Partida Rol por web

Una estancia bastante sobria, con el suelo cubierto de paja y tierra.

Necrul descansando desde hace 3 dias
Urzan descansando desde hace 3 dias

Urzam estuvo silencioso durante toda su estancia. En realidad sus heridas más profundas parecían estar en algún punto de su oscuro interior. Tras prácticamente dos días sin mediar palabra, se levantó y espetó al aún convaleciente Necrull:

-Con la sangre que corre por tus venas, hubiera esperado algo más de inteligencia por tu parte. Lástima que no te consiguiese sacar la tontería a fustazos. Contra mí tal vez TENÍAS alguna oportunidad. Contra la fata, no tanto. Me voy; tengo un alma que cobrarme.- dijo Urzam, abandonando la habitación.

Necrull pasó descansando los siguientes días. Sus heridas se recuperaban bien, pero su orgullo no tanto. PAra acabarlo de arreglar tenía a aquel enano compartiendo habitación.
Un día no aguantó más y Urzam se acercó al brujo y le espetó.

Cita:

Dejame en paz. No tengo por qué dar cuentas contigo. Tú haras lo que tengas que hacer, al igual que yo

Una vez dicho todo, el enano se marchó malhumorado de los barracones.

ALfred entra en los barracones

Una vez ha descansado y se ha recuperado Necrull decide que ya ha estado bastante ocioso.

Bueno, es hora de levantarse y echar un vistazo a lo que será mi reino.

Con calma e ignorando al semiorco que ha entrado en los barracones, se viste coje su equipo y se dispone a salir a las calles.

Con paso cansado, Urzam se sento en uno de los camastros, dispuesto a reposar su magullado cuerpo durante las proximas jornadas. El caballo le habia dado duro, pero habia obtenido su primera victoria... la primera de Nerull.

Tras un reparador descanso, Urzam regresa al patio, totalmente recuperado. El descanso ha sido balsámico y el triunfo alentador.

Tras devolverlo a los barracones malherido desde el templo, Urzam reposa en su camastro, esperando una pronta regeneración.

Finalmente, completamente recuperado de sus heridas, Urzam despierta, dispuesto a probar un poco más de sangre, suya o de otro, en consecución de su misión.