Partida Rol por web

En el diario de Ulisha hay un mapa que os indica hacia dónde debéis dirigiros par allegar hasta la ciudad Convertida. Tras 5 días de viaje llegáis a la frontera con Razmiran y llegáis en una jornada más a la ciudad de Allenstead. 

El viaje no ha tenido ningún imprevisto y poco a poco os adentráis en esta tierra misteriosa.

La veneración a Razmir se inició en los Reinos Fluviales, dónde se extendió con rapidez y llegando a crear una teocracia. Allenstead siempre se había resistido a su adoración, aún estando muy cerca de la frontera razmiri.

El grupo había decidido ir a enfrentarse al clérigo misterioso; así sea, pues. Seelah, aunque contrariada, no podía dejar de sentirse orgullosa de sus compañeros; ni una de las razones que habían expuesto para participar en esta otra misión era egoísta o avariciosa, sus corazones eran puros.

El viaje había sido tranquilo, pero hacer todo aquel camino vistiendo una pesada armadura metálica empezaba a hacer mella en su aguante... pero antes muerta que despojarse de sus blasones.

Espero que no falte mucho para llegar a nuestro destino. - Comentó Seelah, que parecía impaciente por encontrarse con algún habitante de aquellas tierras y comprobar si realmente parecía estar poseído por algún poder oscuro.

La veneración a Razmir se inició en los Reinos Fluviales, dónde se extendió con rapidez y llegando a crear una teocracia. Allenstead siempre se había resistido a su adoración, aún estando muy cerca de la frontera razmiri.

El azar había dictado que la primera misión a la que el grupo se dedicaría, sería la referente al clérigo que tantos quebraderos de cabeza parecía ocasionarle a Seelah. La religión era algo tan sutil y enrevesado para la mentalidad de la hechicera, que siempre aprovechaba cualquier comentario de su compañera paladín para chincharla.

- Yo también estoy deseando llegar.- Llevaban un buen rato caminando, y la varisia comenzaba a notar las plantas de sus pies fatigadas y palpitantes.
 

Por el camino Khyra se rasca la cabeza para recordar el máximo de información relacionada con lo que nos vamos a encontrar.

Merisiel asiente a sus compañeras de viaje.

—Pues sí... la verdad es que una buena comida y un baño caliente no vendrían nada mal. Aunque no se si podremos disfrutar mucho dentro de una ciudad de fanáticos de un dios falso.

Pues la verdad es que nada sobre este culto en particular recuerdas. Parece que tienen un dios que se llama Razmir y es una teocracia llamada Razmiran.

La veneración a Razmir se inició en los Reinos Fluviales, dónde se extendió con rapidez y llegando a crear una teocracia. Allenstead siempre se había resistido a su adoración, aún estando muy cerca de la frontera razmiri. A Razmir se le conoce como el Dios Viviente, un humano que dice haber ascendido a la divinidad tras completar el Test de la Piedra Estelar. Su credo predica la ley, la lujuria y la obediencia.
Los razmiri visten máscaras idénticas para ocultar su identidad, pero el material con el que están hechas estas máscaras denota su posición entre la jerarquia del culto: oro por encima de plata y plata por encima de hierro.

Pero deberíamos intentar no llamar la atención; si es cierto que este pueblo ha sido obligado por un oscuro poder a seguir un dios en el que no creen, podemos estar seguros que este falso dios tendrá ojos y orejas en todas partes. Seamos discretos y hagamos nuestras averiguaciones sigilosamente.

El pueblo de Allenstead había sido obligado a adorar al dios viviente de Razmir en contra de su voluntad. Y obligar a alguien a seguir a un dios en el que no cree era, a ojos de Seelah, un pecado que se castigaba con la muerte.

El explorador enano tomó el camino con mucho más entusiasmo que el resto de sus féminas acompañantes, si cabe, dado que su amor por el viaje y la exploración estaba en el epicentro de su modo de vida. Aunque Harsk hubiese preferido ir hacia la arboleda que mencionaba el diario, sabía que sus pasos tarde o temprano les llevarían hacia allí.

- Un falso dios... hmf... - meditó el hijo de la piedra, al tiempo que encendia de nuevo su pipa y daba caladas a ella de forma intermitente. - sin duda un embustero como ese clérigo tratará de evitar que extranjeros se inmiscuyan en sus asuntos... pero en fin, si no desiste a sus oscuros propositos, no tendré ningún inconviente en incrustar uno de mis virotes en el medio de su frente... - concluyó con una media sonrisa divertida, aunque algo siniestra.

Llegáis al pueblo de Allenstead y véis que hay gente trabajando en sus cosas con tranquilidad y alegría. Además en el centro del pueblo hay unos artesanos construyendo lo que parece una gran estatua, la cabeza de la cuál descansa en un escenario mirando hacia abajo.

Merisiel mira decepcionada el poblacho al que han llegado. Parece que el baño caliente tendrá que esperar a que vuelvan a Absalom.

—Bueno, ¿y cómo queréis hacerlo?, ¿queréis hablar con alguien y tratar de comprobar qué está pasando aquí, o nos colamos directamente y nos apropiamos del cetro? —Sus tono delata que está ansiosa de entrar en acción, y lo pregunta solo por respeto a sus compañeros.

¿Qué os parece esto? Somos un grupo de aventureros que ha escuchado la llamada de Razmir y venimos a unirnos a sus tropas. Mientras tanto, podríamos acercarnos a la estatua y echar un vistazo; así al menos sabríamos qué pinta tiene el clérigo ese.

Mentir no era una de las actividades favoritas de Seelah, pero sabía que varios miembros de su grupo eran aficionados a eso de las "mentiras piadosas", que las llamaban ellos.

Seoni miró a un lado y a otro. Aquello era un poblado improvisado por todos aquellos que habían oído la llamada del tal Razmir, y no podía más que sentir pena por todos ellos. La religión podía conducir al cuerdo a la locura y al pacífico a las armas, o al menos eso era lo que pensaba. Dicho pensamiento le había propiciado más de una discusión desagradable con su amiga Seelah y Kyra, por lo que prefería mantenerse al margen a la hora de hablar de dioses y preceptos.

- Si vamos a mentir, creo que Merisiel será la más adecuada para ese trabajo. Todavía recuerdo como desplumó a aquellos imbéciles de Magnimar jugando a las "torres" (un conocido juego de naipes). Se pasó toda la tarde yendo de farol y ninguno se percató... Estaban más preocupados de meterse en mi alcoba, que del dinero que nuestra elfa amiga les estaba sangrando... ¡¡Jajajajajaja!!-  Rió llevándose el dorso de la mano a la cara.

—De acuerdo, espero que no nos hagan hacer un sacrificio ritual o algo... —dice con ironía mientras avanza en dirección a la estátua.

»Vosotras dos —mira a Kyra y Seelah— quizá deberíais esconder todos los símbolos de vuestros dioses y manteneros un poco apartadas. No creo que seáis las mejores para mentir sobre esos asuntos.

»Respecto al Razmir este, por lo que he oído, presume de haber pasado la prueba de la Piedra Estelar y alcanzar la divinidad gracias a ello. Sus adoradores visten unas máscaras raras que denotan su posición en la jerarquía: De oro los más guays, de plata los segundones, y de hierro los pringaos. Y sus principales reglas son la obediencia a la ley... y la lujuria. Quizá no sea un sitio tan aburrido después de todo —dice con un guiño a Seoni—. ¿Alguien sabe algo más?

Harsk negó con la cabeza ante la pregunta de Merisiel, sabia bien poco sobre religiones y mucho menos aún sobre este tipo de organizaciones.

- Yo por mi parte nada... y adelante con el plan que ha propuesto Seelah... aunque debemos ir con cuidado con las mentiras que digamos, la emoción del que se siente engañado es muy poderosa y me gustaría conservar mi barba por largo tiempo más... -

Llegáis hasta la plaza central done está la estatua que se levanta 20' de altura y aún sin cabeza que descansa en un escenario. Hay varios trabajadores con la estatua dándole forma y encajando sus piezas. Algunos os miran pero no se fijan demasiado en vosotras. Van a lo suyo.

La varisia miró a Harsk. El enano tenía razón, pero no podían amedrentarse de esa manera o vivir con tales congojas, pues el fracaso estaba asegurado de tal guisa. La hechicera tatuada, suspiró y comenzó a revelar lo que ella sabía de religión, una disciplina que no era muy apreciada por ella.

- Según lo que he oído en mis viajes, el culto a Razmir se originó en los Reinos Fluviales y se expandió con rapidez hasta crear una teocracia...- comentó mientras extrajo su odre y dio un trago, luego la ofreció al resto de sus compañeros mientras proseguía - Allenstead, a pesar de estar muy cerca de la frontera con los Reinos Fluviales, siempre se resistió a la adoración que Razmir imponía... Con lo que no es de extrañar, que la situación que este poblado vive en la actualidad, podría ser el resultado de magia poderosa.- finalizó Seoni mientras atusaba su larga melena color marfil.