Partida Rol por web

Donovan estaba tan maravillado y sobrecogido por la historia que Zaan había relatado que, de no encontrar un punto de retorno, un ancla a la que agarrarse o un motivo para permanecer cuerdo, acabaría echándose a los brazos de ese vampiro dejando allí su voluntad.
¡Demonios! Ese monstruo solo era el menos de los males del mundo, solo era el último eslabón en la cadena que mantenía al planeta atrapado en un férreo abrazo. La humanidad se creía libre en sus cómodas casas y pensaba que sus mayores problemas eran la guerra en lejanos países o el hambre que diezmaba continentes enteros, otros continentes que no eran los suyos... Valientes infelices, inocentes ignorantes... Si supieran cuán podrida estaba la manzana en la que habitaban y cuántos gusanos roían sus entrañas acabarían perdiendo la razón. Si supieran cuantos monstruos habían causado al mirar hacia otro lado, cuantas criaturas sedientas de venganza se retorcían bajo sus caros zapatos mientras dirigían la vista hacia el cielo para mantener la conciencia acallada bajo el axioma de "ojos que no ven corazón que no siente"...

Tenía frente a sí la prueba viviente de un horror que habían provocado otros y que gente como él, como el alocado y caprichoso Donovan habían permitido con su ignorancia...
Hector... Lo siento.
Fue lo único que lograron emitir sus resecos labios ante la petición final, ante el testamento de aquel hombre que no era un hombre, sino mas bien un mito viviente, arrancado de las páginas de los libros de terror de tres generaciones de escritores y otras tantas de cineastas. Seguir las evoluciones de aquel personaje por la sala, intercambiando miradas con ellos y con el cuerpo sin vida de Viorika, haciendo gestos de una delicadeza y precisión abrumadoras y contándoles aquella historia... Era demasiado para cualquiera.

Zaan no iba a presentar batalla. Se iba a dejar asesinar. ¿Podría Donovan hacerlo? ¿Sería su mano firme y su determinación fuerte? ¿Podría arrebatar la vida de aquel ser de oscura perfección que no era mas monstruo que los monstruos que le dieron su nueva vida? ¿Podría dejar que fuera Dale quien lo hiciera?
¿Podré arrebatarte la vida después de haberte visto derramar una lágrima?
El pensamiento escapa de la mente y se hace palabra en apenas un suspiro, cuando el caballeroso vampiro, por fin, pide su última gracia a Dale. Donovan, ignorando haber pronunciado aquella última frase en voz alta, se levanta con gracia y precauciones felinas, en un movimiento que queda torpe y ridículo al lado de la magnificencia de su anfitrión. Se interpone entre la mano tendida del vampiro y el cuerpo de la australiana, consciente de la poca voluntad de la última y temeroso de que Zaan sea incapaz de resistir la tentación o el impulso de probar su sangre. Si Donovan se encontrara en la situación de Zaan, no podría contenerse ante la belleza de Dale.
No puedo arriesgar la vida de mi... de Dale... Te concederá Tu último deseo si lo considera oportuno, pero no irá contigo.

Tras Donovan, Dale se levantó, absolútamente estremecida y con los ojos empapados de unas lágrimas que no se dignaban a salir. Se abrazó a los hombros de Donovan, pero dio un paso hacia un lado, cogiendo su mano mientras, tras el hermano mediano de los Dryden, las notas empezaban trenzadas con la dulce voz de la australiana...

- Si lo so...
Amore che io e te
Forse stiamo insieme
Solo qualche instante...
Zitti stiamo ad ascoltare
Il cielo alla finestra...
Questo mondo che
si sveglia e la notte e
Gia cosi lontana,
Gia lontana...

Hershlag, sonriendo de nuevo, apretó el aire en el puño que había tendido a Dale y con éste impulso prosiguió, dando unos pasos hacia atrás, quizás para poder mirar a Viorica y el cuadro que presidía el salón, quizás la mujer representada era Madame Zaan...

- Guarda questa terra che,
Che gira insieme a noi,
Anche quando e buio...
Guarda questa terra che,
Che gira anche per noi,
A darci un po di sole...
Sole, ¡sole...! -el sol... Hacía mucho... Demasiado... Su cabello se había revuelto con el ímpetu que dedicaba a aquella pieza...

- My love -Dale añadió aquella sencilla nota, sin poder evitar mirar a Donovan antes de volver a cerrar los ojos...- che sei lamore mio
Sento la tua voce
E ascolto il mare
Sembra davvero il tuo respiro...

Dale sin soltar a Donovan, se alejaba para que su voz no se hiciera estridente por la cercanía, tan como lo hiciera un Zaan que nunca estaba lo bastante cerca. Lo que Dryden pudo sentir era arte rodeándole... Aquel monstruo al que no deseaba matar cantando como si los ángeles mismos les corearan con una joven que, la primera vez que la vio, jamás habría imaginado que su voz podría hacer temblar los pilares de la tierra... Y aunque la voz de Héctor subía por encima de la de ella, el timbre de Dale se mantenía en un elegante y orgulloso segundo plano en los crescendos de la canción... Acabaron cantando mirando a un infinito que solo los cantantes veían más allá de cualquier escena, como si la misma música se hiciera visible para ellos, como si se desnudara para ellos... Era imposible escapar al hechizo de aquella canción, y Donovan estaba demasiado cerca entre ambas voces, entre los movimientos de ambos: Una llevándose los puños al pecho y abriendo los brazos como si se estuviese arrancando el corazón, el otro amasando el aire en sus manos, dándole paso con elegantes movimientos que iban desde su frente hasta su muslo, como quien se quita un sombrero...

...¡Guarda questa terra che,
Che gira insieme a noi,
a darci un po di sole...!
Mighty sun...
¡Mighty sun...! -las piernas le fallaron a aquel ser de belleza sobrenatural, y se dejaba caer sentado junto a Viorica, dedicándole su última nota, enredando sus dedos en los mechones de ella...

Dale se mordió los labios. Ahora las mejillas las surcaban las lágrimas, habían ido cayendo conforme cantaba, al igual que las de él... Se lanzó a los brazos de Donovan, contra su pecho, para no ver lo que llegaba a continuación...

- No se preocupe, Dryden... No tendrá que mover un dedo... Una estrella... Sabe cómo, cuándo y con quién retirarse... -una sonrisa cansada, el cuerpo del vampiro temblaba como si tuviese frío...- Son ustedes jóvenes... Con talento y el corazón lleno de latidos... Vivan... Y disfruten de ello cuanto puedan... -de aquella sonrisa, entre los dientes que eran perlas, hilos de humo y sangre empezaron a manchar los labios de Zaan mientras cerraba los ojos y aferraba los brazos de Viorica... Apoyó la frente en la barbilla de la misma, y aquella sangre seguía escapando de su boca, empapando la blusa blanca de la joven difunta... Al final, Héctor Hershlag volcó toda la sangre que había bebido sobre la chica... Y su belleza, poco a poco, se iba agrietando como si fuese mármol tras un terremoto... Hasta que tan sólo quedaba una estatua inmóvil y agrietada de un joven que una vez solo quiso hacer justicia por la mujer que le dio una vida... Una estatua abrazada al cuerpo de una chiquilla que, de haber estado vivo, muy seguramente habría amado...

Y aquel fue el día en que la ópera llegó a Miklosvar...

"Allí, ante los ojos de Dios, comprendí al fin cómo mi amor nos libraría a todos del poder de las tinieblas. Nuestro amor es más fuerte que la muerte."

Y después de esto, su amante moribundo susurra:

“Dame paz”.

Y el cuchillo cae.

Murmura Donovan con las pocas fuerzas que le quedan tras la hermosa demostración de poder de Dale y Zaan, poniendo broche final a la tragedia de aquellos dos amantes desgraciados que yacían en muerte sobre el sofá como nunca habían podido hacerlo en vida, con una frase extraída del texto del Drácula de Bram Stocker. Mina Harker, con un monólogo en off, cerraba la magnífica película con gran amargura. Donovan sentía que debía rendir algún tributo a Zaan, ya que él había traído la ópera a Rumanía. Había traído la opera a su corazón también. ¡Y Dale!... ¡Qué dolorosamente bella fue aquella pieza que cantaron! ¡Qué pérdida para la humanidad que nunca jamás se repitiera algo así! ¡Qué afortunado se sentía Donovan por haber estado presente!...
En su lecho de muerte, llegara cuando llegara ese momento, recordaría el Canto della Terra y podría permitirse el lujo de sonreír antes de espirar.

Las gentes de Miklosvar debían de sentir orgullo por la entrega de su señor. Aunque monstruo en el exterior, había demostrado ser el mas humano de todos en su último aliento. Lo había dado todo por aquel pueblo. Se había resignado a un final doloroso y solitario por aquellas personas anónimas a las que horas antes había despreciado. ¡Qué idiota y caprichoso era Donovan! ¡Cuánto le dolía el pecho por aquel gesto ahora que sabía que ese noble ser los amaba hasta ese punto! Había insultado a los protegidos de una leyenda que ahora yacía sin vida frente a sus ojos...

Con Dale entre brazos, Donovan no puede apartar la mirada de los dos amantes, fascinado por la prueba última de su amor. Realmente, no tenía palabras para describir semejante majestuosidad... Nunca en su vida las tendría. Ese conocimiento hacía que el momento fuera aún mas grande, aún mas único.
Tenía miedo de hablar, de moverse o siquiera respirar. Temía romper la mágica atmósfera de la muerte mas gloriosa que nunca contemplarían sus ojos. Temía que el hechizo se deshiciera entre sus dedos como la estatua que ahora era Hector mientras los últimos compases de la canción seguían fluyendo por su cuerpo al ritmo de los latidos de su corazón. Siempre llevaría esa música en su alma...

De pié, abrazado a Dale, consigue apartar la mirada un solo instante, solo para depositar un suave beso sobre la frente de la australiana, que se debatía entre sollozos de pura tristeza, deshecha ante la desdicha que habían contemplado y compartido.
Sin una palabra, la aprieta un poco mas fuerte, recogiendo su menudo cuerpo entre los brazos, interponiendo una barrera protectora entre el último horror y su amada. Porque lo era. No tenía ya miedo a reconocerlo. Realizado el viaje hasta el interior de su propia alma a través de los vibrantes compases de aquella pieza, Donovan había descubierto ese íntimo secreto. Y lo había abrazado con todo su ser. Perla nacarada de pureza.
Se aparta ligeramente, mirando a la chica a los ojos, y comienza a andar sin apartarlos de ella, llamándola en silencio para que le acompañara, llevándola de la mano con dulzura y cuidado hasta uno de los grandes ventanales que dominaban la estancia, cubiertos por las pesadas cortinas que protegían a su antiguo dueño del mal que tango añoraba y por el que sufría, la luz del sol. Con gesto lánguido, retira primero ligeramente una pieza de la tela, liberando la mano de Dale por un segundo, para luego dar un fuerte impulso a la cortina y dejar el paisaje al descubierto.
Fuera, la luz del sol moría en una hermosa puesta sol, tributo silencioso de la tierra a su señor. Las llamas anaranjadas del astro rey coronaban las montañas con destellos de fuerza pura y brillante mientras el cielo se teñía de un rojo tan intenso como la sangre que había derramado Gabriel Zaan, el vampiro de Miklosvar, sobre su amante, la pequeña y delicada Viorika.

Abrazado de nuevo a Dale, atrapándola entre sus brazos desde la espalda, Donovan se olvidó de todo hasta que el sol por fin se puso sobre aquella tragedia, cubriéndolo todo con el manto de la noche. A oscuras, pues la luz había muerto con los amantes, Donovan desliza suavemente una mano hacia la cadera de Dale, extrayendo del bolsillo de la chica el teléfono modificado que había diseñado como un juguete. Sentía los ojos muertos de Zaan y Viorika mirándole con reproche, y se sentía como un ladrón que fuera a arrebatarles los recuerdos, las memorias... el amor que habían sentido el uno por la otra...

Marca con pesadez el número del Hotel y espera paciente que los tonos de paso a alguna voz conocida para poder transmitir la noticia. Y poder así poner punto y final a aquel día que mas que un día, había sido una tragedia clásica en su máxima expresión.

Mientras Hugo intentaba que Mara reaccionase, un par de disparos resonaron en la iglesia. El cargador agotado, los dos últimos disparos desperdiciados, y la ropa de Caronline cada vez más empapada de sangre, su rostro más pálido, y los ojos inyectados en sangre mientras sonreía al ver la estampa que Seras ofrecía... Lo último que se esperaba aquella mujer fue que María fuese a abrir los ojos...

Y por una vez, para Hugo hubo suerte... María abría, extenuada, sus ojos, dedicándole una mirada cálida al español... Aún así, seguía pálida y en su rostro se reflejaba un terror sereno, quedo... Apenas entreabrió los labios, pero el murmullo salió junto con lágrimas que se mezclaban con la alegría de verle a él, la pena de haber perdido a Alex y el miedo a seguir en aquel lugar horrible...

- Hugo... Sác... Sáca...me... de aquí... Por f... favor...

No olvidaría a Alejandro. Sabía lo que había hecho por ella... Ahora más que nunca, tenía que vivir. Le dolía todo el cuerpo, y por ello daba gracias a Dios, a la fortuna y, sobre todo, a su compatriota muerto... Tuvo mucho más miedo cuando no sintió absolutamente nada...

El sol empezaba a caer, Caroline cabeceaba y luchaba por mantener el brazo recto con una pistola descargada en su mano... Por sus piernas la sangre fluía desde un útero en que moría otra vida que ni siquiera vio la luz. Le había faltado poco...

Dale se dejó llevar en todo momento por el actor inglés, observando la puesta de sol con los ojos hundidos, controlando la respiración en la medida de lo posible. Ser inteligente y ver venir las cosas no significa "ser de piedra" o "estar preparado para todo". Slang era la prueba. Había muchas cosas que decir y la voz no le salía. Era la primera vez en mucho tiempo que hacía un esfuerzo semejante de canto, y la tristeza no ayudaba. Sabía que aquel ser había matado gente para alimentarse, que había esperado siempre que fueran extranjeros, y que había servido a una causa -como él mismo dijo- de forma maquiavélica... Pero no podía evitar pensar en el Frankenstein víctima de la creación de su propio ser, e incluso en el Drácula enamorado cuya frase Donovan había traído, añadiendo su broche a aquel íntimo funeral en el que fueron, sin saberlo, quienes lo oficiaron.

Dale apoyó la cabeza en el hombro de Donovan, y ahí parecía que se iba a quedar dormida de puro cansancio físico y emocional...

- ¿Si...? -preguntaba Renka al otro lado del teléfono. Parecía sollozar- Ice Hotel, ¿en qué puedo ayudarle...?

Gabriel Zaan ha muerto.
Anuncia con voz clara pero carente de emotividad alguna. Lo había dado todo por mantenerse cuerdo ante aquel derroche de arte y tristeza y estaba exhausto. Nunca hablaría con nadie, salvo Dale, de aquel momento tan íntimo que habían vivido los cuatro. Nadie era digno de ser partícipe de aquellos recuerdos. Para Donovan había sido uno de los momentos mas importantes de su vida y siempre podría recurrir a él en busca de algo, de algo que aún no sabía que sería, pero que estaba seguro de poder encontrarlo entra las paredes de la sala de estar de Zaan, grabadas a fuego en su mente junto a todo lo demás. Para el resto del mundo... El resto del mundo nunca sabría la verdad. No se la merecía. Era un lugar feo y lleno de maldad, egoísmo y falto de amor. Quizá algún día, cuando Amber fuera mayor, le relataría la historia de aquel desdichado vampiro moderno y sus circunstancias. Y quizá su sobrina entendiera que el verdadero amor transciende incluso a la sed de sangre... Quizá...
Díselo a Isenhal. Dile que saque a todo el mundo de aquí, pero que Dale y yo nos quedamos. Tenemos cosas que hacer.
Y sin esperar respuesta alguna, cuelga el teléfono, apagándolo al instante para que nada ni nadie pudiera interrumpirlo en esos momentos, guardándolo en el bolsillo.
Dale... promete sobre el legado mortal de estos amantes que nunca hablaremos de su muerte a nadie. Ambos se merecen que mantengamos en secreto su tragedia hasta el final. Solo las gentes del pueblo se merecen la verdad... y quizá, cuando el mundo haya girado y ya nunca mas sucedan cosas así, podamos compartir nuestro conocimiento para que las futuras generaciones no cometan nuestros mismos errores...
Donovan ya había hecho esa promesa en silencio, junto a otras tantas que cumpliría por el bien de ese futuro limpio y mejor que quería para su sobrina.

Dale, abrazada como estaba al actor, sabía que tenía algo que decirle antes de que pasara más tiempo... Era un momento horrible, pero a la vez nunca lo había notado tan apegado a ella, y aquello le hizo sentir cierta esperanza de que, quizás, lo que tenía que decir, aunque seguro que lo turbaría enormemente, le daría fuerzas. Le ofrecía un pacto, un secreto entre los dos, algo que, de alguna forma retorcida, era el momento que más les había unido... Y precisamente por eso el impulso de contarlo era fuerte. De eso se trataba: Unión. Asentía mientras él hablaba, sorbiendo el llanto de vez en cuando y mordiéndose los labios, nerviosa, sin apartarse de él ni quitar su mirada de la suya. Donovan la conocía lo bastante como para saber que a aquellos zafiros los inquietaba algo... Algo tan fuerte como para que la australiana pudiera centrarse en ello...

- Donovan... -un hilillo apenas audible, aferrando fuertemente los antebrazos del actor... "Demasiado joven", se repetía, aunque ella solo tuviese dos años más- Escucha... -tomó aire y apretó los labios, resuelta a decir algo que no llegó a salir de su boca sellada mientras los ojos se teñían de miedo. No podía. Tenía diecinueve años... ¿¡Cómo podía saber ella que aquel Adonis que conoció en Perth podía ser tan joven!? ¿Cómo iba a planteárselo en ese momento...? Y sin embargo, su mayor debate interno consistía en que, de poder hacerlo de nuevo, lo haría. Los motivos habían cambiado. Llevó ambas manos a sus mejillas y cuando un par de lágrimas se derramaban sobre sus mejillas, se forzó a sonreír tristemente...- Tengo que decirte algo. Pero... Será en otro momento. Tienes razón: Ahora tenemos cosas que hacer... Deberíamos comer, estamos a punto de desmayarnos los dos... -sus ojos no podían evitar desviarse a los amantes muertos... Y en ese momento se cerraban, apartando la vista de nuevo a la ventana, abrazada de nuevo a Donovan. Si iba a odiarle por lo que tenía que contarle... Quería atesorar todos los momentos que pudieran... Nunca se sabe cuándo las cosas terminan como terminaron para Héctor y Viorica...

Me coloco por delante de Caroline

Dejala por favor, ella no le haria nunca daño a nadie, vamos, dejame ayudarte a sentarte, descansas un poco y hablamos lo que nos han mandado a hablar, vamos, esto se ha acabado ya, ¿prefieres que salgamos de aqui?

La verdad, es que me acuerdo que hubo dos disparos, pero eso fue algo de lo cual no estuve seguro hasta ver la pistola entre las manos de aquella mujer. Eso se debia, a que en aquel momento yo estaba mas sorprendido y atonito de un milagro entre mis manos, Maria habia recuperado la consciencia y aun seguia viva, y siendo sinceros, no estaba seguro si el milagro habia sucedido gracias a las noches en vela que me habia tragado "Emergencias" o el karma que habia decidido que era hora de recompensarme."En cualquier caso, me alegro de haber llegado a tiempo. Dios, por un momento pense que tendria que devorar el cadaver de alguien para salvarla."

-Tsss, no hables.- Le dije en un tono tranquilizador, sonriente mientras se me escapaban una cuantas lagrimas de alegria y alivio.- Ahora mismo te voy a llevar de vuelta al hotel con Sven, solo aguanta unos segundos mas ¿Ok?

Unos segundos mas, ojala fuera ese poco, ahora mismo tendria que recorrer medio pueblo con una mujer herida en brazos, semidesnudo por cierto, buscando cualquier callejon o pradera que gritara "Invocar Isenhall aqui" y sin atraer mucha atencion. Mientras arrancaba con extrema velocidad y poco respeto los pantalones del cadaver de Balas, lo siento por el pero ahora a mi me hacen mas falta, me di cuenta de que podia pasar entre cinco minutos y varias horas hasta que llevaran a Isenhall, y dudaba que Maria aguantara mas de diez.

-Michael, cuando termines de tranquilizar a la "señorita".- Podria haber dicho la verdad y decir lo que realmente pensaba, pero preferia no insultar con una mujer con pistola en mano y sangre en su entrepierna mientras me ponia unos pantalones, no sabia si tenerle miedo o pena.- Comprueba el estado de Mortymer e intenta reanimarlo, y trae tanto a el como a ella al hotel. Alli le curaran las heridas.- Dije autoritario y sin dejar lugar a dudas, me importaba poco si Morty parecia tan muerto como Balas. No cuando de Maria podria decirse lo mismo.- Eso son todas las ordenes, yo no voy a volver por aqui. Asi que ten cuidado.

Con los pantalones ya ceñidos y sintiendo la sangre de Balas en mi culo, otro recuerdo inolvidable de este dia, cargo con Maria entre mis brazos con cuidado de no dañarla aun mas y desaparezco por la puerta de la iglesia, buscando un lugar idoneo para llamar a la diosa antes de que el sol desaparezca y me quede a oscuras."Sobre todo a Donnie y a Dale. Joder, lo siento por ellos, pero ellos habrian hecho lo mismo que yo, y lo saben."

Donovan sintió un fuerte escalofrío que le recorrió todo el cuerpo cuando Dale pospuso lo que iba a revelarle hasta un momento mas adecuado. Una descarga de energía tanto física como emocional. La respuesta de su cuerpo a algo que su mente solo había entrevisto a través de los velos impuestos por los límites del raciocinio humano. Dale había trascendido esos límites gracias a su habilidad mutante. Y eso le daba el poder de saberlo todo.
Donovan no era así. Y no querría serlo. No se veía capaz de soportar semejante peso sobre su cabeza. Pero sabía cosas. Y sabía en sus huesos que lo que Dale no le había dicho sería algo de vital importancia, de una manera o de otra, y que quizá le hiciera dar un paso mas allá en el nuevo camino que estaba recorriendo. El primer paso fue descubrir que estaba enfermo. Que iba a morir, aunque la verdadera aceptación del hecho no llegó hasta mucho mas tarde. Hasta que vio con sus propios ojos que la muerte, el olvido de la vida acechaba detrás del telón, esperando entre bambalinas para acabar con las carreras de los actores que se arriesgaban a desmarcarse del papel que les había sido atribuido. Incluso los mas prometedores protagonistas o los mas simples "árboles y nubes". Todos eran mortales a su manera.
La lista de nombres e los que habían sido tragados por aquella bestia al acecho que era la muerte era cada vez mas larga. Y Donovan ya estaba ampliando en su mente los espacios para los que aún estaban por llegar. Era tan inevitable como manterse pegado al suelo. Aunque había visto hombres desafiar las leyes de la gravedad, los había visto tener que poner los pies de nuevo en tierra para descansar. Aquel policía negro. El que volaba. ¿Qué habría sido de él?... Ni siquiera recordaba como se llamaba...

Suspira, apesadumbrado, y niega lentamente con la cabeza con el miedo a la pérdida tan arraigado que era casi doloroso. Su voz es apenas un murmullo tan tenue como el roce de las cortinas de la untuosa sala de estar.
¿Sabes? Estoy pensando... Todos tenemos un punto débil. Todos podemos caer en algún momento. Todos estamos vivos de alguna manera. Todos podemos perder porque todos tenemos algo que queremos conservar o ganar. Y todos podemos morir.
Desliza un brazo por la espalda de Dale hasta llegar a la cintura y la estrecha con fuerza, como si fuera la última vez que pudiera hacerlo. La adrenalina que circulaba por sus venas y lo había mantenido en pie y alerta tantas horas ya se había disipado por completo. Y hechizo de la voz de Zaan le había despejado la mente de alguna maravillosa manera.
Yo te tengo a ti. Aquí a mi lado... Y tengo miedo de perderte, porque la tragedia se va a cebar con todos nosotros. Tengo a Jolie, a Ambery, a mis padres... Incluso a Rewell. Tengo mucho que perder y demasiado que ganar. Tengo una vida que quiero recuperar. Una vida que quiero darle a mi familia...
Se le quiebra la voz y el cuerpo le tiembla ligeramente, movido por la emoción no contenida.
¿Tu crees... Crees que ellos también tendrán algo que perder o que ganar? Me refiero... al Faraón, a los niños de Dirzas y a todos los que son como ellos. ¿Crees que tienen vidas, seres queridos? ¿Que tienen puntos débiles?
Vuelve la cabeza y su mirada cruza la estancia a oscuras en busca de la figura de los amantes atrapados juntos en la muerte. Los dos tenían mucho que perder y mucho que ganar...
Y Zaan al final eligió perderlo todo para que otro pudieran mantener sus vidas. Era un monstruo. Era un vampiro que se alimentaba de la sangre de otros, que arrebataba vidas inocentes... Me compadezco de él, ¿Sabes? Tenía un putno débil. Tenía muchos puntos débiles. Podía ser vencido, podríamos haberle derrotado. Cualquiera podría haberlo hecho...
Vuelve otra vez la cabeza con un gesto teatral, hundiendo los labios en el pelo revuelto de Dale y posando un beso sobre su coronilla, hablando entonces desde allí.
Y ellos derrotaron a Gabriel. Primero le quitaron su vida. Luego retorcieron su propia naturaleza. Le mintieron, le manipularon, le atrajeron a su lado con promesas de muerte. No tenía mas escapatoria que cualquiera de nosotros. Mientras que yo tengo una familia que proteger, él tenía un pueblo entero, un legado... y amor... Y hasta el amor lo pervirtieron, envenenando a la pobre y desdichada Viorica. Su amor se convirtió en la herramienta que utilizaron para acabar con su vida.
Guarda silencio por unos instantes, aspirando el aroma de los cabellos de Dale, la que hacía solo unos instantes había descubierto que era su amada. Y por la que sabía que iba a sufrir y a alegrarse a partes iguales.
Zaan... Hector... Al final logró escapar de la presa de los monstruos que dominan nuestro mundo desde las sombras. Se entregó a la muerte, llevándose con él la única cosa que realmente quería, a su amada, y dejando a las gentes de Miklosvar libres del yugo de su existencia. Sin Zaan, ya no están en peligro.
Se sorprende a si mismo sonriendo, incapaz de entender el porqué de aquel gesto, de aquella empatía mostrada hacia semejante criatura.
Zaan... Me ha dado una ligera esperanza. Ínfima, pero suficiente como para apreciarla en esta noche oscura que vivimos. Si... Si descubrimos cual es el punto débil del Faraón, de los de Dirzas... y de tantos otros. Si lo descubrimos y los atacamos, si debilitamos los pilares sobre los que se asienta su poder. Si golpeamos fuerte y duro y los reducimos a su mortalidad... Quizá... Quizá así podamos defender lo que queremos, mantener a salvo nuestras vidas.
Recuerdos cruzaban la mente del joven actor como escenas de una película vista desde sus propios ojos: Dale salvándole de la soledad y el dolor en Asutralia, la caída de Kiwi y los suyos, el vídeo de aquel chiquillo que quería ser un héroe y cambiar el mundo... Amber llorando desconsolada, los fanáticos alimentándose los unos de los otros en el helicóptero... las muertes de sus compañeros. Incluso dentro del propio Hotel...
No quiero ser un héroe Dale... Solo quiero manteneros a salvo a todos. Quiero levantar el sol por las mañanas para vosotros... Se que soy fuerte, se que puedo hacerlo... Que podría llegar a hacerlo. Sólo necesito empezar a cambiar las cosas por un punto y hacer rodar la bola de nieve colina abajo para que crezca... Y ese punto soy yo.
Separa lentamente su cuerpo del de la chica y desliza de nuevo sus manos hacia los brazos de ésta, haciendola girar con ternura para enfrentar sus rostros. Buscaba la mirada de los zafiros de la australiana con los soles que tenía él por ojos, necesitando en cada respiración un poco mas de aire del que llegaban a capturar sus pulmones.
¿Crees que podremos hacerlo, Dale? ¿Crees que podremos vencer en esta guerra encubierta? ¿Qué cuando el telón baje definitivamente sobre nosotros, la obra haya acabado bien?
Toma una bocanada de aire y la libera en un suspiro que bien podría ser el de una brisa escapando del mar para recorrer una tierra desconocida que siempre hubiera anhelado.
Dime lo que fueras a decirme Dale. No sabemos si será nuestra última noche juntos... Dime lo que tengas que decirme antes de que deje de ser el Donovan de siempre y...
Deja la frase en el aire, inacabada, sin saber que palabras que añadir...

Dale sostuvo el aire en su pecho unos instantes, luego de recibir las caricias, abrazos y besos del actor mientras hablaba, y una vez quedó frente a él, aquellos ojos que parecían toda la extensión del cielo, lucieron entre desesperados y febriles de fé...

- En la guerra, Donovan -pasó ambas manos sobre sus mejillas, sabiendo siempre cómo hacerlo para lograr el estremecimiento del chico- . No gana nadie. Sólo están los que salen mejor parados y los que salen peor... Pero si no pensara desde el principio que podemos ser de los que salen mejor, nunca habría llegado a éste punto... -bajó la cabeza y se relamió los labios. Un brillo evidente de culpabilidad. Cogió las manos de Donovan y tiró de ellas, apartándose de las ventanas, pues la nieve tenía ojos, milenarios y sabios. Una vez ambos quedaron a la sombra, Dale flaqueaba y se abrazaba a él, estrecha y afectada, rodeándole la cintura con sus delgados brazos. Tenía un miedo horrible...- Donovan... Cuando te conocí, tu aspecto no me dejaba ver tu edad... Ni tu carácter siquiera... Solo veía lo bello que eras... Y aunque te valoré mucho, no te valoré todo lo que mereces... Donde no hay punto al que llegar, porque cuanto más te conozco, más me fascinas... -levantó el mentón. Parecía como si las palabras le fueran arrancadas de las entrañas- No me imaginé hasta poco después cuánto has llegado a importarme... Cuánto necesito que estés bien... Y solo miré por mí... Ni hoy, que sé lo que siento, me arrepiento más que la mitad, y eso es mucho... Porque si me arrepiento, es por miedo a que ésto de pueda hacer daño o alejarte de mí... Aunque era lo que quería al principio: Te ayudaría y me desentendería. Ni todas las matemáticas pueden explicar que pasó cuando empezó a acelerárseme el pulso al oírte, al verte... La sensación de calor que hay en tu compañía... Tú y yo parecemos tan distintos... -se relamió de nuevo los labios, apretándolos y mordiéndolos, llevándose una mano a la nuca y retorciendo un mechón de pelo, como solía hacer cuando estaba nerviosa. Frunció el ceño. En el fondo sólo quería retrasar el momento de "confesar"- Isenhall tiene a Sanuye... El faraón se siente incomprendido, probablemente solo, y los Dirzas tienen su orgullo... Todos tienen puntos débiles... -aunque no daba muestras de ello, pensaba en aquellos detalles, y poco a poco juntaba las piezas del puzle cósmico que era esa guerra fría contra los mutantes... Lo malo es que algunos no estaban preparados para oírlo, o no querían, igual que ella...- Cuando Mick me dejó intenté dejar la droga. Lo que hice fue viajar con ONGs... Amadriné niños aquí y allá, sobre todo en India, Costa de Marfil, Etiopía y la República Dominicana... Me sentía muy bien con ellos... El cabrón de Mick solía hacerlo conmigo sin protección, incluso compró una cuna diciendo que si teníamos un niño, sería bienvenido y seríamos una familia feliz -se llevó las manos a la frente, bajando la cabeza. La voz le temblaba. Donovan... ¿Le odiaría? ¿Le perdería...? Parecía que podía ser...- Cuando llegué a Cuba fui a ver a una babalorisha por curiosidad... Son algo así como sacerdotisas, adivinas santeras... Casi había dejado de meterme mierda con tanto viaje, había mejorado un poco de la bulimia y la anorexia... Pero esa mujer me dio un collar de cuentas azules y blancas... Y me dijo que le hiciera un altar a Yemaya, la diosa del mar y de la familia, y así quizás llegaría a ser fértil... No sé cómo coño lo supo, incluso a día de hoy... Pero volví corriendo a Australia, y me hice un análisis completo... Exacto: Estéril... Ni con mi propia fórmula y varios tratamientos de hormonas conseguía normalizar mi organismo... No estoy... "Bien hecha"... Mis óvulos no son fecundables... -suspiró y miró entonces aquel par de soles que Dryden tenía por ojos- Entonces llegaste tú... Y mi mente supo lo que te pasaba, y supo todo lo que podía pasarme a mí si me acercaba a tí... El Ígnea era de contagio y acción inmediata, y empeorarlo es terriblemente fácil. Mientras te duchabas, yo me ponía junto al ventanal para que el sol me diera directamente tras echarme aceite para bronceado rápido... Cuando cocinaba, me acercaba mucho al fogón... Y así... Con una enfermedad, una fertilidad del 0% se transformó en un 50%... Y viéndote, pintándote... Quise que fueras tú... Tan bello, tan resuelto y encantador... Sin fallos o enfermedades congénitas... Parecías genéticamente ideal... Así que aproveché la euforia de tu supervivencia para darte "un día perfecto"... Y que tú me dieras a mí una oportunidad que quería... Y aquella noche en el hotel de mi hermano... Te dejaste llevar... Yo enseñaba una caja de anticonceptivas con blisters de tratamientos de hormonas... Y... -cerró los ojos, bien apretados- Sé que podría haber adoptado. Lo haría... Pero... También quería y quiero tener un bebé... Y más ahora que sé que es tuyo... - dejó entonces que el aire escapara, y como si el propio Donovan fuera a hacer lo mismo, le cogió los brazos y sintió la necesidad de darle todas las explicaciones posibles- ¡Lo pensé todo! En un periodo de tres meses puede haber rehabilitación sin que el feto sufra, tú además me dijiste que me salvarías, y lo has hecho... Sabía que me curaría pronto, Donovan... De no haberme curado tú, habría diseñado, como voy a diseñar, una cura contra el Ígnea... Ahora no se trata sólo de mí y del bebé como pensaba al principio... Te miro a tí, veo el rostro de tu sobrina y sé que tengo que hacer algo... Nunca he tenido fuerza de voluntad para moverme por ideales, te lo dije: Soy una egoísta... Las cosas tienen que afectarme directamente para que me mueva... Tú... Tú eres mi motivo ahora. Me da igual lo que le pase a Balaguer o incluso a Morty... Es horrible, pero es verdad, Donovan... Si quiero hacer las cosas bien es por tí, por la gente que tú quieres, por la que quiero yo y para que... -la voz de nuevo se entrecortaba, una lágrima solitaria recorrió su mejilla izquierda- Para que el niño o la niña pueda estar orgulloso u orgullosa de su mamá... Yo... Lo siento... No quiero estropearte la vida cuando ésto acabe... Tú... Tú puedes hacer lo que prefieras, Donovan...

...Pero me encantaría que fuéramos tres en ésto...

¿Cuánto van a tardar nuestros enemigos en saber que vamos a ser padres?
Es todo cuanto articularon sus labios con perfecta dicción pero en apenas un susurro. Cada sílaba lanzada al mundo con exacta precisión, con perfecta sincronía en una cadena de cadencia ideal. Quizá fueran las únicas palabras que jamás pronunciaría el actor con esa cualidad.
En la oscuridad no podía ver bien el rostro de Dale, pero la chica si que podía ver los rasgos congelados en el tiempo del joven Dryden. Se había quedado petrificado, como un David de mármol esculpido en carne por unas manos tan extraordinarias que le habían dotado con el don de la vida.
Donovan estaba atrapado en un segundo de su vida, arrancado de la corriente del tiempo, varado en la orilla esperando que la fuerza de la lógica volviera a por él y le arrastrara hasta un lugar desconocido...

De en medio de la estupefacción surgió un amago de media sonrisa al oír aquel plural... "Vamos a ser padres". Aceptaba aquello... Pero si Dale no llegó a sonreír fue por la propia respuesta y porque el hecho de aceptarlo no significaba que a Donovan le gustara la idea... Tragó saliva y se puso pálida.

- El faraón... Esa figura desmontable... Él lo sabe. Me indica que puede "desmontarme" y quedarse con el bebé... No me necesita para darle vida... Igual que hizo con la hija de Taylor... -tomó aire y lo expulsó, juntando las manos y tratando de mantenerse templada- Quiere el nuestro por... Porque... Debe pensar que será algo así como el mutante definitivo. Tiene muchas probabilidades de ser mutante, y si sacara... Tu "omnipotencia" y mi mente... -Si aquello no llegaba a hacer que la australiana se tirara del pelo, era por una sencilla razón. Cogió de nuevo a Donovan de los brazos, deseando por todos los dioses y los demonios que no se cayera- Pero te aseguro que encontraremos al faraón... Jack Atreides. Ya tengo su nombre... No será difícil encontrarle... Nosotros le sorprenderemos a él, Donovan, te lo prometo... Pero para eso necesito la fuerza con la que Isenhall, sea como sea, nos respalda...

Lantana podía predecir casi cualquier acontecimiento que pudiera tener lugar dentro un marco lógico en el mundo material y real gracias a su prodigiosa mente. Podía, como bien había apuntado ella misma, hacer millones de cálculos y contemplar todas y cada una de las posibilidades para actuar después en consecuencia. O al menos para estar preparada para lo que viniera. Podía ver llegar prácticamente cualquier cosa y su intelecto ahondaba con profundidad en todas las materias desarrolladas por el hombre, por la propia naturaleza y por los seres sobrenaturales que permanecían ocultos. No había nada que escapara a la casi total omnisciencia de aquella chica.

¿Pero había sido capaz de predecir la locura que estaba a punto de llevar a cabo el joven Dryden?

Lejos de flaquear, la noticia parece infundir nuevas energías en Donovan. Sus músculos se revitalizan y sus ojos se llenan de vida mientras las palabra de Dale fluían en el aire entre ellos como alimento para el alma del actor. Había de dejado de escuchar al amor de su vida, a la madre de su descendencia, en cuanto obtuvo lo que había pedido de ella, la respuesta a una pregunta extremadamente sencilla con unas implicaciones extremadamente complicadas.
Las comisuras de los labios se curvaban hacia una tenue sonrisa que fue ganando en fuerza según se hacía a la idea de que iba a ser padre.

Clava una mirada febril en la chica que tenía entre brazos y en apenas un instante, con una elegancia tan adecuada para ese viejo castillo como la exquisita decoración, desliza las manos en una caricia tierna pero decidida, una hacia la espalda, la otra hacia las caderas, y alza en vilo a la australiana con una fuerza que no debería siquiera tener.

Sin una palabra, sin otro gesto que la creciente sonrisa y con los ojos fijos mas allá del entendimiento, Donovan desanda raudo el camino hasta la gran puerta de hojas de madera de la morada del vampiro, sin detenerse si quiera a respirar, abriéndola de una patada que bien era el reflejo del huracán apenas contenido entre las cotillas del actor.

Su corazón revoloteaba como un colibrí, frenético, temeroso de pararse por si aquello significaba una muerte repentina. Su pulso sin embargo era tan firme como la roca que los sustentaba, como las raíces de la misma tierra, inquebrantable como su determinación.

Una mirada, una sola mirada a los ojos de Dale que decía mucho mas que todas las palabras que el actor pudiera hilar en aquel momento. Una mirada cargada de bondad, de deseo, de anhelo, de alegría, de dolor, de miedo, de fuerza, de esperanza... y de desafío. De un desafío que podría competir en brillo con las propias estrellas que, en silencio, iban a ser testigo de una gran declaración.
¡ÓYEME MUNDO! ¡ABRE TUS OÍDOS A MIS PALABRAS! ¡ESCUCHADME ATENTAMENTE FARAÓN, DIRZAS Y TODOS LOS MONSTRUOS QUE ACECHÉIS ENTRE LAS SOMBRAS! ¡ESCÚCHAME ATENTAMENTE ISENHAL, DIOSA DE LOS HIELOS, Y ESCUCHADME TODOS LOS DE SU ESTIRPE Y CONDICIÓN! ¡ESCUCHADME SABANDIJAS Y TRAIDORES, ASESINOS Y LADRONES! ¡FANÁTICOS! ¡DESPRECIABLES HOMBRECILLOS CON CORRUPTAS ANSIAS DE PODER, CON AMBICIONES MAS ALLÁ DE LA RAZÓN, CON MIEDOS TAN PROFUNDOS QUE NECESITÁIS IMPONERLOS SOBRE LOS DÉBILES PARA SENTIROS MAS FUERTES!... ¡ESCUCHAD MIS PALABRAS, PORQUE YO SOY DONOVAN DRYDEN...! ¡¡¡Y VOY A SER PADRE!!!
Jamás nada sonaría tan triunfal a los oídos de Donovan como aquella declaración. Jamás se volvería a sentir tan libre, tan realizado, tan esperanzado. Completo. Como si acabaran de unir las piezas de un puzle que había pasado demasiado tiempo desmontado y por fin mostrara la imagen en conjunto. La imagen de dos amantes sobre una colina en mitad de la noche, enmarcados por las murallas de un castillo venerable marcado por la tragedia y la luz de unas estrellas tan distantes como los sueños que un día alcanzarían, siempre juntos. Era la actuación de la vida de Donovan. Pero no estaba actuando.
¡Y JAMÁS PODRÉIS ARREBATARNOS LO QUE NO OS PERTENECE! ¡JAMÁS PONDRÉIS UN DEDO SOBRE EL FRUTO DE NUESTRAS VIDAS! ¡JAMÁS PODRÉIS HACERLE DAÑO A ESTA CRIATURA QUE VA A VER UN MUNDO MEJOR QUE EL VOSOTROS OS EMPEÑÁIS EN MANCHAR CON VUESTRA FEALDAD! ¡PORQUE OS BORRARÉ DE LA FAZ DE LA TIERRA! ¡BORRARÉ VUESTROS NOMBRES, DESTRUIRÉ VUESTRO RECUERDO! ¡SANARÉ TODAS LAS HERIDAS QUE HABÉIS CAUSADO, MALDITOS, Y LE DARÉ UN MUNDO A NUESTRA CRIATURA PARA QUE PUEDA CRECER SIN MAS MIEDOS QUE LOS QUE UN NIÑO DEBERÍA TENER! ¡¡¡ESCUCHADME!!!
Se desgarraba el alma con cada grito y la arrojaba al firmamento con arrogancia, precioso guante de desafío dirigido a sus enemigos.

Los gritos aún resonaban en la lejanía cuando las fuerzas comenzaron a fallarle a Donovan. Sordo eco del recuerdo de la voz de su creador que se prolongaría mucho mas allá de su nacimiento, hasta morir en los oídos de otros.
Jadeando por el esfuerzo, con los músculos cada vez mas débiles, Donovan hincó rodilla en tierra sujetando aún a Dale en un abrazo protector. Lo que parecía imposible estaba sucediendo, pues Donovan, que debería estar completamente deshidratado, derramaba una sola lágrima por el rabillo del ojo, silencioso reto de su cuerpo a la enfermedad de le carcomía las entrañas.
Con las cuerdas vocales rotas, Donovan le habla a dale con una suavidad mas propia de los pétalos de rosas que de una voz humana, sonriendo aún, solo para ella.
Y escúchame tu también, Dale Lantana... Te amo...
Y sus palabras murieron sobre los labios de la chica antes de que estos quedaran sellados con el beso mas real que Donovan Dryden había compartido jamás con nadie.

Se ha vuelto loco.

Cuando Donovan levantó a la chica, ésta se agarró a su cuello rodeándole con ambos brazos, observándole estupefacta. Desde luego daba gusto estar con una persona que tanto te sorprendía cuando pensabas que ya nada en el mundo lo lograría de nuevo.
Aún más atónita quedó cuando vio la sonrisa formarse en el rostro del guapísimo actor, formando una en su propio rostro y escuchándole mientras se deshacía la voz en aquellos gritos, sin soltarle...

Así que para eso quería saber si los "malos" sabían lo del bebé: Para gritarlo o no. Lo absurdo del razonamiento se le había escapado, mal por ella, un punto para Donovan... Otro más. Quién iba a decirlo...
Ella supo que no era locura. Era embriaguez de esperanza, una esperanza que, de ser rota, si se transformaría en la peor de las locuras... Pero no permitiría que fuera así...
Las palabras del padre de su futura hija le recorrían como un chorro de agua caliente: Gentiles pero poderosas, envolventes...

"Voy a ser padre"... "Nuestra criatura"... "Sanaré todas las heridas"... Dios, soy una llorica de mierda...

Y es que las lágrimas no dejaban de correr, ésta vez de pura emoción al oír la declaración de Donovan. Se llevaba la mano a la boca, como si no quisiera ni oír su respiración mientras él hablaba y, lejos, una manada de lobos ahullaba a la luna llena, testigo de aquel magnífico discurso... Pero fue al declararse Donovan Dryden que el corazón de Dale Leigh Lantana, natural de Perth, Australia, amenazó con salírsele del pecho, batiendo su interior con unas alas que ni los albatros igualaban en tamaño ni los colibríes en velocidad... Y cuando la besó, después de tantas veces como eso había sucedido entre ellos, lo sintió con una fuerza incluso más curativa que el torrente de vida que él le entregara horas antes, cuando por un simple tropiezo, podría haber muerto junto a la esperanza que gestaba en su interior. Cuando al fin se acabó el beso, que pareció durar noches enteras que viajaron atrás en el tiempo para hacerla sentir mejor y más joven, le dijo lo que ni ella, ni él, ni el mundo se habrían esperado cuando cada uno vio la luz de sus vidas:

- Y yo a tí, Donovan Dryden...

Finalmente, la mano de Caroline flaqueaba, y ésta se desplomaba como un muñeco de trapo a un lado en el suelo, haciendo sonar un desagradable sonido de succión al golpearse el vientre abortado... Al final Balaguer había matado a Caroline y evitado que María muriera...

Casi al tiempo que se dijo su nombre, Mortymer abrió de nuevo los ojos, viendo primeramente un charco de sangre que, de hecho, le pertenecía. Estaba completamente regenerado, pero el estómago le reclamaba nutrientes y líquido en buenas cantidades.
Desorientado, mientras su vista se centraba, lo siguiente que vio era a Balaguer muerto y a Hugo con los pantalones del mismo y nada más, sujetando en brazos a María y marchándose de la iglesia. Ella parecía grave. Fauchon, como siempre, de una pieza. Únicamente manchado de sangre del primer tiro que le habían pegado al libanés. Ni rastro de Donovan y Dale...

Finalmente pudo sentir que recuperaba ciertas fuerzas para moverse... Puede que Hugo no tuviese que ir sólo al fin y al cabo... Ya no había nada que hacer en aquella iglesia...

El aire entró de nuevo en sus pulmones atravesando todo su sistema respiratorio haciendo que recuperara poco a poco sus fuerzas... Parpadeó unas cuantas veces y entre abrió la boca para luego cerrarla tomando total consciencia de donde estaba y como estaba la situación. Despegó la cabeza del suelo sin dificultad mientras la sangre coagulada le resbalaba por la mejilla con una viscosidad repugnante... aunque seguía pegada al pelo dandole un aspecto sucio y churretoso. Adelantó el brazo derecho que lo flexiono apoyando la palma de su mano en el encharcado suelo... repitió la operación con el izquierdo y empezó a levantarse con lentitud teniendo su mirada clavada en la mujer.

Su mirada ya no era la misma, era radicalmente diferente... donde antes había unos ojos expresivos y asustados, llenos de inocencia en su mayor parte ademas de anhelar cariño y afecto ahora solo había unos ojos azules sin vida ni brillo... como dos icebergs avanzando penosamente por el inmenso mar. Terminó de incorporarse y movió su cuello a un lado y a otro haciendo que este crujiera con intensidad; dio un paso, pesado, lento pero con fuerza y energía... comenzó a hacercarse hacía Caroline completamente ensangrentado por sus propios fluidos pero no le importaba, solo tenía ojos para aquella mujer que había acabado con su vida, posiblemente la de Balaguer y posiblemente dejado muy mal herida a María...

- No soy mi padre, no soy un enviado - dijo conforme se acercaba a ella cerrando ambos puños haciendo que sus nudillos adquirieran uno tono blanquecino y también crujieran con fuerza - ... yo soy algo más que un simple enviado, y a veces siento la necesidad de hacer mi labor - la miró con desdén, con ira... pero sus ojos aún no habían recuperado el brillo característico de un vivo y parecían congelados aunque funcionales... Estaba muerta, sin vida, pero aún así hablaba con ella, con su cadáver... con lo que quedaba - has tenido suerte de que se hayan adelantado... pero me alegra que hayas muerto... estoy seguro de que el infierno sera un lugar bonito para ti... zorra - y entonces, sin previó aviso el pie de Mortymer cayó con toda su fuerza sobre el cuello de Caroline partiendolo y decapitandola en el acto sin si quiera inmutarse... - ojala la barca nunca llegue a buscarte... - se giró sobre sus talones y salió de la iglesia en dirección a la casa donde se hospedaban; no iba a excesiva velocidad, pero no iba lento...

Mortymer no necesitaba ayuda, por lo menos no la que se podia conseguir con doctores y sala de operaciones. El muchacho habia salido un poco antes que yo, con ojos cansados e inquietos, pero sin una sola herida en aquellas zonas donde solo habia sangre y rasgaduras de ropa. No estaba seguro de que habia ocurrido pero me importaba poco, habia conseguido otro par de manos y me habia librado de que Renka me matara por haber dejado fiambre a su novio, las cosas pintaban bien. Solo esperaba que no se le hubiera ido la pinza o no fuera un impostor, porque no tenia tiempo ni de comprobarlo, ni de luchar contra otro.

-!Mortimer¡.- Grite desesperado, iendo hacia el aun con Maria entre mis brazos y siguiendo la marcha del muchacho, no podia permitir pararme.-!Joder, siento lo que te han hecho ahi, pero por favor tienes que escucharme¡!Maria se esta desangrando y necesito llevarla urgentemente hasta un lugar nevado para invocar a Isenhall y que se la lleve junto a Sven, pero Dale y Donovan tambien estan en peligro y luchando contra Zaan, y actualmente no estoy muy seguro de si aguantaran, pero el unico que puede ir ahi de inmediato soy yo, asi que... Arghh, joder¡.- Sin querer me mordi la lengua, asqueado y cabreado, escupo la sangre a un lado de la calle, y luego vuelvo la mirada hacia Maria, desorientado e inmesamente preocupado. Luego la levanto hacia Morty, aun igual de perdido.- Lo que quiero decir es que, necesito que lleves a la mujer que quiero mas que a mi vida hacia Isenhall y te asegures que llegue al hotel lo mas rapido posible, mientras intento evitar que Donnie y Dale la palmen.¿Podras hacerme ese favor?