Partida Rol por web

A pesar de estar preparado, mi espada desenvainada y a punto, y mis ojos forzando su agudeza en la penumbra, el ser que acecha en la profundidad de la Cámara casi que me llega a sorprender.

Un no-muerto, asqueroso y rezumando podredumbre, intercepta el paso. Y no espera, avanza hacia mí con sus fauces sanguinolentas y babeantes, dispuesto a atacar.

No le dejo, aunque por poco. Alzo mi espada y asesto un golpe a su carne descompuesta...

El golpe da duramente en el zombi pero aun asi, el daño es poco y se acerca con las facues baeantes al intrepido paladin propinado un fuerte golpe en la coraza que resuena por toda la estancia

El golpe me desequilibra, tiene más fuerza de la previsible, para ser un montón de carne sin vida.

Me muevo, ladeándome y aprovechando el ángulo para enviarle un espadazo a su flanco. Pero quizá por un instinto adquirido en vida, quizá por un golpe de suerte, en el último momento recula.

El zombi juntando sus dos manos sobre la cabeza intenta golpear en el rostro al joven caballero...

Levanto la espada con saña, no sólo para parar su golpe, también para descargar mi arma sobre su cuello. Pero el lugar no acompaña a mi suerte...

El olor del ser es tan repugnante que aduras penas consigues mantenerte consciente... aun asi el sigue golpeando el pecho intentando derribarte...

El hedor me descentra, me tumba. El asqueroso no muerto sigue con sus golpes, y yo sigo intentando asestarle ni que sea un golpe certero. Pero mis sentidos están nublados...

El zombi golpeo duramente el estomago del joven dejandolo sin respiracion, la preciosa armadura estaba salpicada por los trozos de carne descompuesta que se habian desprendido por el duro golpe...

El golpe me había doblado, y ahogué un grito de dolor... Esa cosa muerta tenía fuerza... y yo... yo no encontraba la mía.

El zombi con el ansia de rematar al caballero se rompen sus huesos de las piernas y cae al suelo pero aun asi desde alli intenta arañar las botas y morderlas...

Era mi oportunidad, aún dolorido arremetí contra esa masa sanguinolenta de músculos y tendones, pedazos de carne saltaron por los aires, mientras se revolvía incansable.

Con deleite ves como el craneo del zombi queda totalmente destrozado por el golpetazo y tras un par de espasmos cae muerto... otra vez.

¡Por fin! Arranco la espada del amasijo de carne despedazada, y la sacudo, para liberar el puro acero de su hoja de esos restos putrefactos.

Miro de nuevo a mi alrededor... antes he avanzado pendiente del ser que me amenazaba, y ahora puedo dedicarle más atención a lo que me rodea. Aún así, mi intención es seguir adelante...

Pisando los restos esparcidos por el suelo sigues el estrecho pasillo y llegas a una pequeña sala circular en la que ves que confluyen otros cuatro pasillos identicos a los que acabas de pasar... ves que la sala en las intersecciones de los pasillos hay espejos del suelo al techo y grabado de suelo una especie de llama de color rojo y una liena que sale de ella hasta el centro justo de la sala donde hay un pequeño hueco...

¿Qué es todo eso...? Me acerco con precaución, y una buena dosis de curiosidad. Siento el peligro rodearme como una niebla fina, presente, pegajosa. Pero sigo adelante intentando averiguar...

Espejos... me miro en ellos. No sé qué espero que devuelvan, más que mi propia imagen. Pero a pesar de eso, miro. Como si esperara hallar en el reflejo, respuestas...

Observo las líneas, la llama... y el hueco. Me inclino, ¿qué es eso? ¿qué hay ahí...?

Es un hueco desgastado por los bordes y rayado, del grosos de un palo de escoba y de como mucho 10 cm de profundidad... parece que es para insertar algo.

Busco a mi alrededor con redoblado esfuerzo. No es para una llave normal, es cilíndrico... palpo la hendidura, rozo con el dedo la parte interior, veo que es estriada.

Si no consigo ver nada que encaje, me separo un poco más, y sigo buscando, esta vez en el perímetro circular de la sala. Y si tampoco, miro esa llama, la palpo, la comprimo...

Observo las líneas, la llama... y el hueco. Y tu mano izq...

La llama... La antorcha. ¿Quizá sea eso...? Fuego...? Parece poco probable, pero aún así, lo intento. Acerco más la llama, y después, inserto la antorcha por su base en el agujero...

Al clavar la antorcha en el hueco del centro del hall, un espejo que estaba en el techo que no habías observado empieza a reflejar la luz en los espejos que te rodean multiplicándola y expandiéndola por todos los pasillos para tu disgusto. Una maravillosa obra de ingenieria.

Al iluminarlos una desagradable sorpresa ves que te espera en cada uno de ellos, una criatura parecida a la que acabas de destruir sirve en cada pasillo y al iluminarse los pasillos se vuelven a mirarte…

Amo..amo…

Con pasos renqueantes se dirigen a tu posición cuatro criaturas