, dandome cuenta de por fin lo que iba mal y ya sospechaba. Lex estaba llorando y destrozando lo que habia a su alrededor por la muerte de un zombie con el rostro de Herkus. Rewell, siguiendo su logica, hizo lo que cualquier persona normal haria y corria conmigo en brazos hacia la salida. Sin embargo, yo podria salir por esa puerta consciente o vivo. No me entiendan mal, quiero a Maria, y deseo con todas mis fuerzas volver vivo a la base y poder abrazarla de nuevo... Pero si abandonaba a Lex ahi mismo,desconsolada y asustada, algo dentro de mi iba a morir.

-Lo siento, Skull, pero Taylor y tu os tendreis que marchar sin mi.- Dije con una sonrisa amarga de alguien que sabe que va a morir.- Si ves a Maria, dile que sea fuerte y sobreviva en este infierno. Dile, que a los hombres no les gusta que las mujeres lloren por nosotros.

Salto de los brazos de Rewell y vuelo como puedo hacia donde esta Lex en forma de un cuervo negro, sobra decir que aun no haciendo uso de las piernas volar cuesta un huevo mientras te desangras por una pata. Ra pidamente aterrizo con la maxima suavidad que puedo delante de Lex y me transformo de inmediato otra en vez el viejo Hugo semi-sentado y semi-tumbado, puta pierna de los cojones, con manos y pulgares en vez de alas, los cuales precisamente los utilizo para una funcion bastante primaria... Abofetear con fuerza en la mejilla de Lex, dos veces.

-Despierta de una puta vez, Lex.- Dije cabreado e intentando que reaccionara, sujetandolo por los hombros y obligandola a que me mirara.- Esa cosa no era Herkus, era un maldito zombie reanimado creado por Gelus Virica despues de raptarle y matarle. Herkus nunca te hubiera echo daño conscientemente, puede que fuera un poco bruto y celoso, pero te amaba y no queria por nada del mundo que lloraras por su culpa. Y , Joder, comprendo que ahora mismo lo unico que quieres es destruir y chillar hasta que el dolor se calme, pero debes comprender esto.- Sin pedir permiso, la abrazo, nada romantico, solo el abrazo maternal de una madre lunatica y desesperada consolando a un oso furioso y mortal.- Puedes morderme, rasgarme y demas cosas hasta que no quede nada de mi cadaver. Pero si no te calmas ahora y dejas de matar a nuestros compañeros, no podremos ayudarte a matar los de Gelus Virica y vengar Herkus, y creeme, son ellos lo que tiene toda la culpa. Ellos han sido los que ha matado a Herkus y obligado a su cuerpo a dañar lo que el mas queria en este mundo, y nosotros le vamos a hacer pagar hasta que supliquen piedad y sangren por los ojos.

Un escalofrio recorre mi cuerpo y empiezo a notar un leve mareo, no iba a durar mucho aun saliendo vivo del ataque de Lex. Y a menos que hubiera un portal a la vuelta de la esquina, dudaba mucho que fuera a tener la misma suerte que Balaguer."Sigh, no se si Maria me perdonara por morir en los brazos de otra mujer. Espero que si..."

Taylor había medido mal: supuso que a Lex le bastaría con asesinar a un ser humano para apaciguar su sed. Pero no. Fueron dos: ahora le tocaba el turno a un chiquillo, un chaval con evidentes problemas, un crío que había demostrado mil veces necesitar una ayuda que todos le habían negado. Un...niño...cuyo único delito fué el actuar cómo mejor sabía, sin medir unas consecuencias que no estaba capacitado para comprender. A esa persona le había arrancado la vida aquella mujer, aquel ángel desesperado.

Sólo cuando Hugo aparece y se interpone entre Lex y él mismo, cuando Taylor ha tenido tiempo de seguir, nuevamente agazapado, las órdenes de Rewell,...sólo entonces se permite sentir cierta lástima por el muchacho,...

...y mientras se arrastra por entre los coches hasta una posición más segura, piensa en la grandísima puta de carretera fumadora de canutos por el coño que parió a todas esas "cabezas pensantes", a todos esos gilipollas malnacidos manipuladores que habían reunido a semejante grupo...y los forzaban a base de amenazas, sin explicaciones, sin preocuparse de la naturaleza de cada uno, sin calcular las consecencias.

Una puta mierda para todos ellos! Para la monja, el guitarrista, la chinita de los cojones...e incluso para el jodido Fameite de los huevos. Y otra puta mierda más grande para la zorra del hielo!- y es que cuando le pegas una patada a una bomba,...lo lógico es que explote.

Hugo continúa hablando, intentando lo imposible, kamikaze suicida,...él sabrá..., mientras Taylor sigue reculando hasta llegar justo donde John se había quedado con un palmo de narices. Agradece poner esa distancia de por medio: el llanto de Lex ya no es tan insoporable desde ahí.

Tenemos que hablar, Johnny Boy. Cuando salgamos de aquí...reunirlos a todos...y hablar.- dice con el corazón en la boca, sin dejar de mirar a la húngara y el mexicano.-
Hay que acabar con ellos...hay que joder vivos a los que nos están haciendo esto...

-¡¡¡CARROÑERO, ESPERA, CARROÑ...!!! -exclamo, al ver cómo el español, el íbero, comienza a transformarse entre mis dedos en un puto pollo y se me escapa volando, literalmente. Así que aprovecho para terminar la frase-. ¡¡¡... GILIPOLLAS!!! -va directo a su muerte. Podríamos esperar en uno de los refugios a que Lex reaccione, a que despierte, y entonces podríamos salir todos y volver a ser un JODIDO grupo CONTENTO y FELIZ. Pero noooooo... tenía que llegar el puto capitán España a hacer una increíblemente osada intervención digna de programa de televisión. Porque no se da cuenta de que lo que está haciendo es como intentar detener a un jodido rinoceronte usando un folio de papel. En este caso el rinoceronte es Lex y el folio es el propio Hugo. Los folios se rompen con facilidad. Así que, efectivamente, me detengo en seco a pocos metros de la puerta. Un par de zancadas y estaría ahí. Incluso Taylor llega a mi altura, teniendo la salvación muy cercana ya... ¿Pero qué hago con Hugo? Es el novio de María, pero siempre ha sentido algo muy fuerte por Lex, seguramente a causa de ese jodido poder suyo...

¿Pero llega a sentir incluso hasta el punto de poner su vida en semejante peligro cogiendo a la enloquecida húngara por los hombros y diciéndole semejantes barbaridades? Es decir... ¿¿¿En serio aprecia la vida tan poco??? Para empezar... ¿¿¿Él qué cojones sabe lo que le han hecho a Herkus o lo que le han dejado de hacer??? ¡¡¡Ya puestos, si hubiera querido que se tranquilizara, le podría haber dicho que Taylor había tenido una visión, y que ese tío era un cabrón de la Gelus Virica transformado, no el verdadero Reisel!!! Pero no, claro. Por eso nunca he entendido la mentira, porque no lleva a ninguna parte salvo a, como vamos a ver muy próximamente, a cosas muy malas. Pero joder, ya que te pones a mentir como un bastardo, ¡al menos hazlo de forma que puedas salvar el puto culo! Por lo general yo mismo habría hecho lo que él está haciendo: intentar hacer reaccionar a Lex, intentar ayudarla. Pero es que algo de lo que no se da cuenta el español es de que la muchacha ha perdido TOTALMENTE el control.

Tal vez me equivoco. Tal vez sólo soy un cobarde con el cerebro lo bastante frito y demasiadas personas a las que quiero esperándome como para intentar nada con Lex. No lo sé. Sólo sé que no voy a quedarme aquí. Sé que lo que está haciendo Hugo no es una heroicidad, aunque si muere ahora probablemente Mi Señora le ensalce como tal. Y un idiota será nombrado héroe por haber cometido la mayor idiotez de su vida. Digno de novela. No voy a emitir ningún juicio al respecto, porque podría afectar a Mi Señora. Bueno, el caso es que yo no puedo volver donde está Hugo y Taylor ya está a mi lado. Ni escucho sus palabras ya que, tal y como están las cosas, no tengo ni tiempo para hacerlo. Lo que sí hago es cogerle de la cintura y echar a correr hacia la puerta de seguridad, llevándole como un saco bajo el brazo sin ningún esfuerzo.
Al llegar hasta ella tecleo el código numérico, que aún recuerdo, haciendo que la misma se abra. Dejo a Taylor tras ella y giro la cabeza, a la espera de lo que pueda ocurrir entre "la extraña pareja". Si Hugo se salva no quiero haberle cerrado su única vía de escape.

Ni una pizca de piedad. Otra vida arrasada por aquella Furia que echó el brazo hacia atrás con suma violencia tras asesinar al adolescente a sangre fría... Y lejos de sentirse culpable, se retorció hacia atrás, cayendo al suelo de rodillas, sin cesar su llanto...

Todo acontecía de forma frenética. Rewell había optado por la opción más sabia, al igual que Hawkins... Pero por alguna extraña razón, Hugo no cesaba en su intento de serenarla, cruzándose en su camino justo cuando ella alzaba ambos brazos hacia el frente, preparada para llevárselo todo por delante una vez más... Y aunque las dos bofetadas las recibió encarando al líder con los ojos ensangrentados y una mirada horriblemente inquisidora, algo en su expresión abandonaba todo rastro de rencor mientras el chico hablaba. No hubo un sólo torrente más. Los ojos de Czigany, lentamente, recuperaban el centelleo de la cordura, inundándolos si era posible aún más de tristeza mientras le escuchaba hablar...

Por fin la corriente parecía remitir... La presión del agua comienza a aminorar de manos de la muchacha, que ahora quedaba en brazos de Hugo, con los brazos extendidos por encima de sus hombros, quieta... Tras la tormenta, todo aquello había quedado en el leve eco del goteo y el murmuro de su hiperventilación, imprimiendo en el aire un desagradable olor a sangre... Volvía en sí, dejando de presentarse como una amenaza para el mundo, siendo ahora el ser humano más destruido de la Tierra...

Dejó caer los brazos, extenuada y sin aliento, dejando caer también la cabeza en el hombro de su compañero, cerrando los ojos... No podía tenerse en pie con el agotamiento que había supuesto perder el control y a su amado, pero poco a poco se iba haciendo consciente de la amarga situación…: Había asesinado a un chiquillo y a un hombre por los que sentía cierto aprecio y a quienes se había preocupado por comprender... Había puesto en peligro de muerte a sus compañeros, que iban a protegerla... Pero lo peor de todo aquello, era que Él no se levantaba...

Por qué... ¿Era él? ¿Ya estaba muerto...?

- (…) Lo siento… - susurró con suavidad, desolada, al oído del español. Las lágrimas seguían brotando sin control... Era espantoso aguantar aquel dolor, y aunque desconociera por completo el origen del agua que ahora lo encharcaba todo, la realidad era que sus manos se habían manchado de sangre... La realidad es que ya no quedaba nadie por quien luchar... - Perdóname... - suplicó, de rodillas en el suelo, emulando a una vieja muñeca de trapo... Perdida en sus recuerdos. Perdida en todo lo que se refiriera a aquel dulce vagabundo...

Bien. Me he equivocado. Nunca me hubiera alegrado más de haberlo hecho. Aún con todo sigo pensando que se hubiera podido llegar a esta misma situación sin correr riesgos tontos e innecesarios y sin que nadie tuviera que haberse hecho el "héroe". ¿Qué hubiera pasado si él también hubiera muerto? María se hubiera quedado sola, con un disgusto probablemente parecido al de Lex.
Y ahora que todo ha terminado, el peso de los acontecimientos cae de golpe sobre los hombros. No he revertido la transformación y, por ahora, no voy a hacerlo, por seguridad, porque ese instinto es el último que desaparece.

Pero caigo de rodillas, apoyando un hombro contra la pared. Si la expresión inmóvil de la calavera flamígera pudiera cambiar, sin duda ahora mostraría una expresión de absoluta desesperanza y conmoción. Han muerto tres personas, cuatro si esa extraña chica tampoco ha sobrevivido. Podrían haber muerto más si no hubiera detenido ese coche ni hubiera detenido la hemorragia de Hugo. Más si Hugo no hubiera hecho que Lex retomara el control. Pero se mire como se mire, en esta habitación entramos ocho personas, y vamos a salir cinco con mucha suerte.

Uno de ellos no era más que un niño. No sabía nada de él. Sé que acabó con muchas vidas. Sé que estaba trastornado. Sé que estuvo a punto de matar a mis seres más queridos... Pero, entonces, ¿por qué siento este dolor, esta lástima? Me siento increíblemente vulnerable en este momento. Art Connor, alguien a quien consideraba un colega, quien podría haber sido un amigo, también ha muerto... Y de una forma horrible. Ha estado sufriendo un infierno hasta el final, cuando los límites de su cordura se tambaleaban peligrosamente.
Es cierto. Somos monstruos. Dale tenía razón cuando habló de monstruos... Pero sólo habló del suyo. No es verdad que ella sea la única que lo tiene en su interior... Y este cuadro es el vivo testigo de ello.

Si esta situación hubiera ocurrido entre personas normales, a lo sumo hubiera muerto una persona. Pero de esta forma, tres (quizá cuatro) personas han perdido la vida. Todo lo que fueron, todo lo que habían sido y todo lo que podrían haber sido. Ya no hay nada de eso. Las llamas comienzan a decrecer, hasta casi apagarse, pero sin hacerlo por completo. Ahora únicamente crepitan alrededor de los huesos negros, adivinándose en ellas la silueta del hombre que hay en mí.

Somos monstruos. Somos peligrosos. ¿Merecemos no pisar esta tierra? Tal vez... Cosas como las que han acontecido me hacen pensar que así es. Si yo mismo perdiera el control... ¿Qué podría ocurrir? ¿A cuántos me llevaría por delante en un ataque de locura? Nuestra mente es frágil y a cada paso que damos se tambalea un poco más. En este ambiente es muy posible que muchos de nosotros perdamos la cabeza. ¿Acaso la Gelus Virica están en lo cierto? ¿Y si lo que hacen es un bien para la humanidad? Como bien dijo Taylor... ¿Y si nosotros... fuésemos los malos?

- A mi cuerpo... No le han obligado a nada... - una risilla socarrona surgió de debajo del cadáver de Art, que había caído sobre el de Herkus. De forma inaudita, el primero en morir se apartó de delante el cuerpo del que se había alimentado mientras todo el mundo corría por su vida. El cuello de Connor lucía la herida de dos colmillos que en boca del lituano parecían haberse alargado, impregnados de sangre... Se puso en pié con una elegancia casi felina y hasta se colocó bien los puños del abrigo, con una mirada desafiante, oscura y macabra - No ha estado mal el tentempié... Sigue así, mi amor... Y pronto te merecerás la inmortalidad... - su sonrisa se ensanchó, y justo en ese instante en que se atusaba el ensangrentado cabello que hasta hacía poco cubría su cráneo abierto, en el techo del garaje se abrió un boquete, derrumbándose en la distancia que separaba a Lex y Hugo de Herkus y el cuerpo sin vida de Art...

- Tardaste. Casi me cuezo aquí dentro...

- Estaba viendo el show en el cuarto de seguridad... Se nota que estabas comiendo... No sé cómo no te has descojonado...

Se levantó una figura femenina, envuelta en cuero negro, cremalleras y polleras colocadas en su atuendo por lo que parecía haber sido un sastre esquizofrénico, su larga melena negra recogida en finísimas trenzas le cubría parcialmente el rostro... Y se levantó como si la caída no hubiera sido nada. Pero su rasgo más destacable era una cola que le salía de la zona del coxis, de aspecto anfibio y acabada en punta, similar a las de los demonios de las ilustraciones medievales, que se movía de un lado a otro como lo haría el de un gato bien despierto...

Sin siquiera mirar a la niña de Gelus Vírica dejó ver bajo su cabello una amplia y casi diabólica sonrisa, cogiendo uno de los cascotes del techo que había bajo sus pies y lanzándolo contra el cráneo de la chiquilla, haciendo caer el cuerpo. Sonrió al resto, cogiéndole la mano al lituano y extendiendo el pulgar hacia los supervivientes...

- Yo os lo cuido.

Se pegó al lituano al cuerpo, y éste le lanzó un beso con la mano a Lex, de forma teatral, bizarra, cogiéndose de la cintura de la extraña mujer o criatura...

En ese instante los cascotes restallaron bajo los pies de la mujer y, como un reactor despegando, volvió a salir por el mismo boquete que había hecho, desapareciendo por completo.

Sólo quedaban Rewell, Lex, Hugo, Taylor y... Las alarmas disparadas por el daño en el edificio.

¿Qué... qué cojones? Alzo la vista. Las cuencas vacías y llameantes se posan sobre un resucitado Herkus que parece un... ¿¿¿¿VAMPIRO???? ¿¿¿¿QUÉ COJONES ESTÁ PASANDO AQUÍ, DE QUÉ VA TODA ESTA MIERDA???? Me pongo en pie de nuevo, pasando de forma demasiado brusca de la desesperación a un estado de absoluta rabia. Vale que nunca me he sentido muy listo, pero es que ahora me estoy sintiendo como un auténtico idiota, un completo gilipollas. Intento racionalizar. Me digo a mí mismo que Reisel ha descubierto que tiene un poder similar al de Balaguer (a él también le salían colmillos... ¿o no?). Pero en este momento cualquier intento de racionalizar nada es bastante complicado. Sobre todo porque han muerto dos personas por culpa de un tío que ahora se pavonea como si nada. ¿Se puede saber de qué cojones habla con eso de la inmortalidad? Me parece que el bastardo se ha visto muchas veces "Entrevista con el Vampiro"...

Las llamas vuelven a rugir, esta vez con una furia inmensa. Sinceramente, tengo ganas por primera vez en mucho tiempo de reventar cráneos... ¡Y como el de Herkus Reisel puede volver a recomponerse, ahora mismo resulta un objetivo más que apetecible! Pero claro... tiene que volver a pasar algo extraño. Alarmas sonando, techos derrumbándose y chicas con... ¿Rabo? Venga hombre, ¿y qué más? ¿Una cabra parlante saliendo de un armario mágico que lleva a un mundo de bichos maricones? No, no, que es cierto... que tiene rabo... ¿Sala de seguridad? Hostias, las cámaras... No me jodas. ¿¿¿Que ella nos lo cuida??? Vale... Voy a hacer picadillo de cabrones, es un hecho.

Me lanzo a la carrera como alma que lleva el diablo contra esos dos bastardos y, en el último momento salto en plancha hacia ellos con un rugido, con la firme y sencilla intención de llevármelos por delante, sean cuales sean las consecuencias. Porque lo merecen. Ya lo creo que lo merecen. Pero no sólo que los arrolle, sino que revienten desde dentro de la peor forma posible. Por desgracia no poseo semejante poder.
Y... mi gozo en un pozo... Atravieso el aire en el lugar en el que la pareja se encontraba hace sólo un momento. Caigo estrepitosamente sobre el suelo, clavando los pies en él, haciendo un nuevo boquete y llevándome parte del suelo por delante en el derrape, tras lo que emito un nuevo rugido sobrenatural, fuera de mis casillas. Estoy hasta los cojones ya...

Encaro a Hugo con violencia. Esto ni es un jefe ni es nada, hostias... ¿¿¿En qué coño estaba pensando Mi Señora cuando le nombró capitán de este barco de pirados??? ¿¿¿En un jodido polvo??? A la mierda. No sé si será por la furia o por qué, pero de pronto veo algo muy lógico (MUCHO) un cambio repentino en la cadena de mando.
-¡¡¡¡ME CAGO EN LA PUTA QUE LOS PARIÓ!!!! ¡¡¡ESTO SE ACABÓ, JODER, SE ACABÓ, ESTO ES UNA PUTA LOCURA!!! -grito, con tal fuerza que las paredes retumban, escuchándose el grito por encima del sonido de las alarmas. Aún acabaremos durmiendo en el calabozo con muchas cosas que explicar...-, ¡¡¡¡A LA MIERDA, ¿¿¿ME OYES???!!! ¡¡¡A LA PUTA MIERDA!!! ¡¡¡ESCÚCHAME Y HAZ LO QUE TE DIGA, HOSTIAS!!! ¡¡¡EN ESE CAJÓN DE AHÍ ESTÁN LAS LLAVES DE TODOS ESTOS COCHES!!! ¡TIENEN ETIQUETITAS MARICONAS QUE INDICAN CUÁL ACTIVA CADA COCHE! ¿¿NO VAS A PODER ABRIRLA?? TRANQUILO, YO ME ENCARGO -y me acerco hasta la pared, en la que está la caja que contiene las llaves. Clavo las garras en la tapa y la arranco de cuajo.

-¡SE ACABÓ EL SIGILO, PORQUE ESTO YA PARECE UN PUTO CIRCO Y VAMOS A TENER A MEDIA SCOTTLAND YARD AQUÍ EN MENOS DE QUINCE MINUTOS! ¡¡¡COGED LAS LLAVES DEL PUTO COCHE QUE MÁS OS GUSTE Y ARRANCADLO, SALID POR LA JODIDA PUERTA DEL PUTO GARAJE Y ESPERADME FUERA, ¿¿¿ENTENDIDO???!!! ¡¡PORQUE VOY A IR A POR LAS CINTAS DE VÍDEO QUE NOS HAN GRABADO TODA ESTA LOCURA!! ¡¡¡A LA MIERDA YA, HOSTIAS, A LA MIERDA TODO!!! -exclamo nuevamente, acercándome hasta el agujero que la señorita rabuda ha tenido a bien hacer. Miro hacia arriba, donde está, si mal no recuerdo, el salón de casa, y salto a través de él, para dirigirme hacia el cuarto de seguridad.

¿Qué cara pondría un Mi Pequeño Pony si fuese teleportado, en mitad de una happy-cena de Nuestros Pequeños Ponies, a un tétrico paraje en Silent Hill? ¿O Charlie Bucket, el niño de la Fábrica de Chocolate, si derrepente descubriera que en realidad vive en una comunidad de pingüinos en Honolulú y que el chocolate no era sino su mano, un muñón que devoraba constantemente a la hora de la merienda...? Probablemente, Lex pondría la misma cara que el niño y el Pony. Bien es verdad que sintió un alivio renovado al ver a Herkus como nuevo (alguien normal no se cree lo de la inmortalidad así como así), hecho que contempló con los ojos brillantes, pero se apartó de Hugo, absolutamente, pero absolutamente estupefacta al ver los colmillos asomando por su boca, fijándose en la herida del difunto Art...

- ¿...Cómo? - negó, con los párpados entornados, completamente fuera de lugar... - Tú estabas... - alzó una mano, señalando con el pulgar donde descansaba el cuerpo de Art Connor... Ni siquiera se inmutó al ver caer a la diablesa, maldita veinte veces por el ataque de celos que le acababa de provocar pero... Espera ¿Realmente podía tragarse todo aquello? Es decir... ¿Existía un sólo ser humano en la tierra que pudiera explicárselo cordialmente? No... Aquel era Herkus... Pero le habían hecho algo. Le habían... vampirizado...

Mierda... Mierda... Mierda mierda mierda mierda mierda mierda... Mierda... ¿Quién... cojones era esa puta zorra...? ¿Por qué? ¿Por qué colmillos, joder...? Dios...

Apretó los dientes con rabia. No podía más... Estaba agotada anímicamente. Así que hizo lo más común en esos caso: Poner el piloto automático. Herkus por un lado, ella por otro... Al menos hasta que volviera a por él...
Asintió a Skull como una histérica - ¡¡...Taylor!! ¡¡Ayuda a Hu... Carroñero a moverse!! - se levantó y se hizo con sus gafas y con la espada que su novio había dejado atrás... La empuñó, con la mirada perdida. La situación se le había quedado muy grande... Volvió a cubrirse la cara y a cerrarse el abrigo. Iba a correr, aunque no supiese hacia donde...

Se hizo con una de las llaves, la del coche que estuviese más pegado a la puerta y en plenas facultades, no destrozado, que pudiera usarse - ¡¡Haced presión sobre la herida y meteros en ese coche!! - Abrió la puerta del garaje con el método más moderno que tuvieran en el puto garaje. Cuando todo estuvo listo, y mientras Rewell iba a por la caja de seguridad para esperarlo fuera, se colocó de piloto y puso en marcha el motor cuando el resto se metió en el coche... Curiosamente, la tipa resultaba ser una auténtica máquina al volante. Ni ensayado.

Los ultimos diez minutos fueron todo un carrusel de emociones, sobre todo porque a cada minuto que pasaba me sentia mas debil y me costaba asimilar bien la informacion. Pero en general, sabia que de alguna extraña manera, habia pasado de consolar a lagrima viva a la segunda mujer que mas queria en el mundo, para luego mirar como ella me abandonaba al instante que su vampirico novio volvia a la vida y un esqueleto llameante me gritaba como si todo esto fuera culpa mia. Aunque bien pensado... Si, la culpa de todo recaia en mi."¿Porque diablos me hizo capitan, Isenhall?¿Que vio en un multiforme pizzero con una capacidad similar de compresion, similar a la de Taylor en pleno amanecer despues de alguna de sus fiestas llenas de drogas y alcohol?"

Oigo las palabras de Lex sobre llevarme al coche y tratarme la herida, a lo cual me niego al instante levantado la mano para que no se acercara. Bastante problemas ya teniamos de por si para que alguien se ocupara del moribundo y jilipollas capitan, por no decir que ya empezaba a recordar haber visto en el National Geographic un bichito bastante peculiar y regenarativo.

-Dejalo, ya me ocupo yo de la herida.- Digo brevemente y serio como una tumba hacia Taylor.- En vez de eso, intenta ver si puedes sacar algo de informacion, sobre Madhatter y las Aberraciones, de los cadaveres y busca una manera de deshacerte de ellos junto mis ropas y otros restos o de meterlos en el maletero. Como ha dicho Rewell y Dale, cuando menos pistas dejemos, mejor.

Despues de esa orden, me transformo al instante en una pequeña Salamandra coja y semi-enterrada en ropajes desgarrados. Sin pedir permiso, corro a maxima velocidad hacia los pantalones de Taylor y escalo su ropa hasta llegar a su pelo, agarrandome con fuerza y escondiendome con sigilo. No sabia por cuanto tiempo, pero Taylor iba a tener que aguantarme y protegerme hasta que la pierna se me curara, para desgracia de ambos.

Lex se detuvo como si acabara de recordar algo vital, acercándose a sus compañeros ya que éstos no se habían metido aún en el coche...:

- ¡¡¡MIERDA!!! - gruñó ya desesperada, con los ojos abiertos hacia Taylor y la salamandra. Qué buena idea. Pero no se trataba de lo que acababa de decir el capitán, aunque tuviera razón... - La señora Dryden... - miró al boquete, como esperando a que Rewell volviese, después a los cadáveres... Su perturbada mente no quería ni acercarse a ellos, ni tocarlos... Tragó saliva - Averigua qué le ocurrió a Art. Quizás a través de él sepamos dónde está la mujer... - se quedó mirando a la nada... - ¿...Conocéis alguna pista de hielo o nieve por aquí?

Después de la masacre, en ningún momento se atrevió a mirar a los ojos a ninguno, incluso parecía haber puesto alguna barrera invisible entre ella y el resto... Pero tras formular aquella pregunta se acercó al joven Serlen, y sin fijar la vista por completo en su cadáver, lo cogió bajo las axilas, sujetándolo hasta meterlo en el maletero de aquel lujoso vehículo... No se creía capaz de estar haciendo aquello...

Taylor había visto cosas jodidas durante estas últimas semanas. Inaguantables para seres humanos de estómagos delicados y voluntades frágiles. Y las había soportado, como un campeón, ...hasta ahora.

Lo que ven sus ojos es absolutamente diferente a lo que han visto sus compañeros. No es que Herkus, ahora muerto - ahora no muerto, se levantase después de almozar un poquito de Art Connor. No. No era eso: aquello le resultó en extremo desconcertante y le provocó una sensación de miedo irracional que se le incrustaba en la nuca, aturdiéndolo...y preparando el terreno para lo que vendría segundos después. Lo verdaderamente terrorífico, bestial, insoportable y desgarrador.

Radar...- farfulló con la experesión de un lobotomizado. NADIE en aquel garaje podía imaginar la brutal explosión de horror que estallaba en su cerebro. Había confiado en que sus visiones sobre Ella no fuesen más que una maldita distorsión, una pesadilla enfermiza de su subconsciente. Pero no: RADAR era REAL. Y eso le llevó de inmediato a reconocer, dolorosamente, la existencia de la perfección, de la maldad absoluta bajo un cuerpo irrisitible, inmaculado...

ZAAN...

Taylor no escuchó nada ni vió nada después de aquello. La voz gutural de Skull retumbaba a lo lejos, también pudo percibir los ecos de algo que Lex decía...pero toda su atención, sus pensamientos, sus más abominables ensoñaciones, se agarraban a algo que no estaba allí. Inmóvil, la saliva y las lágrimas se mezclan. Ladea la cabeza: su cuello no soporta más su peso. Los ojos abiertos, ausentes...

...hasta que nota cómo algo sube por entre sus ropas, escalando hasta el pelo. Jamás se le había escuchado gritar de la forma en la que lo hace ahora, aterrorizado, loco de miedo...pero quieto, justo dode Rewell lo dejó: en el umbral de la puerta que su compañero abrió teclado numérico mediante. La tensión de sus músculos amenaza con decorar de fascias y huesos astillados el gore-garaje:

los dedos de...Gabriel Zaan reptan bajo sus pantalones, llegan a su cabeza...y los acepta como parte del ser superior que és.
El grito se diluye...y Taylor, petrificado, espera las órdenes de la bestia perfecta que reside entre su pelo...totalmente dispuesto a comerse a sí mismo si Zaan así lo dispone.

"Taylor acaba de perder la cabeza justo cuando mas lo necesitabamos... Dios,¿Porque me haces esto?¿Tanto te divierte ver a una salamandra llorar presa del panico?" Pregunte amargo, pensando si pronto iba a descubrir si las salamandras lloraban. No estaba seguro de que hacer para despertar a Taylor de su ida mental, ya que en mi estado actual el vocabulario ingles estaba muy lejos del set de sonidos anfibios que podia pronunciar, y aunque podria convertirme en loro en un instante, no tenia valor para transformarme encima de la cabeza de alguien hasta que la pierna se me curara y mi cabeza tuviera la suficiente lucidez para distinguir entre un ave de colores y un paquidermo de una tonelada.

Al final decidi salir un poco de la mata de pelos y asomar la cabeza, mirando a Lex con un rostro inexpresivo y anfibio. Observando lo que iba a hacer ella a continuacion para despertar a nuestro drogata, y esperando que no me obligara a transformarme.

Lex sujetaba la puerta del maletero con ambas manos cuando escuchó los delirios del ex-músico... Era lógico que el hombre se bloqueara después de aquella pesadilla interminable... pero no era el mejor momento para boquear como un pez. Así que se acercó a Hawkins...:

- ¡¡TAYLOR!! - le cogió del mentón, colocándose delante de sus narices, hablando con cierta emergencia en la voz... - NECESITO que te centres, por favor... No sé quién coño era esa tipeja ni si tiene que ver con ese tal Zaan del que hablaste, pero ya se han marchado. Ahora nos toca a nosotros. Han muerto dos compañeros y estan dos heridos, tú y yo estamos al cien por cien, tío... Sólo es un esfuerzo más, ¿vale? - ladeó una sonrisa extrañamente positiva. No le apetecía una mierda sonreir, pero aún así consiguió que la voz le saliera lo más firme posible - Tenemos que saber qué ha pasado aquí y encontrar a esa mujer. No me falles, joder, lo estas haciendo muy bien... Ya falta poco - tragó saliva y alzó las cejas esperando que éste "despertara" de su ensoñación. No le culpaba, no podía rechistarle nada en absoluto, pero le necesitaba... - Tenemos que salir de aquí enseguida...

¿Quién se podía resistir a aquello? Taylor no, desde luego. Con Lex Czigany no existía el término medio: o la amabas...o la amabas. Y tenías que aceptarla tal como era: directa, decidida,...brutal a veces.

Al sentir el contacto de aquellas manos con su cara, Taylor reacciona. Escuchar su nombre saliendo de aquellos labios...era lo mejor a lo que podía aspirar un hombre. Traga saliva y enfoca una cara rabiosamente bella: Lex no era guapa. Lex era...Lex.

Has vuelto a hacerlo.- dice mientras sus deseos se empeñan en aguantarle la mirada. Una mirada que duele. Su Musa le inspira de nuevo - ¿cuántas van? -, y daba un portazo a los miedos, a la asesina de Krad Elekainos...¿Podría la húngara competir con Él?. ¿Sería capaz?. La sola idea de asistir a ese encuentro, de ver a Lex y a Zaan cara a cara...hace que Taylor sienta erizarse el vello de su nuca.

Dentro de su cabeza, ahora mismo, han competido: y su Musa había ganado. ¿Quién era el para cuestionar sus deseos? Había matado a su amigo y a un chaval, pero...tendría sus motivos. No debía...no podía decepcionarla.

Incluso la molesta sensación en su cabeza, aquello que se remueve entre su pelo...comienza a cobrar un sentido más "terrenal". Sabe que hay algo ahí, moviéndose a rápidos espasmos. ¿Los dedos de Zaan? Sólo hay una forma de asegurarse.

Tengo algo aquí...- agacha la cabeza, cagado de miedo ante la posibilidad de que se confirmen sus temores. Su cordura vuelve al mismo tiempo que un sonido, primero débil, ahora más claro, cobra fuerza en sus oídos. Alarmas. No hay tiempo que perder. -
Quítamelo, por favor...