Partida Rol por web

Liber Iudex Abrahami

INTERLUDIO: ÍÑIGO Y LOURENÇO

Cargando editor
09/09/2014, 10:30
Lourenço

Era el momento de arreglar cuentas pendientes. Cuentas que llevaba arrastrando desde nuestra partida de Gerona. El ataque del último día sólo hizo que siguiese al grupo sin apenas opción a replica, pero no había jurado lealtad al noble, ni nada parecido.

Puede que a él no lo importase, cosa que me alegraría de sobremanera, pero algo me daba que no era el caso. Además, tras atender sus últimas heridas, me había dado cuenta de algo, y es que el caballero llevaba varios días en ayuno. Debía de saber por qué.

Así pues, cuando tuve la ocasión, aproveché para llamar a la puerta del santiaguista. Era hora de poner las cartas sobre la mesa.

—Don Íñigo —dije a modo de saludo—. Creo que tenemos una conversación pendiente. Es el momento de acabarla, y que me contéis de paso qué paso con esos lobos y cómo pudieron atacarnos.

Cargando editor
09/09/2014, 10:33
Don Íñigo de Lara

Pecado venial es lo que veía yo en los ojos de aqueste alquimista, pues tal vez en su soberbia hubiere olvidado el lugar en que Dios nos había colocado a cada uno. Algo propio de los sabios, quienes, en su estudio de la obra de Nuestro Señor, olvidan que aquesta nació de sus manos, como así fiziéronlo ellos, et creen saber casi tanto como él. Mas nada dije, sin embargo, del hecho de que me interrogare aqueste como a un vulgar criado, sólo accedí a fablar, tal et como habíase acordado. Que non era yo un ingrato, et los saberes de Lourenço otrora habíanme salvado et servido, aunque fuere el alquimista el único que non habíame jurado lealtad de cuantos acompañábanme.

- Habemos una conversación pendiente, sí. - respondile con sequedad - Pues claro es que algo deseades consultarme, et sospecho que trátase del libro que cobramos en Gerona, ¿es así?

Cargando editor
09/09/2014, 10:37
Lourenço

Ante la pregunta del noble, sólo puedo arquear una ceja y esbozar una leve sonrisa, para añadir—. En parte tenéis razón, pero, pese a lo que se oculte en ese libro, tengo cosas más importante que consultaros. El libro, de momento, esperará.

Dicho esto, paso a sus dependencias* y me siento donde me indica Íñigo. Una vez me he acomodado, suelto lo que llevo guardando en silencio desde hace mucho tiempo—. Como bien sabréis, Don Íñigo, no es ningún secreto para vos cuál es mi oficio.

—Creo que os he servido bien, y dudo que hayáis detectado un ápice de oscuridad en mí. Por eso, os digo, mi arte, pese a lo que muchos quieran pensar, no se basa en la maldad —digo mientras me inclino un poco en mi asiento—. Puede que tenga compañeros de oficio que se entregan a oscuros propósitos, pero estoy seguro que su alma arderá en el infierno por ello. Pero, como se dice en estas tierras, "en todos lados cuecen habas".

—Así, permitidme el atrevimiento si os pregunto, ¿por qué no os fiáis de mí? ¿acaso os he demostrado maldad alguna? Siempre que se ha solicitado mi ayuda, la he dado sin pedir nada a cambio. Por eso, no puedo evitar preguntarme... ¿Si vuestro caballo necesita herraduras, no visitáis al herrero, en lugar de forjar el metal y herrar vos mismo al animal?

Dicho esto, me recuesto algo en el asiento, para añadir—. Esto es parecido. No dudo de vuestras destrezas y virtudes, pero no quiero que cualquier cosa "inusual" que nos encontremos se pierda por una mala interpretación. No dudéis que ante cualquier cosa oscura que encontremos yo seré el primero en condenarla. Sólo pido confianza, en lugar de recelo.

—Con todo esto, os pregunto, ¿por qué el ayuno? No pude evitar verlo al curar vuestras heridas. No os conviene nada, tras lo acontecido con los lobos, pasar hambre.

Notas de juego

*Me tomo algunas licencias para agilizar las cosas

Cargando editor
09/09/2014, 10:43
Don Íñigo de Lara

Miré a Lourenço, quién non dudaba en expresar sus preocupaciones como si de igual a igual hablare. Mas me armé de paciencia, pues, a diferencia del otro alquimista, nunca habíame faltado al respeto en público.

- Lourenço, como bien decís, siempre habéis atendido mis peticiones con diligencia. Nunca he dudado que practicáis vuestro arte para bien et en consonancia con Dios, et vos aseguro que si hubiere sido de otro modo, agora estaríais a merced del Santo Oficio. - mirele - Habéis de saber también que hay quienes, a diferencia de mi, opinan que la alquimia en nada se diferencia de adorar al demonio, et que aceptando vuestra compañía me pongo a mi mesmo en riesgo de ganar a tales como enemigos.

Mirele con seriedad.

- De vos he recibido cuanto he solicitado, mas non puedo evitar albergar la sensación de que me acompañáis simplemente, mientras vuestros asuntos quedan para vos. Et con aquesto yo asumo riesgo, pues el mero hecho de que caminéis a mi lado fáceme responsable de vuestros actos.

Miré en derredor un momento, caminando despacio.

- Cuando nos encontramos en el camino a Gerona, non pedí a ninguno de los que vos unisteis a mi compañía nada. Mas cuando nuestros destinos quedaron unidos por el asunto de los judíos et del libro, solicité de todos et cada uno de los que me acompañan un juramento de lealtad, que todos, excepto vos, han pronunciado. Tal juramento supone que vuestros asuntos ya non son vuestros, sino agora también míos, et que faréis cuanto vos diga, et velaréis por mi cuando non pueda yo darvos tal orden. Et también supone que vuestra vida et protección me conciernen, así como vuestro destino. - volví la mirada hacia Lourenço de nuevo - Non deseo que nadie me jure lealtad si non tiene tal sentimiento en su haber, mas, entre tanto aquesto non suceda, vos seréis para mi tan sólo un vasallo del rey, et non mío, aunque me debáis obediencia por vuestra condición**. Huelga decir que un juramento non bastará para ganarvos mi confianza, aunque sin duda aqueste será el primer paso. Mas sodes libre de decidir en tal sentido.

Por último, añadí:

- Preguntáis por mi ayuno. Non vos debo explicación alguna, mas por satisfacer vuestra curiosidad vos diré que cuando uno desea pedirle algo a Dios, ha de entregar algo a cambio, et aqueste ayuno es el sacrificio que le entrego a Nuestro Señor a cambio de que ilumine mis pasos. Nada más necesitáis saber de todo aquesto***.

Notas de juego

* la inquisición aragonesa. 

** Me refiero a la posición social, por supuesto ;).

*** Por si satisface tu curiosidad, es para un ritual de Fe, que al final no pude realizar.

Cargando editor
09/09/2014, 11:07
Lourenço

—No veo como un juramento hará que me gane vuestra confianza. Creo que mis actos han hecho más a favor de esto que todas las palabras que pueda decir. Igual que un juramento solo es eso, palabras, que fácilmente se las lleva el viento —respondo al caballero, tras dejar claro que no se fia de mí.

No obstante, añado—. Si eso os hace descansar mejor, os juraré lealtad, pero eso no cambiará nada en lo que haga o diga. Porque, aunque no os haya jurado lealtad, os he servido tanto a vos como al resto del grupo, como un buen hombre haría. Y si no he hecho más, no ha sido porque no haya estado en mi mano, sino porque simplemente no se me ha pedido o porque no me se me ha dicho  qué ocurría.

—Pero, pese a todo esto, yo sí me fio de vos. Y es por eso por lo que estoy hablando, en lugar de haber salido corriendo tras todo lo ocurrido. Porque creo qué, pase lo que pase, podremos vencer lo que se nos ponga por medio —al decir esto, me levanto de mi asiento. Poco queda ya de esta conversación—. Pero, si desconfiamos, fracasaremos. Por eso os diré que la próxima vez, solicitéis mi ayuda. Para lo que sea. Puede incluso que no haya que molestar al Altísimo para algo que un simple hombre puede hacer.

Cargando editor
09/09/2014, 11:09
Don Íñigo de Lara

- La mía confianza non ganaréis sólo con palabras, a buen seguro. Mas un hombre que pone en duda el valor de dar la suya menos digno de confianza es aún que el que la da en vano.

Sentencié con aquesta frase, pues claro era ya que aqueste alquimista estaba perdido por la soberbia de quienes creen que el hombre puede escalar allí a donde Dios le ha prohibido subir.

- La vuestra compañía me ha sido de ayuda, mas claro resúltame que non comprendéis el valor de un juramento, et que sólo os seréis leal a vos mismo. Dado que aqueste asunto ha conducido nuestros pasos a Toledo en compaña, que hasta allí lleguemos juntos parésceme bien, mas cuando resuélvase este asunto convendrá que toméis vuestro camino, ya que non deseáis recorrer el mío.

Dicho lo cual, fízele gesto para que marchare, pues en nada me agradaba ya la compañía del impío que ponía en tela de juicio el valor de las promesas hechas ante Dios Nuestro Señor.