Partida Rol por web

El disparo del médico se pierde en la masa de enemigos en el barco rival, ahora a solo un centenar de metros.

Los dos hombres guardando el pasillo comienzan a tomar interés en la parejita, cuchicheando en voz baja entre ellos...

Lentamente alzo mi rifle hasta el hombro y lo acomodo para que la posición sea mejor. Coloco el anillo óptico de la mira en mi ojo derecho y cerrando el izquierdo muevo el arma de forma que la cruceta de objetivo de la mira telescópica se pasee por toda la cubierta. Sonrío cuando varios rostros pasan por el objetivo, y localizo a un sujeto que se encuentra claramente alterado dando gritos. No saben que una tiradora experta les está apuntando directamente. Cuando la línea vertical de la cruceta se coloca siguiendo su nariz y la horizontal a la altura de los ojos, aprieto el gatillo. El rifle tembló en mis manos cuando disparó el proyectil de gran calibre hacia su objetivo y la mira se elevó junto con el cañón.

Soltando una maldición al recibir el balazo, Malek retrocede un poco y se hace un torniquete alrededor de la herida con su fiel toalla, apretando lo máximo posible, e observando al mismo tiempo la embarcación enemiga en busca de algún objetivo potencialmente mortal.

Al escuchar los disparos me parapeto detrás de cualquier objeto suficientemente grande para ocultarme esperando al momento idóneo de poder disparar el arma.

Me acerco a Malek para ver si necesita ayuda y cuando extiendo la mano para apoyarla en él un pequeño chispazo surge entre ambos. Maldita sea. Esta maldita Electricidad Estática va a acabar conmigo un día de estos. - digo moviendo la mano continuamente.

- ¿Estás bien? - pregunto agachándome a su lado mientras sujeto el Rifle de Combate.

Bueno, entonces, ¿por cuál prefieres comenzar compañera? Esos dos tipos de ahí están empezando a extrañarse de nuestra presencia y no me gustaría que averiguaran cosas. Le comento a Daga en un susurro mientras observo los caminos que lleban a las salas que le habia indicado como aparentemente vacias.

     - Comencemos por los camarotes vacíos. Contesta al psíquico en su lengua secreta. - Luego ya veremos. Tenían que ser sigilosos, mas aun ahora que cualquiera podía descubrirlos, pero era una oportunidad que no podían dejar pasar. Seguramente no sacarían nada en limpio, pero había que intentarlo.

Ante la mirada curiosa de los hombres, se dirigen a uno de los pasillos donde Viktor señala que no percibe formas de vida.

Tras unos cuantos minutos, se dan cuenta de que simplemente el lugar está vacío excepto por dos camarotes, cerrados con llave, al final del pasillo.

Sentados en el camarote de "Daga", Lanus y su aprendiz se quedan en silencio. El primero simplemente anota las impresiones del día en su libro, conciensudamente. El segundo, con las manos apretadas fuertemente sobre el regazo, parece tener miedo de tocar cualquier pertenencia ajena.

Algo llama la atención de ambos, sin embargo. Un sonido afuera, en la puerta... un raspar de pies. No parecen los pasos decididos de los integrantes de estos camarotes, con sus aires marciales...

¿Probamos suerte? ¿Que sabes sobre las cerraduras? Solo espero que estos no sean los aposentos del tipo que se nos han juntado y de su ayudante... Me aproximo lentamente al lugar acompañado por Daga, sabiendo que estábamos seguros. Cerca de mi mano la pistola bolter y más cerca, en su funda sobaquera, la pistola automática con silenciador. Espero que pueda abrir rápido esa cerradura. Adelante, toda tuya, abre y entro.

     Mientras que Víctor hablaba, Daga sacó de un bolsillo interior de su abrigo una llave múltiple de aspecto complejo y se acercó a la puerta, mirando la cerradura con ojo experto. Antes de que Víctor pudiese terminar su frase, un chasquido anunció la apertura de ésta, para sorpresa del psíquico. Con un gesto teatral le dijo: - Adelante. Y se situó en posición de vigilar el pasillo de entrada.