Partida Rol por web

La Locura de Durgam

Prólogo: de matronas e intrigas

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29/09/2011, 22:49
Director

Un día más que despunta con la misma rutina de siempre. No es aburrida, pero es… eso, rutina pura y dura. Un poco monótona, siempre repetitiva, pero ¿no hay en esa serie de movimientos ensayados un cierto regusto, una muesca de felicidad y comodidad del lugar conocido?

Te levantas el la alcoba de la que lleva siendo tu casa durante ya algunos años. Es una habitación simple, nada ostentosa; toda la casa en sí es de un toque bastante sencillo (aunque nunca fuiste capaz de nadar contra las fuertes corrientes de la moda naariika). La cama es de madera lijada, de un color blanco y suave al tacto. El trabajo es sublime a pesar de no ser de los mejores del reino. Las patas del lecho son gruesas y cilíndricas, adornadas con bajorrelieves que cuentan historias de cuna típicas de las regiones del noroeste del país, apreciadas más por sus pintorescos personajes que por su contenido.

No puedes ver bien, pero oyes claramente los ruidos que llegan de la calle: algunas conversaciones alejadas, el traqueteo de los carros, el chapoteo del agua… Vaanaarii empieza a despertar, desperezándose lentamente mientras deja atrás las horas de la noche. Decides seguir su ejemplo y hacer otro tanto.

Tras tu aseo matutino bajas a la planta inferior, donde tradicionalmente suelen estar las grandes salas principales de las residencias en Naarii. Estas imitan a los vestíbulos de los grandes edificios (Cofradías o el Círculo) solo que a menor escala. Ruma, uno de tus sirvientes, ya está en pie. Supones que Merone ya estará fuera, buscando los víveres más apropiados para las comidas de la semana.

Ruma hace una leve reverencia y musitando un leve “Señora”, vuelve a sus quehaceres. Puedes oler en la estancia el aroma de una infusión que está reposando y del pan que crece en el horno de leña.

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30/09/2011, 00:18
Janaki Anala
Sólo para el director

Mmmm... ¿y Nanike?... ya se habrá levantado, madrugadora como siempre...

Conteniendo un bostezo a duras penas, termino de arreglarme la gruesa trenza y tomo asiento a la mesa de la sala. Siempre me ha gustado esa mesa, grande y redonda, una mole maciza de madera de nogal, con patas torneadas y una textura suave y cálida. Me trae buenos recuerdos...

A través de la ventana aún cerrada puedo ver una pequeña parte del jardín delantero, con unos bonitos rosales en primer plano, cuidados con mimo por Nanike desde hace años. Es su flor favorita, siempre le han encantado. Desde esta ventana no se llega a ver, pero un poco más a la derecha está el que le traje de mis viajes, un pequeño rosal de preciosas rosas azules que el año pasado por fin floreció por vez primera. El rostro extasiado de Nanike ante el llamativo color fué algo digno de verse, mantuve el color en secreto sólo por eso. Tengo que darle sorpresas de este estilo más a menudo... se merece eso y más...

Otro bostezo aún mayor que el anterior hace que me centre en el desayuno, tengo que meter algo en el estómago y pronto, a ver si consigo despejarme. La noche anterior me la pasé en vela atendiendo el parto de la erudita Elika, al que venía siguiendo desde hacía varios meses. Todo se desarrolló según lo previsto, y ahora es madre de una preciosa niña de pelo oscuro. Bien por ella...

No pude volver a casa hasta mediodía, y no logré acostarme a dormir ni un ratito, ya que el pobre Arok me miraba con unos ojos tan anhelantes que no tuve más remedio que asearme, comer algo rápido, y sacarle a correr un rato. El pobre chucho llevaba ya varios días sin poder salir a estirar las patas, y no tuve corazón para negárselo...

Al menos hoy promete ser un día tranquilo... eso me vendrá bien... quizá aproveche para echarles un vistazo a las matas de hierbabuena del jardín trasero, el otro día me pareció ver unas pequeñas manchitas en una hoja, pero no tuve tiempo para examinarlas mejor... pero bueno, lo primero es lo primero...

- Ruma, ¿cómo va ese pan? ¿estará listo pronto?... tengo hambre... - pregunto en voz alta para que me oiga, mientras tanteo con cuidado la gran tetera del centro de la mesa. Cubriendo el asa con un paño, la sujeto y me sirvo una taza de infusión bien caliente.

Comienza la jornada...

 

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03/10/2011, 20:31
Director

El sirviente te sonrió complaciente ante tu pregunta.

-Estará terminado pronto, Señora -asegura con una inclinación de cabeza-. ¿Querrá la Señora también fruta con el pan?

Antes de poder responder oyes un ruido a tus espaldas y te giras para ver precisamente a Nanike hacer su aparición en la estancia. La anciana mujer llevaba, tal y como sospechabas, por lo menos un par de hora despierta. ¿Signos de cansancio en la anciana tez? ¡Blasfemia! ¿No era Nanike también una de esas mujeres incombustibles que, tal y como les ocurre a los grandes árboles del Bosque del Olvido, crecen robustos y fuertes hasta que un día caen fulminados por un rayo? Desconoces si en fin de Nanike será tan dramático como el de algunos árboles achicharrados por los impíos puños del cielo, pero sabes con certeza que cuando llegue su hora lo hará rápida y silenciosamente.

La anciana te sonríe nada más poner un pié en la habitación; lleva las tradicionales botas tan reconocibles en las matronas: curtidas pero flexibles, sin cordones y con una suela especialmente acolchada y resistente, diseñadas para aguantar largas caminatas por entornos no siempre favorables. A pesar de lo burdo de sus prendas (un mandil que cubre un sencillo traje de algodón de color verde con algunas cintas amarillas como adorno) no puedes dejar de pensar que la mujer tiene un cierto toque de elegancia.

-¡Ah, querida, querida! ¿Pues no vengo de la Plaza de las Sabias y traigo unos pescados recién llegados del mismísimo mar de Ksetra? -empieza la mujer, entusiasmada como siempre al contarte sus adquisiciones matutinas-. ¿Y las verduras que me ha pretendido vender hoy Lueera? ¡Cuarto de Imperio la arroba! ¿No has de creer que eran las mismas verduras que intentó encasquetarme anteayer, la muy pilla? Y yo como no me callo, sabes que no me callo, le he dicho... ¡Ruma, té! ¿Qué decía? ¡Ah, la muy tunanta! Pues ahí que le digo...

Ruma se apresura sonriente a verter el té a la recién llegada, que hace y deshace a su antojo en la casa, quita, pone, da y retira como si todo lo presente fuera suyo y de nadie más. Tras servir la bebida musita un "Señora" por respeto, no porque crea que a la mujer le vaya a importunar realmente que le trate o no como es debido.

-...has de hacer! ¿Y no me contesta la desconsiderada que no son las mismas? Pues una cosa te he de decir, le he dicho, que sabes que no me callo, ¡quema, Ruma! ¿Qué es esto, té o agua para escaldar los pollos?

-¡Está como siempre, Nanike, Señora! -dice la voz de Ruma desde la habitación contigua.

-¡Óyeme bien, joven Ruma! ¡Años llevo bebiendo té aquí y créeme que sabría decirte si este es el té de siempre o está más caliente!

No sabes si el té está en efecto más caliente; lo que sí sabes es que esta es la misma conversación que mantienen por lo menos dos veces en semana el sirviente y la anciana mujer. Sonríes ante la escena de la vida cotidiana, ante la pequeñez de Nanike reprimiendo con cariño a un pobre Ruma que intenta explicarle por enésima vez que la infusión no sólo es la de siempre, ¡es que encima te lo has bebido tú y él mismo hace un instante!

Casi no notas a Merone a tu lado hasta que casi te susurra al oído.

-¿Señora? -dice su voz de tono grave en tu oído, ahogando parcialmente el diálogo de cubos de gelatina que están teniendo Nanike y Ruma.

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04/10/2011, 00:57
Janaki Anala
Sólo para el director

Qué mujer... aquí estoy yo, intentando convencer a mi cuerpo de que ya es de día y hay que ponerse en marcha, mientras que a ella le sobran energías para parar un buey... si es que en vez de sumar años parece que se los restan...

Ruma me mira con ojos de cordero degollado aprovechando un momento en que Nanike no le mira, y no puedo evitar sonreirle divertida... eso sí, que no se entere Nanike...

En ese momento una voz grave, de suave textura melódica llama mi atención, siempre pensé que Merone debería estudiar música, estoy segura de que tendría buena voz para el canto...

- ¿Eh?... ¡ah!... sí, dime Merone, ni te oí llegar... -contesto distraída mientras me giro parcialmente para verle la cara...

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05/10/2011, 18:55
Director

Merone sonríe a modo de reconocimiento. Donde Ruma es la fuerza y la diligencia, Merone es el esfuerzo, el seso y la idea. Un joven de buen ver sin duda y que sospechas que ha tenido no pocos encuentros esporádicos en la ciudad. Es en parte tu mensajero y tu asistente, siempre dispuesto a aprender y a obedecer cuando se le manda. Pero si algo te enseñó tu maestra es que la observación es la madre de todo el saber; gracias a la observación eres perfectamente consciente de que Merone sufre.

Sufre y se le desgarran las entrañas porque te admira y te envidia a la vez. No es una admiración sexual, aunque no está exenta del afecto a veces tan habitual entre una Señora y su sirviente. Se trata más del anhelo que Merone alberga en su interior de ser como tú, de llegar a convertirse en una Matrona. Algo por supuesto completamente imposible e impensable, pues es de todos sabidos que sólo las mujeres son Matronas ya que sólo ellas comprenden la complejidad de la gestación y el parto (entre otros muchos aspectos de la vida, demasiado alejados e intricados como para que un simple hombre pueda entenderlos).

Él por supuesto nunca ha dicho nada, pero tampoco te ha hecho falta que lo haga: su mirada, sus gestos, su aura... todo irradia un hambre de saber, de necesidad de conocimiento. Puede que en parte (a lo mejor de forma inconsciente) sea por ese afán por lo que le encargas tareas tan delicadas: ¿no es acaso mejor alguien dedicado que una persona a la que sus tareas le resultan indiferentes?

Leyendo sus gestos percibes que quiere sentarse, pero sabes que no te lo pedirá. En lugar de eso, cuando habla es para decir otra cosa totalmente distinta.

-Señora, vengo de revisar las tareas de hoy -te dice mientras de fondo sigue la discusión, ya claramente jocosa, de Ruma y Nanike-. ¿Recuerda que hoy teníamos a Feriise, la artista, en apenas un salto de sol? ¿Y lo importante que era no aplazarlo más pues ya estaba de cuatro lunas y no la veíamos desde hace tres?

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10/10/2011, 01:13
Janaki Anala
Sólo para el director

Contemplo al atractivo joven que tengo ante mí con orgullo y cierta lástima bien disimulada...

Es un joven bien parecido, con una educación esmerada, proporcionada por una familia de artistas, que a pesar de no vivir en la abundancia, como buenos amantes de la cultura y el arte, se esforzaron por asegurar un buen nivel de educación a todos sus hijos, independientemente de su sexo...

Por suerte para ellos, sus esfuerzos fueron recompensados, y al menos Merone aprovechó bien cada moneda, cada lección, y cada libro que cayó en sus manos...

Pronto decidió que su pasión era la sanación... y buscó trabajo como aprendiz con distintas sanadoras de la ciudad. Pero a pesar de su buena disposición, en algunos casos era tratado más como criado que como un verdadero aprendiz, para ser desplazado con el tiempo por una mujer. Por fin, un esclavo sanador varón lo tomó bajo su tutela, y lo mantuvo como aprendiz durante algunos meses...

Sin embargo, su aprendizaje no duró demasiado, abandonándolo por propia voluntad... las malas lenguas murmuran que para las apetencias carnales de su maestro no son suficiente las Casas Nodrizas... la verdad es que yo nunca me he atrevido a preguntarle a ese respecto... pero he seguido desde la distancia las andanzas de su anterior maestro, y he podido comprobar que no ha sido el único aprendiz que ha abandonado su mecenazgo...

En verdad acabó en esta casa sin pretenderlo... sin Murunia, y tras la muerte de Kurt, y mi largo viaje curativo, Nanike y Ruma se encontraron solos... a pesar de que Ruma siempre ha sido un trabajador nato, y se cargó sobre los hombros todo el trabajo duro, la casa es grande, los jardines bien surtidos... y Nanike a pesar de su dinamismo, ya no era tan joven, y tras pensarlo un tiempo decidió buscar otro ayudante doméstico... nada permanente, tan sólo durante un tiempo, hasta mi vuelta...

Gracias a una vieja amiga de la familia, que intercedió por él, Nanike le aceptó en el servicio. Cuando volví de mi viaje, he de reconocer que me molestó su presencia en la casa. Había conseguido una precaria paz conmigo misma, y volvía con el deseo de regresar a mi vieja casa, con su cotidianidad y las presencias familiares y amigas de siempre... Su mera presencia la sentí como una intrusión, me molestó comprobar que incluso entre aquellos muros hubieran ocurrido cambios, y al principio rehuí su persona, viéndome incapaz de fingir una amabilidad que no sentía...

Con el tiempo, conseguí desterrar tan injusto sentimiento, y me esforcé por conocerle y mejorar las relaciones entre ambos, descubriendo para mi sorpresa, una mente aguda y una personalidad agradable. Puesto que para entonces ya había devorado toda la biblioteca de Murunia, le presté libros de mi colección privada, y poco a poco, entre charlas sobre plantas, y tratamientos, fuí delegando pequeñas tareas en él... sin darme apenas cuenta, se convirtió en una especie de asistente extraño... ya que por su condición de varón, nunca podrá ser mi aprendiz, ya que ningún hombre en su sano juicio puede aspirar a convertirse en una matrona... ni tan siquiera la idea debería rondarme a mí la cabeza como lo hace...

Pero a veces pienso que es tan triste, que me planteo incluso si es justo... realmente estoy más que satisfecha con su trabajo, no sólo es pulcro y perfeccionista, si no que su dedicación y esfuerzo es palpable... y pienso que realmente podría estar capacitado para ello, tras la debida instrucción por supuesto... Claro que aún sigo creyendo que en este campo un hombre nunca podrá compararse a una mujer, y sin embargo... si alguien tuviera que preguntarme por una posible excepción, señalaría sin duda alguna a Merone...

Sé que eso le hace daño... me he dado cuenta del deseo que anida en sus ojos de poder un día acompañarme en mi trabajo, y vivir un alumbramiento no sólo desde las páginas de un libro... también sé que no ha vuelto a buscar plaza de aprendiz con ningún sanador desde hace mucho tiempo... y me preocupa lo que eso pueda significar... él tan bien como yo sabe que este no es su camino... no podrá recorrerlo aunque lo desee tanto como lo desea... ni tan siquiera aunque se lo merezca... es imposible...

¿Porqué será que siempre deseamos desesperadamente aquello que somos incapaces de alcanzar?

Con voz tranquila le contesto, mientras por reflejo me acaricio levemente el vientre, gesto que rápidamente se convierte en un intento de alisar una arruga inexistente del vestido...

- Mmm... sí... tienes razón, como siempre... va siendo hora de que sepamos qué ha sido de ella... la fecha se acerca, y debemos tenerlo todo preparado... y es importante comprobar el estado de salud de la madre con algo de tiempo...

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11/10/2011, 19:34
Director

El joven permanece de pie. Puedes ver que por el rabillo del ojo lanza una tierna mirada a Nanike y Ruma que, como en otras tantas ocasiones, siguen con sus peleas mientras él recoge los restos del desayuno y ella apura su bebida caliente. Pero en seguida vuelve su atención a tu persona, como lanzado por un resorte de vuelta a la realidad. Hay claramente algo de lo que has dicho que le ha turbado.

-Es precisamente de eso de lo que tenemos que hablar, Señora -dice con premura.

Con gesto algo nervioso ves que deja la bolsa que siempre le acompaña a un lado. Sus manos, largas y cuidadas, se pueden notar suaves al tacto incluso con la vista. No puedes dejar de imaginarte qué sería de esas manos si y sólo si algún día se te ocurriera ir más allá en tu atrevimiento y aleccionar a Merone; qué aspecto mostrarían manchadas de la sangre de la vida nueva, húmedas y resplandecientes con los humores de la gestación bajo la luz de las velas. Te parece que por un momento estás ahí, sonriendo mientras las fuertes extremidades sujetan con firmeza (que no exentas de miedo) al recién nacido, los dedos extendidos y una incontenible felicidad en su mirada...

-¿Señora?

Su voz te saca una vez más de tus tortuosas cavilaciones. ¡Qué embarazoso! Te disculpas ante el joven y éste, ahora visiblemente nervioso, repite lo que te acababa de decir.

-Feriise no quiere que vayamos; ha mandado buscarme expresamente para insistir en que no debemos acudir a su casa.

No puedes evitar sentir una oleada de emociones en ese instante. En primer lugar está, como no, la sorpresa ante el rechazo general de una mujer encinta a ser visitada por una matrona. Luego viene el orgullo que, cuan bestia herida, aúlla desde las profundidades de tu persona. Finalmente la envidia y el deseo de saber, ¿quién le habrá dicho eso? ¿qué matrona indecente podría odiarte tanto que llegaría humillarte de semejante manera ante la población en general?

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17/10/2011, 18:44
Janaki Anala
Sólo para el director

Contemplo al nervioso Merone atónita... mientras mi cerebro va analizando y asentando la información obtenida...

¿Cómo es posible?...  ¿por qué... por qué ahora?... ¿por qué ese cambio de opinión tan brusco e inesperado?...

Soy una buena matrona, lo era cuando me admitieron en el gremio a pesar de mi juventud, Murunia intercedió, cierto, pero nunca hubiera podido entrar si mis cualidades no hubieran sido satisfactorias. Y si era buena entonces, ahora soy mucho mejor... de eso no tengo ninguna duda... ¿qué problema hay entonces? ¿soy una mujer demasiado excéntrica para su gusto? ¿los rumores de mi vida privada son un problema de nuevo?...

Sin poder evitarlo la furia se me refleja por momentos en el rostro, en mis mandíbulas rígidas, en mis orificios nasales hinchados y en mi ceño fruncido... Merone se queda inmóvil con la vista fija en el suelo previendo la tormenta... no le suele resultar muy difícil calcular mi estado de ánimo, y esta noticia me ha cogido por sorpresa...

-"Mandado buscarme expresamente"... ¿qué significa exactamente eso, Merone?... ¿la has visto? ¿quién te dió la noticia y cuales fueron exactamente sus palabras?...

Contengo el seco tono de voz a duras penas, no es con Merone con quien estoy airada, ni siquiera tengo claro con quién he de enfadarme... pero bien saben Las Madres que pienso llegar al fondo del asunto...

¿Y si sí que hay alguien con quien debería estar furiosa? Mi mente trae enseguida la imagen de Sakastia... esa bruja envidiosa y su recua de mulas aduladoras... si ella está implicada en este asunto, que no crea ni por un momento que la ofensa se va a quedar así...

Me levanto de la mesa sin darle tiempo a Merone a responder, la brusquedad del movimiento le obliga a dar un paso atrás para dejarme paso libre... procurando suavizar la voz y recobrando una actitud engañosamente tranquila, me dirigo a Nanike, a la que he sobresaltado con mi movimiento...

- Discúlpanos un momento Nani, tengo que hablar con Merone sobre mis próximas citas con tranquilidad... nos vamos a la biblioteca... luego te cuento...- añado al ver la mirada preocupada de Nanike... como de costumbre, no he podido engañarla ni un ápice...

Mascullo un "todo delicioso Ruma" mientras me dirigo a las escaleras seguida de Merone, sin darme apenas cuenta de que en realidad aún ni he podido probar el pan...

Una vez dentro de la biblioteca me siento en una silla mientras indico con un gesto a Merone que haga lo mismo, inspiro hondo tratando de calmarme y organizar mis ideas, y repito más suavemente las preguntas que ya hice anteriormente...

- Bien... veamos... quisiera que me cuentes con todo lujo de detalles lo que ha ocurrido Merone, por favor... cómo te llegó el aviso, de quién, cuales fueron sus palabras y cualquier otro dato, por poco irrelevante que te parezca...

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19/10/2011, 19:33
Director

Un obediente Merone te sigue hasta la biblioteca, dedicándoles tan solo una mirada fugaz a una Nanike desconcertada y a un Ruma que no entiende del todo si su compañero ha hecho algo mal o hay algo más. Entráis en la estancia que, a pesar de no ser la más grande de la casa, es de las más acogedoras.

Saben las Grandes que nunca has sido partidaria de abusar de lo que nos da la naturaleza, pero debes reconocer que la alfombra que acarician tus pies al entrar en la estancia es sencillamente maravillosa: una piel de oso de un gris intensísimo, casi azulado; mullida como la mejor de las camas, cálida como una suave tarde de verano y suave como las caricias de un amante furtivo. Hiciste todo lo que estaba en tus manos para salvar al animal, lo sabes perfectamente; igual que sabes que no habría sobrevivido pasara lo que pasara. Pero a veces no puedes evitar pensar si te repites eso una y otra vez para acallar la culpa por estar absolutamente encandilada con la alfombra. ¿No eran las Grandes también mujeres de carne y hueso? ¿No tuvieron ellas debilidades en vida? Aunque esto no es una debilidad, porque hiciste todo lo que estaba en tus manos para salvar...

Unas enormes estanterías que cubren las paredes por completo vomitan libros sobre vosotros. Y los vomitan no porque se os caigan encima, sino porque Nanike, Merone y tú dísteis por perdido el orden de la biblioteca hace ya mucho tiempo. Aquí y allá se apilan pergaminos de distintos tamaños y épocas, algunos incunables importados de tierras remotas, anotaciones de autores desconocidos y el espontáneo resto de comida o taza rebelde. La habitación tiene un olor agradable, como a lectura junto a la chimenea en una tarde de lluvia. Chimenea no hay cerca de los pergaminos (¡qué malas han sido las supersticiones impulsadas por los incendios del Círculo!), pero sí unas sillas tapizadas, una mesa alta y dos sillones con una mesa baja, estos últimos colocados bajo una vidriera que proyecta un colorido cerezo en flor sobre las superficies de la sala.

Merone toma asiento junto a ti, dejando una vez más en el suelo su bolsa mientras escucha lo que tienes que decir.

-Fue Yarii, su criado, el que vino a avisarme de que su Señora quería hablar conmigo -te explica-. Al principio no entendí muy bien, pero parecía urgente y temía perder tiempo y que nos encontráramos con una situación peor.

No puedes dejar de notar que ha utilizado un tiempo verbal que le incluye. Lo ha hecho posiblemente de manera inconsciente, sin presunciones ni aspiraciones de ningún tipo, pero es un detalle que no te pasa desapercibido.

-Llegamos a su residencia y Feriise se alteró algo al verme. Parecía que había premura en el asunto, y le imploré que se calmara. Ante esto se echó a reír, pues me dijo '¡Hombres! ¿Pues no ves que estoy perfectamente? No seas ingenuo y corre con tu Señora; dile que a mí puede verme cuando estime, pero hoy no debe ser. Óyeme bien lo que te digo, joven, ¿estás escuchando? Bien, pues dile a tu Señora que yo hoy no he de recibirla, pero que debe personarse en esta dirección que te escribo lo más rápido que pueda. ¿Has entendido bien? No debe faltar bajo ningún concepto, se trata de una cuestión más urgente que la mía'.

En ese instante, Merone sacó un papel arrugado de uno de sus bolsillos.

-Fue tremendamente insistente en ello. Creo que sabe por qué debemos ir ahí, pero no me lo ha querido decir. 'No es cosa de hombres', ha dicho. Tiene razón -termina el joven, que hace el último añadido con una pausa quizás demasiado larga como para que en verdad te creas que no le sienta mal que no le hayan confiado dicha información. Si es o no cierto, nunca lo sabrás.

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23/10/2011, 23:48
Janaki Anala
Sólo para el director

Mi expresión concentrada se torna por momentos perpleja mientras el joven explica lo acontecido. A simple vista sus palabras no tienen mucho sentido... pero tiene que haber algo...

Merone termina su relato, y yo permanezco en un silencio hosco mientras mis ojos se quedan fijos contemplando un punto indeterminado de la mesa, perdida en hondas cavilaciones...

Veamos... vayamos por puntos...

Punto 1... Feriise no está prescindiendo de mis servicios... ése no es el problema... "a mí puede verme cuando estime"... bien...

"Pero hoy no"... no... porque hoy... ¿cómo ha dicho?... hoy... "debo personarme en otra dirección lo más rápido que pueda"... "una cuestión más urgente que la suya"...

Merone se remueve inquieto por mi prolongado silencio, por lo que alzo un dedo para detener la pregunta que aún no ha llegado a sus labios... mi mente trabaja a toda velocidad y por fin las piezas del puzzle parecen encajar...

Alguien me necesita en otro lugar... alguien me necesita, o más bien necesita a una matrona en otro lugar... o quizá las dos cosas... y lo necesita urgentemente...

Pero... ¿quién es la misteriosa desconocida que necesita de mis servicios y sin embargo ha de pedirlos por mediación de otra mujer? ¿Qué pasa con ese embarazo? ¿Se ha adelantado? ¿Ha pasado algo que lo ha precipitado y no desean que se sepa el qué? ¿Por qué tanto secretismo?... no tengo ni idea de qué está ocurriendo exactamente, pero presiento lo que va a significar: problemas... esto me traerá problemas... no sé por qué, pero algo me dice que así será... pero como bien recalcó Feriise... es mi deber... y acudiré...

Miro a Merone... "cosas de hombres"... claro, lógicamente... El dedo alzado se convierte en una mano tendida...

- La dirección Merone, por favor... parece que tengo trabajo...

De pronto me entra prisa... si en verdad es tan urgente no hay tiempo que perder... he de preparar mis bultos... todos... incluyendo la bolsa auxiliar... aunque espero de todo corazón no tener que llegar a usarla...

Mi mente trabaja a toda prisa anticipando los preparativos... y en el último momento decido incluir mi gastada pero preciosa mochila de viaje... y la compañía de Arruuna... no puedo evitar sentir una punzada de vergüenza... estoy siendo algo paranoica... pero... bueno... tampoco estoy segura de que realmente sea una parturienta sin más lo que me está esperando... ¿no?...

 

 

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27/10/2011, 17:53
Director

El joven te entrega el papel. Parece que el has contagiado tu nerviosismo porque ahora parece él algo más nervioso que antes. No sabe qué es lo que ocurre, desconoce si ha hecho algo mal y por qué tu inquietud. Cierto es que incluso a él, un hombre, le ha resultado raro el cambio radical en los deseos de Feriise; pero, ¿es realmente necesaria tanta alarma? Merone sin embargo no dice nada y te deja hacer. Ha aprendido hace mucho que hay cosas que escapan su entendimiento y que, en esos casos, es mejor que sean los expertos (en este caso, tú) los que diriman el curso que hay que seguir.

La dirección que te entrega es cuanto menos... decepcionante. Está bastante cerca de aquí, junto al Gran Paseo que tantos desfiles ha visto a lo largo de los siglos. Conoces bien la dirección porque está de paso para llegar a la Plaza Central (que no tiene nada de céntrica) y a los distintos mercados. También te resulta familiar porque sabes que nunca irías ahí a menos que tuvieras un motivo importante para ello.

Es una de las Casas Nodriza de la ciudad. ¿Es la información de Merone lo suficientemente intrigante como para llevarte ahí? ¿O será esta una mera jugarreta de alguna matrona celosa?

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31/10/2011, 00:08
Janaki Anala
Sólo para el director

Al darme cuenta del lugar al que tengo que acudir, no puedo evitar fruncir durante un segundo el ceño con genuino fastidio... me controlo rápidamente y dando un bufido apenas perceptible me guardo el papel en el bolsillo derecho del mandil color crema que hoy me he puesto encima de mi vestido, de un suave azul grisáceo.

La sensación de preocupación ha disminuido un tanto para dar paso a una incipiente incomodidad, ¿para qué se supone que me necesitan en la Casa Nodriza?... se supone que ahí es donde comienzan los embarazos... no precisamente donde terminan... y yo nunca he demostrado interés alguno en la dirección de dichos edificios... más bien al contrario...

- Bueno... bien... seguro que no es para tanto...- le digo a Merone, intentando en realidad animarme a mí misma- al menos el lugar está cerca... y quizá no sea nada realmente...

¿Pero entonces por qué insistió tanto Feriise en la urgencia de acudir al lugar?... "No debe faltar bajo ningún concepto"... esas fueron sus palabras... ¿Qué demonios está ocurriendo?... Y yo que pensaba que hoy pasaría un día tranquilo, arreglando el jardín... odio que me trastoquen de este modo los planes...

Miro al silencioso y expectante Merone, y tras unos segundos de dudas, por fin le explico mis pensamientos...

- No me gusta esto... no sé qué es lo que se espera de mí... quizá sólo sea otra matrona que quiere reunirse conmigo para hablar de alguna paciente, intercambiar consejos o dudas... - una fugaz sombra de preocupación cruza mi rostro-... o quizá necesiten algún tipo de ayuda extra en la administración de la Casa o algo similar...

O alguna vieja comadrona intentando crearme problemas...

Con un suspiro resignado, me pongo en pie con lentitud...

- Sea como sea, debo ir preparada... dudo que tenga que atender un parto... pero nunca se sabe... así que voy a prepararme... si eres tan amable Merone, empaquétame los paños necesarios mientras yo preparo el resto de las cosas...

Mientras me dirigo hacia la puerta junto a Merone, decido que no será necesario llevarme a Arruuna, el lugar es conocido y está cercano, y Merone ya sabe a donde me dirigo... mejor dejar dormir a la pobre lechuza...

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25/11/2011, 18:21
Director

Merone te acompaña una vez recogidas todas las cosas que necesitáis. Al pasar de nuevo por la enorme sala principal, ya preparada, te encuentras con que Nanike ha salido al jardín de nuevo y sólo queda Ruma, que recoge los retazos de un desayuno que a penas has podido disfrutar. Al verte entrar de nuevo el varón levanta la cabeza y te examina con una cara en la que se lee una mezcla de confusión y preocupación. Sabes que no preguntará qué ocurre: esas cosas son asunto tuyo, de Nanike y, en última instancia, de Merone. Te enternece su actitud y tratas de asegurarle con tu mirada.

No hay tiempo para cerciorarte de que Ruma se ha quedado más tranquilo, pues debes partir. ¿Debes? En realidad no sabes si debes o no. Ni siquiera sabes si se trata de una urgencia, pero hay algo en tu interior que te empuja a acelerar el ritmo y a llegar lo antes posible a la Casa Nodriza. ¿Qué puede haber allí? ¿Qué ha hecho a Feriise llevarte hasta ese lugar?

Merone sigue tu paso con calma, cargando con parte de las cosas en otra bolsa. No ha dicho nada y está fuera de tu campo de visión, aunque puedes sentir claramente su calor en la fresca brisa de la mañana y sus ojos que tratan de aprehender cada uno de tus movimientos. Aquí y allá se dibujan las figuras que son los habitantes de Ksetra en esta mañana: tú y tu sirviente sois dos de ellas.

Tardáis poco en llegar al edificio. Se presenta ante vosotros como una estructura más que en nada se diferencia del resto salvo tal vez en que tú sabes qué hay dentro. Entonces caes en la cuenta de que hay algo más que no es como en las casas circundantes: en cada estancia, detrás de las innumerables ventanas que decoran la fachada del edificio, no hay nada salgo un muro de piedra. Una falacia que pretende ocultar al mundo exterior las vergüenzas a las que se ven sometidos hombres y mujeres por igual en su interior.

Es pronto para que estén abiertas las Casas Nodriza y, sin embargo, la puerta de esta no está cerrada. Te quedas helada, sin saber muy bien qué hacer. Por las Grandes, ¿de qué tienes miedo? ¿Eres acaso un hombre? ¡Esto es Ksetra, por favor! ¡Estás a dos pasos de tu propio hogar! ¿A qué tanto misterio, tanta angustia?

Te sorprende ver que Merone se adelanta hacia la puerta. El joven abre la misma con determinación. En el interior hay luz. Tras examinar la estancia te hace una señal con la cabeza para que entres. Sigues sus instrucciones (¡las instrucciones de un hombre!), confiada, y entras en la sala. Es la recepción de la Casa, decorada por algunos sofás, un mostrador en el que se pueden pedir bebidas de todo tipo y un enorme libro que con mucho gusto habrías quemado: el Registro.

Una anciana espera en la sala. ¿Decepción? La conoces perfectamente: es Leura, la viuda muda. ¿Tanto misticismo para esto? ¿Tantas angustias para...?

Leura te mira con sus ojos acuosos y levanta su callosa mano para señalarte otra puerta. Esta sí que está cerrada, y serás tú la que tenga que abrirla.

Notas de juego

Cuánta tontería para decir "vas y entras", ¿Eh? jajaja Siento el retraso, pero ya lo retomamos :)

Te estoy poniendo nerviosita con tanta intriga, ¿eh? :P

Cargando editor
28/11/2011, 23:28
Janaki Anala
Sólo para el director

Con una inclinación de cabeza en señal de reconocimiento hacia la mujer me dirigo con paso sosegado hacia la puerta señalada. En los escasos segundos que tardo en recorrer los pocos metros que me separan de ella intento hacer un ejercicio de autocontrol... modulo la respiración, controlo el paso, relajo los hombros y le doy a mi rostro la mejor expresión de seguridad que conozco...

Me repito que nada me afecta de este lugar, su atmósfera opresiva y ajena no ejerce ningún efecto sobre mí, los recuerdos permanecen bien sellados donde un día los guardé, y el absoluto silencio que envuelve a la mujer sin voz no me resulta intimidante... me lo repito, pero en algún lugar de mi interior no termino de creérmelo del todo...

Justo ante la puerta me giro con tranquilidad, y con un gesto pido a Merone el resto de mi equipo...

- Espérame aquí Merone, ten la amabilidad... si te necesito te haré llamar...

En realidad lo que estoy pensando es, que si he de ejercer como matrona con urgencia o tratar algún otro asunto delicado, es probable que debiera hacer salir a Merone... por lo que prefiero evitar esa situación... pienso que es mejor que alguien reclame tu presencia, a que te despachen de un lugar...

Mientras advierto la duda en los ojos de mi ayudante, me cuelgo la bolsa que me tiende en un acto reflejo, y con una inspiración apenas perceptible, abro la puerta con suavidad...

 

Notas de juego

Maldito maldito... una sobrecogedora muda en la recepción... la verdad es que es perfecto para el lugar...

A ver qué demonios hay tras la puerta... y quizá Merone pueda acompañarme...

 

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29/11/2011, 18:23
Director

Merone te entrega el resto del equipo. Por algún motivo (no sabes aún si por inconsciencia, más conocimiento o, simplemente, la característica ingenuidad típica de los varones) parece estar mucho más tranquilo que tú. La presencia de Leura en la sala hace presagiar que no es este un episodio que vaya a incluir maldad de ningún tipo, ya que conoces bien a la mujer y sabes que es incapaz de dañar a una mosca.

Cargada con tus enseres te diriges a la puerta. El pomo está frío al tacto (aún no han empezado a calentar la Casa), pero no es desagradable su contacto con la piel. Empujando con suavidad abres la puerta a algo desconocido, no sabes muy bien qué. Lo que tienes clarísimo es que te ha traído de cabeza media mañana y te ha desbaratado una rutina calculada prácticamente al minuto.

La puerta se abre a una estancia, evidentemente, sin ventanas. No es sin embargo una de las más incómodas: en ella hay una mesa de madera tratada, y sus patas están ricamente talladas con motivos vegetales. Puedes deducir que no es una de las salas de fines más insidiosos de la Casa, pues aquí se encuentra también una mesa baja con dos pequeños sillones tapizados, una bandeja con fruta y una jarra con lo que supones será vino o algún tipo de licor local. Si estuvieras en una de "esas" habitaciones, el mobiliario sería mucho más... parco.

Hay dos cosas que te indican que en la habitación hay alguien. En primer lugar, las velas que arden en sendas mesas, parcialmente consumidas, que son el indicio de que alguien las encendió hace por lo menos una hora. El otro elemento que te delata la otra presencia en la sala es, como no, la silueta misma.

Se trata de una mujer, de eso no te cabe duda. Te da la espalda, pues está más distraída estudiando los intricados diseños de un obsceno y explícito tapiz que mirando la puerta para ver quién entra. No tienes muy claro de quién se trata al no poder reconocer sus facciones, pero no tienes ante ti a alguien de clase humilde: son sus ropas caras y de tela fina, tintadas con los mejores colores del Reino y talladas por las mejores agujas de la ciudad. El olor que de ella emana es también una clara muestra de que puede costearse suntuosos perfumes y colonias.

Y hay algo más que sabes de la fémina, algo que te dicen tus largos años de experiencia como matrona y que has podido averiguar con sólo echarle un rápido vistazo: esta mujer, sea quien sea, no está encinta.

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04/12/2011, 07:44
Janaki Anala
Sólo para el director

Avanzo un paso, aún con la mano en el pomo de la puerta, mientras los ojos se me acostumbran a la suave luz que baña la sala, dejando al descubierto la mesa preparada y la paciente silueta. Ciertamente, no tenía muy claro qué iba encontrarme en la habitación, pero ahora, con un vistazo me basta para darme cuenta de que hoy no van a ser requeridos mis conocimientos de matrona...

Al menos, no para esta mujer. Todo en su postura, en sus formas femeninas, sus ropas, y la serenidad que emana de su cuerpo deja claro que no está encinta, o no lo suficiente para necesitar los servicios de una matrona con tanta urgencia... para mi consternación, la constatación de este hecho no consigue precisamente tranquilizarme...

A ello se une el hecho de que no conozco realmente a quién tengo delante... no he podido verle el rostro aún, ni más importante quizás, ningún símbolo en su cuerpo o ropas que me pueda dar una pista sobre quién me ha mandado llamar... lo que está claro es que no es una mujer libre cualquiera... el perfume que flota en la estancia no es algo que la mayoría de la gente pueda permitirse habitualmente...

En una fracción de segundo me decido,y anuncio en voz pausada mi presencia...

- Ilustre señora... me han mandado llamar, y aquí estoy... Soy Janaki Anala, matrona...

Acompaño a mis palabras con una protocolaria inclinación de cabeza, que mantengo así mientras espero su respuesta...

Quizá me esté excediendo, concediéndole a la desconocida el trato reservado a las consortes del imperio, pero algo me dice que quizá sea mejor así, que llevarme algún susto por irrespetuosa...

Aún tengo la puerta semiabierta, y a Merone atisbando desde mi espalda... pero viendo con quién voy a tratar, dudo mucho que pueda franquearle el paso...

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08/12/2011, 18:32
Director

La mujer se gira ante el sonido de tu voz. Has hecho bien al escuchar el consejo de la prudencia, pues tienes ante ti a una de las Consortes del Imperio. Lo pudiste haber sospechado por cómo iba ataviada, pero el blasón de la Corona en su hombro diestro es la confirmación que necesitabas.

Tienes ante ti a una mujer joven e increíblemente bella. En esos primeros instantes en los que os veis los rostros a plena luz de las velas se produce algo extraño, fugaz y cuasi-místico; algo que no sabrías explicar demasiado bien con palabras y que sospechas tu aún desconocida interlocutora tampoco podría hacer. Podría parecer como si entre vosotras dos se estuviera produciendo una suerte de duelo silencioso, como dos rivales que se miden mutuamente antes de empezar la batalla. No es algo literal, por supuesto: tienes ante ti a alguien que con toda seguridad pueda destruirte con un mero chasquido de sus dedos y jamás se te ocurriría disputar o incluso cuestionar la valía de esta mujer para el puesto en el que se encuentra. Y, sin embargo... ahí está. Ella te mira, tú le miras a ella, como estudiándoos mutuamente en un espejo que reflejaría otra vida, un "y si" con una continuación muy distinta a la actual.

Tiene el pelo castaño y es de bastante altura. Su aspecto plácido oculta sin duda una determinación de hierro, que podías ver claramente en la postura de sus brazos y su media sonrisa, entre afable y superior. Sus huesos son largos y bien proporcionados, el rostro terso y claro, como si jamás hubiese fruncido el ceño. Dos horquillas de oro forman la parte visible de un complicado moño que decoraba su cabeza. La sonrisa, dibujada sobre una boca grande de labios delgados, irradiaba una confianza que rozaba lo pueril y que a la vez imponía respeto. "Podría ser yo", piensas. No sabes si sientes sólo respeto o también una pizca de envidia, pues hay claramente algo en esa mujer, una cualidad, una dote, algo que ha hecho que la Reina la eligiera por encima de su nombre para servir al Reino.

-Os conozco, Janaki Anala. Que la Luz de las Grandes ilumine siempre el camino que forjaron tus predecesoras -dice la mujer con una voz natural antes de mirar hacia donde se encuentra Merone y adoptar un tono conminatorio-. Cierra.

Mientras Merone obedece la Consorte vuelve a mirarte, esta vez más sonriente. Son en verdad mujeres espléndidas, pero no dejará de fascinarte nunca lo incómodas que se sienten en la presencia de los hombres. Con un gesto de la mano te invita (¿te insta?) a sentarte. Ella permanece en pie.

-Soy Edora Horiisu, primera de mi nombre y Consorte del Imperio -anuncia con solemnidad y tranquilidad-. Queremos agradeceros vuestra presencia, sabemos de buena tinta que Feriise tenía requeridos vuestros servicios y somos consciente del trastorno que esto supone para ambas.

Usa el plural mayestático, algo que no habías oído nunca. Sabes que la Reina habla de esa forma, mas nunca habías oído que también lo hicieran las Consortes del Imperio. ¿Será práctica habitual? ¿O habla en nombre de toda la Corona y, por lo tanto, de la Reina? Su voz interrumpe tus pensamientos.

-No os entretendremos por ello, Janaki Anala. La Corona requiere vuestros servicios en el sagrado arte de las Matronas para una misión de vital importancia a la par que secreta.

Edora hace una pausa para evaluarte de nuevo antes de continuar. Pasado el momento inicial puedes ver que está aquí pero no porque lo apruebe precisamente. ¿Tal vez haya algo de tu persona que le resulte incómodo? ¿Qué puede ser?

-¿Habéis oído hablar del Bastión Azul, Anala?

Notas de juego

Sé que es solo la introducción y que me enrollo, pero chica, tenía ganas. Te doy muchos datos, muchos detalles, muchas descripciones... no intentes retenerlo TODO porque la mayor parte de ello no te servirá para NADA xDDD

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13/12/2011, 01:55
Janaki Anala
Sólo para el director

Para mi desgracia mi impresión es acertada... y no sólo no asistiré un parto hoy, si no que ciertamente el asunto que me haya traído aquí ha de ser excepcional, para provocar que una Consorte del Imperio me convoque a una audiencia... una audiencia privada... siendo ella la que me cita aquí... en terreno, digamos, propio de mi oficio... extraño, cuanto menos...

De improviso, la mirada aguda y afilada de sus ojos me distrae de mis cavilaciones... no puedo evitar sentirme como una mariposa tratando de escapar de la mortal aguja que la ciñe sin remedio al áspero pergamino... y eso hace que un chispazo inesperado de cólera me recorra por dentro... sin embargo... sofoco mi orgullo aún antes de ser verdaderamente consciente de él... ¿no tiene acaso todo el derecho a mirarme de esa manera? ¿quién soy yo para esperar otro trato?... nadie, me recrimino... no soy nadie... por muy orgullosa que pueda estar de mí misma es absurdo siquiera pensar otra cosa, ella es una Consorte...y yo a su lado soy... sí, eso... un insecto, puede que con alas bonitas... pero un insecto... es una Consorte Imperial, y así es como son, así es como miran al resto de los mortales... no es personal... no debería serlo al menos...

Además, es hermosa, con una belleza un tanto inquietante. No sabría decir qué me lleva a asegurar algo así... pero no puedo evitarlo... Quizá sea su estilizada silueta, o más bien esa sonrisa distante, contemplándome casi como una niña evaluando un juguete nuevo, la que me crispa los nervios... Todo en su forma de mirarme, en su rostro, en la simple postura de su cuerpo, indica que en esta sala es ella quién tiene el control... y cómo la envidio por ello...

Os conozco, Janaki Anala... Eso puede significar tantas cosas... pero no nos precipitemos... es una frase hecha, bien podría saber poco más que mi nombre y oficio... aunque no sé porqué, pero lo dudo...

Lo siento por Merone, pero ya estaba segura de que éste no iba a ser lugar para él... y por el tono de voz empleado para demostrarlo está claro lo que piensa la Consorte al respecto...

A un gesto suyo, un tanto imperativo, me apresuro a tomar asiento, intentando mantener la calma, al menos en apariencia, y me dispongo a escuchar lo que sea que tenga que decirme... cuanto antes acabemos con esto...

Su nombre, en un primer momento, no me evoca nada en concreto... una más de las Consortes Imperiales supongo... pero esa forma de hablar... de dirigirse a sí misma en plural... no tengo muy claro cómo debo interpretarla... la posibilidad que se me ocurre es tan... abrumadora... que prefiero aparcar la idea por el momento... mejor centrarme en su discurso, y dejar el resto para después...

Por suerte va directa al grano, y con sus palabras termino de convencerme de que sea lo que sea el encargo que se me viene encima, no será de mi agrado... nada que se pueda definir como "trastorno", "de vital importancia" y mucho menos "misión secreta" puede traer nada bueno... no hay que ser ninguna erudita para darse cuenta...

De pronto, y por tan sólo un segundo, me da la impresión de que ella está tan incómoda como yo con esta situación... y no puedo evitar ponerme en guardia inmediatamente... ¿es desaprobación lo que he visto fugazmente en su rostro?... quiero pensar que no tiene que ver necesariamente conmigo... quizá la primera elegida para llevar a cabo la misión no ha podido aceptarla y tiene que contentarse conmigo... y eso lógicamente no le ha hecho gracia... pero bien sabe la Madre que a mí tampoco...

Por fin, hace la pregunta para la que me ha hecho venir... y para mi irritación, no puedo darle una respuesta satisfactoria...

- ¿El Bastión Azul, Ilustre Señora?... pues... apenas sé algo de él... lo que he podido leer en algunos libros de historia... pero no demasiado...

No me atrevo a añadir nada más... en parte por miedo a meter la pata equivocándome, o a quedar en ridículo por mis escasos conocimientos... pero también, porque si quiere preguntarme o darme más información... sin duda será ella la que decida cuándo y cómo... 

La verdad es que en absoluto habría imaginado que fuéramos a tocar un tema parecido... el Bastión Azul... algo leí hace años sobre él en la biblioteca de Murunia... donde se pueden encontrar libros de tan diversas temáticas, que lo raro sería lo contrario... pero hace tiempo de aquello... y apenas recuerdo más que unos pocos detalles sueltos... no es un tema muy popular... tampoco actual, al menos que yo sepa... 

 

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20/12/2011, 11:47
Director

Edora sonríe y asiente. No hay burla ni mofa en su gesto, solamente una confirmación a algo que aparentemente esperaba. ¿Es realmente tan extraño? Pocos son los que conocen algo del Bastión Azul, ¡y menos los que se refieren a él como la Locura de Durgam delante de una Consorte del Imperio!

-Tranquila, Anala; nadie espera que conozcáis mucho más -te dice la Consorte con un tono calmado-. Lo cierto es que pocos saben que aún hoy sigue siendo una pieza clave en la defensa de nuestra nación... desde luego, muchísimos menos de los que creen que pueden dejarse llevar por las canciones de los hombres de compañía en las caravanas bárbaras, entonadas en un tufo de alcohol y...

Hay claramente una fibra sensible en este tema, ya que el tono de Edora ha cambiado radicalmente: ahora suena más fuerte, henchido, determinado. Puedes sentir la determinación y el orgullo detrás de cada una de las palabras, del mismo modo que también oyes la ofensa. Es lógico que las Consortes del Imperio (y la propia Reina) sean las que con más vergüenza revivan y escuchen las historias denigrantes que circulan sobre la Locura de Durgam. Tú misma oíste alguna en una de esas largas noches de espera para el alumbramiento de la boca de algún esposo especialmente nervioso o de una tía que se pensaba muy graciosa.

-El caso, Anala -continúa la Consorte, ahora mucho más calmada-, es que el Bastión Azul sigue siendo hoy de gran importancia. En él se encuentra un destacamento permanente que vigila el Paso así como parte del Bosque del Olvido. La Corona ha decidido restablecer la imagen del Bastión Azul y ha enviado un pequeño destacamento de Esclavos y Siervas de la Corona para el desarrollo de una serie de proyectos que convertirán a nuestra nación en la punta de lanza de todos los continentes conocidos.

Procesas con calma la información. ¿Por qué de repente tratar de restablecer la imagen de algo que nadie conoce? Más aún: ¿por qué hacer ahí estudios e investigaciones, tan apartado de todo, si no para evitar que ojos indiscretos puedan ver qué se está haciendo? Al fin y al cabo, esperan tu silencio, así que poco podrás hacer tú por restablecer la imagen del Bastión. Parece que la propia Edora se ha dado cuenta de esto, ya que repentinamente algo de color sube a su rostro. Está claro de que esta mujer, una de las Grandes de Naarii, ha metido la pata. Tu rostro no desvela nada, pero sientes cierta satisfacción interna al ver que incluso una de las Consortes puede equivocarse al hablar más de la cuenta. Ella sin embargo no parece darle demasiada importancia.

-La Corona necesita de sus servicios, Anala, pero como podrá suponer, no es para ayudar a los Esclavos -te aclara con una sonrisa para quitarle hierro al asunto-. El destacamento del Bastión Azul está comandado por Evrik ta Fa, una de las mejores soldados de los Ejércitos de Su Majestad.

Evrik ta Fa... ese nombre sí que te suena más. No porque la hayas conocido personalmente, pero sí que en su día trataste a una de sus primas, Santora ta Fa, que hablaba con orgullo de su pariente. Verdaderamente debía ser esta una gran militar si le encargaron comandar un destacamento en un lugar tan ¿importante? como el Bastión Azul...

La cabeza te da vueltas. ¡No entiendes nada! Nadie ha oído nada de ese lugar, y la mayoría de las historias que circulan son burlas y canciones que ofenderían a los más recios. Ahora resulta que es no sólo una pieza clave en la defensa de la nación, ¡sino que comandar el destacamento es todo un honor! ¿Por qué es entonces un secreto? ¿Por qué callarlo?¿Y por qué intentar sacarlo de nuevo a la luz ahora que ha pasado tanto tiempo? ¿Temen acaso movimientos militares por parte de los miembros del sur? Silencio, cabeza, ¡la Consorte vuelve a hablar!

-Evrik ta Fa está encinta, Anala -dice Edora-. No entraremos en detalles de las debilidades masculinas a las que sucumbió, pues la Corona se alegra del alumbramiento de las futuras generaciones de sus hijas. Pero ta Fa está sola, Anala. El Esclavo Sanador del destacamento se ve impotente ante el fenómeno y no sabe cómo debe actuar. La Matrona de Hansonburg falleció hace meses y el Gremio no parece ponerse de acuerdo en a quién designar para reemplazarla.

Por fin, algo que conoces. Sí que habías oído hablar largo y tendido de la "cuestión sucesoria", como se conocía al asunto de forma jocosa entre las Matronas. Hansonburg no es en absoluto un destino deseado: mucho tiempo libre, poco trabajo y un entorno hostil. Nadie podía forzar a una Matrona a ocupar el puesto de la fallecida, y las únicas que podrían optar a él no lo desean.

-La Corona os insta... no, os implora que acudáis al Bastión Azul para que cuidéis de la comandante Evrik ta Fa, Janaki Anala. El Esclavo está inquieto pues el alumbramiento está cerca y teme complicaciones. La comandante, una mujer de gran fortaleza, no está asustada, más teme por el bienestar de su descendencia -te dice, para continuar a continuación con un tono que te sorprende enormemente-. Evrik ta Fa debe salir viva del alumbramiento, Anala. El bebé, también. Es de suma importancia que entendáis esto, así que oídme bien: durante las invasiones fue vital que el Bastión no cayera. Hoy lo es que no caiga ta Fa.

Una negra comparación no exenta de un tinte algo retorcido, pues sí que sabes por qué resistió el bastión. Sabes que lo que te pide la Consorte tiene una continuación, a pesar de que no la exprese en voz alta. Una continuación que te inquieta y te llena de orgullo a la vez: es importante que Evrik ta Fa no caiga, Anala; y si cae, la Corona sabe quién será la única responsable.

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20/12/2011, 19:23
Janaki Anala
Sólo para el director

El Bastión Azul, también llamado la Locura de Durgam es un tema delicado... eso está claro, tan sólo hay que advertir la amargura que aún hoy provoca en mujeres como ésta lo ocurrido en el pasado...

Que permanezca allí un destacamento guardando los límites del reino, no es algo que me sorprenda en sí mismo. Es un lugar perfecto estratégicamente para dicha labor... pero las siguientes palabras de la consorte, me confunden y alarman a partes iguales... sobre todo tras darme cuenta de la visible incomodidad de la mujer al haber desvelado más de lo que debería...

¿Envían un destacamento para realizar... una serie de proyectos?¿a qué tipo de estudios o investigaciones se referirán en concreto? ¿y por qué allí, tan alejado de todo?... Claro, por el secreto... Necesitan guardar esas actividades en secreto hasta que sea el momento de desvelarlas... y la frase con referencia claramente militar de convertirnos en "la punta de lanza de todos los continentes conocidos" no es algo que me produzca precisamente buenas vibraciones al respecto... ¿quién no debe sospechar nada realmente de lo que ocurre allí? ¿quizá la reina esté considerando anexionar de nuevo los territorios del sur? ¿o quizá es al revés y por eso está tan interesada en reforzar el Bastión Azul?... me suena más bien a lo primero... pero como siempre... mi imaginación campa a sus anchas sin base real donde asentarse...

Evrik Ta Fa encinta... vaya...

Ahora va adquiriendo un poco de sentido para mí... no lograba ver dónde encajaba yo en todo esto... claro, el Esclavo Sanador no quiere arriesgarse en estas lides... ni está preparado para ello, por supuesto... y con  la matrona de Hansonburg fallecida por fin...

Aparto de mi cabeza la preocupante posibilidad de que al final se me asigne la responsabilidad sobre dicha aldea de forma continuada... sobre todo si voy a hacerme cargo de ella durante los próximos meses... estoy segura de que la idea de mandarme a tan recóndito lugar alegraría a más de una matrona, por no decir el alivio que supondría para todas evitar ser elegidas... y la verdad es que tampoco sería algo que me fuera a amargar la existencia, como pudiera sucederle a otras... pero sencillamente no entraba en mis planes inmediatos... claro que todo esto tampoco...

Las últimas palabras de la Consorte calaron en mi mente produciéndome un escalofrío... la prespectiva de un parto complicado ya esperado por el propio Esclavo Sanador, no es algo que me guste escuchar ni por lo más remoto... si a eso le sumamos el alto cargo de la embarazada, el lugar inhóspito donde tendrá lugar el alumbramiento... y sobre todo... el tono claramente conminatorio del encargo... no es precisamente una mezcla que ayude a conciliar el sueño...

Han de salir vivos tanto la madre como el niño... vivos... bien... no debería ser demasiado problemático... viendo el lado positivo... es una mujer joven y fuerte, resistente y con coraje... eso es un gran punto a favor... y en el caso de que estuviera enferma previamente, Las Madres no lo quieran, también tengo conmigo a un Esclavo Sanador para tratarla... ¿por qué entonces tanta preocupación?... se me ocurren algunas respuestas inoportunas, que acallo rápidamente por mi propia estabilidad mental...

Tranquila Jana... todo irá bien... será un parto normal y corriente, en un lugar un tanto peculiar... todo esta puesta en escena es simplemente por el estatus social de la madre... en lo que realmente importa no se diferencia en nada... y si lo hace... bueno... tú puedes con eso y con más...

Pero no puedo evitar oir una molesta vocecita que insiste: ¿y si no es así?...

- Entiendo, mi Ilustre Señora... no os defraudaré...

Intento por todos los medios modular mi voz para sonar segura y confiada...

- Será todo un honor para mí cumplir vuestro encargo... traeré al mundo un bebé sano y su madre estará orgullosa por ello... puedo... ¿puedo preguntaros si precisáis algo más de mí... y cuándo he de partir?...

Inmediatamente me imagino... qué se le va a hacer...