Partida Rol por web

Sebastian sonríe complacido mientras se encamina hacia la arena con paso firme y decidido. Una vez allí, se quita el pañuelo con cuidado y, lentamente, se pone de rodillas para iniciar unos rezos en lengua común dirigidos, al parecer, a los cuatro puntos cardinales del universo, esto lo solía hacer entre combate y combate.

Después de la breve y exótica ceremonía, el joven batidor se vuelve a poner en pie y, al tiempo que que se coloca de nuevo el pañuelo, saluda a su oponente amistosamente:

-Hay muchas mas cosas por la que se combate aparte de sentir el poder de la muerte en tus manos-

Luego... su rostro se torna frío y el combate da su comienzo.

Los dedos con los que tensó la flecha no estaban firmes, no debió calentar demasiado antes de dar comienzo el combate. Así pues, la flecha salió disparada hacia el techo donde rebotó y se perdió por algún punto de la sala. Una sonrisa torcida es la única expresión que se le dibujó a Sebastian, tras ello se encamino hacia tras dispuesto a ocultarse entre el pedregoso muro.

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hazte a una idea de que combates en un cadrilatero, sin nada mas. Por eso en este escenario la recompensa es la basica...

-Pues explícame una de ellas, Sebastian... si puedes.- dijo el enano corriendo hacia el explorador, con la cadena armándose tras él.

Una rápida carrera lo llevó hasta el arquero, contra el que descargó su ominosa cadena con saña, mientras el proyectil de su adversario volaba alto tras él, sorprendido por su carga directa. El arma voló precisa y dibujó un feo verdugón sanguinolento en el costado de la cara y el cuello de Sebastian:

-Ya eres mío.- fue la frase del enmascarado tras su certero golpe.

El brutal cadenazo del bravío enano, causó una gran cantidad de daño en el humano, pero este siguió, pese a todo de pie..

Su cabeza estaba cabizbaja ignorando todo dolor. Con una mueca torcida y apretando los dientes dice como puede:

-Para convertirse en hombre de conocimiento hay que ser un guerrero, no un niño llorón. Hay que luchar sin entregarse, sin una queja, sin titubear, hasta que uno vea, y sólo entonces puede uno darse cuenta que nada importa...- Mientras lo decía daba un paso hacia tras y como si la muerte no estuviera saboreando su cuerpo tensa una flecha con todas las fuerzas que le quedaban..

-Debes esperar con paciencia, sabiendo que esperas y sabiendo qué cosa esperas. Ese es el porque del porque se lucha..-

Finalmente acabo de rodillas dejando caer el arco al lado de sus pies, sus manos se fueron hacia el suelo para quedarse apoyado en el con los brazos extendidos y las rodillas. Sebastian vomitaba sangre a borbotones esperando su muerte sin ningún miedo, sin embargo aún continuaba respirando y mirando al bandido con una fría mirada..

-Venga termina conmigo...-

-¿Y acaso sabes lo que esperar, Sebastian?- dijo el enano mientras su mano se alzaba cargada de energía.

El orbe de poder arcano salió disparado contra la pared tras el arquero, dejando una fea quemadura tras él:

-Continúa; me interesa escucharte.- añadio el enmascarado mientras se acercaba hasta tener al pícaro contra las cerradas puertas de acceso al coso.

-¿Eh? ¿Pero qué haces?- dijo el enano mientras veía al canijo agarrarle de la pechera.

Sin pensárselo ni un instante, enarboló su cadena, que crepitó con arcana energía, antes de enrrollarse en el cuello del infortunado chaval.

Pronto perdió el conocimiento, mientras oscuros zarcillos de negrura rebuscaban en su interior:

-Ya dije que sería yo quien te matara, en tu combate en la feria. Ya eres mío.- dijo el enano, retirando su arma y marchándose del patio de duelos.

-Uno aprende a actuar como guerrero actuando, no hablando..- la energía canalizada por la mano del enano impacta de lleno en el muro que permanecía dañado por incontables peleas dentro de este rencinto. Entonces el joven batidor sospechaba que lo único que estaba haciendo era que estaban jugando con él..

-¿Hay de veras algún mundo nuevo para nosotros?- preguntó, medio en broma.

Gasto todas las fuerzas que le quedaban para abalanzarse con un grito de rabia hacia su adversario..

-¡AHHHHHHHHHHHH!...- Con ambos brazos intentó derribarle, pero la brutal cadena que sostenía el adversario terminó por hacer su trabajo. Dejando a aquel chico tendido sobre la arena en un charco de sangre.

No todos son derrotas, aveces uno aprende demasiado de ellas. Pero debemos estar en buenos térmi­nos con todas las cosas vivientes de este mundo. Por esta razón hay que hablarles a las plantas que vamos a matar y pedirles perdón por dañarlas; igual debe hacerse con los animales que vamos a cazar. Sólo debemos tomar lo sufi­ciente para nuestras necesidades, de otro modo las plantas y los animales y los gusanos que matamos se pondrían en contra nuestra y nos causarían enfermedad y desventura. Un guerrero se da cuenta de esto y hace por aplacarlos; así, cuando mira por los agujeros, los árboles y los pájaros y los gusanos le dan mensajes veraces..

-Perdóname maestro...-