Partida Rol por web

Ya no lo soportaba mas, estar en la cabeza de ese tio me daba dolor de cabeza hasta a mi. Salto de la mata de pelo del drogata y me convierto en un bonito loro de colores que vuela hasta el hombro de Lex. Taylor se ha salvado, no ha habido elefante de por medio.

-!ARR, HAZ CASO DE LA SEÑORITA, HAZ CASO DE LA SEÑORITA, ARR¡.- Dije con una chillona voz mientras sacudia las alas y me las limpiaba.-!INVESTIGA LOS CADAVERES Y DESCUBRE LO QUE PUEDAS DE LA MADRE DE REWELL Y DE NUESTROS ENEMIGOS, A MENOS QUE QUIERAS QUE EL LORO BONITO TE SAQUE LOS OJOS MIENTRAS LA POLICIA NOS ARRASTRA A LA CARCEL, ARRR¡

Dicho eso, cambio el traje de plumas por otro mas viscoso, agarrandome con fuerza y determinacion el hombro de Lex. No me sentia seguro en aquella zona, pero no iba a obligar a una mujer como Lex a manchar su pelo con la esencia de un anfibio asqueroso como yo.

Por fortuna Taylor parece volver en sí, aunque sea un poquito trastocado... Le bastaba. Lex asiente relativamente más aliviada, llendo a quitarle a Hugo de la cabeza cuando entonces éste se transforma en un ave plumífera graciosísima. En una situación corriente y moliente, la húngara se liaría a hacerle cariñitos al simpático lorito. Le pirraban los animales... Los huskies macho ya no tanto.

- ¡Vamos! ¡¡Rápido!! - animó, frenética con aquel molesto sonido de fondo, acercándose al cuerpo de Art para cogerlo... - ¡Ayúdame a meterlo y... ves qué le pasó en el coche! - lo cogió bajo las axilas, cubriéndose las manos con su ropa de nuevo. Desvió la vista a otro lado, con los ojos brillantes, y esperando a que le ayudase el ex-batería... - Vamos a meternos todos en el coche y a esperar a que vuelva Rewell. Pero todos dentro de ese cacharro... Yo conduzco.

¡¡¡¡BAJA DE UNA PUTA Y JODIDA VEZ, REWELL!!!!

Era difícil acostumbrarse a las transformacines de Hugo. A Taylor le resultaba...curiosamente repugnante...pensar en qué suerte de cambios orgánicos, de reestructuración de tejidos musculares, vasos sanguíneos y formaciones óseas se daban en tan corto espacio de tiempo. Pero esta vez agradece ver a...¿un loro? dictando órdenes. El reptil en el que se convierte después hace que su confusa y aún trastocada mente empiece a atar cabos.

Vamos vaquero, un último esfuerzo...como dijo ella. Por Arty, por lo que le prometiste a Rew, por lo que te prometiste a tí mismo...

Mirando hacia otro lado, ayuda a Lex con el cadáver de Art...y se mancha las manos con su sangre. No puede haber un "contacto" mejor, más físico, más íntimo. Las condiciones perfectas para una postcognición. Pero todo se tuerce, como no podía ser de otra forma.

Quizá no es el peso de Art: sí, resultaba un hombre, digamos, compacto, pero meter en un coche a una de las pocas personas que habían hecho algo por él sin esperar recibir un cheque de unos cuantos ceros,...era algo superior a sus fuerzas. Lo intenta, es cierto, pero una repentina tos es seguida por una arcada cuando mira institivamente a lo que queda de Connor.

No...no puedo, Lex...- se lamenta, con la patética expresión del impotente. El cadáver vuelve, con cierta brusquedad, al suelo.
Allí mismo, con sus manos tocando la fría carne de su amigo, cierra los ojos, traga saliva y reza lo poco que sabe para que Él no aparezca en sus sueños.

Allá vamos...

Fundido en negro. Nada. Sólo una película oscura. Resopla y vuelve a intentarlo...pero el resultado es negativo. No vé nada, no siente la fatiga, no percibe la Rabia...¿Se ha acabado?. ¿Se fué como vino?. ¿Ocurriría lo mismo con el Ignea?.
Todas ellas son preguntas que Taylor es incapaz de responder desde la vergüenza y el desasosiego. Sólo hay una cosa clara: aquello era inútil.

Tengo que entrar.- abre los ojos y baja los brazos, negando con la cabeza.- Aquí, con todo...esto...¡MIERDA! Voy a entrar!!

Y, como un resorte, se levanta y camina decidido hacia la puerta que dá al interior de la casa. No va a decepcionarla. No va a volver para ver cómo Isenhall castiga su incompetencia llevándose la vida de Polly. Eso no pasará...

...y me juego los cojones en ello.- apuesta, entre el sonido de las alarmas y el rechinar de sus dientes.

La alarma, el olor a sangre, los cadáveres... Ver que entre ambos era imposible sujetar el cuerpo de Art Connor exasperaba aún más a la muchacha que, en una embestida de adrenalina, logró por sí misma sujetar el cuerpo bajo las axilas del difunto, metiéndolo posteriormente y con cuidado en el maletero junto a Marcos Serlen...

- Arf... arf... arf... - volvía a coger aire, apoyada en el maletero... Tragó saliva. Hawkins pretendía largarse... - ¡¡¡TAYLOR, VUELVE AQUÍ...!!! - ordenó cuando éste ya estaba en la puerta, gimoteando por lo bajo con la salamandra de un hombro... Un hombro que, junto a su compañero, temblaba víctima del estrés...

No puedo más... No puedo más, Señor, esto es una mierda...

- No entres ahí a buscar... Es una mansión. No hay tiempo... Vuelve a intentarlo... Relájate y vuelve a intentarlo una vez más... - se frotó los ojos con la mano, mirando a Taylor...

¿ Relajarme ?- se pregunta mirando al suelo. Se ha detenido en seco: una sola palabra de Lex es un ancla demasiado pesada como para arrastrarla.No puedo...RELAJARME!!

Entre los coches, más cerca de la puerta que de sus compañeros, Taylor respira de forma entrecortada. Alza la vista hacia el techo, como si allí pudiera encontrar la salida. Cierra los ojos y, con fuerza, aprieta los dientes. Un manojo de cuerdas tensas recorren su cuello. Estres, como el de alguien que acaba de despertar de un mal sueño...pero ni una gota de sudor: el sudor Made in Hawkins, el que no se iba ni con cuatro duchas, el que olía a cenicero meado...ese sudor ya no estaba donde debería.
De hecho, NADA está donde debería.

Hora de soltar toda la traca.

...Como si los muertos hablasen de más de un modo, nunca antes se les había visto tan despiertos, caminando con largos colmillos o volviendo del pasado para contar a los amigos qué ocurrió...

Las rodillas partidas sobre aquel horrendo camastro, y una voz hablando desde ninguna parte, traída desde un altavoz...
Las últimas horas de Art Connor eran turbadoras... Pero mucho más lo era el hecho de que, sin más, se teleportara a la casa de los Dryden y comenzara aquello, lo que los cuatro que quedaban en pié tenían justo encima, donde debería estar el salón principal...

Connor se arrastraba con ambas manos sobre la moqueta, ya había muchos muertos, y algunos seguían luchando por sus vidas...
Gente de la seguridad de aquella casa, de aquel salón que ahora parecía la recepción de una novela de terror, descuartizada por una fuerza inhumana...
Pero él no era así. Sus ojos tampoco tenían su mirada cuando cogió a Jolene por las piernas y la violó, poniendo, curiosamente, bastante "cuidado" en no dañarla más de lo que de por sí era aquel cruel acto...

Pero una fuerza poderosa lo apartó de un potente golpe, una criatura que debía haber llegado arrastrándose del inframundo, un cadáver de carne azabache y desprendida, como si acabaran de carbonizarle, el hueso ebúrneo y reluciente, en torno a él, un halo de luz gris...

Un sólo golpe de aquel cadáver dejó fuera de combate al tullido Connor, y con aire lánguido y trabajoso, se acercó a la encogida niña, pasándole una mano por el pelo con un cariño y paternalismo indescriptibles...

- Nos vamos, cariño... No te va a pasar nada... - tras haber dicho aquello con esa horrible voz calcárea, el monstruo levantó a la preciosa adolescente en volandas, haciéndola contra su pecho de forma protectora, cojeando y saliendo de aquel lugar precisamente por el garaje en el que Connor había perdido la vida, cogiendo un coche, sin mirar atrás, sentando a la chica en el asiento trasero - Agáchate, princesa, que no te vea nadie... No se lo merecen ni siendo los mayores santos... - una vez hubo cerrado el coche, se apoyó en la puerta... La carne volvía a su lugar y a su tono de piel, parecía retorcerse de dolor en el proceso... Y finalmente se convertía en un hombre con la ropa destrozada, bastante parecido a Rewell en sus rasgos... Estaba herido de gravedad en el pecho, pero abrió la puerta del coche y lo puso en marcha, yéndose de ahí, exáctamente igual a lo que haríais los demás una vez cargados los cuerpos de Art y Marcos en el coche que Lex había arrancado...

Con los labios apretados, Taylor permanece unos segundos -horas para él - sin pestañear, con la mirada perdida y las pupilas dilatadas en extremo. Los brazos cuelgan fláccidos, salvo por el ligero temblor de sus manos. La respiración, contenida. La expresión, ausente.

De pronto, como si alguien apagase el proyector de la película que se se exhibe ante sus ojos, parpadea y suspira levemente. Ha despertado y, con ese despertar, sus rodillas duermen, se aflojan y, finalmente, ceden. Taylor cae, apoyando las manos en el suelo mojado con un chapoteo, con el pelo enmarañado. Cabizbajo, cansado...

Respira ahora de forma rápida y, al levantar lentamente la cabeza, aún de rodillas, pueden verse sus ojos hundidos en las cuencas. La boca, entreabierta, rezuma babas.

Creo que...me estoy cagando...- balbucea. El olor que empieza a advetirse indica que la noticia llega tarde.

Larguémonos de aquí...

Tras llegar a la sala de vigilancia luego de pasar por el devastado salón de su casa, en el que quedaba más de una mancha de sangre y ni un sólo cadáver, Rewell llegó a la sala de vigilancia. Ahí cambiaban la contraseña cada cierto tiempo, pero lo cierto es que alguien había quitado la puerta blindada mediante métodos poco ortodoxos, a fin de hacer exáctamente lo mismo que pretendía John: Acabar con las cintas. Trabajo hecho.

¡Joder, ya se han adelantado! No es mala cosa, desde luego... Pero aún con todo este paseo no ha sido más que una absoluta pérdida de tiempo. Seguramente haya sido la extraña chica del rabo. En todo esto, aún con todo, hay algo que me escama enormemente... ¿Dónde coño están todos los cadáveres? Y, más importante, ¿dónde coño está el de mi madre? Si está viva aún y se la han llevado no se me ocurre nada especialmente agradable que pueda ocurrir a partir de ahora con ella. Pero el camino hasta aquí me ha permitido cubrir la mayor parte de la casa... Es seguro que no está... ¡Cojones, cada vez se pone peor! De todos modos, estoy demasiado lleno de ira como para ponerme a hacer nada coherente, así que, simplemente, deshago el camino andado, adelantando a través del agujero que Radar hizo antes que yo. Tenemos que salir de aquí cagando leches antes de que llegue la policía.

La imponente y monstruosa figura de Emmerald aparece como una exhalación a través del agujero del techo por el que había desaparecido. Con gran estruendo y levantando una nube de polvo, cae sobre el suelo ya de por sí agrietado, que aún se agrieta más. Dando rápidas y largas zancadas llega en un visto y no visto hasta el coche, a medida que el fuego que lo rodea desaparece hasta, finalmente, dar lugar a la forma de Rewell, más ceñudo que nunca y, claramente, conteniendo a duras penas un brote bastante fuerte de ira.

Entro en el vehículo dando un portazo, asegurándome de un vistazo hacia atrás de que no queda nada incriminatorio en el garaje. Ya sean los cuerpos presentes de Art, Marcos, o el de la extraña chica que, parece, ha sido la principal causante de todo esto. No sé si estaba muerta o no, pero lo que sí sé es que, si sigue ahí, deberíamos llevarla con nosotros para, al menos, no volver al hotel con las manos vacías. Una vez me he asegurado de que todo está "donde debería", me abrocho el cinturón de seguridad y únicamente digo, escueto:
-Vámonos de aquí cagando hostias.

El tiempo que había aprovechado Taylor para hacer la pre-reconstrucción mental de la escena, la húngara lo había gastado en asegurarse que todo estuviera en orden, cerrando el maletero y esperando ansiosa la vuelta de Rewell, rascándose el cuello desnudo con enfermiza ansiedad...

Baja... Baja de una vez, baja...

Y Skull volvía, estremeciendo a la muchacha con aquella caída que, tras la impresión, corrió hacia Taylor para ayudarle a levantarse. Se había cagado. Lo olía, lo había hecho... Estaba aterrado... - ¡¡...JODER, VAMOS!! - tiró de él hasta llegar al coche, colocándose ella misma en el asiento del conductor, terminando de taparse y calándose las gafas... Echó un vistazo a Dryden a través del retrovisor:

- Tío... Tu madre... - murmuró angustiada mientras se colocaba el cinturón, con cuidado de que Hugo no cayera desde su hombro... - (Ten cuidado...) - Había retirado la espada del lituano en el asiento del copiloto, descansando en los pies, y tiró de las mangas de su chaqueta para tener el menor tacto del coche con sus manos.

  Ayudado por Lex, Taylor llega hasta el coche a trompicones. Abrir la puerta trasera le cuesta un par de intentos: sus ojos ven tres asideros borrosos donde sólo hay uno. Y a pesar de todo, del agotamiento, de la tensión, del shock...sigue notando aquella molesta ausencia de sudor aguno.

 En vez de ello, un retortijón tremendo le avisa de que su esfínter va a volver a relajarse. Se deja caer en los asientos traseros, ocupándolos y respirando como si el interior de ese coche fuese una bolsa de aire.  Ni se molesta en cerrar la puerta.

...Y recuerda....

 - Ojalá pudiéseis ver...lo que yo he visto.- murmura, tendido, tapándose media cara con la mano.- Ojalá...

 ...y lo dice maldiciendo un don que no aporta respuestas, sino que plantea nuevas y terribles preguntas. Rapidamente, el olor de sus líquidas deposiciones acaba viciando el interior del vehículo. Con la mirada y palpando el suelo, busca la botellita de agua, sabiéndose cada vez más jodido por el Ignea, más agotado por sus visiones...

 ...y más iracundo por La Rabia.

Nada más dar la "orden" me doy cuenta de que, una vez más, he anulado retirando la metamorfosis la espectacular resistencia y fuerza de Emmerald, lo que implica que el sofrito de cerebro que hay ahora mismo en mi cráneo vuelva a darme problemas... Y graves, además. La visión se vuelve a nublar, el cabreo casi desaparece, como mi consciencia... Pero no tengo la suerte de que el sentido del olfato desaparezca. Joder... Taylor se ha cagado. Vale, no puedo culparlo, teniendo en cuenta todo lo que ha pasado aquí pero... Dios, no pienses en ello. Cuanto más piensas más penetrante es el olor, y aquí dentro es como si un montón de agujas estuviesen atravesándome la napia.

-Mi madre no está... No había ni rastro de ella... No había ni un solo alma ahí dentro, sólo manchas de... sangre... -consigo decir, febril, nuevamente. Me llevo la mano a la frente con un gesto de dolor. Y, la verdad, agradezco no haber visto lo que Taylor ha visto. Lo agradezco sinceramente aunque él pretenda hacer ver que ha sido la hostia su visión. De hecho, por la cara que tiene, vendernos que deberíamos haber visto lo que él es como intentar vender un frigorífico a un puto esquimal-. Vámonos, Lex... Por lo que más quieras, vámonos de aquí... -sólo quiero largarme... Quiero largarme y no volver. Dentro de mi destrozado y licuado cerebro sólo se reproduce constantemente una cosa. Una canción, de hecho, que resuena como una risa irónica en mi interior:

...Como si los muertos hablasen de más de un modo, nunca antes se les había visto tan despiertos, caminando con largos colmillos o volviendo del pasado para contar a los amigos qué ocurrió...

Las rodillas partidas sobre aquel horrendo camastro, y una voz hablando desde ninguna parte, traída desde un altavoz...
Las últimas horas de Art Connor eran turbadoras... Pero mucho más lo era el hecho de que, sin más, se teleportara a la casa de los Dryden y comenzara aquello, lo que los cuatro que quedaban en pié tenían justo encima, donde debería estar el salón principal...

Connor se arrastraba con ambas manos sobre la moqueta, ya había muchos muertos, y algunos seguían luchando por sus vidas...
Gente de la seguridad de aquella casa, de aquel salón que ahora parecía la recepción de una novela de terror, descuartizada por una fuerza inhumana...
Pero él no era así. Sus ojos tampoco tenían su mirada cuando cogió a Jolene por las piernas y la violó, poniendo, curiosamente, bastante "cuidado" en no dañarla más de lo que de por sí era aquel cruel acto...

Pero una fuerza poderosa lo apartó de un potente golpe, una criatura que debía haber llegado arrastrándose del inframundo, un cadáver de carne azabache y desprendida, como si acabaran de carbonizarle, el hueso ebúrneo y reluciente, en torno a él, un halo de luz gris...

Un sólo golpe de aquel cadáver dejó fuera de combate al tullido Connor, y con aire lánguido y trabajoso, se acercó a la encogida niña, pasándole una mano por el pelo con un cariño y paternalismo indescriptibles...

- Nos vamos, cariño... No te va a pasar nada... - tras haber dicho aquello con esa horrible voz calcárea, el monstruo levantó a la preciosa adolescente en volandas, haciéndola contra su pecho de forma protectora, cojeando y saliendo de aquel lugar precisamente por el garaje en el que Connor había perdido la vida, cogiendo un coche, sin mirar atrás, sentando a la chica en el asiento trasero - Agáchate, princesa, que no te vea nadie... No se lo merecen ni siendo los mayores santos... - una vez hubo cerrado el coche, se apoyó en la puerta... La carne volvía a su lugar y a su tono de piel, parecía retorcerse de dolor en el proceso... Y finalmente se convertía en un hombre con la ropa destrozada, bastante parecido a Rewell en sus rasgos... Estaba herido de gravedad en el pecho, pero abrió la puerta del coche y lo puso en marcha, yéndose de ahí, exáctamente igual a lo que haríais los demás una vez cargados los cuerpos de Art y Marcos en el coche que Lex había arrancado...

Pero de pronto regresásteis a aquel instante. Los tres completamente boquiabiertos y descentrados al haberos perdido en el espacio y el tiempo, en la realidad de vuestro entorno...

No se si la mente de la salamandra tiene poderes psiquicos, pero me estaba dando cuenta de muchos detalles que iban desde saber que Taylor se habia cagado encima suya y que habiamos dejado el cadaver de aquella mujer que casi nos mata con Herkus, a descubrir que un zombie que se parecia a Rewell, "¿Tal vez el padre de Rewell vuelto de la tumba?", se habia llevado a Jolene y el relato de como Art fue mutilado por el que debia ser el padre de Rewell. Y si embargo, fuera lo que fuera lo que me habia violado mis ojos y mostrado aquellos recuerdos fantasmales, no se habia tomado la molestia de indicar nada sobre la persona que obligo a Art a violar a Jolene."Aunque, tengo la sensacion de que si capturasemos a Herkus y le pusieramos un bonito sombrero en la cabeza. Podriamos dar gato por liebre y, quien sabe, acertar de pleno en la identidad de nuestro objetivo."

Antes de decir nada, vuelvo aquella mirada fria de reptil y miro con preocupacion al resto del grupo. No estaba seguro de si alguien mas habia recibido tales visiones, ni de que Taylor hubiera sido el causante, asi que preferia tomar una pose precavida por si acaso Lex y Rewell reacionaban de manera extraña y empezaban a destrozar el coche o a vomitar mientras giraban su cuello unos 360 grados."¿Quien sabe? A estas alturas, ya no me sorprenderia ver al fantasma de Marcos y Art poseyendo nuestros cuerpos y obligar a Lex que nos masacre y que luego se suicide a base de chorros de agua."