Partida Rol por web

Estaban comiendo todos cuando de repente uno de los profesores, Lorenz Setzer, se acercó a Equida y susurró algo. La profesora asintió.

Colocó sus dedos en sus labios y silbó como lo haría un delicado ruiseñor de cola larga. Y ante la mirada de todo el comedor, dos pergaminos, uno en la mesa Ravenclaw y otro en la Gryffindor. Se alzaron de su posición, y se doblaron en el aire, con dobleces perfectos, hasta conseguir ambos la forma de un delicado pájaro de papiroflexia.

Ambos pergaminos comenzaron a aletear entre los alumnos, y tras varias vueltas en el aire. Sobrevolaron la mesa de los profesores sorteando platos y copas, hasta alcanzar ambos un posición cercana a Equidna. Que seguía comiendo sin elevar la mirada de la mesa.

Tras de ella, Lorens os miró con una sonrisa de satisfacción, con un amplio golpe y sonoro. arrugó ambos papeles sobre la mesa, destrozando el hechizo cambiante, dejando tan sólo dos pergaminos mal arrugados y aplastados sobre la mesa.

 Lorens cogió los pergaminos, y los leyó en voz baja. Su sonrisa, se transformaba en un gesto de asco y decepción. Que tras un segundo se transformaba en un gesto seco y decidido.

Mojó sus labios secos con su langua mientras su mirada iba de la mesa de los Ravenclaw a la Gryffindor.

Arrugó ambos papeles con un gesto de su puño, y luego los guardó en un bolsillo de su chaqueta, para luego cerrarlo con su botón.

Recolocó su chaqueta con elegancia. Apoyó su mano sobre Equida en señal de gratitud y volvió con paso lento a su sitio dos asientos más alejado de allí.

 Al llegar a su sitio, retiro la silla con elegancia, y se sentó, para seguir comiendo con la boca cerrada un muslo de pollo.

 Como si el chiste llegara con retardo a su mente, tapó su boca con una mano, para evitar mostrar nada mientras dejaba paso a la risa en rostro demacrado. Mesó su barbilla, y retiró el plato de delante suya, como quien ya ha terminado harto de comer, y esperó paciente el momento de demostrar el chiste a los demás.

Todos permanecían en sus asientos, cuando los pergaminos voladores tomaron forma y llegaron hasta Setzer. Aaron dejó de mirar al Jefe de la Casa Slytherin y con la voz más baja que pudo apretar dijo sin mirar a ningún punto, haciendo como que untaba jalea en un trozo de pan.- _{¿Qué había en ese pergamino Maren... ?}

_{Ese tío, no ríe si nadie sale perdiendo... Ten cuido con la respuesta a su ataque... El lenguaje no verbal es claro... y está apunto de asestar un gran golpe, que no le hace ganar, pero sí hace daño a su rival...}

Todos permanecían en sus asientos, cuando los pergaminos voladores tomaron forma y llegaron hasta Setzer. Vissel escondía su mirada bajando su pelo hacia delante como quien recibe otro golpe y dijo de esa posición tapada.- _{Estamos heridos... y seguro que Lorens se aprovecha para abrir la herida aún más.}

_{Prepararos para ser atacados. Austin... sólo tu sabes si la defensa es lógica o no.}

La prefecta tapo su nuca con sus manos, mientras pensaba o más bien esperaba el desenlace del movimiento, como un movimiento a tres en ajedrez.

Todos permanecían en sus asientos, cuando los pergaminos voladores tomaron forma y llegaron hasta Setzer. Al ver los movimientos de Lorens, Lindsey volvió hasta su sitio como si fuera a ser castigada y dijo en voz baja a todos.- _{La serpiente esta a punto de morder....}

Las palabras de Samuel se desvanecían con la forma de aquellas aves de papel... que llegaban hasta el jefe de casa de Slytherin. Agnes se echaba hacia atrás y decía al resto de la casa, como si las palabras del perfecto no sirvieran para nada más que para manchar el silencio.- _{Al principio de la cena, la vieja Frids ha tildado unas normas...}

_{Fijaros en como el Señor Setzer usa las normas que nos subyugan a todos, para enaltecer a Slytherin y demostrar la ineptitud de los demás.}

_{Es un ejemplo claro de lo que os dijo la otra noche en la Sala común.}- Dijo terminando de hablar y abarcando su mirada a Ladien y Lavinia.

Observo bastante sorprendido lo ocurrido con los pergaminos, pero como sabía que era poco probable que yo tuviera algo que ver con el tema, decido relajarme.

Tenía muchísimas ganas de hablar con la profesora Joyce, pero después del incidente de los pergaminos, decidí esperar a que se acabara la cena, pues no quería atraer atención no deseada hacia mi persona.

Prestando total atención a lo que sucedía en su mesa, Austin alzó una ceja ante el comentario de la prefecta para después guiar su atención completa hacia Hudson y sus palabras – Creo, que antes de comenzar a investigar deberíamos poner todos las cartas sobre la mesa, pero este no es ni el momento ni el lugar – atajó, al tiempo que con una parsimonia anormal para un niño de su edad, miró a su alrededor solo una vez, pero suficiente como para comprobar aquellas cosas que pasaban por su mente – La sala común sería un lugar mucho más apropiado o al menos eso pienso yo – concluyó encogiéndose de hombros.

Para Austin aquello no era más que una obviedad, una que parecía ser ajena al resto de miembros de su mesa. Nada debía ser conversado en lo que podía ser tomado como un hostil territorio, y por lo mismo, hablar de aquellos asuntos en aquel lugar le parecía un descomunal error, más propio de miembros de casas inferiores en intelecto o carentes de mentes preclaras, que de alumnos de la casa que el mismo representaba. Absurdo.

Pero entonces, y sin que su rostro mostrase la más mínima sorpresa, vio como su nota y la de la leona eran robadas en un completo y desproporcionado abuso de poder, una violación a la intimidad de cualquier ser humano y de la cual, el joven muchacho tenía completa certeza de que podía sacar una ventaja abismal.

Sin si quiera tomarse la molestia de mirar al hombre que había sin duda alguna, cometido un acto que podía ser tomado en tierras muggles como criminal, miró a la joven cuando se dirigió hacia él – Esa nota que tan patéticamente ha sido interceptada, no es más que la prueba fehaciente de que los Ravenclaw hacemos única y exclusivamente lo que debemos hacer, prestando nuestro intelecto para ayudar con sus estudios a quienes lo piden, pueden intentar hacer leña del árbol caído, pero tendrán que esforzarse un poco más si quieren encontrar en esas palabras escritas algo que les sea de ayuda para dicho menester – terminó por responder para después, y con total serenidad, llenar su copa de zumo de calabaza.

Al ver la actitud del Profesor sumado al comentario del otro, hicieron una implosión bastante fuerte en mi interior. Al punto de cambiar drásticamente la expresión de mi rostro y convertirla en una notable expresión de furia. 

-  ¿¿Que le pasa?? ¡Que no he hecho nada Aarón! Le pedí a Austin que me ayude con las asignaturas porque mi mamá está furiosa con mi desempeño. ¿Acaso ese Profesor es idiota? Que tiene de malo al pedir ayuda a un compañero. ¿Eh? -  expreso visiblemente enojada, no comprendía el tamaño de tanta idiotez y más por parte del Jefe de Slytherin. ¿Acaso no es la casa de la sabiduría? - me pregunto apretando los puños ofendida. - Menos mal que no fui a esa casa, estúpidos. - sigo con la línea del cabreo.

Troy no pudo evitar soltar una sonora carcajada para después llevarse la copa de zumo a los labios y dar un ligero sorbo. Dejó reposar su organismo durante unos segundos para después fruncir el ceño mirando a su mejor amiga, Maren. 

-Me he atragantado -le dijo forzando una seria mirada. -Y la transformación aún no ha terminado... ¿Te imaginas que fuera un animago que se transformarse en cerdo? -se llevó una mano a la barbilla, haciendo como que pensaba detenidamente. -Iría siempre al despacho de la señora Frids a revolcarme -terminó diciendo para después relajar el gesto y dedicarle una sonrisa. 

Todo aquello de los pergaminos pasó tan rápido que el gryffindor dudó ligeramente de todo lo que había pasado. Esta vez si que frunció el ceño de verdad, mirando detenidamente el comportamiento del profesor Lorens. Pero ¿por qué había hecho aquello? ¿qué había escrito Maren que le había hecho tanta gracia? No entendía aún como se podía abusar de los alumnos de aquella manera. 

De la lo más profundo de su ser, surgió un Troy reivindicativo...

"No la líes" -le dijo la voz de su conciencia. 

Pero ya era tarde. Y más cuando vio a Aaron hablar así con su amiga. 

-¡Eso es una falta de privacidad! -dijo levantándose y mirando primero al chico y después a la mesa de los profesores. 

"Troy que la estás liando" -se reprimió mentalmente. 

-¡¡Por aquí siempre vuelan pergaminos y nunca se ha mirado nada!! ¿Qué estamos, en los tiempos de Umbridge?

El gryffindor conocía aquellas historias gracias a sus familiares. Tras aquello, se sentó completamente indignado, pero sin agachar la cabeza. Aquello había sido absurdo, totalmente. Pero no había podido evitarlo. 

En cuánto Troy se paró también lo hizo Maren completamente enfurecida, apoyando a su amigo en aquel pensamiento porque habían invadido la privacidad de la leona y no estaba dispuesta a aceptar ese tipo de actitudes con ella. -Ese Profesor se olvida que mi Padre es el Consejero del Ministro, no debería meterse conmigo más aún cuando no hice nada malo. Al parecer pedir ayuda para estudiar esta sobrevalorado  - refunfuña con el enojo a flor de piel, hasta que su amigo se sienta y ella también. 

-Eso mismo, en la época de Umbridge, espera a que comience con los carteles sobre la pared con las reglas. - Agrega junto a la frase de su mejor amigo, aunque esta vez apoya su mano en el hombro de Troy para que se calme. A estas alturas, sin un Jefe de casa que defienda los derechos de los Gryffindor, era terminar castigados de manera impune. 

Debido a mi ensimismamiento, no fui consciente de lo que ocurría a mi alrededor, al parecer Austin se estaba cartean con alguien de Gryffindor, probablemente Maren, quien sino provocaría de nuevo las iras de los profesores. Levante la mirada para saber exactamente el grado de gravedad del asunto.

Por fin la prefecta habló, su voz sonó apagada y su tono denotaba veracidad. No me pidáis que confié en alguien que atacó a mi familia, si dices la verdad dentro de poco lo sabremos, pero sigo estando del lado de mi madre, y ella te acuso.

Volvía a agachar la cabeza y a masticar otro trozo de filete.

Las palabras de Kerry hacían que frunciera el ceño... y fue entonces que lo miré incrédula y dije.- No he atacado a nadie... es más... he evitado todo el rato los ataques de tu querida mamá... para no atacarla.

Miro a Robert Hudson y digo.- No merece la pena... niega lo que el mismo sabe..

Las mesas parecían seguir la cena después de la intercepción de aquellos pergaminos, pero al momento un alumno se destacaba entre todos adelantándose hacia la mesa de los profesores para expresar con voz en grito lo que pensaba.-

-¡Eso es una falta de privacidad! 

-¡¡Por aquí siempre vuelan pergaminos y nunca se ha mirado nada!! ¿Qué estamos, en los tiempos de Umbridge?

Tras aquello Troy Knight se sentó en su sitio sin agachar la cabeza. Aquella explosión parecía engrandecer a Lorens que seguía riendo. Termino el bocado que tenía en la boca y dijo tranquilo al chico.- Parece que la memoria de tiempos pasados está bien cercana en tus recuerdos, aunque no tanto aquella que usamos para los momentos cercanos Knight.- Dijo el profesor, para dejar claro que sabía de quien se trataba aquel apellido.

- Cuando empezamos la cena, la Señora Frids, dió las indicaciones... que seguían a las que nos recordaba el Profesor Collins...- Sonrío y aclaró su voz antes de recordar las normas de aquella cena, desde las que dijo la directora, a las que repitió Collins y las que dijo finalmente la vieja profesora.

Prefectos... encárguense de que cada Alumno coja asiento y espere a la directora.

 

Y cenad sin alborotos, cada uno con los de su casa... 

- Quizás se pretende demasiado, cuando se pretende respetar las normas, estar cenando con los de su casa, y no tratar este Salón como un patio de guardería... Sin papeles volando, ni guerras de guisantes, o robos de colores por simple diversión... Será eso... que se pretende demasiado.

¿Quien iba a pensar que después de un año en el que nos sobrevinieron la muerte de tres alumnos novatos se debería tener algo más de cuatela?... Es verdad... estaré loco, Knight.

Si este año es de lo más normal para todos... ¿Qué año no comienza con excursiones nocturnas, plagas de chinches, explosiones y destrucción de aulas... con recibimientos a antiguos malditos... o con persecuciones con invitados entrometidos en la misma situación?... - Mientras hablaba el profesor había dejado la servilleta doblada en su sitio y poco a poco iba acercándose a la posición de Troy, sin titubear, desafiando.

- Es mucho pedir, respeto ante las normas ya citadas... o necesitas alguna causa más... Si es así, le invito a que abandone el Gran Salón y vaya a la enfermería donde su melliza aún sigue inconsciente.... ¡Ah!... antes de irse pase por la mesa de mi casa...- Dijo señalando la mesa de Slytherin.- ... y pregunte a su otra hermana como van los días sin varita, para una alumna sobresaliente en su sexto curso.

El profesor llegó hasta Troy, y al llegar hasta a él, se dio la vuelta y volvió al estrado y se sentó en su sitio. Una vez allí tomo un sorbo de su copa tranquilo y luego dijo con la voz en alto.- ¿QUÉ DECIDE kNIGHT....? ¿VA A VER A SU HERMANA O SEGUIRÁ ESPERANDO A LA DIRECTORA CON EL RESTO ?.- Bajo el tono de voz y dijo mientras seguía partiendo su plato con delicadeza.- Tomé la decisión desde su privacidad y decida. Pero cumpla las normas...

Los ojos de Aaron se salían de sus órbitas al ver la reacción de Troy, y más aún al ver la consecuencia de su desafío al Profesor Ofidio.

El profesor termino de nuevo en la mesa, y Aaron cayó un momento, esperando que no siguiera aquello y le dijo a los chicos de segundo en susurros.- _{No voy a negar que Troy tiene huevos... pero lo que os dije antes, un Gryffindor no sólo tiene que ser valiente, sino también saber cuando su coraje le puede causar bien o no.}

No pensaba alimentar el fuego con una regañina más a Troy y dijo.- No le sigas el juego... quiere que entres en al trapo... ¿Troy?.- Lo llamó esperando ser escuchado.

Tras la reacción de Lorens Setzer, el comedor por un momento se cernió en un silencio, y cuando los susurros comenzaron a dar de nuevo vida a aquella situación, la violinista no dudo y dijo demostrando su conocimiento de la expresión no verbal.- _{Os lo dije...}

La ira de Setzer se desató sobre el Gryffindor y después volvió a su sitio como si nada. Le gustaba demostrar que era superior. 

Cuando los murmullos dieron vida al silencio que nació de aquella situación, Robert fue el primero en hablar y dijo.- Estoy totalmente de acuerdo con ese chico, pero ese tipo sabe como jugar con las reglas y todo lo que ha pasado... es inteligente... Tened cuidado, y no bajeís la guardia... no es raro que sólo ataque a los leones... las presas mejor de una en una...

Después de aquello miró a los chicos de primero y dijo respondiendo a lo que Austin dijo antes para así remover el mal ambiente entre Kerry y Vissel.- En la Sala Común hablamos... y tranquilo Austin, te considero un gran Ravenclaw, como para decir secretos entre notas... pero esa Leona...

La mandíbula de Agnes se apretaba al ver a su hermano exponerse. Pero como puede ser tan estúpido... Espero la reacción del profesor y siguió con la lección a los compañeros de mesa y dijo mientras centraba su mirada en su hermano esperando que no fuera lo suficiente idiota para caer en la trampa que le acababa de tender.- _{Lorens acaba de jugar a su favor las normas, para tener al resto de casas sumisas. Además de recordar que son necesarias para que la gente piense que sólo piensa en los demás.}

_{Ha usado la necia reacción de uno de los leones, para derrochar su veneno, además de no dar aún su estocada final... daros cuenta que en ningún momento ha amonestado a los propietarios de los pergaminos. Sólo espera que todos sigan las normas.-} En sus palabras se apreciaba la decepción como hermana mayor, pero también la ofensa que como tal recibía al atacar a su hermano, al mencionar que lo que el profesor había vaciado era veneno.

_{Además en los ejemplos podíamos haber salido mucho más perjudicados... el sabe que hemos causado alguna que otra batalla o perjuicio para nuestra imagen y sólo ha demostrado lo que es innegable... los invernaderos...-} Respiró y dijo finalmente._{- No mostreís altanería... sino normalidad, sería un punto flaco que le podrían reprochar.}

Observé el espectáculo con total tranquilidad, al menos hasta que el jefe de la casa de Slytherin empezó a meterse con la familia de Troy.

Menudo capullo. Con un simple regaño bastaba, no tiene porque sacar eso a la luz delante de todos. - comento por lo bajo sin moverme de mi lugar, después de todo Troy me había dejado en claro que no quería que yo me involucrara en sus asuntos.

Tras la terrible regañina de Troy, Aaron trato de poner paños fríos al asunto, lo que me pareció bastante sensato. Luego de terminar mi comida, decidí sacar la novela que estaba leyendo y clave mi mirada en el libro como si no hubiera nada más en el mundo, después de todo, estaba atrapado en el comedor al igual que el resto de los alumnos.

Ante tremenda bronca, Troy se mantuvo firme. Por dentro se estaba muriendo de vergüenza sabiendo que todos lo mirarían a él, pero no le daría el gusto a aquel profesor de parecer nervioso en público. Miró a los ojos de Lorens con rabia, odiándolo con todo su ser debido al tema que acababa de sacar. Una cosa era que le riñeran y otra muy distinta que le sacase un tema tan delicado como el que acababa de soltar por la boca. 

Cuando hubo terminado la reprimenda, el gryffindor miró primero a Aaron y después a su mejor amiga. Aquello había pasado de castaño oscuro. Temblando tanto de ira como de nerviosismo, se levantó con toda la dignidad de la que fue capaz. 

Después miró al resto de la sala. Algunos lo miraban con compasión, otros lo miraban con cierto agrado. "Maldito Lorens", pensó mientras se daba media vuelta para salir.

-Voy a ir a la enfermería -le dijo a Maren apretando los puños mientras recogía sus cosas y salía del Gran Comedor con dos lágrimas resbalando por cada una de sus mejillas. 

Visiblemente enojada y con unas ganas imperiosas de hablar, me callo para no explotar más de la cuenta. Entre lo del pasillo y ahora esto era la gota que derramó un vaso completamente lleno. Más que nada porque en mi interior quería mandar todo al cuerno, pero no tenía la edad ni la autoridad suficiente para ello. 

Suspirando desvió la mirada hacia mi amigo y tras susurrar unas palabras antes de que se retire, dejo un beso en su mejilla porque me dolía semejante humillación y ese ofrecer en vez de jactarse hubiera hecho algo para detener tanto desastre. Burlarse de las realidades ajenos no lo hacía sabio, sino un desgraciado mal viviente y un inepto. Que poco había aprendido de Salazar aquel profesor. 

Ya visiblemente enojada, tomo asiento en la mesa mientras observo como mi mejor amigo se va a la enfermería. Estaba de malhumor y cualquier palabra de más desataría una tormenta en mi, difícil de controlar.