Partida Rol por web

Hoy comienza la feria del barrio sur, donde toda la ciudadela participa en los concursos, bailes comilonas y demas eventos que los trabajadores del castillo organizan...

En la plaza del mercado se han congregado muchisimos de los parroquianos de la cudadela... hay barios tenderetes improvisados de comida, otros con baratijas animales exoticos amuletos joyas...

Tambien hay muchos mercachifles retando a pruebas tanto de fuerza como habilidad a la gente "por un modico precio"...

Tambien hay un puesto con un gladiador que dice que puede vencer a cualquiera del castillo... se promente una bolsa de monedas de oro a quien lo gane... se dice que hay mas de mil... una fortuna.

Tambien hay juglares malabaristas payasos marionetas cuentacuentos...

La diversion esta asegurada.

El joven Sebastian decide aventurarse uno de sus días libres para ir a la feria, quizá allí encuentra algo interesante y divertido para pasar el tiempo.

Disfruta viendo a los malabaristas y a los feriantes disputando sus pruebas y sus timos.

-"Es curioso este sitio..."- Algo le llama la atención al joven, un gladiador que dice ser invencible. Sebastian se acerca al ver el numerito que monta. Alza la cabeza para poder observarlo bien, ya que es algo corto de estatura y la gente le impide ver con comodidad. Se cuela entre la multitud de la gente y una voz juvenil rompe la posible alegría de los feriantes..

-Yo lucho...- se imagina los rostros de los ciudadanos al ver como un niño de 17 años intenta luchar contra todo un gladiador. A pesar de esto, al pequeño Sebastian se le ve mas que seguro de sus posibilidades..

Jajaja

El niño se siente con fuerzas.

¿Pero tienes 5 monedas para poder pagar el privilegio de que Primus te de una paliza? Si es asi... yo no tengo ningun inconveniente...

Alguien quiere hacer apuestas por el muchacho... ¿nadie? Comprensible...

Pagame y pasa para prepararte.

PROXIMA LUCHA EL NIÑO CONTRA EL HOMBRE!!!! SE ACEPTAN APUESTAS ENTRADA 2 MONEDAS

-¿Hay que luchar a vida o muerte?.. Desearía no matarlo..- El joven no se siente ofendido, ni por el público ni por el anciano, mientras va diciendo estas últimas palabras se va sacando las cinco monedas de su mochila de cinto..

-En menuda te has metido chaval... ya puedes hacer algo para arreglarlo. O serás el hazme reír del Reino...-

Le tiende las monedas al anciano y le dedica una sonrisa confiada a pesar de no estarlo tanto..

-Estoy listo. Y preparado..-

El hombre cuenta las monedas de oro...

¿A muerte? jeje eso depende de lo terco que seas... pero no te preocupes mucho Elora esta aqui para limpiarte las heridas y si quieres por un par de monedas mas te llevamos al templo... cuando mueras claro.

Lo que me estraña es que no preguntes por el premio... pensaba que lo harias por dinero...

Con una sonrrisa picara te sonrrie, tu aguatna mozalbete y da espectaculo

Ahora vamos a ver si damos oportuniada a la gente a apostar un poco.

El semiorco acertó a pasar por el lugar y con una sonrisa distinguió al pequeño que había ya visto en la cena que se animaba a combatir contra el gladiador desconocido- Veremos de que madera está hecho - se dijo a si mismo mientras se acercaba al anciano

- Dos monedas de entrada... bien, y que sean cinco más al pequeño. Tiene espíritu - comento Alfren mientras sacaba sus monedas de la bolsa, se las daba al anciano y se preparaba para disfrutar del combate - y veamos quien es el rival - Comentó mientras se acomodaba frente al espacio donde se desarrollaría la lucha

Urzam tambien estaba por la zona, de camino a la fortaleza negra, y se detuvo junto a la peculiar escena, listo para ver sufrir al joven picaro:

-Pon estas 20 monedas para el bajito. Dudo que muera antes de que yo lo mate.- dijo soltando la bolsa al corredor.

No le interesaba el premio, quería comprobar su fuerza y valentía, aunque esto último no hay duda de que lo tiene el joven Sebastian..

-Quiero aprender a luchar..- dice con una voz juvenil hacia el anciano. Probablemente todo el público se reía del pequeño o se preguntaba que hacía un chaval como el enfrentándose a todo un gladiador. Se limito a tomar asiento en su puesto para dejar una pequeña bolsa que cargaba a la espalda y coger las cosas necesarias para el combate. Allí se puso a manejar el filo de la espada con una sola mano, practicando con ella, comprobando su soltura, esperando a su oponente mientras escuchaba comentarios que ignoraba con forme llegaban a sus oídos..

Caminaba a cortos pasos entre el gentío… ruidos y colores… luces nuevas y extrañas para mí llamaba mi atención, deteniendo mi mirada… no mi avance, que lento y sinuoso esquivaba gentes y voces…

Caminaba erguida y con el gesto tranquilo… con el pelo negro y lacio, recogido en una alta cola oscilando en un vaivén apenas perceptible sobre la espalda… La katana dormía en mi talle... alta… recogida en su descanso por el obi que ceñía la cintura, y las manos, tímidas quizá… se recogían sobre la falda entrecruzandose apenas entre sí… Manos tímidas… gesto seguro … Seguro y fuerte como seguros y fuertes eran los hombros… como fuerte y segura era la mirada… y la sombra dulce de la sonrisa perpetúa…

Cita:

La voz ligeramente familiar me detuvo entre el gentío… y afilé la mirada para encontrar a aquel muchacho… poco más joven que yo… que desafiaba al gladiador. Las rendijas negras que ahora eran mis ojos parecieron sonreir al ver su seguridad… su aplomo… E inclinaba la cabeza levemente, observando complacida su falta de engreimiento…

Caminé interesada hasta aquella carpa que acogería la lucha… y al llegar… sin decir nada.. entorné la mirada al hombre de la puerta mientras los dedos pálidos buscaban las monedas tras el obi…

Dos monedas… con suavidad las deposité en su mano con la reverencia obligada de mi casta y mi honor… No… no apostaré… no juego con la vida y la muerte de otros… el flequillo negro se deslizó sobre las mejillas cuando de nuevo me incliné para agradecerle el gesto algo tosco que me hizo para que entrara…. Gracias…

Cita:

Entraba en el lugar cuando la voz del aquel muchacho… Sebastián… despertaba aún más cuchicheos a su alrededor… Yo... sin embargo… me acerqué para observarle atenta y en silencio… Erguida y con los hombros relajados… con la espada en la cintura… y las manos mansas sobre la falda del kimono que me acotaba y me ceñía en apariencia opresivo… Y con la leve inclinación de la cabeza… y con la curiosidad en las pupilas…

Sebastián manejaba su espada sajando el aire a su alrededor… Veríamos lo que aprendería de aquel combate… Ganara o no… realmente tenía la actitud correcta… Busqué con la mirada al supuesto gigante que debía ser su rival…

Esto será… interesante…

Gracias!!

Con lagrimas en los ojos abrazo a Sebastian...

Esto nos dará hasta que mi hermano se recupere y podamos encontrar un trabajo… necesitamos mucho dinero para curar a nuestra madre…

Se quedo callada cuando la extraña muchacha vestida con ropajes de otras tierras se les acerco…

Enaguándose las lagrimas la miro esperando mas malas noticias…

Aquel hombre, que apenas dejaba de ser un niño, prendió sus ojos en los míos justo antes de la reverencia… justo antes de la voz que precedió a la sonrisa… Y yo, no mucho mayor que él pero igualmente curtida en batallas… apenas sujeté la sonrisa cuando me incliné suave ante su saludo… cuando al erguirme levanté los ojos maliciosos a los suyos… ojos que ya marchaban…

Sebastián le había entregado su dinero a aquella mujer… y con aquel gesto, le había entregado mucho más… mucho… La mujer le había abrazado, y ahora… liberando el cuerpo del hombre...había encontrado sus ojos con los míos… ojos negros que se acercaban tranquilos como tranquila me acercaba yo… con el paso medido y corto que obligaba el kimono de seda… con el tintineo de la cota roja y hermosa… con la katana en el obi…

Al llegar a ella, detenido el paso, la sonrisa buscó al muchacho un segundo... y la inclinación fue larga y respetuosa… inclinado el cuerpo como se inclinaban sin orgullo el azabache de los ojos ante el vencedor de la lucha.. ante aquella mujer… La mano fue leve en su movimiento buscando bajo el obi… Una pequeña bolsa de seda roja, adornada de filigranas doradas se sostenía apenas entre los dos dedos..

Tomad… le tendía la bolsa a la mujer que aún dibujaba en las mejillas los regueros de las lágrimas vertidas… Poco pago es para el espectáculo dado por vuestro hermano… Que sea este su sueldo de hoy… Fue vencido, pero peleó bien…

La mirada negra se hundía con calma en la de aquella mujer… rodeados del bullicio de aquella feria… completamente solas por un momento…

Tomadlo… no es caridad lo que se gana con sangre…

¡impresionante espectaculo si señor!

Y mas agradable es ver a gente como vosotros, bueno chicos es muy agradable ver que aun hay gente de bien.

Bueno chica, viendo que tu hermano necesita trabajo que te parece que se una a la guardia de la ciudad gente como el nos hara falta en breves ya que nos dirigimos a una cruenta batalla. Y tu seguro que te encontramos algo, y en breves podreis ir a buscar a vuestra madre para traerla aqui... creo que temos a unos buenos sanadores en nuestras filas...

Dile a tu hermano que descanse y dentro de unos dias que se presente en la sal de guardia y pregunte por Brith, no es una chica muy agradable, pero lo tratara bien.

Con un inclinacion sebastian

Guerrero y otra a Himeko Guerrera se despidio.

Con paso tambaleante, aunque ya mucho mas firme se acerco la mole hacia vostros la hermana estaba sin habla sollozando pero ahora parecian mas lagrimas de alegria que de otra cosa...

Apoyando la enorme mano sobre el hombro de la chica intento reconfortarla:

Os debemos mucho pareja. Estaremos en deuda con vosotros, para lo que necesiteis contar con mi espada.

Poco mas os podemos ofrecer...

El abrazo de la pobre chica impidió que Sebastian se marchara. Este, la respondió con cautela, abrazándola amistosamente para que se sintiese segura y que no iban a morir de hambre, al menos este joven muchacho no lo iba a permitir.

-Heyy. No tenéis por que llorar. Todo saldrá bien..- le frotó la espalda a modo de consuelo y vio acercarse a la preciosa chica de la katana y de cabellos oscuros. Entonces se separó de la pobre mujer que aún estaba entre sollozos..

Observó con sus ojos como se sacaba una pequeña bolsa de seda que le entrego a la mujer de los sollozos, al muchacho se le dibujó una sonrisa por ese gesto, al parecer no solo él tenía buenos gestos de voluntad.
Aquella chica de la katana por alguna cosa o por otra le intrigaba, quizá aquello le hizo mantenerse en pie en vez de volver por donde vino.

Se inlcinó para despedirse de la elfa con un majestuoso despido acompañado de una alegre sonrisa.

-Será un honor poder contar con vuestra espada..- dijo tras despedirse de la elfa y encararse al gigantón que el mismo le había vencido en el campo de batalla.
Tras entender que ya había echo lo que tenía que hacer, el joven Sebastian, se quedó mirando a Himeko unos instantes sin saber que decirle, sin saber como actuar..

-Ehhh. Voy a tomarme un descanso a la posada.. se lo notaba algo tímido mientras señalaba con el pulgar por encima de su hombro como si quisiera indicar la posada si queréis tomaros algo, estaré por allí..- Otra reverencia bastó para despedirse aunque esta fue algo mas corta, y el joven se encaminaba hacia la posada a paso corto, sin esperar a la respuesta de la chica de la katana, a no ser que tuviera algo que decirle..

Me parece bien y acorde